DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i1.10417

Optimizando el Proceso Enseñanza-Aprendizaje a Través de la Integración de Metodologías Activas

 

William Alfonso Zapata Lascano[1]

[email protected]

https://orcid.org/0009-0007-4978-3869

Universidad Metropolitana de Ciencia y Tecnología- UMECIT

Ecuador

 

RESUMEN

El presente documento es la apertura del análisis teórico-reflexivo del estado del arte de investigaciones y literatura vigente sobre las metodologías activas, el proceso enseñanza-aprendizaje, los docentes, la calidad del rendimiento académico y de aprendizajes de los educandos. Se establece los principales argumentos teóricos de una investigación en curso que tiene como propósito evaluar el impacto de la integración de metodologías activas en el proceso enseñanza-aprendizaje con el fin de determinar cómo estos enfoques pueden ser empleados de forma adecuada para fortalecer el aprendizaje de los estudiantes y mejorar el sistema educativo. Las metodologías activas son un conjunto de estrategias y recursos indispensables en la educación actual ya que permiten la participación activa de los alumnos mejorando en sí su aprendizaje. Sin embargo, su utilización apropiada enfrenta desafíos, uno de ellos es el caso de los docentes, quienes continúan utilizando enfoques tradicionales. La importancia de estas metodologías se centra en que   tiene efectos positivos en varios aspectos académicos, por ejemplo:  mejora el rendimiento escolar, el desarrollo de habilidades, la participación y motivación, la preparación para enfrentar la sociedad y el respeto hacia la equidad y la diversidad. Su implementación produce cambios en los roles de maestros y estudiantes, empoderando a estos últimos en su proceso de aprendizaje. Estas metodologías ofrecen un enfoque inclusivo y diverso, inculcando el respeto por las diferencias y la colaboración entre aprendices. El uso correcto de estas metodologías requiere capacitación y apoyo docente, así como la apertura y colaboración de la institución educativa.

 

Palabras clave: calidad educativa, estudiantes, metodologías activas, proceso enseñanza-aprendizaje, docentes

 


 

Enhancing the Teaching-Learning Process Through the Integration of Active Methodologies

 

ABSTRACT

This document is the opening of the theoretical-reflective analysis of the state of the art of current research and literature on active methodologies, the teaching-learning process, teachers, the quality of academic performance and student´s learning. The main empirical and theoretical arguments are stablished in an investigation that continues and whose purpose is to evaluate the impact of the integration of active methodologies in the teaching-learning process in order to determine how these approaches can be used appropriately to strengthen student learning and improve the education system. Active methodologies are a set of strategies and resources that are essential in current education since they allow the active student´s participation, thereby improving their learning. However, its appropriate use faces challenges, one of them is the case of teachers, who continue to use traditional approaches. The importance of these methodologies focuses on the fact that they have positive effects on various academic aspects, for example: they improve school performance, the development of skills, participation and motivation, preparation to face society and respect for equity and diversity.  Its implementation produces changes in the roles of teachers and students, empowering the latter in their learning process. These methodologies offer an inclusive and diverse approach, instilling respect for differences and collaboration between learners. The correct use of these methodologies requires training and teaching support, as well as the openness and collaboration of the educational institution.

 

Keywordsactive methodologies, educational quality, students, teaching and learning process, teachers

 

 

Artículo recibido 20 enero 2024

Aceptado para publicación: 25 febrero 2024

 

 

 

 

 

 


 

INTRODUCCIÓN

El desafío en los sistemas de educación es de gran envergadura en todas sus etapas, desde los primeros años de instrucción básica hasta la educación superior, esto implica cambios profundos que están suscitado en la actualidad y que demandan a todos los actores educativos y a la sociedad en general a estar abiertos a esta transformación pedagógica. No solo el Ecuador se enfrenta a esta tarea de reorientar los sistemas educativos, sino todos los países del mundo entero, pues, en todos ellos se ha evidenciado un cambio muy notorio en sus formas de enseñanza y la manara como los estudiantes adquieren el conocimiento.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, La Ciencia y La Cultura (UNESCO, 2014b) ha afirmado que los sistemas educativos de hoy en día no son completamente sostenibles en el contexto del desarrollo humano contemporáneo. Por lo cual, es fundamental establecer un marco de referencia para la educación, el mismo que reconozca su carácter de derecho humano y bien social, y que elimine por completo cualquier forma de marginación y discriminación.

