LAS HABILIDADES BLANDAS EN LAS
INTERACCIONES DOCENTE-ESTUDIANTE
DURANTE EL PROCESO FORMATIVO
SOFT SKILLS IN TEACHER-STUDENT
INTERACTIONS DURING THE TRAINING PROCESS
Mónica Patricia Saballet Lara
Universidad Umecit - Panamá
pág. 5919
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i2.10998
Las Habilidades Blandas en las Interacciones Docente-Estudiante Durante
el Proceso Formativo
Mónica Patricia Saballet Lara
1
monicapsaballet@gmail.com
https://orcid.org/0000-0003-0278-5668
Universidad Umecit
Panamá
RESUMEN
El interés por determinar la importancia del uso de habilidades blandas en las interacciones entre
docente-estudiante durante el proceso formativo, condujo una revisión documental que permitió la
profundización en fuentes primarias de autores especialistas, así como en fuentes secundarias de
inevstigaciones preliminares, sobre la educación integral que propicia el desarrollo de un aprendizaje
vinculado no solo a lo cognitivo y procedimental, sino también a lo actitudinal-emocional. Las
habilidades blandas aportan a la interacción docente-estudiante un elenco diverso de competencias
vinculadas entre en torno a la reflexión y el análisis para la acción sobre mismo y sobre las relaciones
con los demás en la búsqueda del sentido de comunidad, promoviendo el servicio a los demás,
confiriéndole aun mayor importancia a lo social de la educación. El desarrollo de habilidades para el
trabajo en equipos, la comunicación asertiva, la resiliencia, la creatividad y la toma de decisiones
redundan en la transformación educativa de un trabajo individual a un trabajo colectivo y dinámico que
se nutre y fundamenta en el reconocimiento de la interdependencia con los otros y en el desarrollo tanto
individual como social.
Palabras clave: habilidades blandas, interacción docente-estudiante, proceso formativo
1
Autor principal
Correspondencia: monicapsaballetgmail.com
pág. 5920
Soft Skills in Teacher-Student Interactions During the Training Process
ABSTRACT
The interest in determining the importance of the use of soft skills in interactions between teacher-
student during the training process led to a documentary review that allowed for a deepening of primary
sources from specialist authors, as well as secondary sources of preliminary research on education.
comprehensive that promotes the development of learning linked not only to the cognitive and
procedural, but also to the attitudinal-emotional. Soft skills provide the teacher-student interaction with
a diverse list of interrelated competencies around reflection and analysis for action on oneself and on
relationships with others in the search for a sense of community, promoting service. to others, giving
even greater importance to the social aspects of education. The development of skills for teamwork,
assertive communication, resilience, creativity and decision-making result in the educational
transformation of individual work to collective and dynamic work that is nourished and based on the
recognition of interdependence. with others and in both individual and social development.
Keywords: soft skills, teacher-student interaction, training process
Artículo recibido 15 marzo 2024
Aceptado para publicación: 10 abril 2024
pág. 5921
INTRODUCCIÓN
La emergencia sanitaria mundial entre los años 2020 y 2022, a consecuencia de la pandemia por Covid-
19, produjo la toma de medidas sobre la marcha para garantizar la prosecución del proceso educativo,
situación que sometió tanto a estudiantes como a docentes a una vivencia que provocó en ellos un
incremento de los niveles de estrés producto de la necesidad de trabajar de manera sincrónica en una
modalidad de estudios prácticamente desconocida (Vásquez et al. 2020), como lo es la virtual. Tal
situación, encontró a los docentes con muy poco manejo de las habilidades blandas para la interacción
efectiva con los estudiantes, quienes se sentían agobiados por enfrentarse a un nuevo escenario escolar,
que se caracterizó por el alto volumen de tareas, siendo estas las primeras respuestas emocionales que
produjo estrés académico tanto en ellos como en los docentes (Asenjo, Linares, & Díaz, 2021).
Los docentes no estaban preparados para la educación en línea, la gran mayoría no dominaba el mundo
digital, no disponían de recursos necesarios, carecían de conocimientos y destrezas para ello, sin embargo,
tuvieron abruptamente que buscar alternativas para llegar a los estudiantes, quienes tampoco estaban
preparados para trabajar con orientación educativa desde casa (Delgado, 2020; Estefano et al. 2021). Esa
realidad, originó situaciones en la relación docente-estudiantes que revelaron la necesidad de apuntalar
competencias como la comunicación efectiva, la capacidad de conocer y manejar sus propias emociones,
así como de actuar ante lo imprevisto, conocidas también como competencias para el nuevo milenio
(Gómez, 2019), las cuales en el ámbito educativo son primordiales, toda vez que son necesarias inclusive
en la modalidad presencial.
