INTERVENCIONISMO RADIOLÓGICO EN MALFORMACIONES
ARTERIOVENOSAS CEREBRALES
INTERVENCIONISMO RADIOLÓGICO EN MALFORMACIONES
ARTERIOVENOSAS CEREBRALES
Nury Liseida Guevara Rosero
Universidad del Valle Colombia
Juan Mario Tobón Arango
Corporación Universitaria Iberoamericana Colombia
Christian Javier Cerón Bolaños
Universidad Libre de Cali Colombia
María Alejandra Tobón Arango
Universidad Pontificia Bolivariana Colombia
María Alejandra Márquez Petro
Universidad del Sinú Colombia
Solangel Burbano
Universidad de Ciencias Médicas de La Habana
María José Durango De la Ossa
Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, Cuba
María José Díaz Pinto
Corporación Universitaria Rafael Núñez Colombia
Gabriel Orlando González Herrera
Universidad de Ciencias Médicas de La Habana Cuba
Javier Alexander Enamorado Giraldo
Universidad del Sinú Colombia
Daniel Augusto Buendia Gomez
Investigador Independiente
Adriana Gabriela Álvarez
Universidad de Caldas, Colombia
pág. 6740
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i3.11872
Intervencionismo Radiológico En Malformaciones Arteriovenosas
Cerebrales
Nury Liseida Guevara Rosero1
nuryguevara1111@gmail.com
https://orcid.org/0009-0007-3549-6383
Universidad del Valle Colombia
Juan Mario Tobón Arango
tobon.juanmario@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-0126-3107
Corporación Universitaria Iberoamericana
Colombia
Christian Javier Cerón Bolaños
Christian.ceron@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0008-5840-1217
Universidad Libre de Cali Colombia
María Alejandra Tobón Arango
nubelar10@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-7800-682X
Universidad Pontificia Bolivariana Colombia
María Alejandra Márquez Petro
Mary.marquez_04@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0006-8081-5956
Universidad del Sinú Colombia
Solangel Burbano
gabbogh@gmail.com
Universidad de Ciencias Médicas de La Habana
María José Durango De la Ossa
mariajodurango@gmail.com
Universidad de Ciencias Médicas de La Habana
Cuba
Gabriel Orlando González Herrera
gabbogh@gmail.com
Universidad de Ciencias Médicas de La Habana
Cuba
Javier Alexander Enamorado Giraldo
Jenamorado90@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-1828-7674
Universidad del Sinú Colombia
Daniel Augusto Buendia Gomez
danielbuendiagomez@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-0313-8588
Investigador Independiente
Adriana Gabriela Álvarez
gabyalvarez-1234@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0002-6220-2751
Universidad de Caldas Colombia
RESUMEN
Las alteraciones arteriovenosas son definidas como el conjunto de ramas arteriales o aferentes, nido y
venas que presentan anormalidades como conglomerados, paredes irregulares, escleróticas, y el tejido
cerebral se encuentra ausente entre sí. La aparición de una malformación arteriovenosa cerebral después
de los 60 años de edad es poco frecuente. Entre sus diferentes manifestaciones clínicas, la que genera
mayor preocupación es la hemorragia, por esta razón, y para disminuir el riesgo de muerte el
neurorradiólogo intervencionista, el neurocirujano y el anestesiólogo trabajan juntos para dar un
tratamiento seguro al paciente con este tipo de lesión. En el presente artículo, se resalta la importancia
del intervencionismo radiológico en las malformaciones arteriovenosas cerebrales.
Palabras Claves : radiología, malformaciones arteriovenosas, intervencionismo, mav
1
Autor Principal
Correspondencia: nuryguevara1111@gmail.com
pág. 6741
Intervencionismo Radiológico En Malformaciones Arteriovenosas
Cerebrales
ABSTRACT
Arteriovenous malformations (AVMs) are defined as clusters of abnormal arteries, nidus, and veins
with irregular, sclerotic walls, lacking normal brain tissue between them. The occurrence of cerebral
arteriovenous malformations after the age of 60 is uncommon. Among its various clinical
manifestations, the most concerning is hemorrhage. Therefore, interventional neuroradiologists,
neurosurgeons, and anesthesiologists collaborate to safely treat patients with this type of lesion and
reduce the risk of death. This article emphasizes the importance of radiological intervention in cerebral
arteriovenous malformations.
