CARACTERIZACIÓN DEL CUIDADOR
PRIMARIO FORMAL EN MÉRIDA, YUCAN
CHARACTERIZATION OF THE FORMAL PRIMARY
CAREGIVER IN MERIDA, YUCATAN
Mtra. María José De Lille Quintal
Universidad Autónoma de Yucatán, México
Dra. Rebelín Echeverría Echeverría
Universidad Autónoma de Yucatán, México
Dr. Carlos David Carrillo Trujillo
Universidad Autónoma de Yucatán, México
Dra. Nancy Marine Evia Alamilla
Universidad Autónoma de Yucatán, México
E. de Psic. Rodrigo Kuyoc Fuentes
Universidad Autónoma de Yucatán, México
pág. 5160
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i2.10927
Caracterización del Cuidador Primario Formal en Mérida, Yucatán
RESUMEN
México cuenta con un sistema de salud público mixto y fragmentado. Por su parte, el segmento del
sector privado es todavía más fragmentado y los servicios médicos de esta naturaleza en México son
aún más escasos. Dicha fragmentación ha ocasionado grandes problemáticas en las que está inmerso el
tema del cuidador primario pues aún no queda claro quién debe otorgar un servicio de esta naturaleza.
El cuidador primario es aquella persona encargada de atender, en primera instancia las necesidades
físicas, sociales y emocionales de una persona que por misma no puede hacerlo. El objetivo de este
artículo fue caracterizar a un grupo de cuidadores formales de Mérida, Yucatán, fue realizada bajo un
enfoque de tipo cualitativo, bajo un diseño de investigación fenomenológico, se implementaron
entrevistas semiestructuradas para la recogida de datos en una muestra de 60 participantes que trabajan
en instituciones de salud tanto del sector público y privado en la ciudad de Mérida, Yucatán. Los
resultados nos indican que la mayoría de los cuidadores primarios formales son mujeres, trabajan en
instituciones públicas o privadas, aunado a que tienen formaciones distintas y respecto al tipo de las
actividades de cuidado que realizan cubren necesidades físicas, psicológicas y sociales.
Palabras clave: cuidador primario, cuidadores formales, salud
1
Autor principal
Correspondencia: majose.delille@correo.uady.mx
Mtra. María José De Lille Quintal1
majose.delille@correo.uady.mx
https://orcid.org/0000-0003-4965-522X
Universidad Autónoma de Yucatán
México
Dra. Rebelín Echeverría Echeverría
rechever@correo.uady.mx
https://orcid.org/0000-0002-1331-2367
Universidad Autónoma de Yucatán
México
Dr. Carlos David Carrillo Trujillo
cartruji@correo.uady.mx
https://orcid.org/0000-0003-0228-9293
Universidad Autónoma de Yucatán
México
Dra. Nancy Marine Evia Alamilla
nancy.evia@correo.uady.mx
https://orcid.org/0000-0002-5652-7325
Universidad Autónoma de Yucatán
México
E. de Psic. Rodrigo Kuyoc Fuentes
a18013320@alumnos.uady.mx
https://orcid.org/0009-0003-1523-8353
Universidad Autónoma de Yucatán
México
pág. 5161
Characterization of the Formal Primary Caregiver in Merida, Yucatan
ABSTRACT
Mexico has a mixed and fragmented public health system. For its part, the private sector segment is
even more fragmented and medical services of this nature in Mexico are even more scarce. This
fragmentation has caused major problems in which the issue of the primary caregiver is immersed, as
it is still not clear who should provide such a service. The primary caregiver is the person in charge of
caring, in the fist instance, for the physical, social, and emotional needs of a person who cannot do so
themselves. The objective of this article was to characterize a group of formal caregivers in Merida,
Yucatan. It was carried out under a qualitative approach, employing a phenomenological research
design, semi-structured interviews were implemented to collect data in a sample of 60 participants who
work in healthcare institutions in both the public and private sectors in the city of Merida, Yucatan. The
results indicate that most formal primary caregivers are women who work in public or private
institutions, additionally with the fact that they have different training and with respect to the type of
care activities they perform, they cover physical, psychological, and social needs.
