ESTUDIO COMPARADO DE LOS
MODELOS POLICIALES LATINOAMERICANOS:
UNA PROPUESTA DE MODELO POLICIAL MUNICIPAL
COMPARATIVE STUDY OF LATIN AMERICAN
POLICE MODELS: A PROPOSAL FOR A
MUNICIPAL POLICE MODEL
Antonio de Jesús Jerónimo Gutiérrez
Universidad Autónoma del Estado de Hildalgo, México
pág. 8187
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i2.11251
Estudio Comparado de los Modelos Policiales Latinoamericanos:
Una propuesta de Modelo Policial Municipal
Antonio de Jesús Jerónimo Gutiérrez1
jeronimoajg@gmail.com
https://orcid.org/0009-0000-0160-3506
Universidad Autonoma del Estado de Hildalgo
México
RESUMEN
Tras el estudio comparado de los modelos policiales latinoamericanos más eficientes (Uruguay, El
Salvador, Costa Rica y Chile), así como el caso mexicano; se identificó, por un lado, las mejores
prácticas en esta materia; por otra parte, la violencia institucional y el abandono gubernamental que
sufren dichas instituciones. Por consiguiente, el presente artículo señala la importancia de fortalecer a
las policías, particularmente a las de orden municipal, ya que, a diferencia de otros empleos de la
Administración Pública, no tienen acceso a: sistemas de seguridad social, servicio civil de carrera; ni
aprovechan los beneficios que se obtienen de las alianzas con actores públicos y/o privados, durante la
implementación de estrategias de seguridad ciudadana. Por ende, se propone el diseño de un Modelo
de Policía Municipal, construido por cuatro Dimensiones: Visión, Dignificación, Profesionalización y
Vulnerabilidad policial. Con ello, se espera elevar la calidad de vida de los funcionarios encargados de
hacer cumplir la ley y, en consecuencia, aumentar sus niveles de eficiencia y legitimidad. Este arculo
muestra los avances de la investigación denominada: Diseño de un Modelo Policial Municipal: Un
mecanismo de Dignificación y Eficiencia Policial en Hidalgo, México; misma que se encuentra en
desarrollando por el autor, para obtener el título de Maestro en la Universidad Autónoma del Estado de
Hidalgo.
Palabras clave: modelo policial municipal, visión, dignificación, profesionalización, vulnerabilidad
policial
1
Autor principal.
Correspondencia: jeronimoajg@gmail.com
pág. 8188
Comparative Study of Latin American Police Models: A proposal for a
Municipal Police Model
ABSTRACT
After the comparative study of the most efficient Latin American police models (Uruguay, El Salvador,
Costa Rica and Chile), as well as the Mexican case; On the one hand, the best practices in this matter
were identified; On the other hand, the institutional violence and government abandonment suffered by
these institutions. Consequently, this article points out the importance of strengthening the police,
particularly those at the municipal level, since, unlike other Public Administration jobs, they do not
have access to: social security systems, career civil service; nor do they take advantage of the benefits
obtained from alliances with public and/or private actors, during the implementation of citizen security
strategies. Therefore, the design of a Municipal Police Model is proposed, built by four Dimensions:
Vision, Dignification, Professionalization and Police Vulnerability. With this, it is expected to raise the
quality of life of law enforcement officials and, consequently, increase their levels of efficiency and
legitimacy.
Keywords: municipal police model, vision, dignification, professionalization; police vulnerability
Artículo recibido 28 marzo 2024
Aceptado para publicación: 30 abril 2024
pág. 8189
INTRODUCCIÓN
México vive una crisis de inseguridad, caracterizada por la ineficiencia de sus instituciones de seguridad
pública, particularmente las de orden municipal; dicha situación es producto de diversos factores; sin
embargo, la crisis aumenta, según Aguirre y Montoya (2022), cuando convergen: “la falta de recursos
financieros municipales, la poca profesionalización de los ayuntamientos y el desinterés de las élites
políticas locales [y nacionales] por lograr cuerpos policiales que sirvan realmente a los intereses de los
ciudadanos" (pág. 8). Aunado a la preeminencia de la precarización laboral de las policías municipales
(Heredia, 2021).
No obstante, esta problemática no se limita al contexto mexicano, puesto que, lo mismo ocurre en
diversos países latinoamericanos, ya que, a decir de Gonzales y Barbaran (2021) los planes de seguridad
ciudadana no se han cumplido en la última década sea por la falta de capacidad institucional, de
estrategias o políticas adecuadas; además, existe una falta de crítica, visión, presupuesto y estudios
especializados en la producción de políticas públicas en esta materia, limitándose la participación de
equipos multidisciplinarios; produciéndose elevados índices de criminalidad y pérdida de confianza
ciudadana.
Por lo tanto, es necesario alejarse de estrategias reactivas/punitivas y acercarse a la implementación de
políticas públicas que contemplen el diseño de Modelos Policiales Municipales sustentados en el
paradigma de la seguridad ciudadana, pues organismos como La Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH), sugieren que desde una perspectiva de Derechos Humanos (DD.HH.) es el más
adecuado para enfrentar los problemas de criminalidad y violencia.
Dicho paradigma permiti considerar la relevancia de la participación social en el tratamiento de la
inseguridad; así como la especificación de las tareas policiales y los retos que enfrentan, como la
opacidad institucional, ineficiencia, filtración del crimen organizado, corrupción (Fondevila y Meneses,
2015); además, de la falta de capacitación, profesionalización y dignificación policial; contemplando la
mejora de sus condiciones laborales; puesto que, en América Latina y el Caribe la falta de inversión
sostenida ha impedido atraer recurso humano calificado en las áreas de seguridad; omitiéndose la
evidencia empírica que señala la relación correlacional existente entre el nivel de incentivos económicos
ofrecidos y la capacidad del personal seleccionado (Chinchilla y Vorndran, 2018).
pág. 8190
En este sentido, el presente artículo tiene como propósito proponer un MPM que mediante sus cuatro
Dimensiones y sus respectivos componentes: Visión policial (Seguridad Ciudadana, Mando Civil y
Proximidad Social), Dignificación policial (Homologación salarial, Seguridad social y protección
personal), Profesionalización policial (Servicio Civil de Carrera y desarrollo profesional) y
Vulnerabilidad policial (Relación con el Mando y Descentralización de la información y la toma de
decisiones), aumente la eficiencia, legitimidad y condiciones de vida de la policía municipal.
