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NEUROMIELITIS ÓPTICA Y TROMBOSIS DE
SENO CAVERNOSO EN INFECCIÓN OCULAR
NEUROMYELITIS OPTICA AND CAVERNOUS SINUS
THROMBOSIS IN OCULAR INFECTION
Nury Liseida Guevara Rosero
Universidad del Valle, Colombia
María Alejandra Tobón Arango
Universidad Pontificia Bolivariana, Colombia
Paola Andrea Mier Zúñiga
Universidad de Sucre, Colombia
María Paulina Garay Borrero
Universidad Libre Seccional Barranquilla, Colombia
Mayerly del Carmen Mercado Oliva
Universidad de Sucre, Colombia
Diana Lorena Bravo Solarte
Universidad del Cauca, Colombia
Mayerly del Carmen Mercado Oliva
Universidad de Sucre, Colombia
Daiana Cristina Pacheco Montalvo
Universidad Simón Bolívar, Colombia
pág. 6652
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i3.11862
Neuromielitis Óptica y Trombosis de Seno Cavernoso en Infección
Ocular
Nury Liseida Guevara Rosero1
nuryguevara1111@gmail.com
https://orcid.org/0009-0007-3549-6383
Médico General de la Universidad del
Valle
Colombia
María Alejandra Tobón Arango
nubelar10@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-7800-682X
Médico Especialista en Gerencia de la
Calidad en Salud. Universidad Pontificia
Bolivariana
Colombia
Paola Andrea Mier Zúñiga
pamierz17@gmail.com
https://orcid.org/0009-0000-1970-4102
Médico General de la Universidad de
Sucre
Colombia
María Paulina Garay Borrero
mariapgarayb@gmail.com
https://orcid.org/0009-0004-9985-220X
Médico General de la Universidad Libre
Seccional Barranquilla
Colombia
Mayerly del Carmen Mercado Oliva
mayerly2495@gmail.com
https://orcid.org/0009-0002-1242-5973
Médico general de la Universidad de
Sucre
Colombia
Mayerly del Carmen Mercado Oliva
mayerly2495@gmail.com
https://orcid.org/0009-0002-1242-5973
Médico General
Universidad de Sucre, Colombia
Diana Lorena Bravo Solarte
dianitabravo@hotmail.com
Médico General de la Universidad del
Cauca
Colombia
Daiana Cristina Pacheco Montalvo
daianapachecom@outlook.com
https://orcid.org/0009-0003-7241-0308
Médico General de la Universidad
Simón Bolívar, Colombia.
RESUMEN
La neuromielitis óptica (NMO), es una enfermedad rara, autoinmunitaria idiopática que se
caracteriza por la presencia de lesiones inflamatorias que afectan a diferentes estructuras del
sistema nervioso central, aunque de forma predominante al nervio óptico y a la médula espinal.
Por otra parte, la Trombosis del seno cavernoso (TSCV) es una enfermedad, que al igual que la
NMO es poco frecuente, y consiste en la formación de trombos en el seno cavernoso. Ambas
entidades afectan el sistema nervioso central, ocasionando una serie de síntomas neurológicos en
los pacientes que afectan directamente funciones básicas para la vida diaria, tales como la visión,
la marcha, entre otras y es sabido y mencionado por varios autores que pueden considerarse
complicaciones secundarias a infecciones, sobre todo de sitios adyacentes como es el caso de las
infecciones oculares. Por tal razón, y en aras de la búsqueda de un diagnóstico oportuno y la
disminución de complicación post infecciones oculares, el objetivo del presente artículo es
realizar una revisión de la literatura para resaltar el papel de la infección ocular en el desarrollo
de neuromielitis óptica y trombosis del seno cavernoso.