Considerando estos aspectos elementales, los establecimientos educativos se encuentran ante la necesidad de replantear sus estrategias, permitiéndoles adaptarse a los nuevos desafíos y requerimientos de una educación más actualizada y distinguida. En este contexto, en constante cambio, es esencial que las instituciones se enfoquen en la mejora continua de sus procesos pedagógicos y en la implementación de metodologías activas e innovadoras que promuevan un aprendizaje más relevante y pertinente para los estudiantes.

Asimismo, estas metodologías deben priorizar la formación de habilidades y competencias que sirvan para enfrentar los desafíos de la sociedad moderna, como el pensamiento crítico, la resolución de problemas, la toma de decisiones, la colaboración, la autonomía, la confianza y la adaptabilidad. De esta forma, podrán brindar una educación de calidad que responda a las necesidades y demandas de los estudiantes y contribuya al desarrollo integral de la sociedad.

El presente artículo aborda, en primer lugar, la contextualización del problema relacionado con el limitado y deficiente uso de las metodologías activas en el proceso de enseñanza-aprendizaje. A continuación, se explora su importancia en la educación, enfatizando en los siguientes aspectos: su relevancia en el proceso educativo, su impacto positivo en la mejora de los resultados académicos, el desarrollo de habilidades socioemocionales, la promoción de la participación y motivación de los estudiantes, su relevancia para preparar a los estudiantes para enfrentar los desafíos de la sociedad actual y su papel en fomentar la equidad y valorar la diversidad. Por último, se presentan las conclusiones pertinentes sobre el tema abordado. 

El documento se enmarca en un análisis exhaustivo de diversas investigaciones, evidencias y literatura actual sobre el estado de la educación ecuatoriana, centrándose específicamente en el empleo de metodologías activas en el proceso enseñanza-aprendizaje. Estas metodologías juegan un papel crucial en la calidad de los aprendizajes de los estudiantes y en las prácticas docentes dentro de las diversas organizaciones educativas.

Contextualización del tema

Las metodologías activas ofrecen una nueva posibilidad de formación diferente a la metodología tradicional, se centra más en el aprendizaje del estudiante antes que en la enseñanza del docente.  Son enfoques centrados en  la participación activa del estudiantado y orientados al  desarrollo de competencias transversales. Existen varias métodos que pueden aplicarse en la educación, como: aprendizaje colaborativo,  aula invertida: gamificaciòn, aprendizaje basado en proyectos, espiral constructivista, entre otras.

Estas metodologías desempeñan un rol muy importante en los procesos pedagógicos de la actualidad, pues permiten fortalecer y mejorar tanto la instrucción de los maestros como el aprendizaje de los niños, niñas y adolescentes. En el estudio desarrollado por Silva y Maturana (2017), mencionan que las metodologías activas fomentan e incrementan la participación  de los estudiantes, permitiéndoles acceder al conocimiento de manera participativa y colaborativa, lo que permite evidenciar que los enfoques participativos son herramientas fundamentales en el ámbito académico.

El empleo de metodologías activas en los salones de clase establece la necesidad de incorporar una nueva definición en los roles, tanto para alumnos como para docentes. Gracias a estos nuevos enfoques pedagógicos, los estudiantes pueden adquirir mayor autonomía en su aprendizaje, lo que conlleva un alto grado de responsabilidad. Al mismo tiempo, esto desafía al docente a salir de su rol tradicional como única fuente de conocimiento. Esta realidad genera expectativas, tensiones y temores, lo que urge a una adaptación creativa de la institución escolar (García et al., 2021).

Las escuelas de Latinoamérica se enfrentan al desafío de adaptar su metodología pedagógica para estar a la vanguardia y preparar a las nuevas generaciones de jóvenes que han crecido rodeados de la tecnología. Ya no pueden conformarse con enfoques tradicionales que no se alinean con la sociedad actual. Es así que, el cambio hacia las metodologías activas se vuelve trascendental, permitiendo fomentar un aprendizaje significativo y relevante. Sin embargo, esta transición no es fácil pues requiere una transformación profunda en la forma de enseñar y aprender.

