MORTALIDAD DE LA ENDOCARDITIS
INFECCIOSA EN LOS ÚLTIMOS 5 AÑOS
MORTALITY OF INFECTIOUS ENDOCARDITIS IN
THE LAST 5 YEARS
Christian Camilo Lasso Maldonado
Universidad del Rosario, Colombia
Héctor Andrés Guerra Romero
Universidad del Sinú Elías Bechara Zainum, Colombia
María Carolina Olivera Gamarra
Universidad Libre seccional Barranquilla, Colombia
Silvia Patricia Orozco Sotomayor
Universidad Libre seccional Barranquilla, Colombia
Carlos José Brito Jacome
Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud, Colombia
Diana Carolina Cárdenas Vásquez
Universidad cooperativa de Colombia, Colombia
Karla Melissa Román Medrano
Corporación Universitaria Rafael Núñez, Colombia
Sebastián Salvador Barrera Beltrán
Emergencias de la Universidad del Rosario, Colombia
Carlos Julián Churta Duque
Universidad de Caldas, Colombia
Luis Alfredo Sossa Pinzón
Universidad Tecnológica de Pereira, Colombia
Elias Moisés Del Valle Visbal
Universidad Simón Bolivar, Colombia
pág. 322
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i2.10440
Mortalidad de la Endocarditis Infecciosa en los Últimos 5 años
Christian Camilo Lasso Maldonado1
christian.lasso@urosario.edu.co
https://orcid.org/1030-5810-53
Residente de Medicina de emergencias
Universidad del Rosario
Colombia
Héctor Andrés Guerra Romero
https://orcid.org/0009-0001-2108-1175
Médico General
Universidad del Sinú Elías Bechara Zainum
sede Montería, Colombia
María Carolina Olivera Gamarra
mariacaro_1999@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0000-3366-9884
Médico General
Universidad Libre seccional Barranquilla
Colombia
Silvia Patricia Orozco Sotomayor
silviaorozco1301@outlook.es
https://orcid.org/0009-0008-5166-1577
Médico General
Universidad Libre seccional Barranquilla
Colombia
Carlos José Brito Jacome
Carlosbritto9@gmail.com
https://orcid.org/0000-0003-4890-1919
Médico Internista- Fellow de Cardiología
Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud
Colombia
Diana Carolina Cárdenas Vásquez
dianacarolina270794@gmail.com
https://orcid.org/0009-0008-2126-8651
Médico General
Universidad cooperativa de Colombia
sede Medellín, Colombia
Karla Melissa Román Medrano
medikroman@gmail.com
https://orcid.org/0009-0006-4220-2542
Médico General
Corporación Universitaria Rafael Núñez
Colombia
Sebastián Salvador Barrera Beltrán
sebastians.barrera@urosario.edu.co
https://orcid.org/0000-0002-8003-5486
Residente de Medicina
Emergencias de la Universidad del Rosario
Colombia
Carlos Julián Churta Duque
carlosjulian2806@gmail.com
Médico Cirujano
Universidad de Caldas
Colombia
Luis Alfredo Sossa Pinzón
lasossa@utp.edu.co
https://orcid.org/0009-0007-6521-9280
Médico General
Universidad Tecnológica de Pereira
Colombia
Elias Moisés Del Valle Visbal
eliasmoises17@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0004-9354-6906
Médico General
Universidad Simón Bolivar
Colombia
1
Autor principal
Correspondencia: christian.lasso@urosario.edu.co
pág. 323
RESUMEN
La endocarditis infecciosa (EI) es conocida como la infección del endocardio, el revestimiento interno
del corazón, producida por diferentes microorganismos principalmente bacterias. A nivel
epidemiológico la EI es poco frecuente, pero en los últimos años su prevalencia ha ido en aumento con
una mortalidad de hasta el 30% en 30 días. La colonización y proliferación de estos microorganismos
conlleva a su entidad patológica más importante que es la formación de vegetación, por ello es
importante un correcto y oportuno diagnóstico debido al aumento de la mortalidad de esta patología.
