INTERCONEXIÓN PEDAGÓGICA, SENSORIAL Y
PSICOPEDAGÓGICA PARA EL APRENDIZAJE
EFICAZ Y POR COMPETENCIAS
PEDAGOGICAL, SENSORY AND PSYCHOPEDAGOGICAL
INTERCONNECTION FOR EFFECTIVE LEARNING
AND COMPETENCIES
Adriana Yaneth Muñoz Care
Universidad Metropolitana de Educación, Ciencia y Tecnología, Panamá
pág. 1382
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i3.11343
Interconexión Pedagógica, Sensorial y Psicopedagógica para el Aprendizaje
Eficaz y por Competencias
Adriana Yaneth Muñoz Care
1
adrimunozcar@umecit.edu.pa
https://orcid.org/0000-0001-5823-3358
Universidad Metropolitana de Educación, Ciencia y Tecnología - UMECIT
Ciudad de Panamá
Panamá
RESUMEN
El artículo titulado "Interconexión pedagógica, sensorial y psicopedagógica para el aprendizaje eficaz
y por competencias" expone la idea de un enfoque educativo integral y multidimensional que vincula
diversos aspectos del aprendizaje para mejorar su efectividad y significado. Busca profundizar en la
manera en que los niños y adolescentes adquieren conocimientos a partir de estímulos variados,
fomentando un aprendizaje que es relevante y resonante para su compleja realidad. El objetivo central
es generar un aprendizaje que no solo sea efectivo, sino que también deje una impresión duradera en
los estudiantes, ayudándoles a manejar la complejidad del mundo actual. Este enfoque permite a los
educadores comprender mejor y responder a las necesidades de aprendizaje de los estudiantes,
identificando y abordando los dispositivos de aprendizaje que pueden estar en conflicto. Desde una
perspectiva psicopedagógica, se espera que los docentes adquieran habilidades para reconocer los
diferentes estilos de aprendizaje de los estudiantes y orientar sus prácticas pedagógicas de manera que
maximicen el desarrollo de las capacidades intelectuales de los alumnos. Este enfoque refleja un
paradigma educativo que ve al aula como un espacio dinámico donde el aprendizaje se adapta a las
necesidades y capacidades individuales de cada estudiante, promoviendo así una educación más
efectiva y profundamente transformadora.
Palabras Claves: pedagogía, sensorialidad, aprendizaje, competencias
1
Autor principal
Correspondencia: adrimunozcar@umecit.edu.pa
pág. 1383
Pedagogical, Sensory and Psychopedagogical Interconnection for Effective
Learning and Competencies
ABSTRACT
The article titled "Pedagogical, sensory and psychopedagogical interconnection for effective and
competency-based learning" exposes the idea of a comprehensive and multidimensional educational
approach that links various aspects of learning to improve its effectiveness and meaning. It seeks to
delve into the way in which children and adolescents acquire knowledge from varied stimuli, promoting
learning that is relevant and resonant for their complex reality. The central objective is to generate
learning that is not only effective, but also leaves a lasting impression on students, helping them deal
with the complexity of today's world. This approach allows educators to better understand and respond
to students' learning needs by identifying and addressing learning devices that may be in conflict. From
a psychopedagogical perspective, teachers are expected to acquire skills to recognize the different
learning styles of students and guide their pedagogical practices in a way that maximizes the
development of students' intellectual capacities. This approach reflects an educational paradigm that
sees the classroom as a dynamic space where learning adapts to the individual needs and capabilities of
each student, thus promoting a more effective and deeply transformative education.
Keywords: pedagogy, sensoriality, learning, competencies
Artículo recibido 10 abril 2024
Aceptado para publicación: 20 mayo 2024
pág. 1384
INTRODUCCIÓN
El axioma educativo fue originado como constructo teórico de la tesis doctoral Estrategias didácticas
interdisciplinares para fortalecer la construcción de textos escritos mediado por la multimedia en
estudiantes de grado segundo de primaria” el cual encapsula una serie de principios pedagógicos
complejos que se centran en la creación de un entorno de aprendizaje integral y significativo. Según
este enfoque, se reconoce la importancia de integrar diversos factores que influyen en el proceso de
aprendizaje, haciendo hincapié en la formación de competencias que sean relevantes y aplicables en
múltiples contextos de la vida real. La referencia a Morín (2008) y su teoría de la complejidad subraya
la idea de que para abordar sistemas complejos es necesario empezar desde la simplicidad para construir
estructuras más complejas. La pedagogía que se describe aquí parece adoptar un enfoque holístico,
donde la educación no solo se enfoca en transmitir conocimientos, sino también en dejar una impresión
duradera en los estudiantes que fomente una pasión permanente por el aprendizaje. Este método sugiere
que los educadores deben ser conscientes de la multidimensionalidad y complejidad de los estudiantes,
diseñando currículos que no solo cumplan con los requisitos académicos estándares, sino que también
preparen a los estudiantes para manejar y entender la complejidad de su entorno.
El énfasis en la organización del currículo hacia las competencias es crucial para una formación que no
solo se mide por el conocimiento teórico, sino también por la habilidad de aplicar ese conocimiento en
situaciones prácticas y complejas. Esta filosofía educativa resalta la importancia de un aprendizaje que
es tanto formativo como transformador, apuntando hacia la educación como un proceso continuo que
se adapta y evoluciona con las necesidades y realidades de los estudiantes.
Es así, como se resalta la importancia de una aproximación interdisciplinaria en la educación,
específicamente a través de la psicopedagogía, que combina elementos de la psicología y la pedagogía
para enriquecer la práctica docente. Se pone énfasis en la necesidad de que los educadores estén atentos
a los aspectos fundamentales del aprendizaje de los estudiantes, como la motivación, la percepción, la
atención, la concentración y la memoria. Estos componentes son cruciales porque influyen directamente
en la eficacia del proceso de aprendizaje.