Estas nuevas necesidades, y sus consecuentes transformaciones en el vivir y el convivir a partir del año
2020, dieron origen a una nueva manera de emprender la praxis pedagógica, que requirió el manejo de
las llamadas habilidades blandas, o habilidades del nuevo milenio (Gómez, 2019), una serie de destrezas
naturales o aprendidas, entre las cuales destacan inteligencia emocional, dominio de enfoque e
innovación, orientación en aprendizaje, flexibilidad cognitiva y adaptabilidad a los nuevos entornos
(Salamanca, 2021). Las habilidades blandas o no-cognitivas permiten a las personas desarrollar
competencias para “relacionarse con los demás y consigo mismo, comprender y gestionar las emociones,
establecer y alcanzar objetivos, tomar decisiones autónomas y responsables y afrontar situaciones
adversas de forma creativa y constructivo. (Instituto Ayrton Senna, s.f.). Es evidente que estas
pág. 5922
habilidades tienden más a procesos de autorreflexión, comunicación y socialización, en términos de
capacidades intrapersonales e interpersonales.
A nivel internacional son numerosas las investigaciones que abordan este tema, unas hacia los nuevos
desafíos pedagógicos a partir de lo tecnológico devenidos de la situación pandémica (Barron et al. 2021;
Mendoza, 2020). La formación del docente en especial ha sido un área importante, toda vez que la
educación en modalidad virtual evidenció que no se manejan contenidos para atender temas
socioemocionales, con lo cual se ven limitadas las capacidades emocionales y sociales; mostrando con
ello la necesidad de los docentes en desarrollar destrezas personales que les permitan generar un cambio
educativo (León c. , 2021).
En el caso de Colombia, el tema del periodo de pandemia y al retorno a las clases presenciales arrojó la
presencia de problemas emocionales tanto en estudiantes como en docentes, tales como desánimo,
pérdida de hábitos, tristeza, depresión y ansiedad, entre otros; con señalamientos hacia las instituciones
educativas pues no consideran un programa para manejar estas situaciones, ni ejecutar acciones para
prevenir su agudizamiento relacionados a la salud mental (Meneses, 2022). Se plantea la necesidad de
abordar la formación docente para la construcción de un entorno positivo con base en el manejo de
habilidades blandas para afrontar junto a los estudiantes la vida social, académica, profesional y las
situaciones de emergencia que, tal como el Covid-19, dejó nuevamente en evidencia la fragilidad del ser
humano (Cortés, 2021) y su necesidad de aprender a relacionarse consigo mismo y con los demás de
manera armónica.
La educación para el desarrollo integral del ser humano
El escenario educativo siempre ha mostrado preocupación por la necesidad de formar a los estudiantes
de manera integral, para que puedan responder eficazmente a los diversos desafíos de la sociedad actual,
sean técnicos, profesionales, teórico-conceptuales, sociales o humanos. A partir de la teoría de las
inteligencias múltiples, en el campo de la pedagogía se ha abierto un debate que contempla el papel de
las emociones y de los vínculos interpersonales como dimensiones que deben ser especialmente
consideradas en la formación integral de los estudiantes (Ferreyra, 2018). El aprendizaje emocional y
social resulta tan significativo como la apropiación de saberes académicos, donde ambos componentes
demandan en las propuestas pedagógicas un tratamiento articulado, integrado e integrador.
pág. 5923
La diversidad, complejidad e interdisciplinariedad del escenario educativo se acerca a la comprensión
constructivista del conocimiento, por lo que se construye a partir de las particularidades y posiciones
por las que se caracteriza a cada persona (Ferreyra, 2018); en los escenarios educativos conviven
personas con prácticas subjetivas, sociales, culturales y políticas diferentes que se dan en la vida
cotidiana. Ante esto, resulta importante tener presente que “Todo ser humano está proyectado a
desarrollar sus potencialidades. No es un ser de meros instintos, sino que el hombre está constituido para
trascender, es decir, ir más allá para encontrar el pleno sentido de la vida” (Mejía & Borda, 2018, p. 32).
Lo anterior, invita a asumir de una vez por todas la necesidad de una educación integral, que tenga en
cuenta la diversidad y multiplicidad del individuo, así como la comprensión e integración de las siete
dimensiones del ser: biológica; psicoafectiva; intelectual; social; cultural; axiológica; política. La
educación integral es considerada como una forma de impartir educación, un estilo educativo que
pretende no sólo enseñar a los estudiantes en su aspecto mental, memorístico, repetitivo, con
conocimientos científicos específicos; también considera indispensable proporcionarle los elementos
necesarios para crecer como persona e intentar desarrollar todas sus cualidades, circunstancias y
potencial (Guerra et al. 2014).
La educación debe apuntar a la integralidad, para crear sinergia entre lo cognitivo y lo práctico, las
habilidades existenciales y el sentido de comunidad, promoviendo el servicio, la importancia social de
la educación y el desarrollo social y económico del entorno, las regiones y el país (Marrero et al. 2018).
Para el desarrollo de habilidades blandas, es necesario plantearlo desde los lineamientos curriculares,
con objetivos y didácticas claras, que permita a los docentes aplicar estrategias en un proceso formativo
centrado en el estudiante (Linares, 2022), brindando actividades y herramientas de evaluación, de
orientación y seguimiento del progreso de sus estudiantes y de las relaciones que con ellos se desarrollan.
