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ejemplo, en Perú, Guzmán & Monteza (2020) llevaron a cabo un estudio, donde llegaron a la conclusión
de que las habilidades motoras ayudan a fortalecer los músculos del cuerpo y mejorar la agilidad,
contribuyendo así a mejorar la autoimagen, el comportamiento, la seguridad y el autocontrol en los
niños. Asimismo, en Colombia, Fuentes & Vera (2018) realizaron una investigación, concluyendo que
las habilidades motoras estimulan la coordinación y el equilibrio, aspectos fundamentales para el
desarrollo integral de los niños desde el punto de vista físico, mental y espiritual. Estas investigaciones
subrayan la importancia de integrar el desarrollo motor en la educación inicial para promover un
crecimiento equilibrado y saludable.
A nivel nacional, también se han llevado a cabo estudios relacionados con las habilidades motoras y la
motricidad gruesa. Por ejemplo, en la ciudad de Santo Domingo, Ecuador, Acosta (2019) realizó una
investigación, donde se concluyó que las actividades lúdicas como estrategia estimulan la coordinación
y el equilibrio, siendo aspectos esenciales para el desarrollo integral de los niños desde distintas
dimensiones. Así mismo, en Guayaquil, Benavides (2022) llevó a cabo un estudio, donde se evidenció
la ausencia de actividades recreativas guiadas que proporcionen experiencias significativas para los
niños.
Concepto de Habilidades Motrices y su Aplicación en la Educación Inicial
La implementación de habilidades motrices en la educación inicial ha ganado relevancia como una
estrategia pedagógica efectiva para promover el desarrollo integral de los niños. Las habilidades
motrices, definidas como conjuntos de actividades lúdicas ejecutadas de forma secuencial y organizada,
se han concebido como herramientas fundamentales para mejorar la motricidad gruesa y fina, así como
para estimular el desarrollo cognitivo, social y afectivo de los infantes (Serrato, 2019; Aylas & Ravelo,
2022). Estas habilidades, diseñadas para ser realizadas tanto de manera individual como grupal, ofrecen
una oportunidad única para personalizar las actividades y adaptarlas al ritmo de aprendizaje de cada
niño (LEGSA, 2018).
En este sentido, las habilidades motrices en el contexto de la educación inicial se convierten en una
valiosa estrategia metodológica que, incorporada dentro de la rutina escolar, busca potenciar habilidades
motoras, cognitivas y socioemocionales desde una edad temprana (Galarza & Leoro, 2022), así como
contribuir significativamente al desarrollo de habilidades motoras gruesas en infantes, una etapa crucial