La UNESCO  (2014a) ha señalado que hay un acuerdo general sobre la necesidad de transformar los modelos educativos tradicionales hacia enfoques más participativos, que se centren en el desarrollo de competencias para la vida, la resolución de problemas, el pensamiento crítico y el procesamiento de la información. Es aquí donde intervienen las metodologías activas ya que por medio de éstas los estudiantes pueden adaptarse adecuadamente a las demandas de la sociedad contemporánea. Las metodologías activas cuentan con un potencial direccionado a fortalecer y adaptar los procesos de instrucción y la formación de los ciudadanos.

Diversas investigaciones han explorado la implementación de estrategias innovadoras en el proceso educativo en el contexto  ecuatoriano.  Estos estudios se centran en examinar  la integración  de las metodologías activas en el proceso enseñanza -aprendizaje de las diferentes asignaturas que conforman el plan de estudios.  Sin embargo, El proceso de enseñanza ha sido influenciado por enfoques tradicionales que se basan en la memorización, la mecánica y el uso limitado de materiales didácticos. Esto podría ser debido a la limitada promoción de un aprendizaje activo en los alumnos.

Díaz (2010) manifiesta que en la provincia de Tungurahua y sus cantones, se ha evidenciado la falta de entusiasmo en la implementación de metodologías activas en las instituciones educativas. Tanto los estudiantes como los docentes no suelen organizar talleres o grupos de estudio que fomenten el desarrollo intelectual y cognitivo a través de la aplicación de técnicas activas con el objetivo de mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje.

En la zona rural del cantón Ambato, perteneciente a la provincia de Tungurahua, existen varias instituciones educativas de carácter fiscal que ofertan el servicio de educación inicial,  básica elemental, básica media, básica superior y bachillerato. Aunque desde mucho tiempo atrás el Ministerio de Educación ha venido ofertando capacitaciones limitadas  a los docentes en lo que concierne al empleo de metodologías activas en sus clases, son muy pocos maestros quienes lo implementan en su quehacer pedagógico.

Entre las principales razones por las cuales no se está usando las metodologías activas o su empleo es inadecuado se encuentra: la falta de claridad en cuanto a cómo integrar adecuadamente estas metodologías en la planificación y el diseño de las clases, así como la necesidad de adaptarlas a las características y necesidades de los estudiantes, sumado a que en la actualidad existen docentes con una larga trayectoria en la profesión que continúan empleando enfoques pedagógicos tradicionales sin incorporar las prácticas educativas contemporáneas.

Además, se han identificado obstáculos en la capacitación y formación de los docentes para utilizar las metodologías activas de manera efectiva. Los docentes tienen dificultades al momento de cambiar su enfoque pedagógico, adaptarse a nuevos roles y gestionar el tiempo y los recursos de manera adecuada. Finalmente, existen maestros que se oponen al cambio y otros que no cuentan con el apoyo institucional, lo que obstaculiza la adopción e integración  de metodologías activas a la práctica docente. Algunos de ellos pueden sentirse inseguros al alejarse de las prácticas pedagógicas tradicionales, mientras que otros pueden enfrentar limitaciones en términos de infraestructura y acceso a recursos tecnológicos.

Por consiguiente, es importante investigar y abordar los desafíos y los problemas que impiden una implementación efectiva de las metodologías activas en los salones de clase. Es trascendental comprender cómo se pueden diseñar e implementar estas metodologías de manera coherente y en línea con los objetivos educativos, así como identificar estrategias de apoyo y capacitación docente que permitan superar las dificultades y maximizar los beneficios de las metodologías activas en el proceso enseñanza-aprendizaje.

La adecuada integración de las metodologías activas en las escuelas y aulas puede generar una transformación en la pedagogía y centrarse en los estudiantes, quienes deben desempeñar un rol protagónico en el proceso de formación. En este sentido, las habilidades y competencias de los docentes juegan un papel crucial para integrar estos enfoques en su labor profesional, asegurando así la equidad y la calidad del aprendizaje (Asunción, 2019).


