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conocimiento metacognitivo, (2) Las experiencias metacognitivas, (3) Los objetivos de las tareas y (4)
las acciones o estrategias utilizadas. Es decir, el “Conocimiento metacognitivo” consiste en el
conocimiento o las creencias sobre qué factores actúan e interactúan a fin de intervenir en el acto y los
resultados de las actividades cognitivas.
Para Pérez y Martin (2020, p.386) la metacognición “Es el conocimiento que tienen los sujetos sobre la
cognición propia, de otros o en general”. De este modo, este saber puede ser permanente, temático,
verbalizado, inexacto y desarrollarse en tiempos variables, en muchos casos de manera tardía. Sin
embargo, los autores identifican tres componentes del conocimiento metacognitivo: (1) Conocimiento
declarativo. Es un saber qué. Corresponde a todo aquel conocimiento que pueda explicitarse sobre lo
que se sabe y lo que no se ignora. (2) Conocimiento procedimental. Es un saber cómo. Implica el
conocimiento que se tiene sobre cómo utilizar diversas estrategias para resolver una tarea. (3)
Conocimiento condicional. Es un saber cuándo y por qué. Es el conocimiento sobre cuándo y por qué
utilizar una determinada estrategia.
Ahora bien, se ha dicho mucho del aspecto neurológico y psicológico de la metacognición como ciencia
pedagógica, pero con relación al proceso lector, estudios garantizan que las estrategias metacognitivas
benefician al proceso lector al mejorar la comprensión, aumentar la motivación y la confianza, facilitar
el uso eficiente del tiempo, y promover el pensamiento crítico y la madurez lectora.
Autores como: Mokhtari y Reichard (2002), Carrell, et, al., (1989), Teng (2019), Çubukcu (2008), Sen
(2009), Aziz, et, al., (2019), Usman, et, al., (2017), Aydogmus (2021), Mbato (2019) y Rajoo y Selvaraj
(2010); sugieren que las estrategias metacognitivas benefician al proceso lector al mejorar la
comprensión, aumentar la motivación y la confianza, facilitar el uso eficiente del tiempo, y promover
el pensamiento crítico y la madurez lectora. Asimismo, las asumen como técnicas que permiten a los
lectores reflexionar y regular su propio proceso de comprensión lectora. Estas estrategias incluyen la
planificación, el monitoreo y la evaluación de la comprensión y son fundamentales para mejorar la
habilidad lectora.
Las estrategias metacognitivas globales, de resolución de problemas y de apoyo mejoran la conciencia
y el uso percibido de estrategias de lectura, lo que se traduce en una lectura más efectiva. Mokhtari y
Reichard (2002). Por su parte Carrell, et, al., (1989) propone que el entrenamiento en estrategias