pág. 6636
DENGUE Y LEPTOSPIRA: FISIOPATOLOGÍA Y
COINCIDENCIAS CLÍNICAS
DENGUE AND LEPTOSPIRA: PATHOPHYSIOLOGY AND
CLINICAL COINCIDENCES
Silvia Patricia Orozco Sotomayor
Universidad Libre Seccional Barranquilla, Colombia
Nelitza Judith Rojas Pua
Universidad Libre de Barranquilla, Colombia
Luisa Milena Trujillo González
Universidad del Sinú Elías Bechara Zainúm, Colombia
Tatiana Paola Vanegas Martínez
Universidad del Sinú, Colombia
Eliana Cristina Ureche Gámez
Universidad Simón Bolívar, Colombia
Stefany del Carmen Díaz Burgos
Corporación Universitaria Rafael Núñez, Colombia
Diana Lorena Bravo Solarte
Universidad del Cauca, Colombia
Dilan de Jesús Atilano Macias
Universidad del Magdalena, Colombia
Libardo Antonio Caballero Morales
Universidad del Sinú, Colombia
pág. 6637
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i3.11861
Dengue y Leptospira: Fisiopatología y Coincidencias Clínicas
Silvia Patricia Orozco Sotomayor1
silviaorozco1301@outlook.es
https://orcid.org/0009-0008-5166-1577
Médico General de la Universidad Libre
Seccional Barranquilla
Colombia
Nelitza Judith Rojas Pua
nelrojp@gmail.com
https://orcid.org/0009-0005-8654-5582
Médico General de la Universidad Libre de
Barranquilla
Colombia
Luisa Milena Trujillo González
luisamilena1997@gmail.com.
https://orcid.org/0009-0000-9924-3368
Residente Pediatría de la Universidad del
Sinú Elías Bechara Zainúm
Colombia
Tatiana Paola Vanegas Martínez
tati01vanegas@gmail.com.
https://orcid.org/0009-0000-0510-5520
Médico General de la Universidad del Sinú
Colombia
Eliana Cristina Ureche Gámez
elianaurecheg@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0001-0453-6406
Médico Internista de la Universidad Simón
Bolívar
Colombia
Stefany del Carmen Díaz Burgos
diazburgosstefany@gmail.com
https://orcid.org/0009-0000-0378-6983
Estudiante de VIII semestre de Medicina de
la Corporación Universitaria Rafael Núñez
Colombia
Diana Lorena Bravo Solarte
dianitabravo@hotmail.com
Médico General Universidad del Cauca
Colombia
Libardo Antonio Caballero Morales
liancaballero@hotmail.com
Médico Residente de Ginecología y
Obstetricia de la Universidad del Sinú,
Colombia
Dilan de Jesús Atilano Macias
diatma1804@gmail.com
https://orcid.org/0009-0003-3474-3726
Médico General de la Universidad del
Magdalena
Colombia
1
Autor principal
Correspondencia: silviaorozco1301@outlook.es
pág. 6638
RESUMEN
El Dengue es una enfermedad producida por virus pertenecientes a la familia Flaviviridae, y es
transmitida por mosquitos del género Aedes capaces de generar infecciones en los humanos, este
virus posee 4 serotipos que van del 1 al 4 y en las últimas décadas el número de casos notificados
a nivel mundial se ha multiplicado por diez, pasando de 500.000 a 5,2 millones de personas
afectadas.Las manifestaciones clínicas características suelen ser fiebre aguda, malestar general,
cefalea, dolor retro-ocular, artromialgias y exantema pruriginoso, en casos graves puede haber
hemorragias, derrames serosos, incremento del hematocrito secundario a la pérdida de plasma y
shock hipovolémico entre otras . Por su parte, la leptospirosis es una enfermedad
antropozoonótica causada por la bacteria Leptospira spp cuya incidencia es de 5.1 casos/100.000
personas en áreas endémicas y 14 casos/100.000 personas en epidemias, dentro de las
manifestaciones características de esta enfermedad se encuentra la fiebre; cefalea, mialgia,
infección conjuntival, ictericia; malestar general entre otros síntomas/signos que suelen tener en
común con la enfermedad del dengue, de hecho, las similitudes clínicas entre dengue y
leptospirosis pueden generar confusión diagnóstica. Por tal motivo, el objetivo del presente
artículo es hacer una búsqueda bibliográfica sobre las coincidencias clínicas del dengue y la
leptospira.