De esa misma manera, la psicopedagogía, es entendida como un campo de investigación
interdisciplinar, capacita a los docentes no solo en teoría pedagógica, sino también en aspectos
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psicológicos relevantes que les permiten identificar y abordar los obstáculos específicos en el
aprendizaje de sus estudiantes. Esto implica que el educador debe estar constantemente actualizándose
y capacitándose en temas relacionados con la psicología educativa. Lo cual significa que los
conocimientos teóricos que se adquieren no se quedan solo en la teoría, sino que se implementan
activamente para mejorar el proceso educativo. Esto incluye prestar atención a la subjetividad de los
alumnos y de los profesores, reconocer la diversidad de experiencias y perspectivas que cada uno aporta
al aula, y usar ese entendimiento para fomentar un ambiente de aprendizaje más efectivo y empático.
Mariño y Ortiz, (2014)
Los retos a los que se enfrentan los psicopedagogos en el contexto actual de la educación, que está
marcado por rápidas transformaciones tecnológicas, sociales y culturales, destaca la necesidad de
adaptación continua por parte de los profesionales en psicopedagogía para responder eficazmente a
estos cambios. La integración de tecnología en la educación es un claro ejemplo de cómo los métodos
de enseñanza y aprendizaje están evolucionando. Además, el reconocimiento de la diversidad cultural
y cognitiva en las aulas exige un enfoque más personalizado y sensible a las diferencias individuales,
lo cual es esencial para una educación inclusiva y efectiva.
Además, se subraya la importancia de fomentar habilidades clave del siglo XXI, como el pensamiento
crítico, la creatividad y la solución de problemas. Estas habilidades son cruciales no solo para el éxito
académico, sino también para la vida cotidiana y profesional en un mundo globalizado y en constante
cambio. La psicopedagogía como competencia docente, le permite tomar experticia en el
reconocimiento del estilo de aprendizaje que más prevalece en el estudiante y así mismo orientar desde
lo didáctico las prácticas pedagógicas, aportar al desarrollo de la inteligencia que tienen desarrolladas
sus estudiantes; comprender el esquema mental que mueve las conductas del estudiante para de esa
manera propiciar la Psicoorientación; generar acciones de motivación extrínseca para atraer la atención
y el interés por la clase. El docente desde su práctica pedagógica deberá distinguir si el estudiante está
atendiendo y entendiendo, porque es muy común que pueda estar atendiendo sin entender porque no
tiene los conocimientos previos para poder entender el tema de clase y eso le está impidiendo la
concentración.
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En palabras de Joao (2009, p. 19) “la concentración es la habilidad que tiene la persona para focalizar
la atención por periodos prolongados”. La formación psicopedagógica del docente le permitirá
comprender los niveles de motivación que requieren los estudiantes para sostener la atención y la
concentración dependiendo de la edad. Es posible que haya motivación intrínseca por parte de unos
estudiantes para entender un tema, pero las limitaciones en conocimientos previos están afectando
negativamente la atención y por ende el aprendizaje; en tal sentido el docente debe concurrir a al plan
de clase (Administración pedagógica) y generar una novedad y generar estrategias de repaso que
permita un plan de contingencia de nivelación.
Interconexión pedagógica, sensorial y psicopedagógica para el aprendizaje eficaz y por
competencias.
A menudo se menciona que la educación contemporánea se basa en la división del saber, lo cual resulta
en un aprendizaje de poco significado, esto ha conducido a una menor importancia en la preparación y
en el desempeño académico de los alumnos. En este sentido Rodríguez, (2011), afirma que, La
relevancia y la modernización de los materiales educativos son fundamentales para alcanzar el objetivo
de elevar la calidad de la enseñanza, la manera en que la escuela de hoy trata los temas educativos
muestra una falta de integración con otras áreas del conocimiento que podrían enriquecer y
complementar lo que se enseña. Esto resulta en una educación de poca profundidad y un aprendizaje de
escaso impacto, al ignorar la posibilidad de interconectar los conocimientos de distintas disciplinas. Por
lo tanto, se intensifica la sencillez y la superficialidad en el aprendizaje, desatendiendo la riqueza de la
complejidad. Morín, explica que: El razonamiento complejo tiene la habilidad de vincular saberes
divididos, reconectar lo que se ha separado y busca entender la diversidad de dimensiones, (2008)
Además, distintos estudios, incluido el de Quiñones (2016), han determinado que hay una notable falta
de comprensión por parte de los docentes acerca de un marco pedagógico que, desde una base teórica
filosófica, guíe prácticas educativas capaces de revitalizar el proceso de enseñanza y hacer el
aprendizaje más aplicado. La escuela carece de una comprensión definida sobre el rol teórico y aplicado
del modelo educativo que facilite la integración de las prácticas de enseñanza y la conexión de saberes
de diversas áreas, sin un enfoque claro sobre cómo debe ser la interacción entre docente y estudiante en
el proceso de enseñanza-aprendizaje, predomina en la práctica un enfoque tradicional, antiguo, colonial
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y autoritario, que no fomenta la reflexión ni el análisis crítico. En tal sentido: La educación primaria se
encuentra dividida en términos de organización, currículo, cultura y métodos de enseñanza. Monarca,
(2011)
En esta misma línea, desde la premisa del Estagirita, quien desde la edad antigua anunció al mundo de
la educación el conocimiento sensorial, señalando que todo aprendizaje se origina a través de los
sentidos. Aristóteles, (2019), indica que son los sentidos los que facilitan el tránsito de los aprendizajes
hacia el intelecto, resaltando así la relevancia de una enseñanza basada en la percepción sensorial. Esto
subraya la importancia de emplear materiales y recursos educativos, tanto digitales como no digitales,
que estimulen los sentidos.
