EL PERIODO DE LA VIOLENCIA EN EL
TOLIMA Y SU REPERCUSIÓN EN LA NIÑEZ,
PEDAGOGÍA Y EDUCACIÓN
THE PERIOD OF VIOLENCE IN TOLIMA AND ITS
REPERCUSSION ON CHILDREN, PEDAGOGY
AND EDUCATION
Myriam Moreno Patiño
Universidad Santo Tomás sede Bogotá, Colombia
pág. 6496
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i3.11836
El Periodo de la Violencia en el Tolima y su Repercusión en la Niñez,
Pedagogía y Educación
Myriam Moreno Patiño
1
myriammoreno@usantotomas.edu.co
https://orcid.org/0009-0004-1937-5264
Universidad Santo Tomás sede Bogotá
Colombia
RESUMEN
El periodo de La Violencia en el Tolima, Colombia, entre 1948 y 1964, dejó una profunda huella en la
niñez y la educación. Este estudio se enfoca en las impactantes repercusiones de La Violencia en la vida
de un niño de esta región. Durante esta década, este niño se convirtió en testigo y víctima de atrocidades
inimaginables que alteraron su entorno familiar y su acceso a la educación, dejando una marca indeleble
en su futuro. Este análisis se adentra en las historias silenciadas de quienes vivieron en carne propia los
horrores de La Violencia, destacando la necesidad de comprender las consecuencias de los conflictos
armados en la niñez y la educación. Además, se explora la educación en un contexto de conflicto
armado, examinando la disponibilidad de instituciones educativas y la calidad de la enseñanza. Se
analizan también las particularidades de la educación en entornos rurales, donde las condiciones
geográficas y socioeconómicas añadieron desafíos adicionales a un sistema educativo ya frágil.
Palabras Clave: la violencia, educación rural, educación y conflicto, centro y sur del Tolima
1
Autor principal
Correspondencia: myriammoreno@usantotomas.edu.co
pág. 6497
The Period of Violence in Tolima and its Repercussion on Children,
Pedagogy and Education
ABSTRACT
The period of La Violencia in Southern Tolima, Colombia, between 1948 and 1958, left a profound
mark on childhood and education. This study focuses on the striking repercussions of La Violencia in
the life of a child from this region. During this decade, this child became a witness and victim of
unimaginable atrocities that disrupted his family environment and his access to education, leaving an
indelible mark on his future. This analysis delves into the silenced stories of those who experienced the
horrors of La Violencia firsthand, highlighting the need to understand the consequences of armed
conflicts on childhood and education. Furthermore, it explores education in a context of armed conflict,
examining the availability of educational institutions and the quality of teaching. It also analyzes the
peculiarities of education in rural environments, where geographical and socioeconomic conditions
added additional challenges to an already fragile educational system.
Keywords: the violence, rural education, education and conflict, southern Tolima
Artículo recibido 22 mayo 2024
Aceptado para publicación: 28 junio 2024
pág. 6498
INTRODUCCIÓN
El periodo de La Violencia en Colombia, esta Violencia que se escribe con mayúscula por ser un periodo
histórico que abarcó aproximadamente desde 1948 hasta 1964, representa un capítulo oscuro en la
historia del país. Durante estas décadas de conflicto armado y confrontación política, la región del centro
y Sur del Tolima se vio sumida en la violencia y la inestabilidad. En este contexto, la niñez y la
educación en estas áreas específicas sufrieron profundas repercusiones.
Este trabajo se adentra en un aspecto particularmente sensible de este periodo tumultuoso, centrando su
análisis en la impactante repercusión que La Violencia tuvo en la vida de los niños y el sistema educativo
en el Centro y Sur del Tolima. Durante estos años, los protagonistas de esta investigación se convirtieron
en testigos y víctimas de atrocidades inimaginables. A través de este análisis, se explorará cómo la
violencia alteró sus vidas, afectando su entorno familiar y su acceso a la educación, y dejando una marca
indeleble en su futuro.
Esta investigación se sumerge en las historias silenciadas de aquellos que vivieron en carne propia los
horrores de La Violencia, poniendo de manifiesto la necesidad de comprender las consecuencias de los
conflictos armados en la niñez y la educación. Además, el artículo abordará de manera específica dos
aspectos clave: en primer lugar, se analizará la educación en el contexto de un conflicto armado,
examinando cómo la violencia afectó tanto la disponibilidad de instituciones educativas como la calidad
de la enseñanza. En segundo lugar, se explorarán las particularidades de la educación en entornos
rurales, donde las condiciones geográficas y socioeconómicas añadieron desafíos adicionales a un
sistema educativo ya frágil.
