pág. 10070
tarea que ejecuta, más bien, interesa que dicho alumno se mantenga ocupado y, a la vez, cuide la
limpieza y el orden del espacio de trabajo.
Si prestamos atención a estas prácticas escolares, es posible rastrear su origen en las categorías
productivas que impulsaron las comunidades monásticas medievales, estos hábitos de trabajo
serán los que, algunos siglos más tarde se implementarán en escuelas, fábricas, talleres, hospitales
y regimientos. Siguiendo la reflexión de Michel Foucault en Vigilar y castigar (2002), estas
rutinas de trabajo escolar se fundamentan en tres principios productivos: primero, establecer
ritmos de trabajo; segundo, obligar a la realización de ocupaciones específicas, y; tercero, regular
los ciclos y tiempos de ejecución (p. 137). En este marco reflexivo, es correcto indicar que las
metodologías de trabajo escolar actual se sustentan en los mismos fundamentos productivos que
se pensaron hace varios siglos. A fin de cuentas, este antecedente viene a cuestionar toda la
evolución que declara nuestro sistema educativo actual, pues pareciera que muchas de nuestras
metodologías de enseñanza siguen ancladas a épocas anteriores.
Entonces, parece correcto consignar que una parte importante de los principios metodológicos
que rigen el trabajo escolar actual, principalmente aquellos referentes a los aspectos disciplinantes
y productivos, no muestran ningún grado de evolución con el transcurrir del tiempo, más bien
estos fundamentos pedagógicos permanecen incólumes, pues repiten los mismos procedimientos
de aula que se ejecutan desde hace siglos. Para demostrar este conflicto del sistema escolar actual
es prudente remitir, siguiendo la reflexión de Foucault, un fragmento de un código de
ordenamiento de una Escuela Mutua de comienzos del siglo diecinueve. En esta cita es importante
atender cómo esta normativa enfatiza en la regulación del tiempo en el trabajo escolar:
Se propondrá para la escuela […] empleos del tiempo como el siguiente: 8 h
45 entrada del instructor, 8 h 52 llamada del instructor, 8 h 56 entrada de los
niños y oración, 9 h entrada en los bancos, 9 h 04 primera pizarra, 9 h 08 fin
del dictado, 9 h 12 segunda pizarra, etcétera. (Foucault, p. 138)
Este código evidencia que cada tarea debe ejecutarse en un lapso determinado, de manera que los
estudiantes internalicen esta dinámica de comportamiento mediante la implementación de una
misma mecánica de trabajo. En resumidas cuentas, esta metodología productiva asegura la