En el siguiente artículo realizamos una revisión bibliográfica en diferentes bases de datos de artículos
en inglés y español dando como resultado diferentes artículos que nos dan a conocer la mortalidad de
la endocarditis infecciosa en los últimos 5 años por medio de diferentes estudios, reportes de casos,
metanálisis, etc. Por lo que nos permite concluir que el tratamiento y diagnóstico de esta patología son
un pilar fundamental para la reducción de la mortalidad de la endocarditis infecciosa.
Palabras claves: endocarditis infecciosa, bacterias, S. aureus, mortalidad, etiopatogenia
Artículo recibido 20 febrero 2024
Aceptado para publicación: 25 marzo 2024
pág. 324
Mortality of Infectious Endocarditis in the Last 5 Years
ABSTRACT
Infective endocarditis (IE) is known as the infection of the endocardium, the inner lining of the heart,
caused by different microorganisms, mainly bacteria. At an epidemiological level, IE is rare, but in
recent years its prevalence has been increasing with a mortality of up to 30% in 30 days. The
colonization and proliferation of these microorganisms leads to its most important pathological entity,
which is the formation of vegetation, which is why a correct and timely diagnosis is important due to
the increased mortality of this pathology. In the following article we carry out a bibliographic review
in different databases of articles in English and Spanish, resulting in different articles that inform us
about the mortality of infective endocarditis in the last 5 years through different studies, case reports,
meta-analysis, etc. Therefore, it allows us to conclude that the treatment and diagnosis of this pathology
are a fundamental pillar for reducing mortality from infective endocarditis.
Keywords: infective endocarditis, bacteria, S. aureus, mortality, etiopathogenesis
pág. 325
INTRODUCCIÓN
La endocarditis infecciosa (EI) es considerada la inflamación del revestimiento interno de las válvulas
y cavidades cardíacas (endocardio), producida por la infección ocasionada por un microorganismo, con
mayor frecuencia bacterias y con menor frecuencia es producida por hongos. Este concepto incluye la
infección de cualquier material protésico intracardíaco (prótesis valvulares y dispositivos electrónicos
intracardiacos) (1).Datos epidemiológicos arrojan que es una enfermedad poco frecuente, cuya
incidencia anual oscila entre 3 y 10 casos por cada 100.000 habitantes, siendo el género masculino, el
más afectado, sin embargo, con el envejecimiento de la población y el uso cada vez mayor de
dispositivos cardíacos implantables y válvulas cardíacas, la epidemiología de la EI ha ido en ascenso y
conlleva una mortalidad de hasta el 30% a los 30 días (2).
Tabla 1. Principales microorganismos que causan EI
Bacterias (90%)
Hongos (10%)
Streptococcus viridans
Candida
Staphylococcus aureus
Streptococos beta-hemolíticos
Staphylococcus epidermidis
actinomycetemcomitans
Aspergillus
Cardiobacterium hominis
Eikenella sp
Kingella kingae
Elaboración propia
En su Etiopatogenia, existen factores relacionados con el huésped (anatomía cardíaca, daño endotelial
previo,sistema inmune) que predisponen a presentar EI. Asimismo, una amplia gama de
microorganismos (Tabla 1) de los que se destacan los bacilos Gram negativos del grupo HACEK
(Haemophilus parainfluenzae, H. aphrophilus, H. paraphrophilus, H. influenzae, Actinobacillus
actinomycetemcomitans, Cardiobacterium hominis, Eikenella corrodens, Kingella kingae y K.
denitrificans, y otros. pese a esto, se han informado que Staphylococcus aureus es ahora la causa más
prevalente de EI en la mayoría de los estudios con aproximadamente el 26,6% de todos los casos,
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seguido por los estreptococos del grupo viridans con el 18,7%, otros estreptococos con el 17,5% y los
enterococos con el 10,5% (3).Estos agentes patógenos pueden invadir el endotelio vascular, utilizando
diferentes mecanismos patogénicos, algunos de estos han sido relacionados con la atención sanitaria y
se reporta que representan actualmente entre el 25% y el 30% de los nuevos casos de endocarditis
notificados (4).
