CATEGORÍAS PEDAGÓGICAS EN DISPUTA:
LA DISCIPLINA AL SERVICIO DE LA LIBERACIÓN
DEL OPRIMIDO
PEDAGOGICAL CATEGORIES IN DISPUTE: DISCIPLINE
AT THE SERVICE OF THE LIBERATION OF THE OPPRESSED
Lic. Miguel Erasmo Zaldívar Carrillo. PhD
Universidad Intercultural del Pueblo-UIP, México
pág. 10540
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i3.12210
Categorías Pedagógicas en Disputa: La Disciplina al Servicio de la
Liberación del Oprimido
Lic. Miguel Erasmo Zaldívar Carrillo. PhD
1
orion-1966-2012@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0001-7216-685X
Catedrático de la Universidad Intercultural del Pueblo-UIP
Coordinador de Formación Continua
de la Subsecretaria de Fortalecimiento Académico de la SEP
Oaxaca, México
RESUMEN
Las categorías y conceptos pedagógicos que se han desarrollado a lo largo de la historia de la educación
no están ajenos a los procesos de dominación que ha sufrido el ser humano a través de su historia. Es
así que los conceptos de enseñanza, aprendizaje, disciplina, educación han estado jalonados por
intereses económicos, políticos y, en fin, ideológicos de muy variados matices. En este trabajo se hace
un análisis del concepto de disciplina y se ventilan los aspectos que se han debatido a lo largo de su
desarrollo hasta llegar a ser un referente pedagógico fundamental. No se pretende un estudio exhaustivo
sino plantear algunas notas que nos permitan, en una primera aproximación, desarrollar su
descolonización.
Palabras claves: educación, disciplina, emancipación
1
Autor principal
Correspondencia: orion-1966-2012@hotmail.com
pág. 10541
Pedagogical Categories in Dispute: Discipline at the Service of the
Liberation of the Oppressed
ABSTRACT
The pedagogical categories and concepts that have been developed throughout the history of education
are not alien to the processes of domination that human beings have suffered throughout their history.
Thus, the concepts of teaching, learning, discipline, and education have been marked by economic
interests. Political and, finally, ideological of very varied nuances. In this work, an analysis of the
concept of discipline is made and the aspects that have been debated throughout its development are
aired to become a fundamental pedagogical reference. It is not intended to be an exhaustive study but
to propose some notes that allow us, in a first approximation, to develop its decolonization.
Keywords: education, discipline, emancipation
Artículo recibido 10 mayo 2024
Aceptado para publicación: 28 junio 2024
pág. 10542
INTRODUCCIÓN
¿Por qué alguien querría dedicar su vida a enseñar a los demás? ¿Por qué las personas se empeñan en
transmitir y crear conocimiento, cuando el saber es provisional? (TALIS 2013. Estudio internacional
de la enseñanza y el aprendizaje, 2014) Con estas preguntas comienza el informe Talis. Decir que el
conocimiento es provisional es negar su esencia dialéctica exagerando una de sus dimensiones por
encima de la otra. Decir que todo cambia es solo una mitad de la verdad cuya otra mitad sería asegurar
que todo permanece. Cambio y permanencia son las dos vertientes entre las que se debate
dialécticamente el mundo objetivo y subjetivo en el que vivimos. Es cierto que los saberes cambian,
pero igualmente es cierto que también permanecen. Como sino explicar la coincidencia tan fenomenal
entre el poema de Tito Lucrecio Caro y muchos saberes que hoy se consideran nuevos. Desde Giordano
Bruno hasta hoya que ha llovido mucho y gran parte de sus aseveraciones mantienen una vitalidad
asombrosa.
A tenor con estas ideas impuestas por un tipo de escuela que no cuestiona ni se compromete con el
cambio social se han hegemonizados conceptos como disciplina, aprendizaje, calidad o excelencia
educativa. Todos estos en el entendido de que la escuela es neutra, sabe y se preocupa por el futuro de
nuestros hijos.
Una de las primeras actitudes que la escuela imprime en sus discípulos es la disciplina, entendida como
la obediencia a ciertas reglas, muchas veces absurdas, que han trascendido los tiempos y las
generaciones. El conservadurismo ha devenido el paradigma educativo más importante de los últimos
500 años.
