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Con lo cual, identificados los componentes generadores de estrés y sus consecuencias, amerita
reconocer sus fases: la primera, Alarma, el individuo se enfrenta a la causa estresante, creando
nerviosismo, irritabilidad, cambios de humor, impaciencia, insatisfacción laboral y crítica
indiscriminada; una segunda fase, Resistencia, provoca aumento de fatiga, reorganización,
automedicación, estado de sobrevaloración, falta de sueño, angustia, taquicardia, vértigos, manías, se
desgastan las energías del organismo y por lo tanto disminuye el rendimiento profesional; y una tercera
etapa, Agotamiento, manifiesta cansancio, frustración, apatía y depresión (González, Medina &
Sánchez, 2015).
Dentro de ests contexto, es importante analizar los factores exógenos asociados a la cultura, geografía,
política, religión, recursos, seguridad, y endógenos, como edad, sexo, experiencia profesional, rasgos
de la personalidad (Eres & Atanasoska, 2011; González, Medina & Sánchez, 2015; Azhan, Majid,
Marzuki & Majid, 2016; Matabanchoy, Lasso & Pantoja, 2017; Fraile, Tejero & López, 2018). Dichos
elementos se relacionan enre sí, y la frecuencia con la que se presentan desencadenan síntomas de
estrés, que se manifiesatan en el ambiente laboral, social, familiar y personal del trabajador, con
repercuciones negativas sobre la salud física y mental
Especificamente, dentro del entorno escolar, el docente, es suceptible de sufrir crisis psicológicas
caracterizadas por falta de motivación, alteraciones de comportamiento que orientan a una deserción
de la profesión y problemas de salud (Marqués, Lima & Lopes da Silva, 2005; Rodríguez, Guevara &
Viramontes, 2017). Entre los factores más relevantes que inciden, se encuentran la sobrecarga de
trabajo, falta de reconocimiento a la labor educativa, problemas disciplinarios por parte de los
estudiantes, tiempo no regulado, instalaciones y requerimientos pedagógicos insuficientes (Kumar &
Deo, 2011; Cárdenas, Méndez & González, 2014; Azhan, Majid, Marzuki & Majid, 2016; Acosta,
Jiménez, Pulido & Redondo, 2019), en adición a funciones administrativas, limitación en el tiempo para
atención a padres de familia (Ruiz, 2016) y sobre todos la mínima o nula utilización de recursos y
habilidades para enfrentar el estrés (Mañas, Franco & Justo, 2011).
Con respecto a los síntomas más frecuentes, se encuentra que, el cansancio emocional, predomina en
las mujeres, debido al alto grado de emotividad; por lo que, tienden a manifestar mayor frecuencia
alteraciones sicosomáticas y psicológicas, mientras que los hormbres se sienten más realizados en su