Figura 1. Gran vegetación que asienta sobre el velo posterior de la válvula mitral
Tomado de:D. García-Arribas, C. Olmos, D. Vivas* e I. Vilacosta Servicio de Cardiología.
Hospital Clínico San Carlos. Madrid. España
La colonización y proliferación de microorganismos sobre esta lesión, y la llegada posterior de
elementos inflamatorios forma la entidad patológica más importante de la EI, que es la vegetación (fig.
1). A grandes rasgos, las manifestaciones clínicas de la EI vienen determinadas por cuatro mecanismos
fisiopatológicos los cuales son: Bacteriemia, Infección y destrucción local valvular y extensión
perianular de la infección, embolias sépticas y activación del sistema inmune (5). Dentro de las
manifestaciones clínicas más comunes, se evidencia la fiebre, sudores nocturnos, fatiga,pérdida de peso
y apetito, y aproximadamente el 25% tiene evidencia de fenómenos embólicos en el momento de la
presentación (6). No obstante, pueden encontrarse manifestaciones más severas de endocarditis que se
acompañan de insuficiencia cardíaca, incompetencia valvular y destrucción estructural (absceso,
perforación, formación de fístulas), estos, deben ser tratados en un centro de referencia por un equipo
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especializado en endocarditis (7). y la gravedad está asociada a los factores de riesgos propios de cada
paciente como se observa en la Tabla 2.
Tabla 2. Factores de riesgo asociados a EI
Tomado de: Rajani R, Klein JL. Infective endocarditis: A contemporary update. Clin Med (Lond). 2020 Jan;20(1):31-35.
doi: 10.7861/clinmed.cme.20.1.1. PMID: 31941729; PMCID: PMC6964163.
En cuanto al diagnóstico, los criterios de Duke modificados (Tabla 3) se utilizan para ayudar a establecer
un diagnóstico de endocarditis, sin embarazo tiene una sensibilidad del 80% ya que introduce el uso de
técnicas de imágenes moleculares para válvulas cardíacas implantadas donde la ecocardiografía
convencional tiene una sensibilidad reducida (8). Para interpretar estos criterios, se debe recalcar que
se hablara de : Endocarditis infecciosa definitiva cuando se cumplan dos criterios mayores, uno mayor
y tres menores, o cinco menores; y se hablará de posible endocarditis infecciosa cuando se presente un
criterio mayor y uno menor, o tres menores (9) (10).El uso de antimicrobianos está recomendado en
individuos quienes tienen el diagnóstico de EI definitivo, por el contrario, la cirugía está indicada en la
fase aguda de la EI con bacteriemia persistente, después de dos semanas de terapia apropiada contra
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vegetaciones micóticas, abscesos en formación, émbolos sépticos o empeoramiento de la falla cardiaca
debido a regurgitación valvular provocada por ruptura de cuerdas tendinosas.Es imprescindible
mencionar que existe una profilaxis basada en el empleo de antimicrobianos que pueden prevenir la
enfermedad secundaria a ciertos procedimientos médicos o dentales que causan bacteriemia y
subsecuentemente endocarditis (11). Sin embargo, a pesar de todas estas medidas terapéuticas, la tasa
de mortalidad sigue siendo hoy por hoy importante.
Tabla 3. Criterios de Duke para endocarditis
Tomado de: José Manuel Conde-Mercado,Rev Hosp Jua Mex 2017; 84(3): 143-166
Por lo tanto, la sospecha clínica temprana y un diagnóstico rápido son esenciales para permitir acceder
a las vías de tratamiento correctas y reducir las tasas de complicaciones y mortalidad. Es por ello que
en este Artículo, se hará una revisión de la mortalidad que ha generado la endocarditis infecciosa en los
últimos 5 años.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se realizó una búsqueda bibliográfica detallada de información publicada más relevante en las bases de
datos pubmed, scielo , medline, bibliotecas nacionales e internacionales especializadas en los temas
tratados en el presente artículo de revisión. Se utilizaron los siguientes descriptores: Endocarditis
infecciosa, bacterias, S. aureus, mortalidad, etiopatogenia, gravedad, endocardio. La búsqueda de
artículos se realizó en español e inglés, se limitó por año de publicación y se utilizaron estudios
publicados desde 2004 a la actualidad.
pág. 329
RESULTADOS
La mortalidad y la endocarditis se entrelazan en una danza compleja que subraya la gravedad de esta
afección cardiovascular. La endocarditis, una inflamación del revestimiento interno de las cámaras y
válvulas del corazón, representa una amenaza importante para la vida, con tasas de mortalidad que
varían según factores como el organismo causante, las comorbilidades del paciente y la oportunidad del
diagnóstico y la intervención (12). El ataque implacable a las delicadas estructuras del corazón por parte
de agentes infecciosos, comúnmente bacterias, puede provocar una cascada de acontecimientos que
culminan en insuficiencia orgánica y muerte (13). La mortalidad en la endocarditis a menudo se debe a
complicaciones como fenómenos embólicos, formación de abscesos o el desarrollo de disfunción de las
válvulas cardíacas (14). Dentro de los predictores de mortalidad se destacan, la fibrilación auricular
preoperatoria y la fracción de eyección más baja del ventrículo izquierdo, la insuficiencia valvular grave
postoperatoria asociada con shock cardiogénico, la sepsis, el shock séptico asociado con shock
cardiogénico, el taponamiento cardíaco, la necesidad de terapia de reemplazo renal y, aunque sin
significancia estadística, la cirugía emergente (15).
La EI del nuevo milenio se presenta con una mortalidad se sitúa en torno al 30%. Un análisis
multivariado de la mortalidad se asoció con: la edad, índice de Charlson, insuficiencia renal y shock
séptico, y según el agente etiológico (16). Sin embargo, las conclusiones de un estudio sugieren que la
resistencia antimicrobiana no se asoció a mortalidad, a diferencia de las comorbilidades y la afectación
izquierda (17). Una ventaja que se ha desarrollado es la existencia de un modelo predictivo de
mortalidad hospitalaria en EI izquierda basado en las variables pronósticas propuestas por las guías de
EI de la Sociedad Europea de Cardiología tiene una alta capacidad discriminatoria, que se ve reflejado
en los resultados del estudio, donde la muestra de validación interna (mortalidad observada: 29,9%) el
modelo predice una mortalidad hospitalaria del 30,7% (IC95%, 27,7-33,7), y para la cohorte de
validación externa (mortalidad observada: 27,1%) el valor fue 26,4 % (IC95%, 22,2-30,5) (18).