Las habilidades blandas en el contexto de la Teoría de la Inteligencia Emocional
Centrada en las denominadas habilidades sociales o emocionales y en el hecho que son fundamentales
para el éxito personal y profesional, la Teoría de la Inteligencia Emocional (Golleman, 1998) promulga
que la inteligencia emocional es vista como la capacidad de comprender las emociones de otras personas,
de comprender las propias y de gestionar estados emocionales, tiene como rasgos característicos la
empatía, la gestión emocional, la motivación y las habilidades sociales para comunicarse y relacionarse
pág. 5924
con otros; todas ellas, incluidas dentro de las llamadas habilidades blandas o habilidades del nuevo
milenio (Gómez, 2019).
Para Goleman (2014), estos componentes definen la inteligencia emocional como una forma de
comprender los procesos cognitivos fuera del pensamiento lógico y racional, a través de cinco aspectos:
autoconciencia emocional o capacidad de comprender los propios estados de ánimo; autorregulación
emocional o capacidad de controlar la conducta basándose en impulsos emocionales y así adaptarse
mejor a la dinámica social; motivación o capacidad para dirigir la energía hacia una meta o propósito;
empatía o capacidad de comprender y experimentar los estados emocionales de otras personas como si
fueran propios; habilidades sociales o elenco de capacidades para responder de la manera más adecuada
a las demandas sociales del entorno.
Praxis de las habilidades blandas en las interacción docente-estudiantes.
La práctica educativa significa necesariamente una actividad interpersonal, donde cada participante
tiene una visión muy específica del otro, en función de su comportamiento y de su forma de pensar ante
cada situación escolar que se vive en el día a día en un ambiente educativo. Algunos de los procesos de
selección y clasificación para crear representaciones de los estudiantes se basan en sus interacciones con
los profesores y en aquello que el propio estudiante aporta al proceso de aprendizaje. Además, las
estructuras de los estudiantes se consideran el principal elemento mediador entre el efecto docente, el
contenido u objetos escolares y los resultados del aprendizaje (Coll et al. 1999).
Entendiendo el contexto educativo como un espacio social, donde se vinculan entre sí todos los factores
que influyen en los acontecimientos que tienen lugar en el aula, sean físicos, culturales y sociales, tanto
directamente perceptibles y explícitos como también menos perceptibles, sutiles e indirectos; tanto
docentes como estudiantes, seleccionan y clasifican, de manera consciente como inconsciente, las
características del otro y comienzan a construir una representación mutua a partir de ello.
La representación que un docente tiene de sus estudiantes, lo que piensa y espera de ellos, las
interpretaciones y habilidades que les atribuye, no es sólo un filtro para interpretar lo que hacen de una
forma u otra, sino que incluso pueden llegar a cambiar el comportamiento real de los estudiantes de
acuerdo a las expectativas asociadas a dicha presentación (Coll & Miras, 1990). Este principio también
funciona en sentido contrario, la representación que los estudiantes tienen de su docente, aquello que
pág. 5925
piensan y esperan de él, las habilidades e intenciones que se le atribuyen, determinan en gran medida su
interpretación de todo lo que hace, dice y puede hacer; pudiendo llegar a cambiar la actuación del
docente en función de las expectativas de los estudiantes.
Autores como Coll & Miras (1990) y Coll et al. (1999), señalan cuatro direcciones principales en el
contenido y la organización de las presentaciones de los futuros profesores: la importancia de los
aspectos afectivos y relacionales del comportamiento del profesor, el cumplimiento del papel del
profesor, el contenido de la enseñanza y la activación de un docente en situaciones de conflicto. La
aparición de representaciones entre docente y estudiante es, por tanto, resultado de las sucesivas
interacciones entre estos, observación mutua y directa de sus características y comportamientos, así
como de los conocimientos previos que recibieron tantos profesores como estudiantes, de personas
cercanas, seleccionando y clasificando las características del otro.
Estos análisis de la construcción de representaciones muestran que profesores y estudiantes establecen
límites a la producción de conocimiento de cada uno y lo hacen negociando los significados de las
escuelas. Las comprensiones y representaciones mutuas de profesores y estudiantes impregnan toda la
enseñanza y el aprendizaje y existen en las relaciones humanas; el desarrollo y práctica de las habilidades
blandas de manera consciente coadyuva a que esas representaciones se puedan construir de manera
prositiva, en tanto se ejerciten competencias para el trabajo en equipos, la comunicación asertiva, la
resiliencia, la creatividad, la toma de decisiones, entre otras que necesariamente deben estar presentes
en la interacción docente-estudiantes a lo largo del proceso educativo.
En ese orden, el trabajo en equipo se caracteriza por la capacidad de colaborar con otros para lograr un
objetivo común; cuyo desarrollo viene dado por la intervención de un grupo de individuos, una
organización o institución, y un objetivo común (Durán, 2018). El trabajo en equipo se convierte en
“una manera ideal de promover el aprendizaje con habilidades que incluyan tareas encaminadas no sólo
a formar profesionales, sino también personas que puedan dar respuesta a las necesidades de nuestra
sociedad” (Cifuentes & Meseguer, 2015).
