MODELO MÉDICO-CLÍNICO Y PARADIGMA
DE LA NEURODIVERSIDAD: LA
IMPORTANCIA DE UNA MIRADA
INTEGRADORA PARA COMPRENDER EL
AUTISMO
MEDICAL-CLINICAL MODEL AND PARADIGM OF
NEURODIVERSITY: THE IMPORTANCE OF AN INTEGRATIVE
VIEW TO UNDERSTAND AUTISM
Viviana Andrea Arboleda Sánchez
Universidad de Manizales, Colombia
Maira Yiceht Betancur Gómez
Universidad de Manizales, Colombia
Victoria Carmona Ruiz
Universidad de Manizales, Colombia
Laura Marcela Pinilla Restrepo
Universidad de Manizales, Colombia
pág. 3468
https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i2.10772
Modelo médico-clínico y paradigma de la neurodiversidad: la importancia
de una mirada integradora para comprender el autismo
Viviana Andrea Arboleda Sánchez
vaarboleda81248@unanizales.edu.co
https://orcid.org/0000-0003-0051-0740
Profesora e investigadora de la Universidad de
Manizales, Colombia
Maira Yiceht Betancur Gómez
mayra.gomez0721@gmail.com
https://orcid.org/0009-0004-9495-280X
Estudiante de la especialización en
Neuropsicopedagogía de la Universidad de
Manizales, Colombia
Victoria Carmona Ruiz
vcarmonaruix@gmail.com
https://orcid.org/0009-0002-5172-7392
Estudiante de la especialización en
Neuropsicopedagogía de la Universidad de
Manizales, Colombia
Laura Marcela Pinilla Restrepo
laura.pinillar9685@gmail.com
https://orcid.org/0009-0001-4739-2684
Estudiante de la especialización en
Neuropsicopedagogía de la Universidad de
Manizales, Colombia
RESUMEN
El trastorno del espectro autista (TEA) ha sido considerado desde el modelo médico-clínico como un
trastorno del neurodesarrollo. Desde el paradigma de la Neurodiversidad, el autismo no es un trastorno
mental, sino una manifestación de las diferencias cognitivas naturales en los seres humanos. Las
diferentes miradas parecen ubicarse en posiciones dicotómicas, defendiendo cada una sus postulados.
Este artículo tuvo como objetivo integrar los postulados del modelo médico-clínico con los del
paradigma de la Neurodiversidad en torno al autismo o TEA, generando aportes para los contextos
clínico y educativo que favorezcan el desarrollo de las personas con esta condición. Se realizó una
investigación documental a partir de textos científicos, académicos, gubernamentales y de circulación
en Internet. Los estudios desde el modelo médico-clínico fueron predominantemente cuantitativos y
enfocados en las alteraciones identificadas en el TEA, mientras que los realizados desde el paradigma
de la Neurodiversidad fueron principalmente cualitativos y enfocados en la persona, así como en sus
capacidades y fortalezas. Es fundamental promover diálogos entre ambos modelos, generando una
mirada más integradora del autismo y de sus implicaciones en los diferentes escenarios de la vida en
sociedad.
Palabras clave. Autismo, Trastorno del Espectro Autista, Modelo Médico-Clínico, Neurodiversidad
pág. 3469
Medical-clinical model and paradigm of neurodiversity: the importance of
an integrative view to understand autism
ABSTRACT
Autism spectrum disorder (ASD) has been considered by the medical-clinical model as a
neurodevelopmental disorder. From the paradigm of Neurodiversity, autism is not a mental disorder,
but a manifestation of natural cognitive differences in human beings. The different perspectives seem to
be located in dichotomous positions, each defending its postulates. The objective of this article was to
integrate the postulates of the medical-clinical model with those of the Neurodiversity paradigm around
autism or ASD, generating contributions for the clinical and educational contexts that favor the
development of people with this condition. Documentary research was carried out based on scientific,
academic, governmental and Internet texts. The studies from the medical-clinical model were
predominantly quantitative and focused on the alterations identified in ASD, while those carried out
from the Neurodiversity paradigm were mainly qualitative and focused on the person, as well as on their
abilities and strengths. It is essential to promote dialogues between both models, generating a more
integrative view of autism and its implications in the different scenarios of life in society.
