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ABORDAJE Y MANEJO DE LA TBC EN EL
EMBARAZO
APPROACH AND MANAGEMENT OF TB IN PREGNANCY
María Juliana Guerra Romero
Médico general de la Universidad del Sinú Elías Bechara Zainum, Colombia
María Valentina Sarmiento Lombana
Médico general de la Universidad cooperativa de Colombia.
Rodrigo Alejandro Gómez Rodríguez,
Médico general de la Universidad cooperativa de Colombia.
Flabio Sequeda Arroyo
Médico general de la Universidad de Sucre, Colombia.
Pedro Rafael Sanmartín Ceballos
Médico general de la Universidad de Cartagena. Colombia
Néstor Andrés Cortés Benavides
Médico general de la Universidad de Santander, Colombia.
María Paulina Garay Borrero
Médico general de la Universidad Libre seccional Barranquilla. Colombia
María José Pérez Nisperuza
Médico general de la Universidad del Sinú Elías Bechara Zainum. Colombia
Luisa Fernanda Martínez Díaz
Médico general de la Universidad del Sinú Elías Bechara Zainum. Colombia
Norela Serrano Mercado
Médico Universidad del Sinú. Colombia
Dra. Luisa Fernanda Martínez
Universidad del Sinú
pág. 1361
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i2.10571
Abordaje y Manejo de la Tbc en el Embarazo
María Juliana Guerra Romero1
mariajgr352@gmail.com
https://orcid.org/0009-0000-5354-6531
Médico general de la Universidad del Sinú
Elías Bechara Zainum sede Montería
Colombia
María Valentina Sarmiento Lombana
alejogomez_98@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0001-2604-5966
Médico general de la Universidad cooperativa
de Colombia.
Colombia
Rodrigo Alejandro Gómez Rodríguez,
alejogomez_98@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0001-2604-5966
Médico general de la Universidad cooperativa
de Colombia.
Colombia
Flabio Sequeda Arroyo
flbsarroyo@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0007-9701-8328
Médico general de la Universidad de Sucre,
Colombia.
Colombia
Pedro Rafael Sanmartín Ceballos
pedrosanmartin028.prsc19@gmail.com
https://orcid.org/0009-0000-1732-1925
Médico general de la Universidad de
Cartagena.
Colombia
Néstor Andrés Cortés Benavides
nestor.cortes.benavi[email protected]
https://orcid.org/0000-0002-9499-5939
Médico general de la Universidad de
Santander, Colombia.
Colombia
María Paulina Garay Borrero
mariapgarayb@gmail.com
https://orcid.org/0009-0004-9985-220X
Médico general de la Universidad Libre
seccional Barranquilla.
Colombia
María José Pérez Nisperuza
maryperez_105@hotmail.com
Médico general de la Universidad del Sinú
Elías Bechara Zainum sede Montería.
Colombia
Luisa Fernanda Martínez Díaz
Luisamartinezd@hotmail.com
Médico general de la Universidad del Sinú
Elías Bechara Zainum sede Montería,
Colombia.
Norela Serrano Mercado
sinu3013422014nore_2028@hotmail.com
Médico Universidad del Sinú
Colombia
Dra. Luisa Fernanda Martínez
https://orcid.org/0009-0006-7113-7639
Universidad del Sinú
Colombia
1
Autor principal
Correspondencia: [email protected]
pág. 1362
RESUMEN
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Mycoplasma tuberculosis la cual,
inicialmente se aloja a nivel pulmonar, pero tiene la capacidad de provocar afectaciones extrapulmonares
conforme avanza la enfermedad. En un paciente contagiado, la tuberculosis puede no manifestarse, pero
cuando los síntomas se hacen presente estos pueden ser leves durante varios meses, y posteriormente
van aumentando su gravedad.Con frecuencia las manifestaciones clásicas incluyen tos prolongada (a
veces con sangre), dolor torácico, astenia, cansancio, pérdida de peso, fiebre, sudores nocturnos, y otros
síntomas que dependen de la parte del cuerpo en la que la tuberculosis está activa.Durante el embarazo,
la tuberculosis puede presentar complicaciones tanto para la madre como para el feto, lo que resalta la
importancia de un diagnóstico precoz y un manejo adecuado. En la gestación, el tratamiento
antituberculoso debe ser cuidadosamente seleccionado para garantizar la eficacia y minimizar los riesgos
para el feto. Por esta razón y la importancia de estudiar estos escenarios que se pueden presentar en la
mujer embarazada con TBC, el objetivo del presente artículo es dar a conocer el abordaje y manejo de
la TBC en el embarazo para disminuir el riesgo de morbimortalidad maternofetal.