Keywords: primary caregiver, formal caregivers, health
Artículo recibido 20 marzo 2024
Aceptado para publicación: 22 abril 2024
pág. 5162
INTRODUCCIÓN
Panorama en México de los cuidadores primarios
En México existe un sistema de salud público que se encarga de cubrir gran parte de las necesidades de
la población ofreciendo una amplia cobertura y una atención integral a la población en general, este
sistema de salud público se encuentra conformado por instituciones de seguridad social como el
Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto de Seguridad Social de los Trabajadores del
Estado (ISSSTE), los servicios dicos ofrecidos por Petróleos Mexicanos (PEMEX), los de la
Secretaría de Defensa Nacional (SEDENA) y de la Secretaría de Marina (SEMAR), etc., y las
instituciones y programas que ofrecen estos servicios a la población que no está asegurada como los
servicios ofrecidos por la Secretaría de Salud (SSa), los Servicios Estatales de Salud (SESA), entre
otros. En el país se cuenta con un sistema de salud público mixto y fragmentado que, además de ofrecer
servicios médicos a los trabajadores asalariados y sus familias otorgan otras prestaciones sociales
(IMSS, ISSSTE, etc.). Por su parte, instituciones de protección social en salud dan acceso a servicios
de salud a personas no afiliadas al sistema de seguridad social (SSa, SESA, etc.) (Colegio Nacional de
Especialistas en Medicina Integrada, 2017; Organización Panamericana de la Salud, 2002).
Por otro lado, el sector privado comprende a compañías aseguradoras, prestadores de servicios que
trabajan en farmacias, consultorios, hospitales y clínicas privadas (esto incluye a prestadores de
servicios de medicina alternativa). El segmento del sector privado es todavía más fragmentado y los
servicios médicos de esta naturaleza en México son aún más escasos y afilian a una mínima cantidad
de la población. Dicha fragmentación en la conformación del sistema de salud mexicano ha ocasionado
grandes inequidades para la población y una deficiencia en la atención a la población, entre otros
problemas (Colegio Nacional de Especialistas en Medicina Integrada, 2017; Organización
Panamericana de la Salud, 2002).
Entre alguna de estas problemáticas está inmerso el tema del cuidador primario pues en el país, si bien
es un tema de estudio y está claro que es un derecho de las personas recibir un servicio de esta
naturaleza, aún no queda muy claro quién es el responsable de otorgarlo, aún no se establece si debe ser
ofrecido por el estado, debe correr por cuenta de los familiares o de alguna institución privada. Los
autores señalan que México se destaca por tener la mayor producción de encuestas relacionadas con la
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medición del tiempo y dentro de este, el cuidado; así mismo, recomiendan darle continuidad a este tipo
de encuestas para evaluar la evolución del trabajo de cuidado no remunerado (González et al., 2020).
La Encuesta Nacional sobre el Uso del Tiempo (ENUT) del año 2019 realizado por el Instituto Nacional
de Estadística y Geografía y el Instituto Nacional de las mujeres (2019) indicó que entre las actividades
denominadas “Trabajo No Remunerado de los Hogares” incluye el cuidado a integrantes del hogar y
para apoyar a otros hogares o comunidades, entre otras actividades. La ENUT reportó una tasa de
participación de la población de 12 años y más en el cuidado a integrantes del hogar de 50% con un
promedio de 9.3 horas a la semana. Por otro lado, la misma encuesta reveló una tasa de participación,
en la misma población, en el apoyo a otros hogares (entre ellas actividades de cuidado) y trabajo
voluntario y comunitario del 20% con un promedio de 8.3 horas a la semana (p. 11).
La ENUT también indica que son las mujeres quienes tienen una mayor tasa de participación en las
actividades de cuidado a miembros del hogar (54%) con un promedio de 12.3 horas semanales, en
comparación con los hombres con una diferencia en la tasa de participación en actividades de esta
naturaleza (45.8%) y con un promedio semanal de 5.4 horas. A su vez, la ENUT divide las actividades
de cuidado en “cuidados directos” o “sin cuidados pasivos” definidos como una actividad de cuidado
en la que no se está realizando otra al mismo tiempo y, define “cuidados pasivos” como una actividad
de cuidado en la que se está pendiente mientras se realiza una principal (Instituto Nacional de Estadística
y Geografía y Instituto Nacional de las Mujeres, 2019).