Al hacerlo, esta investigación busca arrojar luz sobre este período traumático de la historia colombiana
y su impacto duradero en las generaciones posteriores. No solo es una conmemoración de las víctimas
de La Violencia, sino también un llamado a la reflexión sobre la importancia de garantizar una educación
de calidad en contextos de conflicto y en las áreas rurales, con el objetivo de construir un futuro más
justo y pacífico para los protagonistas y sus pares.
METODOLOGÍA
El método utilizado en este artículo es un estudio documental cualitativo que ayuda a examinar la
realidad histórica vivida durante el período de Violencia ocurrido en el Tolima, a través de una
pág. 6499
revisión documental bibliografía sobre la Violencia y entrevistas a personas que eran niños a mediados
del siglo XX. Desde un punto de vista de la educación y la pedagogía, se examinaron estas fuentes y se
realizó una interpretación de los fenómenos que moldearon la vida de los niños que padecieron este
periodo tormentoso del Tolima.
La elección de la metodología cualitativa en este estudio se basa en la necesidad de explorar
profundamente las experiencias personales y narrativas de los niños afectados por
la Violencia en el Tolima durante el período 1948-1964. Lo anterior es debido a la complejidad de
experiencias ya que fue una época traumática y convulsa que afectó la vida cotidiana de la niñez de la
época. Las experiencias de vida de estos niños se captan más fácilmente mediante una metodología
cualitativa ya que permite explorar diferentes aspectos de la experiencia, dándonos la flexibilidad de
adaptarnos a las narrativas individuales.
Por otro lado, capturar la diversidad de experiencias en el contexto de la Violencia en el Tolima es un
fenómeno complejo y diverso, y las experiencias de los niños variaron dependiendo de su ubicación
geográfica, situación familiar y otros factores. Las metodologías cualitativas nos permiten capturar esa
diversidad y explorar diferencias y similitudes en las experiencias de los niños en diferentes entonos.
El Periodo de La Violencia en el departamento del Tolima
Contextualización sobre los orígenes del conflicto
La región ubicada en la esquina suroccidental del Tolima, compuesta por los municipios de Ataco,
Chaparral, Planadas y Rioblanco, abarca un vasto territorio de 691,398 hectáreas, lo que representa
aproximadamente el 25.2% del área total del departamento. Esta área se caracteriza por su abundante
riqueza ambiental debido a la convergencia de la cordillera central y la presencia de dos Parques
Nacionales Naturales en la zona. Además, en términos económicos, esta región se destaca por la
importancia del cultivo de café, seguido por la producción de cacao, caña de azúcar para panela, frijoles
y la actividad ganadera (Tafur & Mejía, 2020).
De acuerdo con Tafur y Mejía (2020) la topografía escarpada de esta zona, las difíciles condiciones de
acceso debido a una infraestructura vial deteriorada y la falta de servicios públicos de calidad, en
combinación con su ubicación estratégica cerca de los departamentos del Cauca, Valle del Cauca y
pág. 6500
Huila (como se explicará más adelante), son factores cruciales para comprender las diversas dinámicas
y manifestaciones de violencia que han caracterizado la historia de esta región.
La raíz lejana de la violencia vinculada al conflicto armado en el Tolima está relacionada con la
distribución desigual de la tierra y los conflictos para cambiar esta situación. En la década de 1930,
surgieron las Ligas Campesinas y sindicatos de trabajadores agrícolas que presionaron para redistribuir
la tierra en el municipio de Chaparral. Estos movimientos sociales llevaron a cambios en la distribución
de la tierra y en las relaciones laborales en el ámbito agrario, lo cual no fue bien recibido por los grandes
terratenientes de esa época.
Otras perspectivas sobre el origen del conflicto son, por ejemplo, la expuesta por Baquero, Quiroga y
Pachón (2022) para quienes La configuración política y geográfica de muchas áreas rurales en Colombia
se forja a través de una intrincada interacción de procesos históricos. Esto implica la migración y
colonización de las zonas montañosas por parte de campesinos expulsados de áreas donde se
establecieron grandes haciendas y se disolvieron los resguardos indígenas coloniales. Además, se suma
a esta dinámica el surgimiento y expansión del conflicto armado, las tensiones políticas entre partidos
y las demandas de la población en busca de inclusión.
Un enfoque analítico valioso para analizar estos procesos complejos es el estudio de las "territorialidades
en disputa". Este concepto se emplea para comprender cómo se configuran proyectos sociopolíticos en
competencia a nivel espacial, cada uno buscando establecer sus propias agendas en un territorio
específico y manifestando diversas relaciones de poder. Múltiples actores buscan establecer y ejercer
su propia autoridad sobre un territorio, lo que ocasionalmente da lugar a conflictos entre estos proyectos
territoriales (según Devia, 2015). Este enfoque resulta útil para comprender la interacción entre procesos
como la marginación social y regional, el conflicto armado, las políticas de desarrollo y las resistencias
locales.