Keywords. Autism, Autism Spectrum Disorder, Medical-Clinical Model, Neurodiversity
pág. 3470
INTRODUCCN
El trastorno del espectro autista (TEA) forma parte de los llamados trastornos del neurodesarrollo. Es
considerado un espectro debido a que sus características son heterogéneas y están sujetas al nivel de
funcionalidad del individuo. Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales en
su quinta edición (DSM-5), los criterios para diagnosticar el TEA son dificultades en la comunicación
e interacción social, conductas restrictivas y repetitivas, intereses restringidos, fijación en la monotonía,
hiperreactividad o hiporreactividad sensorial, así como presencia de estos síntomas desde las primeras
fases del desarrollo (Asociación Americana de Psiquiatría [APA], 2013/2014).
El cuadro clínico del TEA, también denominado autismo, incluye otras manifestaciones, como
dificultades en la imitación de acciones realizadas por otros individuos y en la comprensión del lenguaje
simbólico, cuya etiología todavía no se encuentra claramente definida (Andreou & Skrimpa, 2020;
Arboleda et al., 2023; Baron-Cohen, 1990; Frith, 1993; Ramachandran & Oberman, 2006; Ruiz, 2009).
Algunas teorías explicativas sobre el autismo incluyen alteraciones en la gestación, dificultades en la
formación del tubo neural, así como factores ambientales que generan aumento de la presión arterial
durante la gestación, presencia de diabetes y edad paterna mayor (Balbuena 2007; López, 2020).
Además de los aspectos orgánicos considerados en el autismo, también se han propuesto perspectivas
no biológicas que lo comprenden, no como trastorno, sino como otra manera de percibir y habitar el
mundo, apuntándole a una mirada colectiva con énfasis en la concienciación, la comprensión y el apoyo
de la sociedad (López, 2019). Desde estas perspectivas, la heterogeneidad del autismo está situada en
un momento histórico y sociocultural, lo que plantea problemas de investigación, no solamente para las
ciencias de la salud, sino también para las ciencias sociales y humanas, debido a que se consideran tanto
los aspectos fisiopatológicos, neurobioquímicos y clínicos, como los factores contextuales. Así, una
mirada integradora del autismo que abarque los aspectos mencionados podría ser más beneficiosa para
las personas con esta condición, facilitando procesos como la educación y el desarrollo social.
Diversos autores han propuesto que el autismo no sea considerado un trastorno mental sino una forma
de diversidad cognitiva y funcional, en la cual las personas tienen capacidades distintas y perciben el
mundo de manera diferente, siendo tan importantes y significativas para la sociedad como aquellas que
no presentan esta condición (Van Grunsven, 2020). Esto no significa que los aspectos fisiopatológicos,
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clínicos y neurobioquímicos anulen la funcionalidad de la persona con autismo en su contexto. Sin
embargo, el énfasis en estos factores promueve la atención focalizada en las alteraciones y
disfunciones más que en la totalidad de la persona, lo cual favorece la exclusión de la persona con
autismo en los diferentes escenarios de la vida cotidiana.
El concepto de autismo ha trascendido los ámbitos científico y clínico, trasladándose a la lucha social.
Esto se debe a que diferentes actores sociales han promovido miradas del autismo centradas en los
déficits y alteraciones. Incluso a principios del siglo XXI algunos medios de comunicación promovían
la idea de que el autismo era un déficit que necesitaba cura; sin embargo, los artículos del diario The
Washington Post, publicados entre los años 2007 y 2016, fueron replanteando esta mirada, proponiendo
un cambio en la comprensión del espectro (Ruiz-Danegger, 2016).