El artículo contempla cuatro apartados: En primer lugar, se realiza una revisión de la literatura, a fin de
describir las condiciones que imperan en las instituciones de seguridad pública. En segundo lugar, se
desarrolla un Método comparativo, a partir del análisis de Política Comparada, que permitió el análisis
de los modelos policiales latinoamericanos. En tercer lugar, se propone un MPM diseñado a partir de
las mejores prácticas encontradas en el apartado anterior. Y, en cuarto lugar, se plantean algunos
comentarios finales.
Revisión de la Literatura
La Policía es una institución de carácter civil, disciplinada y profesional; destinada a la prevención,
investigación y persecución de las faltas administrativas y delitos, bajo la conducción y mando del
Ministerio Público; cuya doctrina contempla el servicio a la sociedad, el imperio de la ley, al mando
superior y la perspectiva de género; su intervención supone salvaguardar la vida, las libertades, la
integridad y el patrimonio de las personas, así como la generación y preservación del orden público y
la paz social; quienes se regirán por los principios de legalidad, objetividad, eficiencia, profesionalismo,
honradez y respeto a los DD.HH.
Son la autoridad que tiene el primer y más amplio contacto con la ciudadanía, pues cumplen la función
de Primer Respondiente en la mayoría de los delitos y faltas administrativas; no obstante, Alvarado y
Padilla (2021) argumentan que no existe un Modelo Policial, debido a la falta de coordinación
intergubernamental y a decisiones reactivas ante contextos violentos; situaciones que generan
instituciones débiles, carentes de respeto, reconocimiento y confianza social; además, en su interior
existen decepción y apatía, pues se desarrollan en un contexto caracterizado por: condiciones laborales
precarias, corrupción, así como a la falta de transparencia en su escalafón. En consecuencia, los niveles
de eficiencia policial disminuyen continuamente.
pág. 8191
En este orden de ideas, se requieren modelos policiales diseñados a partir del paradigma de seguridad
ciudadana; ya que, este enfoque les permitirá a las policías municipales aprovechar la red de actores y
alianzas público-privadas, en donde su intervención se enriquezca por las habilidades, intereses y
conocimientos de la comunidad que protege; es decir, se asume la noción de gobernanza que consiste
en: “rediseñar los arreglos institucionales que definen la estructura del sector público, sus procesos de
decisión, sus cajas de herramientas y sus mecanismos de evaluación y rendición de cuentas para
adaptarlos a la innovación y la experimentación” (Longo, 2020, pág. 53).
Así mismo, es necesario considerar a la dignificación policial, como uno de sus ejes principales, pues
tal como lo señalan Chinchilla y Vorndran (2018): se requiere trasformar el oficio policial en una
profesión; en donde se disfrute de los beneficios que cualquier empleado público recibe, derivado del
desempeño de sus funciones. No haciéndolo más atractivo, solamente a través de mayores ingresos,
también, con la asignación de seguridad social (seguro médico, de vida, créditos hipotecarios, etc.) y de
protección personal (equipamiento, uniformes, entre otros), que protejan al policía de los riesgos que
enfrentan en su día a día; permitiendo la retención de capital humano.
Además, el fortalecimiento institucional necesita de la profesionalización constante de los funcionarios
públicos; por ende, es necesario el establecimiento de Academias de policía municipales, conformada
por personal especializado, con énfasis en tareas de proximidad social e inteligencia policial. Ante dicha
situación, en México desde 2007, “se incorporó la profesionalización de las policías municipales como
una prioridad” (Heredia, 2021, pág. 82). Por ejemplo, en el sexenio del presidente Calderón “se crun
Plan para el fortalecimiento de las policías locales (estatales y municipales) y dos fondos, el Subsidio
para la Seguridad Municipal (SUBSEMUN) y el Fondo de Aportaciones para la Seguridad Pública
(FASP)" (Alvarado y Padilla, 2021, pág. 15); sin embargo, a pesar de los recursos invertidos por el
gobierno federal, de 2008 a 2015, los municipios no lograron la profesionalización de sus cuerpos
policiales (Heredia, 2021).
A dicha falta de profesionalización, se suma el maltrato que reciben las policías por parte de sus
superiores (abuso laboral, largas jornadas laborales, despidos injustificados...); convirtiendo a la función
policial en un trabajo temporal/transitorio y, no, en una opción de desarrollo personal y profesional; en
donde la vocación, la actitud de servicio y la preparación, carecen de importancia. Aunado, a la
pág. 8192
centralización de información y toma de decisiones que limitan su capacidad de respuesta; condiciones
que, durante su actuar, ponen en riesgo su vida y la de aquellos que protegen. Por consiguiente, el MPM,
también considera a la vulnerabilidad policial, a fin de limitar la precarización laboral de dicho
funcionario público.
En síntesis, las policías municipales sufren de una violencia institucional, pues no cuentan con el
respaldo político e institucional en el cumplimiento de sus funciones, ya que, se les exigen resultados
sin brindarles las condiciones idóneas para lograrlos; además, están en constante ataque social
(desconfianza), político (crítica y falta de apoyo) y de agentes criminales (enfrentamientos, cooptación
e infiltración) (Macareno, 2016). Por lo tanto, es necesario un MPM conformado por la dignificación,
profesionalización, protección y cambio de visión de la función policial, características que le permitan
obtener mayores niveles de eficiencia en el tratamiento de la violencia y criminalidad, a como un
desarrollo integral de los funcionarios encargados de hacer cumplir la Ley.
Modelos policiales latinoamericanos
Se utilizó el método comparativo, concretamente la Política Comparada, pues permite el estudio
sistemático de los modelos policiales de los países de Latinoamérica; en este sentido, se enfatizarán las
características que comparten en relación con sus instituciones de seguridad pública a nivel local; lo
anterior, con el objetivo de proponer un Modelo Policial Municipal, construido a partir de las mejores
prácticas en esta materia. Para tal efecto, se estudiaron los cuatro casos, que presentaron la mejor
evaluación de sus policías: Uruguay, El Salvador, Costa Rica, Chile.
