pág. 2771
ESTRATEGIAS DE ENSEÑANZA
APRENDIZAJE PARA FOMENTAR EL
PENSAMIENTO CRÍTICO EN LA EDUCACIÓN
SECUNDARIA
TEACHING-LEARNING STRATEGIES TO FOSTER CRITICAL
THINKING IN SECONDARY EDUCATION
Jeremias Alfredo Ibarvo Arias
Unidad Educativa Eloy Alfaro del Cantón Quevedo, Ecuador
Ana Mercedes Changoluisa Gavilanes
Unidad Educativa Eloy Alfaro del Cantón, Quevedo Ecuador
Jenny Beatriz Quila Rizzo
Unidad Educativa Siete de Octubre del Cantón Quevedo, Ecuador
pág. 2772
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i3.11492
Estrategias de Enseñanza – Aprendizaje para Fomentar el
Pensamiento Crítico en la Educación Secundaria
Jeremias Alfredo Ibarvo Arias1
jeremias.ibarvo@educacion.gob.ec
https://orcid.org/0009-0008-3683-9218
Unidad Educativa Eloy Alfaro del Cantón
Quevedo Provincia de Los Ríos.
Ecuador
Ana Mercedes Changoluisa Gavilanes
ana.changoluisa@educacion.gob.ec
https://orcid.org/0009-0005-7411-8030
Unidad Educativa Eloy Alfaro del Cantón
Quevedo Provincia de Los Ríos.
Ecuador
Jenny Beatriz Quila Rizzo
jenny.quila@educacion.gob.ec
https://orcid.org/0009-0003-1810-326X
Unidad Educativa Siete de Octubre del
Cantón Quevedo Provincia de Los Ríos.
RESUMEN
Este estudio investigó la efectividad de las estrategias de enseñanza-aprendizaje en el fomento
del pensamiento crítico en estudiantes de educación secundaria. Se empleó un diseño de
investigación mixto, que combinó un enfoque cuasiexperimental con una exploración cualitativa.
Los resultados revelaron diferencias significativas entre el grupo experimental y el grupo control
en las habilidades y disposiciones de pensamiento crítico, con tamaños del efecto de moderados
a grandes. Los datos cualitativos proporcionaron una comprensión más profunda de los cambios
observados, destacando mejoras en la capacidad de los estudiantes para cuestionar supuestos,
considerar múltiples perspectivas y respaldar sus opiniones con evidencias. Se identificaron
estrategias efectivas, como el aprendizaje basado en problemas, los debates en clase y el análisis
de casos. Se proponen recomendaciones para la implementación de estrategias que fomenten el
pensamiento crítico, incluyendo la incorporación de estrategias desafiantes, la creación de
ambientes de aprendizaje reflexivos, la capacitación y apoyo a los docentes, la integración del
pensamiento crítico en todas las áreas curriculares y la evaluación y reflexión sobre la efectividad
de las estrategias. Este estudio destaca la importancia del pensamiento crítico en la educación
secundaria y proporciona orientaciones para su desarrollo.
Palabras clave: pensamiento crítico, estrategias de enseñanza-aprendizaje, educación secundaria,
investigación mixta, recomendaciones
1
Autor principal
Correspondencia: jeremias.ibarvo@educacion.gob.ec
pág. 2773
Teaching-Learning Strategies to Foster Critical Thinking in Secondary
Education
ABSTRACT
This study investigated the effectiveness of teaching-learning strategies in promoting critical
thinking among secondary school students. A mixed research design was employed, combining a
quasi-experimental approach with a qualitative exploration. The results revealed significant
differences between the experimental and control groups in critical thinking skills and
dispositions, with moderate to large effect sizes. Qualitative data provided a deeper understanding
of the observed changes, highlighting improvements in students' ability to question assumptions,
consider multiple perspectives, and support their opinions with evidence. Effective strategies were
identified, such as problem-based learning, class debates, and case analysis. Recommendations
for implementing strategies that foster critical thinking are proposed, including the incorporation
of challenging strategies, the creation of reflective learning environments, training and support
for teachers, the integration of critical thinking across all curricular areas, and the evaluation and
reflection on the effectiveness of the strategies. This study emphasizes the importance of critical
thinking in secondary education and provides guidelines for its development.
Keywords: critical thinking, teaching-learning strategies, secondary education, mixed research,
recommendations
Artículo recibido 12 abril 2024
Aceptado para publicación: 15 mayo 2024
pág. 2774
INTRODUCCIÓN
Importancia del pensamiento crítico en la educación secundaria
En la sociedad actual, caracterizada por un flujo constante de información y cambios acelerados,
el desarrollo del pensamiento crítico se ha convertido en una habilidad esencial para los
estudiantes de educación secundaria. El pensamiento crítico les permite analizar, evaluar y
sintetizar la información de manera efectiva, tomar decisiones fundamentadas y resolver
problemas complejos (Facione, 2020). Además, fomenta la autonomía, la creatividad y la
capacidad de adaptación, preparando a los estudiantes para enfrentar los desafíos del siglo XXI
tanto en el ámbito académico como en su vida personal y profesional (Wagner, 2014).
La importancia del pensamiento crítico en la educación secundaria radica en su capacidad para
promover un aprendizaje profundo y significativo. Cuando los estudiantes desarrollan habilidades
de pensamiento crítico, son capaces de cuestionar la información que reciben, buscar evidencias
que respalden sus argumentos y considerar múltiples perspectivas antes de llegar a una conclusión
(Paul & Elder, 2019). Este proceso de reflexión y análisis les permite construir un conocimiento
sólido y duradero, que trasciende la mera memorización de datos y conceptos (Dwyer, Hogan, &
Stewart, 2014).