Investigaciones previas en Colombia han explorado la relación entre el territorio y la territorialidad en
el contexto del conflicto armado (Devia, 2015). Se ha observado que el Estado ha mantenido diferentes
niveles de presencia en distintas regiones del país, interactuando de manera diversa con las élites
regionales existentes, los niveles de inserción económica y la cohesión social. Esto ha dado lugar a la
existencia de dos modelos de configuración territorial asociados al conflicto armado: uno en el norte del
pág. 6501
país, caracterizado por una frontera agrícola cerrada y relaciones jerárquicas, y otro en el suroriente, con
una frontera agrícola abierta y relaciones sociales más horizontales (Raffestin, 2012).
Son diversas, entonces, las aristas que pueden proponerse sobre el origen del conflicto armado y de los
hechos generadores del periodo conocido en la historiografía colombiana como La Violencia, en
particular en el departamento del Tolima, y no siendo este el espacio para discutirlas o exponerlas todas,
puede considerarse, de forma general, que el origen está ligado a antecedentes generadores de violencia
anteriores a la finalización de la década de 1940, como lo es el conflicto bipartidista, las guerras civiles
del Siglo XIX en el país, y de las que el Tolima no fue ajena, y una enconada disputa por el acceso y
uso de las tierras de producción y que, para esa época en particular, constituían la principal fuente de
ingreso para la población local.
Extensión del conflicto
Una de las primeras secuelas de la violencia generalizada, es la que se enfoca en la etapa del conflicto
en su plenitud, que se caracterizó por la proliferación a gran escala de actos individuales y colectivos de
agresión, con la formación de grupos opuestos destinados a destruir y promover sentimientos de odio,
venganza, celos e intimidación. En esta primera fase, se produjeron robos, abigeato y asesinatos, muchos
de los cuales fueron justificados o excusados por el Estado, partidos políticos o líderes de grupos. Este
período se desarrolló entre los años 1950 y 1953, así como entre 1956 y 1958 (Bermúdez, 2018).
En este contexto, en medio del conflicto en el Tolima, surgieron un total de doce cuadrillas con distintas
afiliaciones políticas y áreas de operación. Las cuadrillas al sur del Tolima eran en su mayoría de
orientación liberal, con la excepción de la cuadrilla comunista liderada por Marco Fermín Charry,
conocido como "Charro Negro". Por otro lado, algunas áreas al norte del Tolima dieron lugar a
cuadrillas que se organizaron en torno a la causa conservadora, como en Natagaima con la actuación de
Teodoro Tacuma o Víctor Ordoñez en Falan (Bermúdez, 2018).
Cabe destacar que, debido al recrudecimiento de la violencia en un contexto de polarización política,
donde las fuerzas policiales eran utilizadas por el régimen conservador de Mariano Ospina Pérez para
reprimir y excluir a la oposición política, la resistencia campesina adoptó un enfoque más radical, lo
que llevó a la formación de estas cuadrillas (Bermúdez, 2018).
pág. 6502
Es así como, por ejemplo, una de las primeras incidencias de la generalización y extensión del conflicto
entre la población, fue que, en un contexto de conflictos por la tierra y las persistentes tensiones entre
los partidos Liberal y Conservador durante la mitad del siglo XX, las preexistentes guerrillas de
orientación liberal y comunista en la región optaron por no aprovechar las amnistías ofrecidas por el
General Rojas Pinilla en 1953. Las guerrillas de tendencia comunista, lideradas por Pedro Antonio
Marín, también conocido como Manuel Marulanda Vélez o Tirofijo, se negaron a aceptar el perdón del
gobierno. Para el año 1961, el control territorial ejercido por estas guerrillas comunistas llevó a la
declaración de lo que se consideraron "repúblicas independientes" en áreas como Marquetalia,
Riochiquito, El Pato, Guayabero, Sumapaz y la región del Ariari (USAID, 2013).
Como respuesta a la posible amenaza comunista, en 1964 el presidente conservador Guillermo León
Valencia ordenó la puesta en marcha de la Operación Militar de Marquetalia. Esta operación se
convertiría en el episodio fundacional legendario de las FARC. A pesar del ataque, las guerrillas
sobrevivieron y, en la Segunda Conferencia celebrada en 1966 en Sumapaz, decidieron oficialmente
adoptar el nombre de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), tomando inspiración
de las guerrillas cubanas lideradas por Fidel Castro (USAID, 2013).
Se evidencia, a partir de la proliferación de estructuras y grupos armados, que mutan de las simples
cuadrillas bandoleras a organizaciones con mando territorial e incluso poblacional, que el fenómeno de
la Violencia comienza a tener un profundo impacto en la población que se encuentra en los territorios
de control guerrillero, o disputados por los diversos grupos regulares e irregulares que operan en estas
zonas, población que incluye a los menores de edad, que no solo se ven afectados por las secuelas de la
violencia en misma, sino también en sus procesos educativos formales y en las secuelas que la
vivencia de los hechos violentos tuvo en su proyecto formativo y de vida.
