pág. 9464
DETERMINANTES ESTRUCTURALES
DE LA SALUD Y SU RELACIÓN
CON LA PREVENCIÓN DEL VIH
STRUCTURAL DETERMINANTS OF HEALTH AND
THEIR RELATIONSHIP WITH HIV PREVENTION
Jesús Yael Meléndez Salazar
Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios No. 253, México
Rodrigo Barahona Córdova
Investigador independiente, México
Jareth Joel Loeza Martínez
Investigador independiente, México
Gustavo René García Vargas
Universidad Autónoma Estado de Quintana Roo, México
pág. 9465
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i3.12098
Determinantes Estructurales de la Salud y su Relación con la Prevención
del VIH
Jesús Yael Meléndez Salazar1
qc.melendez.salazar@gmail.com
https://orcid.org/0009-0008-6287-5538
Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y
de Servicios No. 253
México
Rodrigo Barahona Córdova
rodrigobarahona1@icloud.com
https://orcid.org/0009-0008-8657-6532
Investigador Independiente
México
Jareth Joel Loeza Martínez
jarethloeza0@gmail.com
https://orcid.org/0009-0008-3626-1137
Investigador Independiente
México
Gustavo René García Vargas
gustavo.garcia@uqroo.edu.mx
https://orcid.org/0000-0002-1035-9194
División de Ciencias de la Salud
Universidad Autónoma
Estado de Quintana Roo
México
RESUMEN
La trasmisión sexual por VIH sigue siendo un serio problema de salud pública a nivel mundial. En
México la población mas afectada son los jóvenes de entre 20 y 29 años, siendo la adolescencia un etapa
clave para promoción de comportamientos saludables. El objetivo de este estudio fue identificar la
relación de los Determinantes Estructurales de la Salud (género, nivel socioeconómico y educación) y
el nivel de conocimientos sobre el VIH en un muestra de estudiantes de bachillerato de la Cd. de
Chetumal en Quintana Roo, México. Los resultados mostraron que a mayor nivel socioeconomico y
mayor nivel educativo, mayor es el conocimiento que los participantes tuvieron sobre la prevención y
formas de trasmisión del VIH. Se discute la importancia de abordar estos elementos que generan
inequidad a fin de garantizar las mismas oportunidades para abordar y prevenir el VIH.
Palabras clave: prevención, conocimiento, vih, adolescencia, salud sexual
1
Autor principal.
Correspondencia: qc.melendez.salazar@gmail.com
pág. 9466
Structural Determinants of Health and Their Relationship with HIV
Prevention
ABSTRACT
Sexual transmission of HIV remains a serious public health issue worldwide. In Mexico, young people
between the ages of 20 and 29 are the most affected, making adolescence a critical stage for promoting
healthy behaviors. The objective of this study was to identify the relationship between Structural
Determinants of Health (such as gender, socioeconomic status, and education) and the level of
knowledge about HIV in a sample of high school students in the city of Chetumal, Quintana Roo,
Mexico. The results showed that higher socioeconomic status and higher educational level were
associated with greater knowledge among participants regarding HIV prevention and transmission
methods. The importance of addressing these elements that create inequity is discussed to ensure equal
opportunities to address and prevent HIV.
Keywords: prevention, knowledge, hiv, adolescence, sexual health
Artículo recibido 23 mayo 2024
Aceptado para publicación: 25 junio 2024
pág. 9467
INTRODUCCIÓN
A más de 40 años del descubrimiento del SIDA como entidad clínica, la infección por el Virus de la
Inmunodeficiencia Humana (VIH) sigue siendo un problema de salud pública a nivel mundial. A pesar
de los avances en la prevención y tratamiento, el VIH sigue afectando a millones de personas. Según el
Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA, 2023), en 2022 había
aproximadamente 39 millones de personas viviendo con VIH en el mundo, de las cuales 1,3 millones
correspondían a casos nuevos. Las regiones más afectadas incluyen África subsahariana, donde se
concentra la mayoría de los casos, pero también hay preocupaciones crecientes en Asia, Europa del Este
y América Latina.