La encuesta arrojó los siguientes resultados en relación con actividades de cuidado a personas con
discapacidad o enfermedades crónicas o temporales, tanto la tasa de participación de las mujeres como
la de los hombres es menor del 10% (tanto en cuidados directos como pasivos), en el rubro de
integrantes de 0 a 5 años las mujeres cuentan con una tasa de participación mayor (23%) que los
hombres (15%); en el cuidado a integrantes de 0 a 14 años las mujeres registraron tasas de participación
de 34% (cuidados directos) y 43% (cuidados pasivos) en comparación con los hombres 32% (cuidados
pasivos) y 23 (cuidados directos); en la atención a integrantes de 15 a 59 años tanto hombres como
mujeres solo registraron cuidados directos con tasas de participación de 17% y 12% respectivamente,
por último; en el cuidado de personas de 60 años en adelante, tanto mujeres como hombres comparten
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la misma tasa de participación de 3% para cuidados directos y 7% para cuidados pasivos (Instituto
Nacional de Estadística y Geografía y Instituto Nacional de las Mujeres, 2019).
Cabe resaltar que los resultados arrojados por la ENUT 2019 posiblemente son causados por variables
socioculturales propias del contexto mexicano. Sin embargo, es fundamental resaltar que la mayor parte
de la investigación realizada acerca del tema de los cuidadores primarios en México se centra en gran
parte en los cuidadores primarios de personas adultas mayores principalmente.
Cuidadores Primarios
El cuidador o la cuidadora primaria es aquella persona encargada de atender, en primera instancia las
necesidades físicas, sociales y emocionales de una persona que por sí misma no puede hacerlo. Dicho
papel es, generalmente, llevado a cabo por una persona cercana al paciente como puede ser el cónyuge,
los hijos, algún otro familiar o simple y sencillamente alguien de confianza como un amigo (Sistema
Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, 2021).
El Programa de Atención Integral al Derechohabiente (2022) señala que el cuidador primario se hace
cargo de la gran parte de tareas de cuidado y apoya al paciente en su casa, en el hospital o en las
consultas atendiendo sus necesidades físicas y mentales. Agrega que algunas de las tareas que el
cuidador primario realiza en apoyo a su familiar o amigo enfermo son, entre muchas otras: Preparar los
alimentos, ayudarlos en tareas de higiene personal, acompañarlos en las consultas y durante las
hospitalizaciones, comprar los medicamentos y ayudarlos a ingerirlos y; platicar con el paciente a
ayudarle a mantener un buen estado de ánimo.
Por otra parte, el Instituto Nacional de Geriatría (2016) revela, al menos en el caso de los adultos
mayores en xico, cinco hechos que hay que considerar en cuanto al envejecimiento y la vejez, los
autores indican que abarcan: el cambio demográfico, pues cada vez hay más adultos mayores que niños;
el cambio en la carga de enfermedades incluyendo la fragilidad y síndromes geriátricos; el aumento en
las discapacidades y la necesidad de cuidados; la insuficiente respuesta del sistema en la cobertura
universal y; los estereotipos negativos, la discriminación y los maltratos que dominan pese a la nueva
realidad del envejecimiento y la vejez.
En este sentido y considerando estos hechos en el caso de las personas mayores y de otros grupos
vulnerables en cuanto a su autosuficiencia física o mental, es que se señala que los cuidados primarios
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ya no son exclusivamente tarea del grupo más cercano al paciente (familiares o amigos cercanos) pues
en la actualidad se cuentan con instituciones tanto del sector público como del sector privado que se
encargan de brindar este tipo de atención y servicio aunque muy pocas veces la población está al tanto
de las implicaciones de ser un cuidador primario (Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores,
2020). Cabe resaltar que distintos autores clasifican a los cuidadores primarios, generalmente, en
cuidadores primarios informales y cuidadores primarios formales (Instituto Nacional de las Personas
Adultas Mayores, 2020; Gutiérrez et al., 2014; Salazar, 2022).