En este contexto, la inclusión de la sensorialidad en el aprendizaje representa una valiosa posibilidad
para la didáctica mediante el uso de recursos que abarcan tanto la multimedia como las estrategias
lúdicas y artísticas, con el fin de potenciar la enseñanza a través de los sentidos. Esto promueve la
estimulación de los tres estilos básicos de aprendizaje: visual, auditivo y kinestésico (VAK), según lo
planteado por Blander y Grinder (1982). Desde la perspectiva de los estilos de aprendizaje, el educador
moderno tiene un compromiso psicopedagógico que implica orientar sus métodos de enseñanza de
manera relevante, lo cual incluye determinar el estilo predominante de aprendizaje en el alumno
mediante el uso del cuestionario de estilos de aprendizaje (VAK). Aunque existen diversos estilos de
aprendizaje, estos han demostrado ser especialmente útiles para la investigación dentro del aula.
Ahora bien, la sensorialidad está relacionada con la capacidad de recibir y procesar información a través
de los sentidos, que constituyen la principal interfaz entre el organismo y su entorno. Los cinco sentidos
tradicionalmente reconocidosvista, oído, olfato, gusto y tactoson apenas la punta del iceberg en el
amplio espectro de cómo los seres vivos interpretan su entorno. Cada sentido está adaptado para captar
ciertos estímulos externos y convertirlos en señales nerviosas que el cerebro puede interpretar,
permitiéndonos entender y reaccionar al mundo que nos rodea. La vista, por ejemplo, nos permite
percibir la luz, los colores y el movimiento, facilitando la navegación y la identificación de objetos y
seres. El oído capta vibraciones aéreas que interpretamos como sonidos, esencial para la comunicación
y la percepción del ambiente. El olfato y el gusto procesan compuestos químicos, permitiéndonos
disfrutar de los alimentos y advertirnos sobre peligros potenciales como alimentos en mal estado o gases
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tóxicos. El tacto nos brinda información sobre la textura, la temperatura y el dolor, crucial para nuestra
supervivencia y bienestar físico.
Así mismo, se piensa en la intersección con la lingüística, en ella se encuentra
una relación profunda y bidireccional, donde el lenguaje no solo describe experiencias sensoriales, sino
que también es modulado por ellas. La capacidad de articular y comunicar experiencias sensoriales es
fundamental para el desarrollo del lenguaje y la comunicación humana. Además, la percepción sensorial
influye en cómo estructuramos el lenguaje y en la creación de metáforas y expresiones que reflejan
nuestra interacción con el mundo. La investigación en lingüística sensorial explora cómo las palabras y
estructuras lingüísticas capturan y transmiten experiencias sensoriales, revelando la intrincada relación
entre cómo percibimos el mundo y cómo hablamos de él.
En esta misma línea, subraya la importancia de adaptar los recursos didácticos a los estilos de
aprendizaje de los estudiantes para facilitar un aprendizaje significativo y motivador Benjamín, (2011).
Los educadores tienen la responsabilidad de elegir herramientas y métodos que sean apropiados y
efectivos para los distintos modos en que los estudiantes procesan la información. Esto implica una
comprensión profunda de las diversas técnicas pedagógicas, como el uso de juegos, música y artes
plásticas, y la habilidad para integrarlas creativamente en el entorno educativo.
La idea de que un recurso didáctico debe ser atractivo y pertinente para el estilo de aprendizaje del
estudiante es crucial. Por ejemplo, en el caso de estudiantes con un estilo de aprendizaje visual, sería
más efectivo utilizar herramientas visuales como un bingo de las tablas de multiplicar en lugar de
simplemente recitar o cantar las tablas. Esta adaptación no solo ayuda a los estudiantes a comprender
mejor el material, sino que también puede aumentar su interés y motivación para aprender. Este enfoque
también contribuye a crear un ambiente educativo más inclusivo y sensible a las necesidades
individuales, lo que, a su vez, puede tener un impacto positivo en la comunidad educativa en general.
Reconocer y responder a los diversos estilos de aprendizaje de los estudiantes es un paso fundamental
hacia la mejora de la eficacia de la enseñanza y la optimización de los resultados educativos Caballero
y Brañas, (2015).
Por lo anteriormente expuesto, se enfatiza en la necesidad de una reforma educativa que profundice en
el saber pedagógico, tanto desde la estructura curricular como desde la práctica didáctica, para
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desarrollar un entendimiento profesional sobre la importancia de un currículo integrado y la
interdisciplinariedad. Esta integración busca conectar los contenidos de diferentes disciplinas a través
de ejes comunes, permitiendo que las tareas y actividades educativas se originen en una materia base y
beneficien a otras relacionadas. La idea central es crear aprendizajes que sean cohesivos, significativos
y profundos, evitando así enfoques de enseñanza que sean fragmentados, superficiales o simplistas. Este
enfoque requiere repensar los contenidos curriculares para asegurar que estén alineados con las
realidades de un mundo postmoderno, así como reconsiderar las estrategias didácticas y pedagógicas
utilizadas actualmente, transformándolas en herramientas operativas y funcionales que fomenten el
desarrollo de habilidades necesarias para las competencias requeridas en el estudiante moderno.
Esta renovación pedagógica subraya la necesidad de un enfoque educativo más adaptable y transversal
que no solo abarque el conocimiento académico, sino que también prepare a los estudiantes para
enfrentar desafíos complejos y cambiantes, integrando diferentes campos del saber de manera efectiva
y práctica. De igual manera, subrayar la relevancia del currículo como un elemento central en la
educación que guía los aprendizajes significativos Moreno, (2012). La integración curricular basada en
ejes interdisciplinares no sólo optimiza el uso del tiempo y los recursos educativos, sino que también
evita la repetición desconectada de temáticas en diferentes áreas o la omisión de contenidos de gran
interés. En otras palabras, se enfatiza la organización eficiente del conocimiento para enseñar de manera
efectiva a múltiples estudiantes simultáneamente Morín, (2002).
