pág. 830
ESTILOS DE VIDA SALUDABLES EN
ESTUDIANTES DE EDUCACIÓN SECUNDARIA
DE UNA INSTITUCIÓN PÚBLICA
HEALTHY LIFESTYLES IN SECONDARY SCHOOL
STUDENTS OF A PUBLIC INSTITUTION
Silvia Liliana Marca Chuchuca
Universidad Técnica de Machala, Ecuador
Johanna Scarlet Cedillo Apolo
Universidad Técnica de Machala, Ecuador
Janeth del Rosario Rodríguez-Sotomayor
Universidad Técnica de Machala, Ecuador
pág. 831
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i4.12323
Estilos de Vida Saludables en Estudiantes de Educación Secundaria de una
Institución Pública
Silvia Liliana Marca Chuchuca
1
smarca2@utmachala.edu.ec
https://orcid.org/0009-0005-9016-7502
Universidad Técnica de Machala
Ecuador
Johanna Scarlet Cedillo Apolo
jcedillo7@utmachala.edu.ec
https://orcid.org/0009-0002-9871-0731
Universidad Técnica de Machala
Ecuador
Janeth del Rosario Rodríguez-Sotomayor
jrrodriguez@utmachala.edu.ec
https://orcid.org/0000-0001-7838-7442
Universidad Técnica de Machala
Ecuador
RESUMEN
Los estilos de vida influyen significativamente en la salud física, mental y el bienestar general. Este
estudio cuantitativo se centró en los estudiantes del Colegio Carmen Mora Encalada-Ecuador,
evaluando sus estilos de vida mediante un cuestionario que abarcó parámetros de salud, ejercicio sico,
autoestima, estrés, consumo de tabaco, alcohol y salud sexual. El objetivo fue determinar los estilos de
vida saludables en los estudiantes de segundo de bachillerato del colegio Carmen Mora Encalada. La
muestra incluyó 63 estudiantes, cuyas respuestas fueron analizadas para identificar patrones y
necesidades específicas. El 58.7% de la población tiene un peso normal, siendo más prevalente en
mujeres de 16 años. El 22.2% está bajo peso y un 6.3% presenta obesidad. El 11.1% calificó su salud
como excelente, mientras que el 20.6% percibió su calidad de vida de igual manera. Un 31.7% calificó
su salud como regular. Los niveles de estrés 1 y 3 fueron los más comunes, mientras que el nivel de
autoestima 2 fue el más frecuente. El 31.7% practica ejercicio dos veces por semana, pero un 17.5% no
realiza ninguna actividad física. El 49.2% nunca ha fumado y el 65.1% consume alcohol una o menos
veces al mes. El 46% ha tenido relaciones sexuales y el 85.7% conoce algún método anticonceptivo.
Los resultados subrayan la importancia de recomendar estrategias y políticas de salud en el entorno
académico para promover hábitos saludables, actividad física y educación sexual. Estas medidas
mejorarán la salud física y mental de los estudiantes, contribuyendo a su desarrollo integral y éxito
académico.
Palabras clave: estilo de vida, estudiante, promoción de la salud, ejercicio físico, estrés
1
Autor principal.
Correspondencia: smarca2@utmachala.edu.ec
pág. 832
Healthy Lifestyles in Secondary School Students of a Public Institution
ABSTRACT
Lifestyles significantly influence physical and mental health and general well-being. This quantitative
study focused on the students of the Carmen Mora Encalada School, evaluating their lifestyles through
a questionnaire that covered parameters of health, physical exercise, self-esteem, stress, tobacco use,
alcohol consumption and sexual health. The sample included 63 students, whose responses were
analyzed to identify specific patterns and needs. 58.7% of the population is of normal weight, being
more prevalent in 16-year-old females. 22.2% are underweight and 6.3% are obese. 11.1% rated their
health as excellent, while 20.6% perceived their quality of life in the same way. Some 31.7% rated their
health as fair. Stress levels 1 and 3 were the most common, while self-esteem level 2 was the most
frequent. 31.7% exercised twice a week, but 17.5% did not engage in any physical activity. 49.2% had
never smoked and 65.1% consumed alcohol one or less times a month. Forty-six percent have had
sexual intercourse and 85.7% are aware of a contraceptive method. The results underscore the
importance of health strategies and policies in the academic environment to promote healthy habits,
physical activity and sex education. These measures will improve the physical and mental health of
students, contributing to their integral development and academic success.