Inicialmente, se analizaron las Encuestas de Latinobarómetro de 2018 y 2021, mismas que consideran
a 18 países
2
de América Latina (AL), a fin de identificar a las instituciones de seguridad pública que
han desarrollado modelos policiales eficaces e implementado eficientemente políticas y estrategias de
seguridad ciudadana, disminuyendo sus niveles de violencia e inseguridad y, aumentando su legitimidad
y dignificación policial. Se recuperaron dos indicadores de la Encuesta: Confianza en la Policía y
Policías involucrados en actos de corrupción; se utilizó el primer indicador, como instrumento de
identificación de los países que mejor evalúan a sus policías.
2
Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay,
Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.
pág. 8193
Se observó que en 2018 los países que ocupaban las primeras tres posiciones en materia de confianza
en la policía fueron: Uruguay (59%), Costa Rica (51%) y Chile (48%); mientras que México se
encontraba en la posición decimosexta con 19%, solo por encima de Venezuela y Panamá, quienes
presentaban doce y cero por ciento, respectivamente. En 2021, surgieron un par de modificaciones
relevantes, si bien Uruguay continúo en el primer sitio con 65% (aunque aumento un seis por ciento
respecto a 2018); Costa Rica, bajo una casilla, pasando de la segunda a la tercera posición con 50%
(disminuyendo un 1%). Los casos paradigmáticos fueron El Salvador que, de estar en la posición
decimocuarta en 2018 (22%), pasó al segundo lugar (57%), aumentando treinta y cinco puntos
porcentuales; mientras que Chile, de encontrarse en el tercer lugar en 2018, pasó a la posición novena
en 2021, con una disminución de dieciséis puntos porcentuales, quedando en 32%. Cabe destacar que,
México aumento tres por ciento en este periodo, quedando en 22%; sin embargo, bajo una posición,
colocándose en el número diecisiete solo por encima de Venezuela, quien presento 13%.
Dicho lo anterior, Uruguay y Costa Rica son los únicos países latinoamericanos que se han mantenido
dentro de los primeros lugares en materia de confianza ciudadana hacia sus policías, mientras que Chile
a pesar de ser históricamente un referente en esta materia, en los últimos años se ha visto impactado
negativamente, ya sea por actos de corrupción y/o por estrategias que no han permitido un tratamiento
eficaz de la inseguridad; o, el caso de El Salvador, que de encontrarse en los últimos lugares se ha
colocado en las primeras posiciones; paradigmáticamente este cambio se ha caracterizado por
estrategias de mano dura llevadas a cabo por su Presidente Nayib Bukele.
Por otra parte, al considerar el indicador de Policías involucrados en actos de corrupción, en 2018
México ocupo el segundo lugar (60%), pasando a la sexta posición (54%) en 2019; Uruguay se ubicó
en la dieciochoava y séptima casilla (23 y 52 por ciento); El Salvador en la décima y dieciochoava
casilla (41 y 30 por ciento); Costa Rica en la posición dieciséis y cuarenta (28 y 42 por cientos); y Chile
en la quinceavo y segundo lugar (35 y 68 por ciento). Solamente tres casos: el mexicano, salvadoreño
y costarricense, aumentaron su percepción positiva en términos de corrupción; mientras que dos de los
países en cuestión: Uruguay y Chile, aumentaron sus niveles de corrupción. Paradójicamente, la
sociedad uruguaya, como ya se mencionó, es quien mejor evalúa a sus policías.
pág. 8194
Entonces, si la corrupción no es determinante para minar los niveles de legitimidad y, por consiguiente,
de eficiencia de las Policías, ¿Qué dimensiones permiten la construcción de instituciones de seguridad
pública fuertes?, ¿Qué modelo policial se debe seguir? Para contestar dichas interrogantes se realizó un
análisis de Política Comparada, a partir de la revisión bibliográfica de diversas publicaciones de
divulgación científica, a fin de conocer y retomar los modelos, acciones y estrategias policiales que
llevan a cabo dichos países; surgiendo cuatro dimensiones de estudio de los modelos policiales: Visión,
Dignificación, Profesionalización y Vulnerabilidad policial.
En primer lugar, la Visión policial es entendida como: el entramado de valores, ideales,
comportamientos, estructuras, mecanismos de comunicación y cultura; que conforman y dan sentido a
las instituciones policiales. Entre sus componentes principales se encuentran el paradigma de seguridad
ciudadana que, a decir de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, es la más idónea para
enfrentar las problemáticas de seguridad. Además, la proximidad social que, según algunos autores,
facilita el trabajo policial gracias a la inclusión de la participación ciudadana (Longo, 2020 y Macareno,
2016). Y la preeminencia del Mando Civil sobre el Militar, pues con ello se limitan prácticas autoritarias
y represivas. En este sentido, el Cuadro 1 muestra los elementos que comparten los casos de estudio.
Cuadro 1 Visión policial
Elementos
Uruguay
El Salvador
Costa Rica
Policía Nacional.
Si
Si
Si
Mando Civil.
Si
Si
Si
Mando Militar.
No
No
No
Separación organizativa y operativa entre lo policial y
lo militar.
No
No
No
Uso de la fuerza.
Limitado
Limitado
Limitado
Prevención del delito.
Si
Si
Si
Proximidad social.
Si
Si
Si
Alianzas con otros actores.
Si
Si
Si
Apoyo de Organismos Internacionales y otros países.
Si
Si
Si
Reticencia al cambio.
Si
Si
Si
Elaboración propia: Con base en Timote, 2017; Duffau, 2018; Nilsson, 2023; Bonilla y Ríos, 2021; Guzmán, 2016; Sánchez,
2017; Oviedo, 2007 y Dammert, 2020.
En el Cuadro 1 se observa que los cuatro países seleccionados tienen una Policía Nacional; no obstante,
operativamente destinan a cuerpos de seguridad para la atención de sus localidades. En otras palabras,
pág. 8195
a pesar de que las instituciones de seguridad pública seleccionadas no cuentan con una división, de
carácter administrativo, que contemple la existencia de una Policía Municipal, como el caso mexicano,
destinan a elementos policiales, que permanentemente trabajan en las zonas geográficas más
elementales de sus territorios, como son: colonias, comunidades, cuadrantes, barrios… Por ende, la
existencia de una policía municipal en dichos territorios existe de facto.
