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Factores culturales, sociales y económicos, afectan de forma directa el comportamiento del
adolescente, mismo que se adapta a las necesidades del medio, ocasionando cierto grado de
inseguridad y propiciando ocasionalmente pensamientos suicidas en los jóvenes, que,
inicialmente no son un grave problema, pues la mayor parte de adolescentes lo experimentan por
cortos periodos de tiempo. Pese a ello, estos pensamientos se tornan peligrosos cuando se
profundizan y van acompañados por problemas familiares, educativos y afectivos, pues las
consecuencias pueden ser fatales (Cortés et al, 2021).
Una investigación llevada a cabo por el Instituto de Medicina de Stanford (2022), determinó que
existe una relación marcada entre el suicidio consumado y sus intentos, es decir que 1 de cada 25
intentos de suicidio desencadenan en muerte, elevando la cifra en menores de edad.
Desde la perspectiva de Sulleiro et al (2021), es importante considerar que, independientemente
de las causas que llevan a cometer actos suicidas, el adolescente debe ser evaluado
minuciosamente a través de profesionales médicos y psicólogos que permitan determinar su
condición de salud tanto física como mental, evaluar si la terapia está siendo efectiva, así como,
valorar su progreso y recuperación hasta que este se encuentre psiquiátricamente estable.
Incidencia del suicidio adolescente en América Latina
Investigaciones llevadas a cabo por la OMS (2021), han posicionado al suicidio adolescente como
la cuarta causa de muerte a nivel mundial, teniendo un mayor impacto en jóvenes del género
masculino y acabando con la vida de miles de ellos alrededor del mundo.
Para UNICEF (2019), es claro que el suicidio no distingue edad, género, condición social, nivel
de estudios o zona geográfica, pues nadie está libre de este problema, sin embargo, los estudios
realizados a nivel social demuestran que existe mayor incidencia en jóvenes que cursan la
educación media y superior, cuyo comportamiento es ambivalente, pues no todos buscan la
muerte, sino, es más bien un llamado de atención acerca de sus problemas a nivel psicológico y
afectivo, pues no quieren morir, solo desean dejar de sufrir.
De acuerdo a la OMS (2022), en las Américas, durante el año 2019 se reportaron alrededor de
93.737 muertes por suicidio, con una tasa de mortalidad de 14,2 por 100.000 hombres y de 4,1
por 100.000 mujeres, siendo los jóvenes de entre 10 y 19 años quienes reflejaron el 4.6% de