Si uno pudiese ver una escuela del período escolástico se pasmaría de reconocer muchísimas identidades
con la escuela actual. Tal vez una de los denominadores común que ha cambiado la forma para mantener
su férreo contenido es la disciplina. No se aplican los mismos castigos, ni se lacera abiertamente al
estudiantado, se han creado nuevos métodos y formas menos drásticas y corporales pero la esencia de
lo que significaba disciplina sigue siendo la misma que perdura hoy en día.
En el presente ensayo haremos una aproximación a algunas definiciones de disciplina con el propósito
de entender algo de su evolución en el tiempo.
Palabras claves: Disciplina, Disciplina escolar, Pensamiento crítico, Pedagogía liberadora, escuela.
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DESARROLLO
El término disciplina no ha sido privativo de la escuela o de las artes militares, al estar unido a la cultura
humana por muchos siglos se ha posicionado en muchas áreas de la cultura. A lo largo de la historia
este concepto se ha debatido entre dos extremos más o menos reconocibles: la disciplina como
imposición para encausar al alma humana tendiente a los desvíos o vista como un acto en el que la
bondad y la perseverancia logran educar en el hombre ciertos hábitos favorables a su desarrollo óptimo
según la época historia y los intereses de las clases económicamente dominantes. En cualquier caso,
tanto a los maestros tradicionalistas como a los reformistas y a los militares les ha gustado contar con
alumnos indisciplinados, en otras palabras, obedientes.
A la falta de disciplina se le denomina indisciplina. La palabra disciplina con el prefijo in que significa
negación señala que la persona está falta de algo, carente de algo: disciplina. Sin embargo, creemos que
hay mucho que debatir entorno a un concepto que consideramos central en el proceso pedagógico
porque como ningún otro expresa la filosofía que como sustrato invisible determina muchas de las cosas
que terminan sucediendo en el aula de clases.
Lo primero sería decir que una forma directa y simple de aproximarse al tema sería expresar que
disciplina significa seguir ciertas normas establecidas e indisciplina implica violarlas todo ello, sin
analizar la naturaleza moral de las normas. De manera que para una escuela sobre exigente las causas
de indisciplinas podrían ser muchísimas. Según se deja entender por el sentido común la disciplina
resulta importantísima para lograr algo en la vida y, hablando de ser humano cualquier cosa puede
disciplinarse. En este sentido el concepto de disciplina a todo lo largo del pasado siglo ha tenido una
marcada tendencia conductista.
El hombre nace indefinido y va tallándose una personalidad en el proceso sociohistórico y sicológico
de internalizar la cultura. En el sistema de relaciones socio culturales en que el hombre vive se forman
los procesos posinápticos que diseñan para cada uno un cerebro que es hijo de su época y de sus ansias
personales.
(…) no existe nada natural en un movimiento, una postura, un gesto, un desplazamiento, una
mirada o una sensación. Ni la biología ni la fisiología determinan los comportamientos
corporales. Son las lógicas sociales, culturales y familiares, en el marco de singulares tramas
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institucionales, las que modelan el cuerpo, lo atraviesan y definen un repertorio particular de
actividades perceptivas, expresiones de sentimientos y emociones, ritos de interacción corporal
(…) (Scharagrodsky, 2007, pág. 2)
El homo cultural es resultado del sistema de relaciones en las que vive y crece. Cuando una actividad
siempre relacionada a sentimientos se repite una y otra vez se va formando el carácter. De manera el
ejercicio sistemático siempre ha acompañado a los hombres a lo largo del proceso de su hominización
ya sea filo u ontogenética. Ese ejercicio diario que permite al homo sapiens sapiens dominar una
actividad hasta su más alta perfección también se le ha denominado disciplina. De modo que: Se puede
disciplinar cualquier conducta humana e incluso el carácter para moldearlo a los fines perseguidos. (…)
Otro lugar donde se impone disciplina es en los colegios (se imponen horarios, actitudes como
permanecer sentados, no hablar en clase, etcétera) (DeConceptos.com, 2020)
No se puede separar la historia de la disciplina de la propia historia de la educación. En la educación
accidental la disciplina constituyó un elemento esencial de toda la organización de proceso docente
desde sus mismos inicios. Los primeros conventos fuero organizados bajo la lógica de una férrea
disciplina cuya violación podría conllevar a severos castigos, incluso la expulsión.
