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Según Hernández (2002), desde sus inicios, las anotaciones contables han tenido dos propósitos
fundamentales. En primer lugar, satisfacen la obligación de los agentes y factores de rendir cuentas a sus
superiores sobre la gestión de los bienes y haciendas confiados a su cuidado. En segundo lugar, permiten
seguir de cerca la marcha global de los negocios o actividades.
El tributo había formado parte de la sociedad desde la época precristiana, cuando a los romanos se les
pagaba en monedas por diversos servicios. El tesorero también debe informar las cuentas a sus
superiores. Hay muchos procesos contables actuales que han evolucionado a lo largo de los años.
Según (Mazaet al., 2015) sus orígenes como ciencia comenzaron con el desarrollo de técnicas de conteo
y registro. El primer escritor que lo consideró como un tema digno de investigación científica fue Simon
Stevin, quien enfatizó el aspecto patrimonial de la contabilidad y consideró la contabilidad como una
herramienta de control para la gestión de las empresas. En términos de gestión, hemos empezado a pensar
en tomar decisiones en función de nuestra situación económica, digamos que una persona tiene que tomar
decisiones en función de sus ingresos, puede comprar en función de sus ingresos laborales, así puedo
tomar una decisión más importante para empresas que manejan cobranzas.
El trabajo contable puede surgir de la necesidad de conseguir herramientas para llevar un negocio, nos
da el énfasis de ver que todos necesitamos contabilidad, todos los departamentos y profesiones, porque
siempre tenemos que pagar el costo del negocio. tener; desarrollador; según (Oriol Amat M, s.f.) la
empresa debe tener ingresos por sus actividades y poder pagar sus obligaciones, considerando que la
contabilidad me ayudará a controlar mis ingresos y gastos y así entender qué tan productivo es mi
negocio.
Con el tiempo, surgieron enfoques de la contabilidad, para Hernández (2002) la contabilidad por partida
doble, con su enfoque completo y abarcador, llevó a la implementación de medidas adicionales para
garantizar la confiabilidad de los libros contables. Como norma consuetudinaria e incluso legal en
algunos casos, se estableció que los libros Diario y Mayor, que son fundamentales en la contabilidad por
partida doble, debían estar encuadernados, sin tachaduras, sin hojas en blanco y sin posibilidad de
introducir nuevas hojas o reemplazar las originales. Además, no se permitía anular partidas anteriores ni
intercalar nuevos asientos.