Esta situación, como se mencionó anteriormente, plantea una cuestión que va más allá de las ciencias
de la salud, convirtiéndose en un problema filosófico. Si el autismo se concibe exclusivamente como un
trastorno mental y su mirada se centra en las deficiencias y alteraciones de las personas que lo presentan,
los diferentes escenarios sociales podrían asumir este discurso y generar mayores brechas de exclusión
social. No obstante, si el concepto de autismo también aborda aspectos como las capacidades,
habilidades y potencialidades observadas en esta condición, se promovería una mirada más amplia y
total de la persona, generando procesos de inclusión, conciencia colectiva y transformación social para
la creación de nichos donde pueda desarrollarse integralmente.
Un concepto que ha propuesto que el autismo no es un trastorno sino una diferencia cognitiva es el de
Neurodiversidad. Este término no nació en la ciencia, sino en la lucha social. Fue acuñado desde la
década de 1990 por la socióloga australiana Judy Singer y por la comunidad de personas con autismo
que luchaban por sus derechos civiles (Barnhart & Dierickx, 2021; Sánchez, 2020). Desde la
Neurodiversidad, se reconocen las diferencias cognitivas y comportamentales y, especialmente, se
puntualiza en la importancia de que estas sean respetadas (Masataka, 2017). La Neurodiversidad no
solamente contempla las diferencias de las personas con autismo, sino también a aquellas que tienen
dislexia, trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), autismo y otras condiciones,
contemplando no solamente sus diversidades cognitivas y conductuales, sino también las capacidades,
habilidades y fortalezas que de estas personas (Armstrong, 2011/2012; Stenning & Rosqvist, 2021).
pág. 3472
La Neurodiversidad constituye un concepto moderno, enmarcado en un momento histórico en el que las
luchas por los derechos y por el reconocimiento de las diferencias está en auge. Tal como ha ocurrido
con las diversidades sexuales, las diversidades cognitivas han comenzado a ser vistas como formas
alternativas de procesar de información, considerando a las personas que las presentan diferentes y no
discapacitadas. La Neurodiversidad parte de una mirada enfocada en la persona y no en el diagnóstico,
promoviendo una visión holística y total. No obstante, sobre la Neurodiversidad también se generan
polémicos debates sobre su sustento científico, puntualizando en el riesgo de hacer tanto énfasis en las
capacidades, habilidades y fortalezas que se olviden las alteraciones, afectaciones y disfunciones
encontradas en el autismo, la dislexia, el TDAH y otras condiciones consideradas trastornos mentales.
La advertencia planteada anteriormente proviene principalmente de los defensores del modelo médico-
clínico, el cual se sustenta en la ciencia y en sus observaciones, mediciones y comprobaciones para
validar o refutar hipótesis y ofrecer respuestas a problemas de investigación. El modelo médico-clínico
se aplica a las disciplinas de las ciencias de la salud, así como a campos de las ciencias sociales que
involucran procesos de intervención de pacientes, como la psicología clínica y la neuropsicología. Para
el caso de la neuropsicopedagogía, el modelo médico-clínico influye en los procesos de intervención
que se desarrollan en el contexto educativo, aportando evidencias y estrategias de trabajo con
poblaciones de personas con alteraciones que afectan el aprendizaje.
El modelo médico-clínico ha generado importantes aportes al entendimiento del autismo, su
fisiopatología, sus bases neurobiológicas y sus componentes epigenéticos, facilitando el esclarecimiento
sobre el conjunto heterogéneo de variables que influirían en su etiología (Forsberg et al., 2018). Desde
el modelo médico-clínico el autismo, más reconocido como TEA, es un trastorno del neurodesarrollo,
caracterizado por los aspectos descritos en las primeras líneas de este texto. En la investigación sobre el
TEA, se ha identificado un factor genético importante en la presentación de su fisiopatología asociada
y en las alteraciones de tipo cognitivo (Hens & Van Goidsenhoven, 2023).
