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INTRODUCCIÓN
La lumbalgia se describe como el dolor o molestia en la región lumbar, situada entre el borde inferior
de las costillas y el pliegue inferior de los glúteos. Este malestar puede o no extenderse a una o ambas
piernas, y puede afectar estructuras óseas, musculares y ligamentarias. Además, la lumbalgia puede
presentarse con distintos grados de limitación funcional, dificultando las actividades cotidianas
(Delgado – Montaño et al., 2023; Rusch et al., 2022).
La lumbalgia es uno de los principales problemas de salud debido a su alta frecuencia, impacto
significativo y repercusiones socioeconómicas. Provoca discapacidad que puede afectar las actividades
cotidianas, genera ausentismo laboral, reduce la calidad de vida y aumenta los costos de atención médica
para quienes la sufren (Instituto Mexicano del Seguro Social, IMSS, 2023). A nivel global, entre el 70%
y el 85% de las personas experimentarán lumbalgia en algún momento de sus vidas, siendo más común
entre adultos de 35 a 55 años. Específicamente, la prevalencia del dolor lumbar aumenta con la edad,
con tasas del 1% al 6% en niños de 7 a 10 años, 18% en adolescentes, y una prevalencia máxima que
oscila entre el 28% y el 42% en personas entre 40 años y 69 años (Delgado – Montaño et al., 2023;
Knezevic, 2021; Rusch et al., 2022).
La mayoría de los dolores lumbares, ya sean agudos o crónicos, se originan debido a alteraciones en
varias estructuras de la columna vertebral, tales como los ligamentos, músculos, discos intervertebrales
y vértebras. Estas alteraciones pueden ser provocadas por múltiples factores, incluidos traumatismos,
esfuerzos excesivos, posturas incorrectas, debilitamiento muscular o sobrecarga mecánica. No obstante,
el dato más significativo sobre su etiología es que el 85% de los casos de dolor lumbar se atribuyen a
causas inespecíficas (Manchi et al., 2019).
Los estudiantes universitarios a menudo permanecen en la misma posición durante largos periodos, lo
que puede provocar problemas posturales y dolores localizados. Aunque su primera opción para aliviar
estos dolores suele ser el uso de antiinflamatorios no esteroides (AINES), existen soluciones más
sencillas y efectivas, como mejorar la ergonomía y acudir a fisioterapia (Cervantes et al., 2019; Santos
y Coutinho, 2022).
Ahora bien, se ha observado en estudiantes pertenecientes a la Licenciatura en Terapia Física de la
Universidad Politécnica de Amozoc, Pue.; presentan dolor lumbar el cual se caracteriza por tensión