Todas estas técnicas disciplinarias fueron eficazmente introducidas y desarrolladas en el ámbito escolar
desde fines del siglo XIX y hasta por lo menos mediados del siglo XX. Era habitual y recurrente
formarse por orden de estatura, alinearse, adelantar el pie izquierdo, marchar al aula conservando las
distancias, sin echar el cuerpo demasiado atrás o demasiado adelante, o ir al recreo formados y
ordenados en hileras. Todas estas acciones estuvieron siempre dominadas por la mirada atenta del
docente. El grado de disciplinamiento, homogeneización y rutinización formó parte constitutiva de una
matriz normalista. (Scharagrodsky, 2007, pág. 6)
A diferencia de este tipo de institución educativa rígida y digamos, dictatorial en origen de la escuela
en este hemisferio siguió otra lógica. En el período de esplendor o Tolteca las escuelas de este territorio
organizadas por los Maestros Toltecas se constituían bajo el lema “Educar un rostro propio y un corazón
verdadero” ya que las disciplina era vista como autoconocimiento y autocontrol. (Marín G. , 2010)
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Ambas posturas están sustentadas en concepciones filosóficas y humanas diferentes. En los orígenes de
las escuelas euroasiáticas estaba un dios vigilante y castigador exigiendo ciertos comportamientos y
proscribiendo otros. Es los orígenes nuestros no había dioses castigadores, nuestra visión de la vida era
totalmente diferente.
En la lógica instrumental que ha heredado la escuela de los sistemas de dominación se estudia para
alcanzar un status y alimentar el ego. La felicidad, la fraternidad y la sensibilidad ante lo bello, lo bueno
y lo cierto se han encadenado al frío utilitarismo y la ganancia.
Algunos autores reconocen a la escuela como un espacio en que se aliena:
“…nuestra sugestión estribaba en devolverle sus razones y poderes, esos que la escuela se lo
había quitado para cumplir su función de preparar para la vida, que hemos llamado preparar para
la muerte. De ahí que nuestra obra, era destruir, mediante un análisis de todas las realidades de
su relación, ese mundo artificial que le creaba la escuela, luchar contra esa mala sugestión…”
(Sosa, 1950, pág. 1950)
Abordar el tema de la disciplina es entrar en el centro mismos de los sistemas diseñados para la
dominación y sometimiento generalizado de la población. La pandemia y la educación han traído
diferentes debates en todo el mundo. Traer al pensador Italiano Antonio Gramsci, tan reconocido, leído
e interpretado con diferentes “usos” en los ámbitos educativos y políticos, nos permite repensar la
escuela, el Estado, la docencia, al calor de sus ideas y su vida militante. (Pescarmona, 2020)
La escuela que comúnmente se asume como un centro de estudios podría verse como una institución de
disciplinamiento de la mente y el cuerpo humano. Si juntamos esto con el hecho innegable de que no
se dedica a descubrir los despojos a los que hemos estado sometido por años ni a denunciar las actuales
injusticias del mundo entonces tendremos un peligroso coctel de disciplinamiento e ignorancia
histórica. Esto es, disciplinar para el no comprender el momento histórico alejando con ello la
posibilidad de unidad y lucha emancipadora.