También, en todos los casos existe un Mando Civil, sin embargo, es débil; aunque, en el caso chileno
el Mando es civil, solo en términos operativos, y está a cargo del Ministerio del Interior y Seguridad
Pública, mientras que el mando administrativo es militar, y recae en el Ministerio de Defensa Nacional.
En los tres países restantes no hay un Mando Militar, no obstante, grupos de la milicia ocupan puestos
policiales; además, algunos sectores de la sociedad apoyan la inclusión de las fuerzas armadas en las
tareas de seguridad pública. Dicha situación, no permite una separación clara de la organización,
operación y administración de quienes realizan las tareas de seguridad ciudadana.
Otras características que guían la labor de las policías en cuestión son: la prevención y la proximidad
social; elementos que logran a través de alianzas con diversos actores sociales, así como con el apoyo
de Organismos Internacionales (ONU, BID, OEA, etc.) y otros países (EE.UU., China, España, Francia,
entre otros). Dichas colaboraciones les permiten obtener un conocimiento más amplio de las
condiciones que imperan en las comunidades, gracias al trabajo coordinado con los habitantes. Al
mismo tiempo, se observa que, en los países analizados, existe una reticencia al cambio, puesto que los
policías asumen que la inclusión de la sociedad en las tareas de seguridad les resta autoridad, mientras
que, la población considera que, al aceptar mayor cercanía de las instituciones de seguridad, significaría
mayor vigilancia y, a la postre, represión.
En segundo lugar, hablaremos de la Dignificación policial, es decir, del conjunto de prestaciones
mínimas que le permiten, a quienes conforman las instituciones de seguridad, vivir dignamente; pues
tal como lo señalan Chinchilla y Vorndran (2018): se debe pasar de un oficio policial a una profesión,
proceso que necesariamente va acompañado con el aumento de los incentivos económicos (Heredia,
2021, pág. 84); así como del robustecimiento de la seguridad social, tal como se observa en el Cuadro2.
pág. 8196
Cuadro 2 Dignificación policial
Elementos
Uruguay
El Salvador
Costa Rica
Chile
Seguro médico
Si
Si
Si
Si
Acceso a la vivienda
No
Si
Si
Si
Apoyo en comida
Si
No
Si
Si
Servicios financieros
Si
No
No
No
Becas
Si
Si
Si
Si
Acompañamiento emocional
Si
No
Si
Si
Invierten en uniformes y equipo
Si
Si
Si
Si
Sindicatos y/o Asociaciones policiales
Si
Si
Si
Si
Multiempleo
Si
Si
Si
Si
Elaboración propia: Con base en Timote, 2017; Calandrón, 2020; Sánchez, 2017; Oviedo, 2007 y Dammert, 2020.
Tal como se señala en el Cuadro 2, los cuatro países consideran que la dignificación policial es
indispensable para la consolidación de las instituciones de seguridad, por ende, han implementado
sistemas de seguridad social, amplios, que dan certidumbre a la vida y patrimonio de quienes las
conforman. Aunque, dichas prestaciones no han sido alcanzadas fácilmente, sino debido a una lucha
constante de los policías; mismos que son apoyados por distintos grupos sociales. Por ejemplo, en el
caso uruguayo, los Sindicatos y Asociaciones policiales, son quienes les brindan seguro médico,
servicios financieros y acompañamiento emocional.
Ciertamente, la dignificación social es necesaria para el fortalecimiento de las policías; por lo tanto, los
países más exitosos en esta materia han optado por su inclusión en las estrategias de seguridad
ciudadana; a pesar de ello, en el Cuadro 2, también se observa la existencia del multiempleo en todos
los casos; es decir, que las prestaciones que reciben los integrantes de las instituciones de seguridad aun
no les garantizan una vida digna, obligándolos a buscar otros empleos que les permitan cubrir todas sus
necesidades.
En tercer lugar, aparece la Profesionalización policial como elemento determinante para la
conformación de un modelo policial eficiente, misma que se alcanza a través del establecimiento de un
sistema de carrera policial, que inicia con la obligatoriedad de la formación inicial de las policías,
preferentemente en Academias Nacionales (Heredia, 2021), así como programas de capacitación y
especialización constante; a fin de incluir nuevas tecnologías y formas de atención de la violencia y
criminalidad.
pág. 8197
Cuadro 3 Profesionalización policial
Elementos
Uruguay
El Salvador
Costa Rica
Chile
Carrera Policial.
Si
Si
Si
Si
Escuela o Academia
Nacional de Policía.
Si
Si
Si
Si
Formación inicial.
Si
Escala básica: 2 años.
Oficiales: 3 años.
Si
Agentes: entre 6 y
11 meses.
Oficiales: un año.
Si
6 meses.
Si
Suboficiales: 2 años.
Oficiales: 2 años.
Cursos de
capacitación.
Si
Si
Si
Si
Posgrados.
Si
Si
Si
Si
Especializaciones.
Si
Si
Si
Si
Gestión de bases de
datos.
Si
Si
Si
Si
Adopción de
tecnología (sitios
Web, dispositivos
móviles).
Si
Si
Si
Si
Sistematización de
los registros
delictivos.
Si
Si
Si
Si
Interoperabilidad.
Si
Si
Si
Si
Elaboración propia: Con base en Timote, 2017; SGSP y UNODC, 2020; Bonilla y Ríos, 2021; Nilsson, 2023; Matul y Dinarte, 2005.
En el Cuadro 3 se muestra que, en todos los casos, se implementan un Sistema de Carrera Policial,
desarrollados en Escuelas o Academias Nacionales de Policía, en donde cursan obligatoriamente un
periodo de Formación Inicial que, aunque es diferenciado, los cuatro países consideran, al menos, tres
niveles: Escala básica, Oficiales y funcionarios superiores. Además, en el caso de Uruguay y Chile, es
posible obtener un Título universitario en seguridad pública. Paralelamente, contemplan cursos de
capacitación, especialización y posgrados; situación que les permite incluir nuevas tecnologías y
procesos de gestión de información delictiva, destinada a elevar la eficiencia de las estrategias de
seguridad.