Clasificación de los cuidadores primarios
Los servicios sociales y de salud en México encargados de la atención y proveer cuidados de largo plazo
aún son escasos y no toda la población puede acceder a ellos con facilidad y están divididos en las
distintas instituciones que pueden proveerlos tanto del sector público como del privado. Estos servicios
se ofrecen mayormente en los hogares, mientras que las opciones de servicios formales, especialmente
del sector público son muy escasas y por parte del sector privado, estos servicios permanecen fuera del
alcance de una gran parte de la población (Gutiérrez et al., 2014).
Cuidadores primarios informales
Los cuidadores primarios informales (CPI), señala Salazar (2022):
Son personas que pertenecen a los familiares y colaboran en la atención del paciente. Soportan una
carga física, psicológica y financiera significativa mientras brindan atención en el hogar. No están
capacitados y tienen un alto grado de compromiso con la tarea que realizan. En un tiempo ilimitado. (p.
7)
Gutiérrez et al. (2014) agregan que, en su mayoría este papel es cubierto por las mujeres quienes
satisfacen la necesidad de apoyo y responsabilidades sobre otros miembros del hogar a lo largo del ciclo
de vida, de tal forma, se convierten en cuidadores primarios de niños, adolescentes de personas con
alguna discapacidad o limitación permanente y del cuidado de personas adultas mayores. Delfín et al.
(2023) indica que el CPI suele tener vínculos afectivos con el paciente, generalmente no reciben una
remuneración económica por las labores de cuidado del paciente y, como se analizó con anterioridad
suelen ser miembros de la familia, un amigo, cónyuge o vecino quien toma la responsabilidad.
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Aunado a lo anterior, ante una enfermedad crónica, las familias deberían reorganizarse, sin embargo,
en el contexto mexicano, los CPI’s son elegidos al azar, pero suelen considerarse más las condiciones
del enfermo y las circunstancias de los miembros de la familia y nunca se toma en cuenta la disposición
y capacidad del familiar a quien se le delega esta responsabilidad, razón por la cual el perfil del CPI
generalmente es femenino con un promedio de edad de 48 años lo cual desencadena problemas y
conflictos familiares con la pareja, hijos, carga de trabajo, etc. (Delfín et al., 2023; Niebla et al., 2023).
Cuidadores primarios formales
El tema del cuidador primario formal (CPF de ahora en adelante) es un tema relevante en la actualidad.
No obstante, es fundamental señalar que existe muy poca literatura al respecto de la caracterización de
los CPF alrededor del mundo y es todavía más escasa en el contexto mexicano, pues de por sí, la labor
de los cuidadores primarios no es tomada en cuenta debido a que las actividades de cuidado forman
parte de la labor de los profesionales del área de la salud y por lo tanto, no es un tema que sea
considerado como tema de investigación con características más específicas.
Entre algunas de las características encontradas de los CPF se destaca el hecho de que son adultos de
ambos sexos, aunque la mayoría son mujeres, generalmente se encuentran en un estrato socioeconómico
medio y sus edades abarcan entre los 18 y 60 años, aunque otros autores señalan que su rango de edad
en general se encuentra entre los 20 y 65 años (Torres 2020; Delgado, 2023).
Entre otras características se encuentran, el realizar las labores de cuidado y atención al paciente,
higiene, compra y administración de medicamentos, alimentación, etc., mismas que realiza el CPI, con
la diferencia de que el CPF son aquellos profesionales o técnicos que previamente recibieron una
capacitación para desempeñar sus labores, ofrecen atención con límite de horarios y tienen un menor
vínculo emocional que los cuidadores informales (Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores,
2020). Otro autor que va en la misma dirección es Salazar (2022) quien señala que el CPF son aquellas
personas que prestan servicios de atención a ancianos y enfermos, que cuentan con estudios
profesionales (enfermeros, técnicos en enfermería, trabajadores sociales, etc.). Estas personas no tienen
un compromiso emocional con los pacientes y reciben una paga por sus servicios de cuidado y que
pueden trabajar en instituciones públicas o privadas.