En la región de América Latina el número de personas con VIH ascendía a 2.2 millones, con 110 000
nuevas infecciones registradas en 2022 (ONUSIDA, 2023). En México, entre 1983 y 2023, se han
acumulado un total de 369,626 casos, de los cuales 16,941 fueron reportados en 2022. A nivel nacional,
Quintana Roo ha sido el Estado mexicano con mayor incidencia de casos por VIH durante los últimos
5 años, siendo los grupos etarios más afectados los grupos entre 20 y 24 años y 25 y 29 años, con un
incremento de alrededor del 10% y 17% respectivamente con respecto al grupo etario anterior (jóvenes
adolescentes de entre 15 y19 años), siendo la vía sexual la principal forma de transmisión (Sistema de
Vigilancia Epidemiológica de VIH, 2019-2023).
Lo adolescencia, etapa de desarrollo humano comprendida entre los 10 y 19 años, suele ser considerada
como una período de alta vulnerabilidad frente a la infección por VIH debido factores de riesgo como
el inicio temprano de la vida sexual (Dine, Bamodu y Ntaganira, 2023; De la Vara-Salazar, Villalobos,
Hubert, y Suárez-López, 2023), el uso incorrecto del preservativo (Bossonario et al., 2022; Ezelote et
al., 2024), las múltiples parejas sexuales simultaneas o concurrentes (Gayet, Juárez, Pedraza, Caballero,
y Bozon, 2011, Paul et al., 2024 ) y el consumo del alcohol y las drogas a temprana edad (Cain et al.,
2023; Lewis et al., 2023). En este sentido la adolescencia es una etapa crucial para adquirir
conocimientos y desarrollar habilidades que les permitan a los jóvenes enfrentar diversos retos de la
vida (Dahl, Allen, Wilbrecht, y Ballonoff, 2018). El acceso a información correcta y oportuna sobre el
VIH y sus principales formas de transmisión permite a los adolescentes tomar decisiones informadas
pág. 9468
sobre su salud sexual, evitar comportamientos de riesgo, buscar atención médica cuando sea necesario
y favorecer la prevención de la transmsión sexual del VIH.
El conocimiento es un componente esencial para la prevención de la transmisión sexual del VIH. En
1986, con la promulgación de la Carta de Ottawa por la Organización Mundial de la Salud (OMS) se
estableció que la promoción de la salud es un proceso cuyo objetivo principal es proporcionar a las
personas los medios necesarios para el cuidado de su salud; desde entonces, la educación y el
conocimiento se establecieron como requisitos base para alcanzar este objetivo. En la prevención del
SIDA, estos elementos fueron contemplados como puntos clave para su erradicación toda vez que un
concepto o idea errónea sobre las vías de transmisión y métodos de protección de este agente daría lugar
a comportamientos de riesgo. De esta manera, la promoción de comportamientos saludables mediante
la educación y sensibilización son elementos clave que ofrecen herramientas, valores y actitudes que
limitan la transmisión del virus (Estrada, 2007; Díaz-Montes, Cantillo-Uribe, García-Vergara, Martínez-
Marenco, y Vega-Recuero, 2014).
Uno de los principios enmarcados en la Constitución de la Organización Mundial de la Salud para
generar condiciones de equidad social en el ámbito sanitario, hace énfasis en la necesidad de encaminar
esfuerzos dedicados no solo en la reducción de las enfermedades, sino también en atender sus causas
subyacentes; en tanto, la oportunidad de gozar de una buena salud guarda una relación estrecha con las
condiciones en las que las personas nacen, crecen, aprenden, viven, trabajan y envejecen. Dichas
condiciones denominadas Determinantes Sociales de Salud (DSS) son elementos personales, sociales,
económicos y ambientales que impactan en la salud de individuos y poblaciones. Algunos de estos
elementos, tales como el género, el nivel socioeconómico y el nivel educativo, generan estratificación
social, en tal caso se denominan Determinantes Estructurales de Salud (DES) (Liscano y Estrada, 2015;
OMS, 2021).
Diversos estudios han analizado la relación que tienen los DES con el conocimiento sobre el VIH, en
cuanto a género (Fuster-Ruiz de apodaca, de Benito, Poveda, Rohlfs, y Sampedro, 2018; Zhang et al,
2018; Brito-Roby, Jiménez-Brito, Sinche-Rivera, y Angulo-Rosero, 2019), nivel socioeconómico
(Gutiérrez y Trossero, 2021; Chijere-Chirwa, 2020; Lizcano y Estrada, 2015), y educativo (Osorio,
Ocampo y Pineda, 2018). Estos estudios destacan cómo los DES influyen de manera significativa en la
pág. 9469
comprensión y el manejo del VIH en distintas poblaciones, proporcionando información valiosa para el
desarrollo de políticas de salud pública y programas educativos enfocados en la prevención y el
tratamiento del VIH en contextos más equitativos mediante iniciativas de salud pública dirigidas a la
concientización sobre el VIH/sida.
