EDUCACIÓN FINANCIERA EN UNIVERSIDADES
MEXICANAS: DESAFÍOS Y OPORTUNIDADES
DE MEJORA A TRAVÉS DE LA TECNOLOGÍA
FINANCIAL EDUCATION IN MEXICAN UNIVERSITIES:
CHALLENGES AND OPPORTUNITIES FOR IMPROVEMENT
THROUGH TECHNOLOGY
Leonel Lara Serna
Universidad Veracruzana, México
Edmundo Sosa Morales
Universidad Veracruzana, México
Arnulfo Lara Menéndez
Universidad Veracruzana, México
Darío Fabián Hernández González
Universidad Veracruzana, México
pág. 10973
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i3.12253
Educación financiera en Universidades Mexicanas: Desafíos y
Oportunidades de Mejora a Través de la Tecnología
Leonel Lara Serna1
leolara@uv.mx
https://orcid.org/0000-0001-5758-4551
Universidad Veracruzana
Veracruz, México
Edmundo Sosa Morales
edsosa@uv.mx
https://orcid.org/0009-0005-8621-154X
Universidad Veracruzana
Veracruz, México
Arnulfo Lara Menéndez
arnulara@uv.mx
https://orcid.org/0000-0002-9475-0667
Universidad Veracruzana
Veracruz, México
Darío Fabián Hernández González
darhernandez@uv.mx
https://orcid.org/0000-0003-1471-6205
Universidad Veracruzana
Veracruz, México
RESUMEN
Este artículo analiza la situación actual de la educación financiera en las universidades mexicanas,
destacando los desafíos existentes y las oportunidades de mejora a través de la tecnología. La
investigación revela un bajo nivel de conocimientos financieros entre los estudiantes universitarios,
junto con una falta de interés generalizada en adquirir estas habilidades. Se identifican como principales
obstáculos la brecha tecnológica, las desigualdades de género y las limitaciones de los programas
educativos actuales. El estudio propone soluciones innovadoras basadas en tecnologías emergentes,
como plataformas de aprendizaje digital, gamificación, realidad virtual e inteligencia artificial, para
mejorar la accesibilidad y efectividad de la educación financiera. Se enfatiza la necesidad de un enfoque
práctico y personalizado, adaptado a las necesidades específicas de los estudiantes universitarios. El
artículo concluye que la transformación digital de la educación financiera universitaria en México
requiere un esfuerzo conjunto entre instituciones educativas, gobierno y sector privado para construir
una sociedad más próspera y equitativa, dotando a los jóvenes de las herramientas necesarias para
navegar el complejo mundo financiero actual.
Palabras clave: educación financiera, universidades mexicanas, tecnología educativa, inclusión
financiera, alfabetización financiera
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Autor principal
Correspondencia: leolara@uv.mx
pág. 10974
Financial Education in Mexican Universities: Challenges and
Opportunities for Improvement Through Technology
ABSTRACT
This article analyzes the current state of financial education in Mexican universities, highlighting
existing challenges and opportunities for improvement through technology. The research reveals a low
level of financial knowledge among university students, along with a widespread lack of interest in
acquiring these skills. The main obstacles identified are the technological gap, gender inequalities, and
limitations of current educational programs. The study proposes innovative solutions based on emerging
technologies, such as digital learning platforms, gamification, virtual reality, and artificial intelligence,
to improve the accessibility and effectiveness of financial education. It emphasizes the need for a
practical and personalized approach, adapted to the specific needs of university students. The article
concludes that the digital transformation of university financial education in Mexico requires a joint
effort between educational institutions, government, and the private sector to build a more prosperous
and equitable society, providing young people with the necessary tools to navigate todays complex
financial world.
Keywords: financial education, mexican universities, educational technology, financial inclusion,
financial literacy
Artículo recibido 10 mayo 2024
Aceptado para publicación: 28 junio 2024
pág. 10975
INTRODUCCIÓN
La educación financiera (EF) es un tema fundamental para el desarrollo personal y de las sociedades,
ya que propicia el bienestar económico y estabilidad en el hogar, aspectos fundamentales para hacer
frente a los retos económicos del siglo XXI. Esta se define como “la capacidad de procesar información
económica y tomar decisiones con conocimiento de causa sobre planificación financiera, acumulación
de riqueza, endeudamiento y pensiones” (Lusardi, 2015, pág. 1)
El proceso de EF comprende el manejo de una serie de conceptos, métodos y leyes relativas al manejo
del dinero que según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, 2005)
generan “habilidades y confianza para ser más conscientes de los riesgos y oportunidades financieras y
tomar decisiones informadas(p. 4) agrega que debe impartirse de manera imparcial y equitativa.