Es una de las habilidades más buscadas en el mundo laboral, porque cada entorno requiere de la
cooperación de varios expertos, donde cada uno aporta sus habilidades y conocimientos para lograr un
objetivo común. Requiere una interdependencia constante, que a su vez amerita capacidad de
pág. 5926
comunicación con diferentes partes, compromiso y motivación, autocontrol, trabajo bajo presión,
resolución de conflictos, planificación de tareas, conciencia ética, entre otras competencias (Ruiz & de
Rivas, 2015)
El trabajo en equipo, se nutre de la vinculación interactiva entre los miembros del equipo; en este caso,
el docente puede fomentar esa interacción a través de su participación como un miembro más de los
equipos estudiantiles, aportando ideas, fomentando la relación entre los estudiantes y de estos con
mismo, ya no como docente sino como parte actuante en las decisiones y en los resultados. Con ello se
propicia una relación docente-estudiantes dinámica, proactiva, respetuosa, creativa porque se
intercambian visiones y se abren nuevas maneras de hacer, tanto por el aporte de lso estudiantes como
del docente, permitiéndole a los primeros aprender con idoneidad a trabajar en equipos.
Para ello, es indispensable desarrollar habilidades para la comunicación, entendida como capacidad de
expresar claramente intereses, necesidades, puntos de vista y pensamientos, considerando la posición y
respuesta del otro en la conversación, expresándose adecuadamente sin dañar al oyente (Chaux et al.
2004). La comunicación explora el respeto a los propios derechos y sentimientos, así como a los objetos
de comunicación, con lo cual “la comunicación flexible es una de las habilidades más importantes para
promover el desarrollo humano y prevenir problemas” (Cañas & Hernández, 2019).
Siendo la comunicación clave del trabajo en equipo, los estudiantes practican habilidades necesarias
para la vida cotidiana al relacionarse de manera asertiva entre ellos y con el docente, considerando que
los procesos de comunicación intergrupal son esenciales para la realización exitosa de tareas
interdependientes. La asertividad dentro de un equipo donde interactúan estudiantes y docente incluye
procesos de retroalimentación, comunicación a niveles formales e informales donde cada miembro del
equipo dirige mensajes a otros miembros y se desarrollan prácticas de escucha activa (León del Barco
et al. 2015).
Esa comunicación asertiva, conduce a la resiliencia en la interacción docente y estudiantes, una
competencia socioemocional que debe ser considerada por los docentes como muy importante, porque
es uno de los conceptos más enfocados en el ámbito académico para promover personas cada vez más
activas, socialmente conscientes y competentes (Hernández et al. 2022), con lo cual “La resiliencia se
basa en el amor profundo por el otro, reconociéndolo como persona, estimulando sus fortalezas, su
pág. 5927
calidad de vida” (Rodríguez, 2009, p. 288). Los procesos de resiliencia y adaptación significan responder
adecuadamente a las dificultades, combatir y revalorizar los efectos negativos del estrés, fortalecer el
carácter emocional y propiciar cambios personales.
A nivel teórico, existen dos líneas de trabajo en el estudio de la resiliencia (Hernández et al. 2022); en
primer lugar, el concepto mismo, centrado en comprender cuáles son las principales situaciones de
riesgo biopsicosocial a las que se enfrentan las personas y cómo la resiliencia les permite adaptarse y
sobrevivir en dichas situaciones. En segundo lugar, la resiliencia desde la perspectiva de la
transformación del sujeto, a partir de los desafíos que enfrenta, es decir, enfatiza los elementos
contextuales que protegen al individuo, lo fortalecen psicológica y emocionalmente, al tiempo que le
permiten tomar conciencia de sí mismo, de su realidad y del desarrollo de comunidades de diálogo. La
resiliencia puede aumentar las capacidades de invulnerabilidad de las personas y promover sus
mecanismos de defensa, al generar procesos multidimensionales de desarrollo del pensamiento. Si los
individuos pueden pensar de manera crítica, creativa y cuidadosa sobre sus vidas, su entorno y
comprender la realidad de una manera diferente, su capacidad para afrontar situaciones estresantes puede
mejorar (Alvarán et al. 2019).
Desarrollar la resiliencia en el ámbito educativa implica trabajar en el pensamiento crítico y la
creatividad, observar a los demás, escuchar y comprender. La adaptabilidad de un estudiante o de un
docente en el escenario escolar afecta no sólo al propio individuo sino también a la comunidad educativa.
La interacción docente- estudiantes debe fundamentarse en el desarrollo de las habilidades de resilencia
para juntos poder concretar los logros que uno y otros se proponen, que no es más que la aportación a
la sociedad de personas formadas con amplio sentido de responsabilidad con la sociedad en la cual
conviven.
Se evidencia que la creatividad es una habilidad que debe estar presente en el desarrollo de las demás
habilidades blandas, siendo una herramienta fundamental para el desarrollo de la personalidad,
centrándose en elementos cognitivos, afectivos y sociales de forma que se asegure la plena expresión de
la esencia (Martin & Martin, 2012). Además, la creatividad permite “conseguir que la institución
educativa no sólo se adapte al multiplicador del sistema social, sino que cumpla su misión de cambiar
la realidad” (p. 312). Esta capacidad socioemocional va más allá del concepto tradicional de expresión
pág. 5928
artística, pues supone una comprensión integral que considera ciencia, tecnología, relaciones sociales y
todas las manifestaciones humanas hasta la forma de conocer.
