DOI:  https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i1.10175

Decolonialidad del Conocimiento de la Salud Sexual y Reproductiva de los Adolescentes y Jóvenes

 

Ana Disney Martínez Ocampo[1]

[email protected]

https://orcid.org/0000-0001-5772-9765

Universidad del Magdalena

Universidad del Magdalena

Universidad Cooperativa de Colombia

Universidad del Magdalena

Colombia

 

Angela Verónica Romero Cárdenas

[email protected]

https://orcid.org/0000-0003-0551-8696

Universidad Cooperativa de Colombia

Universidad de Carabobo

Facultad de Ciencias de la Salud

Universidad del Magdalena

Colombia

RESUMEN

En el desarrollo de este escrito se aborda como argumento principal la educación para la salud respecto a la sexualidad y la reproducción, como parte esencial de la salud, física, mental y psicológica de los adolescentes y jóvenes, el efecto que produce los factores protectores o el resultado que generan las conductas de riesgo a las que inciden, las prácticas en las que cada uno opera y el modo cómo se concibe la salud y la enfermedad. Este trabajo trata de indagar dichos conocimientos desde la perspectiva de la prevención, la promoción y la comunicación para la salud enmarcados desde el contexto de la educación, la interculturalidad y el territorio.

 

Palabras clave: educación para la salud, embarazo precoz, ETS, medios televisivos, redes sociales

 


 

Decoloniality of Knowledge of Sexual and Reproductive Health of Adolescents and Young People

 

ABSTRACT

In the development of this writing, health education regarding sexuality and reproduction is addressed as the main argument, as an essential part of the physical, mental and psychological health of adolescents and young people, the effect produced by protective factors or the result generated by the risk behaviors they affect, the practices in which each one operates, and the way health and illness are conceived. This work tries to investigate this knowledge from the perspective of prevention, promotion and communication for health framed from the context of education, interculturality and territory.

 

Keywords: health education, early pregnancy, STDs, television media, social networks

 

 

 

 

Artículo recibido 25 enero 2024

Aceptado para publicación: 26 febrero 2024

 

 


 

INTRODUCCIÓN

La aproximación al concepto de sexualidad, según lo expuesto por la (OPS, 2000 citado por García en el 2015), la sexualidad es una dimensión del ser humano que tiene en cuenta aspectos como el sexo, género, orientación sexual, vínculo emocional, erotismo, amor y la reproducción, esta dimensión puede manifestarse a través de los pensamientos actitudes, comportamientos, valores y creencias, es fundamental entender todos sus componentes dado que para poder instruir en sexualidad se debe estar en un panorama libre de prejuicios, tabúes y mitos, de modo que se puedan superar las barreras del proceso comunicativo que el abordaje de esta temática requiere, garantizando una postura igualitaria para orientar de forma acertada a los adolescentes y jóvenes tanto a nivel escolar como universitario. 

Al reflexionar en este artículo sobre factores que inciden en la salud sexual y reproductiva de los adolescentes y jóvenes, amerita mencionar algunos aspectos en relación con las enfermedades transmisibles y los embarazos no planeados. Actualmente, se han identificado más de 25 tipos de enfermedades de transmisión sexual (ETS), entre las más comunes se encuentran el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) o el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), la gonorrea, la clamidia, el virus del papiloma humano (VPH), la sífilis, el herpes genital, la hepatitis B y C, entre otras, estas son causadas por microorganismos como bacterias, parásitos, hongos y virus que entran al cuerpo durante el contacto sexual con personas contagiadas, al tener sexo vaginal, anal sin protección, por ejemplo, sin usar el condón o preservativo o barreras bucales para el caso del sexo oral, también se pueden transmitir por fluidos corporales como semen, fluidos vaginales y la transfusión de sangre contaminada o el uso compartido de agujas, jeringas u otros instrumentos corto-punzantes.

Según cifras estadísticas emitidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2021) se estima que cada día, un millón de personas se contagian con una ETS y anualmente cerca de 374 millones de personas adquieren estas enfermedades que, si bien pueden tratarse y curarse algunas, también, pueden ser fatales para hombres y mujeres de todas las edades, credo y orientación sexual.