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La Organización Panamericana de la Salud (2022), utiliza un término diferente para referirse a los CPF,
al menos en la región del continente americano, utiliza el término Cuidadores de Largo Plazo y su
definición es “cuidadores profesionales vinculados a sistemas formales de prestación de servicios de
CLP” (p. 11). Cabe resaltar que los Cuidados de Largo Plazo (o por sus siglas CLP) son actividades
para las personas que han tenido una pérdida importante de sus capacidades funcionales o se encuentran
en riesgo de perderla puedan mantener un buen nivel de capacidades funcionales y se prestan durante
períodos sostenidos de tiempo (Organización Panamericana de la Salud, 2022), nuevamente es un
término distinto para las actividades realizadas por los cuidadores primarios en la región.
Entre las problemáticas que enfrentan los CPF, al menos en México, no difieren tanto de las que afrontan
los CPI debido a que juegan un rol similar al segundo grupo. Escobedo et al., (2020), quienes trabajaron
con adultos mayores, señalaron que los dos grupos perciben algún tipo de sobrecarga, del nivel que sea,
pues reciben poco apoyo, hay deficiencias en la infraestructura en las instituciones o en los hogares
donde desempeñan sus labores, hacen falta los recursos necesarios para poder llevar a cabo sus tareas
de cuidado y esto genera en ellos desmotivación, falta de actividades que devienen en su bienestar físico
y mental. Cruz (2019) indica la carencia en la formación de los profesionales, el desgaste físico,
emocional y también, la falta de habilidades para centrarse en las necesidades del adulto mayor.
Bedoya et al. (2020), comenta que si bien es cierto que ambos grupos de cuidadores (formales e
informales) perciben algún tipo de sobrecarga y, que incluso, llegan a experimentar ndrome de burnout
en algún punto debido a las labores que desempeñan gracias a las implicaciones que tiene cuidar de
alguien; la diferencia entre uno y otro grupo está en que el CPF percibe un reconocimiento, salario e
incluso cuentan con un horario específico, esto ocasiona que la diferencia en la sobrecarga percibida
entre uno y otro grupo sea considerable.
MATERIALES Y MÉTODO
La presente investigación fue realizada bajo un enfoque de tipo cualitativo, la cual se caracteriza por su
intento de comprender los fenómenos desde la perspectiva de los participantes quienes los experimentan
de primera mano tomando en cuenta su contexto. Este enfoque es recomendable cuando el tema de
estudio ha sido poco explorado o no se han llevado a cabo investigaciones en un grupo social específico
(Hernández et al., 2014; Marshall, 2011; Preissle, 2008 como se citó en Hernández et al., 2014). Bajo
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un diseño de investigación fenomenológico, se implementaron entrevistas semiestructuradas para la
recogida de datos puesto que; la implementación de dicha técnica permite la obtención de mayor
información y precisar mejor los conceptos (Hernández et al., 2014).
El tipo de muestreo empleado para este estudio fue no probabilístico por conveniencia debido a las
implicaciones de la investigación y al tipo de población con el que se trabajó, para ello, las entrevistas
se aplicaron a 60 participantes que trabajan en instituciones de salud tanto del sector público y privado
en la ciudad de Mérida, Yucatán y que cumplieran con las características de: ser pasantes o contar con
estudios concluidos de licenciaturas del área de la salud o afines; haber concluido estudios de carrera
técnica relacionadas con el área de la salud o haber cumplido con estudios previos para llevar a cabo
tareas de cuidado, que sean cuidadores primarios de pacientes con algún tipo de limitación física o
mental; las edades de los participantes que conforman la muestra abarcan desde los 20 hasta los 55 años
(X
=22.81), la muestra se compone por 35 mujeres (58.4%) y 25 hombres (41.6%). Las entrevistas
fueron realizadas y aplicadas voluntariamente a los participantes, posteriormente a la firma del
consentimiento informado.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Esta investigación tuvo como finalidad caracterizar a un grupo de cuidadores formales de Mérida,
Yucatán, los resultados de la entrevista arrojaron que la muestra se compone mayormente de mujeres
en comparación con los hombres coincidiendo con las investigaciones de Torres (2020) y Delgado
(2023) que nos indican que la mayoría de los cuidadores primarios formales son mujeres, aseveración
con la que concuerda también López (2017) y que la media de edad es de 22 años. Otro punto por
resaltar es el hecho de que los entrevistados cuentan con algún estudio que les permite desarrollar sus
funciones (carrera técnica, licenciatura, especialidad, etc.) muy acorde a lo que afirman distintos autores
revisados (INAPAM, 2020; Salazar, 2022; OPS, 2022).