Además, se menciona la importancia de utilizar la inteligencia de forma completa para enfrentar
desafíos, en línea con las ideas de Morín sobre pensamiento complejo, que sugiere una mirada integral
y contextual a los problemas. También se destaca la necesidad de un programa de formación ambicioso
para los docentes que no solo se centre en habilidades técnicas, sino también en el desarrollo humano
integral del estudiante. El objetivo último de esta visión educativa es el desarrollo integral y armónico
de todas las facultades y dimensiones humanas del estudiante. Para alcanzar este objetivo, es crucial
contar con un currículo que ofrezca contenidos equilibrados e interrelacionados que respondan a las
necesidades reales y diversas del alumnado. Esto implica una constante evaluación y ajuste de los
contenidos curriculares y las estrategias pedagógicas para asegurar que sean relevantes y efectivas en
el contexto educativo actual. Gallegos, (1998).
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Ahora bien, la estructura y la organización de un currículo integrado, el cual se adapta según la duración
de su implementación y los objetivos educativos. De esta manera:
Unidad didáctica integrada: Si la planeación curricular integrada tiene una duración de
aproximadamente un mes, se denomina unidad didáctica integrada. Esta unidad es una propuesta de
trabajo que involucra varias áreas o disciplinas y está diseñada para cubrir períodos relativamente
cortos. La clave aquí es que la unidad debe ser de interés tanto para estudiantes como para docentes,
promoviendo la participación en el proceso de aprendizaje. Torres, (2006)
Proyecto integrado: Cuando la planeación curricular integrada se extiende por un periodo de 2 a 3
meses, se estructura en forma de un proyecto integrado. Este proyecto puede organizarse en torno a un
tema específico, un problema a resolver o una pregunta integradora, proporcionando un enfoque más
profundo y detallado que permite explorar el tema desde varias disciplinas.
Currículo integrado: Si la programación es anual y aborda temáticas que están conectadas mediante
ejes integradores, entonces se denomina comúnmente como currículo integrado. Este enfoque permite
una exploración exhaustiva y detallada de los temas, asegurando que los estudiantes puedan conectar el
conocimiento de diversas disciplinas a lo largo del año escolar.
Cada uno de estos enfoques responde a la necesidad de crear conexiones significativas entre diferentes
áreas del conocimiento, fomentando un aprendizaje más holístico y coherente que ayuda a los
estudiantes a entender cómo se interrelacionan diversos conceptos y disciplinas en el mundo real. De
tal manera, se describe un proceso de desarrollo de competencias dentro del campo de la educación,
haciendo énfasis en cómo los diferentes tipos de contenidos curriculares contribuyen a este proceso.
Contenidos conceptuales y actitudinales: Estos forman la base inicial, proporcionando el
conocimiento teórico y las actitudes necesarias para entender y valorar el área de estudio. Los
contenidos conceptuales se refieren al "saber qué", o el conocimiento sobre hechos, conceptos y teorías,
mientras que los contenidos actitudinales se relacionan con el "saber ser", es decir, las actitudes y
valores que los estudiantes deben adoptar.
Contenidos procedimentales: siguiendo a los contenidos conceptuales y actitudinales, los contenidos
procedimentales implican el "saber cómo". Estos designan conjuntos de acciones y formas de actuar
que permiten a los estudiantes aplicar y practicar lo aprendido, facilitando así la resolución de tareas y
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problemas. Según Coll, Pozo, Sarabia, y Valls, (1992), estos contenidos son cruciales para el desarrollo
de habilidades prácticas.
Desarrollo de competencias: Vasco (2003) resalta que una competencia integra todos estos
elementosconocimientos, habilidades, actitudes, y disposiciones cognitivas y metacognitivasde
manera que se relacionen entre de manera efectiva. La competencia permite a los individuos
desempeñarse de manera flexible y eficaz en actividades o tareas específicas, incluso en contextos
nuevos y desafiantes.
Es así como el desarrollo de competencias en educación es un proceso multidimensional que comienza
con la enseñanza de teorías y valores, seguido por la aplicación práctica de esos aprendizajes,
culminando en la capacidad de integrar y utilizar efectivamente esos conocimientos y habilidades en
situaciones reales y complejas. Este proceso de integración es esencial para preparar a los estudiantes
para enfrentar retos prácticos en diversos contextos, haciendo de la educación una experiencia más
aplicada y relevante.
En esta misma línea, la explicación detalla de Vasco (2003) donde define las competencias en términos
educativos, destacando la importancia de una integración multifacética que incluye diversas
dimensiones humanas:
Dimensiones integradas en las competencias
Cognitiva y metacognitiva: Estas dimensiones abordan el conocimiento y la capacidad de reflexionar
sobre el propio aprendizaje, lo que implica entender y gestionar los propios procesos mentales.
Socioafectiva y comunicativa: Estas se centran en la habilidad para interactuar efectivamente con otros
y gestionar emociones propias y ajenas, esenciales para la colaboración y el entendimiento
interpersonal.
Psicomotriz: Esta dimensión vincula las habilidades físicas y motoras con el aprendizaje, relevante en
contextos que requieren coordinación y control del cuerpo.
Relación con tipos de inteligencia:
Inteligencia comunicativa: Como sugiere Garner (2011), esta inteligencia implica habilidades para
expresar ideas de manera efectiva y comprender a los demás.
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Inteligencia emocional: Según Goleman (1996), implica la capacidad de reconocer, entender y manejar
las propias emociones y las de los otros, facilitando la interacción social y personal.
Inteligencia ejecutiva: Reflejada en la obra de Marina (2012), abarca la capacidad de gestionar
recursos cognitivos y emocionales para alcanzar objetivos específicos.