Palabras claves: Neuromielitis, Trombosis, Seno cavernoso, NMO, Infección Ocular
1
Autor principal
Correspondencia: nuryguevara1111@gmail.com
pág. 6653
Neuromyelitis Optica and Cavernous Sinus Thrombosis in Ocular
Infection
ABSTRACT
Neuromyelitis optica (NMO) is a rare, idiopathic autoimmune disease that is characterized by the
presence of inflammatory lesions that affect different structures of the central nervous system,
although predominantly the optic nerve and the spinal cord. On the other hand, Cavernous Sinus
Thrombosis (CSVT) is a disease, which like NMO is rare, and consists of the formation of thrombi
in the cavernous sinus. Both entities affect the central nervous system, causing a series of
neurological symptoms in patients that directly affect basic functions for daily life, such as vision,
walking, among others, and it is known and mentioned by several authors that they can be
considered secondary complications. to infections, especially from adjacent sites such as eye
infections. For this reason, and in search of a timely diagnosis and the reduction of complications
after ocular infections, the objective of this article is to carry out a review of the literature to
highlight the role of ocular infection in the development of neuromyelitis optica and cavernous
sinus thrombosis.
Keywords: Neuromyelitis, Thrombosis, Cavernous sinus, NMO, Eye Infection
Artículo recibido 22 mayo 2024
Aceptado para publicación: 25 junio 2024
pág. 6654
INTRODUCCIÓN
La neuromielitis óptica (NMO) o también denominada síndrome de Devic, es una enfermedad
rara, autoinmunitaria idiopática que cursa con la presencia de lesiones inflamatorias que afectan
a diferentes estructuras del sistema nervioso central, aunque de forma predominante al nervio
óptico y a la médula espinal (1). Esta patología se caracteriza por ataques de neuritis óptica aguda
y mielitis transversa, adicionalmente autores mencionan que comparte un número de
características clínicas y radiológicas de la esclerosis múltiple (EM) sin embargo, tienen sus
diferencias como se observa en la tabla 1 (2) . En la mayoría de los pacientes, la NMO es causada
por autoanticuerpos IgG séricos patógenos contra la acuaporina 4 (AQP4), la proteína del canal
de agua más abundante en el sistema nervioso central (3). La prevalencia estimada es de 0,3-4,4
por 100.000 habitantes (4). Asimismo, es causa de enfermedad desmielinizante relativamente
común en poblaciones de razas diferentes a la blanca como los afrobrasileños (15%), en
individuos japoneses (20-30%), oeste de India (27%), asiáticos del este como China (36%),
Singapur (48%) e India (10-23%) y con menor prevalencia, se presenta en pacientes caucásicos
procedentes de Estados Unidos, Canadá y Europa llegando a un 1,5-2% (5). Cabe aclarar que en
Asia y Latinoamérica su prevalencia sería mayor (6) La edad media de inicio es de 39 años, puede
presentarse en población pediátrica y en ancianos, y es más frecuente en mujeres que en hombres
con una relación 9:1 (7). Además, alrededor de un 3% de los pacientes con NMO tiene familiares
con esta enfermedad.
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Tabla 1. Diferencias entre la NMO y la EM.
BOC: bandas oligoclonales; EM: esclerosis múltiple; LCR: líquido cefalorraquídeo; LETM:
mielitis transversa longitudinal extensa (del ingles); NMO: neuromielitis óptica; RM: resonancia
magnética nuclear; SB: sustancia blanca. Tomado de: Wingerchuk et al.
Por otra parte, la Trombosis del seno cavernoso (TSCV) es una enfermedad, que al igual que la
NMO es poco frecuente, y su mortalidad ha disminuido pasando del 100% en la era pre antibiótica
, a 30% en la actualidad en los mejores centros hospitalarios (8) . La morbilidad es cercana al 50%
en estos pacientes, y la neuropatía craneal es la causa más frecuente. En cuanto a datos
importantes, se ha observado que puede ocurrir a cualquier edad aunque en mayor frecuencia se
da en pacientes jóvenes donde la clínica suele ser insidiosa, retardando el diagnóstico, pese a esto,
una vez se tiene la sospecha la Resonancia Magnética (RM) es la herramienta paraclínica de
elección (9).