Lusardi y Mitchell (2014) destacan su importancia para planificar el ahorro, las inversiones y el
consumo a lo largo de la vida; una sólida comprensión financiera, incluyendo el funcionamiento de los
seguros y el uso de instrumentos financieros básicos, es fundamental para tomar decisiones acertadas.
En contraste, Bunyamin (2022) señala que quienes carecen de esta comprensión tienden a ignorar la
evaluación de riesgos y beneficios, lo que puede afectar negativamente su economía.
Añadido a lo anterior, la EF no solo beneficia a los individuos, sino que también repercute positivamente
en el desarrollo económico de los países. García et al. (2013) señalan que la EF puede convertirse en
un complemento importante de los procesos de inclusión economica y de las medidas de reducción de
la pobreza.
Clichici y Moagăr-Poladian (2022) evidencian que, en el contexto europeo, la EF facilita el acceso a
servicios financieros, promueve la inclusión financiera y, el crecimiento económico. Asimismo, Burchi
et al. (2021) argumentan que la EF empodera a los emprendedores al brindarles las herramientas
necesarias para tomar decisiones financieras informadas, gestionar riesgos y acceder a financiación, lo
que a su vez promueve el desarrollo de un emprendimiento sostenible y la creación de empleo.
La educación financiera en México enfrenta diversos retos, a pesar de los esfuerzos realizados por
distintas instituciones públicas y privadas. De acuerdo con la CONDUSEF (2016), en México, gran
parte de la población no tiene acceso a la Educación Financiera. Aproximadamente 62 de cada 100
mexicanos carecen de educación financiera.
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Además, menciona García et al. (2013) los bajos niveles de alfabetización financiera de la población
mexicana se reflejan principalmente en el escaso o nulo uso de productos y servicios financieros, malos
hábitos al adquirirlos, desconocimiento de sus derechos y obligaciones, así como ausencia de
planeación financiera.
A pesar de las deficiencias en la educación financiera en México, como señala Merino González (2023),
en México existen diversos programas a través de diferentes instituciones públicas y privadas que
promueven la educación financiera, entre los que destacan la Semana Nacional de Educación Financiera
(SNEF), la revista electrónica de la CONDUSEF, el Micrositio de Educación Financiera ‘Educa tu
cartera’, cursos impartidos por BANSEFI, y programas o proyectos de educación financiera como los
que ofrece la Asociación de Bancos de México (ABM).
Sin embargo, aunque en México se han implementado programas para mejorar el nivel de educación
financiera en la población, tanto públicos como privados, los resultados no han sido los esperados
(Rivera y Rojas, 2021). Este artículo tiene como objetivo realizar un análisis de la situación actual de
la EF en las universidades mexicanas. El estudio se centra en la necesidad de mejorar la EF en este
sector, reconociendo su importancia para el desarrollo personal y económico de los estudiantes.
Situación actual de la educación financiera en las universidades mexicanas
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en colaboración con el Banco de México,
realizó por primera y hasta la fecha, por única vez; la Encuesta Nacional sobre las Finanzas de los
Hogares “ENFIH 2019”
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, de una muestra nacional de 23 mil viviendas, se obtuvieron entrevistas
completas para un 75.3% de hogares entrevistados, en el 17.2% de dichos hogares, la persona de
referencia tiene una escolaridad correspondiente a Licenciatura o equivalente. Entre sus activos, los no
financieros representan entre un 82% y 92% de los activos totales de los hogares, haciendo un total de
18 a 8% de activos financieros en los hogares y de ellos entre el 63% y 93% son AFORES, por lo que
es posible deducir que prácticamente no existe una “cultura financiera” desarrollada en México y de
ello aducir que la EF es un tema urgente en México.
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Última consulta 20 de junio 2024
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La EF se ha convertido en un factor fundamental para el bienestar económico y social de las personas
en un mundo cada vez más complejo. Sin embargo, diversos estudios recientes revelan un panorama
preocupante sobre la situación actual de la educación financiera en las universidades mexicanas. Los
resultados apuntan a un bajo nivel de conocimiento, una falta de planificación financiera y una limitada
comprensión de conceptos básicos, lo que deja a los estudiantes vulnerables ante los desafíos
económicos que enfrentarán al incorporarse al mercado laboral.