Keywords: radiology, arteriovenous malformations, interventional radiology, avm
Artículo recibido 20 mayo 2024
Aceptado para publicación: 22 junio 2024
pág. 6742
INTRODUCCIÓN
Las malformaciones arteriovenosas cerebrales son lesiones complejas que requieren tratamiento
multidisciplinario. Es definida por múltiples autores como el conjunto de ramas arteriales o aferentes,
nido y venas de drenaje, que desde el punto de vista anatomopatológico, se presentan anormalmente
conglomerados con paredes irregulares, escleróticas, sin tejido cerebral entre ni una red capilar normal
como se observa en la figura 1 (1) (2).
Figura 1. Esquema de una MAV
1. Arteria aferente terminal 2. Arteria aferente de tránsito con participación. 3. Aneurisma de dujo.4. Nido de la MAM
(plexiforme, multicompartimental 5. Vena artenalizace. 6. Pseudoaneurisma venoso. Tomado de: Gerardo lópez flores y col.
Las malformaciones arteriovenosas cerebrales suelen tener una localización en zonas cerca o
propiamente en la circulación limítrofe con aferencias provenientes de ramas distales de las arterias
cerebelosas o cerebrales y se distribuyen por igual tanto en el hemisferio derecho como en el izquierdo
(3). Aproximadamente 90% de las malformaciones arteriovenosas cerebrales son supratentoriales, 10%
infratentoriales, y en general 15% son profundas y engloban a los ganglios basales, tálamo, tallo cerebral
o intraventriculares, adicional a ello, datos en la literatura reportan que existen pacientes que pueden
tener una combinación de estos, sin embargo es demasiado raro (4). En su etiología es importante
entender que tanto los factores genéticos como los epigenéticos determinan la identidad de las células
endoteliales en una arteria, una vena o bien un capilar. Las causas del desarrollo de MAV en el cerebro
humano aún son difíciles de determinar. Sin embargo, se especula ampliamente que las fuerzas
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hemodinámicas alteradas en la unión de una arteria y una vena podrían provocar el desarrollo de MAV
y las fuerzas hemodinámicas pueden ser el regulador epigenético crítico para decidir el destino endotelial
(5). La MAV es una anomalía vascular de alto flujo y los cambios hemodinámicos del flujo cerebral
tienen un papel importante en la fisiopatología de la MAV, que incluye hemorragia, isquemia y
convulsiones (6). Dos parámetros hemodinámicos importantes, como la presión arterial y el esfuerzo
cortante de la pared, inducen la remodelación vascular. Se ha descrito que la inmensa tensión de corte
de la pared y la tensión circunferencial en las MAV que se alimentan activan cambios endoteliales, lo
que da como resultado una mayor expresión de factores como la metaloproteasa de matriz 9, el factor
de crecimiento derivado de plaquetas y el VEGF que eventualmente inducen la remodelación vascular
en humanos como se observa en la figura 2 (7).
Figura 2. Esquema sobre desarrollo del MAV
A) Representación esquemática de cómo las fuerzas hemodinámicas aberrantes causan una derivación
arteriovenosa alterada y luego se desarrolla en una MAV. B) Las fuerzas sanguíneas alteradas pueden
dar lugar a un paisaje epigenético aberrante con posibilidad de hipo o hiper metilaciones del ADN y
alteraciones de diversas modificaciones de histonas y provocar MAV.
Por lo general, las malformaciones arteriovenosas cerebrales se vuelven sintomáticas entre la segunda y
la cuarta décadas de la vida, aunque no son raras como manifestación de ictus hemorrágico en la niñez
(8). La aparición de una malformación arteriovenosa cerebral después de los 60 años de edad es poco
frecuente. Entre sus diferentes manifestaciones clínicas, la que genera mayor preocupación es la
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hemorragia. El 50% de ellas puede iniciar con sangrado que puede ser intracerebral, intraventricular,
sub aracnoideo, o cualquier combinación. La mortalidad que ocasiona la rotura de una malformación
arteriovenosa cerebral es de aproximadamente el 10% en el primer episodio de sangrado (9). La
probabilidad de resangrado es particularmente alta en el primer y el segundo año; dependiendo de la
edad del paciente, varía de 5.8 a 53%, posteriormente disminuye hasta estabilizarse en 2 a 4% anual.