Palabras clave: Dengue, DEV, Leptospira, Coincidencias clínicas, Fisiopatología y Leptospirosis
Artículo recibido 22 mayo 2024
Aceptado para publicación: 25 junio 2024
pág. 6639
Dengue and Leptospira: Pathophysiology and Clinical Coincidences
ABSTRACT
Dengue is a disease caused by viruses belonging to the Flaviviridae family, and is transmitted by
mosquitoes of the Aedes genus capable of generating infections in humans. This virus has 4
serotypes ranging from 1 to 4 and in recent decades the number of cases reported worldwide has
multiplied by ten, going from 500,000 to 5.2 million people affected. The characteristic clinical
manifestations are usually acute fever, general malaise, headache, retro-ocular pain,
arthromyalgia and pruritic rash; in severe cases it can There may be hemorrhages, serous
effusions, increased hematocrit secondary to plasma loss, and hypovolemic shock, among others.
For its part, leptospirosis is an anthropozoonotic disease caused by the bacteria Leptospira spp
whose incidence is 5.1 cases/100,000 people in endemic areas and 14 cases/100,000 people in
epidemics. Among the characteristic manifestations of this disease is fever; headache, myalgia,
conjunctival infection, jaundice; general malaise among other symptoms/signs that usually have
in common with dengue disease; in fact, the clinical similarities between dengue and leptospirosis
can generate diagnostic confusion. For this reason, the objective of this article is to conduct a
bibliographic search on the clinical coincidences of dengue and leptospira.
Keywords: Dengue, DEV, Leptospira, Clinical coincidences, Pathophysiology and Leptospirosis
pág. 6640
INTRODUCCIÓN
El virus dengue pertenece a la familia Flaviviridae, es transmitido entre humanos en general por
mosquitos del género Aedes capaces de producir infecciones cuya gravedad es importante en
algunos casos (1). Este virus posee 4 serotipos DEN 1, 2, 3 y 4 (2). La infección por un serotipo
confiere inmunidad permanente contra dicho serotipo y solo por unos meses contra el resto de los
serotipos pero realmente , una persona puede infectarse hasta 4 veces (una vez por cada serotipo).
Esta enfermedad se encuentra distribuida en todas las regiones donde exista el vector transmisor,
lo que corresponde a zonas desde los 30º de latitud norte a los 20º de latitud sur (3). La incidencia
mundial del dengue ha aumentado considerablemente a lo largo de las últimas décadas, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) documentó que desde el 2000 al 2019 el número de
casos notificados a nivel mundial se había multiplicado por diez, pasando de 500 000 a 5,2
millones de personas. Para el año 2019 se había alcanzado un pico sin precedentes, con casos
notificados en 129 países. Sin embargo, entre los años 2020 y 2022 se observó un ligero descenso
de los casos debido a la pandemia de COVID-19 , en 2023 y lo que va del 2024 se ha observado
un repunte en todo el mundo caracterizado por un aumento considerable del número, escala de
los casos y por la simultaneidad de múltiples brotes, que se extienden a regiones anteriormente
no afectadas por el dengue lo cual se vuelve un importante problema de salud pública (4)
Es bien sabido que este virus afecta exclusivamente a humanos y cualquiera de ellos puede causar
formas graves, aunque se ha descrito que los serotipos 2 y 3 tienen mayor relación con dichas
formas (5). El mosquito conocido como Aedes aegypti puede picar en cualquier momento del día,
aunque generalmente tiene mayor preferencia por las primeras horas del día y las últimas horas
de la tarde-noche, y puede alimentarse en ambientes interiores durante la noche si hay luces
encendidas. Una vez se lleva a cabo la picadura de un mosquito infectado a un huésped
aparentemente sano, inicia la fisiopatología.