 

Gráfica 1. Tipos de ETS que más se presentaron a nivel mundial

Fuente: Enfermedades de Trasmisión sexual según la OMS, (2021).

Por ejemplo, en el caso de la enfermedad transmisible de VIH, la ONUSIDA, 2020 informa que cerca de 30,2 millones a 45,1 millones de personas padecen VIH, la cifra no se puede calcular exactamente debido al subregistro de personas que a la fecha no están diagnosticadas, siendo esta una problemática mundial de salud pública.

En Colombia, la Cuenta de alto costo (CAC, 2021) informa que de 82.856 casos reportados de VIH durante el 2017 paso a 123.490 durante el 2020, y para el 2023 el registro de casos fue de 166.496, reportándose 11.604 casos nuevos de infección por VIH, ocasionando una mortalidad de 1.281 fallecidos, comunica la (CAC, 2023).

A pesar de los datos estadísticos suministrados por los organismos de salud en Colombia existe un subregistro de casos por enfermedades trasmisibles, esto puede responder a que muchas personas al sentir síntomas iniciales no lo relacionan con este tipo de enfermedades y no buscan asistencia médica, por lo tanto, no son diagnosticados a tiempo, otra situación puede relacionarse con las barreras de acceso a los servicios de salud como las barreras organizaciones que tienen que ver con los horarios de atención, trámites de autorización, demoras para la prestación del servicio, o las barreras culturales a causa del desconocimiento de la lengua, la discriminación y la falta de comprensión de la interculturalidad por parte de los prestadores de la salud.

Otro aspecto que también se relaciona con la salud sexual de los jóvenes, se trata de los embarazos no planeados, según la OMS, (2021) aproximadamente 16 millones de niñas y adolescentes en el mundo dan a luz cada año. En América Latina y el Caribe, durante el 2019, el número estimado de embarazos precoces en adolescentes entre los 15 y 19 años fue de 2.115.000, donde el 55% de estos embarazos no deseados terminan en abortos y la mayoría de los casos en abortos inseguros, siendo esta una de las principales causas de muerte en mujeres jóvenes.

En Colombia, según el reporte del Departamento Administrativo Nacional de Estadística DANE realizado en compañía con la Organización Panamericana de la Salud durante el año 2020, puntualiza datos sobre el embarazo adolescente:

Cuadro 1. Embarazo adolescente durante el 2020

Embarazo precoz en Colombia, durante 2020.

Niñas entre 10 a 14 años

4.268

Adolescentes entre los 15 a 19 años

109.823

Total

114.091

Fuente: Nota estadística, DANE enero de 2022.

 

Distribución de los nacimientos en niñas y adolescentes según pertenencia étnica del nacido vivo (NV):

Cuadro 2. Pertenencia étnica de NV en Colombia 2020

Pertenencia étnica del niño al nacer

Grupo étnico

Niñas entre 10 a 14 años

Adolescentes (15 a 19 años)

Indígenas

8%

5,0%

Negros, mulatos, afrodescendientes o afrocolombianos.

7,1%

4,5%

Fuente: Nota estadística, DANE enero de 2022.

 

La distribución de los nacimientos en niñas y adolescentes en Colombia 2020, se presentó de la siguiente manera:


 

Cuadro  3. Embarazo precoz según pertenencia étnica

Embarazo precoz en Colombia 2020

Grupo de edades

Niñas entre 10 a 14 años

Adolescentes (15 a 19 años)

Reconocimiento étnico

Cantidad

Porcentaje

Cantidad

Porcentaje

Indígena

343

8.0%

5.482

5.0%

ROM/Gitana

0

0.0%

8

0.01%

Raizal del Archipiélago de San Andrés y Providencia

1

0.02%

42

0.04%

Negra, mulata, afrodescendiente o afrocolombiana.

303

7.1%

4.974

4.5%

Palenquera de San Basilio

0

0.0%

16

0.01%

Ninguna de las anteriores

3.621

84.8%

99.301

90.4%

Total

4.268

100%

109.823

100%

Fuente: DANE - Estadísticas Vitales (EEVV)

Cabe destacar sobre el embarazo no deseado en adolescentes y jóvenes, que en Colombia existe una robusta política nacional sobre sexualidad, derechos sexuales y reproductivos que incluye a este grupo etario, política que no está del todo ejecutada, porque las acciones, los recursos, programas y proyectos son insuficientes para cubrir este mandato nacional que beneficia a los niños, las niñas, los adolescentes y a los jóvenes Colombianos.

