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El aprendizaje es un proceso mediante el cual el sujeto, a través de la experiencia, la manipulación de
objetos, la interacción con las personas genera o construye conocimiento, modificando, en forma activa
sus esquemas cognoscitivos del mundo que lo rodea, mediante el proceso de asimilación y
acomodación. (Piaget 1977; p 23).
Como se puede observar, el aprendizaje da lugar a que cada individuo asimile conceptos que le permiten
alcanzar un desarrollo cognitivo, es decir, a fortalecer cada vez capacidades como la memoria,
atención, el lenguaje, percepción y otras más que hacen posible consolidar un conocimiento integral.
Por tanto, en el aprendizaje intervienen todas las potencialidades del ser humano, es decir, que este es
un hecho biológico, psicológico y social, que debe estar hilado con metodologías de enseñanza que
hagan posible que las apliquen de tal manera, que consoliden un desarrollo cognitivo.
No obstante, se debe tener en cuenta que en algunas ocasiones este proceso se desorganiza, debido a
que los niños presentan dificultades de aprendizaje, que como las define Brunet (1998) son:
Un conjunto heterogéneo de perturbaciones que se manifiestan por dificultades persistentes en la
adquisición y en la utilización de la escucha, de la palabra, de la lectura, de la escritura, del razonamiento
o de las matemáticas, o de habilidades sociales. Estos desórdenes son intrínsecos a la persona y son
presuntamente causando por un disfuncionamiento del sistema nervioso central.
Conviene señalar, que una de las dificultades que se presenta con mayor frecuencia en el ámbito del
aprendizaje son aquellas conocidas como madurativas, que se refieren a las alteraciones
neuropsicológicas, mala lateralidad, problemas de escucha y un lenguaje deficiente, mala capacidad de
concentración y otras más que reducen la posibilidad de que el niño desarrolle un proceso de asimilación
y acomodación, que como lo planteó Piaget son esenciales para que haya aprendizaje. (Piaget, 1977)
Adentrándose más en el tema de las dificultades o trastornos de aprendizaje, es importante referenciar
aquel conocido como déficit de atención e hiperactividad, que como lo define Flores (2012): “Se
caracteriza por la presencia de déficit atencional, impulsividad y excesivo grado de actividad cuya
tendencia a la cronicidad tiene serie repercusiones que abarcan el ámbito individual y social de quien
lo padece”. (p. 2).
En este orden de ideas, Boujon (2004) habla de este trastorno como una posible causa de la falta de
atención en las clases, y sobre esto dice: