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del cultivo y antibiograma, confirmando TB pulmonar MDR. Se decidió no iniciar tratamiento
específico para TB-MDR, solo se administró sulfato ferroso debido a la clínica de anemia. (13)
A su vez, Garcia y colaboradores (2014) presentan el caso de una mujer de 21 años de edad, con un
historial médico preocupante que sugería probable retención de restos placentarios, síndrome febril y
sepsis puerperal. Al llegar al hospital, se encontró que la paciente estaba letárgica, no cooperaba y no
respondía a estímulos verbales, solo reaccionaba ante estímulos dolorosos. Sus signos vitales mostraban
una tensión arterial de 90/60 mmHg, una frecuencia cardíaca de 110 latidos por minuto, una frecuencia
respiratoria de 25 por minuto y una temperatura de 38.6 °C. Durante la exploración física, se observó
un abdomen globoso distendido, mate a la percusión y doloroso a la palpación, con hipertonía muscular.
No se detectó peristalsis durante la auscultación. En el examen vaginal bimanual, se encontró que el
útero tenía dimensiones de 15 x 7 x 5 cm, estaba fijo y doloroso a la movilización, con el orificio cervical
externo abierto. La paciente presentaba loquios serohemáticos fétidos, vagina hipertérmica y la vulva
sin alteraciones evidentes.
Además de los problemas obstétricos, la paciente tenía antecedentes personales patológicos, traumáticos
y alérgicos, así como un historial de consumo problemático de alcohol y tabaco durante seis años, y
consumo de cocaína y heroína durante dos años.
La paciente fue sometida a una laparotomía exploradora, que reveló un cuadro grave de choque séptico
y abdomen agudo secundario a pelviperitonitis y probable perforación uterina, atribuida a la retención
placentaria previa. Durante la intervención quirúrgica, se encontraron aproximadamente 3,200 mL de
líquido seropurulento en la cavidad abdominal, así como salpinges dilatadas con adherencias al epiplón,
un útero de dimensiones 15 x 7 x 6 cm, un ovario congestionado y engrosado, y material fibrinopurulento
cubriendo las estructuras pélvicas. Se realizó una histerectomía total abdominal, salpingectomía bilateral
y ooforectomía izquierda, con una pérdida de sangre estimada en 2,000 cc que requirió la transfusión de
dos paquetes globulares.
Tras la cirugía, la paciente fue ingresada a la unidad de cuidados intensivos, donde recibió tratamiento
con fluconazol, cefepime y amikacina para combatir la infección. Sin embargo, su evolución clínica fue
complicada, presentando fiebre persistente de 39 °C, encefalopatía, derrame pleural y neumonía
bilateral. A pesar del tratamiento, su condición seguía siendo crítica y se decidió agregar meropenem al