Debido al objetivo de esta investigación mediante las entrevistas se exploraron cuestiones relacionadas
con: Actividades de cuidado que ellos realizan para sus pacientes, lo que pensaban y sentían al respecto
de lo que hacían por sus pacientes, cómo consideraban que era su propia salud y cuáles pensaban que
eran los efectos positivos que les dejaba desempeñarse como cuidadores primarios. La razón para
explorar estas temáticas va muy de la mano con lo reportado por diversos autores acerca de las
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actividades que caracterizan al CPF (Cuidador Primario Formal), el desgaste físico (en gran medida) y
cómo afecta a diversas esferas de su vida, así como también los efectos positivos que genera en quiénes
ejercen esta labor (Bedoya et al., 2020; López, 2017; Cruz, 2019; León, 2021)
Cabe resaltar que no todos los participantes se desempeñan como cuidadores primarios formales que
asisten a un hogar para cuidar a un paciente, algunos de ellos trabajan en instituciones públicas o
privadas, aunado a que tienen formaciones distintas (32 de ellos siendo enfermeros y el resto se divide
entre rehabilitadores, fisioterapeutas, psicólogos, entre otras profesiones) debido a lo cual existe una
amplia gama de profesiones dedicadas al cuidado primario.
Los participantes refirieron, con respecto al tipo de las actividades de cuidado que realizan, lo siguiente:
que cubren necesidades físicas como, llevar a cabo traslados, movilizaciones, estimulación, terapia
física, curaciones, administración de medicamentos, también ayudan a realizar actividades al paciente,
tales como: aseo, alimentación, acompañamiento en indicaciones médicas, cambio de pañales,
trasladarlo a sus citas médicas, y vestir a la persona, por otra parte; los participantes comentaron que
cumplen necesidades psicológicas como acompañamiento emocional y social para entretener al
paciente como leerles, platicar con ellos o ponerles música relajante.
Así mismo, cubren algunas otras necesidades más especializadas como el diagnóstico y monitores de
signos vitales, cambio de sondas, prevención de enfermedades (desde la enseñanza de hábitos de vida
hasta vacunación y aplicación de pruebas de detección de enfermedades), realizar historias clínicas,
realizar e interpretar estudios, recibir a nuevos ingresos, entrar a cirugías cuando hay partos y revisar
las dilataciones de mujeres próximas a dar a luz. Estas respuestas ofrecidas por los participantes nos
ofrecen un panorama amplio de las diversas actividades que realizan los CPF, es importante indicar que
varían y se vuelven más especializadas dependiendo de la profesión, no obstante, de manera general,
son muy similares a las que llevan a cabo los CPI (Cuidadores Primarios Informales) tal y como lo
señalan en la teoría diversos autores (Instituto Nacional de las Personas Mayores, 2020; Salazar, 2022;
Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, 2021; Gallardo y Rojas, 2016 como se citó
en Torres, 2020).
Los participantes hicieron diversos comentarios acerca de lo que pensaban con relación a las tareas que
realizan, unos comentaban que no es cil ser cuidador primario formal debido a la serie de
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conocimientos que se requieren, a los valores, virtudes y aptitudes que debe poseer la persona
interesada, así como también la vocación “No todo el mundo sirve para cuidar a una persona enferma,
hay que tener mucha empatía, paciencia y conocimientos de cuidados…”. Algunas otras personas
respondieron que lo fundamental era el ser responsables al tratar con otra persona que se encuentra
vulnerable y que depende de ellos, algunos entrevistados hacían referencia a los impactos que tenía en
su persona, más que nada en los negativos (por ejemplo, estrés) “Muchas veces ser cuidador primario
es agotadorse necesita tiempo para las propias necesidades y causa estrés si no hay otro cuidador…”.