Para clasificarlas, se utiliza el sistema para las malformaciones arteriovenosas cerebrales propuesto por
Robert F Spetzler y Neil Martin en 1986 , el el cual se valora el diámetro mayor, el tipo de drenaje
venoso y la elocuencia del tejido cerebral donde se encuentra la lesión (tabla 1) (10).
Tabla 1. Clasificación de Spetzler-Martin para malformaciones arteriovenosas cerebrales
Tomado de: . Spetzler RF, Martin NA. A proposed grading system for arteriovenous malformations. J Neurosurg 1986;65:476-
83.
La radiología intervencionista comprende los procedimientos que, apoyándose con equipos de imagen,
se realizan con fines terapéuticos, dentro del área vascular existieron varias técnicas que se utilizaron en
el pasado y que son precursoras de las actuales, en el caso del paciente con MAV cerebral, la decisión
de dar o no tratamiento depende de su localización y de la extensión del posible déficit. El manejo de
las MAVs cerebrales ha sido tremendamente facilitado por el abordaje en equipo (11). El
neurorradiólogo intervencionista, el neurocirujano y el anestesiólogo trabajan juntos para dar un
tratamiento seguro al paciente con este tipo de lesión, por esta razón, en el presente artículo, se resaltará
la importancia del intervencionismo radiológico en las malformaciones arteriovenosas cerebrales.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se realizó una búsqueda bibliográfica detallada de información publicada más relevante en las bases de
datos pubmed, scielo , medline, bibliotecas nacionales e internacionales especializadas en los temas
tratados en el presente artículo de revisión. Se utilizaron los siguientes descriptores: Radiología,
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Malformaciones arteriovenosas, Intervencionismo, MAV. La búsqueda de artículos se realizó en
español e inglés, se limitó por año de publicación y se utilizaron estudios publicados desde 1986 a la
actualidad.
RESULTADOS
Al ser las malformaciones arteriovenosas cerebrales lesiones tan complejas, es necesaria la
implementación de técnicas radiológicas intervencionistas que tienen como objetivo principal la
obliteración de las mismas.
Olarte y colaboradores (2020) presentan el caso de un paciente de 66 años, con antecedentes de
cardiopatía isquémica y portador de cinco stents, quien acudió a Urgencias tras haber sufrido un síncope
precedido de cefalea, náuseas y vómitos. El paciente fue sometido a diversas pruebas de imagen: una
tomografía axial computarizada (TAC) craneal mostró una hemorragia tetraventricular (intraventricular
y subependimaria) con discreta hidrocefalia; un angioTAC cerebral reveló una malformación
arteriovenosa (MAV) relacionada con el suelo del III ventrículo y con las venas cerebrales internas, con
aferencias de las arterias cerebrales posteriores y el tronco basilar; y una arteriografía cerebral confirmó
la MAV profunda en el mesencéfalo con drenaje venoso único a la vena de Galeno y aferencias arteriales
de ramas perforantes de ambas arterias cerebrales posteriores, no tratable mediante embolización
endovascular.
Se concluyó que se trataba de una MAV en el mesencéfalo, grado III según la escala de Spetzler-Martin,
que había debutado con una hemorragia. El paciente fue trasladado a la unidad de Cuidados Intensivos
para vigilancia. A las pocas horas, presentó una disminución del nivel de consciencia. Tras descartarse
un resangrado, se le colocó un drenaje ventricular externo, mejorando su estado clínica y
radiológicamente.
Una vez estabilizado, el paciente fue trasladado a la planta hospitalaria bajo el cuidado del servicio de
Neurocirugía, donde se recuperó totalmente y fue dado de alta sin déficits sensitivos y motores. Se
descartó la cirugía de la MAV y la embolización endovascular, optándose por la radiocirugía como
tratamiento.
Previo al tratamiento de radiocirugía, se realizó una angio-resonancia magnética nuclear (RM), un
angioTAC y una arteriografía cerebral, siendo esta última útil para delimitar el nido de la malformación.
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Se administró una dosis única de 15 Gy de radiocirugía. El paciente se mantuvo asintomático, sin
presentar toxicidad aguda ni tardía.
