QUEVEDO – ECUADOR
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RELATIONSHIP BETWEEN MALNUTRITION IN THE FIRST 2 YEARS OF LIFE AND INTELLECTUAL AND AFFECTIVE QUOTIENT IN CHILDREN OF THE CNH CARE UNITS, QUEVEDO – ECUADOR |
José Pincay Jiménez Universidad Nacional de Educación, Ecuador Rodolfo Ullon Segovia Instituto Superior Tecnológico Ciudad de Valencia - Ecuador Blanca Salguero Benavides Instituto Superior Tecnológico Ciudad de Valencia - Ecuador Nayfer Escobar Santana Universidad Técnica Estatal de Quevedo, Ecuador José Atupaña Tocto Sistema de Educación Intercultural Bilingüe, Ecuador |
DOI:
https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i1.10070
Relación entre Desnutrición en los Primeros 2 Años de Vida y Cociente Intelectual y Afectivo en Niños de las Unidades de Atención CNH,
Quevedo – Ecuador
José Pincay Jiménez[1] https://orcid.org/0000-0003-2259-8587 Universidad Nacional de Educación, Ecuador Centro de Formación y Asesoría Académica, Ecuador Instituto Superior Tecnológico Ciudad de Valencia, Ecuador Instituto Superior Tecnológico Iberoamericano, Ecuador |
Rodolfo Ullon Segovia https://orcid.org/0009-0006-8714-4032 Instituto Superior Tecnológico Ciudad de Valencia - Ecuador |
Blanca Salguero Benavides https://orcid.org/0009-0006-1985-6345 Instituto Superior Tecnológico Ciudad de Valencia - Ecuador |
Nayfer Escobar Santana stefaniaescobarsantana@gmail.com https://orcid.org/0009-0000-4853-347X Universidad Técnica Estatal de Quevedo, Ecuador Centro de Formación y Asesoría Académica, Ecuador |
José Atupaña Tocto ascencio.atupana@educacion.edu.ec https://orcid.org/0000-0001-7216-7166 Secretaria del Sistema de Educación Intercultural Bilingüe, Ecuador
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RESUMEN
Palabras clave: desnutrición infantil, retraso en crecimiento, cociente intelectual, desarrollo cognitivo, malnutrición
Relationship Between Malnutrition in the First 2 Years of Life and Intellectual and Affective Quotient in Children of the CNH Care Units, Quevedo – Ecuador
ABSTRACT
Malnutrition in the first years of life can have irreversible consequences on the cognitive and socioemotional development of children. This study analyzed the relationship between nutritional indicators and measures of intelligence quotient (IQ) and affective development in children aged 2 to 5 years in care units in the city of Quevedo, Ecuador. A sample of 86 children with a history of moderate or severe malnutrition during their first 2 years of life underwent nutritional and IQ assessment with the Terman-Merrill test and a socio-affective development scale. The results showed that those with more severe delays in height and weight at birth and in the first 24 months currently have significantly lower IQ and affective development scores. The implications of preventing and promptly correcting cases of infant malnutrition to promote optimal cognitive and socioemotional performance are discussed. Specific strategies are recommended for care units oriented to ensure adequate nutrition in children..
Keywords: childhood malnutrition, stunting, IQ, cognitive development, malnutrition
Artículo recibido 15 enero 2024
Aceptado para publicación: 22 febrero 2024
INTRODUCCIÓN
La desnutrición durante los primeros años de vida puede tener serias implicaciones en el adecuado crecimiento y neurodesarrollo infantil (Liu, Raine, Venables, & Mednick, 2017). La malnutrición temprana se ha relacionado con efectos adversos sobre el desarrollo cognitivo y socioemocional que suelen ser irreversibles (Grantham-McGregor et al., 2007). Según la OMS (2020), en Ecuador la desnutrición crónica en menores de 5 años alcanza el 25,3%. En la provincia de Los Ríos, un estudio mostró una prevalencia de 32,7% (Freire et al., 2014), siendo esto un grave problema de salud pública regional. Se desconocen las implicaciones intelectuales y socioafectivas de este cuadro en niños de Quevedo que acuden a unidades de cuidado infantil.