Keywords: life style, students, health promotion, physical exercise, stress
Artículo recibido 28 junio 2024
Aceptado para publicación: 15 julio 2024
pág. 833
INTRODUCCIÓN
Los estilos de vida son una construcción multidimensional que abarca comportamientos personales,
tales como la dieta y nutrición, actividad física, manejo del estrés, sueño reparador, apoyo social y
exposiciones ambientales, incluyendo el tiempo frente a la pantalla y la interacción con la naturaleza
(Giner et al., 2021). Se ha demostrado consistentemente que los hábitos de vida saludables influyen
positivamente en la salud física, mental y el bienestar general (Nyberg et al., 2020).
En 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió nuevas recomendaciones sobre actividad
física y conductas sedentarias, enfatizando su importancia para la promoción y protección de la salud.
Para los adultos de 18 a 64 años, la OMS recomienda un mínimo de 150 a 300 minutos semanales de
ejercicio aeróbico de intensidad moderada, o entre 75 y 150 minutos de ejercicio aeróbico de alta
intensidad, o una combinación de ambos. Además, se sugiere limitar el tiempo de sedentarismo,
reemplazándolo con actividades físicas de cualquier intensidad. La prevalencia creciente de
enfermedades no transmisibles como diabetes, cáncer, enfermedades coronarias e hipertensión
representa un problema de salud pública global (Bull et al., 2020).
El análisis de las conductas promotoras de salud de los estudiantes de enfermería filipinos durante la
pandemia y la reflexión sobre su estilo de vida en el contexto de la modernidad líquida que significa
“no estar comprometido con nada” lo que proporciona una visión integral de los desafíos y adaptaciones
que enfrentan. El primer estudio, con un enfoque cuantitativo, investigó los niveles y predictores de
conductas promotoras de salud en una muestra de 363 estudiantes de una universidad pública filipina.
Los resultados mostraron que, aunque los estudiantes mantenían altas prácticas de conductas saludables,
la actividad física era la dimensión menos practicada. Factores como el rendimiento académico auto
informado, el nivel de ingresos familiares y el año académico fueron predictores significativos de estas
conductas (Diana et al., 2023).
Los adolescentes y jóvenes desempeñan un papel crucial en la sociedad, representando el 30% de la
población en Latinoamérica. Aunque a menudo se les considera un subconjunto saludable de la
población, lo que lleva a la subestimación de sus necesidades de salud, es fundamental fortalecer su
desarrollo saludable. Esto no solo les permite transitar hacia la vida adulta con más habilidades para
servir productivamente a sus comunidades, estimulando el crecimiento económico, sino que también
pág. 834
previene la adquisición temprana de hábitos dañinos que pueden convertirse en serios problemas de
salud en la edad adulta (Organización Panamericana de la Salud, 2022).
La OMS señala que diversos países han implementado medidas para promover una alimentación
saludable en establecimientos públicos. En Brasil, el Programa Nacional de Alimentación Escolar exige
que el 30% del presupuesto se destine a la compra de alimentos de explotaciones agrícolas familiares,
asegurando que los menús se preparen con alimentos frescos o mínimamente procesados, respetando la
sostenibilidad, la estacionalidad y la diversificación agrícola regional. Asimismo, la República de Corea
ha establecido regulaciones para mejorar la salud infantil al controlar los alimentos disponibles en un
radio de 200 metros alrededor de las escuelas, prohibiendo la venta de productos que superen los límites
máximos de calorías, azúcares totales y grasas saturadas (Organización Mundial de la Salud, 2021).
En Ecuador, Fernández y Caballero (Fernández y Caballero, 2023) desafiaron la suposición de que los
estudiantes de Ciencias Sociales y de la Salud optan por estilos de vida saludables debido a su contexto
académico. Se observó una relación significativa entre los estilos de vida y factores como la calidad de
la alimentación, el consumo de alcohol y tabaco, estreses influenciados por el nivel socioeconómico y
la carrera estudiada. A medida que aumenta el nivel socioeconómico, mejora la calidad de la
alimentación, pero también aumentan el consumo de alcohol, el estrés y las dificultades para controlar
el enojo, mientras que el tiempo de sueño disminuye con la edad. Este diagnóstico sugiere que las
instituciones académicas deben implementar estrategias y políticas de salud a través de proyectos de
investigación-acción participativa y proyectos multidisciplinarios e interinstitucionales, alineados con
un plan nacional de desarrollo, para mejorar la educación en salud de los estudiantes y, a largo plazo,
beneficiar a las comunidades atendidas por estos futuros profesionales.