El autismo se califica desde el modelo médico-clínico de manera categorial. Antes de la publicación del
DSM-5, el diagnóstico del TEA se realizaba con base en los criterios del DSM-IV y estaba relacionado
principalmente con la evaluación de las características individuales. Con la publicación del DSM-5, la
clasificación se reformuló mediante tres niveles basados en la necesidad de apoyo del individuo, así
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como en su grado de funcionalidad (nivel I, para el autismo de alto rendimiento y que requiere menos
apoyo; nivel II para un apoyo intermedio y nivel III para una necesidad de apoyo mayor y en la que
existe poca funcionalidad). La forma en que se miden estos niveles tiene enormes implicaciones,
especialmente en términos de acceso a servicios de salud y educación (Kapp, 2023). La clasificación del
autismo por parte del DSM facilita la práctica clínica, permitiéndole a los profesionales la evaluación,
el diagnóstico y la habilitación de rutas de atención para que los pacientes accedan a beneficios y
servicios.
Pese a las ventajas del modelo médico-clínico, su discurso dominante ha sido desde la psicopatología,
la alteración y la disfunción, dando poco o casi ningún lugar en sus artículos de investigación a las
capacidades, habilidades y fortalezas encontradas en el autismo y mucho menos en la persona con
autismo. Por ello, se requiere de una mirada más integradora, que abarque tanto las disfunciones,
alteraciones y afectaciones como el las capacidades, habilidades y fortalezas, al igual que la persona
con autismo. Los enfoques sobre el autismo que parten de una visión biocentrista corren el riesgo de
descuidar la biografía y la experiencias de primera persona de las personas con autismo.
Teniendo en cuenta esta cuestión y los antecedentes referidos, esta investigación tuvo como objetivo
integrar los postulados del modelo médico-clínico con los del paradigma de la Neurodiversidad en torno
al autismo o TEA, generando aportes para los contextos clínico y educativo que favorezcan el desarrollo
de las personas con esta condición.
METODOLOGÍA
Se realizó una investigación documental a partir de textos científicos, académicos, gubernamentales y
de circulación en Internet. Como fuentes de información, se hizo uso de investigaciones en torno al TEA
en población infantil y juvenil desarrolladas desde el modelo médico-clínico y desde el paradigma de la
Neurodiversidad en los últimos cinco años.
Los criterios de inclusión fueron: investigaciones desarrolladas en los últimos cinco años, corresponder
a poblaciones de niños, niñas y adolescentes, enfocarse en el autismo o TEA y realizarse desde el modelo
médico-clínico o desde el paradigma de la Neurodiversidad. Los criterios de inclusión abarcaron
investigaciones con más de 10 años de haberse realizado realizadas con grupos de adultos, revisiones
pág. 3474
sistemáticas, estudios que abordaran otras condiciones o trastorno mentales y trabajos que no
correspondieran ni al modelo médico-clínico ni al paradigma de la Neurodiversidad.
Las búsquedas se realizaron a través de Web of Science (WoS) y Google Académico entre el 28 de
septiembre y el 4 de octubre del año 2023. En WoS se hizo uso de un par de descriptores
Neurodiversityand Autismy “Medical model” and “Autism”, arrojando 580 artículos relacionados.
También se hicieron búsquedas en español en Google Académico haciendo uso de los descriptores
“Neurodiversidad y “Autismo”, así como “Modelo médico clínico” y “Autismo”, arrojando 1.070
resultados. También se hallaron dos documentos sobre generalidades del autismo en Internet y uno
gubernamental.
Se emplearon filtros por año de publicación, tipo de investigación, población participantes, variables
estudiadas y paradigmas predominantes. Tres de los artículos que inicialmente cumplían los criterios de
inclusión fueron retirados de la lista de textos para la revisión por no tener estrecha relación con las
temáticas. Luego de filtrar la información, el total de artículos seleccionados para la revisión fue de 50.
