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Se trata de una construcción individual que va forjándose con la experiencia de las personas, se vale de la
percepción de sí, pero también de la que es vertida y asimilada hacia cada individuo, así, los padres y la
familia en primera instancia influyen en la construcción del autoconcepto, este se reafirma con la
validación escolar en la que se implican maestros, compañeros y entorno cercano a la persona, el
autoconcepto se consolida con los reforzadores positivos o negativos que provocan la repetición,
aceptación o rechazo de una conducta como propia en la construcción de la personalidad del individuo.
Para Barraza y Gonzales (2016) el autoconcepto se relaciona a “el despliegue de habilidades” que van
desde lo kinestésico hasta naturalista y lo musical además de lo relacional y afectivo, mencionan en esta
misma line para su investigación a Gardner(2010) donde se declara que la inteligencia es un potencial
biológico y psicológico que llega “convertirse en realidad si es fortalecido por la cultura, la motivación y
las consecuencias vividas por cada sujeto” o anterior ratifica la teoría del refuerzo en el que la
permanencia o eliminación de conductas y autopercepciones se encuentra ligada al mismo refuerzo.
Los mismos autores enlazan los diversos tipos de inteligencia lingüística, lógico matemática, inter e intra
personal para describir el autoconcepto. Finalmente citan a Mayer Y Salovey (1997), Fernadez y Extrema
(2005) declarando que la inteligencia emocional “se considera una habilidad centrada en los
procesamientos de la información emocional que unifica emociones y razonamiento facilitando un
razonamiento más efectivo sobre la vida emocional”, enlazan el concepto de percepción emocional
declarando que es el grado en que la persona puede además de identificar sus emociones, sensaciones
fisiológicas y cognitivas que esas percepciones acarrean (autoconcepto) finalmente manejan el termino
facilitación emocional que se debe al efecto en el sistema cognitivo y como esos estados afectivos ayudan
a tomar decisiones.
Para medir autoconcepto usan “la segunda versión del MIDAS-Teens de Shearer” (Shearer 2012a,
Shearer 2012b), traducida y adaptada para Chile por Pizarro, Redondo, Castillo, Alarcón y Saavedra
(2002).
La investigación de Edel R (2003) realizada en México en el colegió Cristóbal Colon (privado) hace
aplicación del inventario Millon de Estilos en Personalidad (MIPS) que contempla las áreas de metas
motivacionales, modos de cognición y conductas interpersonales donde se afirma que las dos primeras
áreas “establece en qué medida la conducta del sujeto está básicamente motivada por el deseo de obtener