Un estudio que incluyó 147 pacientes con EI, reportó que treinta y cinco (23,8%) fallecieron durante la
estancia hospitalaria. Las principales causas de muerte fueron el shock séptico en 13 (37,1%) pacientes,
el shock cardiogénico en 8 (22,9%) y las complicaciones neurológicas en un porcentaje similar. Las
variables asociadas significativamente con una mayor mortalidad hospitalaria fueron, el uso de
pág. 330
inmunosupresores , sepsis (grave y/o shock), shock cardiogénico y uso inadecuado de terapia
antibiótica. Por el contrario, los pacientes sometidos a cirugía y aquellos con estancia hospitalaria ≥30
días tuvieron una mortalidad significativamente menor (19). Otro estudio informó que en el seguimiento
de 60 días de pacientes con EI, fallecieron 40 pacientes sometidos a cirugía (21,3%) y 53 que no fueron
sometidos a procedimiento quirúrgico, IQNO-EII (63,9%; p <0,001) . En el seguimiento realizado desde
el día 61 hasta los 3 años, fallecieron 21 operados (11,1%) y 11 IQNO-EII (13,3%; p=0,624) (20). Una
investigación informó sobre los predictores de mortalidad a largo plazo, los resultados obtenidos
indicaron, que de los 180 pacientes a quienes le realizaron cirugía cardiaca por EI, la mortalidad
hospitalaria fue del 26,11%. Mientras que la mortalidad a largo plazo fue independiente de factores
específicos de EI y el 86,51% de las muertes no estuvieron relacionadas con enfermedades
cardiovasculares o infecciosas (21). Por lo que se denota que la mortalidad por endocarditis infecciosa
en un hospital sin cirugía cardíaca es alta. Se refuerza la necesidad de equipos interhospitalarios. Se
incluyeron 64 pacientes, de los cuales 17 fueron operados (26,6%). La mortalidad fue de 32,8% y se
asoció con antecedentes de enfermedad pulmonar obstructiva crónica, estafilococos coagulasa
negativos y la aparición de complicaciones, como insuficiencia valvular y embolias en el sistema
nervioso central; la cirugía cardíaca no se asoció con la mortalidad (22).
Las diferentes escalas existentes dan predicciones aproximadas sobre la mortalidad. Si tomamos el
perfil habitual de un paciente con EI operado en el Instituto Nacional de Cardiología, por ejemplo,
tendrá una creatinina sérica por encima de lo normal, con una puntuación de 2 puntos; enfermedad
activa (estando en tratamiento con antibióticos por EI en el momento de la cirugía), con una puntuación
de 3 puntos y disfunción ventricular izquierda al menos moderada, con una puntuación de 1 punto, es
decir, su Euroscore sería de 6 puntos y la mortalidad prevista sería más alto en 11% (23). La puntuación
de la Society of Thoracic SurgeonsInfective Endocarditis (STS-IE), publicada en 2018, tiene sus
variables. En el subgrupo de pacientes norteamericanos con EI estudiado, de los 13.617 pacientes, sólo
un poco más de la mitad tenía endocarditis activa en el momento de la cirugía. La mortalidad global fue
del 8,2%, aunque la cirugía valvular múltiple tuvo una mortalidad operatoria del 13% (24). En la
puntuación STS-IE, los números van de 0 a 110 puntos y, según este modelo, un paciente con 35 puntos
tendría un riesgo operatorio de al menos un 10% de mortalidad.
pág. 331
El reconocimiento oportuno y el tratamiento adecuado, incluida la terapia con antibióticos y, en casos
graves, la intervención quirúrgica, desempeñan un papel fundamental a la hora de alterar la trayectoria
de la mortalidad asociada a la endocarditis. La relación entre mortalidad y endocarditis sirve como un
recordatorio de la importancia crítica del diagnóstico temprano y las estrategias de tratamiento
integrales para abordar esta afección cardiovascular potencialmente mortal.
DISCUSIÓN
La evaluación de la mortalidad asociada a la endocarditis infecciosa ha sido un tema de considerable
interés en la investigación médica en los últimos años. Aunque las tasas específicas pueden fluctuar
según la población estudiada y otros factores, se ha observado que la endocarditis infecciosa conlleva
consecuencias potencialmente graves. Estudios recientes sugieren que la tasa de mortalidad oscila
generalmente entre el 15% y el 30%, dependiendo de la población examinada y las condiciones clínicas
particulares.