Y finalmente, en cuarto lugar, la Vulnerabilidad policial, surge como una característica de los modelos
policiales exitosos, pues tal como lo indican algunos estudios, los integrantes de las instituciones de
seguridad sufren constantes maltratos y, por consiguiente, constantemente no se respetan sus derechos
pág. 8198
humanos y laborales (Macareno, 2016). Situación que se muestra en el Cuadro 4. Así mismo, la
centralización de la toma de decisiones limita su actuar ante algún hecho delictivo, poniendo en riesgo
su vida y la de quienes protege.
Cuadro 4 Vulnerabilidad policial
Elementos
Uruguay
El
Salvador
Costa
Rica
Chile
Formas discrecionales de aplicación de sanciones.
Si
Si
Si
Si
Arbitrariedad en el respeto de sus DD.HH.
Si
Si
Si
Si
Despidos injustificados.
Si
Si
Si
Si
Salario menor, en comparación con otros empleos de la
AP.
Si
Si
Si
Si
Jornadas de trabajo más largas comparadas con otros
empleos de la AP.
Si
Si
Si
Si
Pago de horas extras.
No
No
No
No
Prácticas autoritarias.
Si
Si
Si
Si
Centralización
(Toma de decisiones/comunicaciones).
Si
Si
Si
Si
Sistematización de información (registro).
Si
Si
Si
Si
Unificación de procedimientos.
Si
Si
Si
Si
Transparencia en los ascensos.
Si
Si
Si
No
Infraestructura
No
adecuada
No
adecuada
No
adecuada
No
adecuada
Existe maltrato hacia el policía.
Si
Si
Si
Si
Elaboración propia: Con base en Timote, 2017; SGSP y UNODC, 2020; Calandrón, 2020; Rodríguez, 2017; Eijkman, 2007 y
Dammert, 2020.
A partir del análisis del Cuadro 4, se podría afirmar que existe un maltrato institucional hacia los
policías; pues se les imponen sanciones de forma discrecional, así como arbitrariedad en el respeto de
sus derechos humanos y laborales; por ejemplo: son despedidos de forma injustificada, tienen un salario
menor y jornadas de trabajo más extensas, en comparación con otros de la Administración Pública (AP),
a lo cual se agrega la falta de pago de horas extras que, por la naturaleza de sus funciones, regularmente
forman parte de su día a día.
Por otra parte, aunque los países analizados buscan empoderar al trabajo policial, continúan existiendo
prácticas autoritarias y centralización de la toma de decisiones; es decir, que se mantienen las estructuras
verticales y la unificación de procedimientos; contexto que limita el actuar policial en la calle. Por ende,
es necesario que los modelos policiales consideren el diseño de estructuras horizontales, que favorezcan
pág. 8199
el proceso decisional en todos los niveles de las instituciones de seguridad; así mismo, se deben
contemplar mecanismos de protección, que garanticen al desarrollo de las policías.
RESULTADOS
El análisis de Política Comparada de los modelos policiales de Uruguay, El Salvador, Costa Rica y
Chile; permitió identificar las mejores prácticas destinadas al fortalecimiento de las instituciones de
seguridad ciudadana; en consecuencia, se propone un Modelo Policial Municipal (MPM), integrado por
cuatro Dimensiones: Visión, Dignificación, Profesionalización y Vulnerabilidad policial.
Dimensión 1: Visión policial
Esta primera dimensión considera tres componentes (Seguridad Ciudadana, Mando Civil y Proximidad
Social), mismos que parten del diseño de una policía municipal horizontal, flexible, descentralizada,
cercana a la ciudadanía, en donde la prevención, generación de inteligencia, la transparencia, la
rendición de cuentas y el respeto a los Derechos Humanos, juegan un papel preponderante.
Componente 1: Seguridad ciudadana
El MPM supera los modelos enfocados en el paradigma de la seguridad pública y se concentra en la
perspectiva de la Seguridad Ciudadana (SC); manteniendo la subordinación de las instituciones de
seguridad al poder civil (Matul y Dinarte, 2005); modernizando la educación policial con base en la
proximidad y la SC; por ende, asume la visión de Policía comunitaria, insertando mayor respeto a los
DD.HH., mayor presencia en los espacios públicos, aumentando la cercanía con la ciudadanía. Pues tal
como lo señala Rodríguez (2017): “[se reconoce] la importancia de establecer buenas relaciones con la
comunidad, trabajar por ganarse su confianza y apoyarse en la ciudadanía y en la institucionalidad local
para mejorar el clima de seguridad en una determinada zona” (Rodríguez, 2017, pág. 394); situación
que pude lograrse a través de diversas acciones de integración como: Comités comunitarios, talleres,
cursos, actividades recreativas/informativas, entre otras.
Componente 2: Mando Civil
Se debe abandonar la idea de la militarización de las fuerzas de seguridad pública, que solo desestiman
las bondades del sector civil en este ámbito (Dammert, 2020); por ende, se requiere un MPM que abogue
por cuerpos policiales civiles y profesionales; contrapuestos a quienes defienden su militarización,
pág. 8200
evitando actividades de represión y control del delito, que se limitan a la vigilancia de la población;
dando un lugar secundario a las tareas de carácter comunal (Duffau, 2018).
En este sentido, Baltazar (2019), señala que desde 1991 en Latinoamérica se inició con la disolución de
instituciones militares dedicadas a la seguridad pública; no obstante, se mantuvieron las estructuras
militares que se negaban a dejar el poder, antes bien, colocaban a su personal en posiciones clave dentro
de instituciones policiales; aunado a la injerencia de algunos sectores sociales que pretendían mantener
a los militares en labores de seguridad pública; a ello se agrega la debilidad del liderazgo civil (Guzmán,
2016).
Componente 3: Proximidad Social
El MPM considera a la proximidad social, pues se enfoca en el trabajo comunal, el uso y generación de
información; elementos que le permiten utilizar el saber de la comunidad que, plasmado en informes,
registros, censos, etc., lo transforma en inteligencia policial. Situación que va más allá de la atención
de delitos, ya que le permite generar vínculos sociales y políticos transversales (Duffau, 2018);
elementos que comúnmente la visión militarista no considera, por ser reactiva y ajena a la vinculación
social.