Es así como, partiendo de la concepción de la educación como un proceso de cambio personal, que no
se restringe únicamente al ámbito familiar como el primer agente social formador, sino que a partir de
la segunda mitad del siglo XIX, también involucra a la escuela como un lugar de educación formal y
una institución que se integra en el proceso formativo de los jóvenes, es posible establecer una relación
entre los eventos violentos de este periodo y la formación pedagógica de los niños y jóvenes que los
padecieron, como así lo reconoce Romero (2013) al mencionar que las escuelas, y en términos generales,
pág. 6503
las instituciones educativas, han sido empleadas por actores armados, tanto legales como ilegales, como
bases temporales o lugares de acuartelamiento. Algunas de estas instituciones han sido objeto de ataques
armados, y en ciertas ocasiones, los docentes que trabajan en ellas han sido víctimas de asesinatos o
amenazas. Además, en las escuelas, los actores armados también perpetran actos de acoso y abuso
sexual contra niños y niñas.
Estudiar el proceso educativo en el contexto de un conflicto interno
La educación como objeto de investigación en el contexto de un conflicto armado
Hablar sobre la experiencia de los niños durante el período de la Violencia en el centro y sur del Tolima
entre 1948 y 1964 presenta un desafío, ya que existen pocos registros de esta población, y es crucial
buscar estos registros para dar visibilidad a sus vivencias.
Al considerar a los niños, y las circunstancias que atravesaron durante la época de la Violencia, es
posible encontrarse, intrínsecamente, una relación con el ámbito educativo. La educación es un proceso
fundamental en la vida humana que comienza desde el nacimiento y se extiende a lo largo de la
existencia. Sin embargo, durante la niñez, adolescencia y juventud, los individuos se socializan y se
preparan para convertirse en ciudadanos activos y productivos en términos sociales, políticos y
económicos.
Por lo tanto, al abordar el tema de la niñez o los menores de edad, es inevitable relacionarlo con la
educación escolar. Se espera que, como un derecho fundamental, cada niño esmatriculado en la
escuela para complementar la labor educativa que comienza en el seno de la familia. Esto contribuye a
moldear su carácter, personalidad y facilita la adquisición de conocimientos teóricos, científicos y
prácticos que enriquecen los valores culturales y los ayudan a desarrollarse como individuos integrales.
Es relevante destacar que, cuando se menciona la educación, no solo se hace referencia exclusivamente
a la educación pedagógica o la que se recibe en el entorno escolar. También se incluye la educación
general, como un proceso trasversal, ya que ambas buscan enriquecer y formar a las personas (Medrano,
Ochoa, & Quiroga, 2015).
Es así como, de acuerdo con lo sustentado por Romero (2011), en Colombia, el sistema educativo ha
estado fuertemente influenciado por la lógica del conflicto armado, lo que pone en grave peligro la vida
de estudiantes y profesores. La garantía del derecho a la educación de miles de niños, niñas y jóvenes
pág. 6504
colombianos se ve amenazada por los actos de violencia perpetrados por grupos armados irregulares y
su enfrentamiento con las fuerzas estatales.
Además, el derecho al trabajo de los educadores se ve vulnerado debido a estas acciones, que incluyen
la ocupación temporal de las instalaciones educativas o el uso de las escuelas como cuarteles militares.
Esto, en ocasiones, resulta en la suspensión de las actividades escolares y, en otros casos, obliga a
docentes y estudiantes a abandonar el lugar en un intento por salvar sus vidas, en el mejor de los
escenarios. Lamentablemente, en ocasiones, el derecho a la vida de los docentes también se ve
amenazado por parte de los grupos armados ilegales. La violencia armada ha tenido un impacto
devastador en el acceso a la educación y en la seguridad de quienes participan en el sistema educativo
colombiano (Romero, 2011).
Según el gráfico del Ministerio de Educación Nacional sobre el gasto público entre 1912 y el año 2000
(Imagen 1) se evidencia, entre los años de 1948 y 1954, que el gasto del Ministerio de Educación
Nacional para la educación en Colombia estuvo entre 5.0 y 5.4, es decir, la destinación de presupuesto
no se incrementó y permaneció constante en la época de la Violencia donde más se necesitaba educar a
los niños, niñas y jóvenes en Colombia.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Imagen 1. Gasto del Ministerio de Educación 1912-2000
Fuente: (Ramírez & Téllez, 2006).
Aunque en el gráfico en la época de la recesión mundial 1929 fue la de más baja inversión, luego está
relativamente se estabilizó y a partir de 1954 en el gobierno militar de Gustavo Rojas Pinilla la inversión
Nacional empezó a ascender llegando aproximadamente a 10.0 al finalizar este periodo de Violencia,
pág. 6505
aún insuficiente para educar a los jóvenes en esta oleada de Violencia que azotaba al país y esto
globalizando la población tanto urbana como rural en primaria como en secundaria.