La escuela que disciplina en la dirección de anular las oposiciones y resistencias es una escuela
favorable al sistema que funcionaria como un Aparato Ideológico Del Estado Capitalista. Esta idea
althuseriana deberá ser retomada porque denuncia una de las funciones de la escuela que es solidaria
con la creación de hegemonía. (ALTHUSSER, 1969) Es por ello que:
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Antonio Gramsci se preocupó del tema educativo entre otras cosas porque consideraba que existía una
crisis de profundo tinte cultural, provocada por una crisis estructural y política de la sociedad de su
tiempo. La misma atravesaba todas las capas sociales y signaba profundamente a la educación en
general tiñéndola de un fuerte sesgo clasista y burgués. Ante esto le opone una concepción filosófica
de la praxis que resultaba de la unión entre conceptualización y acción que procuraba, no solo
comprender la realidad, sino y por sobre todo transformarla. (Albornoz, 2020)
No resulta difícil entender que esta crisis de “profundo tinte cultural” se ha profundizado durante todo
el siglo XX y lo que va del XXI encadenándose a la crisis medioambiental, civilizatoria y epistémica
abarcando la totalidad de la sociedad. Uno de los muchos denominadores comunes que podemos
encontrar entre todos estos momentos históricos es el concepto de “disciplina escolar” que lejos de
cambiar se afianza. Es notable como los educadores estamos dispuestos a pasar del conductismo al
constructivismo o al cognitivismo cuestionando las instrumentaciones en función de elevar ciertos
resultados de los procesos de escolarización, pero, al mismo tiempo, no cedemos el férreo control que
emerge de una comprensión de la “Disciplina escolar” como buen comportamiento. Y es que una cosa
es discutir sobre el método y otra ceder el poder porque, en definitiva, la disciplina apuntala el poder
dominador de la institución y el estado sobre la masa estudiantil hoy mañana obreros. Debemos, en
definitiva, comprender que:
El mensaje central de Gramsci es que la organización de la cultura es "orgánica" para el poder
dominante. Los intelectuales no pueden definirse como tales por el trabajo que hacen, sino por el
papel que desempeñan en la sociedad; esta función es siempre, de modo más o menos consciente,
la de "liderar" técnica y políticamente un grupo, bien el grupo dominante o bien otro grupo que
tienda a asumir una posición dominante. (Monasta, 1996, pág. 4)
La disciplina es una de las expresiones más honestas de la filosofía de la educación. Siempre que se
produce un cambio real de paradigma educativo se sacuden los cimientos de cómo se concebía la
disciplina anteriormente y se pasa a nuevos criterios que humanizan la escuela. Así pasó, por ejemplo,
con “El Emilio” y con la propuesta de Makárenko. Ser disciplinado, en los términos que acá lo estamos
analizando, ofrece grandes ventajas para el que está dispuesto a postergar su criterio y silenciar las
ansias de los que deben ser disciplinados. Ha ocurrido con frecuencia que la sociedad capitalista y más
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aún la neoliberal responsabiliza a la familia y al individuo de comportamientos que tienen raíces
profundas en las desigualdades sociales y la exclusión. (Foucault, 1988)
De la misma manera las ideas de los enciclopedistas estaban en el camino de buscar la libertad de todas
las ataduras. Educar un hombre capaz de hacerse dueño y consciente de sus actos y de los efectos que
estos tendrían en el grupo humano al que pertenece era una de sus mayores aspiraciones que quedó,
sepultada bajo capas asfálticas de la disciplina impuesta por el capitalismo a toda la sociedad. Una
disciplina que, además, estaba fundada y aspiraba a la mayor eficiencia posible. En un evento
desarrollado en Córdoba: “Conferencias de la Universidad Nacional de Córdoba, XIV Reunión
Nacional y III Encuentro Internacional De La Asociación Argentina de Ciencias del Comportamiento”;
se podía leer en una de sus memorias:
Investigaciones longitudinales indican que cerca del 90% de los adolescentes manifiesta en algún
momento de su vida conductas antinormativas, aunque solamente una proporción que oscila entre
el 6% y el 9% se convertirá en individuos agresores o violentos persistentes. Existen
comportamientos infanto-juveniles que, sin ser delictivos, predicen de manera sólida la
delincuencia futura. La importancia de estudiar los factores de riesgo de la delincuencia reside
en que ellos deben ser los blancos de cualquier intervención preventiva. (Arbach, 2013)
Uno de los “territorios” culturales en los que se producen los más sistemáticos y mayores desencuentros
generacionales entre el pasado que no desea irse y el futuro que se apura y que quiere llegar es
precisamente en las normas. Las normas pertenecen a las épocas, son sus columnas vertebrales, los
sistemas de establecimiento del control social. Si no se cambian las normas según las urgencias en la
búsqueda de la libertad en correspondencia con los tiempos históricos se establecen estados de control
que con el paso de los años generan ansiedades y son fuentes de conflictos familiares y escolares.
Debemos comprender que las normas tienen sus padres, “en última instancia”, en el sistema de
relaciones económicas. Las normas de capitalismo fundado en 1492 solo se vieron cuestionadas por el
socialismo y por el neoliberalismo. El socialismo, en algunos casos, no pudo zafarse de la lógica
predatoria del poder que heredaba y terminó ahorcado en sus propios tentáculos. El neoliberalismo, por
su parte, afianzó aún más el individualismo para aniquilar el espíritu colectivo que torpedeaba sus ansias
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privatizadoras. La escuela, en definitiva, que debería liberar al hombre, nunca ha sido libre para poder
hacerlo.
