DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i1.10047

Índice de inclusión y ambiente inclusivo en una primaria pública de Puebla, México

 

Nayeli Esmeralda Jiménez Jiménez [1]

[email protected]

https://orcid.org/0009-0006-2334-5310

Investigadora independiente

México

Luis Ricardo Ramos Hernández

[email protected]

https://orcid.org/0000-0002-4410-0623

Benemérito Instituto Normal del Estado

Gral. Juan Crisóstomo Bonilla

México

 

RESUMEN

Este trabajo de investigación se enfoca en la evaluación del ambiente inclusivo en una institución de Nivel Primaria, situada en un área urbana con jornada vespertina en el municipio de Puebla. La propuesta consistió en evaluar dicho ambiente inclusivo mediante la aplicación de un instrumento basado en el Índice de Inclusión de Booth y Ainscow (2015) con docentes de una escuela primaria pública vespertina en Puebla. Este proceso ha proporcionado resultados orientadores para el diseño de estrategias específicas y la implementación de prácticas que fomenten la inclusión de todos los estudiantes, independientemente de sus capacidades o características individuales. Los principales desafíos a abordar incluyen la adopción de una metodología colaborativa durante las actividades, el respaldo social y emocional, el diálogo entre docentes y estudiantes, la reflexión frente a la diversidad por parte del personal docente, y la colaboración entre el cuerpo docente y las familias de los estudiantes. Se concluye que la inclusión no se limita únicamente a aspectos académicos, sino que también abarca el desarrollo personal y social, creando un ambiente donde cada estudiante se siente valorado y empoderado para alcanzar su máximo potencial.

 

Palabras clave:  ambiente inclusivo, educación inclusiva, educación especial

Index for Inclusion and Inclusive Environment in a Public Primary School in Puebla, Mexico

 

ABSTRACT

This research work focuses on assessing the inclusive environment in a Primary Level institution located in an urban area with an evening schedule in the municipality of Puebla. The proposal aimed to evaluate this inclusive environment by applying an instrument based on the Inclusion Index by Booth and Ainscow (2015) with teachers from an evening public primary school in Puebla. This process has provided guiding results for the design of specific strategies and the implementation of practices that foster the inclusion of all students, regardless of their abilities or individual characteristics. The main challenges to address include adopting a collaborative methodology during activities, providing social and emotional support, fostering dialogue between teachers and students, promoting reflection on diversity by teaching staff, and encouraging collaboration between the teaching staff and the families of the students. It is concluded that inclusion is not limited solely to academic aspects but also encompasses personal and social development, creating an environment where each student feels valued and empowered to reach their full potential.

 

Keywords: inclusive environment, inclusión, special education

 

 

Artículo recibido 28 diciembre 2023

Aceptado para publicación: 30 enero 2024

 


 

INTRODUCCIÓN

La presente investigación aborda la problemática de la inclusión en la escuela, desde la perspectiva de 9 docentes tanto de grupo como de Educación Especial, con el propósito de analizar las barreras para el aprendizaje y la participación persistentes, a pesar de los cambios implementados por el sistema educativo nacional para ofrecer una educación de calidad y un entorno propicio para el desarrollo de los alumnos, respetando la diversidad. Se subraya la importancia de potenciar las capacidades individuales para facilitar el acceso a la educación y proporcionar una escuela de calidad desde la diversidad escolar. El Índice para la Inclusión se presenta como una herramienta valiosa para identificar el estado de inclusión y las principales barreras para el aprendizaje y la participación en la escuela pública de Puebla. El enfoque incluye observaciones iniciales, examen del ambiente de integración, exploración de posibilidades de motivación y trabajo en habilidades sociales tanto en la institución como en el aula.

La investigación de tipo diagnóstica se centra en identificar áreas de oportunidad esenciales para la inclusión desde la perspectiva docente. Una institución de Nivel Primaria, ubicada en un área urbana y con jornada vespertina en el municipio de Puebla, mostró carencias en los servicios básicos, una falta de participación activa por parte de los padres y madres de familia en las actividades escolares, y se observó un ambiente general de desmotivación entre los alumnos hacia las clases.

La pregunta central de la investigación se enfoca en el ambiente inclusivo que favorece el aprendizaje y la participación de los alumnos. A través de un marco teórico y el análisis de los resultados obtenidos, el estudio busca establecer criterios sobre el índice de inclusión y el ambiente inclusivo para detectar barreras en el aprendizaje y la participación de todos los alumnos.