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Imagen 1. Límites de la región del triángulo de filatov
Ahora bien, tanto la neuromielitis óptica como la trombosis del seno cavernoso suelen ser
complicaciones de infecciones, generalmente de aquellas que se encuentran más adyacentes como
las oculares. De hecho, dentro de la patogenia de la trombosis del seno cavernoso, los principales
agentes causales suelen ser la diseminación local, a menudo desde venas faciales y oftálmicas sin
válvulas,infecciones adyacentes, como la sinusitis (posiblemente la causa más común),
especialmente la esfenoiditis y la etmoiditis, celulitis o absceso facial especialmente dentro del
triángulo de peligro de la cara, formado por las comisuras de la boca y el puente de la nariz
(imagen 1) entre otras que se observan en la tabla 2 (10). Por su parte, en la neuromielitis se sabe
que el cuerpo es el encargado de atacar a las sustancias propias, en el contexto de una infección
previa, el cuerpo busca eliminar lo extraño y en el proceso puede dañar lo propio originando tal
enfermedad. El objetivo del presente artículo es realizar una revisión de la literatura para resaltar
el papel de la infección ocular en el desarrollo de neuromielitis óptica y trombosis del seno
cavernoso.
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Tabla 2. Causas de TSCV
Infecciones adyacentes, como la sinusitis (posiblemente la causa más común), especialmente la
esfenoiditis y la etmoiditis
Celulitis o absceso facial
Celulitis periorbitaria y orbitaria
Diseminación local
Faringitis
Amigdalitis
Otitis media
Mastoiditis
Infección dental
Fuente: Elaboración propia
MATERIALES Y MÉTODOS
Se realizó una búsqueda bibliográfica detallada de información publicada más relevante en las
bases de datos pubmed, scielo , medline, bibliotecas nacionales e internacionales especializadas
en los temas tratados en el presente artículo de revisión. Se utilizaron los siguientes descriptores:
Neuromielitis, Trombosis, Seno cavernoso, NMO, Infección Ocular. La búsqueda de artículos se
realizó en español e inglés, se limitó por año de publicación y se utilizaron estudios publicados
desde 2001 a la actualidad.
RESULTADOS
La neuromielitis óptica es una enfermedad autoinmune del sistema nervioso central que se
caracteriza por la presencia de neuritis óptica y mielitis transversa longitudinal extensa. En
muchos casos, los pacientes presentan anticuerpos contra la acuaporina-4 (AQP4), un canal de
agua localizado en las terminaciones de los astrocitos. Estos anticuerpos pueden ocasionar
episodios aislados o recurrentes de neuritis óptica, mielitis transversa extensa, o recaídas
cerebrales y del tronco encefálico, que no necesariamente cumplen con los criterios diagnósticos
revisados por Wingerchuk para esta enfermedad (11).
En el año 2010, Olindo y colaboradores exponen el caso de un hombre afrocaribeño de 61 años
con diabetes mellitus que fue hospitalizado en el Hospital Universitario de Fort-de-France debido
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a una paraplejia que progresó rápidamente. Cinco años antes había experimentado una rdida
visual bilateral que no había sido investigada. Desde hacía cinco meses presentaba dificultades
en la marcha que empeoraron rápidamente hasta que quedó postrado en cama dos semanas antes
de su ingreso. En el examen neurológico se observó paraplejia flácida con reflejos tendinosos
profundos aumentados en las extremidades inferiores, signos de Babinski bilaterales y retención
urinaria. Además, presentaba disminución en la agudeza visual y atrofia óptica bilateral. Las
pruebas inmunológicas y serológicas fueron en su mayoría negativas, excepto para HTLV-1, con
una carga proviral elevada tanto en sangre como en líquido cefalorraquídeo. La resonancia
magnética de la médula espinal mostró una mielitis extensa sin realce de contraste, mientras que
la resonancia magnética cerebral fue normal. La biopsia muscular revemiositis necrótica e
infiltración inflamatoria, y la biopsia de glándulas salivales menores mostró infiltración
linfocítica. Se administró metilprednisolona intravenosa seguida de prednisolona durante seis
meses, lo que resultó en una mejoría clínica aunque el paciente no recuperó la capacidad de
caminar. Este caso subraya una asociación poco común entre la infección por HTLV-1 y la
neuromielitis óptica, sugiriendo la importancia de considerar pruebas de HTLV-1 en pacientes de
áreas endémicas con síntomas clínicos y radiológicos sugestivos de NMO (12).