Una de las formas más sutiles de disciplinamiento escolar es encadenar las mentes a una lógica lineal y
determinista que teme a lo indeterminado, a lo estocástico y al desorden. La escuela traicionó al
humanismo que aspiraba a:
(…) lograr un cambio cultural profundo, que superará el concepto cultural del mero dominio de
saberes enciclopedistas. El adjetivo precedente denotaba lo intrascendente que él consideraba
esos “saberes”. Esto era así porque a sus poseedores los erigía en autómatas, reproductores
acríticos del seudoconocimiento, en definitiva, seres sin poder de discernimiento, más cercano a
lo autómata y mecánico que a lo humano. (Albornoz, 2020)
Más que institución encargada de alimentar el espíritu creativo, critico y fundador la escuela vigilaba,
premiaba y castigaba a todo el que se atrevía a traspasar sus puertas. Hoy en las escuelas públicas
oaxaqueñas quedan sórdidos testigos de esta lógica del control y la manipulación: los murales del honor.
En estos murales se anotan los nombres de aquellos infelices que logran alcanzar los estándares
establecidos por el capitalismo racionalista e insensible. Se reconoce al que obtiene mejores
calificaciones y nunca al que comparte su merienda con los más desfavorecidos. Se reconoce el
resultado de la mente siempre listo a recibir aplausos y no las donaciones del alma que anda a escondida
por los espacios lúgubres de esa escuela sin luz. Y lo más terrible es reconocer que ni los educadores
más avezados descubren la terrible lógica hegemónica que subyace en tales rutinas. En definitiva:
(…) existen ciertas herramientas utilizadas para lograrla cuando ese orden se rompe. Estas son
las medidas disciplinarias o sanciones que varían según los ámbitos en que se aplican. En los
colegios pueden consistir en llamados de atención, citación a los padres, firma del libro de
disciplina, amonestaciones suspensión, cambio de turno o de establecimiento.
(DeConceptos.com, 2020)
Entonces la institución educativa es un territorio en disputa ética más que racional. En ella se establecen
normas racionales que dictan a los estudiantes qué es relevante para la escuela, en qué deben
concentrarse y en que no deben ocupar ni perder su tiempo. Todo ello muestra la fundamental función
ideológica y política que cumplen los centros escolares. Debe considerarse que:
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La educación es un campo en el que la teoría y la práctica, la cultura y la política se confunden
inevitablemente, y donde la investigación y el descubrimiento intelectual se combina con la
acción social y política. Sin embargo, no es infrecuente que se produzca una distinción, si no una
oposición, entre esos dos aspectos de la educación, y el uso ideológico de la cultura y la ciencia
a menudo provoca la "neutralización" de los efectos educativos y políticos del desarrollo cultural
y la "justificación" del poder político por teorías domesticadas que, en consecuencia, pueden
definirse como "ideologías". (Monasta, 1996, pág. 1)
La disciplina no deberá ser entendida más que como la disposición del carácter para buscar la libertad
y la dignidad humana en toda circunstancia y contra todo riesgo. Buscaremos aproximarnos al concepto
de disciplina de Antonio Gramsci para argumentar con ello la necesidad de hacer un cambio radical en
la lógica de la escuela pública que comúnmente defendemos.
Gramsci consideraba que los hombres al crear las mercancías y vivir sus vidas no solo se creaban a sí
mismos sino a la sociedad toda. Para le la histórica se determinaba en las acciones humanas. No
consideraba que fuese el destino ni la maduración de las relaciones de producción las que determinaran
las transformaciones en la superestructura social sino los hombres con sus prácticas cotidianas. Es por
ello que su concepto de cultura y de disciplina están directamente relacionados con la acción practica
transformadora.
Para Gramsci “La cultura (…) Es organización, disciplina del yo interior, apoderamiento de la
personalidad propia, conquista de superior consciencia por la cual se llega a comprender el valor
histórico que uno tiene, su función en la vida, sus derechos y sus deberes” (Gramsci, 2020). Este autor
no separa la cultura de la organización y la disciplina. Todo ello porque sus definiciones parten de la
cabal comprensión del momento histórico que vive y de su lugar en el sistema de clases sociales. Si
usted es hijo de familia pudiente puede darse el lujo de confundir la cultura con la pedantesca
acumulación de saberes universitarios que avalen un título con el que flotar por encima de las penurias
de su tiempo. Pero su usted es un obrero, o un desocupado, o hijo de tales deberá comprender que su
primera misión ene la historia es organizarse y luchar contar las injusticias y los privilegios que el
sistema capitalista protege para una minoría de la sociedad.
