EDUCAR CON PEDAGOGÍA AFECTIVA EN
TIEMPOS DE COMPLEJIDAD Y DE
INTELIGENCIA EMOCIONAL
EDUCATE WITH AFFECTIVE PEDAGOGY IN TIMES
OF COMPLEXITY AND EMOTIONAL INTELLIGENCE
Leyvis Yolimar Rodríguez Blanco
Universidad Nacional Experimental De Guayana, Venezuela
pág. 6688
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i2.11084
Educar con Pedagogía Afectiva en Tiempos de Complejidad y de
Inteligencia Emocional
Leyvis Yolimar Rodríguez Blanco
1
leyvisrodriguez7@gmail.com
https://orcid.org/0009-0003-1055-3661
Estudiante maestrante
Universidad Nacional Experimental De Guayana (UNEG)
Docente Institución Dr. Camilo Gallegos Domínguez
Ventanas. Provincia Los Ríos, Ecuador
RESUMEN
El objetivo del presente ensayo es profundizar en la interpretación de la pedagogía afectiva, como una
alternativa pedagógica para el desarrollo de un conjunto de habilidades emocionales en los estudiantes,
considerando la complejidad y valorando su relevancia en el contexto educativo. La metodología
aplicada fue una revisión de tipo documental orientadora de la pregunta de investigación indicada como:
¿Cómo se ha desarrollado teóricamente la pedagogía afectiva como una perspectiva educativa para el
fortalecimiento de la inteligencia emocional en un contexto complejo? En ese sentido se realizó una
búsqueda y selección de la literatura académica, textos, tesis y artículos científicos relevantes para ser
analizado el tema. A los documentos considerados se les aplicó un análisis reflexivo del texto sobre los
variados enfoques existentes relacionados con la pedagogía afectiva, la complejidad y el desarrollo de
la inteligencia emocional, finalizando con la identificación de una serie de estrategias afectivas para
superar situaciones de enseñanza. Entre las conclusiones se tiene que la pedagogía afectiva, la
complejidad y el desarrollo de la inteligencia emocional son esenciales para el éxito futuro en la vida
académica y profesional de los estudiantes, puesto que les permiten a los mismos comprender y
gestionar sus procesos educativos y las emociones vinculadas a ese hecho.
Palabras claves: pedagogía afectiva, complejidad, inteligencia emocional
1
Autor principal
Correspondencia: leyvisrodriguez7@gmail.com
pág. 6689
Educate With Affective Pedagogy in Times of Complexity and Emotional
Intelligence
ABSTRACT
The objective of this essay is to deepen the interpretation of affective pedagogy, as a pedagogical
alternative for the development of a set of emotional skills in students, considering the complexity and
valuing its relevance in the educational context. The methodology applied was a documentary-type
review guiding the research question indicated as: How has affective pedagogy been theoretically
developed as an educational perspective for strengthening emotional intelligence in a complex context?
In this sense, a search and selection of relevant academic literature, texts, theses and scientific articles
was carried out to analyze the topic. A reflective analysis of the text was applied to the documents
considered on the various existing approaches related to affective pedagogy, complexity and the
development of emotional intelligence, ending with the identification of a series of affective strategies
to overcome teaching situations. Among the conclusions are that affective pedagogy, complexity and
the development of emotional intelligence are essential for the future success in the academic and
professional lives of students, since they allow them to understand and manage their educational
processes and the emotions linked to that fact.
Keywords: affective pedagogy, complexity, emotional intelligence
Artículo recibido 20 marzo 2024
Aceptado para publicación: 25 abril 2024
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INTRODUCCION
La inteligencia emocional, indica Goleman (1995), es la habilidad de reconocer, regular y comprender
las emociones, tanto en uno mismo como en los demás, es una mezcla de habilidades como el
autoconocimiento, autorregulación, empatía y la motivación. La inteligencia emocional se ha
convertido en un concepto cada vez más relevante en el mundo académico, puesto que se considera una
habilidad básica para la colaboración efectiva y las relaciones interpersonales dentro y fuera de la
escuela, siendo una habilidad que puede ser desarrollada con práctica y entrenamiento.