Por consiguiente, se espera la formación de una policía de proximidad, proactiva, descentralizada y
preventiva del delito; enfocada en aumentar la comunicación y coordinación con la comunidad, a fin de
enfocarse en la resolución de problemas (Eijkman, 2007). Proceso que se sostiene en la relación de
confianza entre el ciudadano y el policía.
Dimensión 2: Dignificación policial
Para Timote (2017) la transformación de las instituciones seguridad requiere elevar la jerarquía social
del policía, a través de mayores estímulos y cultura; y no limitarse a su profesionalización, pues según
Baltazar (2019), es necesario: “la mejora de las condiciones laborales del personal policial y el
desarrollo de modelos de intervención ajenos al militarismo y la punición" (pág. 29). Por ende, la
segunda dimensión del MPM denominada Dignificación policial se conforma por tres componentes
(Homologación salarial, Seguridad social y protección personal), que señalan la importancia de
proporcionar a los efectivos policiales las condiciones y recursos necesarios para el desempeño de sus
funciones, así como de su desarrollo integral.
pág. 8201
Componente 1: Homologación Salarial
Existe evidencia empírica que señala la relación correlacional entre el nivel de incentivos económicos
ofrecidos y la capacidad del personal seleccionado (Chinchilla y Vorndran, 2018); en este sentido, en
México, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) y la Comisión
Nacional de los Salarios Mínimos (CONASAMI) en 2021, elaboraron la Propuesta de Salario Digno de
$13, 639, como promedio nacional (SESNSP y CONASAMI, 2021).
El salario digno contempla: la canasta alimentaria (principales alimentos); no alimentaria (bienes y
servicios) y la canasta del hogar (vivienda digna/renta); descontando las prestaciones de seguridad
social que reciben los policías; se considera una familia promedio de cuatro integrantes con el supuesto
de qué dos de ellos laboran y ganan lo mismo; que algún miembro de la familia reciba un apoyo del
gobierno; así como la diferencia del costo de vida en cada entidad federativa de la República mexicana.
Es importante mencionar que, el salario promedio de un policía se encuentra directamente relacionado
con el promedio de la población ocupada de sus entidades y, no, en los niveles de inseguridad de su
entidad o municipio; por lo tanto, se observa que algunos policías, de lugares con bajo nivel de
inseguridad, pueden ganar más que aquellos que laboran en sitios con mayores niveles de violencia. Sin
embargo, esta tendencia debería revertirse, puesto que la retribución policial no tendría que estar ligada
a la retribución de otras profesiones, puesto que mayor inseguridad requiere mayor nivel de
compromiso; además, de una mayor exposición a situaciones que ponen en riesgo la vida de los
elementos policiacos y de sus familias.
Componente 2: Seguridad Social
Bonilla y Ríos (2021) señalan la importancia de considerar un régimen laboral que certidumbre al
futuro del policía, permitiéndole acceder a: un salario justo, créditos hipotecarios, sistemas de jubilación
(considerando el cien por ciento por retiro o incapacidad), seguro médico y de vida, becas, fondos de
ahorro, viáticos, licencias, vacaciones, uniformes, entre otras prestaciones. Permitiendo elevar la
dignificación del trabajo policial y aumentando el nivel de compromiso e interiorización institucional.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, en la región imperan bajos salarios, largas jornadas de trabajo y
condiciones laborales precarias (Calandrón, 2020); aunque, existen excepciones, como el caso chileno
en donde sus policías (Carabineros) cuentan con un sistema robusto de seguridad social, similar al de
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sus fuerzas armadas: un sistema de salud propio, un sistema de pensiones que contempla edades de
retiro más bajas y montos más altos que los considerados para el resto de la población.
Componente 3: Protección personal
Entre las demandas más comunes de los policías esta su contemplación en los programas de asistencia
médica, en momentos de crisis sanitaria, como la ocasionada por la COVID-19, puesto que se encuentra
en la primera línea de atención, situación que pone en riesgo su vida y la de su familia (Causa en Común,
2022); aunado a ello, cuentan con una baja o nula dotación de uniformes y armamento de mala calidad
(Bonilla y Ríos, 2021), aumentando el riesgo que supone la atención de incidentes delictivos y/o el
apoyo que dan a los servicios de emergencia.
Dicho contexto, obliga a los policías a invertir en la compra de sus uniformes, así como de aditamentos
que los protejan de las condiciones climáticas adversas, como el frio y la lluvia; (Calandrón, 2020) y
equipo sanitario; elementos que rara vez son proporcionados por las instituciones de seguridad pública;
esta carga económica, se suma a la falta de prestaciones sociales y al salario precario que perciben.
Dimensión 3: Profesionalización policial
En México no existe un Servicio de Carrera Policial a nivel municipal, ni se han establecido mecanismos
de ingreso, captación y profesionalización de su personal; olvidando que el Capital humano es un
instrumento clave en las reformas de seguridad, que requiere una mejor formación, especialización y
modernización del perfil de sus instituciones (Chinchilla y Vorndran, 2018). En de ahí que la tercera
dimensión del MPM sea la Profesionalización policial, misma que contempla dos componentes: el
Servicio Civil de Carrera y el desarrollo profesional.
Componente 1: Servicio Civil de Carrera
Ser policía se ha convertido en un trabajo temporal/transitorio y no una opción de desarrollo personal y
profesional; en donde la vocación, la actitud de servicio y la preparación carecen de importancia; por
ende, se requiere de la implementación de un Servicio Civil de Carrera policial centralizado, que sea un
instrumento de profesionalización, que tal como lo argumenta Heredia (2018): “regule de forma central
todos los aspectos relacionados con la labor de los funcionarios dentro de la oficina pública, desde el
ingreso, los ascensos, la evaluación, y la eventual separación del cargo” (págs. 49, 50).
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Además, debe de contar con dos elementos esenciales: Claridad (reglas) dentro y fuera de la
institución y autonomía (Heredia, 2018); a fin de que la formación policial vaya acompañada de
mecanismos de ascenso y promoción, claros y públicos; permitiendo garantizar la equidad y
transparencia en dichos procesos (Bonilla y Ríos (2021); con ello, el avance en el escalafón no estará
determinado por los supuestos de antigüedad o favoritismo, sino más bien a través de cursos y
exámenes; en donde los puntajes más altos, así como el lugar en una lista de prelación, son los elementos
que definirían quienes lograrían el ascenso (Timote, 2017).