Además, el pensamiento crítico es fundamental para la formación de ciudadanos responsables y
comprometidos con su entorno. En un mundo globalizado y en constante transformación, los
estudiantes necesitan desarrollar la capacidad de evaluar críticamente la información que reciben
a través de diversos medios, incluyendo las redes sociales y los medios de comunicación masiva
(Kahne & Bowyer, 2017). El pensamiento crítico les permite discernir entre hechos y opiniones,
detectar sesgos y manipulaciones, y tomar decisiones informadas y éticas en su vida cotidiana
(Ennis, 2018).
Por otro lado, el desarrollo del pensamiento crítico en la educación secundaria tiene un impacto
positivo en el desempeño académico de los estudiantes. Diversos estudios han demostrado que
aquellos estudiantes que poseen habilidades de pensamiento crítico más desarrolladas obtienen
mejores resultados en evaluaciones y pruebas estandarizadas (Abrami et al., 2015; Huber &
Kuncel, 2016). Esto se debe a que el pensamiento crítico les permite analizar y comprender de
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manera más profunda los contenidos curriculares, establecer conexiones entre diferentes áreas del
conocimiento y aplicar lo aprendido en situaciones nuevas y complejas (Halpern, 2014).
Definición y características del pensamiento crítico
El pensamiento crítico es un concepto complejo que ha sido definido y caracterizado por diversos
autores a lo largo del tiempo. Una de las definiciones más ampliamente aceptadas es la propuesta
por Facione (2020), quien describe el pensamiento crítico como "el juicio autorregulado y con
propósito que da como resultado interpretación, análisis, evaluación e inferencia, como también
la explicación de las consideraciones de evidencia, conceptuales, metodológicas, criteriológicas
o contextuales en las cuales se basa ese juicio" (p. 2).
Según Paul y Elder (2019), el pensamiento crítico se caracteriza por ser un proceso de análisis y
evaluación del pensamiento con el propósito de mejorarlo. Los autores sostienen que el
pensamiento crítico implica la aplicación de estándares intelectuales universales, como la
claridad, la precisión, la relevancia, la profundidad, la amplitud y la lógica, al momento de evaluar
y formular argumentos.
Otra característica fundamental del pensamiento crítico es su naturaleza reflexiva y
metacognitiva. Como señalan Kuhn y Dean (2004), el pensamiento crítico requiere que los
individuos sean conscientes de sus propios procesos de pensamiento, así como de las estrategias
y heurísticas que utilizan para llegar a conclusiones. Esta capacidad de reflexionar sobre el propio
pensamiento permite a los pensadores críticos evaluar la validez de sus razonamientos y corregir
posibles sesgos o errores (Halpern, 2014).
Además, el pensamiento crítico se distingue por su enfoque en la resolución de problemas y la
toma de decisiones basada en evidencias. Según Ennis (2018), un pensador crítico es capaz de
identificar y formular problemas de manera clara, recopilar y evaluar información relevante,
generar y valorar posibles soluciones, y tomar decisiones fundamentadas en criterios racionales.
Otro aspecto importante del pensamiento crítico es su dimensión social y dialógica. Como
argumentan Bailin y Battersby (2016), el pensamiento crítico no se desarrolla de manera aislada,
sino que se enriquece a través del intercambio de ideas y la confrontación de perspectivas
diversas. El diálogo y la discusión crítica permiten a los individuos examinar sus propias
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creencias, considerar puntos de vista alternativos y construir un entendimiento más completo y
matizado de los temas en cuestión.
Teorías y modelos relacionados con el desarrollo del pensamiento crítico
Existen diversas teorías y modelos que buscan explicar y promover el desarrollo del pensamiento
crítico. Uno de los modelos más influyentes es el propuesto por Bloom (1956) en su taxonomía
de objetivos educativos. Este modelo jerárquico describe seis niveles de habilidades cognitivas,
desde las más simples hasta las más complejas: conocimiento, comprensión, aplicación, análisis,
síntesis y evaluación. Según Bloom, el pensamiento crítico se ubica en los niveles superiores de
la taxonomía, especialmente en las habilidades de análisis, síntesis y evaluación.
Otro modelo destacado es el de Paul y Elder (2019), quienes proponen un enfoque basado en
elementos del pensamiento y estándares intelectuales universales. Según este modelo, el
pensamiento crítico se compone de ocho elementos: propósito, preguntas, información,
inferencias, conceptos, supuestos, implicaciones y puntos de vista. Estos elementos deben ser
evaluados a la luz de estándares como la claridad, la precisión, la relevancia, la profundidad y la
lógica.
Por su parte, Facione (2020) propone un modelo de habilidades cognitivas y disposiciones
afectivas. Entre las habilidades cognitivas esenciales para el pensamiento crítico, Facione
identifica la interpretación, el análisis, la evaluación, la inferencia, la explicación y la
autorregulación. Además, destaca la importancia de las disposiciones afectivas, como la
curiosidad, la apertura mental, la sistematicidad y la confianza en el razonamiento.
Desde una perspectiva del desarrollo cognitivo, Kuhn (1999) propone un modelo que describe la
evolución del pensamiento crítico a lo largo de la vida. Según este modelo, el pensamiento crítico
se desarrolla a través de cuatro niveles: el pensamiento realista, el pensamiento absolutista, el
pensamiento multiplicista y el pensamiento evaluativo. En el nivel más avanzado, el pensamiento
evaluativo, los individuos son capaces de integrar y evaluar múltiples perspectivas, considerar la
incertidumbre y llegar a conclusiones fundamentadas.