Siguiendo con Montessori (2014) resalta que el propósito fundamental de la educación debería ser el
desarrollo completo de las potencialidades humanas, un eco de la importancia de educar en todas las
dimensiones mencionadas para formar individuos integrales y competentes. Es así como el concepto de
competencia, según Vasco, enfatiza una educación integral que cultive todas las facetas del ser humano,
incluyendo habilidades cognitivas, emocionales, comunicativas, y físicas, equipando a los estudiantes
no solo para enfrentar desafíos académicos sino también para manejar situaciones complejas en la vida
real y en contextos variados.
Se toma un ejemplo donde se ilustra muy bien cómo se pueden integrar los contenidos conceptuales,
actitudinales y procedimentales en la enseñanza de la música, ofreciendo un enfoque holístico que
abarca tanto el conocimiento teórico como la aplicación práctica y la actitud hacia el aprendizaje. Desde
lo conceptual: En el ámbito de la música, los conceptos básicos como las notas musicales constituyen
la fundación teórica. El docente introduce las notas como elementos fundamentales de la música,
enseñando sus nombres, características y cómo se representan en la notación musical. Desde lo
actitudinal: paralelamente, el docente trabaja en el contenido actitudinal, que incluye fomentar una
valoración y aprecio por las notas musicales y su importancia en el canto y en la composición musical.
Esto también podría incluir la disposición y la motivación para aprender a entonar correctamente las
notas, desarrollando una actitud positiva y respetuosa hacia la práctica musical. Desde lo procedimental:
se centra en la aplicación práctica de estos conocimientos. El docente enseña a los estudiantes a
interpretar las notas musicales usando su voz en armonía con un instrumento, como el piano. Luego,
extiende esta enseñanza al uso de la flauta dulce, otro instrumento que permite practicar la entonación
y familiarizarse con un instrumento melódico básico. Este tipo de contenido es esencial porque
transforma la teoría en habilidad práctica, permitiendo a los estudiantes no solo conocer las notas
musicales, sino también saber cómo utilizarlas en diferentes contextos musicales.
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Este enfoque integral en la enseñanza de la música no solo ayuda a los estudiantes a comprender
teóricamente la música, sino que también les permite desarrollar habilidades prácticas y una actitud
positiva hacia su aprendizaje musical. Esto, a su vez, facilita un aprendizaje más profundo y
significativo, alineándose con la idea de que la educación debe ser completa, involucrando el saber, el
hacer y el ser.
Es así como el enfoque educativo integral que combina contenidos conceptuales, actitudinales y
procedimentales puede desarrollar competencias musicales en los estudiantes de manera efectiva y
procesual. Aquí está la integración de estos contenidos en el contexto de la enseñanza de la música: los
estudiantes aprenden la teoría musical básica, incluyendo la estructura y función de las notas y la escala
musical. Este conocimiento teórico es fundamental para entender cómo se construye la sica.
Paralelamente, se cultiva una actitud apreciativa y respetuosa hacia la música. Los estudiantes aprenden
la importancia de la disciplina y la práctica regular, y se motivan para mejorar sus habilidades musicales.
Esto incluye la paciencia y el esfuerzo continuo necesarios para dominar tanto el canto como la
ejecución instrumental. En la práctica, los contenidos procedimentales llevan la teoría a la acción. Los
estudiantes comienzan cantando las notas en un tono bajo, y progresivamente aumentan el tono, lo que
les ayuda a desarrollar control vocal y una mejor comprensión de las escalas musicales.
Simultáneamente, aprenden a tocar estos tonos en instrumentos como la flauta y la guitarra, coordinando
su voz con los cambios de tono en el instrumento. Este enfoque no solo mejora sus habilidades técnicas,
sino que también refuerza su capacidad de escuchar y ajustar su interpretación en concordancia con un
acompañamiento instrumental.
Finalmente, la combinación de estos tres tipos de contenidos no solo facilita el desarrollo de habilidades
técnicas específicas, sino que también fomenta un enfoque holístico hacia el aprendizaje de la música.
Este método educativo integra conocimientos, habilidades y valores, permitiendo a los estudiantes no
solo aprender a ejecutar música, sino también entender y valorar profundamente el arte musical. A
través de este proceso, se acercan gradualmente a alcanzar una competencia musical completa,
preparándolos para enfrentar y disfrutar de desafíos musicales más complejos.
Por su parte, la explicación sobre el desarrollo de competencias lingüísticas en niños ilustra un proceso
secuencial y estructurado en el aprendizaje de la lectura y la escritura:
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Fases del aprendizaje de la lectoescritura
Identificación alfabética: Esta es la etapa inicial donde los niños aprenden a reconocer letras y sonidos
individuales. Es fundamental para la alfabetización temprana y establece la base para habilidades de
lectura más complejas.
Fase silábica: Una vez que los niños entienden que las letras representan sonidos, comienzan a
combinarlas para formar sílabas.
Fase de palabreo: Aquí, los niños empiezan a juntar sílabas para formar palabras completas, avanzando
hacia la comprensión de palabras y su uso en contextos simples.
Niveles pragmático, semántico y sintáctico: a medida que avanzan, los niños comienzan a entender
cómo se combinan las palabras para formar oraciones (sintaxis), el significado de las palabras y
oraciones (semántica) ymo usar el lenguaje de manera efectiva en diferentes contextos (pragmática).
Desarrollo de habilidades y competencias: a través de estos niveles, los niños desarrollan habilidades
procedimentales que les permiten no solo leer sino también escribir. Comienzan a gestar competencias
en lectura y escritura que serán fundamentales para su desempeño académico y comunicativo.