Algunos otros participantes referían que sus actos eran algo bueno porque estaban haciendo algo más
por otra persona, que les gustaba y que era algo muy positivo y una minoría de los entrevistados señaló
cuestiones relacionadas con su profesión “Se denigra mucho la enfermería, ya que se cree que son los
sirvientes de los médicos…”, otro entrevistado mencionó temas relacionados con sensibilizarse “...
Pienso que es algo que me ha ayudado a sensibilizarme más en etapas madura de la vida…” y, una más
hizo referencia a la irresponsabilidad de la gente “Pienso en la ignorancia y desinformación de muchas
personas que creen que es un juego… que ya se acabó la enfermedad [haciendo referencia a la COVID-
19] o que es mentira…”, si bien no se encontró mucha información en la literatura revisada acerca de
las cogniciones de los CPF acerca de su labor, una investigación cualitativa descriptiva elaborada por
López (2017) señala que, efectivamente piensan que un CPF debe cumplir ciertos requisitos como
valores, virtudes, aptitudes y vocación para ayudar a otros, en este estudio no se menciona nada acerca
de los impactos de fungir como CPF, temas relacionados con la profesión, el sensibilizarse al ser CPF
o la irresponsabilidad de la gente, pero se menciona cuál es su opinión acerca de los cuidadores
informales del paciente (en este caso familiares), los resultados de la investigación señalaron lo
siguiente :
Los cuidadores formales opinan que la ayuda que reciben del cuidador informal es positiva.
No obstante, hay enfermeros que expresan su opinión negativa (…) En general, se ha visto que los
cuidadores informales son vistos como agentes implicados y de participación activa, y también por su
aportación en el cuidado emocional que deriva de su presencia (López, 2017).
Continuando con las entrevistas, cuando se les cuestionó acerca de lo que sentían al desempeñarse como
cuidadores hacían referencia a dos esferas en particular: la física y la psicológica. Muchos de los
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participantes refirieron, en primer lugar, un cansancio físico o agotamiento por todas las actividades
que llevaban a cabo siendo cuidadores, por otro lado; los participantes comentaron también sentirse
estresados, angustiados tristes, enojados y ansiosos por diversas causas entre las que se encuentran; la
carga emocional, la carga de trabajo y la responsabilidad que implica cuidar a alguien. Algunas otras
respuestas que estuvieron presentes fueron sentir satisfacción, felicidad, orgullo y empatía,
generalmente cuando conectaban con el paciente, recibir apoyo y colaboración de la familia del paciente
o simplemente por percibir que ayudan a alguien más con sus servicios, lo cual es un tema interesante
que se abordará en los párrafos consecuentes.
Espinosa y Pineda (2020) describen en una revisión documental una gran cantidad de artículos en las
que hacen referencia a los efectos tanto físicos y psicológicos que derivan de fungir como cuidadores
primarios como el cansancio físico y mental, estrés, ansiedad, etc., Navarro et al. (2017 como se citó en
Barrera, 2022) va en la misma dirección. Sin embargo, es en el estudio de López (2017) en el que se
evidencian los sentimientos positivos descritos por los CPF tales como compasión, amor, compasión,
cariño, empatía y respeto que, va acorde a lo encontrado en esta investigación no tan solo en los
sentimientos de fatiga física y emocional sino también en sentimientos agradables reportados por los
participantes al momento de contestar.
De la misma manera que con las anteriores preguntas de la entrevista, se les preguntó acerca de cómo
ellos percibían su estado de salud. Llamaron mucho la atención las respuestas proporcionadas por los
participantes, pues una gran mayoría de los entrevistados respondieron que su estado de salud es buena
o estable y, en muchas ocasiones esto lo ligaban a no tener algún tipo de problemas o enfermedades o
llevar un buen hábito de vida saludable o dormir adecuadamente, en contraste otros participantes
respondieron lo mismo, que su salud era buena, pero con la diferencia de que sí presentaban algún tipo
de desgaste “Buena a pesar del desgaste físico y mental” y otra parte considerable de la muestra comentó
que no se sentían completamente sanos “Me ha afectado en el aspecto de la salud psicológica.