Palabras clave: abordaje, manejo, tbc, tuberculosis, embarazo, bacilo de koch
Artículo recibido 22 febrero 2024
Aceptado para publicación: 23 marzo 2024
pág. 1363
Approach and Management of Tb in Pregnancy
ABSTRACT
Tuberculosis is an infectious disease caused by the bacterium Mycobacterium tuberculosis, which
initially lodges in the lungs but has the ability to cause extrapulmonary complications as the disease
progresses. In an infected patient, tuberculosis may not manifest, but when symptoms appear, they can
be mild for several months and then increase in severity. Classic manifestations often include prolonged
cough (sometimes with blood), chest pain, weakness, fatigue, weight loss, fever, night sweats, and other
symptoms depending on the part of the body where tuberculosis is active. During pregnancy,
tuberculosis can present complications for both the mother and the fetus, highlighting the importance of
early diagnosis and proper management. During gestation, anti-tuberculosis treatment must be carefully
selected to ensure efficacy and minimize risks to the fetus. For this reason, and the importance of
studying these scenarios that can occur in pregnant women with TB, the aim of this article is to
disseminate the approach and management of TB in pregnancy to reduce the risk of maternal and fetal
morbidity and mortality.
Keywords: approach, management, tb, tuberculosis, pregnancy, koch's bacillus
Artículo recibido 22 febrero 2024
Aceptado para publicación: 23 marzo 2024
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INTRODUCCIÓN
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por el bacilo tuberculoso, una bacteria que suele
afectar a los pulmones, pero también puede manifestarse extrapulmonar mente (1). En cuanto a su
propagación, suele transmitirse por el aire cuando una persona infectada tose, estornuda o escupe. (2).
Epidemiológicamente, la literatura afirma que es una de las principales causas de muerte entre los
adultos en los grupos de edad económicamente más productivos y personas que viven con VIH (3).Datos
reportados por la organización mundial de la salud en 2022, mencionan que aproximadamente 10,6
millones de personas en todo el mundo enfermaron de tuberculosis: de las cuales 5,8 millones eran
hombres, 3,5 millones eran mujeres y 1,3 millones eran niños, de estas personas 1,3 millones murieron
de tuberculosis (entre ellas, 167.000 personas con VIH), adicionalmente, la tuberculosis actualmente es
la segunda enfermedad infecciosa más mortal después de la COVID-19 y por delante del VIH/SIDA (4).
En las Américas, los países que tienen una mayor incidencia son Haití, Perú, Bolivia, Guyana y Brasil.
En términos de incidencia, Uruguay ocupa el puesto 16, con una incidencia de 29 casos por cada 100.000
habitantes en el 2016, seguido de Argentina, Chile, México, Cuba, Estados Unidos y por último Canadá
(5).
Fisiopatológicamente, como se observa en la figura 1, después de la transmisión de M. tb al nuevo
huésped, los bacilos ingresan al pulmón y son ingeridos por los macrófagos. Se reclutan más células
inmunes para bloquear los macrófagos infectados, lo que lleva a la formación del granuloma, el sello
distintivo de la tuberculosis. Los individuos sanos permanecen infectados de forma latente y la infección
se mantiene a raya en esta etapa, pero es propenso al riesgo de reactivación. Los macrófagos espumosos
liberan su contenido de lípidos cuando se necrosan, lo que lleva a la caseificación (estructura similar al
queso). El caseum es una caries que se manifiesta en el centro del granuloma y que compromete su
rígida integridad. A medida que se desarrolla el granuloma, los bacilos comienzan a filtrarse desde los
macrófagos hacia la capa de caseum. Cuando se produce la reactivación, M. tb prolifera y la carga
bacteriana se vuelve abrumadoramente alta, donde el granuloma se rompe, diseminando las bacterias a
las as respiratorias. Luego, los bacilos se expectoran en forma de gotitas de aerosol contagiosas,
reiniciando el ciclo e infectando a otros individuos (6).