Relación entre oralidad y escritura: según Valery (2000), la escritura es una competencia que se
desarrolla después de la oralidad. Esto implica que las habilidades de habla y escucha son la base sobre
la que se construyen las habilidades de lectura y escritura. Generalmente, la escritura comienza a
desarrollarse formalmente en la escolaridad, aunque los fundamentos pueden ser fomentados incluso
antes del ingreso a la escuela. Este proceso subraya cómo el aprendizaje de la escritura y la lectura en
niños es un desarrollo progresivo que depende de una serie de habilidades interconectadas, cada una
construyendo sobre la anterior. La educación efectiva en lectoescritura requiere un enfoque sistemático
que considere todos estos aspectos, permitiendo a los estudiantes fortalecer continuamente sus
competencias a medida que avanzan en su educación.
En este mismo sentido, se aborda cómo la teoría cognitivista y la integración sensorial influyen en la
enseñanza de la escritura, destacando la importancia de un enfoque multidimensional en el proceso
educativo:
Proceso cognitivista de escritura: de acuerdo con autores como Caldera (2003), Cassany (1993) y
Teberosky (1995), escribir es visto como un proceso activo que involucra varias etapas clave:
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planificación, redacción y revisión. Este enfoque subraya la necesidad de que el escritor sea un
participante activo, no solo poniendo palabras en papel, sino también pensando críticamente sobre cómo
organizar sus ideas, expresarlas claramente y luego revisar su trabajo para mejorar la claridad y la
precisión.
Método viso, audio, motor gnóstico: según Carratalá (1994), este método aprovecha la integralidad
sensorial en el aprendizaje. Se basa en el uso intensivo de los sentidos (vista, audición, y
tacto/movimiento) para facilitar el aprendizaje. En este contexto, los estudiantes ven las palabras, las
pronuncian y finalmente las escriben, asegurando que el aprendizaje sea significativo y bien integrado
a través de múltiples canales sensoriales.
Aplicación de multimedia en la educación: la multimedia, destacada por Morón y Aguilar (1994),
juega un papel crucial en el mundo moderno de las tecnologías de la información y la comunicación,
especialmente en la educación. Carratalá, (1994). Permite la comunicación audiovisual que no solo
transmite información de manera eficiente, sino que también enriquece la experiencia de aprendizaje al
integrar elementos lúdicos y recreativos. Esto facilita un enfoque más dinámico y atractivo para el
aprendizaje, apoyando la comprensión y retención de la información. Morón y Aguilar, (1994)
En fin, en conjunto, estos elementos indican que la enseñanza de la escritura debe ser un proceso que
no solo se enfoca en la producción de texto, sino que también debe incorporar una variedad de
estrategias didácticas que utilicen tecnología y métodos sensoriales para mejorar el aprendizaje. Este
enfoque holístico ayuda a los estudiantes a desarrollar habilidades de escritura de manera más completa
y efectiva, preparándolos mejor para enfrentar desafíos académicos y profesionales.
Siguiendo en este mismo sentido, se captura la esencia de cómo la escritura, como habilidad lingüística,
está profundamente interconectada con otras capacidades cognitivas y cómo su desarrollo es paralelo
al de la lectura, ambos complementándose mutuamente en el proceso educativo:
Interconexión de habilidades lingüísticas: la escritura está vinculada al intelecto, específicamente al
pensamiento y la memoria, lo cual subraya cómo estas capacidades cognitivas trabajan juntas para
facilitar la expresión escrita. La habilidad para escribir no solo depende de la capacidad para recordar y
utilizar el lenguaje, sino también de la habilidad para organizar pensamientos de manera coherente.
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Desarrollo paralelo de lectura y escritura: la escritura y la lectura se desarrollan de forma paralela,
influenciándose y fortaleciéndose mutuamente. Los métodos de enseñanza que conectan la lectura y la
escritura permiten que los estudiantes no solo escriban palabras que pueden leer, sino también que lean
lo que han escrito, facilitando un ciclo de retroalimentación que mejora ambas habilidades.
Enriquecimiento del léxico y construcción de oraciones: según Albarrán y García (2010), el
constante contacto con la lectura, la escritura y la comunicación oral enriquece el vocabulario de los
estudiantes y les permite construir oraciones más complejas. Esto es particularmente relevante en los
años escolares avanzados, donde la capacidad para manejar un lenguaje más complejo es crucial para
el éxito académico.
Complementariedad de las habilidades del lenguaje: las habilidades del lenguaje son
intrínsecamente complementarias. La capacidad de escuchar está ligada a la habilidad para hablar; la
lectura es fundamental para el desarrollo académico, y la escritura es esencial para la comunicación
efectiva y duradera. Cada una de estas habilidades apoya y amplifica las otras, formando un conjunto
interdependiente que es crucial para el desarrollo lingüístico completo. Es por esto, el desarrollo de
habilidades lingüísticas en los estudiantes es un proceso integrado que requiere una atención equilibrada
a todas las formas de comunicación: oral, escrita y auditiva. Esta integración no solo mejora cada
habilidad individualmente, sino que también fortalece la capacidad general de los estudiantes para
comunicarse de manera efectiva y avanzar en sus metas educativas y personales.
Es así como, la importancia de integrar un enfoque interdisciplinario en la educación del siglo XXI,
enfocándose en cómo diferentes disciplinas pueden entrelazarse alrededor de ejes vertebradores que son
esenciales para la comprensión humana y la vida en general:
Ejes vertebradores e interdisciplinares: la educación moderna requiere que cada disciplina dentro del
plan de estudios esté conectada a través de ejes vertebradores que no solo son centrales en su campo
específico, sino que también tienen la capacidad de vincularse con otras áreas de estudio. Esto fomenta
un aprendizaje más holístico y cohesivo, donde los estudiantes pueden ver las conexiones entre
diferentes campos del conocimiento.
La vida como eje central: utilizar la vida como el eje central del currículo es un enfoque poderoso
porque sitúa la existencia humana y la supervivencia como fundamentos de todas las disciplinas
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educativas. Este enfoque subraya que, sin vida, los demás aspectos de la ambición humana (como la
comunicación, el lenguaje y la interacción social) carecen de relevancia.