Los datos fueron almacenados en tablas de Microsoft Excel ® en registros analíticos de lectura (RAL),
discriminados por año, autor, título, resumen, síntesis y referencias. La información fue filtrada en un
segundo momento mediante Microsoft Excel ®. Finalmente, fue analizada mediante el software
ATLAS.ti ® versión 23.
RESULTADOS
Se encontraron estudios cuantitativos y cualitativos en la revisión. Se observó que los estudios
cuantitativos predominaban en el modelo médico-clínico, mientras que los cualitativos hacían parte
principalmente del paradigma de la Neurodiversidad. La mixtura entre los dos tipos de hallazgos
permitió identificar las palabras que más se repetían en los textos. Las 15 más destacadas fueron autismo,
con 3669 veces; autista, con 2679 veces; persona, con 1358 veces; neurodiversidad, con 1332 veces;
social, con 1.033 veces; desarrollar, con 985 veces; investigación, con 981 veces; educativo, con 926
veces; niño, con 801 veces; trastorno, con 562 veces; recurso, con 538 veces; individuo, con 484 veces;
trastornar, con 476 veces; educación, con 471 veces e intervención, con 404 veces. La Figura 1 muestra
el árbol de palabras correspondiente a los hallazgos.
pág. 3475
Figura 1
Árbol de palabras de los textos analizados
Nota. Se observan términos empleados desde las dos posturas (modelo médico-clínico y paradigma de
la Neurodiversidad), brindando orientaciones sobre el comportamiento de las investigaciones.
Los hallazgos anteriormente referidos demuestran que mientras el modelo médico-clínico ha estudiado
al autismo principalmente como trastorno, el paradigma de la Neurodiversidad se ha enfocado en la
persona y en su experiencia subjetiva. Se hace una importante referencia al contexto social como
generador de bienestar o ámbito de exclusión de las personas con autismo, tomando como base su
condición. A partir de los hallazgos, se observa que el paradigma o modelo predominante demuestra
una estrecha relación con las actitudes sociales y las comprensiones culturales que las personas
neurotípicas, es decir, quienes no tienen autismo, tienen de quienes presentan esa condición. Por
ejemplo, se observó que en los escenarios donde predominaba la exclusión social, las personas con
autismo eran percibidas como discapacitadas y extrañas, mientras que en aquellos donde se reconocían
sus capacidades y su potencial eran reconocidas y valoradas en contextos donde sobresalía la inclusión
e incluso posibilidades de acceso a empleos dirigidos a personas neurodiversas. Otro hallazgo
significativo fue que las personas con autismo que participaron en las investigaciones cualitativas se
sentían cómodas cuando eran llamadas “autistas, teniendo en cuenta que para ellas su condición no
constituía una discapacidad. De igual modo, se hace uso del concepto de “identidad neurodiversa” para
referirse a las personas con autismo, con el cual ellas se identifican (Jaarsma & Welin, 2012).
Un aspecto importante encontrado en los textos analizados es que los contextos clínico y educativo
demuestran trabajar de manera independiente. Se identificaron pocas relaciones entre los dos escenarios,
pág. 3476
así como un escaso trabajo interdisciplinar por parte de clínicos y docentes. Se encontró que los
profesores de educación básica tienen una visión más centrada en la persona y en las capacidades de los
niños y niñas con autismo que los profesionales de la salud en el contexto clínico, quienes revelan
centrarse en los procesos de evaluación, diagnóstico e intervención, principalmente desde las
disfunciones y afectaciones encontradas en el autismo. Así mismo, se observó que a los docentes les
preocupan más los derechos relacionados con la educación inclusiva de los niños y niñas neurodiversos,
así como el establecimiento de redes de apoyo (Shields & Beversdorf, 2021). Por otra parte, mientras
que a los profesionales clínicos se centran principalmente en la activación de rutas de atención y en el
trabajo con otros especialistas que permitan brindar una atención más integral en términos de salud. Pese
a estas diferencias, las investigaciones demuestran que tanto docentes como profesionales de la salud
mental procuran fomentar las redes de apoyo en cada contexto, especialmente en la familia (Cascio,
2012; Dwyer, 2022; Mejía, 2021; Pham & Charles, 2023), así como fortalecer las habilidades
socioemocionales de los niños y niñas con autismo, haciendo uso de herramientas visuales como
pictogramas, dibujos de rostros, termómetros de emociones y actividades artísticas, los cuales emplean
tanto en el consultorio como en el aula (Larsen, 2018), teniendo en cuenta las capacidades de las
personas con autismo para la orientación al detalle (Baron-Cohen, 2013).