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Figura 1. Fisiopatología de la TBC
Fuente: tomado de Alsayed, Shahinda SR, and Hendra Gunosewoyo. "Tuberculosis: pathogenesis, current treatment regimens
and new drug targets." International journal of molecular sciences 24.6 (2023): 5202
Clínicamente, la infección por el bacilo tuberculoso puede no causar manifestaciones. Cuando los
síntomas se hacen presente da indicios de que la persona tiene tuberculosis. Los ntomas pueden ser
leves durante varios meses, por tanto, es fácil transmitir la tuberculosis a otras personas sin que estas lo
sepan. Los síntomas más frecuentes de la tuberculosis son: tos prolongada (a veces con sangre), dolor
torácico,astenia,cansancio,pérdida de peso,fiebre,sudores nocturnos,y otros síntomas que dependen de
la parte del cuerpo en la que la tuberculosis está activa (7).Dentro de los factores de riesgo que se han
asociado con la TBC, se pueden dividir en tres tipos: de exposición, de infección o de enfermedad. Los
FR de exposición son aquellos donde se aumenta la probabilidad de que el individuo se enfrente al
agente. Estos son principalmente de naturaleza exógena y tienen que ver en gran medida con el número
de casos contagiosos encontrados en la comunidad, la duración de la fase contagiosa del individuo y las
condiciones de la interacción entre el caso y el individuo susceptible. Situaciones que aumentan el riesgo
de exposición incluyen: privados de la libertad, el hacinamiento o vivir en una zona urbana. Por su parte,
los FR de infección son aquellas condiciones que aumentan la probabilidad de infectarse, pueden ser
exógenas (propias del microorganismo) o endógenas (propias del huésped). Y, por último, los FR de
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enfermar son de naturaleza endógena y estos corresponden a características del individuo que hacen más
probable su conversión a enfermedad activa, una vez se encuentren infectados (8).
Tabla 1. Factores de riesgos asociados a TBC
Fuente: tomado de Pérez, Monserrat, et al. "Factores de riesgo en población no VIH con tuberculosis en Uruguay." Revista
Uruguaya de Medicina Interna 5.1 (2020): 6-18
La TB es una importante causa de muerte en las pacientes gestantes y esto puede estar dado por causas
obstétricas y no obstétricas que varían según la prevalencia de VIH, por ejemplo, en países donde el
VIH es menos prevalente, las tasas de mortalidad por TB están en rangos de 6 a 10%, en cambio en
países donde el VIH es muy prevalente las tasas se aproximan hasta un 15%.Sin embargo,
independientemente de las cifras, la tuberculosis durante el embarazo es una enfermedad de buena
evolución cuando se trata adecuadamente y de manera oportuna (9) .La historia natural del embarazo y
la tuberculosis fue descrita por Hardwell en una serie de pacientes gestantes que presentaban
tuberculosis, sin haber recibido previo tratamiento con tuberculostáticos, los cuales son la primera línea
en el tratamiento de tuberculosis ( tabla 2) . Durante el embarazo, un 9% de las pacientes mejora, el 84%
se mantiene igual y un 7% de las pacientes empeora. Durante el posparto en el primer año, un 76% de
las pacientes se mantiene estable, el 9% mejora y el 15% empeora (10).