Dos estudios destacan la relevancia de la educación y el conocimiento en la gestión de la obesidad. El
asesoramiento nutricional mostró mejoras significativas en la conciencia y prácticas saludables de los
adolescentes obesos, similar a cómo la concientización sobre la obesidad y la percepción de salud
influyen en la adopción de estilos de vida saludables entre los estudiantes. La educación y la
intervención temprana son esenciales para abordar la obesidad y promover una vida más saludable
resaltando la necesidad de programas integrales que aborden tanto la percepción de salud como las
prácticas concretas para combatir la obesidad (Shouli et al., 2024; Özlem et al., 2022).
pág. 835
El segundo estudio ofreció una reflexión crítica sobre el estilo de vida de los estudiantes utilizando 20
artículos para discutir cómo la realidad social influye en su salud y bienestar psicológico, caracterizada
por su constante cambio e inseguridad, agravando las enfermedades. Este ensayo subraya la necesidad
de considerar la perspectiva única de los estudiantes dentro de este paradigma emergente. Ambos
estudios coinciden en la importancia de entender y apoyar los comportamientos y estilos de vida
saludables de los estudiantes, particularmente en tiempos de crisis como la pandemia (Martins et al.,
2023).
La investigación sobre el impacto del programa basado en el modelo de adaptación de Roy en la
adicción a las redes sociales, hábitos de vida saludables y autoestima de los estudiantes, junto con el
estudio sobre la adicción a las redes sociales y las creencias sobre estilos de vida saludables en
adolescentes, revela importantes correlaciones y recomendaciones. La primera investigación evaluó los
efectos de un programa de fortalecimiento basado en el modelo de adaptación de Roy, demostrando
mejoras significativas en los hábitos de vida saludables y la autoestima, aunque no hubo diferencias
significativas en la adicción a las redes sociales (Yaman y Yilmaz, 2024). El segundo estudio, realizado
con 722 estudiantes de secundaria y preparatoria en Turquía, observó que la adicción a las redes sociales
tiene un efecto negativo significativo en las creencias sobre estilos de vida saludables. La adicción a las
redes sociales explica un 8.9% de la variación en las creencias sobre estilos de vida saludables,
sugiriendo la necesidad de intervenciones para reducir la adicción y promover un equilibrio saludable
(Gönül et al., 2024).
La comprensión de los estilos de vida de estos estudiantes es esencial, ya que proporciona información
valiosa sobre sus hábitos cotidianos y cómo influyen en su salud y rendimiento académico. Este análisis
permitirá a las universidades y profesionales de la salud enfocarse en la promoción de hábitos de vida
saludables, contribuyendo al bienestar y desarrollo integral de los estudiantes durante su tiempo de
estudio (Palomino et al., 2021).
Esta investigación tiene como finalidad determinar los estilos de vida saludables en los estudiantes de
segundo de bachillerato del colegio Carmen Mora Encalada.
pág. 836
METODOLOGÍA
La presente investigación adoptó un enfoque cuantitativo con el objetivo de obtener datos numéricos y
medir de manera precisa los estilos de vida de los estudiantes de segundo año de bachillerato de la
especialidad Contabilidad del Colegio Carmen Mora Encalada. Se utilizó un diseño no experimental ya
que no se manipularon variables, enfocándose en la descripción detallada de los estilos de vida de la
población estudiantil en un momento específico. Además, se implementó un diseño descriptivo
transversal, recolectando datos de manera simultánea y puntual para proporcionar una descripción
precisa de la situación actual de los estudiantes.
