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Esta información nos orienta a una posible lesión intracraneana como un hematoma, hidrocefalia, un
aneurisma o una malformación que generan hipertensión intracraneana.
Otro aspecto es que, en el tiempo, este dolor dure entre dos a tres meses (cefalea subaguda), persistente
con una intensidad progresiva que podría tratarse de un proceso expansivo cerebral, ya sea tumoral o
no, hematoma epidural, aneurisma o hidrocefalia no comunicante. El dolor más preocupante es el de
inicio brusco, de corta duración o diferente al que estaba acostumbrado, al que se considera como un
dolor nuevo de reciente aparición, que nos obliga a investigar signos de alarma convirtiéndose en una
emergencia al que tenemos que resolverlo con prontitud. Estaríamos frente a las cefaleas red flags (
Arias, I., Polanía, M., Villa, M.I. (2021). En este caso sospechar de una hemorragia intracerebral, una
hipertensión endocraneana o un proceso infeccioso. Hay ciertas condiciones que tendríamos que valorar
como una edad mayor a 50 años, una asociación a fiebre, convulsiones, trastorno de conciencia,
vómitos, esfuerzo físico, refractariedad al tratamiento, comorbilidad o cualquier otra focalización. En
estos casos obliga a solicitar exámenes complementarios e iniciar tratamiento con inmediatez
(González, L. M., Roldán, I. M., Fernández, I. A., & Molinero, V. P. 2023).
Hay que tener en cuenta los síntomas que preceden al inicio del dolor y que puede pasar por alto. Los
pródromos son síntomas que aparecen hasta dos días previos y consiste en manifestaciones inespecíficas
como bostezos, incremento o pérdida de apetito, fatiga, cambio en el estado emocional y
comportamental. El aura puede presentarse en los 30 minutos previos y tiene valor localizador como
las fotopsias, amaurosis, parestesias, disfasias, hiperacusia, parosmias, etc.
Las cefaleas vasculares de tipo migraña debutan en la infancia o la juventud, o talvez antes y se puede
confundir con otras enfermedades como la cinetosis por la poca información que se puede recibir de los
niños, mientras que las cefaleas tensionales comienzan en la adultez. Las cefaleas de la tercera edad
mayormente son primarias en un 50%; siendo las migrañas atípicas en un 10% con atenuación de las
náuseas y la fotofobia, no siempre unilaterales y mayormente de menor intensidad. Otro 50% son
cefaleas secundarias como la arteritis de células gigantes, procesos intracraneales y artrosis cervical que
se puede presentar como una cefalea cervicogénica que se diferencia del tipo tensión por ser un dolor
un dolor cervical irradiado hacia la parte superior.