Cuando el mosquito toma sangre del huésped introduce en la piel, saliva la cual está contaminada
del virus (Figura 1), se accede a los lechos capilares, donde el virus , y el daño de la mordedura,
activa a los mastocitos locales y los macrófagos, además de estas células , se suman las natural
killer y células dendríticas cuya acción será reclutar desde la sangre periférica al tejido, aquellos
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monocitos diferenciados en macrófagos inflamatorios y CD derivadas de monocitos. Los DC
activadas e infectadas con dengue migran a los tejidos linfáticos activando la inmunidad
adaptativa , y por último las células infectadas por virus y los viriones circulantes viajan a órganos
distantes (6)
Figura 1. Vía de la infección por dengue desde la picadura de mosquito hasta la diseminación a
los órganos.
Nota.: Tomado de: King, Christine A., Adam D. Wegman, and Timothy P. Endy. "Mobilization and activation of the
innate immune response to dengue virus." Frontiers in Cellular and Infection Microbiology 10 (2020): 574417.
Cuando el virus es introducido en la piel, la primera célula diana es la célula dendrítica presente
en la epidermis que junto con las células de Langerhans, activan y presentan el virus al linfocito
T. De igual manera, los virus que invaden la sangre son identificados por los monocitos y células
endoteliales, que también cumplen la función presentadora. Los primeros linfocitos en ser
activados son los CD4 y seguidamente los CD8, que desencadena la liberación de citoquinas. La
respuesta inmunológica del huésped puede ser de dos tipos, bien protectora y promover curación
o patogénica expresada por una "disregulación" que se caracteriza por el aumento excesivo de
citoquinas, así como también una característica importante es el cambio de respuesta TH1 a TH2
pág. 6642
e inversión del índice CD4 / CD8. El aumento excesivo de citoquinas conlleva al ascenso de la
permeabilidad vascular que se traduce en una extravasación de plasma, que es considerada una
alteración fisiopatológica importante del dengue, en donde se da un escape de agua y proteínas
hacia el espacio extravascular provocando una hemoconcentración y a veces choque
hipovolémico (7).
Dentro de las características clínicas del dengue, este puede ser asintomático en un 75%-85% de
los casos, pero también puede manifestarse a través de formas leves o graves (8). Su período de
incubación es de 3 a 7 días y luego suelen aparecer las manifestaciones clínicas, cuando la
infección se presenta de forma leve, la fiebre es el síntoma principal y su inicio es agudo, con una
duración de 2 a 7 días, que puede estar asociado a malestar general, cefalea, dolor retro-ocular,
artromialgias y exantema pruriginoso (9). Los casos que evolucionan a formas graves se
manifiestan con hemorragias, derrames serosos, incremento del hematocrito secundario a la
pérdida de plasma que procede al aumento de la permeabilidad vascular, y shock hipovolémico
(10).
Por su parte , la leptospirosis es una enfermedad antropozoonótica causada por la bacteria
Leptospira spp con casos en todo el mundo, pero que se presenta con mayor frecuencia en climas
tropicales o subtropicales donde afecta, al ser humano y a distintos mamíferos domésticos y
silvestres siendo los roedores sinantrópicos sus principales reservorios (11), la OMS reporta una
incidencia de 5.1 casos/100.000 personas en áreas endémicas y 14 casos/100.000 personas en
epidemias (12).