El Index for Inclusion de Booth y Ainscow (2000) se integra como referente en el sistema educativo nacional, siendo considerado una oportunidad para adoptarlo como instrumento diagnóstico en esta investigación y experiencia. El objetivo es evidenciar la inclusión en los contextos social, institucional y aúlico, evaluando la eficacia de su implementación. Los primeros contactos con la escuela de práctica han revelado cambios notables en la integración, motivación y respeto, tanto hacia uno mismo como hacia los demás, en diversos contextos. Se destaca la aplicación de estrategias como el juego para fortalecer el aprendizaje, la motivación y la participación, utilizando recursos adecuados y enriquecedores de la institución, docentes y alumnos.

La investigación de diagnóstico de inclusión se enfoca en evaluar la competencia de docentes y maestros de apoyo para identificar áreas de oportunidad esenciales en el camino hacia la inclusión desde la perspectiva docente para trascender la inercia de los docentes de rechazo al uso de estrategias diversificadas (Hernández, 2017). La transformación del ambiente busca permitir a los alumnos construir conocimientos, habilidades y actitudes adecuadas según su rango de edad y las necesidades educativas específicas de cada uno. Además, se destaca la importancia de brindar apoyo a los padres de familia para fomentar la inclusión desde el hogar.

En 2011, Echeita y Ainscow plantearon tres puntos clave en su definición de inclusión educativa. En primer lugar, destacaron el reconocimiento de la mejora y la innovación como elementos fundamentales. La segunda dimensión se centra en ampliar la presencia, participación y éxito académico de todos los alumnos. Este objetivo se conecta con el tercer punto, que busca eliminar las barreras de aprendizaje y participación que puedan surgir entre los estudiantes.

Latas (2002) sostiene que una de las necesidades más frecuentes en las escuelas es abordar la exclusión, destacando que la educación inclusiva se fundamenta en la participación de individuos pertenecientes a grupos marginados, lo que no puede considerarse una taréa fácil. La inclusión requiere un cambio sustantivo:

Un cambio que modifique las actividades profesionales diarias de los maestros y administradores; un cambio que desafíe las actitudes, creencias y comprensiones tradicionales con respecto a los estudiantes con discapacidades y otros estudiantes que no "encajan" en el aula típica. (McLeskey y Waldron, 2002)

La clave radica en lograr una participación activa y colaborativa, demostrando así la motivación tanto para el desarrollo personal como académico. En este sentido, se espera que este trabajo contribuya a señalar el potencial en el ambiente escolar, con miras a adaptarlo a las necesidades de todos los alumnos, motivando a los líderes educativos y generando un cambio hacia la inclusión en aspectos esenciales. Es decir, se trata de desarrollar una identidad que los impulse a trascender las limitaciones del entorno. (De la Cruz, 2022).


 

Nuestra hipótesis de trabajo plantea que existe una relación entre el criterio del personal educativo respecto al Índice de Inclusión y el ambiente inclusivo implementado en la institución. La afirmación de esta conexión nos posibilitará identificar las barreras que afectan el aprendizaje y la participación de los alumnos.

Un ambiente escolar inclusivo se define por su capacidad para fomentar la participación y equidad entre todos los estudiantes, independientemente de sus diferencias culturales, habilidades o antecedentes. Este entorno celebra la diversidad y se esfuerza por eliminar barreras, proporcionando adaptaciones y recursos para garantizar la plena participación de cada estudiante en las actividades académicas y extracurriculares. Se caracteriza por prácticas y políticas inclusivas, adaptaciones curriculares, un fuerte respaldo social y emocional, y la activa participación de la comunidad educativa.

En este espacio, el personal educativo recibe capacitación continua para implementar el paradigma inclusivo, y se promueve una cultura que desafía las actitudes tradicionales, fomentando la aceptación y comprensión entre los estudiantes. La inclusión no solo se limita a aspectos académicos, como los ajustes razonables (SEP, 2018), sino que también abarca el desarrollo personal y social, creando un ambiente donde cada estudiante se siente valorado y empoderado para alcanzar su máximo potencial.

El ambiente inclusivo (Pujolás, Lago y Naranjo, 2013) se refiere al entorno propicio para el aprendizaje cooperativo y colaborativo, utilizando metodologías diferentes a las habituales, con el objetivo de potenciar las habilidades de todos los alumnos. Esto permite que puedan integrarse positivamente en su comunidad, garantizando igualdad de oportunidades.

Cabe mencionar que, al igual que la importancia de la escuela, se puntualiza la relevancia de desarrollar una cultura inclusiva centrada en el conocimiento y el dominio curricular, así como los elementos del mismo para llevarlo a la práctica con estrategias metodológicas y de evaluación apropiadas (Urrutxi, 2013).