 

Importancia de la temática

Relevancia educativa

Para Alonso et al.  (2022) las metodologías de aprendizaje activo incrementan el porcentaje de éxito de los alumnos en más del 5%. Asimismo, se ha evidenciado que el empleo de los enfoques participativos en la educación fomenta la autonomía en los procesos cognitivos de los estudiantes. Según Jorge-Bañón (2022) las metodologías activas también tienen el potencial de abordar los problemas ambientales y promover la sostenibilidad.

La aplicación de metodologías activas en el proceso enseñanza-aprendizaje juega un rol fundamental en el sistema educativo actual. A medida que el mundo avanza rápidamente, la educación enfrenta desafíos para adaptarse a las demandas cambiantes de la sociedad y preparar a los estudiantes para un futuro incierto. Es así que la innovación en la práctica educativa, mediante el empleo de estas metodologías, se convierte en una necesidad crucial.

Los métodos de enseñanza tradicionales basados en la transmisión pasiva de información no son suficientes para promover habilidades críticas como el pensamiento creativo, la resolución de problemas, la preparación para un mundo digital y globalizado, la toma de decisiones y la colaboración. Las metodologías dinámicas posibilitan que los estudiantes se involucren de manera activa en el proceso de aprendizaje, fomentando la participación, la interacción y la construcción de conocimientos.

Además, las metodologías activas se ajustan a las necesidades y características de los estudiantes de hoy en día. La generación presente ha crecido inmersa en la tecnología y está acostumbrada a una variedad de estímulos y métodos de aprendizaje interactivos (Silva y Maturana, 2017). Al incorporar estas metodologías, se crea un ambiente educativo más pertinente y agradable para los estudiantes, lo cual incrementa su motivación y compromiso con el proceso de aprendizaje.

Mejora de resultados académicos

La implementación de enfoques activos en el proceso enseñanza-aprendizaje destaca por su capacidad para mejorar los resultados académicos. Estos enfoques que inculcan la participación dinámica de los estudiantes, han demostrado tener gran influencia en su atención selectiva, sus calificaciones, su responsabilidad y puntualidad.

Según un estudio llevado a cabo por Muntaner Guasp et al. (2020), se descubrió que los estudiantes que participaban en clases con enfoques activos superaban a aquellos que seguían un método tradicional de enseñanza en términos de resultados en exámenes y pruebas estandarizadas. Los investigadores llegaron a la conclusión de que el aprendizaje activo tiene la capacidad de mejorar el rendimiento académico al fortalecer la retención del conocimiento y la comprensión del contenido.

Asimismo, en una investigación   desarrollada  por Mingorance et al. (2017), se examinaron algunos estudios que comparaban el aprendizaje activo con el aprendizaje pasivo en el campo educativo. Los resultados indicaron que el aprendizaje activo condujo a un rendimiento superior en comparación con los métodos tradicionales de enseñanza.

La integración de métodos activos en el aula ha demostrado su capacidad para mejorar el rendimiento académico de los estudiantes en diferentes asignaturas y niveles educativos. La participación activa y las estrategias pedagógicas centradas en los educandos facilitan la adquisición de nuevos conocimientos, lo cual se refleja en mejores resultados, no solo en los exámenes o pruebas, sino en cualquier actividad que se lleve a cabo.

Desarrollo de habilidades socioemocionales

Diferentes investigaciones han resaltado la importancia de utilizar métodos activos para fomentar las habilidades socioemocionales en los educandos. De acuerdo con el estudio realizado por Etaio  et al. (2018), la participación activa en el proceso pedagógico se encuentra estrechamente  relacionada con el desarrollo de habilidades como la empatía, la autonomía,  la autorregulación emocional y la  resolución de conflictos en los alumno de todas las edades.

Según Muntaner Guasp et al. (2020), los empleos de metodologías dinámicas en los salones de clases contribuyen, de manera positiva, a la formación de habilidades transversales en los estudiantes. Estas metodologías incrementan la colaboración entre ellos, lo que les permite mejorar sus capacidades para trabajar en equipo, facilitándoles la comunicación y la integración.