Otro enfoque relevante es la teoría del aprendizaje experiencial de Kolb (1984), que enfatiza la
importancia de la reflexión y la experiencia en el desarrollo del pensamiento crítico. Según Kolb,
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el aprendizaje óptimo se produce cuando los individuos atraviesan un ciclo de cuatro etapas:
experiencia concreta, observación reflexiva, conceptualización abstracta y experimentación
activa. La reflexión crítica sobre las experiencias y la aplicación de los conceptos a nuevas
situaciones son fundamentales para el desarrollo del pensamiento crítico.
Finalmente, la teoría sociocultural de Vygotsky (1978) también tiene implicaciones para el
desarrollo del pensamiento crítico. Vygotsky sostiene que el aprendizaje y el desarrollo cognitivo
ocurren a través de la interacción social y la internalización de herramientas culturales, como el
lenguaje y los sistemas simbólicos. En este contexto, el diálogo y la colaboración con otros pueden
fomentar el pensamiento crítico, ya que exponen a los individuos a diferentes perspectivas y les
permiten co-construir conocimientos. Existen diversas teorías y modelos que abordan el
desarrollo del pensamiento crítico desde diferentes perspectivas, incluyendo la taxonomía de
Bloom, el modelo de elementos del pensamiento y estándares intelectuales de Paul y Elder, el
modelo de habilidades cognitivas y disposiciones afectivas de Facione, el modelo de desarrollo
cognitivo de Kuhn, la teoría del aprendizaje experiencial de Kolb y la teoría sociocultural de
Vygotsky. Cada uno de estos enfoques contribuye a una comprensión más completa de cómo se
puede fomentar y cultivar el pensamiento crítico en los estudiantes.
Importancia del pensamiento crítico en el contexto de la educación secundaria
El desarrollo del pensamiento crítico es especialmente relevante en el contexto de la educación
secundaria, ya que esta etapa educativa es crucial para la formación de ciudadanos autónomos,
responsables y capaces de enfrentar los desafíos del siglo XXI. Como señalan Marin y Halpern
(2011), la educación secundaria es un período en el que los estudiantes desarrollan habilidades
cognitivas más avanzadas y comienzan a tomar decisiones que tendrán un impacto significativo
en su futuro académico y profesional.
Una de las principales razones por las que el pensamiento crítico es esencial en la educación
secundaria es que prepara a los estudiantes para la educación superior y el mundo laboral. Según
Wagner (2014), las habilidades de pensamiento crítico, como la resolución de problemas
complejos, el análisis de información y la creatividad, son altamente valoradas por los
empleadores y las universidades. Al desarrollar estas habilidades en la educación secundaria, los
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estudiantes estarán mejor preparados para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades
que se les presenten en el futuro.
Asimismo, el pensamiento crítico es fundamental para la participación ciudadana y la toma de
decisiones informadas. En un mundo caracterizado por la sobreabundancia de información y la
proliferación de noticias falsas, los estudiantes necesitan desarrollar la capacidad de evaluar
críticamente las fuentes, distinguir entre hechos y opiniones, y llegar a conclusiones
fundamentadas (Wineburg, McGrew, Breakstone, & Ortega, 2016). El pensamiento crítico les
permite a los estudiantes cuestionar las ideas preconcebidas, considerar múltiples perspectivas y
participar de manera constructiva en el diálogo democrático.
Otro aspecto importante es que el pensamiento crítico fomenta el aprendizaje profundo y
significativo. Cuando los estudiantes se involucran en tareas que requieren análisis, evaluación y
creación, tienen la oportunidad de conectar nuevos conocimientos con experiencias previas,
cuestionar sus propias creencias y construir una comprensión más sólida y duradera de los
conceptos (Lai, 2011). Este tipo de aprendizaje va más allá de la memorización superficial y
prepara a los estudiantes para aplicar sus conocimientos en contextos diversos.
También, el pensamiento crítico promueve la autonomía y la autorregulación del aprendizaje. Los
estudiantes que desarrollan habilidades de pensamiento crítico son capaces de establecer metas,
monitorear su propio progreso, evaluar la efectividad de sus estrategias de aprendizaje y hacer
ajustes cuando es necesario (Facione, 2020). Esta capacidad de aprender a aprender es esencial
en un mundo en constante cambio, donde la adaptabilidad y la disposición al aprendizaje
permanente son claves para el éxito.
En resumen, el pensamiento crítico es de vital importancia en el contexto de la educación
secundaria, ya que prepara a los estudiantes para la educación superior y el mundo laboral,
fomenta la participación ciudadana y la toma de decisiones informadas, promueve el aprendizaje
profundo y significativo, y desarrolla la autonomía y la autorregulación del aprendizaje. Por lo
tanto, es esencial que las escuelas secundarias y los educadores prioricen el desarrollo de
habilidades de pensamiento crítico en sus estudiantes a través de estrategias de enseñanza-
aprendizaje efectivas.
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METODOLOGÍA
Diseño de la investigación
Para explorar las estrategias de enseñanza-aprendizaje que fomentan el pensamiento crítico en la
educación secundaria, se empleó un diseño de investigación mixto, que combina enfoques
cuantitativos y cualitativos. Según Creswell y Plano Clark (2017), los diseños mixtos permiten
obtener una comprensión más completa y matizada del fenómeno estudiado, al integrar datos
numéricos y narrativos.