Los estudios de López Barajas (2021), Espinoza et al. (2024)y Merino González (2023) coinciden en
que los jóvenes universitarios mexicanos muestran un déficit significativo en su conocimiento sobre
temas financieros básicos. López Barajas (2021) encontró que, al menos la mitad de los estudiantes
universitarios a los que se les aplicó una encuesta sobre temas financieros básicos, respondieron de
forma incorrecta, lo que refleja una carencia preocupante en su formación.
Adicionalmente, Espinoza et al. (2024) revelan un desconocimiento generalizado sobre el sistema de
pensiones en México. La mayoría de los estudiantes encuestados no podían identificar a qué régimen
de pensiones pertenecían, evidenciando una falta de información fundamental sobre un tema que tendrá
un impacto directo en su futuro. Esta falta de conocimiento se extiende a la planificación para el retiro,
donde la mayoría de los estudiantes no han considerado ningún plan de ahorro, lo que los coloca en una
situación de vulnerabilidad financiera a largo plazo.
La investigación de Puga et al. (2020) encontró que los jóvenes universitarios no solo carecen de
conocimientos financieros, sino que tampoco se preocupan por adquirir información sobre el tema. Esta
falta de interés por aprender sobre finanzas, sumada a un bajo nivel de conocimiento, puede tener
consecuencias negativas en la toma de decisiones financieras. En la misma línea, Escudero et al. (2024)
señalan que la edad, el nivel de estudios y los métodos de ahorro, inciden de manera importante en las
decisiones de endeudamiento.
Según el Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. en su estudio del año 2022, el total de personas
que estudiaron alguna carrera relacionada con las finanzas, banca y seguros en México fue de 78,186
personas que representa tan solo el 5% de las personas con alguna formación universitaria, lo que coloca
a estos estudios en el lugar 38 de las carreras universitarias más estudiadas en el país. Un dato importante
es que según este estudio el interés profesional por esta área del conocimiento no sólo es poco (el antes
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dicho 5%) sino que inicia relativamente “tarde” dado que el 77% de los estudiantes tienen más de 30
años de edad y solo el 23% menos de 30 años de edad.
A pesar de que en algunas universidades se imparten cursos sobre finanzas, el estudio de López et al.
(2023) muestra que, incluso después de haber recibido formación en esta área, los estudiantes siguen
exhibiendo patrones de comportamiento que contradicen las estrategias para la multiplicación del
capital. Esto sugiere que la educación financiera, por sí sola, no es suficiente para modificar los hábitos
financieros de los estudiantes y que se requiere de un enfoque más integral que aborde no solo el
conocimiento, sino también la motivación y la aplicación práctica de los conceptos aprendidos.
Hernández et al. (2023) y Zapata Aguilar et al. (2016) encontraron que los hombres tienden a obtener
mejores resultados en las pruebas de conocimiento financiero, lo que sugiere la existencia de una brecha
de género en este ámbito. Adicionalmente, Hernández et al. (2023) observaron que los estudiantes
desempleados recurren con mayor frecuencia a sus padres durante las crisis financieras, lo que puede
ser un indicador de una falta de autonomía financiera y de la necesidad de fortalecer la capacidad de los
estudiantes para afrontar situaciones económicas difíciles.
Merino González (2023) añade otra pieza al rompecabezas, al encontrar una correlación significativa
entre el nivel educativo de la madre y el nivel de educación financiera de los jóvenes, evidenciando la
influencia del entorno familiar en la formación financiera.
El estudio de Zúñiga Pérez (2019) revela un desinterés generalizado por parte de los estudiantes de
posgrado en la aplicación de los conocimientos de educación financiera, y un desconocimiento de las
tecnologías financieras (FinTech). Este hallazgo es preocupante, ya que las FinTech, como las
aplicaciones móviles de banca y las plataformas de inversión online, tienen el potencial de facilitar el
acceso a información financiera, simplificar las operaciones y mejorar la gestión del dinero.