Asimismo, en el año 2013 Tokgoz y colaboradores dan a conocer el reporte del caso de una mujer
de 38 años que fue ingresada con una pérdida total de visión, súbita e indolora, en el ojo derecho
(OD). El examen oftalmológico confirmó amaurosis total del OD debido a neuritis óptica (ON).
A pesar del tratamiento con metilprednisolona (1,000 mg/día IV y una dosis oral de 48 mg/día
durante un mes), la pérdida de visión persistió. Dos meses después, la paciente presentó una
pérdida visual súbita en el ojo izquierdo, retención urinaria y paraparesia mientras continuaba con
el tratamiento con esteroides orales. La agudeza visual en el OD era de 3/60 y la paciente no tenía
percepción de luz. El examen neurológico mostró paraparesia (2/5 en el lado derecho y 4/5 en el
lado izquierdo) y una lesión medular por debajo de T6 con disfunción de esfínteres, reflejos
tendinosos hiperactivos y reflejos cutáneos plantares positivos.
La resonancia magnética (RM) de la médula espinal reveló un aumento de la señal en T2 desde
T3 hasta T9, y una lesión hipointensa en imágenes T1 sin realce con gadolinio. La RM craneal
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con contraste fue normal. Debido a la presentación atípica, se realizaron pruebas para excluir
enfermedades infecciosas, encontrando serología positiva para CMV con altos niveles de IgM y
anti-CMV IgG. El examen del líquido cefalorraquídeo (LCR) mostró pleocitosis linfocítica y
proteínas ligeramente elevadas, pero con niveles normales de glucosa. NMO-IgG fue positivo en
suero y otras pruebas para enfermedades del tejido conectivo y diversas infecciones resultaron
negativas.
Se administró nuevamente metilprednisolona intravenosa (1,000 mg/día durante 7 días). Al
detectar una infección aguda por CMV, también se administró ganciclovir (500 mg/día durante 3
meses). Al noveno día de tratamiento con ganciclovir, la agudeza visual del ojo izquierdo mejoró
de 3/60 a 36/60 y el defecto del campo visual también mostró mejoría. La paraparesia mejoró
parcialmente, aunque la retención urinaria persistió. El ADN de CMV en suero y LCR fue
negativo al tercer mes de tratamiento con ganciclovir, y no hubo recaídas clínicas durante el
último año (13).
De igual manera, la trombosis del seno cavernoso (SC) constituye una patología con una elevada
morbimortalidad. El foco infeccioso primario más frecuente es la sinusitis (30%), seguido de las
infecciones centrofaciales (25%) y de las otitis medias (menor al 10%) (14). La infección alcanza
el SC por dos vías principales: por contigüidad, a través de filtración o rotura de láminas óseas,
o por continuidad, a través del drenaje venoso facial y oftálmico (15). En el año 2019, Pons y
colaboradores presentaron el caso de un paciente masculino de 13 años ingresó en el hospital con
un cuadro de 2 semanas de evolución de síntomas respiratorios altos, cefalea hemicránea derecha,
aumento doloroso del volumen periocular derecho y síntomas de vómitos, fiebre y compromiso
del estado general. Al ingreso, presentó fiebre, aumento del volumen periorbitario derecho y
rigidez de nuca. Los estudios mostraron parámetros inflamatorios elevados y una punción lumbar
alterada, diagnosticándose meningitis asociada a celulitis preseptal.
Se inició tratamiento antibiótico con vancomicina, metronidazol y ceftriaxona. Una TC reveló
ocupación del seno esfenoidal derecho, asimetría de los senos cavernosos y trombosis de la vena
oftálmica derecha. La evaluación ORL confirmó rinosinusitis esfenoidal derecha complicada con
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trombosis del seno cavernoso derecho. Durante la cirugía endoscópica sinusal se drenó pus del
seno esfenoidal.