La aplicación de enfoques  participativos, como  la gamificación , ha demostrado tener un impacto notable en la formación del estudiantado. Según un estudio llevado a cabo por Romo et al. (2018), dentro del sistema educativo actual, se hace hincapié en la importancia de trabajar en el desarrollo de las habilidades socioemocionales. Una forma efectiva de lograrlo es a través del uso de aulas gamificadas, las cuales se basan en influir en el comportamiento, aumentar la motivación y fomentar la formación integral de los aprendices.

Sin embargo, es fundamental tener en mente las condiciones esenciales para asegurar la educación y el aprendizaje en clases numerosas bajo el empleo de enfoques activos, como la clase invertida; dichos enfoques   están vinculados con el nivel de gobierno, la política de enseñanza y aprendizaje, los docentes, los estudiantes y las instalaciones e infraestructura necesarias (Vu Thi Mai, 2022).

La implementación de metodologías activas en la educación y el desarrollo de habilidades socioemocionales van de la mano para promover un aprendizaje efectivo y el bienestar  de los educandos. Al implementar estas prácticas, se crea un entorno de aprendizaje enriquecedor que fomenta el crecimiento personal y académico de los alumnos.

Participación y motivación de los estudiantes

El empleo de metodologías activas en la práctica educativa tiene un impacto muy positivo en la participación y motivación del estudiantado.  Acorde a un estudio llevado a cabo por Hernández et al. (2016), la integración de enfoques activos, como el aprendizaje basado en proyectos (ABP), gamificación, entre otras, incrementa la motivación para instruirse. Los alumnos se sienten más comprometidos con el material de estudio cuando se les brinda la oportunidad de aplicar sus conocimientos en contextos prácticos, lo que a su vez impulsa su interés y entusiasmo por aprender.

En el estudio desarrollado por León-Ávila et al. (2020), se halló que las metodologías activas, como el aprendizaje colaborativo y el juego de roles, presentan buenos resultados en la participación de los estudiantes en la clase y en su motivación para conseguir  los objetivos de aprendizaje. Los discentes que formaron parte de actividades colaborativas y prácticas expresaron un mayor sentido de responsabilidad y compromiso con el proceso educativo. Además, la introducción   de la gamificación ha demostrado incrementar la motivación interna de los alumnos al proporcionarles un sentido de logro y recompensas en el proceso de aprendizaje (Morales Artero, 2013).

En la investigación elaborada por Varela Glaria (2022), se descubrió que los estudiantes que intervinieron regularmente en actividades de aprendizaje activo, como debates, conferencias, exposiciones, foros y discusiones, mostraron un mejor desempeño en las evaluaciones y lograron una mayor retención de información  en comparación con aquellos que recibieron enseñanza tradicional. Estos resultados recalcan la importancia de usar técnicas prácticas  para promover un ambiente de aprendizaje estimulante y participativo que fomente la motivación de los estudiantes y mejore su rendimiento escolar.

Estas metodologías destacan la importancia de establecer un entorno de aprendizaje motivador y atractivo para mejorar la participación y motivación del estudiantado. Al introducir  estos enfoques en las prácticas docentes, ellos  pueden promover el aprendizaje activo y mejorar los resultados de los estudiantes.

Preparación para la sociedad actual

Asunción (2019) manifiesta que, actualmente,  es indispensable que los maestros empleen metodologías activas en los salones de clases como una manera de fomentar la participación de los alumnos para que tome su responsabilidad de pensar, soñar y de crear las condiciones aptas para desempeñar un papel protagónico dentro de la sociedad, sea activo en la búsqueda de soluciones, piense, valore y se relacione con su entorno y su identidad como ciudadano desarrollando destrezas que le garanticen una mejor calidad de vida.

Para Taipe (2020) la aplicación de estrategias activas en el salón de clases involucra procesos interactivos entre el maestro y los estudiantes, o entre estudiantes. Para dicho proceso es necesario enfatizar en la comunicación, el compromiso, el respeto y la responsabilidad debido a que son aspectos fundamentales para poder convivir en armonía con los demás.

