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con metodologías convencionales, dicho planteamiento conlleva a conocer cuál es la forma más efectiva
para impartirle y enseñarle estos conocimientos.
Con el objetivo de enmarcar y afinar esta investigación, posteriormente, se encontrarán teorías acerca
de la temática en estudio, tomando como antecedente, las que han realizado a lo largo del tiempo los
distintos teóricos pilares que lo fundamentan. En este orden de ideas, resulta oportuno mencionar, que
este marco teórico, también es importante para orientar, encajar y contextualizar la presente
investigación, puesto que se tomarán las teorías adecuadas que lo sustenten y apoyen.
Teoría de Metodologías Activas por Adolphe Ferrière.
Por lo tanto, en este apartado de metodologías activas, se destaca la Teoría del pedagogo suizo Ferrière,
quien en el año 1920 acuñó el término de “Escuela activa”, donde propuso cambios y avances en la
educación, modificando totalmente la enseñanza tradicional, por una escuela activa, donde se insiste en
el uso de métodos de enseñanza activos, que posibiliten el aprendizaje, y capten la atención de los niños,
brindándoles una educación en libertad, y autonomía, que los prepare para la vida. Asimismo, la
pedagogía de este autor, sostenía que la atención del proceso de enseñanza aprendizaje, debía centrarse
en el niño; en sus necesidades e intereses, priorizando el desarrollo de la autonomía personal en su
educación, y no en la clase del docente, debido a que, este pasa a tener menos participación en dicho
proceso; debe promover y propiciar la independencia, autodisciplina y el autogobierno de los niños,
desarrollando en ellos, su capacidad de observación e investigación, basando su quehacer pedagógico
en la construcción de la felicidad de los estudiantes. Por ello, este teórico, criticó fuertemente la escuela
tradicional, expresando que esta impone un régimen y no tiene en cuenta los intereses y demandas de
los niños.
En todos los países de Europa la escuela se ha esforzado en formar al niño para la obediencia pasiva, y
no ha hecho nada, sin embargo, para desenvolver su espíritu crítico, ni ha tratado nunca de favorecer la
ayuda mutua. Fácil es ver a dónde hubo de conducir a los pueblos ese adiestramiento paciente y
continuo. (Ferrière, 1926, p. 23)
Con este comentario, se deja en evidencia su postura en cuanto a la educación tradicional, por lo que
pretende cambiarla por un modelo más activo, que forme a personas autónomas, críticas y participativas.
Por ello, propuso transformaciones, que cambien radicalmente las formas de magistrocentrismo que