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Las regresiones logísticas mostraron que el aporte elocuente (OR de 4,99, IC95%: 0,904-27,66;
p=0,047) y el tratamiento con embolización (OR 0,142, IC95%: 0,021-0,983; p=0,037) fueron variables
independientes de riesgo hemorrágico. La localización elocuente (OR indeterminado, CI95% 0,000-.;
p= 0,002) y el aporte elocuente (OR 0,084, CI95%: 0,010-0,737, p=0,005) se identificaron como factores
predictivos de un resultado clínico desfavorable, mientras que la presencia de drenaje venoso superficial
se identificó como una variable protectora (OR: 0,061, CI95%: 0,006-0,653, p=0,006). (16)
Por otra parte Zwanzger y colaboradores realizaron un análisis retrospectivo de una base de datos
prospectiva, abarcando pacientes con sangrado intracraneal debido a una MAV cerebral desde enero de
2007 hasta diciembre de 2012. Se revisaron variables radiológicas, incluyendo características de la
malformación como tamaño, localización, presencia de drenaje venoso profundo, afectación de un área
elocuente y presencia de aneurismas relacionados. La angio-TC mostró una alta precisión en la
clasificación de casos de MAV menores de 3 cm, con una tasa de acierto del 93,75% (15 de 16 casos).
Demostró una sensibilidad del 100% en la detección de MAV con drenaje venoso profundo y localizadas
en áreas elocuentes. En cuanto a la presencia de aneurismas asociados a las MAV, detectó dicha
condición en 13 de 15 pacientes en general (sensibilidad del 86,6%). Específicamente, identificó
aneurismas intranidales en 7 de 9 casos (sensibilidad del 77,78%) y aneurismas de flujo en 6 de 9 casos
(sensibilidad del 66,67%). (17)
A su vez, la radiología intervencionista es útil en el caso de aneurismas secundarias a malformaciones
arteriovenosas. Nicolas y colaboradores presentan el caso de una mujer de 51 años sin historial médico
o quirúrgico previo, que había experimentado cefaleas holocraneanas pulsátiles de moderada intensidad
durante los últimos 30 años, controladas con antiinflamatorios no esteroideos. Durante el estudio de una
masa cervical incidental, se descubrió un cortocircuito arteriovenoso en la región parieto occipital
medial izquierda, lo que la llevó a ser referida al servicio de neurocirugía. Se confirmó mediante
angiografía una malformación arteriovenosa de 33 × 26 × 32 mm, recibiendo suministro sanguíneo de
las arterias cerebral media izquierda y cerebral posterior homolateral, con drenaje venoso hacia el seno
sagital superior y el seno transverso, clasificada como grado III según la escala de Spetzler-Martin. Se
identificaron aneurismas proximales en la arteria cerebral media izquierda, con medidas de 3.1 × 2 × 3.3
mm y 5.7 × 6.2 × 7 mm en la bifurcación de la misma arteria.