Luego de analizar estos dos aspectos que inciden directamente en la prevención de la enfermedad y la promoción de la salud, quiero dirigir mi disertación hacia la normalización que se ha venido dando al contagio de enfermedades de transmisión sexual (ETS) y que genera gran preocupación a nivel mundial, por ejemplo, en España, desde el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social (2018-2020), en rueda de prensa, la Doctora María Luisa Carcedo Roces expresa que existe un “repunte muy preocupante” de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) en los jóvenes, así como un "relajo" en la utilización de los métodos anticonceptivos por lo cual se promueven campañas para que los jóvenes usen el preservativo. Actualmente, existe evidencia estadística suficiente sobre la gran incidencia del contagio de enfermedades de origen sexual y de embarazo en adolescentes y jóvenes en el mundo.

Sobre el embarazo precoz (EP) los autores Rojas Betancur, M. Méndez Villamizar, R. Álvarez Nieto, C. (2016) manifiestan que existe una tendencia creciente en la normalización del embarazo en adolescente entre los jóvenes, la familia y la sociedad. Para los autores Gómez-Mercado, Carlos A y Montoya-Vélez, Liliana P (2014) existen factores sociales, demográficos, familiares y económicos que inciden para que se presente el embarazo adolescente, también encontramos los factores individuales que inciden directamente con la etapa vital por la que atraviesan los adolescentes y jóvenes como la falta de juicio, de conciencia y de valoración sobre el propio cuidado del cuerpo humano, los escasos o inadecuados conocimientos sobre la salud sexual y la realización de prácticas irresponsables sobre la sexualidad generando grandes tasas de morbilidad y mortalidad de hombres y mujeres en el mundo.

Sumado a lo anterior, encontramos la incidencia de los medios informativos televisivos que aplican una doble moral, por un lado envían el mensaje del autocuidado y la prevención, me refiero a las campañas masivas de información sobre el uso del preservativo para la prevención de las ETS y el embarazo precoz, y por otro lado; la masiva desinformación al emitir series con alto contenido sexual donde exhiben a jóvenes que exponen su cuerpo, aquellas con el imaginario de lograr ser protagonista y alcanzar prontamente la fama, como es el caso de novelas nacionales con formatos internacionales que incitan en los adolescentes el fomento del narcotráfico, participación en grupos delictivos, la prostitución, como salida de la pobreza, entre otros aspectos negativos para la sociedad que se está formando.

Desde las sociologías de las ausencias descrita por De Sousa, (2009) nos permite ver como la monocultura impuesta desde occidente no puede hacer frente a los problemas que se generan en torno a la sexualidad y la reproducción, problemática que ha sido generada en parte por ellos mismos tras décadas de absorber obligatoriamente contenido sexual inapropiado, que desvirtúan la sexualidad y no permite verla como es, una dimensión fundamental del ser humano. Esta información está disponible para todos los grupos etarios y es difundida a través de las redes sociales y los medios de comunicación.

Saturando a los usuarios de información con alto contenido sexual, por lo cual desde las sociologías de las ausencias, el llamado es cambiar la monocultura impuesta por la ecología de los saberes y así plantear otras posibles soluciones, la pregunta que surge en el momento es de qué manera podría hacerse; y la respuesta es investigando a fondo, investigando las causas, los factores, el comportamiento, las prácticas; aspectos que se relacionan con la problemática y la manera cómo influyen en los adolescentes para adoptar conductas de riesgo que los exponen al contagio de enfermedades como el VIH, la hepatitis B, la sífilis, la gonorrea, el virus del papiloma humano, el herpes genital, la infección por clamidia, entre otras, y además para las jóvenes exponerse a un embarazo no deseado (END).