Teniendo en cuenta que el conocimiento que tienen los adolescentes sobre el VIH actúa como un factor
protector contra la infección sexual por VIH, es importante identificar la relación que guardan los DES
género, nivel socioeconómico y educativo con la información sobre VIH que tiene una muestra de
jóvenes adolescente del Suereste Mexicano. Los resultados permitiran el desarrollo de programas de
intervención enfocados en aspectos específicos de comunidades altamente vulnerables.
METODOLOGÍA
Se realizó un estudio con enfoque cuantitativo, de diseño observacional, transversal y alcance
correlacional. Participaron 343 jóvenes de 15 (40.5%), 16 (49.2%) y 17 (19.2%) años. El tamaño de la
muestra se calculó utilizando la fórmula de tamaño muestral para poblaciones finitas con un nivel de
confianza del 95% y un margen de error del 5% de una población de 1216 estudiantes. El muestreo fue
no probabilístico mediante el método de bola de nieve, comenzando con los contactos cercanos a los
investigadores responsables del estudio. La convocatoria de participación se hizo por medio de la
aplicación de mensajería instantánea WhatsApp.
El instrumento para evaluar el nivel de información fue el cuestionario de Caballero-Hoyos y
Villaseñor-Sierra (2003), compuesto por 24 preguntas tomadas del Programa Global de SIDA de la
OMS. Las respuestas fueron de opción múltiple que puntuaban de 0 a 4 según el riesgo de transmisión
del VIH asociado a la opción elegida. A mayor puntuación, mayor era la cantidad de información
correcta sobre el VIH y su prevención. A este instrumento se añadieron cinco ítems que indagaban sobre
la opinión de los participantes respecto a la efectividad de los métodos anticonceptivos y de barrera para
prevenir el VIH (condón masculino, condón femenino, píldora anticonceptiva, dispositivo intrauterino
e implante subdérmico). Las opciones de respuesta de estos ítems fueron tipo Likert de "definitivamente
falso" a "definitivamente cierto".
Para conocer el nivel socioeconómico se utilizó la clasificación propuesta por la Asociación Mexicana
de Agencias de Inteligencia de Mercado y Opinión (AMAI) (2024), que organiza a los hogares
pág. 9470
mexicanos en siete niveles según su capacidad económica para satisfacer sus necesidades. Esta
clasificación se basa en factores como ingresos, educación, tipo de vivienda y acceso a bienes y
servicios (Ver Tabla 1).
Tabla 1. Niveles socioeconómicos propuestos por la AMAI (2024)
Niveles
Descripción
A/B
Hogares con alto poder adquisitivo, residentes en zonas exclusivas, con acceso a educación
privada y servicios como internet. El 78% de los jefes de familia tienen estudios
profesionales o de posgrado.
C+
Hogares con ingresos y educación superiores al promedio, viviendo en zonas cómodas con
acceso a educación pública de calidad. El 69% de los jefes de hogar tienen al menos
estudios de preparatoria.
C
Hogares con ingresos promedio establecidos en zonas urbanas o suburbanas y acceso a
educación pública, internet y tecnología básica. El 79% de los jefes de familia tienen un
nivel educativo básico.
C-
Hogares con ingresos y viviendas más limitados que los niveles superiores, acceso a
internet y tecnología básica. El 67% de los jefes de hogar tienen un nivel educativo básico.
D+
Hogares con ingresos y educación inferiores al promedio, acceso limitado a internet y
tecnología. El 76% de los jefes de familia tienen un nivel educativo básico.
D
Hogares con ingresos y educación inferiores al promedio, menor acceso a internet y
tecnología mínima, priorizando necesidades básicas. El 55% de los jefes de hogar tienen
un nivel educativo básico.
E
Hogares con los menores ingresos y educación, generalmente ubicados en zonas rurales sin
acceso a internet, ni vehículos. La mayoría de los ingresos se destinan a la alimentación y
solo un 3% a la educación.