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Tabla 2. Medicamentos de primera línea para el manejo de la tuberculosis en gestantes
Fuente: tomado y adaptado del Ministerio de Salud y Protección Social. Actualización de los lineamientos para el manejo
programático de Tuberculosis y Lepra en Colombia 2015; 130
Hoy en día se puede afirmar que una gestante que padece una tuberculosis previa o en el curso de la
gestación, puede finalizar su embarazo y dar a luz a un hijo sano, manteniendo incluso la lactancia
materna, pero hay que tener en cuenta que producirá una morbimortalidad materna elevada si no se trata
adecuadamente (11).Dentro de los problemas comúnmente observados en las gestantes con TBC no
tratadas esta el aumento del número de partos prematuros, un mayor número de crecimiento intrauterino
retardado, recién nacidos de bajo peso y aumenta 6 veces la tasa de mortalidad perinatal (12). Por tal
razón, el objetivo del presente artículo es dar a conocer el abordaje y manejo de la TBC en el embarazo
para disminuir el riesgo de morbimortalidad maternofetal.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se realizó una búsqueda bibliográfica detallada de información publicada más relevante en las bases de
datos pubmed, scielo , medline, bibliotecas nacionales e internacionales especializadas en los temas
tratados en el presente artículo de revisión. Se utilizaron los siguientes descriptores: Abordaje, Manejo,
TBC, Tuberculosis, Embarazo, Bacilo de koch. La búsqueda de artículos se realizó en español e inglés,
se limitó por año de publicación y se utilizaron estudios publicados desde 2003 a la actualidad.
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RESULTADOS
La tuberculosis durante el embarazo presenta desafíos clínicos significativos tanto para la madre como
para el feto. Esta enfermedad infecciosa, causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis, puede
tener consecuencias graves si no se diagnostica y trata adecuadamente durante la gestación. Las mujeres
embarazadas con tuberculosis corren un mayor riesgo de complicaciones, como parto prematuro, bajo
peso al nacer y, en casos extremos, mortalidad materna e infantil. Además, el tratamiento de la
tuberculosis durante el embarazo plantea consideraciones especiales debido a la necesidad de equilibrar
la efectividad del tratamiento con la seguridad del feto.
Teniendo en cuenta los retos clínicos que se presentan durante la gestación, y la necesidad de preservar
la salud e integridad del feto, el manejo y abordaje de la tuberculosis en embarazadas representa un
verdadero desafío para el personal médico, ya que en ciertas ocasiones se presentan complicaciones
como poca adherencia al tratamiento, baja eficacia e incluso resistencia al mismo.
En su reporte de caso, Peredo y colaboradores (2011) presentan el caso de una paciente femenina,
multigesta de 38 años de edad, natural y procedente de Ivirgarzama - Municipio Puerto Villarroel, del
departamento de Cochabamba, Bolivia, la cual acudió al servicio de consulta externa del Centro de
Salud Mariposas (1er nivel), del Municipio Puerto Villarroel, en fecha del 7 de noviembre de 2010.
Presentaba un cuadro clínico de aproximadamente quince días de evolución, caracterizado por tos
productiva, un episodio de tos hemoptoica, hiporexia y malestar general, además de amenorrea de
aproximadamente 2 meses. Al examen físico general, se encontraba en regular estado general, afebril,
con mucosas ligeramente pálidas. Se auscultó disminución del murmullo vesicular, estertores y rales
crepitantes en campo pulmonar derecho a predominio de ápice. El abdomen estaba ligeramente globoso
a expensas de útero grávido, con RHA positivos normoactivos y a la palpación blando depresible no
doloroso. Presentaba antecedentes de contacto con su esposo, quien estaba en tratamiento de
Tuberculosis MDR. Se le administraron antibióticos por posible bronconeumonía y sulfato ferroso.
Posteriormente, se practicó baciloscopia con resultado positivo (BK +++), y se enviaron muestras para
cultivo y test de sensibilidad. En febrero de 2011, durante el control prenatal, presentaba una mejoría
sintomática y se observó una altura uterina de 22cm, producto en situación longitudinal, posición dorso
izquierdo, presentación cefálica móvil y dinámica uterina negativa. En marzo, se entregaron resultados
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del cultivo y antibiograma, confirmando TB pulmonar MDR. Se decidió no iniciar tratamiento
específico para TB-MDR, solo se administró sulfato ferroso debido a la clínica de anemia. (13)
A su vez, Garcia y colaboradores (2014) presentan el caso de una mujer de 21 años de edad, con un
historial médico preocupante que sugería probable retención de restos placentarios, síndrome febril y
sepsis puerperal. Al llegar al hospital, se encontró que la paciente estaba letárgica, no cooperaba y no
respondía a estímulos verbales, solo reaccionaba ante estímulos dolorosos. Sus signos vitales mostraban
una tensión arterial de 90/60 mmHg, una frecuencia cardíaca de 110 latidos por minuto, una frecuencia
respiratoria de 25 por minuto y una temperatura de 38.6 °C. Durante la exploración física, se observó
un abdomen globoso distendido, mate a la percusión y doloroso a la palpación, con hipertonía muscular.