Una semana después de la radiocirugía, el paciente presentó una sordera súbita del 65% en el oído
izquierdo. Una RM cerebral mostró una posible neuritis del VIII par craneal izquierdo, que se resolvió
completamente tras recibir cuatro inyecciones intratimpánicas de corticoides. Esta neuritis fue incidental
y no relacionada con el tratamiento de radiocirugía. (12)
En su serie de casos, Lemme y colaboradores presentan 3 pacientes en los cuales se desarrollaron
técnicas terapéuticas para el tratamiento de malformaciones arteriovenosas cerebrales que no tenían
indicaciones quirúrgicas. El primer caso es de una paciente de 25 años, con antecedentes juveniles de
cefaleas, que presentó dos episodios de cefaleas intensas tras un embarazo al realizar esfuerzos bruscos.
Fue estudiada mediante PAC y TC, descubriéndose una MAV de mediano volumen localizada en la
ínsula derecha. La malformación tenía alta velocidad de flujo, con aferencias originadas en la
trifurcación silviana y drenajes corticales hacia el seno longitudinal superior y el seno lateral derecho.
Se le realizaron estudios y embolizaciones mediante cateterismo ultraselectivo en dos aferencias
rolándicas, logrando una reducción del 50% del nido angiomatoso y una significativa reducción del
tiempo, observándose una mayor oclusión de la malformación por trombosis progresiva.
En otro caso, un paciente de 37 años, sin antecedentes de importancia, presentó cefaleas intensas y fue
estudiado mediante TC y PAC. Los exámenes evidenciaron una MAV gigante en la región parietal
izquierda, en el territorio de confluencia de las arterias cerebrales anterior y media, con drenajes a
sistemas venosos superficial y profundo. Intentaron realizar un cateterismo ultraselectivo con
microcatéter balón desde vía femoral, pero fracasaron debido a una estenosis en la trifurcación silviana.
Entonces, se decidió realizar una embolización intraarterial a cielo abierto. Bajo neuroleptoanalgesia e
infiltración anestésica troncular en el cuero cabelludo, se realizó una craneotomía osteoplástica parietal
izquierda, y se colocaron clips y ligaduras transitorias en la primera arteria para luego cateterizar con un
tubo de Silastic 2 French. Se realizaron angiografías de control y test de Amytal, inyectándose 0,8 ml
de solución de IBCA, logrando una oclusión parcial de la MAV. Se repitió el procedimiento con la otra
aferencia silviana, logrando la repleción completa del lecho angiomatoso irrigado por la arteria cerebral
media. El paciente toleró el procedimiento sin complicaciones ni secuelas neurológicas. En el PAC de
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control se comprobó una embolización del 75% del nido angiomatoso, quedando pendiente tratar las
aferencias pericallosas restantes antes de la exéresis quirúrgica completa de la MAV ya trombosada.
Finalmente, una paciente de 10 años con antecedentes de cefaleas, vómitos en chorro y hemiparesia
progresiva fue estudiada, revelándose una MAV gigante profunda en el hemisferio derecho. Las
múltiples aferencias se originaban en ramas perforantes de ganglios basales y el drenaje venoso
desembocaba en el sistema venoso profundo. En una primera sesión, se realizó un estudio supraselectivo
mediante microcatéter con balón de goteo calibrado, estudiándose las aferencias del angioma originadas
en los segmentos M1 de la arteria cerebral media y A1 de la arteria cerebral anterior, sin encontrar
ninguna de calibre suficiente para una embolización con IBCA. Se decidió efectuar embolizaciones con
microesferas de Silastic calibradas a flujo libre en suspensión de contraste. Para evitar embolizaciones
accidentales en territorios normales, se colocó un microcatéter con balón en la trifurcación silviana,
logrando canalizar el flujo de contraste con microesferas hacia el nido de la malformación. El control
angiográfico final evidenció una notable reducción de la malformación y una normalización de la
hemodinamia intracraneana, con llenado de vasos normales previamente ausentes debido al "robo"
hemodinámico de la MAV. La paciente toleró el procedimiento sin secuelas ni complicaciones, siendo
dada de alta para su control ulterior. (13)
Ahora bien, estas son técnicas que corresponden a décadas anteriores, por lo que en la actualidad existen
técnicas más avanzadas e innovadoras que permiten la resolución de este tipo de malformaciones.