DESAROLLO
Desafíos para mejorar la educación financiera universitaria en México
Limitaciones de los programas educativos actuales
La tasa de ocupación de los egresados de las carreras de finanzas, banca y seguros es del 93.1% por
debajo del promedio a nivel nacional de ocupación que es del 95.9%, para agravar la situación,
adicionalmente cuentan con una tasa de desempleo del 6.9%, 2.3% por encima del promedio nacional
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que es de 4.6%. Entre lo positivo de señalar es que la tasa de informalidad es baja con 12.9% mientras
que el promedio a nivel nacional es del 55.8%.
La mayor parte de los sectores productivos en los que los egresados de las licenciaturas de finanzas
banca y seguros son los servicios profesionales, financieros y corporativos con casi la mitad del total
un 47.7%, seguido de 12.1% en la industria manufacturera, 11.1% en el comercio, 7.2% en los servicios
sociales y tan solo el 5.8% en gobierno y organismos internacionales. El 80.8% de los egresados de las
carreras de finanzas banca y seguros son subordinados, 4.9% son empleadores, 13.6% trabajan por
cuenta propia, y 0.8% trabajan sin algún pago (IMCO, 2022).
Uno de los principales desafíos radica en la falta de un enfoque práctico que permita a los estudiantes
aplicar los conocimientos teóricos a situaciones reales. Muchos programas se centran en la transmisión
de conceptos abstractos y en la memorización de información, sin brindar a los estudiantes la
oportunidad de poner en práctica sus habilidades en la toma de decisiones, la elaboración de
presupuestos, el manejo de créditos y otros aspectos esenciales para una gestión financiera responsable.
En México, a pesar de la existencia de diversas instituciones que ofrecen programas de educación
financiera, la cobertura de estos programas en el sistema educativo universitario es limitada. Muchos
estudiantes no tienen acceso a cursos o talleres sobre finanzas personales durante su formación
académica, ya que estos temas no se integran de forma transversal en los planes de estudio de todas las
carreras. Esta falta de acceso a una formación financiera básica deja a los estudiantes desprovistos de
las herramientas que necesitan para navegar por el complejo mundo financiero.
Como lo expone Aguirre (2022) en su análisis de los programas de educación financiera ofrecidos por
las instituciones bancarias, muchos de estos programas se enfocan en la población que ya está
bancarizada, dejando de lado a aquellos que aún no tienen acceso a productos y servicios financieros.
Esta situación perpetúa la exclusión financiera, ya que no se brinda a los estudiantes la oportunidad de
adquirir las competencias necesarias para una participación plena en el sistema financiero.
Diversos estudios, como el de López et al. (2023) que analizaron a dos generaciones de estudiantes
universitarios, han encontrado que, a pesar de haber tomado cursos de finanzas, muchos estudiantes aún
no logran aplicar los conocimientos adquiridos a situaciones reales y siguen mostrando patrones de
comportamiento que no se alinean con las estrategias para el manejo responsable del dinero. Esto pone
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en evidencia la necesidad de un cambio de paradigma en la enseñanza de la educación financiera que
priorice la aplicación práctica de los conceptos, la resolución de problemas y la simulación de escenarios
reales.
Los programas educativos actuales a menudo no se adaptan a las necesidades específicas de los
estudiantes universitarios. Como lo señala Martínez (2020), en su análisis de los programas de
educación financiera para beneficiarios de apoyos gubernamentales, la educación financiera general no
aborda las necesidades particulares de este grupo, dejándolos sin las herramientas que necesitan para
gestionar eficazmente sus recursos. De manera similar, los programas universitarios de educación
financiera deberían considerar las características y necesidades específicas de los estudiantes, adaptando
el contenido y la metodología a su contexto, sus intereses y sus aspiraciones profesionales.
La enseñanza de la educación financiera en las universidades mexicanas a menudo se basa en métodos
tradicionales de enseñanza, como clases magistrales y la memorización de conceptos. Estos métodos
pueden resultar poco atractivos e ineficaces para los estudiantes de las nuevas generaciones, que están
acostumbrados a una interacción más dinámica y a un aprendizaje más experiencial.
Para mejorar la efectividad de los programas educativos, es fundamental incorporar estrategias
pedagógicas innovadoras que utilicen la tecnología, el aprendizaje basado en proyectos, la gamificación
y otras metodologías que promuevan un aprendizaje más activo, participativo y significativo.