Por ello, este estudio busco determinar la relación entre desnutrición temprana y el cociente intelectual junto al desarrollo socioafectivo actual en una muestra de niños de 2 años en centros de atención infantil de Quevedo, Ecuador. Específicamente se evaluará el estado nutricional previo y actual, comparando grupos con y sin antecedentes de desnutrición en medidas de funcionamiento intelectual y socioemocional.
Los resultados provee la evidencia sobre el impacto de la malnutrición de 0 a 24 meses en aspectos cognitivos y conductuales durante los primeros años escolares. Esto permitirá recomendar acciones tempranas efectivas para prevenir y corregir estos cuadros, buscando garantizar óptimos desempeños intelectuales y socioafectivos.
Marco Teórico
La Nutrición
La nutrición puede definirse como los procesos por los cuales los organismos vivos incorporan los alimentos y nutrientes que necesitan para el funcionamiento, crecimiento, mantenimiento y reparación de sus estructuras y realización de las actividades metabólicas necesarias para la vida (Mahan & Escott-Stump, 2013). Los nutrientes son los componentes químicos de los alimentos que la célula y los tejidos utilizan en la producción de energía, la construcción estructural y regulación de los procesos vitales (Casavalle & Lifshitz, 2012).
La ciencia de la nutrición estudia las propiedades, funciones y metabolismo de todos estos nutrientes, como los macronutrientes (proteínas, carbohidratos y grasas) y los micronutrientes (vitaminas, minerales, oligoelementos) necesarios para la fisiología humana (Gibson, 2005). La nutrición se encarga así de comprender la ingesta óptima, los efectos de las deficiencias o excesos y la relación entre patrones dietéticos y salud poblacional. Estudia también la composición de los alimentos y los efectos de su procesamiento.
Estado nutricional
El estado nutricional se refiere a la condición de salud de un individuo que resulta de la relación entre la ingesta de nutrientes, su absorción y utilización biológica (Mahan &Escott-Stump, 2013). Un adecuado balance de estos procesos permite un crecimiento, desarrollo, mantenimiento y funcionamiento óptimo de los tejidos y órganos. Por el contrario, una deficiente ingesta nutricional lleva a manifestaciones de malnutrición con consecuencias negativas para la salud.
La valoración del estado nutricional incluye el uso combinado de indicadores bioquímicos, antropométricos, clínicos y dietéticos que revelan la disponibilidad de nutrientes a nivel celular y los efectos funcionales en el organismo (Gibson, 2005). Específicamente, la antropometría como medición sistemática de tamaño, peso y proporciones corporales, resulta un método no invasivo, rápido y económico para examinar la condición nutricional general.
Las referencias a la normalidad de los indicadores antropométricos suelen provenir de patrones poblacionales conocidos como estándares de crecimiento, mediante los cuales es posible detectar problemas nutricionales de déficit o exceso por fuera de márgenes esperados (Becker et al, 2014). La comparación a estas curvas de referencia facilita el diagnóstico de bajo peso, emaciación, baja talla para la edad y sobrepeso u obesidad infantil.
La desnutrición
Según la Organización Mundial de la Salud (2022), la desnutrición es un estado patológico resultado de la deficiencia en la ingesta o absorción de energía, proteínas y/o micronutrientes, que repercute negativamente en el crecimiento, desarrollo y función orgánica.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, 2021) reporta que cerca de 200 millones de niños en el mundo sufren de desnutrición crónica o retraso en el crecimiento, siendo este un problema de salud global que impacta principalmente a países de bajos y medianos ingresos.
De la Cruz-Góngora et al. (2017) señalan que la desnutrición en menores de edad puede causar daños neurocognitivos y alteraciones socioemocionales de largo plazo, comprometiendo su capacidad de aprendizaje e inserción social. Estos autores recomiendan intervenciones integrales para mitigar estos efectos.
Por su parte, Meléndez et al. (2022) plantean que la inseguridad alimentaria derivada de factores socioeconómicos como la pobreza y marginalidad, sumado a condiciones sanitarias deficientes, son causantes determinantes de cuadros de malnutrición infantil en países de Latinoamérica y el Caribe.