Componente 2: Desarrollo profesional
El desarrollo del factor humano es un elemento que afecta a la eficiencia policial, pues supone la mejora
de los conocimientos y competencias de los cuerpos policiales en aras de mayor eficiencia y crecimiento
personal, mediante una carrera policial; por lo tanto, en México desde 2007 “se incorporó la
profesionalización de las policías municipales como una prioridad” (Heredia, 2021, pág. 82); sin
embargo, sigue siendo una tarea pendiente.
Por consiguiente, es fundamental el establecimiento de una Carrera Policial Centralizada, ya que los
municipios no cuentan con los recursos necesarios para ello; así mismo, es necesario definir qué tipo
de sistema se implementará, algunos autores sugieren algunos elementos indispensables: definir las
habilidades, capacidades y conocimientos que requiere el perfil policial; alinearse con la fenomenología
criminal, el marco jurídico interno, el contexto en el cual se desarrollará; establecer alianzas con el
sector académico; implementar un periodo formativo que vaya acompañado de mecanismos de ascenso
y promoción claros y públicos; además, incluir la participación de instructores y docentes
especializados, sean parte de la institución o del ámbito civil (Bonilla y Ríos, 2021).
También, se requieren cursos o capacitaciones de ascensos (evaluación y promoción), de
especialización y de actualización (aumentar los conocimientos y capacidades policiales en áreas y
materias que han sido modificadas o han evolucionado) (Rodríguez, 2017); así como aumentar las
aptitudes y técnicas policiales; debiéndose incluir aportes científicos al campo policial e idiomas. Sin
olvidar, que el fortalecimiento policial requiere aumentar y modernizar el tratamiento de la información,
mediante la sistematización de los registros delictivos, mapas digitales de calor, georreferenciando
domicilios y hechos delictivos. Permitiendo la inclusión de estrategias de despliegue territorial y de
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acciones preventivas; gracias a el uso de tecnología (dispositivos móviles, sitios web, etc.), generando
interoperabilidad.
Dimensión 4: Vulnerabilidad policial
Los despidos injustificados son una de las demandas más comunes de las policías mexicanas (Causa en
Común, 2022); ya que, se enfrentan a problemas de maltrato por parte de sus superiores, arbitrariedad
en el respeto de sus DD.HH. y procedimientos policiales poco transparentes; fenómeno que se replica
en Latinoamérica (Rodríguez, 2017); de tal suerte, que el MPM propuesto aborda una cuarta dimensión,
la Vulnerabilidad policial, que contempla dos componentes: la Relación con el Mando y
Descentralización de la información y la toma de decisiones.
Componente 1: Relación con el Mando
Las policías se desarrollan en un ambiente de desprotección por parte de las autoridades, caracterizado
por la proliferación de despidos injustificados, formas discrecionales de aplicación de sanciones, falta
de acompañamiento emocional, derivado de situaciones traumáticas, como enfrentamientos armados.
Entorno, en donde la jerarquía, generalmente, marca la pauta; aunado, a que perciben bajos salarios, sin
pago de horas extras; así como jornadas de trabajo más largas, en comparación con otros puestos dentro
de la AP, que generan problemas de desempeño y de salud (Calandrón, 2020).
Por consiguiente, sufren una constante violación a sus derechos humanos y laborales, ejemplo de ello,
es la eliminación injustificada de días de descanso; el cobro de cuotas por parte de sus superiores
jerárquicos (Causa en Común, 2022) y ordenes arbitrarias, destinadas a la obtención de beneficios
personales; situación que aumenta las prácticas centralistas y autoritarias, contexto que debe limitarse
al máximo (Rodguez, 2017).
Dicho lo anterior, es indispensable que el MPM implemente mecanismos de transparencia, rendición
de cuentas y evaluación de las acciones desarrolladas por los integrantes del sistema de seguridad
pública, a fin de identificar prácticas que vulneren los derechos de los policías y mitiguen la relación
que tienen con la ciudadanía; sin menoscabo de la disciplina.
Componente 2: Descentralización de la información y la toma de decisiones
Para diversos autores (Eijkman, 2007 y Rodríguez, 2017) la descentralización de la organización
policial y de la toma de decisiones elevan la eficiencia de las acciones de seguridad; siempre y cuando,
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dicho proceso vaya acompañado de la unificación de procedimientos de obtención y compartición de
información, así como de un uso más racional de los recursos. Pues tal como lo indica Verduzco (2017):
“[existen] hallazgos institucionalistas sobre los beneficios del policentrismo según los cuales, la
diversidad de centros de poder produce sistemas eficientes de seguridad” (pág. 140).
Así, el MPM considera formas de comunicación más flexibles y estructuras de poder horizontales, que
faciliten el flujo de información en todos los niveles; con ello, si bien las decisiones directivas continúan
en lo alto de la pirámide organizacional, las decisiones operativas, recaerían en quienes están
implementando las estrategias de seguridad, es decir, en el policía de a pie, quien tiene el primer
contacto con la ciudadanía antes, durante y después de un hecho delictivo; situación que lo convierte
en uno de los actores principales, cuando se habla de seguridad ciudadana.
Por otra parte, tal como lo muestra Nilsson (2023): el éxito de las reformas en seguridad ciudadana debe
estar acompañado de prácticas exitosas a nivel internacional; por eso, el MPM propuesto recoge aquello
que, Uruguay, El Salvador, Costa Rica y Chile, han implementado de forma eficiente. Igualmente, es
necesario realizar cambios al interior de las instituciones y del Estado, pues tal como lo argumenta dicho
autor, se requieren reformas que incluyan el aumento del presupuesto en seguridad, necesario para
elevar el número de efectivos y sus respectivos salarios; un gobierno fuerte, con cierto nivel de
centralización que permita: el combate a la corrupción, la inclusión de la participación social en las
estrategias en esta materia y mecanismos de supervisión y rendición de cuentas.