Por otra parte, los empleos de estas metodologías otorgan una visión moderna e innovadora para la práctica educativa promoviendo la participación de los alumnos, el desarrollo de la habilidad de pensar reflexiva y críticamente, la cooperación y la adquisición de aprendizajes útiles para enfrentar la vida real. Al hacer uso de estas estrategias activas de enseñanza, los docentes pueden formar de mejor manera a sus alumnos para que así puedan enfrentar a las demandas y desafíos de la sociedad que se encuentra en constante evolución.

Con el propósito de formar a los jóvenes para la sociedad, es elemental inculcar habilidades que respondan a las demandas del mundo laboral actual y futuro. La Asociación para las Habilidades del Siglo XXI ha establecido la manera más adecuada para promover habilidades, aptitudes y comportamientos orientadas al éxito. Dicha asociación resalta la necesidad de formar  competencias mediante  la forja del carácter, el metaaprendizaje y la vinculación de enfoques de enseñanza de aprendizaje activo  (González-Pérez y Ramírez-Montoya, 2022)

En resumen, el empleo de estas metodologías puede ser muy eficiente al momento de preparar a los estudiantes para la sociedad actual a través del desarrollo de destrezas que estén orientadas a responder al mundo laborar. A la vez, puede lograr que el proceso educativo sea más dinámico, llamativo, interesante, agradable y alegre.

Equidad y diversidad

En la investigación realizada por Alcalá del Olmo Fernández et al.  (2020), se menciona que las metodologías activas en el aula ofrecen un enfoque inclusivo que fomenta la equidad y la diversidad en el proceso educativo. Al permitir una mayor participación de los estudiantes y facilitar la colaboración entre ellos, estas metodologías promueven un ambiente de respeto y aprecio por las diferentes perspectivas y experiencias. Además, se ha observado que el uso de actividades prácticas en el aula permite abordar temas relacionados con la diversidad cultural, étnica y de género, promoviendo el diálogo y la comprensión entre los educandos de distintos orígenes.

El empleo de estrategias interactivas  en el escenario educativo presenta la posibilidad de enriquecer el proceso de aprendizaje al impulsar la interacción y colaboración entre alumnos de distintos orígenes y perspectivas. Según   Jerez Yáñez y Silva (2017), al trabajar juntos en proyectos y actividades prácticas, los discentes tienen la oportunidad de conocer y apreciar la diversidad presente en el salón de clase, lo que promueve un mayor, afecto, empatía y comprensión hacia sus compañeros. Este enfoque inclusivo y diverso en el aula no solo beneficia a los estudiantes, sino que también contribuye a crear una comunidad educativa más cohesionada y respetuosa de las diferencias.

Estas metodologías tienen como objetivo fomentar la inclusión de todos los estudiantes dentro de la comunidad educativa, especialmente de quienes se encuentran en situación de riesgo de exclusión, como migrantes, alumnos de diferentes culturas o etnias, aquellos con orientaciones sexuales o identidades de género no normadas, aquellos con discapacidad y educandos con necesidades educativas especiales.  Todos ellos tienen los mismos derechos y oportunidades, deben ser tratados de la misma manera; por ello es necesario que se inculque el respeto hacia la diversidad, proponiendo el trabajo participativo y colaborativo que les permitirá afrontar la vida real en un futuro no muy lejano.

Finalmente, la integración de estos métodos activos por parte de los docentes puede contribuir a establecer un ambiente de aprendizaje más inclusivo y equitativo que celebre la diversidad y fomente el éxito de todos los alumnos.

Aporte desde el análisis

Los aportes provenientes del análisis de las metodologías activas en el proceso de enseñanza-aprendizaje son muy relevantes y han sido evidenciados en varios estudios de investigación. Estas metodologías ofrecen un enfoque pedagógico innovador y dinámico que va mucho más allá de la simple transmisión de conocimientos. Al permitir una mayor participación de los estudiantes y promover la interacción entre ellos, los enfoques  activos fomentan un aprendizaje más eficaz y duradero. De acuerdo con el estudio realizado por Varela Glaria, G. (2022), se encontró que los alumnos que participaron en actividades de aprendizaje activo mostraron una mayor retención de la información y una comprensión más profunda de los temas tratados en comparación con aquellos que recibieron enseñanza tradicional.