La muestra del estudio estuvo conformada por 63 estudiantes de la especialidad de contabilidad de
segundo año de bachillerato del colegio Carmen Mora de Encalada. Los datos se recopilaron mediante
la plataforma Microsoft Forms, se utilizó el instrumento Cuestionario de estilos de vida y salud en
estudiantes del Grado de Farmacia de la Universidad de Murcia, diseñado por Cecilia MJ, Atucha N y
García-Estaño J (Cecilia et al., 2019), en la presente investigación el instrumento fue modificado a
conveniencia del autor. En la primera parte de la encuesta, se solicitó información sociodemográfica
(sexo, edad, carrera profesional y nivel socioeconómico). En la segunda parte, se administró, el cual
consta de 50 items, donde se evaluó variables sociodemográficas: se recogla edad, sexo, estado civil,
grado de religiosidad, lugar de nacimiento y lugar de residencia durante el curso, variables académicas:
se recogió información sobre el curso actual en el que cada alumno se encontraba matriculado,
parámetros de salud, peso, talla, índice de masa corporal, ejercicio, físico, nivel de autoestima, nivel de
estrés, consumo de tabaco, alcohol, salud sexual y otras sustancias.
RESULTADOS
La Tabla 1 proporciona una visión detallada de la distribución demográfica de los individuos según su
Índice de Masa Corporal (IMC), sexo y edad. la mayor prevalencia de IMC normal se encuentra en
mujeres de 16 años, mientras que la prevalencia de bajo peso es más común en hombres de 16 años. La
obesidad está presente únicamente en mujeres de 16 y 17 años, y el sobrepeso es más frecuente en
mujeres de 16 años. En total, se incluyeron 63 individuos en el estudio, distribuidos de manera equitativa
en las diferentes categorías de IMC y edades.
pág. 837
Tabla 1. Información demográfica
IMC
Sexo
Edad
%
Bajo peso
Masculino
15
1.59
16
7.94
17
1.59
Femenino
15
0
16
7.94
17
3.17
Normal
Masculino
15
3.17
16
19.05
17
7.94
Femenino
15
4.76
16
23.80
17
0
Sobrepeso
Masculino
15
0
16
1.59
17
1.59
Femenino
15
0
16
9.52
17
0
Obesidad
Masculino
15
0
16
0
17
0
Femenino
15
0
16
4.76
17
1.59
Total
100%
El análisis en la percepción del estado de salud y la calidad de vida revela que hay una disparidad entre
los individuos. Aunque solo el 11.1% de los individuos calificaron su estado de salud como excelente,
el 20.6% de ellos percibieron su calidad de vida como excelente. De manera similar, aunque el 31.7%
calificaron su estado de salud como regular, solo el 15.9% percibieron su calidad de vida de la misma
manera.
pág. 838
Tabla 2. Estado de salud y calidad de vida autopercibida
Estado de salud
n
%
Calidad de vida autopercibida
n
%
Excelente
7
11.1
Excelente
13
20.6
Muy bueno
9
14.3
Muy bueno
7
11.1
Bueno
17
27.0
Bueno
19
30.2
Regular
20
31.7
Regular
10
15.9
Malo
10
15.9
Malo
14
22.2
Total
63
100%
Total:
63
100%
Los datos presentados sugieren una variabilidad en la distribución de los niveles de estrés y autoestima.
Se observa una mayor frecuencia de individuos en los niveles de estrés 1 y 3, mientras que los niveles
de autoestima muestran una mayor concentración en el nivel 2. Este patrón puede indicar una relación
inversa entre el estrés y la autoestima, donde a medida que aumenta el estrés, la autoestima tiende a
disminuir.
Tabla 3. Nivel de estrés y autoestima.
Estrés
%
Autoestima
%
0
8
12.7
11
17.5
1
16
25.4
9
14.2
2
9
14.3
23
36.5
3
13
20.6
8
12.7
4
8
12.7
6
9.5
Total
63
100%
63
100%
El ejercicio físico muestra que la mayoría de los individuos (31.7%) practican dos veces por semana,
seguido por aquellos que lo practican una vez por semana (28.6%). Es notable que un 17.5% de los
individuos no practican ejercicio físico en absoluto, mientras que un pequeño porcentaje (3.2%) realiza
actividad física con una alta frecuencia de cuatro a cinco veces por semana.