Por su parte, en su estudio observacional y descriptivo publicado en 2018 por Herdoiza y colaboradores
sobre pacientes con diagnóstico de malformaciones arteriovenosas cerebral que fueron sometidos a
intervención radiológica, durante el período de enero 2016 a diciembre 2017, en el Hospital de
Especialidades Carlos Andrade Marín, hallaron 21 casos que acudieron al servicio de intervencionismo
radiológico con diagnóstico o sospecha de malformación arteriovenosa cerebral. De estos, 4 casos
fueron excluidos, quedando una muestra final de 17 casos. Del total, el 53% fueron hombres. La media
de edad de los hombres fue de 42,8 años (DE 11,79 años), mientras que la media de edad de las mujeres
fue de 34 años (DE 20,25 años). La media general de edad fue de 38,71 años (DE 16,43 años).
pág. 6748
El tamaño promedio de las malformaciones fue de 39,6 mm (DE 24,5 mm), y la media global del tamaño
de las malformaciones sometidas a embolización endovascular fue de 39,5 mm (DE 24,5 mm). El 52,9%
de los casos sometidos a embolización tenían antecedentes de hemorragia intracraneal previa.
En todos los casos se utilizó alcohol copolímero de etileno-vinilo (ONIX-18), con una estancia
hospitalaria de entre 5 a 7 días, incluyendo la estancia en cuidados intensivos. Las MAV con una escala
Spetzler-Martin mayor a 3 necesitaron más de una sesión de embolización. El 35,3% de los casos
alcanzó una reducción del volumen de la MAV del 70% o superior después de las sesiones de
embolización. De manera global, el porcentaje promedio de obliteración de todas las MAV fue del
61,5%, y el 11,7% de los casos alcanzó una embolización total del 100% del volumen de la MAV. (14)
DISCUSIÓN
Como se evidencia en los resultados obtenidos, en los últimos años se realizaban técnicas radiológicas
intervencionistas que buscaban realizar el diagnóstico de las malformaciones arteriovenosas cerebrales,
sin embargo, Se ha avanzado significativamente en el diagnóstico gracias al desarrollo de nuevas
técnicas de imagen, la radiología intervencionista y la radiocirugía. Estas tecnologías permiten, en
centros altamente desarrollados, no solo confirmar el diagnóstico, sino también lograr la curación. (15)
En su serie retrospectiva de casos de 57 pacientes que se dividió en 2 grupos (uno de radiocirugía y otro
de tratamiento endovascular) Perez observó que ambos grupos eran comparables en cuanto a sus
características demográficas. Sin embargo, en el grupo de radiocirugía, la presentación con clínica
epiléptica fue más frecuente que en el grupo de tratamiento endovascular (p=0,05). En cuanto a las
características angio arquitectónicas, la presencia de drenaje venoso profundo, un mayor volumen del
nido, el aporte a través de lenticuloestriadas y la localización elocuente fueron más frecuentes en el
grupo de radiocirugía (p=0,038, p=0,000, p=0,004 y p=0,009, respectivamente). Los pacientes
sometidos a tratamiento endovascular necesitaron más frecuentemente asistencia quirúrgica para
resolver complicaciones (p=0,005). Las complicaciones fueron más comunes en el grupo de
embolización (p=0,05), incluyendo la aparición o empeoramiento de crisis comiciales y complicaciones
hemorrágicas (p=0,019 y p=0,007, respectivamente). No se encontraron diferencias significativas en las
tasas de oclusión entre ambos tratamientos ni en el tiempo hasta la oclusión completa de la malformación
(p=0,184 y p=0,326, respectivamente).
pág. 6749
Las regresiones logísticas mostraron que el aporte elocuente (OR de 4,99, IC95%: 0,904-27,66;
p=0,047) y el tratamiento con embolización (OR 0,142, IC95%: 0,021-0,983; p=0,037) fueron variables
independientes de riesgo hemorrágico. La localización elocuente (OR indeterminado, CI95% 0,000-.;
p= 0,002) y el aporte elocuente (OR 0,084, CI95%: 0,010-0,737, p=0,005) se identificaron como factores
predictivos de un resultado clínico desfavorable, mientras que la presencia de drenaje venoso superficial
se identificó como una variable protectora (OR: 0,061, CI95%: 0,006-0,653, p=0,006). (16)
Por otra parte Zwanzger y colaboradores realizaron un análisis retrospectivo de una base de datos
prospectiva, abarcando pacientes con sangrado intracraneal debido a una MAV cerebral desde enero de
2007 hasta diciembre de 2012. Se revisaron variables radiológicas, incluyendo características de la
malformación como tamaño, localización, presencia de drenaje venoso profundo, afectación de un área
elocuente y presencia de aneurismas relacionados. La angio-TC mostró una alta precisión en la
clasificación de casos de MAV menores de 3 cm, con una tasa de acierto del 93,75% (15 de 16 casos).