Por tanto, lo adecuado sería naturalizar la sexualidad desde los entornos familiares, académicos, laborales y sociales, esto lo podemos hacer a través de la educación para la salud sexual y reproductiva. Cada experiencia contribuye a fundamentar un diálogo que de cierta manera propende a disminuir el desconocimiento, encontrar respuestas que nos permitan analizar el argumento por el cual se presenta en los adolescentes y jóvenes esta falta de reflexión, de conocimiento y de apreciación sobre el propio cuidado.

La incidencia de contenidos hegemónicos sobre la sexualidad insertadas en nuestro medio, han generado en las personas una ideación a veces desfigurada de lo que significa la sexualidad para el ser humano.  Según Quijano 1989, citado por Mignolo, W. (2010), han colonizado nuestro conocimiento, en este caso, el de la sexualidad, entonces, una de las tareas urgentes es decolonizar ese conocimiento (p.11). Para Quijano, la colonialidad del poder está atravesada por actividades y controles específicos sobre las acciones humanas del hacer, el pensar, el oír y el sentir, transformada por el pensamiento imperial, dominando la mente y los imaginarios de las personas (Mignolo, W. 2010, p. 12).

Asimismo, la facilidad de acceso a información con alto contenido sexual, o que circula en series televisivas, promueve ficciones en la mente de los jóvenes que los llevan a imitar lo que ven, la promiscuidad, el irrespeto por sus parejas visto en los medios desvaloriza las relaciones sexuales convirtiéndolas en moneda de cambio para muchos adolescentes y jóvenes que desconocen los riesgos que pueden cambiarle la vida en un instante.

Para hacerle frente a este eslabón es crucial el papel de la familia, recordemos que la familia es el primer lugar de socialización del niño y la niña, es el lugar donde cada miembro desde el cumplimiento de su rol puede orientar al menor sobre la información que recibe. De acuerdo a Bandura citado por Arriaga et al, (2006), debemos considerar que los niños y las niñas aprenden por imitación, el aprendizaje vicario y la observación, estos son los procesos de aprendizaje que adquieren los infantes de forma natural, a medida que van creciendo y se desarrollan con su entorno social,  adquieren enseñanzas a partir de lo observado, entonces, de acuerdo a la calidad  de la información a la que ha sido expuesto y el modo como se le ha orientado, esta trascenderá en las nuevas etapas de la vida.

De acuerdo con el Ministerio de Salud y Protección Social (MSPS, 2015) en la Encuesta Nacional de Demografía y salud (ENDS, 2015), para las personas entre 13 a 49 años las instituciones educativas, la familia y los servicios de salud son las primeras fuentes de información sobre temas referentes a la sexualidad seguidas de los medios de comunicación, las amistades y la comunidad según concluye la encuesta. Estos resultados nos abogan a buscar estrategias de trabajo que sean circulares entre los entes educativos, la familia, los servicios de salud y la comunidad.

Teniendo en cuenta lo anterior, se realiza un análisis sobre la investigación denominada “La adquisición de estereotipos sexuales a través de los medios de comunicación”, realizado por Aznar y Fernández en el 2004, explican cómo desde la niñez los medios de comunicación van moldeando los pensamientos y aprendizajes de las personas, durante la etapa infantil, es difícil para los niños y las niñas diferenciar la realidad de la fantasía, por lo que adquieren de forma literal todos los contenidos que observan en estos medios; el riesgo radica en la cantidad de horas que están expuestos a estos contenidos sin supervisión, según este estudio los niños y las niñas ven de 22 a 25 horas a la semana, mientras que los que están en una edad preescolar pueden ver hasta 54 horas semanales, la incapacidad de monitorear todo el contenido que muchas veces contiene estereotipos sexuales, pone en riesgo directamente a los infantes.

Durante el proceso de maduración los niños y las niñas van naturalizando lo que observan en la televisión, de este modo entienden lo que debe hacer una mujer o un hombre, más que la crianza que reciben en sus hogares; los medios tecnológicos han logrado reemplazar ese escenario formativo donde deberían recibir una orientación sexual integral, a través de la pantalla los menores encuentran mensajes ilimitados respecto a la sexualidad.