Imagen 2. Matrícula primaria 1905-2000
Fuente: (Ramírez & Téllez, 2006)
En la Imagen 2 se puede apreciar que, a partir de 1948, año en que oficialmente empezó La Violencia
en Colombia, el porcentaje de matrícula de estudiantes estaba en aproximadamente 7.0 y al finalizar
esta época 1964 el número de estudiantes se incrementó a 11 puntos porcentuales, es decir, aumentó el
número de estudiantes matriculados en Colombia sin distingo de zonas urbanas y rurales. Sin embargo,
pese al aumento general en el país, Ramírez y Téllez (2006) reportan que, en el caso del departamento
del Tolima, en la época de la Violencia, no hubo dicho aumento general, sino que, por el contrario, el
porcentaje de jóvenes y niños matriculados descendió debido a la afectación de los hechos de violencia
en el departamento, tal como se puede apreciar en la Imagen 3.
Imagen 3. Estudiantes matriculados (1905-2000) comparativo nacional y departamental
Fuente: (Ramírez & Téllez, 2006)
pág. 6506
Johanna Ospina (2016) plantea, de manera contundente, que los conflictos armados ejercen un efecto
debilitante sobre los sistemas educativos, resultando en la destrucción de infraestructuras y de las
instituciones educativas. Además, estos conflictos generan pérdidas humanas, provocan lesiones físicas
y traumas psicológicos tanto en estudiantes como en profesores. Asimismo, traen consigo consecuencias
devastadoras, como el desarraigo, la ruptura de la vida familiar y comunitaria, un aumento de la
violencia social y el empobrecimiento, entre otros impactos negativos. Estos efectos paralizan o
dificultan en gran medida el proceso de aprendizaje y, por ende, el desarrollo de un país.
En el contexto específico del centro y sur del Tolima, donde la Violencia se vivió de manera intensa,
como lo señala Ospina (2016), se evidencian repercusiones en la sociedad en todas sus dimensiones
sociales, especialmente en el sistema educativo. Aunque los académicos no han documentado de manera
explícita la labor educativa escolar formal en esta región, muchos niños abandonaron el sistema
educativo por motivos de seguridad debido al turbulento orden público de la zona. En ese momento, la
educación formal escolar fue complementada por el esfuerzo de las familias y la sociedad del centro y
sur del Tolima, que vivieron una de las etapas más violentas no solo en el departamento sino en toda
Colombia. En consecuencia, la educación extraescolar de los niños y jóvenes adquirió características
especiales marcadas por la Violencia que prevalecía en ese período.
Algunas anécdotas y casos puntuales
Antes del período de la Violencia en el centro y sur del Tolima, los niños desempeñaban roles laborales
y alternaban su tiempo entre el trabajo y la asistencia a la escuela. Un porcentaje significativo de ellos
ni siquiera asistía a la escuela, ya que su labor principal consistía en ser una mano de obra esencial para
el sustento de sus familias (Pachón, 2016).
Pachón (2016) argumenta que la educación formal de la niñez en esa época era rudimentaria y se
consideraba secundaria, ya que lo más esencial era contribuir como mano de obra en las actividades
necesarias para el sustento familiar. Los niños trabajaban codo a codo con los adultos, lo que acortaba
su niñez y los hacía ingresar tempranamente a la vida adulta.
Además, Pachón (2016) señala que la niñez carecía de espacios íntimos o especializados para esta etapa
de la vida; todos los espacios eran compartidos con adultos, tanto familiares como miembros de la
comunidad. Para las familias campesinas, la educación académica de los niños tenía una importancia
pág. 6507
limitada. La asistencia a la escuela se centraba en aprender a leer, escribir y realizar operaciones
matemáticas básicas, ya que lo s valioso para sus padres era que pudieran contribuir como
trabajadores en las fincas y parcelas. En el caso de las niñas, su asistencia a la escuela, en muchas
ocasiones, era un requisito gubernamental debido a su edad, en lugar de una prioridad para su formación.
Más bien, se les criaba y educaba con el propósito de desempeñar labores domésticas, casarse y criar
hijos.
Los proyectos de vida de estos niños estaban arraigados en permanecer en sus tierras, trabajar en las
parcelas como parte de una tradición familiar. Sin embargo, con la llegada de la Violencia, estos planes
se vieron truncados, al igual que su continuidad en la escuela. Su principal preocupación pasó a ser la
supervivencia, tanto la suya como la de sus familias, y esto los llevó a emigrar a diversos lugares, ya
que quedarse en un solo sitio se volvió inseguro y peligroso debido a la Violencia que prevalecía en la
región (Pachón, 2016).
