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autocuidado, además de la ausencia del apoyo por parte de familiares, amigos, vecinos u otras personas
que podrían intervenir en el cuidado de la persona con discapacidad.
Los resultados anteriores se relacionan con la tabla de nivel de calidad de vida, donde los mismos
participantes se dividen en un 23% que mantiene una calidad de vida bajo, un 27% calidad de vida
media, y un 50% tiene una baja calidad de vida, es decir que a mayor sobrecarga del cuidador primario,
existe una menor calidad de vida para el mismo, esto debido a la falta de recursos para brindar un
correcto cuidado a la persona a su cargo, falta de capacitación en cuanto a los cuidados y las técnicas
correctas a utilizar (23), no contar con más personas para distribuir el cuidado de la persona con
discapacidad u otras tareas del hogar, pues muchos de los cuidadores primarios tienen como actividad
principal la dedicación al hogar y también tener el cuidado de una persona más, sean hijos, familiares,
o incluso otra persona con discapacidad (19).
En la investigación planteada como resultado se obtuvo que el 85% de encuestados no presentan
sobrecarga intensa de cuidador primario, ya que cuentan con los recursos materiales, sociales,
económicos para solventar las necesidades y conllevar un buen cuidado de la persona dependiente, 10%,
refiere mantener una leve sobrecarga, esto no quiere decir que no presentaran el síndrome del cuidador
quemado, pues a pesar de presentar menos dificultades que el primer grupo, en ciertos casos no cuentan
aún con una red de apoyo para la distribución de tareas para el cuidado de la persona con discapacidad;
5% refiere tener sobrecarga intensa, puesto que, al asumir una responsabilidad sin una red de apoyo
recursos y/o materiales necesarios (23) (24) (25), toda la carga física, mental, emocional, social, recae
en la persona que asume el rol, otros factores relacionados a esto es el que asumen el cuidado de más
personas o incluso el mismo cuidador padece alguna discapacidad o enfermedad catastrófica que limita
sus cuidados (26) (27) (28).
Los datos indican que el 60% de los cuidadores perciben su calidad de vida como regular, un 33% la
considera muy mala y solo el 1,7% la califica como muy buena, esto se relacion con la percepción en
su salud, en donde, el 60% está poco satisfecho con su salud, en contraste con el alto índice de
satisfacción. Estos hallazgos resaltan la urgente necesidad de implementar estrategias efectivas de
apoyo (29) para mejorar el bienestar físico y emocional de los cuidadores. La falta de recursos y
asistencia no solo afecta su salud y calidad de vida, sino también su capacidad para proporcionar un