Fisiopatológicamente, la leptospira penetra en el huésped y llega sin esfuerzo al torrente
sanguíneo, lo que promueve la bacteriemia. Las bacterias llegan a los órganos y tejidos a través
de la circulación, colonizando el bazo, el hígado, los pulmones y los riñones, donde se multiplican
y se propagan (13). Existen muchas hipótesis de la fisiopatología de la leptospira observables en
la figura 2 como la infección por colonización tisular, la lisis de leptospira de macrófagos y la
liberación de GLP con inhibición de la Na/K-ATPasa y todas ellas pueden conducir a una
disfunción orgánica múltiple (14) (15).
pág. 6643
Figura 2. Descripción general de la hipótesis fisiopatológica de la leptospirosis.
Nota: Tomado de: Gonçalves-de-Albuquerque, Cassiano Felippe, et al. "Cellular pathophysiology of leptospirosis: role
of Na/K-ATPase." Microorganisms 11.7 (2023): 1695.
La leptospirosis suele tener un período de incubación de 5 a 14 días, pero puede alcanzar hasta 30
días. A partir de ahí, la infección puede manifestarse de dos maneras: anictérica o icterica. La fase
inmune, cuando las bacterias ya no se encuentran en la sangre. La forma ictérica grave, llamada
síndrome de Weil, implica trastornos hemorrágicos, ictericia e insuficiencia renal aguda (16). Sin
embargo, las características clínicas más frecuentes son fiebre; cefalea , mialgia (en particular en
el músculo de la pantorrilla), infección conjuntival, ictericia; malestar general entre otros
síntomas/signos que suelen estar presentes en otras enfermedades como el dengue , por esta razón
, el objetivo del presente artículo es hacer una búsqueda bibliográfica sobre dengue y leptospira
y las coincidencias clínicas presentes en estas dos enfermedades para así, evitar diagnósticos
erróneos por parte de trabajadores del sector de la salud.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se realizó una búsqueda bibliográfica detallada de información publicada más relevante en las
bases de datos pubmed, scielo , medline, bibliotecas nacionales e internacionales especializadas
en los temas tratados en el presente artículo de revisión. Se utilizaron los siguientes descriptores:
pág. 6644
Dengue, DEV, Leptospira, Coincidencias clínicas, Fisiopatología y Leptospirosis. La búsqueda
de artículos se realizó en español e inglés, se limitó por año de publicación y se utilizaron estudios
publicados desde 2000 a la actualidad.
RESULTADOS
La presencia entre la similitud de síntomas por dengue y leptospira en su fase inicial ha propiciado
dificultades para un diagnóstico oportuno y certero así como para la adecuada atención de los
enfermos, su notificación y clasificación. De este modo, muchos pacientes sospechosos por
dengue resultan negativos para las pruebas diagnósticas en cuanto a esta infección, pero positivos
para Leptospira (17).
En el año 2016, Rodriguez y colaboradores realizaron un estudio con el objetivo de describir las
manifestaciones clínicas y hallazgos de laboratorio de una serie de casos febriles agudos con
diagnóstico presuntivo de infección por el virus dengue en Quindío (Colombia). El estudio analizó
149 individuos con síndrome febril agudo y sospecha de dengue. De estos, el 60% buscó atención
médica dentro de los primeros 5 días de síntomas, que principalmente incluían fiebre (97,9%),
cefalea (58,1%), mialgias (51,3%), y artralgias (47,3%). Sin embargo, también se observaron
síntomas menos comunes como hematemesis (4,7%), ictericia (4,1%), y ascitis (1,41%).
De los casos analizados, 43,6% resultaron positivos para dengue, con varias combinaciones de
resultados de pruebas específicas. Además, se detectaron casos de coinfección con otras
enfermedades, incluyendo leptospirosis e infecciones por rickettsias. Específicamente, el 4,05%
de las muestras fueron positivas para Leptospira interrogans. Hubo casos de coinfección entre
dengue y ambas enfermedades.
