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• Economía, encargada del crecimiento capitalista y de lograr un nivel de ingresos suficiente en
concepto de impuestos; y
• Ciudadanos, que solo prestan apoyo al Estado a cambio de la satisfacción de sus intereses.
El Estado debe cumplir su papel como garante de libertades e igualdades satisfaciendo las exigencias
de Justicia social expresadas en la distribución justa de ingresos, seguridad del estatus, proporción de
servicios públicos y facilitación de bienes colectivos; así mismo el Estado debe cumplir con las
condiciones fiscales, jurídicas y de infraestructuras que plasmen las expectativas de ganancia de capital.
(Habermas, 2013).
En la cotidianidad, en lo micro del día a día, los ciudadanos ven reducidos sus recursos ya que, la
inflación aumenta el costo de vida y, la plusvalía ya no retribuye la mano de obra, (física o mental),
sino que, va como ganancia de la empresa. Así que los de abajo para poder sufragar sus gastos acuden
a sistemas financieros, ya sea formales, que exigen documentación y respaldo de codeudores y activos,
y cuya tasa de usura y frecuencia están enmarcadas por la ley; o ya sea informales, como los créditos
gota a gota, que prestan sin documentación ni respaldo, pero son más exigentes con la frecuencia y
tienen tasas de interés más elevadas. (Hernández y Oviedo, 2016).
Al estar sobre endeudados, los trabajadores se ven sobre explotados por el sistema capitalista; ya que,
las empresas no retribuyen equitativamente la plusvalía como sueldo, sino que la convierten en ganancia
de privados y el sistema financiero se convierte en acreedor. Los ciudadanos, al estar insolventes, no
pagan impuestos y, no reciben ayuda del Estado que por su estado fiscal (y problemas de corrupción)
no cumple con sus deberes de justicia social.
El pueblo se enajena, es decir, cede su derecho sobre su trabajo, y también, pierde sus derechos a
participar democráticamente, a gozar de los bienes comunes, y solo lucha por sobrevivir ante la
sobreexplotación del mercado que lo aliena y lo convierte en un ente, en una ficha más de las estadísticas
de deuda en el sistema financiero.
Con esto, podemos inferir que, el capitalismo tiende a imponer el poder financiero que favorece el
bienestar privado sobre la construcción colectiva de acuerdos y consensos, sobre normas y decisiones,
que rigen a la sociedad y, que deben favorecer el bien común.