La creatividad fomenta espacios de reflexión y crecimiento personal para que el proceso académico
tenga en cuenta todas las dimensiones del ser, lo individual, emocional, psicológica, espiritual, social,
cognitiva, física y comunicativa. (Guerra et al. 2014). La creatividad promueve la conciencia de que la
educación va más allá de los procesos de incremento del conocimiento y se centra en la transformación
de la persona, lo cual cambia la realidad de la actividad creativa: logrando así una comprensión teórica
de la creatividad que va más allá de perspectivas que se centran en el individuo y lo individual, pasando
a lo colectivo (Bacallao & Sanz, 2017).
Un enfoque que permite una mejor visualización de los procesos de creatividad social y cómo desde la
escuela puede ser motor para una mejor interacción del docente con sus estudiantes y viceversa.
“Presentar las tareas creativas promueve el desarrollo de los estudiantes y permite la creación de un
ambiente favorable donde se desarrolla una actividad cooperativa y significativa " (Martin & Martin,
2012, p. 349). La creatividad no concierne sólo a los estudiantes y los docentes, sino también a las
instituciones educativas y al propio sistema educativo, porque permite evaluar las prácticas pedagógicas
y cuestionar el modelo educativo, integrando el pensamiento de diversas partes e incentivando su
implementación. la mejor educación posible, a través de una toma de decisiones consciente y concertada.
En ese sentido, la toma de decisiones se centra en un proceso reflexivo y analítico sobre una situación
determinada para poder elegir un camino para accionar entre varias alternativas, en respuesta a las
necesidades, oportunidades y amenazas que se presentan, pudiendo llegar a emitir juicios al respecto
(Chiavenato, 2011; Jones & George, 2010). En el aspecto relacional educativo, la toma de decisiones
“la toma de decisiones individual, interindividual y transindividual de los implicados en el proceso de
aprendizaje repercute en el acto formativo” (Manrique & Valle, 2023, párr. 6). Si se busca la
participación del estudiante en la toma de decisiones, debe promoverse la interacción, la reflexión y el
análisis para que pueda aportar en temas como los contenidos, las estrategias o la evaluación, la
disciplina, los valores y las relaciones sociales.
Estos aspectos, tradicionalemente determinados por los docentes y la institución sin tomar en cuenta a
los estudiantes, conducen a la necesidad de sensibilizar también a los docentes sobre el hecho que la
pág. 5929
interacción con el estudiante no puede resumirse a la enseñanza de un contenido y su evaluación, sino a
hacerlos partícipes de todo lo que involucra el acto educativo de manera conjunta con los propios
docentes, para todos participen desde una visión crítica, analítica y propositiva (Manrique & Valle,
2023), al promover en ellos mismos una actitud reflexiva sobre su propio proceso formativo.
Esas acciones de interacción participativa apalancadas en las habilidades blandas redundan en la
transformación educativa de un trabajo individual, del docente y/o del estudiante, a un trabajo colectivo,
dinámico, propositivo, que conduce a los estudiantes no solo a responsabilizarse de su porpio accionar,
pues de este depende el accionar de otros en los trabajos en equipos, sino que al mismo tiempo le permite
desarrollar gradualmente habilidades comunicativas, resilientes, creativas y de toma de decisiones,
indispensables para continuar su formación académica y aplicar en su contexto de vida personal, social
y profesional a futuro.
Propósitos investigativos
El estudio buscó determinar la importancia del uso de habilidades blandas en las interacciones entre
docente-estudiante durante el proceso formativo, considerando
METODOLOGÍA
El estudio fue de tipo descriptivo bajo una mirada hermenéutica, que permitió profundizar en el
conocimiento de las habilidades blandas como herramientas para la interacción docente-estudiante; esto
posibilitó posteriormente, la configuración de categorías orientadoras a partir del marco referencial
teórico dentro de un proceso investigativo fenomenológico
Técnicas y procedimiento de recolección de información
La revisión documental constituyó la técnica de recolección de información, aplicando un análisis
reflexivo e interpretativo, relacionada a las habilidades blandas y la interacción docente-estudiantes, en
el propósito de determinar su importancia como elementos potenciadores del hecho educativo. Se
revisaron fuentes primarias de autores versados en los temas, así como secundarias sobre investigaciones
preliminares publicadas en revistas científicas alojadas en sumarios electrónicos.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Indudablemente, la educación en línea vino para quedarse. La revisión documental confirma que la
experiencia global producto de la pandemia por Covid-19, que afectó no solo la salud de un gran número
pág. 5930
personas, sino que impactó todos los ámbitos de la vida cotidiana, donde las instituciones vieron de un
día para otro la ausencia presencial de sus actores, en su prolongada duración de casi dos años condujo a
la necesidad de implementar la modalidad de educación a distancia, para garantizar de una u otra forma
la continuidad de los estudios. No obstante, esta situación, encontró a la gran mayoría de los docentes y
los estudiantes sin preparación para la educación en línea, más allá del uso de los teléfonos celulares y
las redes sociales.