Tabla 4. Ejercicio físico
¿Con qué frecuencia practicas ejercicio físico a la semana?
n
%
Nunca
11
17.5
Una vez
18
28.6
2 veces
20
31.7
3 veces
7
11.1
4 a 5 veces
2
3.2
Cada día
5
7.9
Total
63
100%
pág. 839
Se determina que la mayoría de los individuos (49.2%) nunca ha fumado, seguido por un 30.2% que no
fuman actualmente. Es notable que solo un 6.3% son fumadores ocasionales y un 14.3% son fumadores
habituales. En cuanto al consumo de alcohol, la mayoría de los individuos (65.1%) reportaron consumir
alcohol una o menos veces al mes, seguido por un 20.6% que nunca consumen alcohol. Un 14.3% de
los individuos consumen alcohol de 2 a 4 veces al mes, y no se registraron individuos que consuman
alcohol con mayor frecuencia.
Tabla 5. Consumo de tabaco y alcohol
Consumo de tabaco
n
%
Consumo de Alcohol
n
%
No fumador
19
30.2
Nunca
13
20.6
No ha fumado nunca
31
49.2
Una o menos veces al mes
41
65.1
Exfumador
0
0.0
2 a 4 veces al mes
9
14.3
Fumador ocasional
4
6.3
2 a 3 veces a la semana
0
0.0
Fumador habitual
9
14.3
4 o más veces a la semana
0
0.0
Total
63
100%
Total:
63
100%
Con respecto a la sexualidad se evidencia una ligera mayoría de los individuos (54.0%) no ha tenido
relaciones sexuales, mientras que el 46.0% ha tenido actividad sexual. Es notable que una gran mayoría
(85.7%) de los individuos conoce algún método anticonceptivo, lo que sugiere una alta conciencia sobre
la importancia de la planificación familiar y la prevención de enfermedades de transmisión sexual.
Tabla 6. Sexualidad
Ha tenido usted
relaciones sexuales
n
%
Conoce usted algún método
anticonceptivo
n
%
29
46.0
54
85.7
No
34
54.0
No
9
14.3
DISCUSIÓN
La muestra estudiada de los estudiantes del Colegio de Bachillerato Carmen Mora de Encalada, su
participación tuvo una mayor tasa en la edad de los 16 años, seguido de 17 años y mínima cantidad de
15 años. En cuanto a la población el 55% fueron mujeres y el 45% varones, dato que se relaciona con
el estudio de Young et al. (2024), alrededor del 75% fueron estudiantes de sexo femenino.
En relación con el índice de masa corporal (IMC), el 58.7% de la población total presentó un peso
normal, especialmente en las mujeres de 16 años. Además, el 22.2% se encontró bajo peso, y un 6.3%
pág. 840
presentó obesidad. En el caso de los estudiantes varones, es notable que, a pesar de su temprana edad,
el 30.1% tenía un peso normal. Este porcentaje es superior al encontrado en la investigación de Paredes
et al. (2019), en la cual se reportaron 52 estudiantes (11.1%) con desnutrición, 253 (54.1%) con peso
normal, 124 (26.5%) con sobrepeso, 23 (4.9%) con obesidad y 4 (0.9%) con obesidad mórbida. Aunque
los alumnos con sobrepeso son conscientes de su condición, casi la mitad de las estudiantes con bajo
peso no reconocen que está por debajo del normal. En general, el 50% de los estudiantes del estudio
expresan preocupación por su peso, a pesar de estar dentro del rango saludable. Además, que perciben
su peso como algo o bastante superior al normal demostrando preocupación, y casi la mitad de ellos
sigue alguna dieta o régimen de adelgazamiento.
En la percepción del estado de salud y la calidad de vida se revela que hay una disparidad entre los
individuos. Aunque solo el 11.1% de los individuos calificaron su estado de salud como excelente, el
20.6% de ellos percibieron su calidad de vida como excelente. De manera similar, aunque el 31.7%
calificaron su estado de salud como regular, solo el 15.9% percibieron su calidad de vida de la misma
manera; información que coincide en una población joven, donde son predominantemente positivas.
Así mismo, los estudiantes, en su mayoría, no consideran tener una mala salud o calidad de vida
representado un 6,5% de las estudiantes reportan una calidad de vida regular (Cecilia et al., 2019). Otro
dato notablemente menor al referido por el estudio sobre el alumnado con 4.2% menciona su vida de
manera excelente (Yong Kang et al., 2024; Paredes et al., 2019). Una contradicción similar ha sido
encontrada en relación con el nivel de calidad de vida encontrándose resultados más positivos en la
población estudiantil con un 23% (Guidotti et al., 2024).