Demostró una sensibilidad del 100% en la detección de MAV con drenaje venoso profundo y localizadas
en áreas elocuentes. En cuanto a la presencia de aneurismas asociados a las MAV, detectó dicha
condición en 13 de 15 pacientes en general (sensibilidad del 86,6%). Específicamente, identificó
aneurismas intranidales en 7 de 9 casos (sensibilidad del 77,78%) y aneurismas de flujo en 6 de 9 casos
(sensibilidad del 66,67%). (17)
A su vez, la radiología intervencionista es útil en el caso de aneurismas secundarias a malformaciones
arteriovenosas. Nicolas y colaboradores presentan el caso de una mujer de 51 años sin historial médico
o quirúrgico previo, que había experimentado cefaleas holocraneanas pulsátiles de moderada intensidad
durante los últimos 30 años, controladas con antiinflamatorios no esteroideos. Durante el estudio de una
masa cervical incidental, se descubrió un cortocircuito arteriovenoso en la región parieto occipital
medial izquierda, lo que la llevó a ser referida al servicio de neurocirugía. Se confir mediante
angiografía una malformación arteriovenosa de 33 × 26 × 32 mm, recibiendo suministro sanguíneo de
las arterias cerebral media izquierda y cerebral posterior homolateral, con drenaje venoso hacia el seno
sagital superior y el seno transverso, clasificada como grado III según la escala de Spetzler-Martin. Se
identificaron aneurismas proximales en la arteria cerebral media izquierda, con medidas de 3.1 × 2 × 3.3
mm y 5.7 × 6.2 × 7 mm en la bifurcación de la misma arteria.
pág. 6750
Inicialmente se intentó la embolización de los aneurismas proximales, pero debido a la compresión de
la arteria temporal posterior durante el procedimiento endovascular, se retiró el material cohesivo y se
concluyó de manera incompleta. Posteriormente, se procedió a embolizar la malformación arteriovenosa
a través de la arteria occipital izquierda, logrando una embolización del 90%. En una segunda
intervención quirúrgica mediante un abordaje pterional izquierdo, se realizó el clipaje del aneurisma
más grande, monitorizando continuamente las velocidades de flujo sanguíneo con Doppler transcraneal.
La paciente no presentó complicaciones durante el procedimiento y su recuperación fue adecuada. Se
programó una craneotomía seis meses después para la resección completa de las malformaciones
arteriovenosas cerebrales, la cual se llevó a cabo sin complicaciones significativas, con mínima
hemorragia y buena recuperación neurológica. (18)
Finalmente, el tratamiento de las malformaciones arteriovenosas cerebrales (MAV) en áreas elocuentes
es un verdadero desafío, tanto en cirugía como en radiología intervencionista. Esto se debe al alto riesgo
de complicaciones y mortalidad asociado con estos procedimientos, así como a la impredecible
evolución de la malformación (19) sin embargo, la embolización percutánea es la técnica de radiología
intervencionista más utilizada en estos casos. (20)
CONCLUSIÓN
La radiología intervencionista comprende los procedimientos que, apoyándose con equipos de imagen,
se realizan con fines terapéuticos. Dentro de las diferentes técnicas de imagen , el angioTAC y la
angiografía han sido de suma importancia para el diagnóstico de malformaciones arteriovenosas
cerebrales sobre todo en pacientes con antecedentes de cardiopatía, portadores de stent y alguna
alteración neurológica. Actualmente el uso de la radiología intervencionista gracias al desarrollo de
nuevas técnicas de imagen, y de la mano con la radiocirugía se ha convertido no solo en un método
confirmatorio del diagnóstico, sino también en uno de los mejores medios para lograr la curación , la
técnica más utilizada según la literatura y que ha tenido mejores resultados tanto en diagnóstico como
terapia es la angiografía.
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