Atendiendo a lo enunciado por Gardner (1995), la inteligencia emocional se divide en diferentes tipos
y categorías, son de múltiples tipos entre las que se destacan la inteligencia intrapersonal e interpersonal,
la primera está referida a la capacidad de comprender y regular las emociones internas, y la segunda,
que implica la capacidad de interactuar y relacionarse con otros sujetos del contexto social. El desarrollo
de esta inteligencia ayuda a reducir el estrés, optimizar la comunicación, empatizar con los otros,
superar desafíos y reducir los conflictos, siendo un concepto central para comprender la dirección que
ha tomado en estos tiempos la psicología educativa, que paso a de considerar las emociones como
intrínsecas al comportamiento y a la actividad mental.
La inteligencia emocional, según Montoya, Morán y Cornejo (2022), ayuda a comprender y regular
nuestras propias emociones y de los demás, siendo una habilidad que se ha transformado en un tema
significativo en la educación, ya que ayuda a los estudiantes a desarrollar habilidades sociales y a
mejorar su rendimiento académico, siendo así es esencial que los educadores comprendan el concepto
de inteligencia emocional y su importancia en el aprendizaje de los estudiantes. En este sentido Medina
(2019), habla en sus investigaciones sobre la correflexión y la corregulación en comunidades de
aprendizaje, haciendo referencia a como los estudiantes pueden realizar actividades académicas dentro
del aula de clases que les permitan regular sus emociones con la ayuda del docente, así, aprenden y
desarrollan conocimientos de forma interpersonal comunitariamente.
Para dar continuidad a las ideas centrales de este escrito Macavilca (2020), indicó que la inteligencia
emocional es un aspecto fundamental para la educación integral, considerándola actualmente un
componente básico en la formación de los estudiantes en todos los niveles educativos., por esta razón,
los programas curriculares deben incluir la enseñanza y aprendizaje de habilidades emocionales.
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Sánchez y Grane (2022), señalan que se debe enseñar a los estudiantes a desarrollar y utilizar de forma
permanente una adecuada conciencia emocional, autocontrol y empatía, siendo estos factores de
importancia para mejorar la capacidad de los alumnos en el manejo del estrés y la ansiedad, cuestión
que les permite confrontar situaciones complejas con mayor facilidad.
Dando continuidad al desarrollo del tema se puede afirmar que la educación emocional se enfoca en el
desarrollo de habilidades que permiten a los estudiantes reflexionar, comprender y regular sus propias
emociones, Medina (2019), indica que, al adquirir y desarrollar habilidades emocionales, son capaces
de enfrentar situaciones complejas de manera efectiva y se convierten en sujetos más empáticos con los
otros compañeros, mejorando sus relaciones intersubjetivas y sus capacidades para trabajar en equipo,
lo que es básico para el éxito en la vida académica y laboral.
Todos programas educativos son complejos e incluyen dentro de sus contenidos el desarrollo de
habilidades emocionales, que son capaces de promover la autoestima y la confianza entre los
estudiantes, lo que se considera un factor con impacto positivo en el rendimiento académico, en ese
sentido Valencia (2022), afirma que los estudiantes que tienen una elevada inteligencia emocional
tienen una elevada autoestima y son proclives a proponerse metas realistas y alcanzables, es decir, tienen
una mejor capacidad para concentrarse y son más perseverantes en la ejecución de tareas altamente
complejas.
Para dar secuencia a las ideas centrales de este ensayo, se considera relevante el desarrollo de la
educación afectiva como un enfoque pedagógico complejo, que busca promover el desarrollo emocional
equilibrado en los estudiantes quienes deben aprender a entender y regular sus emociones para poder
desarrollar una inteligencia emocional saludable. Pérez (2121), indica que los estudiantes que aprenden
bajo una educación afectiva adecuada tienen más posibilidades de desarrollar una mayor inteligencia
emocional, cuestión que les permite tener relaciones sociales más saludables y una considerable
capacidad para afrontar y resolver los desafíos de la vida.