Del mismo modo aparece el internet, una red mundial que se ha encargado de unir a millones de personas a través de sus plataformas, si bien ofrece muchos servicios beneficiosos el mismo hecho de ser tan grande dificulta su control, dentro de las redes el contenido que se publica muchas veces lleva inmersos estereotipos sexuales que afectan a los niños y las niñas, adolescentes y jóvenes que son los que más consumen internet, de acuerdo a los autores Aznar y Fernández en el 2004 existen cuatro elementos fundamentales que convierten riesgoso el consumo constante del internet (la calidad de la información, el tiempo invertido,  afecta la interrelación personal y promueve contenido inapropiado), de igual forma la publicidad es un factor clave en este medio y su contenido puede ser inapropiado o llegar a población muy joven,  la calidad de la información es carente de valores y a partir de estigmas puede ir generando una mayores dificultades o déficit en el área sexual de los adolescentes y jóvenes.

El internet cada vez es considerado más indispensable en la población joven, de acuerdo a un estudio realizado en Chile, a través de la  Séptima Encuesta Nacional de la Juventud, el tiempo que invierten de forma diaria los adolescentes a través de internet representa casi la mitad de su día, las plataformas fundamentales que movilizan más usuarios son Facebook y Twitter con un 48% de la población, el riesgo de encontrar contenido sexual en estas redes es muy alto ya que manejan publicidad engañosa, infiltran páginas pornográficas, los jóvenes que navegan en las redes se han aficionado por nuevas  series y películas que se promueven alto contenido sexual, (Pinto M y González B, 2016) desde tempranas edades se hipersexualizan a los niños y las niñas y adolescentes adjudicándoles roles de adultos que no están en capacidad de afrontar e incluso la música con alto contenido explicito, distorsiona la concepción sexual que deben construir todas las personas en cada etapa de su desarrollo y maduración (Acevedo, 2014).

Considerando el déficit del sistema educativo en la formación sobre la salud sexual y reproductiva, se adiciona, dos detonantes, la violencia y los abusos sexuales que suceden en gran parte por la falta de una comunicación efectiva dentro del seno familiar. Recordemos que la familia es la unidad básica de socialización del individuo donde el niño y la niña aprende los conceptos y habilidades básicas de la vida, y la sexualidad como dimensión humana, es parte esencial del desarrollo de la personalidad y es necesario que, desde la familia, se brinde ese acompañamiento que requieren los menores de edad para aprender sobre su sexualidad responsable y sus derechos.

En la mayoría de los casos los jóvenes en su niñez no reciben una instrucción adecuada para identificarse sexualmente y protegerse, consideran normal o como juegos las prácticas sexuales que realizan los abusadores por el desconocimiento que nace desde sus propias familias. Si los padres tampoco se encuentran capacitados porque recibieron una educación igual o peor, el ciclo se repetirá, no habrá modo de que las mujeres se liberen de las cargas de la violencia sexual que muchas veces es realizada por sus parejas, no conocen los límites ni el autorespeto que requieren, mucho menos saben o exigen sus derechos.

La sociedad actual aún se escandaliza cuando se abordan temáticas sexuales, los padres no pueden hablarlo con sus hijos porque lo consideran negativo ya sea por creencias religiosas o normas sociales que se han mantenido por generaciones, solo los adultos tienen la posibilidad de hablar de la sexualidad, olvidando que en la adolescencia, que es su maduración, requieren de un acompañamiento y orientación de los padres, educadores y sus referentes, (Unicef, 2021) para actuar de manera responsable, mejorar la toma decisiones, aprender de sus errores, reconocer sus actos, responder con libertad y crecer en autonomía, para poder llegar a ser adultos saludables (Unicef, 2021).

La sexualidad tiene diversos componentes colonizadores de poder, que se ejecutan desde el poder sobre el ser y me refiero al dominio sobre el género y la sexualidad, por ejemplo, desde las diversas religiones (no en todas, ya que no se trata de generalizar) se ha ejercido el poder en razón a la concepción de la sexualidad y cómo debe ser establecida. La prohibición de prácticas asociadas al control de la natalidad por considerar pecaminoso si una mujer acoge un método anticonceptivo, catalogando como pecado las relaciones sexuales antes del matrimonio y cualquier práctica sexual que vaya en contra de sus creencias. Estas prohibiciones solo alimentan el desconocimiento y el temor por parte de los adolescentes a preguntar o contarles a sus padres acerca de lo que quieren informarse, en este caso, sobre el cuidado de su salud sexual y reproductiva.

