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suministrar los recursos idóneos en su normal progreso, para que puedan lograr ser personas
positivas y activas en la sociedad. Los docentes frente a esta situación preocupante, consideramos
que la aparición de los problemas en la familia, generalmente, coincide con algún cambio efectivo
en los estudiantes lo cual amenaza alterar su equilibrio emocional. Los casos permanentes son
que las familias entran en crisis por alguna desgracia inesperada, por la separación o fallecimiento
de uno de los padres, por problemas de índole estructural o por cambios que se generan en el ciclo
de vida.
Por otro lado, se percibe además que en algunos estudiantes está disminuyendo la posibilidad de
mantener relaciones satisfactorias con sus compañeros, esto les impide lograr la práctica de sus
habilidades sociales y a la vez, les frustra desarrollarse adecuadamente. Hay que resaltar que estas
circunstancias los conllevan a agudizar su convivencia con los demás; los docentes estamos de
apoyarlos en algunos de sus problemas tratando de hallar, en la prevención de lo posible, medios
cómodos y tranquilizantes. Se tiene la convicción que las relaciones interpersonales son una
necesidad fundamental en nuestra vida, ellas fortalecen gran parte nuestro bienestar, y como tal,
también pueden convertirse en una causa del estrés y conflicto si estas habilidades sociales no se
desarrollan de manera adecuada y oportuna.
El maltrato es un problema de gran complejidad y heterogeneidad, el maltrato puede presentarse
de diferentes formas como; abuso físico, descuido, abuso emocional, maltrato sexual, corrupción,
mendicidad, aprovechamiento comercial, abuso antes de nacer, maltrato institucional, cada una
de las manifestaciones de maltrato tiene sus propias consecuencias que causan al niño un daño
real o potencial (Soriano F, 2015).
El maltrato de menores abarca muchas maneras de abusos tantos corporales, psicológicos, abusos
sexuales, negligencias y descuido, aprovechamiento laboral u otro abuso al menor, que ocasionen
un mal potencial, real en el bienestar de los niños, como de supervivencia, desarrollo o de la
dignidad. El maltrato o vejación atenta en desfavor a las retribuciones de los menores, estas
tipologías son principalmente más perjudiciales para los niños y a su vez presenta unas de las
mayores dificultades para su identificación y evaluación, en argumento del vínculo de
compromiso, generando entre ellos lazos fuertes de confianza (Arruabarrena, 2014).