No se detectó peristalsis durante la auscultación. En el examen vaginal bimanual, se encontró que el
útero tenía dimensiones de 15 x 7 x 5 cm, estaba fijo y doloroso a la movilización, con el orificio cervical
externo abierto. La paciente presentaba loquios serohemáticos fétidos, vagina hipertérmica y la vulva
sin alteraciones evidentes.
Además de los problemas obstétricos, la paciente tenía antecedentes personales patológicos, traumáticos
y alérgicos, así como un historial de consumo problemático de alcohol y tabaco durante seis años, y
consumo de cocaína y heroína durante dos años.
La paciente fue sometida a una laparotomía exploradora, que reveló un cuadro grave de choque séptico
y abdomen agudo secundario a pelviperitonitis y probable perforación uterina, atribuida a la retención
placentaria previa. Durante la intervención quirúrgica, se encontraron aproximadamente 3,200 mL de
líquido seropurulento en la cavidad abdominal, acomo salpinges dilatadas con adherencias al epiplón,
un útero de dimensiones 15 x 7 x 6 cm, un ovario congestionado y engrosado, y material fibrinopurulento
cubriendo las estructuras pélvicas. Se realizó una histerectomía total abdominal, salpingectomía bilateral
y ooforectomía izquierda, con una pérdida de sangre estimada en 2,000 cc que requirió la transfusión de
dos paquetes globulares.
Tras la cirugía, la paciente fue ingresada a la unidad de cuidados intensivos, donde recibió tratamiento
con fluconazol, cefepime y amikacina para combatir la infección. Sin embargo, su evolución clínica fue
complicada, presentando fiebre persistente de 39 °C, encefalopatía, derrame pleural y neumonía
bilateral. A pesar del tratamiento, su condición seguía siendo crítica y se decidió agregar meropenem al
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esquema antibiótico. Los estudios anatomopatológicos de la pieza quirúrgica revelaron hallazgos
compatibles con una infección crónica granulomatosa en el miometrio y cuello uterino, sugestiva de
tuberculosis. Se inició un tratamiento antifímico intensivo con clorhidrato de etambutol, isoniacida,
rifampicina y pirazinamida, lo que condujo a una mejoría clínica notable. Después de 10 días en
cuidados intensivos, la paciente fue trasladada a una sala de hospitalización general, donde continuó su
tratamiento antifímico durante 13 días adicionales. Una vez estabilizada, fue dada de alta con el mismo
esquema de tratamiento, que se prolongó durante cuatro meses. Posteriormente, se agregó una fase de
mantenimiento con rifampicina, isoniacida, etambutol y pirazinamida durante seis meses.
Afortunadamente, la paciente respondió favorablemente al tratamiento y, después de 26 meses desde el
diagnóstico inicial, sigue siendo seguida por médicos especialistas en Ginecología e Infectología sin
evidencia de recurrencia de la enfermedad. El diagnóstico de tuberculosis materna fue notificado al
servicio de Epidemiología del Hospital Regional de Pátzcuaro, Michoacán. En cuanto al recién nacido,
se realizaron pruebas microbiológicas y de laboratorio que resultaron normales, sin evidencia de
tuberculosis congénita hasta la fecha. (14)
Adicionalmente, existen casos en los que se presentan manifestaciones más complejas o transmisión
vertical al feto, lo cual hace de vital importancia la implementación de un tratamiento eficaz y oportuno.