La correspondencia entre la educación afectiva y la inteligencia emocional es bastante cercana, según
Rodríguez, Palma y Salgado (2021), la pedagogía afectiva es la vía que permite a los estudiantes y
docentes aprender a comprender y operar sus emociones, lo que conlleva a un incremento del desarrollo
de la inteligencia emocional, en ese sentido, la inteligencia emocional se refiere a una capacidad
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compleja para entender y regular las cogniciones propias y ajenas, lo que es básico para establecer
relaciones interpersonales saludables. En ese sentido Medina (2024), reflexiona sobre la consciencia
correflexiva en estudiantes y docentes, indica:
El comprenderse a mismo involucra el proceso de explorar, reflexionar, correflexionar, además de
estar consciente de los propios pensamientos, estados emocionales, motivacionales, considerando las
fortalezas y debilidades que se tienen, como también valores, creencias y las experiencias vividas. La
comprensión interna del sujeto académico es imprescindible para el desarrollo personal, la gestión
emocional y la interacción con su comunidad académica inmediata (p.99)
Entre los aspectos importantes de una pedagogía afectiva es su impulso para fomentar la empatía y la
comprensión entre docentes y estudiantes, se habla en sentido literal de aprender a comprender y
manejar las emociones en medio de las interacciones con los demás, considerando las fortalezas y
debilidades que se poseen, además de los valores, creencias y las experiencias vividas, que conviven en
ambientes académicos altamente complejos.
Ahora bien, la teoría de la complejidad está relacionada con la educación a través de la interpretación
de los sistemas educativos como identidades conformadas por variados elementos interconectados, cuyo
comportamiento es no previsible, convirtiéndolos en sistemas complejos. Esta perspectiva, da por
sentada la interdependencia y la interacción de múltiples factores en el ámbito educativo, lo que incluye
la pedagogía afectiva y la inteligencia emocional, ubicándose más allá de una perspectiva lineal y
simplificadora de la enseñanza y del aprendizaje. La presencia de la teoría de la complejidad en el
trabajo educativo significa tener en cuenta la diversidad de factores que influyen en el proceso
educativo, como la interacción entre profesores y estudiantes, el entorno social y cultural de la sociedad,
los métodos de enseñanza y la tecnología educativa y otros.
Una de las primeras en iniciar este concepto fue Prigogine (1996), quien esbozó la complejidad desde
la configuración del desequilibrio y equilibrio de los sistemas y su autoorganización, considerando tres
momentos para los mismos: equilibrio, cerca del equilibrio y lejos del equilibrio, a este último relacionó
la complejidad haciendo referencia al caos y la posibilidad de autoorganizarse, aseverando que la vida
social es todo un sistema en desequilibrio, con capacidad para autoorganizarse. De esta forma la teoría
de la complejidad en la educación se fundamenta en el concepto de que los sistemas educativos no son
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simples mecanismo que imparten conocimiento, más bien son sistemas complejos, que se adecuan y
evolucionan con base a las interacciones entre los distintos componentes del sistema.
Por su parte Lipman (1998) afirmó la presencia de un pensamiento de orden simple y otro superior con
tendencia hacia la complejidad, así el último indicado refuta las enunciaciones simples y se estimula
ante la presencia de lo problemático y dificultoso. Afirma el autor que el pensamiento superior complejo
es diversidad, una variedad infinita donde se construye una relación entre los conceptos e ideas
asociados con la realidad, donde se acepta lo uno y lo múltiple, la unidad en la complejidad que se
refleja en el carácter análogo, predictivo y legítimo de los acontecimientos.