Respecto a cada una de las posturas abordadas en esta investigación, se encontró que, desde el modelo
médico clínico, las investigaciones en torno al TEA se realizan principalmente desde la biología
molecular, la genética clínica, la neurofisiología, la neurociencia cognitiva y la neuropsicología. Es
justamente en la neuropsicología donde se observan los principales encuentros entre los contextos
clínico y educativo (Lewin & Akhtar, 2021). Los hallazgos cada vez refieren más la presencia de factores
genéticos y epigenéticos en el autismo, aunque su etiología no está claramente definida (Ne’eman &
Pellicano, 2022). De igual modo, en las investigaciones desde el modelo médico clínico se está haciendo
hincapié en el tratamiento (Pantazakos, 2023), el cual está involucrando técnicas como el neurofeedback
para el control voluntario de variables fisiológicas implicadas en síntomas de ansiedad asociados al
autismo.
De otro lado, desde el paradigma de la Neurodiversidad se están desarrollando investigaciones que
permitan dos situaciones: primero, fortalecer la evidencia que demuestra que las personas con autismo
pág. 3477
tienen capacidades y habilidades concretas; segundo, integrar a los instrumentos de evaluación la técnica
narrativa y otras herramientas propias de los estudios cualitativos, reconociendo la experiencia de
primera persona de quienes tienen esta condición. Para ello, se tienen en cuenta factores más allá de lo
orgánico, como el contexto sociocultural y la educación social en torno a los procesos de inclusión
(Dwyer, 2022; Pellicano & den Houting, 2022). De este modo, la Neurodiversidad revela que está
trascendiendo de la lucha social a la ciencia, generando cambios en las líneas de investigación y en el
enfoque de la academia hacia el autismo.
DISCUSIÓN
Los hallazgos de esta investigación permiten identificar que la necesidad de un diálogo entre modelo
médico-clínico y paradigma de la neurodiversidad no solamente constituye un problema científico, sino
también político y comunitario, teniendo presentes las implicaciones de las comprensiones del autismo
en la vida de las personas con esta condición y en cómo son percibidos en los diferentes nichos sociales
(Chapman, 2020; Chawner, 2022). Como se ha mencionado en este artículo, la Neurodiversidad inició
como un movimiento por la lucha de los derechos y como respuesta a la marginación y discriminación
de las personas con autismo (Kapp, 2023). Esta necesidad también aplica a la salud pública (Orsini,
2012), un escenario donde se teme adoptar el concepto de neurodiversidad por temor a que las personas
con autismo, al no considerarse enfermas mentales, pierdan el acceso a servicios de salud (Koi, 2021).
Por esta razón, es preciso realizar campañas de educación pública que formen a los funcionarios de
entidades gubernamentales y a otros actores sociales en el concepto de Neurodoversidad, apelando a la
integración con el modelo médico clínico y aclarando que, si bien se consideradan personas diversas en
lo cognitivo, también requieren apoyo de los diferentes sistemas, como el de salud, el educativo y el
jurídico, para dar atención a sus diferencias, al respeto de sus derechos y a las adaptaciones que requieren
en el aula (McMahon et al., 2021).
