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más allá de ubicar el coro como un elemento indispensable de la educación musical, esta fue pensada
como una alternativa de inclusión social y de trabajo cooperativo. Con esto, se presenta la información
evidenciada tras la revisión sistemática de literatura.
El canto académico en Colombia: contribuciones desde la educación artística
Iniciando el análisis con la investigación realizada por Restrepo (2015), la cual pretendió la realización
de una propuesta pedagógica basada en el coro, utilizando las técnicas de Dalcroze, Kodàly, Willems y
Orff, pensando en fortalecer la expresión corporal de jóvenes entre 12 y 15 años participantes del coro
escolar, teniendo en cuenta que, en el proceso de formación coral, los tres aspectos fundamentales con los
que deben contar sus participantes son, motricidad gruesa (coordinación y disociación), aprendizaje de la
música y comprensión musical. Utilizando obras colombianas para su representación coral, se pensó desde
la euritmia, el desarrollo de la expresión corporal y la adaptación de esta a las emociones intrínsecas en
las obras. Con esto, según la investigadora, se los alcances planteados fueron:
- Fomentar habilidades de pensamiento, deducción y argumentación.
- Aprendizaje sobre la organización, codificación y planificación de la información, buscando
soluciones adecuadas para hallar las soluciones adecuadas ante el reto de un nuevo concepto.
- Reconocimiento del propio cuerpo. Desarrollo de la motricidad gruesa, lateralidad, disociación,
coordinación y motricidad fina.
- En cuanto a lo emocional, induce al conocimiento a sí mismos, la identificación de sus facultades
y limitaciones, además de reconocerse como integrantes de un círculo social.
Otra de las investigaciones que utilizó el coro musical como pedagogía para el desarrollo de habilidades
en el alumnado, fue la propuesta por Bautista (2018), en la cual se centró el interés en apreciar cómo el
canto coral fortalecía las capacidades auditivas en niños escolarizados. Par tal fin, se siguieron los
lineamientos del Ministerio de Educación Nacional, Suzuki, Kodály y Lievegoed. De esta manera,
trabajando con estudiantes de básica primaria (3er grado), se logró fortalecer el interés hacia la clase de
Educación Artística, fomentar habilidades sociales como el respeto, la escucha activa, el seguimiento de
órdenes y la tolerancia. Además, “El valor del silencio y el escuchar adecuadamente cobro un nuevo
sentido en los estudiantes de grado tercero pues reconocieron que se podía disfrutar más de los sonidos y
se comprendían mejor las sensaciones que se percibían” (p. 61). Es importante resaltar también que, tras