En el año 2019, Ramos y colaboradores, realizaron un estudio longitudinal prospectivo desde el año
2010 hasta 2015 en el Hospital Hermanos Ameijeiras de La Habana, Cuba, el cual consistió en tomar
una muestra de 54 individuos egresados vivos con diagnóstico de Endocarditis infecciosa. En cuanto a
los resultados, la mayoría de los pacientes, un 25,9%, pertenecía al grupo de 50 a 59 años. En cuanto al
género, el 64,8% de los pacientes eran hombres. Además, el 79,6% de los pacientes manifestaron
endocarditis en las cavidades izquierdas. La endocarditis afectó principalmente a válvulas nativas en 42
casos, mientras que 10 casos involucraron prótesis valvulares. Entre los 12 pacientes que fallecieron, el
64% tenían más de 50 os y 11 presentaban endocarditis en las cavidades izquierdas. La tasa de
mortalidad fue del 58,3% en el grupo tratado médicamente y del 41,7% en el grupo sometido a
tratamiento quirúrgico (P=0,033), evidenciando una mayor mortalidad en aquellos que recibieron
tratamiento quirúrgico. (25)
A su vez, en el año 2020, Vallejo y colaboradores realizaron un estudio descriptivo en 271 pacientes
que presentaban endocarditis infecciosa izquierda, y que fueron tratados quirúrgicamente en el lapso
comprendido entre 2003 y 2018, en el Hospital Germans Trias i Pujol, en el cual se halló que a los 60
días, se registró un índice de mortalidad del 21,3% entre los pacientes sometidos a intervención
quirúrgica, en comparación con el 63,9% entre aquellos que no fueron intervenidos (p < 0,001). Se
pág. 332
observó un riesgo de mortalidad a los 60 días significativamente mayor en los pacientes no intervenidos,
con un riesgo relativo (HR) de 3,59 (IC95%, 2,16-5,96; p < 0,001). Factores adicionales independientes
asociados con el desenlace primario incluyeron la falta de diagnóstico microbiológico, la presencia de
insuficiencia cardíaca, shock y bloqueo auriculoventricular. Sin embargo, del día 61 a los 3 años de
seguimiento, no se identificaron diferencias significativas en el riesgo de mortalidad entre el grupo que
recibió intervención quirúrgica y el grupo no intervenido (HR = 1,89; IC95%, 0,68-5,19; p = 0,220). En
relación con el desenlace secundario, los antecedentes de endocarditis infecciosa, la diabetes mellitus y
el índice de Charlson se destacaron como variables independientes asociadas. (20)
En ambos estudios es posible determinar que existe un mayor riesgo de mortalidad para aquellos
pacientes que son tratados médicamente, a diferencia de aquellos que son intervenidos quirúrgicamente,
sin embargo, los índices de mortalidad se mantienen elevados, representando así una entidad
potencialmente mortal, independientemente de la conducta que se lleve a cabo como tratamiento.
Posteriormente, Hernandez y colaboradores presentan el caso clínico de un paciente masculino de 28
años de Aguascalientes, México, con antecedentes de enfermedad renal crónica (ERC) de 6 años, quien
requirió un catéter central para hemodiálisis. Además, padecía hipertensión arterial sistémica y tuvo una
hospitalización previa por neumonía con bacteriemia por Staphylococcus sciuri multirresistente.
Presentaba fiebre, astenia, adinamia, palpitaciones, disnea y dolor torácico opresivo. En la evaluación,
se observaron hemorragias en astilla en las extremidades superiores y lesiones nodulares púrpuras
dolorosas en las extremidades inferiores. Los estudios revelaron anemia severa, insuficiencia renal, y
marcadores inflamatorios elevados. Se sospechó endocarditis infecciosa debido a los hallazgos clínicos
y la bacteriemia previa. El ecocardiograma mostró vegetaciones en múltiples válvulas cardiacas y un
trombo en el ventrículo derecho. Se identificó S. sciuri multirresistente en hemocultivo como agente
causal, y se inició tratamiento con vancomicina y gentamicina, luego se cambió a rifampicina/linezolid.