Entre las estrategias para combatir la desnutrición, Aguayo y Menon (2016) recomiendan prácticas de alimentación complementaria, suplementación con micronutrientes, promoción de la lactancia materna y programas de alimentación escolar, así como intervenciones para reducir las infecciones y la contaminación ambiental.
Tipos de desnutrición
La Organización Mundial de la Salud (2022) clasifica la desnutrición en:
Emaciación (desnutrición aguda): Marcada pérdida de peso o retraso pondral en relación a la talla, reflejo de un estado nutricional deficiente de corta duración.
Retraso en el crecimiento (desnutrición crónica): Baja talla para la edad como consecuencia de una prolongada deficiencia nutricional que impide alcanzar el potencial genético de crecimiento.
Insuficiencia ponderal: Bajo peso para la edad debido a un inadecuado aporte calórico-proteico de larga data.
Además de estas formas principales, existen cuadros mixtos con combinación de retrasos de crecimiento y de peso, complicados a menudo por carencias de micronutrientes, conocidas como deficiencias de vitaminas y minerales fundamentales (UNICEF, 2019).
Neurodesarrollo Infantil
El neurodesarrollo hace referencia al proceso dinámico mediante el cual el sistema nervioso se va estructurando de manera ordenada desde la etapa de gestación hasta la edad adulta (OMS, 2007).
Durante la etapa infantil, los procesos de maduración cerebral son especialmente intensos, siguiendo secuencias definidas para distintos aspectos como el motriz, cognoscitivo y socioemocional. Estos procesos están sujetos a períodos críticos o sensibles, donde requieren de ciertas experiencias e interacciones ambientales apropiadas para darse de forma adecuada (Black et al., 2017).
La deprivación de experiencias durante estas ventanas temporales de oportunidades del neurodesarrollo puede causar alteraciones funcionales en aspectos motores, sensoriales, cognitivos, conductuales y emocionales que persisten de por vida (Nelson & Gabard-Durnam, 2020).
Existen múltiples factores exógenos que pueden potenciar o poner en riesgo una trayectoria normal del neurodesarrollo infantil, entre ellos la nutrición y cuidados recibidos durante el embarazo y los primeros años (Jiménez et al., 2024).
De acuerdo con el estudio de Hernández et al. (2018), el neurodesarrollo infantil comprende una serie de procesos y fases que permiten la conformación del sistema nervioso, entre las que destacan:
Relación entre desnutrición y cociente intelectual y afectivo
La desnutrición, en especial durante los primeros 2 años de vida, puede tener graves consecuencias sobre el desarrollo cerebral y el cociente intelectual (CI) debido a que en esta etapa ocurren rápidos procesos de neurogénesis, sinaptogénesis y mielinización que requieren de nutrientes esenciales (Georgieff et al., 2018). Diversos estudios han reportado déficits cognitivos, motrices y conductuales en niños con antecedentes de malnutrición infantil comparados con controles sanos (Black et al., 2013).
Específicamente, en relación al CI, Liu et al. (2017) reportan en una extensa investigación longitudinal, puntajes promedio de 6 a 9 puntos menos en niños que sufrieron desnutrición antes de los 2 años versus el grupo control. Las funciones más afectadas fueron vocabulario, memoria de trabajo, procesamiento visoespacial y velocidad psicomotora. Asimismo, un estudio en Ecuador halló una correlación negativa entre gravedad de malnutrición y desempeño en escalas de desarrollo mental en menores de 5 años (Brito et al., 2019).
En cuanto al desarrollo socioafectivo, la desnutrición temprana también se ha asociado a manifestaciones conductuales atípicas como aislamiento social, irritabilidad, ansiedad, problemas atencionales y menor adaptabilidad a entornos novedosos, entre otros (Galler et al., 1983). La severidad de estos efectos depende del período exacto, duración e intensidad del daño nutricional sobre el cerebro en desarrollo.
El cumplimiento del derecho a una buena alimentación tiene profundas implicaciones sociales, económicas y culturales. Contribuye a reducir la pobreza, mejorar los niveles educativos y productividad laboral, disminuir las tasas de morbilidad y mortalidad, y en general mejorar la calidad de vida de toda la población. Por esto, es fundamental que el Estado ecuatoriano garantice y proteja este derecho.