Otros aspectos que sobresalen en la presente investigación tienen que ver con las nuevas alternativas de
tratamiento que plantea el modelo médico-clínico. La manera tradicional de intervenir está demostrando
que impide que haya un progreso que beneficie a quienes están dentro del espectro, teniendo en cuenta
las necesidades emergentes en el mundo de hoy (Hoare et al., 2023; Isequilla-Alarcón & Martín-
Delgado, 2023; Venegas, 2019). En cuanto a lo social, pensarse en términos de la diversidad del
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desarrollo en lugar de diferencias categóricas representa una oportunidad para una vida en comunidad
más inclusiva, así como nuevas rutas para orientar la investigación, teniendo presentes las demandas de
la sociedad frente a nuevas miradas, como la Neurodiversidad (Hens & Van Goidsenhoven, 2023).
Sobre este aspecto, es importante resaltar que la posibilidad de tomar medidas para liderar la tarea de
mejorar las prácticas en la investigación en torno a estas temáticas puede ofrecer una concepción
direccionada a dar más claridad sobre el autismo en cuanto al potencial (Grandin & Panek, 2019). Esto
podría cambiar de manera paulatina las representaciones sociales de las personas con autismo que
influyen en los ámbitos clínico, educativo y social (Tan, 2023).
La presente investigación demostró que el paradigma de la Neurodiversidad está generando cambios
sociales significativos en torno a la comprensión del autismo, así como en su atención pública, científica,
política y práctica (Cheng et al., 2023; Hughes, 2021). Esto ha constituido un reto dentro para el modelo
médico-clínico en cuanto a la movilización hacia otra perspectiva del autismo y hacia la contemplación
de variables más allá de las exploradas comúnmente, como las que tienen que ver con los aspectos
neurobiológicos (Baker, 2006; Ortega, 2009.)
Aunque el uso de conceptos como neurodiverso o neurodivergente son necesarios para aprender a
valorar las diferencias cognitivas (Turner & Smith, 2023), es preciso no centrar la atención en el cerebro,
sino en la totalidad de la persona. Por lo tanto, otro reto encontrado en esta investigación es el cambio
que se requiere para no considerar categóricamente a las personas con autismo como cerebros
diferentes, sino reconocerlas como personas diferentes, incluso entre ellas mismas, comprendiendo
aspectos como las diferencias individuales (Stenning & Rosqvist, 2021). Los hallazgos demuestran que
los profesionales clínicos y educativos deben tener la suficiente sensibilidad conceptual al hacer uso del
lenguaje relacionado con el autismo, ya que las actitudes y representaciones sociales que se promuevan
pueden afectar la calidad de vida de las personas con autismo, fomentando los prejuicios y la
discriminación (Bailey, 2023; Chapman, 2020; Crawshaw, 2023; Leidenhag & King, 2023).
CONCLUSIONES
Los presentes hallazgos revelan la importancia de realizar investigaciones que integren los postulados
del modelo médico clínico y del paradigma de la neurodiversidad en el estudio del autismo desde una
perspectiva mixta, integrando los datos numérico-estadísticos con las experiencias de primera. Así
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mismo, se requiere que los hallazgos de estas investigaciones trasciendan los escenarios académicos y
se apliquen en los ámbitos gubernamental, social, educativo y clínico, generando un impacto en términos
de salud pública y de diálogo interdisciplinar para que las intervenciones sean más integradoras. Con
base en estos hallazgos, se advierte en el desgaste discursivo y pragmático que se presenta cuando cada
disciplina y campo trabaja de manera independiente. Por esta razón, se recomienda la articulación tanto
teórica como metódica, apuntándole a una procesos de intervención que abarquen la totalidad de la
persona y el conjunto de realidades del contexto en el que habita.
De acuerdo con lo anterior, es preciso que el conocimiento adquirido a través de la investigación y del
diálogo interdisciplinar también trascienda de los círculos especializados a la comunidad, permitiendo
que las nuevas comprensiones sobre el autismo sean instauradas socialmente y resignifiquen actitudes
compartidas que han fomentado la exclusión de las personas con autismo. De este modo, la investigación
fortalecería la transformación tanto de paradigmas como de representaciones sociales, cerrando brechas
de desigualdad y promoviendo el cambio para el bienestar común.
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