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De la misma forma, el animador elegirá el método que más crea conveniente para convertir en lector al
individuo, deberá hacer conciencia en que, para educar al lector es verdaderamente importante amarle,
servir a los gustos y a la capacidad de este.
Cabe destacar que, en los intentos de promocionar la lectura placentera, podría haber desesperación al
no ver avances –desde la óptica superficial- al respecto Petit (2001, p. 194) sostiene que, “por más
comprometidos, por más imaginativos que sean los bibliotecarios o los maestros, no son omnipotentes
y sus tentativas pueden estrellarse contra la realidad en ciertos contextos”, por ello, el animador deberá
tomar en cuenta que la animación a la lectura es un proceso que necesita tiempo y que puede abarcar
todo un periodo escolar, pues las estrategias no son recetas; por el contrario, de forma procesal van
formando al lector en potencia. El animador no deber ser exigente, hay que considerar la edad y el
contexto del individuo, pues no se trata de saturarlo ni de asustarlo con tanta presión.
Si bien es cierto, la promoción de la lectura requiere de destacados elementos esenciales que en su
conjunto logran los objetivos planteados, sin embargo, pieza clave para estos logros es la programación,
pues las actividades de promoción de la lectura y fortalecimiento de la comprensión, no se deben hacer
esporádicamente, de lo contrario sería un intento superficial y por ende fallido.
Con la programación se trata de definir a quien nos dirigimos, cual es el objetivo, donde se realizará la
animación, que tiempo durará la sesión, la periodicidad de las animaciones, estrategias que elegimos,
libros que usaremos, que materiales y, sobre todo, hacia donde dirigimos ésta práctica educativa, en
efecto Freire (2010, p. 113) argumenta que “la educación auténtica, no se hace de A para B o de A sobre
B, sino A con B, con la mediación del mundo”. Para ello, se puede hacer una programación individual
o considerar a otros profesores, pues lo ideal es que se involucren la totalidad de los estudiantes,
docentes, directivos, administrativos y sobre todo el ambiente que rodea, a fin de propiciar una
educación real, pues la promoción de la lectura es tarea de todos y la detonante principal son los
fenómenos que ocurren en el mundo, desde el interés de los estudiantes.
Leer en la escuela
En la mayoría de los niveles educativos, el sistema educativo se ha llenado de los formalismos y
utilitarismos que someten el ámbito pedagógico y el administrativo de las escuelas. En otros términos,
desde la óptica oficial, la escuela no ha sido considerada como un espacio para formar lectores, por el