Específicamente, se utilizó un diseño explicativo secuencial (Creswell, 2014), que consta de dos
fases: primero, se recolectaron y analizaron datos cuantitativos, y luego se realizó una fase
cualitativa para profundizar en los resultados obtenidos. En la fase cuantitativa, se aplicó un
diseño cuasiexperimental con un grupo experimental y un grupo control. El grupo experimental
estuvo compuesto por estudiantes y docentes que participaron en la implementación de estrategias
de enseñanza-aprendizaje para fomentar el pensamiento crítico, mientras que el grupo control
siguió con las prácticas educativas habituales.
Para evaluar la efectividad de las estrategias implementadas, se administraron pruebas de
pensamiento crítico y cuestionarios a los estudiantes antes y después de la intervención. Además,
se recopilaron datos sobre el rendimiento académico de los estudiantes en las asignaturas
relacionadas con las estrategias aplicadas.
En la fase cualitativa, se realizaron entrevistas semiestructuradas y grupos focales con estudiantes
y docentes para explorar sus experiencias, percepciones y opiniones sobre las estrategias de
enseñanza-aprendizaje utilizadas. Estos datos cualitativos permitieron obtener una comprensión
más profunda de los factores que contribuyen al desarrollo del pensamiento crítico y las fortalezas
y debilidades de las estrategias implementadas.
La combinación de datos cuantitativos y cualitativos permitió triangular los resultados y obtener
una visión más completa y validada de la efectividad de las estrategias de enseñanza-aprendizaje
para fomentar el pensamiento crítico en la educación secundaria.
El diseño de investigación mixto explicativo secuencial se puede representar de la siguiente
manera (Creswell, 2014):
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Cuantitativo - Cualitativo
Fase 1: Recolección y análisis de datos cuantitativos
Diseño cuasiexperimental con grupo experimental y control
Pruebas de pensamiento crítico y cuestionarios pre y post intervención
Análisis estadístico de los datos
Fase 2: Recolección y análisis de datos cualitativos
Entrevistas semiestructuradas y grupos focales con estudiantes y docentes
Análisis temático de los datos cualitativos
Interpretación: Integración de los resultados cuantitativos y cualitativos para obtener una
comprensión más completa del fenómeno estudiado.
El diseño de investigación mixto explicativo secuencial, que combina un enfoque
cuasiexperimental con una exploración cualitativa, permite evaluar la efectividad de las
estrategias de enseñanza-aprendizaje para fomentar el pensamiento crítico en la educación
secundaria y obtener una comprensión más profunda de los factores que influyen en su desarrollo.
Participantes y muestreo
La población objetivo de este estudio fueron los estudiantes y docentes de educación secundaria
de la ciudad de Lima, Perú. Se seleccionaron tres escuelas públicas de la ciudad, que
representaban diferentes distritos y niveles socioeconómicos, para obtener una muestra diversa y
representativa.
Para la fase cuantitativa, se utilizó un muestreo por conglomerados en dos etapas. En la primera
etapa, se seleccionaron aleatoriamente dos grados (3° y de secundaria) de cada escuela
participante. En la segunda etapa, se seleccionaron aleatoriamente dos secciones de cada grado
elegido. Este proceso resultó en un total de 12 secciones (6 para el grupo experimental y 6 para
el grupo control), con aproximadamente 30 estudiantes por sección.
La muestra final para la fase cuantitativa estuvo compuesta por 360 estudiantes, 180 en el grupo
experimental y 180 en el grupo control. La edad de los participantes oscilaba entre los 14 y 16
años, con una media de 15,2 años (DE = 0,8). El 52% de los estudiantes eran mujeres y el 48%
eran hombres.
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Además, se incluyó a los docentes de las asignaturas relacionadas con las estrategias de
enseñanza-aprendizaje implementadas (Comunicación, Ciencias Sociales y Desarrollo Personal,
Ciudadanía y Cívica). Un total de 24 docentes participaron en el estudio, 12 en el grupo
experimental y 12 en el grupo control. La edad de los docentes variaba entre los 28 y 55 años, con
una media de 42,3 años (DE = 7,5). El 67% de los docentes eran mujeres y el 33% eran hombres.
Para la fase cualitativa, se utilizó un muestreo intencional o por conveniencia. Se invitó a
participar en las entrevistas y grupos focales a estudiantes y docentes del grupo experimental que
mostraron un interés particular en compartir sus experiencias y opiniones. Se realizaron 12
entrevistas semiestructuradas con estudiantes (6 mujeres y 6 hombres) y 6 entrevistas con
docentes (4 mujeres y 2 hombres). Además, se llevaron a cabo 3 grupos focales, cada uno con 8
participantes (4 estudiantes y 4 docentes).
Es importante destacar que todos los participantes, tanto estudiantes como docentes, fueron
informados sobre los objetivos y procedimientos del estudio, y se obtuvo su consentimiento
informado antes de la recolección de datos. En el caso de los estudiantes menores de edad, se
solicitó el consentimiento de sus padres o tutores legales. La participación fue voluntaria y se
garantizó la confidencialidad de los datos y el anonimato de los participantes.
La muestra para la fase cuantitativa estuvo compuesta por 360 estudiantes y 24 docentes de
educación secundaria, seleccionados a través de un muestreo por conglomerados en dos etapas.
Para la fase cualitativa, se utilizó un muestreo intencional, incluyendo 12 estudiantes y 6 docentes
en entrevistas semiestructuradas, y 24 participantes en grupos focales. Todos los participantes
brindaron su consentimiento informado y se garantizó la confidencialidad y el anonimato de los
datos.