Siendo que el proceso educativo implica una relación de enseñanza y aprendizaje, donde la comunicación
es imprescindible en la modalidad presencial, en la realidad de la educación virtual revelan necesidades
relacionales específicas orientadas a la comunicación efectiva, el reconocimiento y manejo de las
emociones, así como la toma de decisiones, entre otras, conocidas como habilidades blandas o habilidades
del nuevo milenio (Gómez, 2019; Salamanca, 2021), las cuales coadyuvan a las personas a saber
relacionarse con los demás y consigo mismo (Instituto Ayrton Senna, s.f.) y aportan a la formación
integral de los estudiantes. En ese sentido, no lo debe importar el aprendizaje cognitivo y el
procedimental, el aprendizaje emocional y social es igual de necesario e importante, requiriendo para ello
propuestas pedagógicas integradas promotoras de aprendizajes integrales. (Ferreyra, 2018)
Destacó en la revisión, que estas habilidades necesariamente conducen en los estudiantes a desarrollar
procesos de autorreflexión, comunicación y socialización, que los llevan a comprenderse a sí mismo en
su relaciones y modos de actuar individualmente y en colectivo. En el caso de los docentes, se
evidenciaron coincidencias en las investigaciones preliminares examinadas relacionadas a carencias de
los docentes en el manejo de contenidos sobre temas socioemocionales, limitando con ello el desarrollo
de capacidades emocionales y sociales; mostrando con ello la necesidad de trabajar con estrategias que
ayuden a los docentes a apoyar a sus estudiantes en el desarrollo de destrezas personales que les permitan
generar un cambio educativo (León C., 2021).
En la revisión, mereció especial atención, el hecho que el trabajo en equipo sea una de esas estrategias
que, de acuerdo a los autores (Cifuentes & Meseguer, 2015; Durán, 2018; Ruiz & de Rivas, 2015),
constituye una herramienta pedagógica ideal para promover el desarrollo de habilidades blandas, pues
hace énfasis en las interrelaciones que necesariamente se generan entre los miembros de un equipo de
pág. 5931
trabajo, a través de la vinculación activa que debe expsitir para el logro del objetivo y el alcance de la
meta trazada. se nutre de la vinculación interactiva entre los miembros del equipo.
Otra de las habuilidades blandas abordadas, es la creatividad, cuyo desarrollo apoya al desarrollo de la
personalidad, y la asertividad en la actuación ante imprevistos (Martin & Martin, 2012), pues no es una
habilidad que solo detenta el arte, sino que debe estar presente en todos los ámbitos de actuación del ser
humano, pues es necesaria para apoyar la toma de decisiones; siendo esta otra de las habilidades blandas,
posibilita procesos reflexivos y analíticos para accionar (Chiavenato, 2011; Jones & George, 2010),
siendo muy necesaria en la relación docente-estudiante durnate el proceso formativo, reconociendo la
necesidad que las habilidades blandas deben ser desarrolladas por ambos protagonistas del hecho
educativo.
CONCLUSIONES
Analizados materiales teóricos e investigativos sobre las habilidades blandas, o habilidades del nuevo
milenio, y cómo se vinculan en la interacción docente-estudiante durante el proceso formativo, se
concluyó sobre la necesidad imperativa de promover acciones para una educación integral, que
reconozca la importancia de lo actitudinal-emocional junto a lo cognitivo y procedimental del
aprendizaje, para el desarrollo completo de individuos y sociedades, considerando que en los escenarios
educativos conviven personas con prácticas subjetivas, sociales, culturales y políticas diferentes,
aspectos que se traspolan desde y hacia la vida cotidiana. Esto permitirá construir sinergia entre lo
cognitivo y lo práctico, a través de las llamadas habilidades blandas, en la búsqueda del sentido de
comunidad, promoviendo el servicio a los demás, confiriéndole aun mayor importancia social a la
educación y al desarrollo socio-económico del entorno.
Siendo el contexto educativo un espacio social, donde se vinculan factores físicos, culturales y sociales,
tanto perceptibles y explícitos como también menos perceptibles, sutiles e indirectos; es menester
entender como docentes y estudiantes, seleccionan y clasifican, de manera consciente como
inconsciente, las características del otro y comienzan a construir representaciones mutuas a partir de la
interacción que se da durante el proceso educativo. En ello, el desarrollo y práctica de las habilidades
blandas de manera consciente coadyuva a que esas representaciones se puedan construir de manera
prositiva, en tanto se ejerciten y desarrollen competencias para el trabajo en equipos, la comunicación
pág. 5932
asertiva, la resiliencia, la creatividad, la toma de decisiones, entre otras que necesariamente deben estar
presentes en la interacción docente-estudiantes.
Esas acciones de interacción participativa apalancadas en las habilidades blandas redundan en la
transformación educativa de un trabajo individual, del docente y/o del estudiante, a un trabajo colectivo
y dinámico que conduce a los estudiantes a responsabilizarse de su propio accionar, reconociendo la
interdependencia con los otros, incluyendo al docente; para lo cual, ambos protagonistas educativos
deben desarrollar y aplicar habilidades comunicativas, resilientes, creativas y de toma de decisiones,
indispensables no solo para su actuación académica, sino también para la subsecuente aplicación en su
contexto de vida particular y social.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Alvarán, S., Carrero, C., Castellanos, H., & Pinilla, H. (2019). Resiliencia infantil y pensamiento
multidimensional como factor de transformación social. Praxis & Saber, 10(23), 139-156.