La recolección de datos se realizó durante dos semanas. Los participantes accedieron al cuestionario
mediante un enlace compartido por la aplicación de mensajería instantánea WhatsApp, que los dirigía
a un cuestionario en línea implementado en la plataforma google forms. Al ingresar, se explicaba el
objetivo del estudio y se solicitaba el consentimiento informado, junto con el aviso de privacidad y
protección de datos. Al finalizar el cuestionario, los participantes enviaban sus respuestas y recibían un
mensaje de confirmación y agradecimiento por su participación. Las respuestas se almacenaron en una
base de datos en línea gestionada por el investigador principal.
pág. 9471
Para el análisis de datos se recurrió a la estadística descriptiva para evaluar el nivel de conocimiento
sobre el VIH y sus formas de transmisión y prevención. Para saber si existían diferencias
estadísticamente significativas entre los diferentes niveles de cada DES (i.e., genero, nivel
socioeconómico y educación), se utilizó la estadística inferencial mediante el uso de la prueba ANOVA
de una vía.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Considerando la alta incidencia de infección por VIH en el estado de Quintana Roo en los jóvenes
adolescentes y la importancia de la información sobre el VIH como factor protector para prevenir su
transmisión, este estudio indago en la relación que tiene el género, la educación y el nivel
socioeconómico como DES que subyacen a la adquisición de información confiable sobre la
transmisión del VIH y sus formas de prevención. Los resultados mostraron que a mayor nivel
socioeconómico, mayor nivel educativo y con formación en ciencias de la salud, mayor es la calidad de
la información que tienen los jóvenes sobre el VIH y sus formas de transmisión. Hombres y mujeres
reportaron tener niveles de información similares (ver Tabla 2).
Los resultados mostraron un nivel de información promedio de 81.51 puntos (DS = 13.02) de un
máximo de 116 puntos, con una puntuación mínima de 51 y una máxima de 110 puntos. La muestra
incluyó una proporción similar de hombres y mujeres. La mayoría de los participantes cursaban el
primer y segundo año de bachillerato y pertenecían al área de ciencias de la salud (Ver Tabla 2). Es
importante hacer notar que, de los 7 niveles socioeconómicos propuestos por la AMAE, en la muestra
solo se distinguieron 5 niveles, siendo el C+ el nivel socioeconómico más frecuente.
Tabla 2. Datos sociodemográficos y su relación con el nivel de información sobre VIH
Datos
demográficos
n
%
Nivel
información
promedio
Mediana
Moda
SD
Min
Max
Genero
161
46.9
80.45
81
70
13.10
53
109
182
53.1
82.45
82.5
72
12.93
51
110
Nivel
socioeconómico
65
19
85.95
87
98
13.22
58
110
82
23.9
83.42
84
70
12.62
53
109
72
21
80.30
81
88
13.27
53
104
78
22.7
78.83
77.50
63
11.79
57
104
46
13.4
78.19
75
75
13.33
51
105
pág. 9472
Nivel/Educativo
(Grado de
Bachillerato)
131
38.2
80.12
80
75
12.94
51
109
142
41.4
78.88
78
72
11.83
53
105
70
20.4
89.44
90.50
98
12.56
58
110
Área de
Formación
Académica
121
35.3
87.10
89
90
12.55
58
110
58
16.9
77.79
77
68
11.64
53
104
70
20.4
79.64
81
76
12.09
57
103
94
27.4
78
77
75
12.83
51
105
El análisis inferencial, mediante la prueba ANOVA de una vía, permitió identificar la existencia de
diferencias estadísticamente significativas tomando como referencia, el nivel educativo (año y área de
estudio) y el nivel socioeconómico. No se encontraron diferencias estadísticamente significativas en
cuanto al género (F(1-341)=2.013, p=.157).
Diversas investigaciones han puesto en evidencia que las mujeres a menudo se enfrentan a barreras
únicas relacionadas con las normas socioculturales y el acceso limitado a la educación, lo que puede
obstaculizar su conocimiento y comprensión del VIH (Brito et al, 2019; Fuster-Ruiz de apodaca, et al.,
2018). Sin embargo, los resultados de este estudio mostraron niveles de información similares entre
hombres y mujeres. En la literatura se reportan diferentes datos en cuanto a los conocimientos que
poseen hombres y mujeres en materia del VIH; por una parte se encuentran aquellos que tienen similitud
con este estudio (Zhang et al, 2018) y aquellos que contrastan demostrando que las mujeres tienen un
menor conocimiento (Brito et al, 2019). El contraste entre estos resultados puede ser explicado por el
contexto cultural e institucional (Gayet et al., 2011). La muestra evaluada consistio de un numero similar
de hombres y mujeres con un acceso equitativo a la educación, teniendo que, para ellos, el contexto
cultural fue propicio para la adquisición de conocimientos desde el punto de vista del género, no así
desde la perspectiva del NSE.