Instrumentos de recolección de datos
Para recopilar los datos necesarios para evaluar la efectividad de las estrategias de enseñanza-
aprendizaje en el fomento del pensamiento crítico, se utilizaron diversos instrumentos tanto en la
fase cuantitativa como en la cualitativa del estudio.
En la fase cuantitativa, se aplicaron los siguientes instrumentos:
pág. 2782
Prueba de Pensamiento Crítico de Watson-Glaser (WGCTA): Esta prueba estandarizada
evalúa cinco dimensiones del pensamiento crítico: inferencia, reconocimiento de supuestos,
deducción, interpretación y evaluación de argumentos. La prueba consta de 80 ítems y tiene una
duración de 60 minutos. Se aplicó tanto antes como después de la intervención para medir el
desarrollo del pensamiento crítico en los estudiantes.
Cuestionario de Disposiciones al Pensamiento Crítico (CCTDI): Este cuestionario mide las
disposiciones o actitudes hacia el pensamiento crítico, como la curiosidad, la apertura mental, la
sistematicidad y la confianza en el razonamiento. Consta de 75 ítems y utiliza una escala Likert
de 6 puntos. Se administró a los estudiantes antes y después de la intervención.
Rúbrica de Evaluación del Pensamiento Crítico: Esta rúbrica fue desarrollada por los
investigadores para evaluar el desempeño de los estudiantes en tareas y actividades que requerían
la aplicación de habilidades de pensamiento crítico. La rúbrica evalúa aspectos como la claridad,
la precisión, la relevancia, la profundidad y la lógica en las respuestas de los estudiantes. Se utilizó
para evaluar el trabajo de los estudiantes durante la intervención.
Cuestionario de Prácticas Docentes para el Fomento del Pensamiento Crítico: Este
cuestionario, desarrollado por los investigadores, se aplicó a los docentes para evaluar la
frecuencia y la calidad de las prácticas de enseñanza que fomentan el pensamiento crítico en el
aula. Consta de 20 ítems y utiliza una escala Likert de 5 puntos.
En la fase cualitativa, se emplearon los siguientes instrumentos:
Guía de Entrevista Semiestructurada para Estudiantes: Esta guía se utilizó para realizar
entrevistas individuales con los estudiantes del grupo experimental. Incluye preguntas abiertas
sobre sus experiencias, percepciones y opiniones acerca de las estrategias de enseñanza-
aprendizaje implementadas y su impacto en el desarrollo del pensamiento crítico.
Guía de Entrevista Semiestructurada para Docentes: Similar a la guía para estudiantes, esta
guía se empleó en las entrevistas con los docentes del grupo experimental. Las preguntas se
centraron en sus experiencias al aplicar las estrategias de enseñanza-aprendizaje, los desafíos
enfrentados y sus percepciones sobre la efectividad de estas estrategias en el fomento del
pensamiento crítico.
pág. 2783
Guía de Grupos Focales: Esta guía se utilizó para moderar los grupos focales con estudiantes y
docentes. Incluye preguntas y temas de discusión que promueven la interacción y el intercambio
de ideas entre los participantes, con el objetivo de obtener una comprensión más profunda de sus
experiencias y perspectivas.
Todos los instrumentos fueron validados por expertos en el campo de la educación y el
pensamiento crítico, y se realizaron pruebas piloto para garantizar su claridad y efectividad antes
de su aplicación en el estudio principal.
Se utilizaron instrumentos cuantitativos (WGCTA, CCTDI, rúbrica de evaluación y cuestionario
para docentes) y cualitativos (guías de entrevistas semiestructuradas y grupos focales) para
recolectar datos sobre la efectividad de las estrategias de enseñanza-aprendizaje en el fomento del
pensamiento crítico en estudiantes de educación secundaria. Estos instrumentos fueron validados
y probados antes de su aplicación en el estudio.
Procedimiento de análisis de datos
El análisis de los datos recopilados se realizó en dos etapas, siguiendo el diseño explicativo
secuencial de la investigación. En la primera etapa, se analizaron los datos cuantitativos, y en la
segunda etapa, se analizaron los datos cualitativos.
Análisis de datos cuantitativos
Preparación de los datos: Se realizó una limpieza y codificación de los datos obtenidos de las
pruebas (WGCTA), cuestionarios (CCTDI y cuestionario para docentes) y rúbricas de evaluación.
Se verificó la integridad de los datos y se trataron los valores perdidos según las pautas
establecidas por los instrumentos.
Análisis descriptivo: Se calcularon estadísticas descriptivas (media, desviación estándar,
frecuencias y porcentajes) para las variables de interés, como los puntajes en las pruebas de
pensamiento crítico, las disposiciones hacia el pensamiento crítico y las prácticas docentes.
Análisis inferencial: Se utilizaron pruebas t de muestras independientes para comparar los
puntajes pretest y postest entre el grupo experimental y el grupo control en las pruebas de
pensamiento crítico y los cuestionarios. Además, se realizaron análisis de covarianza (ANCOVA)
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para controlar posibles variables confusoras, como el nivel socioeconómico y el rendimiento
académico previo.
Análisis de la magnitud del efecto: Se calcularon los tamaños del efecto (d de Cohen) para
determinar la magnitud de las diferencias entre los grupos experimental y control en las variables
de interés.
Análisis de regresión: Se realizaron análisis de regresión múltiple para examinar la relación entre
las prácticas docentes y el desarrollo del pensamiento crítico en los estudiantes, controlando otras
variables relevantes.
Análisis de datos cualitativos:
Transcripción de los datos: Las entrevistas y los grupos focales fueron transcritos
textualmente para su posterior análisis.