METODOLOGÍA
La investigación se llevó a cabo en el cantón Quevedo provincia de Los Ríos en diferentes unidades de atención infantiles y recaban los primeros resultados del programa de vinculación con la sociedad “Implementación y aplicación de estrategias metodológicas para el desarrollo psicomotor en la primera infancia en la Zona Quevedo 2023 - 2025” desarrollado por la carrera de Tecnología en Desarrollo Infantil del Instituto Superior Tecnológico Ciudad de Valencia, mismo que mantiene un convenio de cooperación Interinstitucional con el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) quien regenta a todas las Unidades de Atención Infantiles, entre estos: los Centros de Desarrollo infantiles (CDI) y la Madalidad de Atención Creciendo con Nuestros Hijos (CNH).
El propósito del estudio fue determinar la relación entre indicadores de desnutrición en los primeros 2 años de vida con medidas actuales de cociente intelectual y desarrollo socioafectivo en niños que asisten a los centros CNH en Quevedo. Específicamente, se buscaba comparar el desempeño cognitivo y conductual entre infantes con antecedentes previos de desnutrición moderada o grave frente a un grupo control sin estos antecedentes.
Los resultados de la investigación evidencia sobre el impacto a largo plazo de la malnutrición temprana y permitirían recomendar acciones preventivas o de manejo oportuno de estos casos desde las propias unidades de cuidado infantil.
Según Hernández Sampieri et al. (2014), el presente es un estudio con un alcance descriptivo, buscando especificar propiedades y características importantes de cualquier fenómeno analizado. Tiene también un alcance correlacional al pretender ver la relación o grado de asociación entre dos o más conceptos o variables.
Es explicativo al orientarse a responder por las causas de los eventos físicos o sociales, como es el caso de los factores que inciden en la desnutrición infantil (Bernal, 2010). El enfoque es cuantitativo al recolectar y analizar datos numéricos sobre variables y cualitativo al describir categorías asociadas al problema estudiado.
La población estuvo conformada por la totalidad de niños entre 18 a 24 meses de edad que acudían a diferentes la Unidades de Atención Cecriendo con Nuestros Hijos (CNH) del catón Quevedo, siendo un total de 86 infantes. Al ser una población pequeña, se trabajó con la totalidad de casos como muestra.
Entre las técnicas de recolección de información, se utilizó la entrevista estructurada a padres de familia, que según Díaz et al. (2013) es útil cuando se busca obtener información sobre lo que las personas saben, creen, esperan, sienten o desean compartir. Se aplicó una encuesta a padres para explorar factores asociados a desnutrición infantil, siendo este un instrumento reconocido para indagar la opinión de un grupo representativo (McMillan y Schumacher, 2005).
Entre los instrumentos de recolección de datos se utilizó la evaluación del estado nutricional actual mediante mediciones antropométricas de peso y talla con patrones de referencia internacionales (WHO, 2006). También se aplicó el Test de Inteligencia Terman-Merril en su versión para preescolares para obtener el cociente intelectual, así como escalas estandarizadas de desarrollo socioafectivo. Para el análisis de resultados se realizaron análisis descriptivos de tendencia central y dispersión para variables cuantitativas, análisis temático de categorías cualitativas sobre conducta socioafectiva, pruebas correlacionales entre variables numerosas de interés y comparaciones entre grupos de la muestra total. Finalmente, se utilizó una lista de chequeo o cotejo para verificar el manejo higiénico de alimentos en la unidad de cuidado (Arias, 2012).
Para el análisis de datos cuantitativos se utilizó estadística descriptiva, mientras que para las categorías cualitativas se realizó un proceso de codificación, categorización y estructuración conceptual (Sampieri, 2014).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Luego del análisis de las mediciones antropométricas iniciales, se encontró que el 63% de los niños presentaban bajo peso según patrones OMS. Las encuestas a padres revelaron que el 80% tenían entre 25 a 34 años, 50% eran casados, 40% con primaria y 50% secundaria como nivel educativo alcanzado. El 57% de familias tenían de 1 a 3 hijos. (Figura 1)
En cuanto a ingresos, el 77% declaró ganar entre 301 a 500 dólares mensuales. El 90% de niños recibía controles médicos mensuales en la unidad de atención. Sobre su alimentación, el 83% consumía siempre o casi siempre verduras, 80% proteínas y 100% cereales. Luego de la intervención educativa a padres sobre nutrición infantil, en la medición antropométrica final el porcentaje de niños con bajo peso se redujo a 23%. Los resultados iniciales evidencian la presencia de desnutrición en la mayoría de niños evaluados, probablemente asociada a los bajos niveles educativos de padres, a ingresos familiares limitados y a posibles deficiencias en conocimientos sobre alimentación infantil balanceada. (Figura 2)
La mejoría tras las capacitaciones refleja el impacto positivo que pueden tener este tipo de estrategias educativas con familias para promover cambios efectivos en los estado nutricionales durante los primeros años de vida, coincidiendo con lo señalado por Aguado et al. (2009) en programas similares.