Por su parte, Fernandez (2014) en su reporte de caso presenta una mujer de 33 años, quien buscó ayuda
médica debido a dificultades para concebir. Después de múltiples intentos fallidos, recibió diversos
tratamientos hormonales sin éxito. Posteriormente, desarrolló trastornos menstruales graves y dolores
de cabeza intensos. Se realizó un legrado diagnóstico y hemostático durante una menstruación posterior,
que reveló cambios progestacionales en el endometrio, así como múltiples folículos de Köster sugestivos
de tuberculosis. Se confirmó el diagnóstico mediante la identificación de bacilos ácido-alcohol
resistentes en muestras de tejido endometrial. La paciente comenzó un tratamiento médico con
estreptomicina e isoniacida durante 86 días, completando el régimen sin complicaciones.
A pesar del tratamiento, la paciente continuó experimentando menstruaciones abundantes y dolorosas,
así como cefaleas recurrentes. Posteriormente, desarrolló síntomas sugestivos de un embarazo
extrauterino, incluyendo amenorrea, ingurgitación dolorosa de los senos y dolor abdominal en el lado
derecho. Se realizó una intervención quirúrgica de emergencia que reveló hemoperitoneo moderado y
pág. 1371
un embarazo ectópico derecho, lo que llevó a la realización de una histerectomía total y
salpingoovariectomía bilateral.
El análisis patológico de las muestras de tejido reveló la presencia de un feto en la trompa derecha y
cambios inflamatorios crónicos inespecíficos en las trompas. Se confirmó la presencia de tuberculosis
mediante inoculación del tejido endometrial en cobayos, lo que condujo a la continuación del
tratamiento antituberculoso. A pesar de estas intervenciones, la paciente continuó experimentando
problemas menstruales y cefaleas, lo que llevó a la consideración de una laparotomía para un tratamiento
quirúrgico radical. Sin embargo, la paciente pospuso este tratamiento debido a asuntos familiares. (15)
Finalmente, Varela y colaboradores (2020) presentan el caso de 26 años y multípara, fue derivada al
Hospital Regional de Talca (HRT) debido a una cefalea bifrontal progresiva acompañada de diplopía,
además de antecedentes de contacto con un paciente tuberculoso en el trabajo. Después de una
evaluación multidisciplinaria, se decidió realizar una craneotomía osteoplástica frontal derecha para
resección del tumor, que se encontraba en la región subcortical frontal derecha. La lesión fue identificada
como una masa encapsulada poco vascularizada y de aspecto granulomatoso. Sin embargo,
aproximadamente dos semanas después de la cirugía, la paciente experimentó una recurrencia de los
síntomas, incluida una intensa cefalea y fiebre. Se realizó una resonancia magnética cerebral de control,
que mostró signos de edema en el área quirúrgica, pero sin evidencia de lesión tumoral residual ni
recurrente. Ante la persistencia de los síntomas, se practicó una punción lumbar para estudio del líquido
cefalorraquídeo (LCR), que reveló pleocitosis linfocítica, hipoglucorraquia y hiperproteinorraquia, así
como una prueba de tinta china negativa.
Simultáneamente, se obtuvo el resultado de la biopsia de la lesión cerebral, que mostró la presencia de
un proceso inflamatorio crónico y necrotizante tipo tuberculoides con células gigantes tipo Langhans.
Además, la reacción de polimerasa en cadena (PCR) para Mycobacterium tuberculosis resultó positiva,
confirmando el diagnóstico de tuberculosis cerebral. Ante este diagnóstico, se inició un tratamiento
antituberculoso con un esquema primario que incluyó isoniazida, rifampicina, pirazinamida y etambutol
en dosis fijas combinadas, según la Norma Técnica 2014 del Ministerio de Salud, el cual se mantuvo
durante 6 meses. Además, durante las dos primeras semanas del tratamiento se asoció dexametasona por
vía oral para reducir la inflamación cerebral.
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Durante el tratamiento, la paciente continuó con controles obstétricos frecuentes, y finalmente dio a luz
sin complicaciones a las 37 semanas de gestación. El recién nacido no mostró signos de tuberculosis
congénita y tuvo un peso normal. Actualmente, la paciente ha completado la terapia antimicrobiana, se
mantiene libre de síntomas y su hijo, con más de 1 año de edad, no ha presentado ninguna alteración.