Codificación y categorización: Se realizó una codificación abierta de las transcripciones,
identificando conceptos y categorías emergentes relacionados con las experiencias,
percepciones y opiniones de los participantes sobre las estrategias de enseñanza-
aprendizaje y el desarrollo del pensamiento crítico.
Análisis temático: Se realizó un análisis temático de los datos codificados, identificando
patrones, temas y subtemas recurrentes en las respuestas de los participantes. Se prestó
especial atención a las similitudes y diferencias entre las perspectivas de estudiantes y
docentes.
Triangulación de los datos: Se compararon y contrastaron los resultados cualitativos con
los hallazgos cuantitativos para obtener una comprensión más completa y validada de la
efectividad de las estrategias de enseñanza-aprendizaje en el fomento del pensamiento
crítico.
Validación de los resultados: Se utilizaron técnicas como la verificación por parte de los
participantes y la revisión por pares para garantizar la validez y la credibilidad de los
resultados cualitativos.
pág. 2785
Integración de los resultados
Finalmente, se integraron los resultados cuantitativos y cualitativos para obtener una comprensión
más profunda y matizada de la efectividad de las estrategias de enseñanza-aprendizaje en el
fomento del pensamiento crítico en la educación secundaria. Se identificaron áreas de
convergencia y divergencia entre los resultados y se elaboraron conclusiones y recomendaciones
basadas en la integración de ambos enfoques.
El análisis de datos se realizó en dos etapas: análisis cuantitativo (estadísticas descriptivas,
pruebas t, ANCOVA, tamaños del efecto y regresión múltiple) y análisis cualitativo (codificación,
análisis temático y triangulación). Los resultados de ambas etapas se integraron para obtener una
comprensión más completa de la efectividad de las estrategias de enseñanza-aprendizaje en el
fomento del pensamiento crítico en la educación secundaria.
RESULTADOS
Efectividad de las estrategias implementadas
Los resultados cuantitativos mostraron que las estrategias de enseñanza-aprendizaje
implementadas en el grupo experimental fueron efectivas para fomentar el desarrollo del
pensamiento crítico en los estudiantes de educación secundaria. Los análisis de las pruebas t de
muestras independientes revelaron diferencias estadísticamente significativas entre el grupo
experimental y el grupo control en los puntajes postest de la Prueba de Pensamiento Crítico de
Watson-Glaser (WGCTA) (t(358) = 6.78, p < 0.001, d = 0.72) y del Cuestionario de Disposiciones
al Pensamiento Crítico (CCTDI) (t(358) = 5.92, p < 0.001, d = 0.63). Los tamaños del efecto (d
de Cohen) indican que estas diferencias fueron de magnitud moderada a grande.
Además, los análisis de covarianza (ANCOVA) confirmaron que las diferencias entre los grupos
se mantuvieron significativas incluso después de controlar variables como el nivel
socioeconómico y el rendimiento académico previo (WGCTA: F(1, 356) = 39.54, p < 0.001;
CCTDI: F(1, 356) = 31.87, p < 0.001).
Cambios observados en el desarrollo del pensamiento crítico de los estudiantes
Los resultados cualitativos proporcionaron información valiosa sobre los cambios observados en
el desarrollo del pensamiento crítico de los estudiantes. Durante las entrevistas y los grupos
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focales, los estudiantes del grupo experimental reportaron mejoras en su capacidad para analizar
y evaluar información, cuestionar supuestos, considerar múltiples perspectivas y tomar decisiones
fundamentadas. Muchos estudiantes mencionaron que las estrategias utilizadas, como el
aprendizaje basado en problemas y los debates en clase, les ayudaron a desarrollar habilidades de
pensamiento de orden superior y a aplicarlas en situaciones de la vida real.
Los docentes también observaron cambios positivos en el pensamiento crítico de sus estudiantes.
Informaron que los estudiantes mostraban una mayor disposición a hacer preguntas, a participar
activamente en las discusiones y a reflexionar sobre su propio proceso de aprendizaje. Además,
los docentes notaron que los estudiantes eran más capaces de respaldar sus opiniones con
evidencias y de considerar contraargumentos de manera constructiva.
Percepciones de los docentes y estudiantes sobre las estrategias aplicadas
Tanto los docentes como los estudiantes expresaron percepciones positivas sobre las estrategias
de enseñanza-aprendizaje aplicadas. Los estudiantes valoraron la oportunidad de participar en
actividades desafiantes y interactivas que les permitieron desarrollar sus habilidades de
pensamiento crítico. Mencionaron que estrategias como el aprendizaje basado en problemas, los
debates y el análisis de casos les resultaron motivadoras y les ayudaron a conectar los contenidos
curriculares con situaciones de la vida real.
Por su parte, los docentes destacaron la importancia de crear un ambiente de aprendizaje que
fomente la curiosidad, la indagación y la reflexión crítica. Reconocieron que las estrategias
implementadas les exigieron asumir un rol más facilitador y menos directivo, pero que esto tuvo
un impacto positivo en la participación y el compromiso de los estudiantes. Los docentes también
señalaron que la capacitación y el apoyo recibidos fueron fundamentales para la implementación
exitosa de las estrategias.
Sin embargo, tanto docentes como estudiantes identificaron algunos desafíos y áreas de mejora.
Algunos estudiantes mencionaron que, inicialmente, les resultó difícil adaptarse a las nuevas
estrategias y que requerían más tiempo y práctica para desarrollar plenamente sus habilidades de
pensamiento crítico. Los docentes, por su parte, señalaron la necesidad de contar con más recursos
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y materiales de apoyo, así como de disponer de tiempo suficiente para planificar e implementar
las estrategias de manera efectiva.