Otra limitación de los programas educativos actuales es la falta de seguimiento y evaluación de su
impacto en los estudiantes. Muchos programas no cuentan con mecanismos para medir la adquisición
de conocimientos, el desarrollo de habilidades y el cambio de comportamiento de los participantes. Para
mejorar la calidad de la educación financiera universitaria, es crucial implementar sistemas de
seguimiento y evaluación, que permitan medir la efectividad de los programas, identificar áreas de
mejora y ajustar el contenido y la metodología a las necesidades de los estudiantes.
Superar las limitaciones de los programas educativos actuales es fundamental para que la educación
financiera universitaria en México logre su objetivo: dotar a los estudiantes de las competencias y
herramientas que necesitan para tomar decisiones financieras responsables e inteligentes que les
permitan construir un futuro más próspero y seguro.
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Brecha tecnológica y desigualdades de género
La mayoría de quienes estudian a nivel universitario finanzas, banca y seguros son hombres con el 58%
y 42% son mujeres (IMCO, 2022). Y, según el Índice Global Findex 2021 sobre ecosistemas de finanzas
digitales, México ocupó la posición 32 de los 83 países analizados. Este índice contiene información
sobre 264 ciudades de todo el mundo, donde la Ciudad de México (la mejor clasificada del país) está
en la posición 48, consecuencia de un fuerte retroceso de 27 lugares respecto al año 2020 (Demirgüç-
Kunt y otros, 2022).
En un mundo cada vez más digitalizado, la tecnología se ha convertido en una herramienta fundamental
para el acceso a la información, la comunicación y la gestión financiera. Sin embargo, la brecha
tecnológica en México sigue siendo una realidad que afecta de manera desproporcionada a los sectores
más vulnerables de la población, limitando su acceso a la educación financiera y a la inclusión
financiera.
Muchos estudiantes universitarios, especialmente aquellos que provienen de contextos
socioeconómicos desfavorecidos o de zonas rurales, no cuentan con acceso a internet, computadoras o
dispositivos móviles, lo que les impide aprovechar los recursos y las herramientas digitales que pueden
facilitar su aprendizaje sobre finanzas personales.
Además, la falta de competencias digitales entre los estudiantes universitarios limita su capacidad para
utilizar las plataformas de banca en línea, las aplicaciones móviles de gestión financiera, los simuladores
de inversión y otros recursos que se han vuelto esenciales para una gestión financiera eficaz en el siglo
XXI.
Las investigaciones de Hernández et al. (2023), Zapata Aguilar et al. (2023), Mahdavi y Horton (2014),
Kiliyanni y Sivaraman (2016) y Lusardi y Mitchell (2014) han encontrado de manera consistente que
las mujeres suelen obtener puntuaciones más bajas en las pruebas de conocimiento financiero, tienen
menor confianza en sus habilidades financieras, y son menos propensas a invertir o a planificar para el
retiro.
Estas desigualdades de género se atribuyen a una serie de factores, entre los que destacan: la
socialización de género que tradicionalmente ha relegado a las mujeres a roles domésticos y a la
dependencia económica; la falta de acceso a oportunidades educativas y laborales; la discriminación en
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el sistema financiero; y la falta de representación de las mujeres en los ámbitos de las finanzas y la
economía.
Como lo exponen Hernández Rivera y Rendón Rojas (2021), la brecha tecnológica de género en México
se manifiesta en un menor acceso y uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC)
por parte de las mujeres, lo que limita su participación en la economía digital y en el desarrollo de
competencias digitales.
Esta brecha tecnológica de género tiene un impacto directo en la educación financiera de las mujeres,
ya que les impide acceder a información financiera en nea, utilizar herramientas digitales de gestión
financiera y participar en programas de educación financiera que se imparten a través de plataformas
digitales.
Falta de interés y conciencia sobre la importancia de la educación financiera
La falta de interés y conciencia sobre la importancia de la educación financiera entre los estudiantes
universitarios mexicanos constituye un desafío cultural que limita la efectividad de los programas
educativos y perpetúa la vulnerabilidad financiera. Este desinterés se manifiesta en la baja participación
en los programas de educación financiera, en la percepción errónea de que la educación financiera solo
es relevante para carreras relacionadas con las finanzas y la administración, y en la postergación de las
decisiones financieras para un futuro lejano.