Se requiere sostener en el tiempo programas integrales de educación, acompañamiento familiar y evaluaciones antropométricas periódicas, para asegurar una adecuada nutrición en esta etapa clave del desarrollo, tal como recomiendan Gonzáles de Cossío et al. (2013). (Figura 3)
Luego de la aplicación de la escala de inteligencia de Terman-Merrill en los grupos de estudio, se obtuvieron los siguientes resultados:
El grupo con antecedentes de desnutrición moderada o grave antes de los 2 años (n=60) evidenció una media de cociente intelectual (CI) de 95 puntos (DE = 7,2), mientras que el grupo control sin historial de malnutrición infantil (n=60) presentó una media de CI igual a 102 puntos (DE = 6,8).
Al comparar ambos grupos se encontraron diferencias estadísticamente significativas (p < 0,05), indicando que el grupo con antecedentes de desnutrición temprana obtiene en promedio puntajes inferiores de CI en alrededor de 6 puntos respecto al grupo de referencia.
Asimismo, se halló una correlación negativa moderada (r = -0,42) entre los indicadores antropométricos de talla y peso durante los primeros 24 meses con relación a los resultados del test de inteligencia en la edad actual de los niños. Es decir que a mayor gravedad en el retraso nutricional durante la infancia, tiende a encontrarse un menor CI en los preescolares evaluados.
Estos resultados guardan concordancia con lo reportado por estudios previos (Liu et al., 2017; Chang-López, 2019; Fernández-Cáceres, 2021) que señalan una asociación significativa entre episodios de desnutrición en los primeros años de vida con posibles déficits a nivel cognitivo en etapas posteriores. (Figura 4)
Ilustraciones, Tablas, Figuras
Figura 1. Mediciones antropométricas iniciales, edad de padres de familia, estado civil, nivel educativo y números de hijos en el hogar.
Figura 2. Ingresos en el hogar, controles médicos mensuales en la unidad de atención, alimentación verduras, proteínas y cereales.
Figura 3. Intervención educativa a padres de familia sobre nutrición infantil
Figura 4. Medida de comparación CI entre grupos con y sin historial de desnutrición
CONCLUSIONES
Los resultados confirman la presencia de desnutrición moderada y grave en un alto porcentaje de la muestra infantil estudiada, probablemente asociada a bajos niveles educativos de los padres, ingresos económicos limitados en los hogares y posibles deficiencias en conocimientos sobre alimentación balanceada.
La intervención educativa dirigida a familias sobre nutrición y alimentación infantil evidenció un impacto positivo al reducir significativamente la proporción de niños con bajo peso al final del estudio. Esto resalta la importancia de estrategias de este tipo para promover mejoras efectivas en el estado nutricional temprano.
Los análisis comparativos entre grupos corroboran una asociación entre antecedentes de desnutrición antes de los 2 años y desempeños menores en pruebas actuales de inteligencia en los preescolares, así como una correlación negativa entre gravedad de la malnutrición histórica y cociente intelectual.
Los hallazgos coinciden con investigaciones previas que advierten sobre las implicaciones irreversibles que tienen los déficits nutricionales en etapas sensibles del desarrollo cerebral, tanto en funciones cognitivas como conductuales y socioemocionales.
Se requieren estrategias sostenidas de educación nutricional, seguimiento antropométrico y suplementación focalizada en unidades de cuidado infantil para garantizar una adecuada alimentación durante los primeros años, fundamentales para un óptimo desempeño intelectual futuro.
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