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público, de una persona natural o jurídica, nacional o extranjera, de cualquier objeto de valor pecuniario
u otros beneficios como dádivas, favores, promesas o ventajas para sí mismo o para otra persona o
entidad, a cambio de la acción u omisión de cualquier acto que afecte a los intereses del Estado”(
Artículo 2, Ley 004 de Lucha Contra la Corrupción, Enriquecimiento Ilícito e Investigación de Fortunas
“Marcelo Quiroga Santa Cruz”).
En el último informe denominado “6 puntos clave del Reporte de Desigualdad Mundial 2022”, se da
cuenta que las desigualdades contemporáneas de ingresos y riqueza son muy grandes, tanto que una
persona adulta promedio gana PPA € 16,700 (PPA USD 23,380) por año en 2021, y el adulto promedio
posee € 72,900 (USD 102,600). El 10% más rico de la población mundial actualmente recibe el 52%
del ingreso global, mientras que la mitad más pobre de la población gana el 8,5% del mismo. De media,
una persona del 10 % superior de la distribución mundial de la renta gana 87 200 € (122 100 USD) al
año, mientras que una persona de la mitad más pobre de la distribución mundial de la renta gana 2800
€ (3920 USD) al año. Las desigualdades de riqueza global son incluso más pronunciadas que las
desigualdades de ingresos. La mitad más pobre de la población mundial apenas posee riqueza,
poseyendo solo el 2% del total. En contraste, el 10% más rico de la población mundial posee el 76% de
toda la riqueza. En promedio, la mitad más pobre de la población posee PPA € 2900 por adulto, es decir,
USD 4100 y el 10% superior posee € 550 900 (o USD 771 300) en promedio.
La desigualdad varía significativamente entre la región más igualitaria (Europa) y la más desigual
(Oriente Medio y África del Norte, es decir, “MENA”). En Europa, la participación en los ingresos del
10% superior es de alrededor del 36%, mientras que en “MENA” alcanza el 58%. Entre estos dos
niveles, vemos una diversidad de patrones. En el este de Asia, el 10% superior genera el 43% de los
ingresos totales y en América Latina, el 55%.
Uno de los efectos, y en la mayoría de los casos también causa, de la corrupción son las condiciones de
inequidad existente en un territorio. Situación que la democracia, como régimen político, no está
pudiendo resolver. Está claro que América Latina es una región democrática, desde el punto de vista de
su forma de gobierno, pero con problemas de gobernabilidad. El análisis del fenómeno de la corrupción
requiere tomar en cuenta que América Latina y El Caribe es una región con altos niveles de pobreza en
su población, una pronunciada desigualdad tanto económica como social y una región que, pesar de ser