La RM postoperatoria mostró celulitis facial y orbitaria, trombosis del seno cavernoso y
disminución del calibre de la arteria carótida interna derecha. Se inició anticoagulación con
heparina, luego acenocumarol, y el paciente evolucionó favorablemente. Los cultivos
intraoperatorios fueron negativos. Completó 14 días de ceftriaxona y la paresia del VI nervio
craneal se resolvió. La anticoagulación se mantuvo durante 3 meses hasta que una TC de control
mostró permeabilización del seno cavernoso (16).
DISCUSIÓN
Como es evidente en la bibliografía existente, la neuromielitis óptica y la trombosis del seno
cavernoso son entidades que afectan el sistema nervioso central, ocasionando una serie de
síntomas neurológicos en los pacientes que afectan directamente funciones básicas para la vida
diaria, tales como la visión, la marcha, entre otras. Por lo tanto, es necesario un diagnóstico
oportuno que permita administrar el tratamiento adecuado en este tipo de pacientes.
Si bien la causa principal tanto de la neuromielitis como de la trombosis del seno cavernoso son
infecciones oculares, es importante reconocer que existen síntomas a nivel de otros sistemas, que
son indicativos de este tipo de complicaciones, tal como se observa en el reporte de caso de Abreo
y colaboradores (2021), en el que se presenta el caso de una paciente femenina de 43 años sin
antecedentes patológicos ni consumo de medicamentos que acudió al servicio de urgencias con
un cuadro clínico de 7 días de evolución de epigastralgia, emesis e hipo persistente. Inicialmente,
debido a la sintomatología se consideró una enfermedad acido peptica y se administró tratamiento
para la misma, y ante la persistencia de la sintomatología, se realizó una ecografia de higado y
vias biliares que resultó ser normal, además de una endoscopia que no reveló hallazgos que
explicaran la clínica de la paciente.
Fue hospitalizada en cirugía general, donde una tomografía axial computarizada (TAC) de tórax
y abdomen con contraste descartó lesiones estructurales en el mediastino y tracto gastrointestinal.
Gastroenterología sugirió iniciar tratamiento con baclofeno para el hipo refractario. Tres días
después de su ingreso, los síntomas empeoraron y se solicitó apoyo de neurología. La valoración
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neurológica no mostró alteraciones significativas, pero debido a la cefalea global y el hipo
persistente, se ordenó una resonancia magnética cerebral contrastada (RMN). La RMN reveló
lesiones inflamatorias en el hipotálamo y obex.
El neurólogo sospechó enfermedad del espectro de la neuromielitis óptica o enfermedad de Devic,
y solicitó anticuerpos IgG contra acuaporinas, además de otros estudios para descartar
enfermedades infecciosas, infiltrativas o autoinmunitarias. Se realizaron varias pruebas, todas con
resultados negativos. En conjunto con reumatología, se decidió iniciar pulsos de
metilprednisolona a dosis de 1000 mg diarios, lo que resultó en una buena respuesta clínica al
quinto día. La paciente continuó con tratamiento ambulatorio con prednisolona oral.
Dos meses después, en un control clínico, los anticuerpos anti-acuaporinas-4 resultaron positivos,
por lo que se decidió iniciar rituximab debido al alto riesgo de recaída. Recibió cuatro ciclos de
rituximab intravenoso, lo que permitió retirar el esteroide oral. Seis meses después del inicio del
tratamiento, la paciente continuaba con buena evolución clínica y una RMN de control mostró la
desaparición de las lesiones inflamatorias en el tallo y el hipotálamo.(17)
Por otra parte, puede presentarse de forma más compleja en poblaciones vulnerables, como las
gestantes, donde el riesgo de complicaciones a nivel nervioso pueden aumentar y representar un
mayor riesgo tanto para la madre como para el feto.