Ciencias naturales como área generatriz: Las ciencias naturales se posicionan como el área generatriz
en este marco curricular porque explican los aspectos fundamentales que sustentan la vida, tales como
la salud, el hábitat y el medio ambiente. Estos temas actúan como ejes interdisciplinares que se
extienden para conectar con otras disciplinas como las ciencias sociales, las artes y el lenguaje.
Conexiones interdisciplinarias: por ejemplo, los problemas medioambientales pueden explorarse no
solo en ciencias naturales sino también en ciencias sociales a través del estudio de cómo las sociedades
interactúan con su entorno. En la educación artística, temas como el medio ambiente pueden inspirar
proyectos creativos que expresen y reflexionen sobre la relación del hombre con la naturaleza. En el
lenguaje, la discusión sobre estos temas puede enriquecer el vocabulario y la capacidad de
argumentación de los estudiantes.
Al centrar la educación alrededor de la vida como un eje vertebrador, el currículo no solo promueve
una comprensión profunda de cada disciplina en su propio derecho, sino que también fomenta una
apreciación de cómo diversas áreas de conocimiento se interceptan y se refuerzan mutuamente. Este
enfoque interdisciplinario es crucial para preparar a los estudiantes para los desafíos complejos del
mundo actual, promoviendo un aprendizaje que es relevante, integrado y profundamente conectado con
los problemas globales más urgentes.
Ahora bien, la importancia de una experiencia de aprendizaje inmersiva y sensorial en el estudio de las
ciencias que se centran en fenómenos naturales como la química, la física, la mineralogía y las ciencias
del mar. Aquí, la interacción directa con el entorno natural se considera crucial, complementada por el
trabajo en laboratorios, para facilitar una comprensión más profunda de los conceptos científicos:
Desde el Aprendizaje Experiencial y Sensorial, las disciplinas científicas que exploran fenómenos
naturales se benefician enormemente de la interacción directa con el ambiente natural. Este enfoque no
solo permite a los estudiantes observar y experimentar los fenómenos en su contexto real, sino que
también agudiza su percepción sensorial, que es fundamental para el aprendizaje científico. La
experiencia directa facilita una comprensión más intuitiva y tangible de los conceptos abstractos que a
menudo caracterizan a estas ciencias. Desde la importancia de los laboratorios, juegan un papel esencial
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al proporcionar un entorno controlado donde los estudiantes pueden realizar experimentos, verificar
teorías y aprender procedimientos técnicos. Aquí, pueden manipular materiales, observar reacciones y
fenómenos, y aplicar teóricamente lo aprendido en situaciones prácticas, lo que refuerza el
conocimiento adquirido en el campo. Desde el rol de la sensorialidad en el aprendizaje, siguiendo el
pensamiento del discípulo de Platón, el aprendizaje humano está profundamente influenciado por
nuestras capacidades sensoriales. Todo conocimiento que alcanza el intelecto humano primero pasa a
través de los sentidos. Por lo tanto, el aprendizaje en ciencias naturales debe diseñarse de manera que
maximice el uso de la vista, el oído, el tacto, e incluso el olfato y el gusto cuando sea pertinente. Es así
como, la enseñanza de las ciencias que estudian fenómenos naturales debe integrar experiencias de
campo y laboratorio, aprovechando la capacidad sensorial humana para entender mejor e internalizar
los conceptos científicos. Este enfoque no solo hace el aprendizaje más interesante y relevante, sino que
también equipa a los estudiantes con habilidades prácticas y teóricas necesarias para su futuro
académico y profesional en las ciencias. Aristóteles, (2019).
Además, resalta cómo el aprendizaje efectivo de diversas disciplinas se logra a través de métodos que
están estrechamente vinculados con su naturaleza intrínseca y su contexto práctico, estas se aprenden
más efectivamente en contacto directo con el ambiente natural, lo cual permite a los estudiantes observar
y experimentar los fenómenos naturales de primera mano, facilitando un aprendizaje más profundo y
significativo. En lenguas extranjeras, la inmersión y el contacto directo con hablantes nativos son
esenciales para aprender un idioma de manera efectiva, ya que esto permite no solo la práctica
lingüística sino también la comprensión cultural. En historia se enriquece mediante la lectura, escucha,
consulta y reflexión crítica de los eventos pasados, permitiendo a los estudiantes comprender mejor los
contextos y las causas detrás de los acontecimientos históricos. Desde la literatura se asimila mejor en
un ambiente educativo que promueve la lectura activa, la dramatización y la interpretación de textos
literarios, transformando la comprensión pasiva en una experiencia viva y participativa. Desde la Ética
y Moral, estas se ilustran y evalúan en situaciones reales de interacción humana, donde los principios y
normas son puestos a prueba y donde las decisiones éticas deben ser aplicadas en contextos complejos
y a menudo desafiantes. Así mismo, desde el arte de la educación como indica Kant, la educación es un
arte que debe ser perfeccionado a lo largo de muchas generaciones y en múltiples dimensiones. Esto
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sugiere un enfoque continuo en la mejora y adaptación de las prácticas educativas para satisfacer las
necesidades cambiantes de la sociedad y del desarrollo individual.
Es así como las transformaciones en la Educación del Siglo XXI busca que sea testigo de
transformaciones operativas en educación, integrando competencias como la administración
pedagógica y la psicopedagogía, lo que indica un movimiento hacia la optimización de la gestión
educativa y la aplicación de principios psicológicos para mejorar el aprendizaje y el bienestar de los
estudiantes. En conjunto, estas ideas reflejan una visión de la educación como un campo dinámico y
multidimensional, donde cada disciplina requiere un enfoque específico que respete su esencia y
maximice la eficacia del aprendizaje. Este enfoque integrador y práctico es crucial para preparar a los
estudiantes no solo para pruebas académicas, sino para la vida real y sus múltiples desafíos.