Ya que, no es suficiente concentrarse en la descripción y modificación de la normatividad, pues la
policía, como cualquier institución, se entrelaza con distintos elementos, siendo necesario contemplar
su contexto, los actores que interactúan con ella y las formas en que se relaciona, así como los medios
con los que da respuesta a las amenazas externas. Justamente, ello implica enfocarse en las cuestiones
primordiales que les atañen; entre los que destacan, a decir de la CIRP (2020), al menos cuatro
principios: subordinación al poder civil; orientación al servicio público enfocado en la ciudadanía
(servicio de calidad, identificar problemas, adecuarse a las necesidades de su contexto, acciones
preventivas y coordinadas); sistema de control, monitoreo y evaluación (supervisión y rendición de
cuentas); así como respeto y protección de los DD.HH. (respetarlos, garantizarlo y promoverlos).
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Aunado a lo anterior, es indispensable que las reformas contemplen la visión del personal capacitado y
con experiencia, ya que, siguiendo el planteamiento de la CIRP (2020): “existe un grave déficit de
políticos y de funcionarios públicos especialistas en la materia” (pág. 6). Así, se busca que la policía se
transforme en un control social formal que facilite el respeto a la ley; situación que solo se logra con
mayor legitimidad, que se traduce en mayor colaboración entre la ciudadanía y la policía.
CONCLUSIONES
Las policías implementan la mayor parte de las políticas de seguridad ciudadana; son la autoridad que
tiene el primer contacto con la sociedad ante un hecho delictivo; conocen el territorio, las forma de vida
de sus comunidades, a los actores que son un riesgo y a quienes pueden ser aliados en la construcción
del estado de derecho; por lo tanto, su perspectiva, conocimientos, experiencia y capacidades son
irreemplazables en el diseño de un Modelo Policial Municipal; sin embargo, viven una violencia
sistémica, que limita su desarrollo profesional y personal. Por consiguiente, el MPM y sus cuatro
dimensiones (Visión, Dignificación, Profesionalización y Vulnerabilidad policial) busca mitigar dicha
situación.
En principio, la Visión policial y sus tres componentes: paradigma de seguridad ciudadana, proximidad
social y Mando Civil; señalan la importancia de la participación social y la necesidad de la protección
de los DD.HH., ya que, la inclusión de las fuerzas armadas no se ha traducido en la disminución de la
violencia, antes bien, la sociedad demanda mayor presencia policial en las escuelas, capacitación para
la niñez, diagnósticos, coordinación con otras instituciones, tareas preventivas, como patrullajes, y más
reuniones con lideres de la comunidad, culturales y religiosos (Rodríguez, 2017).
Cuando hablamos de la Dignificación policial, particularmente del salario promedio que gana un
policía, este se encuentra directamente relacionado con el promedio de la población ocupada de sus
entidades y no en los niveles de inseguridad que se viven en sus estados; por lo tanto, se observa que
policías de lugares con bajo nivel de inseguridad pueden ganar más que aquellos que laboran en sitios
con mayores niveles de violencia. Además, no cuentan con un sistema de seguridad social que brinde
una protección integral, situación que lo ponen en un riesgo constante.
En torno, a la Profesionalización policial, es observa cómo es un concepto poco analizado (Bonilla y
Ríos, 2021); sin embargo, las instituciones de seguridad requieren que el Modelo Policial aplicado
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cuente con el establecimiento de un servicio civil de carrera, como instrumento de profesionalización.
La carrera policial deberá de ser centralizada, es decir, que debe existir una Institución, al menos, por
cada entidad federativa, destinada a la capacitación de los integrantes de las policías municipales; ya
que los Ayuntamientos no cuentan con los recursos necesarios para iniciar con dicha labor. Para ello,
se requieren de modificaciones/arreglos en las normas, políticas y prácticas existentes, que eviten basar
el comportamiento en intereses particulares; y más bien, se enfoquen en la eficiencia, eficacia, igualdad,
mérito y neutralidad.
Por otra parte, mediante la dimensión de Vulnerabilidad policial, se señala cómo la Relación con el
Mando determina el comportamiento, dentro y fuera, de las instituciones policiales, pues si bien, se trata
de normas no establecidas, es indispensable establecer mecanismos de vigilancia, transparencia,
evaluación y rendición de cuentas que protejan las buenas prácticas y garanticen el cumplimiento de la
normatividad vigente; así mismo, es de suma importancia, la descentralización de la información y la
toma de decisiones, a fin de que el policía de a pie esté en condiciones de actuar, de forma inmediata, y
con la mayor claridad posible; sin que ello suponga el quebrantamiento de reglas que puedan poner en
riesgo su integridad y empleo.
Adicionalmente, se debe de reconocer que existe desconfianza, falta de mecanismos de comunicación,
capacitación en la materia y deslegitimación policial (Eijkman, 2007); así como presiones de algunos
sectores del gobierno y de la sociedad que buscan mantener el poder militar en los nuevos cuerpos
policiales; generando confusión respecto a las nuevas funciones, pues si bien se buscaban una
institución de carácter civil, en el fondo se actuaba bajo una filosofía militar; ya que, no existe
separación organizativa y operativa entre la policía y la milicia.
Tal como se observa, la baja calidad de las instituciones policiales favorece el crecimiento de la
inseguridad, aumentando el gasto público/privado hacia este rubro y mitigando el crecimiento
económico de la región; para ejemplificar, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID, 2021) señala
que diversos programas de combate y prevención de la violencia han presentado restricciones
presupuestarias; situación contraproducente, si se considera el aumento de las denuncias relacionadas
con el consumo de alcohol, violencia de género y abuso doméstico; contexto que puso a prueba las
capacidades de los policías, principalmente las de orden municipal.
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Finalmente, a pesar de que no exista un modelo policial único, si existe evidencia de algunas prácticas
exitosas, particularmente aquellas que contemplan la participación social, la profesionalización, la
dignificación y la protección de los DD.HH. de los policías (Nilsson, 2023). En este sentido, el MPM
propuesto, rescata esos componentes de las instituciones latinoamericanas de seguridad pública, mejor
evaluadas (Uruguay, El Salvador, Costa Rica y Chile); y, en consecuencia, busca abonar al diseño de
un modelo mexicano de policía municipal, que, en principio, mitigue el abandono de dicha institución
y, a la postre, eleve la eficiencia y legitimidad de las policías municipales.
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