Mendez y colaboradores (2023) presentan el caso de una paciente de 25 años, G1, P: 0, HV: 0,
con 34 semanas de gestación y antecedentes de convulsión a los 12 años, presentó lumbalgia
crónica y, tres meses antes de su ingreso, parestesia y hemiparesia izquierda, atribuyéndolo al
embarazo. Dos meses antes, experimentó una disminución súbita de la agudeza visual en el ojo
izquierdo que empeoraba con la exposición al sol. Una hora antes del ingreso, sufrió paraplejia,
retención urinaria, estreñimiento e hipoestesia con nivel sensitivo T4, y una escala de
discapacidad (EDSS) de 18 puntos.
En el examen físico, mostró signos vitales estables, disminución de la agudeza visual en el ojo
izquierdo con atrofia óptica, paraplejia, globo vesical, tono muscular disminuido en los miembros
inferiores, hiperreflexia patelar y aquílea, y signos de Babinski positivos.
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Los exámenes complementarios fueron normales excepto por la RMN, que reveló lesiones
desmielinizantes en la médula espinal y discreta hiperintensidad en el cerebro. Los anticuerpos
anti-porina 4 IG-G fueron positivos, confirmando neuromielitis óptica.
Se inició tratamiento con metilprednisolona sin mejoría. Dos días después, se realizó una cesárea
a las 34 semanas sin complicaciones. La plasmaféresis tampoco mejoró su estado, por lo que se
inició Rituximab, lo que resultó en una mejora significativa de los síntomas motores y sensitivos,
así como de la visión en el ojo izquierdo.
Tras recibir dos dosis más de Rituximab, abandonó el tratamiento por mejoría y recurrió a la
medicina alternativa. En enero de 2022, tuvo una recaída y reinició el tratamiento con Rituximab,
mostrando mejoría. Actualmente, con 28 años, la paciente está asintomática, con recuperación
total de funciones motoras y sensitivas y de la visión. (18)
Otro caso de esta índole es presentado por Mayner y colaboradores (2019), quienes presentan el
caso de una paciente de 31 años, con 23 semanas de embarazo y antecedentes de debilidad en las
extremidades inferiores tratada previamente con corticosteroides, quien consultó por disminución
aguda de la visión en el ojo derecho, hipersensibilidad cutánea, dolor ocular, parestesias y dolor
neuropático bilateral en las extremidades.
Al ingreso, presentaba una marcada disminución de la agudeza visual en el ojo derecho, escotoma
central ipsilateral, tetraparesia espástica leve y amplias alteraciones sensoriales. La resonancia
magnética mostró lesiones desmielinizantes en el nervio óptico y la médula espinal desde C2
hasta C6. Los exámenes revelaron un resultado positivo para anti-AQP4, confirmando
neuromielitis óptica.
Fue tratada con metilprednisolona intravenosa (1 g por 5 días) y luego con corticosteroides orales,
mostrando mejora neurológica significativa. Fue dada de alta tras 15 días de hospitalización con
dosis reducida de metilprednisolona oral.
A las 38 semanas, tras rotura prematura de membranas, tuvo un parto sin complicaciones de un
recién nacido masculino de 3100 gramos con Apgar de 6 y 9 puntos. Fue tratada en el puerperio
inmediato con prednisona oral y rituximab para prevenir recurrencias, y fue dada de alta al quinto
día. (19)
pág. 6663
Finalmente, Salazar y colaboradores (2023) presentan el caso de una paciente de 40 años, con
historial de ooforectomía derecha por teratoma ovárico y salpingectomía derecha por
hidrosalpinx, que estaba en la semana 33.6 de un embarazo gemelar cuando ingresó al servicio de
Urgencias debido a preeclampsia severa. Presentaba cifras elevadas de presión arterial y se le
inició tratamiento con nifedipino, hidralazina y sulfato de magnesio para controlar la hipertensión
y prevenir complicaciones. Durante la evaluación inicial, se corroboró el bienestar fetal, pero los
estudios de rutina revelaron anemia y elevación de enzimas hepáticas.