De esta misma manera, el currículo integrado y la interdisciplinariedad pueden enriquecer la enseñanza,
utilizando ejes integradores para facilitar aprendizajes significativos y empleando diversas estrategias
pedagógicas:
Interdisciplinariedad en el currículo: la integración de diferentes disciplinas en el currículo permite
una enseñanza que conecta conocimientos y habilidades a través de áreas temáticas, facilitando un
aprendizaje más coherente y conectado. Los ejes integradores actúan como puentes entre diversas áreas
del saber, permitiendo a los estudiantes ver las relaciones y aplicaciones del conocimiento en varios
contextos.
Sensorialidad como estrategia pedagógica: la incorporación de experiencias sensoriales en la
enseñanza ayuda a materializar el aprendizaje, haciéndolo más tangible y relevante para los estudiantes.
Esto implica el uso de recursos educativos que no solo transmiten información, sino que también
involucran activamente los sentidos, facilitando una mayor retención y comprensión.
Esteticismo pedagógico: según Klingberg (1990), la estética no debe ser un elemento adicional, sino
que debe estar integrada en el proceso didáctico. Esto implica diseñar materiales didácticos que no solo
sean funcionales sino también estéticamente agradables, lo cual puede aumentar el interés y la
motivación de los estudiantes. La idea es que un material atractivo puede tener un impacto más profundo
y duradero en la estructura mental del estudiante.
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Estructura pedagógica comprensiva: es crucial que los docentes consideren y apliquen un modelo
pedagógico coherente, adopten un enfoque pedagógico claro, y utilicen estrategias pedagógicas y
didácticas adecuadas. Esto facilita la creación de procesos de aprendizaje que son dinámicos,
secuenciales y pertinentes, diseñados para captar y mantener el interés de los estudiantes a largo plazo.
CONCLUSIÓN
A modo de conclusión, la educación efectiva en el siglo XXI requiere un enfoque holístico que combine
el conocimiento académico con métodos pedagógicos innovadores, asegurando que el aprendizaje sea
tanto significativo como atractivo. Este enfoque integrado no solo mejora la comprensión de los
estudiantes, sino que también promueve una participación más profunda y un interés sostenido en su
propio proceso educativo proponiendo una visión de la educación que enfatiza la necesidad de una
capacitación continua y adaptativa para los docentes, especialmente en las ciencias de la educación
como la psicología, para enfrentar los retos emergentes de una sociedad global y en constante cambio:
Importancia de la capacitación continua: subraya la necesidad crítica de que los docentes se
mantengan actualizados en sus conocimientos pedagógicos y psicológicos. Esto es esencial no solo para
su desarrollo profesional, sino también para mejorar la calidad del aprendizaje de los estudiantes,
ayudándoles a alcanzar una formación integral.
Reflexión e intervención en el proceso educativo: la práctica de reflexionar y luego intervenir en el
proceso de enseñanza permite a los docentes ver y fomentar avances significativos en el aprendizaje de
sus alumnos, esto involucra la evaluación continua de las estrategias didácticas y el ajuste de estas para
satisfacer las necesidades educativas de los estudiantes de manera más efectiva.
Adaptación a los cambios globales y sociales: como cita Hargreaves (1996), las reglas del mundo
están cambiando y con ellas deberían cambiar las reglas de la enseñanza. Los educadores deben
adaptarse a las dinámicas de la postmodernidad, la globalización y los cambios socioculturales, lo que
requiere un replanteamiento de los métodos pedagógicos y curriculares.
Educación integral y sensorialidad: promover la idea de una educación que no solo se base en la
transmisión de conocimientos, sino que también integre experiencias sensoriales tanto naturales como
virtuales, contribuyendo a un aprendizaje más holístico y resonante.
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Interdisciplinariedad y transdisciplinariedad en la práctica educativa: la interdisciplinariedad en
el currículo y la transdisciplinariedad en la práctica psicopedagógica son esenciales para abordar los
desafíos educativos actuales. Esto implica combinar y aplicar conocimientos de diversas disciplinas
para crear un entorno de aprendizaje que sea relevante, dinámico y profundamente conectado con las
realidades del mundo actual.
Plantear un enfoque educativo que busca no solo responder a los desafíos actuales mediante la
actualización y adaptación pedagógica continua, sino también preparar a los estudiantes para ser
ciudadanos globales competentes, con habilidades bien desarrolladas y una comprensión profunda de
su entorno. Delinear claramente el llamado a una renovación educativa a través de una interconexión
pedagógica, sensorial y psicopedagógica para un aprendizaje más efectivo y orientado a competencias
como:
Pedagogía como ciencia integradora: subrayar la necesidad de tratar la pedagogía como una ciencia
que debe integrar saberes teóricos dispersos que actualmente no se están aplicando de manera efectiva
en las prácticas pedagógicas. Esto implica un enfoque más sistemático y cohesionado en la enseñanza,
donde teorías y métodos deben ser cuidadosamente seleccionados y aplicados para maximizar su
relevancia y efectividad en el aula.
Psicopedagogía en el Aula: la segunda invitación es a incorporar conceptos y prácticas
psicopedagógicas en el aula para fomentar una investigación genuina sobre cómo los estudiantes
aprenden, identificar los dispositivos de aprendizaje más efectivos para diferentes estudiantes, y aplicar
intervenciones educativas que no solo mejoren el rendimiento académico sino también contribuyan a la
formación de individuos integrales y competentes.
Estas propuestas buscan transformar el espacio educativo en un laboratorio de aprendizaje donde la
enseñanza no sólo se ocupe de transmitir conocimiento, sino que también se dedique a comprender
profundamente las necesidades y procesos de aprendizaje de los estudiantes. Esto es crucial para
preparar a los estudiantes para enfrentar con éxito los desafíos del mundo postmoderno, equipándolos
no solo con conocimientos, sino también con habilidades y competencias que son vitales en un entorno
global en constante cambio.
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