Por otra parte, las instituciones educativas durante la época de la Violencia presentaban condiciones
precarias, incluyendo aulas sin instalaciones sanitarias, y la asistencia de los estudiantes variaba según
su género y se limitaba a algunos días. Las materias principales se centraban en lectura, escritura,
matemáticas y religión, pero para las niñas, también se incluían actividades relacionadas con el bordado
y la costura, destinadas a prepararlas para futuras responsabilidades domésticas.
Esta diferencia en la educación de género se evidencia en el hecho de que las niñas estaban destinadas
a adquirir habilidades domésticas además de la educación académica, mientras que a los niños no se les
enseñaba estas habilidades, lo que perpetuaba las divisiones de género en las tareas y responsabilidades.
Esta dinámica también se puede observar en las escuelas improvisadas del comando del Davis en el sur
del Tolima, como detalla Alape (1989) en el siguiente extracto:
Existió para los niños un batallón llamado Sucre o batallón de los pioneros se componía de niños de 6
a 13 años. Allí recibían instrucción militar, aprovechamiento en el combate, defensa personal y
conocimiento del terreno, defensa antiaérea, manejo de granadas. Luego de un proceso de selección por
edades y las habilidades demostradas en las prácticas, los muchachos pasaban a una instrucción más
avanzada, hasta integrarse a las filas como estafetas (pág. 115).
pág. 6508
Alape (1989) relata que en el batallón Sucre, se inculcaba a los niños la identificación de quienes eran
considerados los enemigos y a quienes debían enfrentar. A estos niños se les proporcionaba enseñanza
en lectura, escritura, y se les preparaba para afrontar distintas dificultades. Además, contribuían a las
tareas del hogar, como la molienda del maíz, entre otras responsabilidades.
Sin embargo, esta labor estaba destinada exclusivamente a los niños, ya que las niñas, a pesar de
aprender sobre los motivos de la revolución y recibir educación en lectura y escritura, no recibían
formación militar. Esto reforzaba la noción de roles de nero diferenciados en la sociedad, donde
ciertas tareas eran consideradas como femeninas y otras como masculinas.
Así mismo, los oficios que los niños se vieron obligados a adquirir en la sociedad y organizaciones
armadas durante la época de La Violencia, debido a las circunstancias imperantes, dejaron una profunda
influencia tanto en ellos como en la sociedad en general. Estas experiencias se reflejan en la forma en
que aprendieron a esconderse en áreas boscosas al percatarse de la llegada de personas desconocidas,
escapando hacia plantaciones de ca y construyendo refugios improvisados, conocidos como
"cambuches" o escondites, dentro de las casas. Estas medidas se tomaron especialmente para proteger
a las niñas y evitar que fueran víctimas de violaciones, así como para salvaguardar a los niños, ya casi
adolescentes de 12 y 13 años, de ser reclutados por grupos armados, como se puede constatar en las
entrevistas realizadas por la autora de la investigación (Mercedes Cruz 2023)
Tanto las niñas como los niños se vieron forzados a aprender a protegerse por su cuenta ante los riesgos
que enfrentaban. Fueron objeto de interés por parte de grupos que buscaban reclutarlos para fines
revolucionarios sectarios o, simplemente, para abusar de ellos debido a sus afiliaciones a bandos
políticos opuestos, lo que los hacía susceptibles a represalias y venganzas.
La educación rural en un contexto de conflicto armado
Consideraciones
Como puede apreciarse de los acápites anteriores, la educación rural en la región del cenro y sur del
Tolima, durante el periodo de La Violencia, se vio truncada en su aspecto formal, institucional, de
escuela, tergiversada por el actuar de los grupos violentos que incursionaron en este territorio y que no
solo actuaban con el propósito de ejercer un control territorial, sino también poblacional.
pág. 6509
Por tanto, la influencia del conflicto armado en un contexto de educación rural en Colombia es un
problema oculto que se desarrolla tras los estragos de la violencia en el país. Las escuelas en zonas
rurales se ven marginadas y desplazadas de su esencia al tener que lidiar con los horrores de los distintos
escenarios que plantea la guerra. Es esencial abordar este tema a través de la palabra, que puede ser una
poderosa herramienta para arrojar luz sobre la relación entre estas dos variables y, de esta manera, poner
en relieve la educación rural en el contexto nacional, subrayando sus deficiencias y experiencias con el
objetivo de, algún día, otorgarle el reconocimiento que merece (Céspedes, 2021).