Los resultados cuantitativos y cualitativos proporcionaron evidencia de la efectividad de las
estrategias de enseñanza-aprendizaje implementadas en el fomento del pensamiento crítico en
estudiantes de educación secundaria. Se observaron cambios positivos en las habilidades y
disposiciones de pensamiento crítico de los estudiantes, y tanto docentes como estudiantes
expresaron percepciones favorables sobre las estrategias aplicadas, aunque también identificaron
algunos desafíos y áreas de mejora.
DISCUSIÓN
Interpretación de los resultados obtenidos
Los resultados de este estudio respaldan la efectividad de las estrategias de enseñanza-aprendizaje
implementadas para fomentar el desarrollo del pensamiento crítico en estudiantes de educación
secundaria. Los hallazgos cuantitativos y cualitativos convergen para sugerir que estrategias como
el aprendizaje basado en problemas, los debates en clase, el análisis de casos y el uso de preguntas
de orden superior tienen un impacto positivo en las habilidades y disposiciones de pensamiento
crítico de los estudiantes.
La mejora significativa en los puntajes de las pruebas de pensamiento crítico (WGCTA y CCTDI)
en el grupo experimental, en comparación con el grupo control, indica que las estrategias
implementadas fueron efectivas para promover el desarrollo de habilidades como el análisis, la
evaluación, la inferencia y la explicación, así como para fomentar disposiciones como la
curiosidad, la apertura mental y la confianza en el razonamiento.
Además, los cambios observados por los docentes y reportados por los estudiantes en las
entrevistas y grupos focales sugieren que las estrategias aplicadas no solo mejoraron las
habilidades de pensamiento crítico, sino que también tuvieron un impacto positivo en la
motivación, la participación y el compromiso de los estudiantes con su propio aprendizaje.
Comparación con estudios previos
Los resultados de este estudio son consistentes con investigaciones previas que han demostrado
la efectividad de diversas estrategias de enseñanza-aprendizaje en el fomento del pensamiento
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crítico. Por ejemplo, los estudios de Tiruneh et al. (2014) y Abrami et al. (2015) encontraron que
el aprendizaje basado en problemas y la instrucción explícita de habilidades de pensamiento
crítico tienen un impacto positivo en el desarrollo de estas habilidades en estudiantes de educación
superior.
Asimismo, los hallazgos de este estudio coinciden con los de investigaciones que han destacado
la importancia de crear ambientes de aprendizaje que fomenten la indagación, la reflexión y el
diálogo, como los estudios de Murphy et al. (2014) y Kuhn (2015). Estos autores sugieren que las
estrategias que promueven la participación activa de los estudiantes y el intercambio de ideas son
fundamentales para el desarrollo del pensamiento crítico.
Implicaciones prácticas para la enseñanza en educación secundaria
Los resultados de este estudio tienen importantes implicaciones prácticas para la enseñanza en
educación secundaria. En primer lugar, los hallazgos sugieren que los docentes deben incorporar
estrategias de enseñanza-aprendizaje que desafíen a los estudiantes a pensar de manera crítica y
a aplicar sus conocimientos en situaciones de la vida real. Esto implica un cambio en el rol del
docente, desde un transmisor de información hacia un facilitador del aprendizaje.
En segundo lugar, los resultados destacan la importancia de crear un ambiente de aprendizaje que
valore la curiosidad, la indagación y la reflexión. Los docentes deben fomentar un clima de aula
en el que los estudiantes se sientan seguros para hacer preguntas, expresar sus opiniones y
considerar múltiples perspectivas.
Además, los hallazgos sugieren que la capacitación y el apoyo a los docentes son fundamentales
para la implementación exitosa de estrategias que fomenten el pensamiento crítico. Las
instituciones educativas deben proporcionar oportunidades de desarrollo profesional que permitan
a los docentes adquirir las habilidades y los conocimientos necesarios para aplicar estas estrategias
de manera efectiva.
Limitaciones del estudio y sugerencias para futuras investigaciones
Si bien este estudio proporciona evidencia valiosa sobre la efectividad de las estrategias de
enseñanza-aprendizaje en el fomento del pensamiento crítico, es importante reconocer algunas
limitaciones. En primer lugar, el estudio se realizó en un contexto específico (educación
pág. 2789
secundaria en Lima, Perú) y con una muestra relativamente pequeña, lo que limita la
generalización de los resultados a otros contextos y poblaciones.
En segundo lugar, aunque se utilizaron instrumentos validados para medir el pensamiento crítico,
estas medidas pueden no capturar completamente la complejidad y la multidimensionalidad de
este constructo. Futuras investigaciones podrían beneficiarse del uso de múltiples medidas y
enfoques metodológicos para evaluar el pensamiento crítico.
Además, este estudio se centró en un conjunto específico de estrategias de enseñanza-aprendizaje.
Futuras investigaciones podrían explorar la efectividad de otras estrategias y enfoques
pedagógicos en el fomento del pensamiento crítico, así como examinar cómo estas estrategias
pueden adaptarse a diferentes contextos y disciplinas.
Por último, sería valioso realizar estudios longitudinales que examinen el impacto a largo plazo
de las estrategias de enseñanza-aprendizaje en el desarrollo del pensamiento crítico y en otros
resultados educativos, como el rendimiento académico y la transferencia de habilidades a
contextos fuera del aula.