Muchos estudiantes universitarios consideran que la educación financiera solo es importante para
aquellos que planean estudiar carreras relacionadas con las finanzas o la administración. Esta
percepción errónea limita la participación en programas de educación financiera, dejando a los
estudiantes de otras disciplinas sin las herramientas necesarias para una gestión responsable de sus
finanzas personales.
Como lo señala Miranda (2020) en su artículo para Forbes México, “las finanzas están presentes en
nuestro día a día” y la mayoría de las decisiones que tomamos tienen un impacto en nuestras finanzas,
independientemente de nuestra profesión. Es crucial que los estudiantes comprendan que la educación
financiera es una herramienta fundamental para la vida, que les permitirá tomar mejores decisiones en
todos los ámbitos: el manejo de sus ingresos, la planificación de sus gastos, el ahorro para el futuro, la
adquisición de créditos y la inversión de su dinero.
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Puga et al. (2020) encontraron que los jóvenes universitarios no solo carecen de conocimientos
financieros, sino que tampoco se preocupan por adquirir información sobre el tema. Este desinterés,
sumado a una limitada percepción de la relevancia de la educación financiera, constituye un obstáculo
para la implementación de programas educativos efectivos.
La juventud suele caracterizarse por una visión a corto plazo, donde las decisiones financieras
importantes, como la planificación para el retiro, la inversión o la compra de una vivienda, se postergan
para un futuro lejano. Como señalan Lara y Ortega (2016) en su análisis de la generación Z, estos
jóvenes “viven el aquí y el ahora” y no se preocupan por los planes a mediano y largo plazo.
Esta postergación de las decisiones financieras puede tener consecuencias negativas a largo plazo, ya
que reduce las posibilidades de aprovechar el interés compuesto, acumular un capital significativo para
el retiro y construir un patrimonio sólido.
Oportunidades de mejora a través de la tecnología
Plataformas de aprendizaje digital: innovación y accesibilidad para una educación financiera
efectiva
El Banco Mundial con la base de datos e índice GLOBAL FINDEX 2021 señala que como consecuencia
de la pandemia por SARS-COB2-COVID 19 entre 2019 y 2021 se frenaron muchos avances, pero en
el ámbito de la inclusión financiera, la situación de “encierro y aislamiento” impulsó un gran aumento
del uso de los pagos digitales en medio de la expansión mundial de los servicios financieros formales.
Actualmente en los países en desarrollo, el 71 % de las personas tiene una cuenta, frente al 42 % de
hace una década. A nivel mundial, el 76 % de los adultos posee una cuenta en la actualidad, una cifra
que era del 51 % hace 10 años (Demirgüç-Kunt y otros, 2022).
Uno de los principales beneficios de las plataformas de aprendizaje digital es su capacidad para ampliar
el acceso a la educación financiera. A través de cursos online, los estudiantes pueden acceder a
contenidos de calidad desde cualquier lugar y en cualquier momento, eliminando las restricciones de
horarios y la necesidad de trasladarse a un aula física. Esto es especialmente relevante para estudiantes
que trabajan, que viven en zonas rurales o que tienen otras limitaciones de tiempo o movilidad.
Las plataformas de aprendizaje digital permiten crear experiencias de aprendizaje personalizadas que
se adaptan al ritmo, estilo de aprendizaje y necesidades específicas de cada estudiante. A través de
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sistemas de aprendizaje adaptativo, los estudiantes pueden avanzar a su propio ritmo, recibiendo
retroalimentación personalizada y contenidos que se ajustan a sus fortalezas y debilidades. Esto facilita
un aprendizaje más efectivo y significativo.
Los simuladores interactivos son herramientas digitales que permiten a los estudiantes “experimentar”
con las finanzas en un entorno virtual seguro, sin arriesgar su propio dinero. A través de estos
simuladores, los estudiantes pueden practicar la elaboración de presupuestos, la gestión de créditos, las
inversiones y otros aspectos de las finanzas personales, recibiendo retroalimentación inmediata sobre
sus decisiones y aprendiendo de sus errores. Esta experiencia práctica y segura ayuda a consolidar los
conocimientos teóricos y a desarrollar habilidades financieras.
Las aplicaciones móviles de educación financiera son una herramienta poderosa para el aprendizaje
“just-in-time”, permitiendo a los estudiantes acceder a información y recursos en cualquier momento y
lugar. Estas aplicaciones pueden ofrecer una variedad de contenidos, como videos explicativos,
glosarios de términos financieros, simuladores de inversión, calculadoras financieras y herramientas de
presupuestación. Su accesibilidad y flexibilidad las convierten en un complemento ideal para los
programas de educación financiera tradicionales.