El NSE es otro DES ampliamente relacionado con los aspectos de salud; los participantes con el nivel
socioeconómico más alto (A/B) tenían un conocimiento significativamente mayor sobre el VIH que los
grupos C- (p = .010) y D (p = .015)(F(4-338)=4.181, p=.003). Sin embargo, no hubo diferencias
pág. 9473
significativas en el conocimiento sobre el VIH entre los niveles socioeconómicos C+, C, C-, y D (p =
.005). A este respecto, los personas de entornos con ingresos más bajos suelen tener un acceso
restringido a los recursos sanitarios y a las oportunidades educativas, lo que perpetúa un ciclo de
conocimientos insuficientes sobre la prevención y el tratamiento del VIH (Brito et al., 2019). Asimismo,
un alto NSE se relaciona con mejores niveles de información referente al VIH (Gutiérrez y Trossero,
2021; Chirwa, 2020; Liscano y Estrada, 2015). Los resultados obtenidos mostraron que a mayor nivel
socioeconómico, mayor conocimiento con respecto a los mecanismos de transmisión y los metodos de
prevención del VIH. America Latina y el Caribe es una región con caracterísiticas socioeconómicas
diversas que perpetuan la inequidad en el acceso a los servicios de salud y educación (Fuster-Ruiz de
apodaca, et al., 2018; Gutíerrez y Trossero, 2021).
En el ámbito de la educación, los resultados mostraron que el nivel educativo y el área de formación
favorecen mayores niveles información en los jóvenes adolescentes. Se pudo observar que el nivel de
conocimiento que tienen los alumnos de 3er año de bachillerato fue significativamente mayor al
conocimiento que tienen los alumnos de 1er (p=.001) y 2do año (p=.001). Asimismo, los participantes
de ciencias de la salud tuvieron mejores niveles de conocimiento (F(3-339)=13.009, p=.001), en
comparación con los participantes de otras áreas de formación: Económico Administrativas (p=.001),
Tecnologías de la Información y la Comunicación (p=.001) y Turismo (p=.001). Entre estas tres últimas
áreas de formación no se encontraron diferencias estadísticamente significativas en el nivel de
conocimiento sobre VIH que tienen los participantes (p>.05).
Los estudiantes de 3er año de bachillerato tuvieron mayor conocimiento sobre el VIH en comparación
con sus compañeros de 1º y 2°, lo cual puede ser atribuible a que su permanencia en el ámbito escolar
favoreció una mayor exposición a intervenciones educativas en favor del cuidado de su salud sexual.
Además, destacó dentro de este rubro que los estudiantes de ciencias de la salud tuvieron mayor nivel
de conocimiento sobre el VIH en comparación con las otras areas de formación académica, mostrando
congruencia con otros estudios que revelan que por la naturaleza de la disciplina los estudiantes de
ciencias de la salud tienden a adquirir un mayor conocimiento sobre las vias de transmisión, los
mecanismos de protección y a mostrar menores conductas sexuales de riesgo (Smith, La Place, Menn,
pág. 9474
M y Wilson, 2014; Badillo-Viloria, Mendoza-Sánchez, Barreto-Vásquez, y Díaz-Pérez, 2020;
Espíndola, Gerometta, Pinedo, Sotelo, y Villalba, 2021)
CONCLUSIONES
Los datos proporcionados en esta investigación permitieron establecer que a mayor educación y a mayor
nivel de ingresos, existe mayor información sobre el VIH. La interacción entre el género, el nivel
socioeconómico y la educación subraya la importancia de abordar estas DES a través de intervenciones
adaptadas que promuevan el acceso equitativo a la información y los recursos. Es importante reclalcar
que la reducción de la inequidad en el acceso a la información relacionada con la prevención y
trasmisión del VIH debe acompañarse de programas diseñados para garantizar que toda la población
sin importar el genero, nivel socioeconómico o educativo pueda acceder a mejores herramientas para el
cuidado de la salud sexual. Sólo reconociendo y abordando estas barreras socioestructurales podemos
reducir la brecha existente en la concienciación sobre el VIH/sida y fomentar iniciativas de salud pública
más integradoras.
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