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Además, es importante destacar que la metodología educativa no es un fin en sí misma, sino un medio
para alcanzar los objetivos educativos (Bisquerra, 2019). Poner demasiado énfasis en los aspectos
técnicos y metodológicos sin considerar los propósitos, las necesidades y los intereses de los estudiantes
puede llevar a un enfoque mecánico y descontextualizado del aprendizaje. Es esencial que la
metodología se adapte y se actualice constantemente para responder a los desafíos y cambios que se
presentan en la sociedad y en el entorno educativo.
Otro aspecto por considerar es la necesidad de promover un enfoque crítico y reflexivo en la
metodología educativa; debido a que, en lugar de limitarse a transmitir conocimientos de manera pasiva,
la metodología debe fomentar el pensamiento crítico, la capacidad de análisis y la habilidad para
cuestionar y evaluar la información (Fortea, 2022). Esto implica incluir actividades y estrategias que
estimulen la participación activa de los estudiantes, el diálogo y el debate, así como la conexión entre
el aprendizaje y las experiencias del mundo real.
Otro aspecto importante para considerar con respecto a la metodología educativa es que debe considerar
el uso de la tecnología y las herramientas digitales de manera efectiva; en un mundo cada vez más
digitalizado, es crucial integrar recursos tecnológicos en la enseñanza para enriquecer el aprendizaje y
preparar a los estudiantes para el futuro. Sin embargo, es necesario hacer un uso crítico de la tecnología,
evitando la sobre dependencia o el uso superficial que no fomente el pensamiento crítico y la
creatividad.
Antes de concluir, se enfatiza que la importancia de la metodología educativa también radica en su
capacidad para fomentar un ambiente de aprendizaje inclusivo y equitativo; entonces la metodología
debe considerar las diferentes experiencias, contextos culturales y necesidades de todos los estudiantes,
evitando la reproducción de desigualdades o sesgos educativos; por cuanto es esencial promover la
igualdad de oportunidades y garantizar que todos los estudiantes tengan acceso a una educación de
calidad (Mishra & Koehler, 2006).
En conclusión, si bien la metodología educativa desempeña un papel fundamental en el proceso de
enseñanza-aprendizaje, es importante realizar un análisis crítico de su importancia; la metodología de
un docente debe ser flexible, adaptada a las necesidades individuales, estar en constante evolución,
fomentar el pensamiento crítico, hacer un uso consciente de la tecnología y promover la inclusión y la