Gamificación y realidad virtual: un camino hacia una educación financiera más atractiva y
efectiva
La gamificación, es decir, la aplicación de elementos del juego a contextos no lúdicos, puede ser una
herramienta poderosa para motivar a los estudiantes a aprender sobre finanzas personales. A través de
juegos, retos, puntos, insignias, tablas de clasificación y otros elementos de la gamificación, se puede
transformar el aprendizaje en una experiencia más dinámica, interactiva y atractiva.
Como señalan Puga et al. (2020) en su estudio, la utilización de juegos como Monopoly ayudó a los
estudiantes a comprender mejor los conceptos financieros y a desarrollar habilidades de gestión del
dinero. La experiencia práctica y lúdica permitió a los participantes experimentar con la compraventa
de propiedades, la negociación, el manejo del dinero y la toma de decisiones financieras en un entorno
simulado.
La gamificación, además de aumentar la motivación, fomenta la participación activa, la competencia
sana y la colaboración entre los estudiantes. Al convertir el aprendizaje en un juego, se reduce la
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ansiedad y el miedo al fracaso, creando un ambiente más propicio para la exploración y el desarrollo de
habilidades financieras.
La realidad virtual (RV) permite a los estudiantes sumergirse en un mundo financiero virtual, donde
pueden interactuar con escenarios realistas y experimentar con las finanzas de una manera más tangible
e inmersiva. A través de la RV, los estudiantes pueden:
Visitar bancos virtuales. Simulando la experiencia de abrir una cuenta bancaria, solicitar un crédito,
realizar inversiones, etc.
Participar en simulaciones de negocios. Tomando decisiones financieras en un entorno empresarial
simulado, gestionando recursos, evaluando riesgos y aprendiendo de las consecuencias de sus
acciones.
Explorar el mundo de las inversiones. Visualizando el comportamiento de los mercados
financieros en tiempo real, aprendiendo sobre diferentes instrumentos de inversión y
experimentando con estrategias de inversión.
La RV ofrece una experiencia sensorial que puede facilitar la comprensión de conceptos abstractos y la
retención de información. Al interactuar con un entorno virtual, los estudiantes pueden visualizar y
experimentar con las finanzas de una manera más tangible, lo que facilita la conexión entre la teoría y
la práctica.
Inteligencia Artificial: un nuevo horizonte para la personalización y la asesoría financiera
inteligente
La IA puede ser utilizada para crear sistemas de aprendizaje adaptativo, que se ajusten al ritmo, estilo
de aprendizaje y necesidades específicas de cada estudiante. Estos sistemas pueden monitorear el
progreso de los estudiantes, identificar sus fortalezas y debilidades, y adaptar el contenido, la dificultad
y la retroalimentación en tiempo real.
A través del aprendizaje adaptativo, la educación financiera se vuelve más personalizada y efectiva, ya
que los estudiantes reciben la atención y los recursos que necesitan para alcanzar su máximo potencial.
Plataformas como Khan Academy, mencionadas en el apartado anterior, ya están utilizando la IA para
personalizar la experiencia de aprendizaje, ofreciendo a los estudiantes ejercicios y contenidos que se
ajustan a su nivel de conocimiento.
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Los chatbots, programas que simulan una conversación humana, pueden ser utilizados para brindar
asesoría financiera personalizada a los estudiantes. Al integrar la IA en los chatbots, se pueden crear
sistemas que:
Respondan preguntas sobre finanzas personales. Los estudiantes pueden hacer preguntas sobre
temas como el presupuesto, el ahorro, las inversiones, los créditos, etc., recibiendo respuestas claras
y precisas.
Ofrezcan recomendaciones personalizadas. Basándose en la información proporcionada por el
estudiante (ingresos, gastos, objetivos financieros, etc.), el chatbot puede ofrecer recomendaciones
personalizadas sobre cómo administrar su dinero, ahorrar para el futuro, reducir sus deudas o invertir
de forma inteligente.
Motiven a los estudiantes a alcanzar sus metas. El chatbot puede actuar como un coach financiero
virtual, motivando a los estudiantes a establecer objetivos financieros, monitorear su progreso y
celebrar sus logros.