En cuanto a la sintomatología, se observaron diferencias significativas entre los casos de dengue
y otras enfermedades febriles. Por ejemplo, los pacientes con dengue mostraron mayor frecuencia
de cefalea, hiporexia, erupción cutánea, astenia, adinamia, epistaxis, dolor abdominal y dolor
epigástrico en comparación con otras enfermedades febriles analizadas. Por otro lado, los casos
positivos para leptospirosis presentaron mayor frecuencia de dolor lumbar e ictericia (18). A pesar
de ser el dengue la principal enfermedad sospechosa debido a la sintomatología, los resultados
pág. 6645
arrojados en el estudio lograron evidenciar como se reflejo la presencia de otras enfermedades
como lo fue la leptospirosis.
Asimismo, las características clínicas similares entre leptospirosis y dengue hacen difícil
diferenciarlas en las etapas tempranas (19).Nuñez y colaboradores en el año 2015 dan a conocer
el reporte de caso de una niña de 10 años de Iquitos, Perú, presentó fiebre con escalofríos, cefalea,
dolor osteomuscular, náuseas y vómitos sin sangre ni moco, y dolor epigástrico leve. Tras recibir
metamizol sin mejoría, desarrolló epistaxis y hematemesis, por lo que fue hospitalizada.
Presentaba frecuencia cardíaca de 115 lpm, respiratoria de 42 rpm, piel fría y pálida, y dolor
epigástrico. El hemograma mostró trombocitopenia (125,000 plaquetas/mm³), hematocrito de
38%, leucocitos 8800/mL, y la orina mostró 18-24 leucocitos/campo y 10-12 hematíes/campo. La
gota gruesa para malaria fue negativa y la radiografía de tórax mostró infiltrado intersticial
bilateral. A las 24 h, el hematocrito bajó a 32% y las plaquetas a 96,000/mm³, y a las 48 h, el
hematocrito a 28% y las plaquetas subieron a 146,000/mm³. Otros resultados fueron VSG 8 mm/h,
urea 20 mg/dL, creatinina 0.89 mg/dL, proteínas totales 7.28 g/dL, TGO 67 U/L y TGP 40 U/L.
La orina mostró 2-3 leucocitos/campo sin hematíes, y la ecografía abdominal reveló una vesícula
biliar con paredes edematizadas. Recibió hidratación endovenosa y penicilina G sódica,
mejorando y siendo dada de alta a los 7 días. La serología confirmó leptospirosis y dengue por
ELISA IgM. Los síntomas iniciales de fiebre, cefalea, dolor osteomuscular, y trombocitopenia
confundieron el diagnóstico de dengue con leptospirosis, destacando la necesidad de considerar
múltiples diagnósticos en regiones endémicas (20).
De igual manera, De Melo y colaboradores en el año 2015 realizaron un estudio observacional
prospectivo en un hospital local, con pacientes de al menos 18 años que presentaban fiebre de
hasta cinco días, sin fuente focal obvia y dos de los siguientes síntomas: cefalea, dolor
retroorbitario, artralgia, mialgia o exantema. Se recolectaron muestras de sangre en dos etapas:
durante los primeros 5 días de fiebre para pruebas de dengue y en la fase de recuperación para
pruebas serológicas de dengue y leptospira. De los 86 pacientes evaluados, 48 fueron confirmados
con dengue y 5 con leptospirosis. Los síntomas comunes entre ambos grupos incluyeron fiebre,
cefalea, mialgia, artralgia y dolor retroorbitario. Los pacientes con leptospirosis también
pág. 6646
reportaron anorexia, náuseas, vómitos, diarrea y tos. Las similitudes clínicas entre dengue y
leptospirosis pueden generar confusión diagnóstica. Este estudio destaca la importancia de
considerar ambas enfermedades en regiones endémicas para un diagnóstico adecuado y
tratamiento oportuno (21).