Dando continuidad al desarrollo del tema se tiene Lipman (ob. cit.), también hizo referencia al contexto
escolar afirmando que la comunicación dentro del mismo no es predominantemente lingüística, al
aseverar que existe un lenguaje corporal tanto de docentes como de alumnos, en tal sentido, en la
complejidad del aula se presentan actos lingüísticos verbales y no verbales los cuales se asocian a la
parte afectiva. Indicó sobre la necesidad de orientar las actividades pedagógicas de aula al desarrollo de
un pensamiento complejo centrado en aspectos relacionados con: complejidad de pensamiento,
complejidad del problema analizado, correspondencia entre teoría y práctica y un pensamiento libre e
imaginativo, que se puede relacionar con la inteligencia emocional.
Para dar continuación a las ideas centrales de este escrito, se considera importante el desarrollo
interpretativo de la complejidad desde la perspectiva de Morín (1997), cuyos aportes se centran en una
concepción postmoderna del paradigma de la complejidad, para el cual creó una nueva visión sobre la
relación entre pensamiento y acción, es decir, los usos lógicos centrados en el conocimiento y las
acciones que devienen de la praxis social y educativa. Es una perspectiva holística, incluyente,
organizacional, donde inclusive no queda excluida la simplificación, queda más bien integrada como
parte de la complejidad, donde el acto educativo puede ser interpretado dejando ver la presencia de la
correspondencia existente entre: la pedagogía afectiva, lo complejo y la inteligencia emocional.
En ese sentido, se puede afirmar que la teoría de la complejidad desde la perspectiva de la educación
afectiva, acentúa la importancia de afrontar los desafíos y problemáticas de la enseñanza y el
aprendizaje desde una perspectiva interdisciplinaria, que permita comprender los fenómenos educativos
a través de la reflexión, el diálogo y la colaboración entre pares, reconociendo los sistemas educativos
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como entidades complejas, interconectadas y dinámicas, para cuyo estudio se requiere de una
comprensión profunda de las interacciones que fluyen dentro del sistemas educativo.
Enfoques de la Pedagogía Afectiva
La pedagogía afectiva y el desarrollo de la inteligencia emocional en un contexto complejo, son
componentes esenciales en la formación integral de los estudiantes Valarezo (2022), señala que ambos
conceptos buscan que los seres humanos se relacionen de forma adecuada consigo mismas y con los
otros diferentes, Posso (2020), agrega que les suministran herramientas para lograr un bienestar
socioemocional. En tal sentido, se puede afirmar sobre la existencia de diferentes enfoques de la
pedagogía afectiva relacionados con el desarrollo de la inteligencia emocional que pueden ser
planificados y aplicados por los docentes en el aula para el mejoramiento de la formación de los
estudiantes.
Según Posso (ob. cit.), uno de los enfoques de la pedagogía afectiva atenuado al desarrollo de la
inteligencia emocional es el enfoque cognitivo-conductual, el cual se centra en que los pensamientos y
las emociones están interconectados, y que pueden ser modificados a través de la identificación y el
control de los pensamientos negativos. En este orden de ideas este enfoque puede ser aplicado a través
de la identificación de las emociones y la enseñanza a los alumnos de estrategias pedagógicas para
regularlas.
Otro de los enfoques es el humanista, el cual se centra en la idea de que los estudiantes tienen capacidad
para autodirigirse y además poseen la capacidad innata para resolver sus propios problemas. En el
ámbito educativo Morales y Hernández (2023) indican que este enfoque puede ser aplicado mediante
la promoción de la autoestima y el autoconocimiento, como también a través del uso de la creatividad
y la libertad de expresión. También se tiene el enfoque socioemocional el cual según Abramowski y
Sorondo (2022), se enfoca en la idea de que el entorno social tiene influencia en las emociones, siendo
importante tener en cuenta los factores sociales para fomentar el desarrollo emocional en un contexto
complejo, en el ámbito educativo se puede aplicar a través de la creación de un ambiente de aprendizaje
positivo y acogedor mediante el uso de la empatía y la compasión con los demás.