La IA puede ser utilizada para crear herramientas que ayuden a los estudiantes a analizar información
financiera, evaluar riesgos y tomar decisiones más informadas. Estas herramientas pueden incluir:
Simuladores de inversión con IA. Permiten a los estudiantes experimentar con diferentes
estrategias de inversión, utilizando algoritmos de IA para predecir el comportamiento de los
mercados financieros y evaluar los riesgos y rendimientos potenciales.
Sistemas de análisis de crédito. Ayudan a los estudiantes a comprender su historial crediticio,
calcular su capacidad de endeudamiento y elegir productos de crédito que se ajusten a sus
necesidades.
Herramientas de detección de fraudes. Alertan a los estudiantes sobre posibles fraudes
financieros, protegiendo su dinero y su información personal.
Al integrar la IA de forma ética y responsable en la educación financiera universitaria, se puede crear
una experiencia de aprendizaje más personalizada, accesible y efectiva, preparando a los estudiantes
para una gestión financiera exitosa en un mundo cada vez más digitalizado.
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CONCLUSIONES
Este análisis sobre la educación financiera en las universidades mexicanas revela un panorama complejo
que exige atención inmediata. Si bien se reconoce la existencia de esfuerzos para mejorar la
comprensión financiera de los estudiantes, los hallazgos apuntan a una realidad preocupante: la mayoría
de los jóvenes universitarios no poseen las herramientas necesarias para navegar por el complejo mundo
financiero actual.
La investigación evidencia un bajo nivel de conocimiento sobre temas financieros básicos, desde la
gestión de un presupuesto hasta la comprensión del sistema de pensiones. Esta deficiencia se agrava
por una falta de interés generalizada en adquirir conocimientos financieros y una percepción errónea de
su relevancia en la vida diaria, limitando así la efectividad de los programas educativos existentes.
Se observa una marcada brecha tecnológica que afecta el acceso y la participación en la educación
financiera. La falta de acceso a internet, dispositivos digitales y competencias digitales, especialmente
en sectores vulnerables, perpetúa la exclusión financiera y limita las oportunidades de desarrollo. Las
desigualdades de género representan otro desafío significativo. Diversos estudios confirman que las
mujeres presentan menor conocimiento financiero, menor confianza en sus habilidades y menor
propensión a la inversión, lo que perpetúa la brecha económica de género.
A pesar de los desafíos, la tecnología se posiciona como un aliado estratégico para impulsar una
educación financiera universitaria más efectiva. La integración de plataformas de aprendizaje digital, la
gamificación, la realidad virtual y la inteligencia artificial ofrecen oportunidades sin precedentes para:
Ampliar el acceso: Romper las barreras geográficas y temporales, permitiendo a los estudiantes acceder
a contenidos de calidad en cualquier momento y lugar.
Personalizar el aprendizaje: Adaptar los contenidos y las estrategias pedagógicas al ritmo, estilo de
aprendizaje y necesidades específicas de cada estudiante.
Fomentar la participación activa: Transformar el aprendizaje en una experiencia dinámica, interactiva
y atractiva a través de la gamificación, la realidad virtual y otras tecnologías inmersivas.
Brindar asesoría personalizada: Utilizar la inteligencia artificial para desarrollar chatbots y sistemas de
recomendación que ofrezcan a los estudiantes una guía financiera personalizada y contextualizada.
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La transformación digital de la educación financiera universitaria en México no solo requiere de la
implementación de nuevas tecnologías, sino también de un cambio de paradigma en la enseñanza. Es
crucial adoptar un enfoque práctico que permita a los estudiantes aplicar los conocimientos teóricos a
situaciones reales, fomentando la toma de decisiones informadas y el desarrollo de habilidades
financieras sólidas.
La integración transversal de la educación financiera en los planes de estudio de todas las carreras
universitarias es fundamental para garantizar que todos los estudiantes, independientemente de su área
de estudio, adquieran las competencias financieras esenciales para la vida.
La construcción de un futuro financiero más prometedor para los jóvenes universitarios mexicanos
exige un esfuerzo conjunto entre instituciones educativas, gobierno, sector privado y sociedad civil. La
inversión en educación financiera, la innovación tecnológica y la promoción de la igualdad de género
son pilares fundamentales para construir una sociedad más justa, equitativa y próspera.
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