Además, los discentes expusieron un mayor progreso de su habilidad de “aprender a aprender”, sumado a una ampliación en los niveles de autoaprendizaje y motivación, un cambio positivo en el clima del salón de clases, una mayor participación por parte de los estudiantes y un mayor compromiso como miembros activos de la comunidad educativa.

Por otra parte, estas metodologías estimulan el pensamiento crítico-reflexivo, la toma acertada de decisiones y la resolución de problemas de distinta índole, habilidades fundamentales para hacer frente a los desafíos de la sociedad actual. Los aprendices que participan en actividades discursivas, resuelven casos y llevan a cabo proyectos prácticos, tal como se menciona en los estudios de Murillo (2021) y García (2017), adquieren la habilidad de analizar situaciones desde múltiples puntos de vista y proponer soluciones creativas e innovadoras. Esta preparación para el pensamiento crítico resulta fundamental para afrontar los desafíos complejos y diversos que surgen en la vida diaria.

Asimismo, las metodologías activas refuerzan la independencia y la responsabilidad en el proceso de aprendizaje de los alumnos. Al ser ellos mismos los principales actores en su educación, adquieren una mayor confianza en sus habilidades y se convierten en protagonistas de su propio crecimiento académico y personal. Según Folgueiras et al. (2013) y Marán-Batista (2020) aquellos estudiantes que participan en actividades activas demuestran una mayor motivación y compromiso con su aprendizaje, lo que se traduce en un rendimiento académico superior y una mayor satisfacción con su experiencia educativa.

CONCLUSIONES

Las reflexiones teóricas y empíricas presentadas en este trabajo contienen elementos importantes dentro del campo educativo. Sin embargo, el presente análisis se centró en temas y contenidos  que se explorarán más a fondo en esta investigación, lo cual permitirá  obtener nueva información orientada a optimizar los procesos de instrucción pedagógico, tanto a nivel provincial como nacional. Este estudio fue muy fructífero para recopilar información y allanar el camino del investigador durante esta etapa de revisión teórica.

Por otra parte, se encontró aspectos en los cuales el desarrollo de los procesos de enseñanza y aprendizaje, referentes al sistema educativo ecuatoriano, ha tenido ciertas dificultades a lo largo de los últimos años. El deficiente y limitado empleo de metodologías activas es un problema que aún persiste en las aulas de clase.  Estudios realizados a partir del año 2010 hasta la actualidad, indican que los docentes continúan usando métodos pedagógicos tradicionales, los cuales ya no están adaptados a las necesidades actuales de la sociedad, lo que repercute directamente en el aprendizaje y motivación de los estudiantes.

Las metodologías activas se presentan como una herramienta fundamental debido a que tienen una relevancia educativa significativa direccionada a mejorar los resultados académicos, desarrollar habilidades socioemocionales, fomentar la participación y motivación de los educandos, prepararlos para la sociedad actual y promover la equidad y la diversidad. Su implementación adecuada en el proceso educativo contribuye a formar personas  más completas, preparadas para enfrentar los desafíos del mundo contemporáneo.

La implementación de estas metodologías conlleva a un cambio en los roles tanto de los docentes como de los estudiantes. Los docentes dejan de ser meras fuentes de conocimiento y adoptan el papel de facilitadores y guías en el proceso educativo. Asimismo, los estudiantes ganan autonomía y responsabilidad en su aprendizaje, lo que los hace partícipes activos de la construcción de su conocimiento.

Finalmente, este análisis teórico-empírico tiene como objetivo transformar las perspectivas actuales mediante la integración de metodologías activas en el proceso enseñanza-aprendizaje. El propósito es mejorar significativamente y lograr una transformación social en beneficio de todos, entendida como un proceso que genera conciencia, participación, colaboración, empatía, reflexión, relevancia, creatividad, equidad, eficiencia y eficacia. Esto implica promover el liderazgo grupal sin exclusión, integrando y complementando a todos los actores educativos. 

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[1] Autor principal

Correspondencia: [email protected]