En los niveles de estrés más frecuentes son 1 (25.4%) y 3 (20.6%), y los niveles de estrés 0 y 4 tienen
la misma proporción (12.7%). La autoestima más frecuente es 2 (36.5%). La distribución de los niveles
de estrés y autoestima parece sugerir una relación inversa: a mayor nivel de estrés, menor nivel de
autoestima. Por ejemplo, un 36.5% de los estudiantes presentan un nivel de autoestima 2, mientras que
los niveles de estrés 0 y 1, que corresponden a niveles más bajos de estrés, muestran una proporción
considerable de estudiantes con autoestima en niveles 2 y 3. Para el estudio de Cecilia et al (Cecilia et
al., 2019), en su población objetivo que fueron estudiantes reportan niveles de autoestima normales o
altos, con resultados más positivos entre los hombres entre nivel 2 y 3 con un 30%. Por otra parte,
pág. 841
Florez-Escobar et al. (Florez-Escobar et al., 2024) concluyó que los estudiantes reportan menores
niveles de estrés y autoestima en un 51.4% de los estudiantes raramente sintieron tristeza, 63.3% pocas
veces sintieron enojo, ira u hostilidad y un 44.9% pocas veces sintieron soledad; de manera simultánea
un 49% frecuentemente sintieron angustia, estrés o nerviosismo. Estos datos sugieren que, a pesar de
los niveles de estrés, los estudiantes aún experimentan emociones positivas con frecuencia. Esto podría
indicar mecanismos de afrontamiento efectivos o una resiliencia emocional robusta dentro de la
población estudiada.
El porcentaje de estudiantes que manifiestan realizar ejercicio físico es del 28.7%, una cifra superior a
la observada en otros estudios con muestras similares (Musa et al., 2024). Hemos constatado que los
hombres practican más actividad física que las mujeres. Esta diferencia entre sexos puede explicarse,
como se observa en el estudio de Alexopoulou et al (2024), por el creciente abandono de la práctica
deportiva entre las mujeres estudiantes después de dos años del inicio de sus estudios. Nuestro análisis
revela que más de la mitad de los estudiantes reportan realizar ejercicio físico con menor frecuencia
(28,6%).
Por otro lado con relación al consumo de tabaco entre los estudiantes encuestados hemos encontrado
un porcentaje mucho más bajo, del 6.3%. Como la mayoría de estas personas se encuentran entre los
15-17 años, una población bastante joven, podemos hablar de que casi un 49.2% de los estudiantes no
han consumido tabaco en ninguna ocasión. Respecto a la población general, en el estudio de
Dabraviolskaj et al (2023) el porcentaje de fumadores estudiantiles habituales de tabaco fue del 40,5%,
pero en nuestro estudio, este valor es del 9%, una prevalencia más baja que la descrita en otros estudios
que representan entre el 17-24% del hábito tabáquico del estudiante escolar (Telumbre-Terrero et al.,
2023; Laroussy et al., 2023). Nuestro estudio también refleja un mayor porcentaje de mujeres fumadoras
(9,4%) frente al de hombres (7%), lo que se asemeja a los resultados del estudio de 2023 de la
Universidad del Sur de Croacia (Istenic et al., 2023) en donde se evidencia un 18% el consumo de
tabaco en las mujeres a tan solo un 12% en los hombres. Parece ser que esto podría considerarse muy
expresivo de la tendencia, observada internacionalmente, a una gran incorporación de las mujeres al
consumo de tabaco y, paralelamente, una disminución en su prevalencia en el caso de los hombres
(Martín et al., 2023). Finalmente, nuestro estudio pone de manifiesto otro aspecto de importancia en la
pág. 842
que las instituciones de educación deberían de actuar, ya que parece existir una influencia negativa de
la vida estudiantil hacia el hábito tabáquico, puesto que la mayoría de los fumadores habituales refieren
empezar a fumar desde los 15 años.