DISCUSIÓN
Teniendo en cuenta la revisión realizada, la leptospirosis y el dengue son enfermedades endémicas
que presentan una clínica similar, ocasionando en diversas ocasiones confusiones diagnósticas, lo
cual hace necesario un seguimiento minucioso a este tipo de pacientes y la realización de un
diagnóstico diferencial oportuno, que permita evitar la progresión y complicación de estas
enfermedades.
En su estudio retrospectivo, realizado por Dhanashree y colaboradores en el Kasturba Medical
College Hospital (KMCH) de Mangalore, India, se analizaron datos de pacientes hospitalizados
desde junio de 2016 hasta mayo de 2017 con diagnóstico confirmado de leptospirosis y dengue
mediante ELISA. Se incluyeron 2,139 muestras de sangre, excluyendo pacientes ambulatorios.
Las pruebas ELISA utilizadas tuvieron sensibilidades y especificidades del 90.8% y 95.1% para
Leptospira, y del 87% y 72.2% para dengue, respectivamente.
De las 1,612 muestras analizadas para dengue IgM, el 23.7% fueron positivas. De las 811
muestras analizadas para Leptospira IgM, el 14.7% fueron positivas. De las 284 muestras
evaluadas para ambas infecciones, el 3.2% resultaron positivas para Leptospira y dengue IgM.
Los pacientes con leptospirosis mostraron fiebre, dolor de cabeza, mialgia, vómitos e insuficiencia
renal, con alteraciones en pruebas de laboratorio. Los pacientes con dengue presentaron síntomas
similares y trombocitopenia. De los 9 pacientes coinfectados, la mayoría eran hombres con una
edad media de 44.78 años y mostraron alteraciones significativas en pruebas hepáticas y renales,
además de trombocitopenia y leucocitosis. (22)
Esto evidencia la importancia de la realización de estudios serológicos para ambas enfermedades
en pacientes que presentan una clínica sugestiva para ambas, puesto que sus manifestaciones
clínicas pueden ser indicativas de una coinfección, por lo que es necesario abordar y manejar
ambas etiologías.
pág. 6647
Por su parte, Nakandakari y colaboradores presentan el caso de una paciente de 13 años
procedente de Iquitos, Loreto. Cinco días antes de su ingreso, la paciente comenzó con fiebre
recurrente y malestar general, y su madre le administró paracetamol de 500 mg cada vez que tenía
fiebre. Tres días antes de la hospitalización, la paciente experimenun sangrado abundante en
las encías y un leve sangrado vaginal intermenstrual. No tenía antecedentes prenatales, natales y
postnatales relevantes.
Debido al sangrado, la paciente acudió al Centro de Salud de Nanay y fue referida al Hospital de
Apoyo Iquitos (HAI). En el HAI, un hemograma reveló leucopenia, neutropenia, linfocitosis y
trombocitopenia severa. Fue hospitalizada durante dos días con diagnósticos de dengue con signos
de alarma y posible leptospirosis. Se le administró fluidoterapia con cloruro de sodio al 0.9% a
una tasa de 3 cc/kg/hora y tratamiento sintomático. Al segundo día, desarrolló dificultad
respiratoria y una prueba rápida para COVID-19 resultó positiva para SARS-CoV-2 IgM e IgG.
Se le diagnosticó neumonía por COVID-19 y se inició tratamiento con ceftriaxona, dexametasona
y soporte oxigenatorio por cánula binasal a 2 litros/minuto.
La paciente fue referida al Hospital Regional de Loreto "Felipe Santiago Arriola Iglesias" (HRL),
designado como hospital COVID-19. A su ingreso en el HRL, saturaba 98% con cánula binasal a
2 litros/minuto, tenía una frecuencia respiratoria de 20 respiraciones/minuto y una presión arterial
media (PAM) de 73.3 mmHg. La evaluación física mostró una erupción cutánea generalizada y
signos de sangrado antiguo en la cavidad oral. Respiratoriamente, se notaba disminución del
murmullo vesicular en los dos tercios inferiores de ambos hemitórax sin ruidos agregados. Tenía
dolor abdominal en el epigastrio a la palpación superficial y profunda, sin alteraciones en otros
sistemas.