Por otra parte, el sostenimiento de mitos, prejuicios y tabúes acerca del patrón de la salud sexual y reproductiva, que incide en el adolescente en la determinación de no implementar un método anticonceptivo, las causas o motivos por los cuales un adolescente no planifica a la hora de tener relaciones sexuales pueden atribuirse a diversos motivos. El desinterés por el uso de métodos anticonceptivos, aunque tenga algún conocimiento sobre ellos, subyacente a diversas causas, que van desde lo socioeconómico, lo sociocultural  hasta lo religioso, explicado anteriormente, como  lo es la falta de confianza con los padres para hablar sobre este tipo de asuntos, la influencia de pares negativos, la presión social y el detonante un sistema familiar disfuncional,  condiciones de pobreza, el nivel de escolaridad de los padres, el consumo de sustancias psicoactivas (SPA como alcohol, marihuana, éxtasis, entre otras), el inicio precoz en la experimentación de prácticas sexuales, las relaciones inestables, la promiscuidad, exponiéndolos incluso al abuso sexual.

Sumado a lo anterior, también tiene que ver con relaciones de pareja dominantes que en muchos casos se niegan a usar el condón o por causas más personales como miedo a que los padres se enteren de sus relaciones sexuales o sentir vergüenza al acudir a una farmacia a comprar anticonceptivos. Otro concepto colonizador y no menos importante, se trata de los patrones socialmente aceptados. De acuerdo con un artículo publicado por la Revista Científica de Pinar del Río de Cuba, los autores (Figueroa y Figueroa, 2017) sostienen que existen ciertos factores determinantes que influyen en la adquisición de estas prácticas riesgosas, estos son la familia, la educación, los programas televisivos, factores biológicos, desarrollo cognitivo, físico y emocional, las sustancias psicoactivas.

Respecto a los factores biológicos, estos son los más complicados para intervenir, por lo que la responsabilidad no puede ser otorgada a nadie; posteriormente encontramos el sistema familiar y educativo, estos dos escenarios son la base de todo ser humano, lo que aprende en su hogar y en la escuela es lo que usará durante su juventud y adultez, su formación en valores y conocimientos prácticos determinarán sus acciones. Los hogares hoy son inestables por violencia o ausencia de padres, la pobreza o cualquier otro fenómeno social que pone en riesgo el bienestar del joven, esto se complementa con la escuela donde se les dificulta ofrecer una educación de calidad. Un eslabón que se agrega a la cadena del problema son los medios comunicativos y publicitarios, estos hacen más difícil la labor educativa tanto de la familia como de la institución educativa.

El desarrollo integral de los niños, las niñas, los adolescentes y los jóvenes determinará parte de su futuro, si recibe una estimulación adecuada a nivel cognitivo, emocional y físico podrá mantenerse de forma sana en distintos contextos, por el contrario, si es víctima de abusos podrá distorsionarse la imagen sexual que posea de él y los demás.  Si a esto le sumamos el consumo de sustancias psicoactivas (SPA), los jóvenes bajo la influencia de estas sustancias y durante su maduración sexual son propensos a caer en prácticas sexuales riesgosas que no solo favorecen a un embarazo precoz sino el peligro a que sea contagiado de una enfermedad de transmisión sexual, padecimiento que conlleva a un proceso de recuperación y rehabilitación que demanda esfuerzos biológicos, emocionales y económicos.

METODOLOGÍA

La metodología utilizada durante el desarrollo de la investigación es de tipo cualitativa, se implementó la entrevista semiestructurada como técnica para la recolección de los datos, para su aplicación se elabora un guion de preguntas concernientes a las perspectivas interculturales sobre salud sexual y reproductiva de los estudiantes universitarios, la población a quien estuvo dirigida la entrevista fueron estudiantes de los programas de medicina, odontología, enfermería y psicología de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad del Magdalena; la muestra se tomó por el método de conveniencia, tras la toma de los datos se procede hacer la organización de la información, codificación, utilizando es software de Atlas Ti.  Posteriormente se procede a realizar el respectivo análisis e interpretación de los resultados, para luego emitir las conclusiones.