Agotamiento, no querer relacionarme con las demás personas, estrés, aislamiento…” y una pequeña
parte, además de considerar que se ha visto afectada su salud comentan que incluso tienen burnout “Sí,
la exigencia, ambiente y carga de trabajo me ha producido burnout y he aumentado mucho de peso por
el estrés.”. En algunos casos, los entrevistados pese a que a consideran que su salud no se encuentra en
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las mejores condiciones comentaron que el ver a sus pacientes mejorar les generaba una satisfacción o
les motivaba a seguir “... sin embargo, es muy satisfactorio lograr las metas establecidas con los
pacientes y brinda mucha motivación para continuar…”.
Si bien existe literatura acerca de la caracterización del cuidador primario, la gran mayoría gira en torno
al CPI (Salazar, 2022; Gutiérrez et al., 2014; Delfín et al., 2023; Niebla et al., 2023; Sistema Nacional
para el Desarrollo Integral de la Familia, 2021; Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores,
2020 y Escobedo et al., 2020) y hay escasa literatura sobre el CPF, por lo tanto no se conoce a detalle
cómo perciben ellos mismos su salud, salvo por los estudios sobre sobrecarga y burnout que llega a
sufrir esta población en concreto, como los estudios de Barrera (2022), Bedoya et al. (2020), Delgado
(2023), Espinosa y Pineda (2020), León (2021), López (2017) y Torres (2020) los cuales indican que el
trabajo del CPF genera, a la larga, estrés, ansiedad, depresión y síndrome de burnout, tal como algunos
de los participantes de esta investigación refirieron.
Un punto importante por resaltar es que en la presente investigación una gran cantidad de participantes
señalaban que su salud era “buena” debido a que no sentían algún síntoma físico. No obstante, se debe
tomar en cuenta la definición de salud vigente, la Organización Mundial de la Salud en su constitución
conceptualiza la salud como “… el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente
la ausencia de afecciones o enfermedades” (Organización Mundial de la Salud, 1948), siguiendo dicha
definición es posible afirmar que muchos de los participantes no se encuentran en un buen estado de
salud al comentar que han tenido que descuidarse por falta de tiempo o que se han alejado de amigos y
familia por su trabajo aunque ellos mencionen que su salud está “bien”. Resulta especialmente llamativo
el hecho de cómo algunos de los participantes parecían anteponer la satisfacción generada por el
progreso de sus pacientes antes que su salud y además lo tomaban como motivador para continuar con
su labor, no se encontró literatura al respecto y podría verse relacionada con la propia cultura del
mexicano.
Por último, fue interesante conocer si había dejado en los cuidadores primarios formales algún tipo de
efecto positivo pese a las afectaciones en su salud y otras esferas de su vida, los participantes, en gran
medida contestaron que hay efectos positivos, los más mencionados son: Satisfacción,
agradecimiento por parte de pacientes (en la mayoría de los casos) y sus familiares, el sentido de
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autorrealización, desarrollo de empatía y la formación de vínculos nuevos sobre todo con los pacientes.
En la poca literatura sobre CPF no se describen efectos positivos percibidos por los cuidadores, salvo
en el estudio realizado por López (2017) en Barcelona, ya que sus resultados coinciden con lo
encontrado en esta investigación, sobre todo en el tema del sentido de autorrealización, el cual describe
como un aspecto motivacional para los cuidadores señalado en términos de curiosidad y satisfacción,
agregando también el aprendizaje como otro motivador.
En definitiva, el presente estudio arroja resultados muy importantes en el campo de la psicología de la
salud, específicamente en el área de los cuidadores primarios formales, pues ayuda a entender con
mayor claridad cuál es su perfil. No obstante, estos resultados abren nuevas interrogantes que son
fundamentales indagar y, al mismo tiempo, nos da un panorama acerca de las necesidades de los CPF
bajo el contexto en el que se desempeñan. Nos evidencia una serie de carencias, por ejemplo: su salud
física y mental, delimitar qué actividades de cuidado les corresponden y la forma en la que pueden
mitigarse los efectos de su labor en su bienestar y el de los pacientes, temas en los que es posible llevar
a cabo futuras investigaciones y proyectos de intervención.
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