Por tanto, se hace evidente que la ruralidad en Colombia ha generado limitaciones y desigualdades,
especialmente en el ámbito educativo, donde los datos y estadísticas muestran marcadas diferencias
negativas en comparación con las áreas urbanas (Vargas, 2017). Por otro lado, es manifiesto que la
población rural enfrenta una constante confrontación interna que agrava los desafíos de la vida en el
campo. Este tema ha sido abordado en pocas ocasiones desde una perspectiva teórica y aún menos a
través de acciones concretas debido al silenciamiento de voces, los disparos de armas y la negligencia
deliberada, como así lo sustentan Marín y Mendoza (2016), quienes consideran que:
(…) pocos espacios de debate, reflexión y construcción para los asuntos de la educación de la
población rural colombiana, donde se socialicen experiencias, innovaciones y perspectivas
para abordar los conflictos del sector educativo y aportar los demás fenómenos que afectan
directa e indirectamente las poblaciones campesinas (pág. 90).
Por tanto, y como refiere Calderón (2016), la educación rural en Colombia, al igual que otros aspectos
de la vida nacional, ha sido y sigue siendo impactada por el conflicto armado, lo que conlleva
implicaciones de violencia en tres dimensiones distintas que afectan a las personas involucradas. Estas
dimensiones se entienden de la siguiente manera:
1. Violencia Directa: Esta es la forma más evidente de violencia, generalmente manifiesta en actos
físicos, verbales o psicológicos que causan daño directo a las personas. En el contexto del conflicto
armado, esto puede incluir ataques físicos, amenazas verbales, y trauma psicológico.
2. Violencia Estructural: Esta forma de violencia está arraigada en las estructuras de los sistemas
sociales, políticos y económicos que rigen una sociedad. Estas estructuras pueden generar
condiciones que perpetúan la desigualdad, la exclusión y la falta de oportunidades, lo que a su vez
pág. 6510
puede contribuir a la violencia directa. La violencia estructural es inherente a cómo funcionan estas
estructuras en la sociedad y su relación con la violencia directa suele ser proporcional.
3. Violencia Cultural: Esta dimensión abarca aspectos de la cultura y se refiere a la manera en que los
valores, las creencias y las normas de una sociedad pueden ser utilizados para justificar o legitimar
la violencia directa o estructural. La cultura puede desempeñar un papel importante en la
normalización de la violencia o en la creación de narrativas que la justifiquen.
La combinación de estas tres dimensiones de violencia puede tener un impacto devastador en la
educación rural y en la vida de las personas que la experimentan en el contexto del conflicto armado en
Colombia. La comprensión de estas dimensiones es esencial para abordar de manera efectiva los
desafíos que enfrenta la educación rural en un entorno afectado por la violencia.
Como refiere Lozano (2012) comprender plenamente las implicaciones del conflicto armado en la
educación rural requiere una visión amplia y múltiples perspectivas. En este sentido, el concepto de
educación en su acepción general se refiere al proceso mediante el cual se transmite la parte de la
herencia cultural socialmente aprobada de una generación a otra, y también cómo se difunde el
conocimiento recién adquirido entre los miembros de la sociedad.
En el contexto específico de lo rural, Patiño, Bernal y Castaño (2011) la han definido como un proceso
social que se caracteriza por las complejas interacciones que se establecen entre los actores que
participan en ella como parte del sistema rural campesino.
Esta definición (Patiño, Bernal, & Castaño, 2011) subraya la naturaleza interconectada de la educación
rural, que no solo involucra la transferencia de conocimientos, sino también la dinámica social y cultural
de las comunidades rurales. El conflicto armado, al afectar estas interacciones y la herencia cultural,
puede tener un impacto profundo en la educación rural y en la vida de quienes la experimentan en estas
áreas. Por lo tanto, es esencial considerar estas perspectivas interrelacionadas para comprender
plenamente cómo el conflicto armado influye en la educación en contextos rurales.
CONCLUSIONES
Ha podido evidenciarse que el centro y sur del Tolima ha sido un territorio en disputa entre diversos
actores armados. El conflicto armado ha tenido como resultado la ruptura del tejido social en la región,
evidenciada en la manera en que los actores armados asumieron funciones que normalmente
pág. 6511
corresponden al Estado, como la regulación social, entre otras. Además, estos actores contribuyeron a
la división de las comunidades, al identificar o separar a los pobladores en función de su apoyo a uno u
otro grupo armado.
Mientras que los actores armados han desempeñado funciones y procesos que normalmente se asocian
con la "estatalidad", las comunidades han quedado atrapadas en el fuego cruzado y en estos procesos de
construcción del Estado. Las élites gubernamentales, a nivel regional y nacional, han implementado
proyectos de desarrollo "desde arriba" con el propósito de establecer su presencia y control en los
territorios y poblaciones.
Como también ha podido apreciarse en este artículo, la educación rural, las escuelas rurales, los docentes
y los estudiantes han sido y, lamentablemente, siguen siendo víctimas del conflicto armado en
Colombia, y no se retrotraen o limitan únicamente al periodo histórico aquí abordado. Las
implicaciones y consecuencias de esto son a menudo inefables; es difícil expresar con palabras los
sentimientos que ni las propias personas pueden articular con sus voces. Las palabras se convierten en
un medio para arrojar luz sobre lo no dicho y lo ocultado, con la esperanza de visibilizar fenómenos
que, aunque se piensan en pasado, continúan en el presente.