A pesar de ser candidato a cirugía, la cual sería realizada en los próximos días, el paciente experimentó
un choque cardiogénico y falleció antes de la intervención quirúrgica (26) lo que permite determinar
que en este tipo de pacientes es necesario aplicar un plan de tratamiento lo más rápido posible, puesto
que existen agentes etiológicos resistentes a ciertos fármacos, los cuales tienen capacidad de inducir la
muerte de manera mas rapida.
pág. 333
Por su parte, en cuanto a la población pediátrica, en el año 2022, Gonzalez y colaboradores, presentan
el caso clínico de un bebé de cinco meses de edad, hijo de padres de 35 años no consanguíneos,
aparentemente sanos, originarios y residentes del estado de Querétaro, xico. El niño fue el resultado
de la primera gestación, que transcurrió sin complicaciones aparentes. A las 24 semanas de gestación,
un ultrasonido obstétrico mostró que el feto tenía un corazón estructuralmente normal, pero se detectó
bradiarritmia y bloqueo atrioventricular completo sin una causa evidente. No hubo señales de
sufrimiento fetal y el resto del estudio fue normal. Durante el embarazo, se realizaron varios estudios a
la madre, y aunque los resultados estaban en percentiles normales, se encontraron anticuerpos IgG anti-
Ro/SSA positivos. A las 26 semanas de gestación, se administró inmunoglobulina intravenosa humana
(IgIV), y el embarazo continuó sin problemas tanto clínicamente como en los ultrasonidos mensuales.
A las 39 semanas, se interrumpió el embarazo mediante cesárea, y nació un niño varón que necesi
maniobras habituales de reanimación neonatal.
El bebé fue ingresado a la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) debido a bradicardia
persistente, pero el resto de la exploración física no mostró alteraciones. Se le diagnosticó bloqueo
auriculoventricular completo secundario a lupus eritematoso neonatal. En su primer día de vida, se le
implantó un marcapasos en un hospital privado, y después de algunas complicaciones menores, fue
dado de alta a los 23 días de vida. Sin embargo, a los tres meses de edad, el niño fue readmitido con
síntomas de insuficiencia cardíaca, que respondieron favorablemente al tratamiento médico. A los cinco
meses, regresó al hospital con fiebre y signos de infección en la zona del marcapasos. Se diagnosticó
miocardiopatía dilatada secundaria a disfunción del marcapaso y probable endocarditis infecciosa. A
pesar del tratamiento, la situación del paciente se complicó, y se decidió trasladarlo al área de
Cardiología Pediátrica. Durante su estancia en el hospital, el bebé experimentó fluctuaciones en su
estado de salud, con complicaciones respiratorias y cardíacas. Se intentó retirar el marcapasos de
manera quirúrgica, pero el paciente presentó una brusca deterioración con un desenlace fatal antes de
completar los estudios diagnósticos adicionales (27)
Por lo tanto, la mortalidad por endocarditis infecciosa destaca como un aspecto crítico que subraya la
necesidad urgente de una detección temprana y un manejo efectivo de esta enfermedad cardíaca grave.
pág. 334
CONCLUSIÓN
La endocarditis infecciosa (EI) es una patología que trae consigo enormes consecuencias que amenazan
la vida de los pacientes y con ello el aumento de la mortalidad. Los diferentes estudios relacionados con
la mortalidad de la endocarditis infecciosa nos muestran los diversos factores que pueden contribuir al
aumento de esto que deben ser identificados de manera oportuna. Por ello, a lo largo de los años se han
realizado distintos avances en el diagnóstico y tratamiento de esta patología, e incluso escalas de
predicción, con el fin de cambiar el curso de la mortalidad en estos pacientes. De igual forma, dichos
estudios nos muestran como la endocarditis infecciosa es un tema de gran impacto en el ámbito clínico
en el área de cardiología, infectología y cirugía cardiaca. Por lo que nos permite concluir que el
tratamiento y diagnóstico de esta patología son un pilar fundamental para la reducción de la mortalidad
de la endocarditis infecciosa.
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