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No es posible liberarse si no se establecen criterios muy claros de lo que sería la disciplina para un
oprimido. La disciplina que como hemos visto se asume como obediencia a ciertas reglas está muy lejos
de ser una necesidad para la masa de desposeídos. De hecho, a ellos se les educa para el respeto a las
leyes burguesas y a las reglas establecidas por el sistema y la clase que los oprime.
Es por esto que disciplina para los ninguneados de la historia es romper con la inercia de
aborregamientos bajo leyes que no son neutras. Disciplina es entonces, según Gramsci:
Primero conciencia histórica, pero ello se logra con estudio, debates y sacrificios porque los hábitos que
nos han formado van en dirección totalmente contraria. Es por ello que para poder acceder a las
disciplinas necesitamos la organización porque uno solo, aislado de la masa nunca lo logrará.
La disciplina es entonces la manera en la que el grupo se organiza y exige para que cada miembro
trabaja en colectivo e individualmente para alcanzar las metas emancipadoras. Estas metas penetran
toda la realidad social practica y teórica. Habrá momentos de reflexión, debate, estudio y análisis y
momentos de hacer, de transformar y entre ambos una muy compleja relación dialéctica que las
condiciones de cada momentos irán desdibujando.
La disciplina entonces conduce a la formación de hábitos que gravitan en la liberación de la mente y
del cuerpo. La disciplina tal y como Gramsci la concibe autoriza al hombre a salirse de las condiciones
históricas y actuar directamente sobre ellas para permitir al colectivo hacer la historia conscientemente.
Cuando a un maestro no le gusta leer y lo dice a los cuatro vientos como quien está haciendo una
declaración de pecadillos solamente está evidenciando su falta de disciplina y consciencia histórica.
Los hábitos no son neutros como no lo es nada en la sociedad dividida en clases. Unos hábitos sirven a
la enajenación y otros s la liberación. Unos hábitos alimentan la aparente libertad del albedrío y otros
contribuyen a la organización de la masa oprimida frente al capital.
Por otro lado, debemos dejar claro que el simple hábito de estudio y lectura es muy útil pero insuficiente
si no se pone al servicio de la colectividad y la emancipación de los oprimidos. Es por ello que la cultura
para Antonio no es el puro saber sino el saber al servicio de la organización y la formación del carácter
revolucionario.
En este punto queremos ser mucho más específicos: el hombre es siempre un ser de hábitos y estos
hábitos son la base sobre la que se establece el carácter. Los padres y maestros deberemos considerar
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con mucho detenimiento que las novedosas TIC´s portan nuevos gustos y nuevos hábitos que podrían
estar contribuyendo a la enajenación de nuestros hijos y discentes más que a su emancipación. No es
que la tecnología en sea nociva, sino que está encadenada a la logia del entretenimiento del
capitalismo de casino. Y, como se ha de suponer, un niño entretenido está muy lejos de ser una persona
en la ruta de su liberación.
CONCLUSIONES
La disciplina para los oprimidos que están en proceso de emancipación debe ser entendida de manera
muy diferente a como se nos ha educado en la escuela hegemónica tradicional. Obedecer para que sea
manifestación de libertad debe estar determinada por la consciencia histórica, por el reconocimiento de
mis condiciones de explotado y la asunción del deber de liberarme liberando y de liberar liberándome.
Los educadores organizados en función de la liberación deben comprender que asistir a un congreso no
es una medida de la liberación que se alcanza porque en un momento no es posible avanzar hacia la
organización, la conciencia y la formación de hábitos. s que en espacios especialmente diseñados
para lucir teorías debemos atender la formación permanente de los educadores. Crear grupos de estudio
y de transformación revolucionaria de las escuelas. Establecer relaciones culturales emancipadoras con
las familias y el pueblo en general serán fundamentales para avanzar en la constitución de hábitos que
tributen al saber descolonizado y la organización transformadora de la sociedad.
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