Hay una variedad de estrategias y elementos valiosos para favorecer un ambiente inclusivo. Entre estas prácticas se pueden incluir factores como el liderazgo democrático, el uso del diseño universal para el aprendizaje y otras estrategias específicas:

La flexibilización de los tiempos y los espacios, el trabajo globalizado y competencial, las tecnologías (aunque siguen existiendo desigualdades atendiendo al contexto socioeconómico y cultural de las escuelas), la música y el arte (Ribés, Borri, de Angeli, 2022).

Asimismo, es importante enfatizar la formación continua, el trabajo colaborativo tanto al interior como al exterior del plantel, la vinculación con los padres de familia y la preocupación del colectivo docente por apoyar los aprendizajes y la participación de todos sus estudiantes ( Márquez et al., 2021).

En este proceso de inclusión, es importante fomentar actitudes y prácticas que favorezcan el acceso y permanencia de todos los estudiantes en el aula. Según Enciso (2015) este proceso conlleva un impulso al  trabajo colaborativo entre directivos, docentes, estudiantes, padres y la comunidad educativa en general, creando un ambiente de confianza, valoración y respeto por la diferencia. También se sugiere considerar la importancia de la formación continua, para que los docentes estén a la altura de las expectativas de la educación inclusiva, de manera que se promueva una reflexión continua sobre las prácticas pedagógicas para plantear estrategias de solución adecuadas a cada situación.

Cuando los estudiantes se enfrentan a barreras, se les impide el acceso, la participación y el aprendizaje. (Alba Pastor, 2018). Estas barreras pueden manifestarse en diversas interacciones dentro del centro escolar, como en sus edificaciones e instalaciones físicas, la estructura organizativa, las culturas y políticas institucionales, así como en las relaciones entre estudiantes y adultos, e incluso en los enfoques educativos adoptados por el profesorado. Además, estas barreras no se limitan al entorno escolar, ya que también pueden encontrarse en el ámbito familiar, comunitario y, por supuesto, en las políticas y condiciones a nivel nacional e internacional (Booth y Ainscow, 2015).

METODOLOGÍA

Se utilizó una metodología cuantitativa, utilizando datos estadísticos para evaluar encuestas y cuestionarios aplicados a la población. Se emplea el Índice para la Inclusión de Booth y Ainscow como instrumento principal. La investigación es de tipo descriptivo y se utilizará el estudio de Survey para indagar sobre la opinión en los distintos contextos del centro educativo sobre la inclusión. El propósito es determinar la relación entre el índice de inclusión y al construcción de un ambiente inclusivo a partir de la opinión de los docentes en la institución. El alcance es descriptivo correlacional con un diseño no experimental de corte transversal. La confiabilidad de las respuestas se evaluó a través del Alpha de Cronbach (.73) en 35 items, es decir, válida.

La población objetivo está conformada por los docentes de aula regular de cada grado de primaria, sumando un total de 12, además de una docente de apoyo de Educación Especial adscrita a la escuela (USAER). El formulario basado en el Índice de Inclusión se compone de 35 preguntas de opción múltiple usando la escala de Likert, en la que 1 equivale a “en ningún caso” y 5 “en todos los casos”. Se obtuvieron 9 respuestas, siendo 6 de docentes de aula regular.

El instrumento examina, por ejemplo, la accesibilidad de la información en el centro escolar, la perspectiva del equipo educativo sobre la categorización de estudiantes con necesidades educativas especiales, y la promoción de una cultura que fomente la igualdad de derechos y la colaboración. Además, evalúa prácticas respetuosas en la comunicación, como el uso adecuado de nombres y la atención a un lenguaje libre de discriminación. También indaga sobre la existencia de espacios para discutir valores compartidos y la flexibilidad en el cumplimiento de normas institucionales ante situaciones individuales. Estos ítems proporcionan una visión integral de la inclusividad y la cultura en la institución educativa, considerando aspectos tanto prácticos como culturales.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

El cuestionario aborda diversos aspectos del ambiente educativo, revelando la existencia de limitaciones en la creación de espacios de diálogo sobre valores compartidos entre estudiantes, docentes y tutores de familia. Asimismo, se evidencia cierta flexibilidad en el cumplimiento de normas del centro para adaptarse a necesidades individuales. En el ámbito de ayuda mutua y comunicación, se destaca que la colaboración entre estudiantes varía, y la mayoría se siente cómoda acercándose a los docentes con inquietudes.

En cuanto a la sensibilidad y colaboración, se observa que la sensibilidad de los docentes hacia el estrés de los estudiantes fluctúa, y hay un interés variable en minimizar la categorización de estudiantes con necesidades educativas especiales. Sin embargo, se destaca una colaboración significativa en la construcción de una cultura inclusiva en el centro escolar.