Paralelamente en el consumo de alcohol el 41% refiere haber consumido por los menos una vez al mes,
por lo contrario, en la investigación realizada por Rivadeneira y Paccha (2021) los resultados señalan
la sustancia de mayor consumo al alcohol (68%); actitudes positivas a la ingesta de alcohol manifiestas
en el 64 % de adolescentes; el principal motivo los problemas familiares 71%. Para Gongora-Avila et
al (2021), señala en su estudio que el 57,8 % tenían entre 14 y 15 años predominando el sexo femenino
(64,4 %). El 71,1 % refirieron consumir bebidas alcohólicas. El 75 % de los que consumen bebidas
alcohólicas llegan al estado de embriaguez. Con una mayor incidencia en aquellos de 14 a 15 años (43,8
%).
Con relación a la sexualidad, Nacayo y Balabarca (Nakayo-Tiznado y Balabarca-Cárdenas, 2021)
evidenciaron que, aunque sólo el 40% de encuestados conoce muy poco a nada de la sexualidad juvenil
motivo por el cual su actitud es de riesgosa a crítica aun los que refieren que mantienen una actitud
sexual precavida también potencialmente están en riesgo todos estos aspectos lo corrobora la
correlación, en el presente estudio los entrevistados indicaron en un 40% que no han tenido relaciones
sexuales y así mismo el 85.7% conoce de métodos anticonceptivos. Los datos sugieren una disparidad
entre la actividad sexual y el conocimiento de métodos anticonceptivos. Aunque una mayoría de
individuos no ha tenido relaciones sexuales, es importante destacar que aquellos que han tenido
relaciones sexuales mayoritariamente conocen algún método anticonceptivo, lo que es un indicador
positivo de educación sexual. Así mismo, en el estudio de Cecilia et al (2019) señala un 4,82% de los
estudiantes no toman precauciones en sus relaciones sexuales, y un 4,10% han padecido alguna
enfermedad de transmisión sexual. En ambos sexos, la mayoría considera bastante satisfactoria su
manera de vivir la sexualidad.
CONCLUSIONES
La investigación confirma que los estilos de vida saludables, como la dieta equilibrada, la actividad
física regular y la gestión del estrés, tienen un impacto positivo en la salud física, mental y el bienestar
general de los estudiantes, destacando la adopción de hábitos saludables desde una edad temprana para
pág. 843
prevenir enfermedades. Además, se resalta la importancia de la actividad física en la promoción de la
salud; aunque una parte significativa de los estudiantes realiza ejercicio físico regularmente, es
necesario aumentar estos niveles, especialmente entre las mujeres, para asegurar una vida saludable a
largo plazo. La educación y la intervención temprana son esenciales para abordar la obesidad y
promover estilos de vida saludables, ya que los programas educativos que aumentan la conciencia sobre
la salud y proporcionan estrategias prácticas pueden ser efectivos para mejorar los hábitos de vida de
los adolescentes. Sin embargo, existe una variabilidad en la percepción de la salud y la calidad de vida
entre los estudiantes: mientras un porcentaje significativo percibe su calidad de vida como excelente,
hay disparidades notables que requieren atención para mejorar el bienestar general de todos los
estudiantes.
El estudio también revela preocupaciones sobre el consumo de tabaco y alcohol entre los estudiantes;
aunque la prevalencia de fumadores y el consumo de alcohol es menor en comparación con otras
poblaciones, sigue siendo una cuestión relevante que necesita estrategias de prevención y educación
continua. A pesar de que la mayoría de los estudiantes muestra un alto conocimiento sobre métodos
anticonceptivos, lo que sugiere una buena educación sexual, la disparidad entre la actividad sexual y el
conocimiento de métodos anticonceptivos indica la necesidad de reforzar la educación sexual para
asegurar prácticas seguras entre los adolescentes. En este contexto, la investigación destaca la necesidad
de implementar programas de intervención específicos en las instituciones educativas para promover la
actividad física, reducir el consumo de sustancias nocivas y fomentar la salud mental. Estos programas
deben ser integrales y adaptados a las necesidades particulares de los estudiantes para maximizar su
efectividad. Por lo tanto, se recomienda que las instituciones educativas desarrollen y apliquen políticas
que promuevan estilos de vida saludables entre los estudiantes, incluyendo la creación de programas
educativos, actividades extracurriculares y la integración de la promoción de la salud en el currículo
académico.
REFERENCIA BIBLIOGRAFICA
Alexopoulou, C., Fountoulaki, M., Papavasileiou, A., & Kondili, E. (2024). Sleep Habits, Academic
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