En función del análisis realizado se puede decir que los enfoques de la pedagogía afectiva se relacionan
con la inteligencia emocional en un contexto complejo, sin embargo, es importante acentuar que el éxito
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para la implementación de estos enfoques está relacionado en buena medida con la capacitación y la
preparación de los docentes, así como también del compromiso que puedan asumir los estudiantes y
toda la comunidad educativa que debe involucrarse en la promoción de una educación afectiva asociada
al desarrollo de la inteligencia emocional.
Estrategias Afectivas para la Enseñanza
La pedagogía afectiva y la inteligencia emocional son elementos complejos que ayudan a la formación
integral de los estudiantes, por lo que se hace necesario desarrollar estrategias afectivas que ayuden a
los docentes a implementarlas en las aulas de clase de manera eficiente. Seguidamente se indican
algunas estrategias reflexionadas durante el escrito de este ensayo:
Estrategia para la identificación de las emociones: La identificación de las emociones y su gestión, es
una idea básica que considera que los estudiantes y los profesores interaccionan en un sistema educativo
complejo, en el cual las emociones juegan un papel importante. Se trata de enseñar a los estudiantes y
docentes a reconocer y enunciar sus propias emociones, esta práctica les permite comprenderlas y
regularlas.
Implementación de actividades que fomenten la empatía: Estas actividades pueden ser para realizarlas
en grupo, discutiendo situaciones problemáticas y realizando ejercicios que impliquen la resolución de
conflictos. Al fomentar la empatía se ayuda a los estudiantes y docentes a desarrollar una más elevada
conciencia de las necesidades que tienen los demás y a actuar de forma más empática.
El diálogo constructivo: La comunicación intergrupal es un componente esencial de pedagogía afectiva,
se trata de promover la comunicación abierta y sincera, como también el diálogo constructivo,
fomentando la comunicación por medio de la realización de ejercicios y actividades, que involucren la
participación en juegos de roles, así como practicar habilidades de escucha activa.
La correflexión y la autoevaluación: Son herramientas de importancia en la pedagogía afectiva,
fomentar la reflexión, correflexión y la autoevaluación ayuda a los estudiantes a comprender
apropiadamente sus propias emociones para identificar áreas de mejora, esto se logra a través de la
realización de actividades que involucren la autorreflexión y la autoevaluación.
Como puede verse se puede afirmar que existen variadas estrategias para superar los obstáculos de
enseñanza a través de la pedagogía afectiva y utilizando la inteligencia emocional dentro de un contexto
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complejo, se han identificado y analizado una variedad de ellas, las cuales ayudan al desarrollo de
emociones como la empatía, comunicación efectiva y la correflexión y autoevaluación, esta se pueden
convertir en herramientas de apoyo fundamentales para la enseñanza de una pedagogía afectiva que
conlleve al desarrollo de la inteligencia emocional.
CONCLUSIONES
Se puede indicar que la educación afectiva y la inteligencia emocional son elementos complejos pero
claves para la formación integral de los estudiantes. Para enseñar estos conceptos es necesario aplicar
estrategias efectivas útiles para que los docentes puedan abordar este tema de forma eficiente y ayudar
a sus estudiantes al desarrollo de habilidades emocionales ventajosas para su vida personal y académica.
La pedagogía afectiva y el desarrollo de la inteligencia emocional son también básicas para la
superación de numerosos obstáculos en la vida personal y profesional, es decir, permiten a los
estudiantes comprender y gestionar sus propias emociones, la inteligencia emocional tiene
implicaciones importantes para percibir, valorar y expresar las emociones de forma armoniosa.
La reflexión a través de este ensayo ha demostrado que la pedagogía afectiva tiene efectos positivos en
la salud mental y el bienestar general de las estudiantes, ayudando en la mejora de la autoestima, de esta
forma, si se proporciona una educación afectiva adecuada y se promueve el desarrollo de la inteligencia
emocional como parte de un contexto complejo, las estudiantes tendrán una mayor capacidad para
confrontar sus futuros desafíos de vida y profesionales, pudiendo acceder a una mejor calidad de vida.
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