En el aspecto de respeto y discriminación, se concluye que, en su mayoría, los estudiantes muestran respeto entre sí, pero la atención para evitar discriminación en la elección de palabras no es constante. Se observa también que, en algunos casos, se evita el uso de etiquetas despectivas hacia estudiantes con bajo rendimiento. Se presentan situaciones de discriminación por motivos de identidad, cultura, peso, sexo y orientación sexual.

En relación con la disciplina y la identificación de discriminación, se destaca que la disciplina se aborda mayormente de manera no represiva, con colaboración de diversos actores educativos. Se señala que, aunque hay casos de discriminación identificados, no son tan frecuentes y tienden a estar relacionados con factores culturales e identidad. En conjunto, estos aspectos reflejan la complejidad del ambiente educativo y la importancia de abordar la inclusión, el respeto y la colaboración de manera integral.

En la evaluación realizada, se destacan porcentajes significativos que reflejan las percepciones de los docentes en diversas áreas. Respecto a la prevención de la segregación, un 22.2% considera insuficientes las acciones, mientras que otro 22.2% opina que las pautas existentes son limitadas. En cuanto a la evaluación del aprendizaje, el 22.2% cree que no es adecuada para todos los alumnos, y otro 22.2% la percibe como poco eficaz. En el ámbito de la colaboración con las familias, un 44.4% indica la falta de diálogo, y el 33.3% señala la limitada disposición de los padres para colaborar.

En relación con la participación y comunicación en la escuela, un 55.6% destaca que en algunos casos se da un clima de confianza y diálogo. Sobre el acceso a la educación, el 44.4% indica que no se evitan comportamientos que vulneran el derecho a la educación. En el ámbito del apoyo a estudiantes con dificultades, el 22.2% resalta la poca participación de los docentes, y el 33.3% considera que en general se brindan apoyos a los alumnos con necesidades.

Estos porcentajes revelan áreas críticas que requieren atención, como la necesidad de fortalecer las acciones contra la segregación, mejorar la evaluación del aprendizaje, fomentar la colaboración con las familias y promover un diálogo más abierto en la escuela. Estos hallazgos pueden servir como base para implementar estrategias y políticas educativas que impulsen un entorno más inclusivo y participativo.


 

Ilustraciones, Tablas, Figuras

Figura 1. Motivos de discriminación


CONCLUSIONES

Los principales retos a enfrentar en la construcción de un ambiente escolar inclusivo son la adopción de una metodología colaborativa durante las actividades, el respaldo social y emocional, el diálogo entre docentes y estudiantes, la reflexión ante la diversidad por parte del personal docente, y la relación entre el cuerpo docente y las familias de los estudiantes, incluyendo posibles colaboraciones. La inclusión no solo se limita a aspectos académicos, sino que también abarca el desarrollo personal y social, creando un ambiente donde cada estudiante se siente valorado y empoderado para alcanzar su máximo potencial.

Se identifican limitaciones en la creación de espacios de diálogo sobre valores compartidos entre estudiantes, docentes y tutores de familia, destacando cierta flexibilidad en el cumplimiento de normas para adaptarse a necesidades individuales, lo que junto con la colaboración entre estudiantes y docentes favorece la construcción de un ambiente inclusivo.

En cuanto a la sensibilidad y colaboración de los docentes, se observa fluctuación en la sensibilidad hacia el estrés de los estudiantes y en el interés por minimizar la categorización de estudiantes con necesidades educativas especiales. Sin embargo, se destaca una colaboración significativa en la construcción de una cultura inclusiva en el centro escolar.

En el aspecto de respeto y discriminación, se concluye que, aunque en su mayoría los estudiantes muestran respeto entre sí, la atención para evitar discriminación en la elección de palabras no es constante. Se señalan situaciones de discriminación por motivos de identidad, cultura, peso, sexo y orientación sexual.

En relación con la disciplina y la identificación de discriminación, se destaca que la disciplina se aborda mayormente de manera no represiva, con colaboración de diversos actores educativos. Se identifican casos de discriminación, aunque no son tan frecuentes y suelen estar relacionados con factores culturales e identidad.

En conjunto, estos aspectos reflejan la complejidad del ambiente educativo, subrayando la importancia de abordar la inclusión, el respeto y la colaboración de manera integral. La evaluación destaca áreas críticas, como la prevención de la segregación, la mejora en la evaluación del aprendizaje y la promoción de un diálogo más abierto y colaborativo con las familias, que requieren atención para impulsar un entorno más inclusivo y participativo.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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[1] Autor principal.

Correspondencia: [email protected]