Reflexión

Si el llamado es hacia naturalizar la sexualidad, debemos entonces reconocer, develar y comprender los problemas entretejidos del colonialismo, del racismo, de las relaciones y prácticas del poder que se ha ejercido sobre la sexualidad (Walsh, (2013, p 46). En palabras de Fanon, la estrategia pedagógica y como apuesta decolonial, logra que la persona a través de su historicidad trabaje en sus procesos identitarios, por tanto, desde las pedagogías se puede desarrollar un pensamiento crítico y lógico para tomar decisiones asertivas en la vida, esto será de gran apoyo para los adolescentes que están en la etapa de búsqueda de respuestas a las preguntas que sobre sexualidad tienen.

La interrelación que tiene esta dimensión humana, con la educación es un pilar fundamental que se debe seguir desarrollando dentro del aula y fuera de ella, si se busca lograr una educación integral indica a profesores y orientadores educativos, en el artículo que realizo la periodista Cindy Bautista Vásquez del periódico el Espectador el 21 de febrero del 2021, donde los profesores entrevistados manifiestan que se sienten señalados y estigmatizados porque el tema de la sexualidad sigue siendo un tabú en las Escuelas, tanto para los profesores y aún más para los padres de familia, sumado con la problemática que ha generado la pandemia la cual ha retrasado los proyectos educativos que sobre sexualidad venían desarrollándose dentro del aula, debido a que durante la pandemia el esfuerzo de la educación en Colombia se centró en áreas básicas como matemáticas, ciencias, español, mientras que programas como ciudadanía, democracia, medioambiente y sexualidad pasaron a segundo plano, explica Javier Urrego, Director de Educación y Jóvenes en Profamilia.

Ahora bien, la familia que se educa sobre los cuidados de la salud sexual y reproductiva, está incentivando en sus miembros los factores protectores y de esta manera se disminuye la incidencia de los riesgos sobre los adolescentes, no porque estén exentos de que se presenten situaciones de peligro sino porque sus hijos o estudiantes cuentan con habilidades para comunicar e informar cualquier situación que pueda afectarlos.

CONCLUSIONES

Múltiples estudios avalan la educación para la salud, en este caso para la salud sexual y reproductiva, como un proceso de doble vía, primero seria la acción de aprender a desaprender, me refiero a soltar paradigmas, perjuicios, tabúes, mitos, en contra de la sexualidad, que promueven el desconocimiento y por ende favorecen la colonización del saber, poniendo en riesgo a los jóvenes que por vergüenza o escasa comunicación con sus padres no se atreven a preguntar asuntos comunes de la sexualidad, y en segundo lugar, sería la acción de reaprender, siendo este un proceso continuo que ayuda a las personas a comprender y mejorar sus prácticas de salud, centrándolas en información adecuada, desarrollo de habilidades sociales y cambios de comportamiento respecto al cuidado de su sexualidad y reproducción, por lo tanto, la educación para la salud sexual y reproductiva no es exclusiva de los entornos académicos, también debe implementarse en la familia, dentro de las instituciones y en la comunidad.

En lo que corresponde a la injerencia de los medios de comunicación, siendo que estos inciden de alguna manera en las actitudes y comportamientos sexuales de las personas, tanto de manera positiva como negativa, es necesario que los padres de familia, cuidadores y maestros, acompañen a sus hijos y estudiantes, estar atentos a los contenidos que están recibiendo diariamente nuestros niños y adolescentes, de modo que puedan anticiparse a los peligros y así tomar medidas preventivas antes de que estos puedan influir en el comportamiento de los menores, creando estereotipos o imaginarios que distorsionen la realidad, por último, por último, recordar que las familias no están solas existen organismos de protección (Policía Nacional, Fiscalía General de la Nación) y redes de apoyo (El portal www.teprotejo.org, Defensoría de Televidente) donde los padres y los hijos pueden acudir o denunciar estas situaciones.

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Martínez – Ocampo, A. D. y Romero – Cárdenas, A. V. (2024) Decoloniality of knowledge of sexual and reproductive health of adolescents and young people.



[1] Autor principal

Correspondencia: [email protected]