En la exploración física, se encontró un abdomen globoso debido al útero gestante, con el fondo
uterino a 34 cm de la sínfisis del pubis. El gemelo A estaba en posición cefálica y el gemelo B en
posición transversa, ambos en actitud flexionada. Las frecuencias cardíacas fetales fueron de 145
lpm para el gemelo A y 135 lpm para el gemelo B, con peristalsis normoactiva. Dada la situación
clínica y los riesgos asociados a la preeclampsia, se decidió la finalización del embarazo mediante
una cesárea electiva, la cual transcurrió sin complicaciones. Los gemelos nacieron con pesos de
1840 g y 1430 g respectivamente, ambos con Apgar de 8-9 y una evolución posparto adecuada
para la madre.
Cuatro días después del alta hospitalaria, la paciente retornó a Urgencias por síntomas
neurológicos agudos que incluían una cefalea intensa y progresiva, pérdida de fuerza en los
miembros superiores, y alteración del estado de alerta. En la evaluación, se observó una ligera
pérdida de tono muscular en los miembros pélvicos. Los estudios complementarios mostraron
anemia persistente, aumento del dímero D y trombocitosis. La resonancia magnética contrastada
reveló una oclusión vascular del seno longitudinal superior con una lesión isquémica en la región
parietooccipital izquierda.
Con base en estos hallazgos, se estableció el diagnóstico de trombosis de seno venoso complicada
con lesión cerebral isquémica. El manejo incluyó tratamiento sintomático con paracetamol,
manejo antiepiléptico con levetiracetam, anticoagulación con enoxaparina a dosis terapéutica y
dexametasona intravenosa para reducir la inflamación cerebral. La paciente mostró mejoría
clínica significativa en las primeras 24 horas de tratamiento. Fue vigilada estrechamente por un
pág. 6664
equipo multidisciplinario y se le dio de alta del hospital después de una semana con
anticoagulación oral y seguimiento neurológico ambulatorio. (20)
Estos casos resaltan la importancia de una correcta anamnesis y examen físico en los pacientes,
puesto que si bien estas son complicaciones que se presentan principalmente por infecciones de
zonas cercanas, se pueden presentar síntomas no tan específicos, sobretodo en poblaciones
vulnerables como pacientes gestantes, inmunosuprimidos y pediátricos, en los cuales la revisión
debe ser aún más exhaustiva.
CONCLUSIÓN
La neuromielitis óptica y la trombosis del seno cavernoso son condiciones neurológicas complejas
y potencialmente devastadoras, frecuentemente asociadas con infecciones oculares. Ambas
pueden afectar estructuras críticas del sistema nervioso central, como el nervio óptico y la médula
espinal en el caso de la neuromielitis óptica, y el seno cavernoso en la trombosis venosa, lo que
plantea desafíos significativos en términos de diagnóstico y manejo clínico. La resonancia
magnética y otras técnicas de imagen juegan un papel crucial en el diagnóstico diferencial y la
confirmación diagnóstica, especialmente para identificar anticuerpos específicos como los anti-
acuaporina 4 en la neuromielitis óptica. La investigación continua y la mejora en el acceso a
tratamientos avanzados son esenciales para mitigar el impacto negativo de estas condiciones en
la calidad de vida de los pacientes.La neuromielitis óptica y la trombosis del seno cavernoso son
condiciones neurológicas complejas y potencialmente devastadoras, frecuentemente asociadas
con infecciones oculares. Ambas pueden afectar estructuras críticas del sistema nervioso central,
como el nervio óptico y la médula espinal en el caso de la neuromielitis óptica, y el seno cavernoso
en la trombosis venosa, lo que plantea desafíos significativos en términos de diagnóstico y manejo
clínico. La resonancia magnética y otras técnicas de imagen juegan un papel crucial en el
diagnóstico diferencial y la confirmación diagnóstica, especialmente para identificar anticuerpos
específicos como los anti-acuaporina 4 en la neuromielitis óptica. La investigación continua y la
mejora en el acceso a tratamientos avanzados son esenciales para mitigar el impacto negativo de
estas condiciones en la calidad de vida de los pacientes.
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