Obtenido de https://doi.org/10.19053/22160159.v10.n23.2019.9727
Asenjo, J., Linares, O., & Díaz, Y. (2021). Nivel de estrés académico en estudiantes de enfermería
durante la pandemia de COVID-19. Revista Peruana de Investigación en Salud, 5(2), 59-66.
doi: https://doi.org/10.35839/repis.5.2.867
Bacallao, L., & Sanz, M. (2017). Creatividad, conflictividad y cambio: (re)pensar escenarios de crisis.
Andamios, 14(35), 285-307. Obtenido de
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttex
Barron, M., Cobo, C., Muñoz, A., & Sánchez, I. (18 de febrero de 2021). Banco Mundial. Obtenido de
El papel cambiante de los profesores y las tecnologías en medio de la pandemia de COVID 19:
principales conclusiones de un estudio entre países:
https://blogs.worldbank.org/es/education/el-papel-cambiante-de-los-profesores-y-las-
tecnologias-en-medio-de-la-pandemia-de-covid
Cañas, D., & Hernández, J. (2019). Comunicación asertiva en profesores: diagnóstico y propuesta
educativa. Praxis & Saber, 10(24), 143-165. doi:
https://doi.org/10.19053/22160159.v10.n25.2019.8936
pág. 5933
Chaux, E., Velásquez, A., & Jaramillo, P. (2004). Competencias ciudadanas en informática / Proyectos.
En Competencias ciudadanas: de los estándares al aula. Una propuesta de integración a las
áreas académicas (págs. 180-192 / 70-74). Ediciones Uniandes. Obtenido de
https://www.researchgate.net/publication/334644779_Competencias_ciudadanas_de_los_estan
dares_al_aula_Una_propuesta_de_integracion_a_las_areas_academicas_Capitulos_Competen
cias_ciudadanas_en_informatica_pp_180_192_Proyectos_pp_70_74
Chiavenato. (2011). Administración de Recursos Humanos. El capital humano de las organizaciones.
(O. Mascaró, M. Hano, & M. Obón, Trans.) México D.F.: McGraw-Hill/Interamericana
Editores.
Cifuentes, P., & Meseguer, P. (2015). Trabajo en equipo frente a trabajo individual. Tonos digital: revista
de estudios filológicos(28). Obtenido de
https://www.researchgate.net/publication/274067992_TRABAJO_EN_EQUIPO_FRENTE_A
_TRABAJO_INDIVIDUAL_VENTAJAS_DEL_APRENDIZAJE_COOPERATIVO_EN_EL
_AULA_DE_TRADUCCION
Coll, C., & Miras, M. (1990). La representación mutua profesor/alumno y sus repercusiones sobre la
enseñanza y el aprendizaje. En Á. M. Jesús Palacios González, Desarrollo psicológico y
educación (págs. 297-314). España: Alianza.
Coll, C., Martín, E., Mauri, T., Miras, M., Onrubia, J., Solé, I., & Zabala, A. (1999). El constructivismo
en el aula . Madrid: Graó.
Cortés, J. (2021). El estrés docente en tiempos de pandemia. Dilemas contemporáneos de educación,
política y valores, 8(1). Obtenido de https://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S2007-
78902021000300006&script=sci_arttext
Delgado, P. (21 de julio de 2020). Instituto para el futuro de la Educación. Recuperado el 13 de marzo
de 2022, de La enseñanza de las matemáticas requiere una urgente reestructuración, señala
nuevo reporte: https://observatorio.tec.mx/edu-news/ensenanza-de-las-matematicas-covid19
Durán, A. (2018). Trabajo en equipo. e-book: Elearning.
pág. 5934
Estefano, B., Sebastian, J., & Porcel, E. (2021). La interacción digital entre estudiantes y docentes en
tiempos de Covid 19. Trabajo de Grado, Universidad Nacional de Cordoba, Córdoba. Obtenido
de https://rdu.unc.edu.ar/handle/11086/22703
Ferreyra, H. (2018). Aprendizaje emocional y social: enseñar y aportar a la formación integral. Revista
Educación y Desarrollo Social, 12(1), 116-126. doi: https://doi.org/10.18359/reds.4019
Golleman, D. (1998). Translation of: Working with emotional intelligence. Business & Economics.
Golleman, D. (2014). Focus: The Hidden Driver of Excellence. USA: Harper.
Gómez, M. (2019). Las habilidades blandas competencias para el nuevo milenio. Divulgare(11).
Obtenido de
https://repository.uaeh.edu.mx/revistas/index.php/divulgare/article/view/3760/5951
Guerra, Y., Mórtigo, E., & Berdugo, N. (2014). Formación integral. Importancia de formar pensando en
todas las dimensiones del ser. Revista Educación y Desarrollo Social, 8(1), 48-69. Obtenido de
https://www.researchgate.net/publication/313427004_Formacion_integral_importancia_de_for
mar_pensando_en_todas_las_dimensiones_del_ser
Gutiérrez, A. (2020). Educación en tiempos de crisis sanitaria: pandemia y educación. Praxis, 16(1).