(16)
DISCUSIÓN
Durante el embarazo, la tuberculosis puede presentar complicaciones tanto para la madre como para el
feto, lo que subraya la importancia de un diagnóstico precoz y un manejo adecuado. El tratamiento
antituberculoso debe ser cuidadosamente seleccionado para garantizar la eficacia y minimizar los riesgos
para el feto. Además, es crucial un seguimiento estrecho durante todo el embarazo para monitorear la
respuesta al tratamiento y prevenir posibles complicaciones.
Es de vital importancia conocer las características que presentan este tipo de pacientes, tal como lo
plantea Miranda (2015) en su estudio observacional, descriptivo, transversal y retrospectivo en una
población de gestantes diagnosticadas con tuberculosis atendidas en el Instituto Nacional Materno
Perinatal de 2010-2014. En este se registraron 49 casos de tuberculosis en mujeres embarazadas, con
una predominancia del 77.55% de casos de tuberculosis pulmonar y un 22.45% de tuberculosis
extrapulmonar, siendo la TB pleural la forma más común de tuberculosis extrapulmonar con siete casos.
Se identificaron seis casos de tuberculosis multidrogorresistente y dos de reacción adversa a los
fármacos antituberculosos (RAFA). El diagnóstico de tuberculosis durante el embarazo fue más
frecuente, alcanzando el 61.22%. Los síntomas más comunes fueron tos (46.95%), tos con fiebre
(24.49%) y fiebre sola (12.24%). La mayoría de las pacientes (83.67%) presentaron hallazgos
patológicos en la radiografía de tórax, y en el 57.14% se identificó el bacilo de Koch en el esputo. La
edad materna promedio fue de 24.35 años, con un rango de 15 a 43 años, y el grupo etario más numeroso
fue el de 15 a 19 años. La edad gestacional promedio fue de 38.08 semanas, con un rango de 32 a 41
semanas. La mayoría de las pacientes (55.1%) eran nulíparas y recibieron un promedio de 5.35 controles
prenatales. El estado civil más frecuente fue conviviente (65.31%), y la mayoría de las gestantes
procedían de San Juan de Lurigancho (24.49%). Se encontraron tres casos con antecedentes de
tuberculosis, y doce tuvieron contacto con tuberculosis. La mayoría de las gestantes con tuberculosis
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presentaban anemia (75.10%). La vía de culminación del parto más frecuente fue vaginal (69.39%), y
la causa más común de cesárea fue el sufrimiento fetal agudo (6.12%). En cuanto a los resultados
maternos, los más frecuentes fueron el parto prematuro (18.37%) y la sepsis materna (6.12%). Respecto
a los recién nacidos, la mayoría fueron varones (50.06%), con puntajes altos en la prueba de Apgar al
minuto y a los cinco minutos (91.84% y 97.96%, respectivamente). El peso promedio al nacer fue de
3097.98 g, y la mayoría tuvo una adecuada edad gestacional (89.79%), con solo un 10.21% clasificados
como pequeños para su edad gestacional. Hubo seis casos de bajo peso al nacer, dos de síndrome de
dificultad para respirar, nueve de prematuros y una muerte perinatal. (17)
Debido a la transmisión vertical que se presenta en esta enfermedad, la tuberculosis en el feto (congénita)
representa una entidad desafortunada, debido al deterioro exponencial de la salud que se presenta en el
mismo. En su reporte de caso, Tejerina y colaboradores (2015) presentan el caso clínico de una mujer
de 34 años, multípara con cinco hijos, que estaba en la semana 35 de su embarazo cuando comenzó a
experimentar síntomas como tos productiva, expectoración mucopurulenta, alzas térmicas, pérdida de
peso, cefalea, náuseas y vómitos. Su estado de conciencia se deterioró progresivamente. Después de
pruebas de baciloscopia de esputo positivas, fue diagnosticada con tuberculosis meníngea, tuberculosis
hematógena, anexitis y corioamnionitis. Se le administró cefotaxima y tratamiento antituberculoso
modificado, y dos días después ingresó en trabajo de parto, dando a luz a un bebé prematuro de 1780 g
por vía vaginal. El recién nacido most dificultad respiratoria y fue trasladado a terapia intensiva
neonatal sin contacto con la madre. Se le administró CPAP nasal y antibióticos según el protocolo del