La educación rural ha sufrido un fuerte impacto a raíz del conflicto armado en Colombia. Esto, sumado
al abandono estatal y la constante amenaza a la vida, ha generado una gran brecha entre la educación
rural y urbana. Se ha perdido de vista el conocimiento ancestral y práctico que es relevante en la región,
en favor de saberes que no aportan realmente a las personas que viven en este entorno. El conflicto
armado ha sido una característica constante en la historia del país, y ha supuesto una guerra de élites,
ideologías vacías y una lucha por el dinero que ha cobrado vidas inocentes y transformado los valores
del campo colombiano.
Así mismo, es innegable que las zonas rurales de Colombia han experimentado limitaciones y
desigualdades, particularmente en el ámbito de la educación. Los indicadores y estadísticas reflejan
notables diferencias, en su mayoría desfavorables, en comparación con las áreas urbanas.
pág. 6512
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Alape, A. (1989). Las vidas de Padro Antonio Marín. Manuel Marulanda Vélez. Tirofijo. Bogotá:
Editorial Planeta.
Baquero, J., Quiroga, E., & Pachón, G. (2022). Configuración territorial y territorialidades en disputa
en dos subregiones del Sur del Tolima (Colombia). Obtenido de https://n9.cl/s0maa
Bermúdez, M. (2018). El homicidio en el Tolima: La economía moral y el análisis del fenómeno de la
violencia 1940-1960. Obtenido de https://n9.cl/lj50q
Calderón, J. (2016). Etapas del conflicto armado en Colombia: hacia el posconflicto. Latinoamérica.
Obtenido de https://n9.cl/ntdwc
Céspedes, I. (2021). Incidencia del conflicto armado en la educación rural en Colombia. Obtenido de
https://n9.cl/6mpv7
Devia, C. (2015). Orinoquia colombiana, la influencia del agronegocio y la actividad pe-trolera:
Territorialidades en disputa. Obtenido de https://n9.cl/om2vs
Lozano, D. (2012). Contribuciones de la educación rural en Colombia a la construcción social de
pequeños municipios y al desarrollo rural. Obtenido de https://n9.cl/962w0
Marín, J., & Mendoza, A. (2016). Mesa Nacional de Educación Rural. Un escenario para pensar la
educación en territorios rurales de Colombia. Obtenido de https://n9.cl/9mm9k
Medrano, O., Ochoa, W., & Quiroga, L. (2015). La educación en situaciones de conflicto armado y
posconflicto: aprendizajes para Colombia a partir de los casos de Argentina, El Salvador,
Guatemala y Sudáfrica . Obtenido de https://n9.cl/z67yl4
Ospina, J. (2016). Derecho a la educación en situaciones de conflicto armado: de las manifestaciones
en impactos de la violencia a la construcción de la paz. Universitas, 24, 209-242.
Pachón, X. (2016). En busca de los niños combatientes en la época de La Violencia en Colombia.
Obtenido de http://www.tramayfondo.com/actividades/viii-congreso/conferencias/pachon-
catrillon_ninos-combatientes-epoca-violencia-colombia.pdf
pág. 6513
Patiño, L., Bernal, M., & Castaño, E. (2011). Caracterización de las dinámicas de la educación rural
en sus primeras etapas. (Análisis de caso escuela rural de Caldas). Obtenido de
https://n9.cl/qowus
Entrevista a Mercedes Cruz 10 de diciembre 2023 sobre hechos ocurridos en la vereda San Juan Bajo
municipio de Rovira Tolima en 1951
Raffestin, C. (2012). Space, territory, and territoriality. Environment and Planning D: Society and
Space. Obtenido de https://n9.cl/tnqtv
Ramírez, M., & Téllez, J. (2006). La educación primaria y secundaria en Colombia en el siglo XX .
Obtenido de https://www.banrep.gov.co/docum/ftp/borra379.pdf
Romero, F. (2011). Impacto del conflicto armado en la escuela colombiana, Caso Departamento de
Antioquia, 1985 a 2005. Obtenido de https://n9.cl/l2tf7
Romero, F. (2013). Conflicto armado y escuela en Colombia. Obtenido de https://n9.cl/0orkc
Tafur, A., & Mejía, A. (2020). Nuevas y viejas violencias. Obtenido de https://n9.cl/e4cbq
USAID. (2013). Dinámicas del conflicto armado en. Obtenido de https://n9.cl/ic63i
Vargas, L. (2017). . Lineamientos para la educación rural en el posconflicto: Marco del acuerdo de
paz Colombia 2016. Obtenido de https://n9.cl/vfo40