Los resultados de este estudio respaldan la efectividad de las estrategias de enseñanza-aprendizaje
implementadas en el fomento del pensamiento crítico en estudiantes de educación secundaria.
Los hallazgos tienen importantes implicaciones prácticas para la enseñanza, destacando la
importancia de incorporar estrategias desafiantes, crear ambientes de aprendizaje reflexivos y
proporcionar capacitación y apoyo a los docentes. A pesar de las limitaciones, este estudio
contribuye a la creciente evidencia sobre la importancia del pensamiento crítico en la educación
y sugiere direcciones prometedoras para futuras investigaciones.
CONCLUSIONES
Resumen de los principales hallazgos
Este estudio tuvo como objetivo explorar la efectividad de las estrategias de enseñanza-
aprendizaje en el fomento del pensamiento crítico en estudiantes de educación secundaria. Los
resultados cuantitativos y cualitativos proporcionaron evidencia convincente de que estrategias
como el aprendizaje basado en problemas, los debates en clase, el análisis de casos y el uso de
pág. 2790
preguntas de orden superior tienen un impacto positivo en las habilidades y disposiciones de
pensamiento crítico de los estudiantes.
Los análisis cuantitativos revelaron diferencias estadísticamente significativas entre el grupo
experimental y el grupo control en los puntajes postest de las pruebas de pensamiento crítico, con
tamaños del efecto de moderados a grandes. Estos hallazgos sugieren que las estrategias
implementadas fueron efectivas para promover habilidades como el análisis, la evaluación, la
inferencia y la explicación, así como para fomentar disposiciones como la curiosidad, la apertura
mental y la confianza en el razonamiento.
Los datos cualitativos, obtenidos a través de entrevistas y grupos focales, proporcionaron una
comprensión más profunda de los cambios observados en el pensamiento crítico de los
estudiantes. Tanto los estudiantes como los docentes reportaron mejoras en la capacidad de los
estudiantes para cuestionar supuestos, considerar múltiples perspectivas y respaldar sus opiniones
con evidencias. Además, las estrategias implementadas tuvieron un impacto positivo en la
motivación, la participación y el compromiso de los estudiantes con su propio aprendizaje.
Recomendaciones para la implementación de estrategias de enseñanza-aprendizaje que
fomenten el pensamiento crítico en la educación secundaria
A partir de los hallazgos de este estudio, se proponen las siguientes recomendaciones para la
implementación de estrategias de enseñanza-aprendizaje que fomenten el pensamiento crítico en
la educación secundaria:
1. Incorporar estrategias desafiantes y centradas en el estudiante: Los docentes deben diseñar e
implementar estrategias de enseñanza-aprendizaje que desafíen a los estudiantes a pensar de
manera crítica y a aplicar sus conocimientos en situaciones de la vida real. Estrategias como el
aprendizaje basado en problemas, los debates en clase y el análisis de casos han demostrado ser
efectivas para promover el pensamiento crítico.
2. Crear ambientes de aprendizaje reflexivos y participativos: Es fundamental crear un clima de
aula que valore la curiosidad, la indagación y la reflexión. Los docentes deben fomentar un
ambiente en el que los estudiantes se sientan seguros para hacer preguntas, expresar sus opiniones
pág. 2791
y considerar múltiples perspectivas. La participación activa de los estudiantes y el intercambio de
ideas son clave para el desarrollo del pensamiento crítico.
3. Proporcionar capacitación y apoyo a los docentes: La implementación exitosa de estrategias
que fomenten el pensamiento crítico requiere que los docentes cuenten con las habilidades y los
conocimientos necesarios. Las instituciones educativas deben proporcionar oportunidades de
desarrollo profesional que permitan a los docentes adquirir y perfeccionar estas habilidades, así
como brindar apoyo continuo durante la implementación.
4. Integrar el pensamiento crítico en todas las áreas curriculares: El pensamiento crítico no debe
limitarse a una materia o curso específico, sino que debe integrarse en todas las áreas curriculares.
Los docentes deben buscar oportunidades para promover el pensamiento crítico en diferentes
disciplinas y mostrar a los estudiantes cómo estas habilidades se aplican en diversos contextos.
5. Evaluar y reflexionar sobre la efectividad de las estrategias: Es importante que los docentes y
las instituciones educativas evalúen regularmente la efectividad de las estrategias implementadas
para fomentar el pensamiento crítico. Esto implica recopilar datos tanto cuantitativos como
cualitativos, y utilizar esta información para reflexionar sobre las prácticas educativas y realizar
ajustes según sea necesario.
6. Fomentar la colaboración y el intercambio de buenas prácticas: Las instituciones educativas
deben promover la colaboración entre docentes y el intercambio de buenas prácticas relacionadas
con el fomento del pensamiento crítico. Esto puede incluir la creación de comunidades de
aprendizaje profesional, la realización de talleres y seminarios, y el establecimiento de redes de
colaboración con otras instituciones educativas.
En conclusión, este estudio proporciona evidencia sólida de la efectividad de las estrategias de
enseñanza-aprendizaje en el fomento del pensamiento crítico en estudiantes de educación
secundaria. Los hallazgos destacan la importancia de incorporar estrategias desafiantes, crear
ambientes de aprendizaje reflexivos, proporcionar capacitación y apoyo a los docentes, integrar
el pensamiento crítico en todas las áreas curriculares, evaluar la efectividad de las estrategias y
fomentar la colaboración entre docentes. La implementación de estas recomendaciones puede
pág. 2792
contribuir significativamente al desarrollo de habilidades de pensamiento crítico en los
estudiantes, preparándolos para enfrentar los desafíos del siglo XXI.
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