servicio, pero desarrolló una sepsis temprana grave. Se necesitó ventilación mecánica durante seis días
y tratamiento para neumotórax derecho. Se inició tratamiento como profilaxis para tuberculosis con
isoniacida. Dos semanas y media después del nacimiento, la ecografía abdominal mostró granulomas
hepáticos y líquido libre en la cavidad laminar. La tomografía de tórax reveló neumonía bilateral y otras
complicaciones. Se diagnosticó al bebé con tuberculosis congénita y se inició el tratamiento
antituberculoso de acuerdo con el protocolo. La paciente respondió bien al tratamiento y fue dada de
alta a los tres meses de edad del bebé, continuando con el tratamiento bajo supervisión del programa
nacional de tuberculosis y con seguimiento médico especializado. (18)
pág. 1374
Debido a la posible falta de especificidad de los síntomas de tuberculosis durante el embarazo, se
recomienda encarecidamente el tamizaje con PPD (derivado proteico purificado) en mujeres
embarazadas que viven en áreas de alto riesgo. Esto permite iniciar rápidamente el tratamiento y prevenir
complicaciones tanto para la madre como para el feto debido a la enfermedad. (19)
Se recomienda seguir el esquema básico estándar para tratar la tuberculosis durante el embarazo,
prestando atención a los posibles efectos adversos. Aunque hay experiencia con la seguridad de los
medicamentos de primera línea, la de los de segunda línea es limitada, y se utilizan considerando el
riesgo-beneficio. Estos fármacos pueden causar hepatotoxicidad, nefrotoxicidad y ototoxicidad. Por
ejemplo, los aminoglucósidos, categorizados como de segunda línea y riesgosos durante el embarazo,
pueden utilizarse si no hay alternativas más seguras, aunque pueden causar pérdida auditiva y
nefrotoxicidad tanto en la madre como en el feto. Las fluoroquinolonas, también de segunda línea, son
valiosas, pero pueden dañar el sistema nervioso y hepático, y pueden interactuar con medicamentos anti-
VIH, aumentando su toxicidad.
Cuando se detecta resistencia a los medicamentos durante el tratamiento en mujeres embarazadas, es
esencial cambiar los fármacos para mantener una terapia eficaz. Del mismo modo, si se presentan efectos
adversos relacionados con los medicamentos, es urgente sustituirlos para evitar complicaciones. Estas
sustituciones pueden extender la duración del tratamiento más allá de los 6 meses, llegando a veces hasta
9 o incluso 17 meses.
Los estudios indican que es necesario aplicar terapia preventiva a los recién nacidos expuestos para
evitar la transmisión de la tuberculosis infantil, el cual consta de 3 meses de isoniazida/rifampicina o 6
meses de isoniazida. (20)
CONCLUSIÓN
Finalmente, posterior a la revisión bibliográfica en lo referente al manejo de la TBC en el embarazo,
indiscutiblemente, su detección es un desafío para el personal de la salud. Una vez existe una sospecha
clínica, lo primordial en el abordaje es confirmar la presencia del bacilo de koch, para ello, se deben
solicitar exámenes de laboratorios de preferencia PCR que evidencie positividad para Mycoplasma
tubérculosis o Cultivo que evidencien bacilos ácido alcohol resistentes. La literatura muestra que las
pacientes que son diagnosticadas con TBC en el embarazo, deben ser individualizadas , y se deben
pág. 1375
administrar el tratamiento antituberculoso que consta de medicamentos como la rifampicina, isoniacida,
etambutol y pirazinamida durante seis meses, los cuales muestran una efectividad elevada, sin embargo,
debe ser cuidadosamente seleccionado para garantizar la eficacia y minimizar los riesgos para el feto y
la madre,ya que algunos de estos medicamentos tienen una alta evidencia de toxicidad que puede ser
altamente letal.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Borgdorff MW, Sebek M, Geskus RB, Kremer K, KalisvaartN, van Soolingen D. The incubation period
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Boza Calvo , R., & Solano Mena , S. (2021). Effectiveness Analysis of The Implementation of The
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