Obtenido de https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/7437441.pdf
Hernández, N., Moncada, F., Lhoeste, Á., O., & Ortiz, A. (2022). Habilidades de pensamiento crítico
creativo e inteligencia emocional en estudiantes universitarios: Una revisión bibliométrica
desde la literatura. Ciencia Latina Revista Científica Multidisciplinar, 6(6), 2029-2054. doi:
https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v6i6.3659
Jones, G., & George, J. (2010). Administración Contemporánea . España: McGraw-Hill Interamericana
de S.L.
León, B., Felipe, E., Mendo, S., & Iglesias, D. (2015). Habilidades Sociales en Equipos de Aprendizaje
Cooperativo en el contexto universitario. Behavioral Psychology / Psicología Conductual,
23(2), 191-214. Obtenido de
https://www.researchgate.net/profile/Santiago-
Mendo/publication/292404160_Social_skills_in_learning_teams_in_a_university/links/5bad1
b8592851ca9ed2a4e8a/Social-skills-in-learning-teams-in-a-university.pdf
pág. 5935
León, c. (2021). Programa de habilidades blandas en la inteligencia emocional de los docentes de una
institucion educativa. Trabajo de grado, Universidad Señor de Sipam, Pimente, Ecuador.
Obtenido de
https://repositorio.uss.edu.pe/bitstream/handle/20.500.12802/8631/Carlita%20Paola%20Le%
C3%B3n%20Rodr%C3%ADguez.pdf?sequence=1&isAllowed=y
Linares, M. (2022). Las habilidades blandas del arquitecto en formación en la cuarta revolución
industrial. Designia, 9(2), 145-163. Obtenido de
https://revistasdigitales.uniboyaca.edu.co/index.php/designia/article/view/872
Manrique, H., & Valle, C. (2023). Interacción profesor-estudiante y toma de decisiones: una
aproximación teórica. Educación y Educadores, 25(3), e2532. doi:
https://doi.org/10.5294/edu.2022.25.3.2
Marrero, O., Mohamed, R., & Xifra, J. (2018). Habilidades blandas: necesidades para la formación
integral del estudiante universitario. Revista Científica Ecociencia(5), 1-18. doi:
https://doi.org/10.21855/ecociencia.50.144
Martin, I., & Martin, L. (2012). Creatividad y educación. Prisma Social: revista de investigación
social(9), 311-351. Retrieved from https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4180475
Mejía, I., & Borda, S. (2018). La educabilidad de la compasión: hacia la praxis de la Cultura Teológica.
In R. R.-A. (Compilador-Editor), ¿Qué significa educar en el mundo de hoy? (pp. 32-55). Tunja-
Colombia: Universidad Santo Tomás. Retrieved from
https://repository.usta.edu.co/bitstream/handle/11634/38473/Qu%C3%A9%20significa%20ed
ucar%20en%20el%20mundo%20de%20hoy_.pdf?sequence=1
Mendoza, L. (2020). Lo que la pandemia nos enseñó sobre la educación a distancia. Revista
Latinoamericana de Estudios Educativos, 50, 343-352. doi:
https://doi.org/10.48102/rlee.2020.50.ESPECIAL.119
Meneses, F. (2022). Diagnóstico de los efectos de la pandemia para manejar el retorno a la
presencialidad en un colegio público, caso de estudio Pasto (Colombia). Trabajo de grado de
Maestria, Universidad de los Andes, Pasto. Obtenido de
pág. 5936
https://repositorio.uniandes.edu.co/bitstream/handle/1992/57602/Tesis%202%20-
%20Nathalia%20Sofia%20Meneses%20Goyes.pdf?sequence=3
Rodríguez, A. (2009). Resiliencia. Revista Psicopedagogia, 26(80), 291-302. Retrieved from
http://pepsic.bvsalud.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0103-84862009000200014
Ruiz, M., & de Rivas, R. (2015). Los valores vinculados a la competencia del trabajo en equipo en
entornos virtuales de aprendizaje. Revista Complutense de Educación, 26(3), 759-780. Obtenido
de
https://www.researchgate.net/publication/283004915_Los_valores_vinculados_a_la_competen
cia_del_trabajo_en_equipo_en_entornos_virtuales_de_aprendizaje_Un_estudio_en_la_Univer
sidad_Tecnica_Particular_de_Loja_Ecuador
Salamanca, M. (2021). Habilidades blandas desde el contexto de la Cuarta Revolución Industrial en los
Practicantes de Psicología de la Universidad Popular del Cesar. Trabajo de Grado de Maestria
sin publicar, Universidad Mariana, Valledupar, Cesar.
Senna, I. A. (s.f.). Competencias Socioemocionais. Retrieved from
https://institutoayrtonsenna.org.br/content/dam/institutoayrtonsenna/radar/estante-
educador/COMPET%C3%8ANCIAS-SOCIOEMOCIONAIS_MATERIAL-DE-
DISCUSS%C3%83O_IAS_v2.pdf
Vásquez, L., Tuesta, J., & Vila, D. (2020). Habilidades blandas y el impacto de la Covid-19 en la
Educación Superior. Review of Global Management, 6(1), 41-49. doi:
https://doi.org/10.19083/rgm.v6i1.1488