Los exámenes complementarios mostraron una mayor disminución de leucocitos,
hemoconcentración y un aumento de plaquetas en comparación con el hemograma previo. La
proteína C reactiva estaba elevada y las enzimas hepáticas (AST y ALT) eran aproximadamente
10 veces su valor normal. Las serologías confirmaron infección por dengue (positivo NS1) y
leptospirosis (IgM positiva). La radiografía de tórax reveló un patrón intersticial bilateral y la
pág. 6648
tomografía pulmonar sin contraste mostró áreas de consolidación y vidrio esmerilado en las bases
pulmonares, además de cisuritis.
Los diagnósticos fueron neumonía por COVID-19, dengue con signos de alarma y leptospirosis.
Se inició fluidoterapia a 5 cc/kg/hora, ajustada según la PAM y la diuresis, se aumentó la dosis
de ceftriaxona y se retiró progresivamente el soporte de oxígeno. Al quinto día de hospitalización
en el HRL, las plaquetas aumentaron, no hubo más hemoconcentración, desaparecieron los picos
febriles, el dolor abdominal y la dificultad respiratoria. La paciente desarrolló una erupción
característica de la fase de convalecencia del dengue en las extremidades. Debido a su evolución
favorable, fue dada de alta médica. (23)
Por lo tanto, es necesario realizar todas las pruebas necesarias para el diagnóstico de estas
enfermedades en pacientes provenientes de zonas endémicas, donde los vectores de las mismas
se encuentran muy presentes, tal como en el caso presentado por Crociati y colaborador en su
reporte de caso de un hombre de 41 años, previamente sano, originario de la Amazonía brasileña,
donde convivia con roedores e insectos. Fue ingresado con fiebre alta, dolor abdominal, náuseas,
vómitos, escalofríos, artralgia, mialgia intensa y anorexia, sin evidencia de sangrado. Su historial
médico no mostraba anomalías. Al examen físico, presentaba fiebre, deshidratación y erupciones
cutáneas eritematosas en todo el cuerpo. Se palpó el hígado a 3 cm bajo el borde costal derecho y
el bazo a 1.5 cm bajo el borde costal izquierdo.
Los análisis de laboratorio revelaron electrolitos y funciones renales normales. Los recuentos
sanguíneos mostraron leucocitosis (13,400/mm³) y trombocitopenia (119,000/mm³). Las pruebas
hepáticas indicaron elevación de fosfatasa alcalina, GGT, AST y ALT. No se observaron
anomalías en el electrocardiograma ni en la radiografía de tórax. Se trató al paciente
sintomáticamente mientras se buscaba la causa específica de su enfermedad.
Los análisis iniciales para malaria y fiebre tifoidea fueron negativos. Las pruebas serológicas para
hepatitis A, B, C y VIH también fueron negativas. Sin embargo, las pruebas para Leptospira y
dengue resultaron positivas, confirmando una infección aguda. El paciente mostró mejoría
durante la observación médica y fue dado de alta 21 días después, cuando ya estaba libre de
síntomas. (24)
pág. 6649
CONCLUSIÓN
La epidemiología del dengue y la leptospirosis revela su alta prevalencia en países tropicales,
donde los vectores y las condiciones ambientales favorecen su propagación. La coexistencia de
síntomas similares entre el dengue y la leptospirosis, especialmente en etapas iniciales, puede
dificultar un diagnóstico preciso y oportuno. En nuestra revisión bibliográfica, los estudios
expuestos resaltan la importancia de considerar ambas enfermedades en regiones endémicas para
evitar diagnósticos erróneos y garantizar un tratamiento adecuado. Las pruebas serológicas para
ambas enfermedades son fundamentales en pacientes con síntomas sugestivos, ya que la infección
es posible y puede influir en la progresión y complicación de la enfermedad.
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