pág. 3728
EDUCACIÓN Y POLÍTICAS DE SALUD EN LA
PROMOCIÓN DE LA SALUD COMO EJE TRANSVERSAL
DE LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE
HEALTH EDUCATION AND POLICY IN HEALTH PROMOTION
AS A TRANSVERSAL AXIS OF THE SUSTAINABLE
DEVELOPMENT GOALS
Gladys Inés Bustamante Cabrera
Universidad Mayor de San Andrés, Bolivia
Rina María Alvarez Becerra
Universidad Nacional Jorge Basadre Grohmann, Pe
Magna Ruth Meregildo Gómez
Universidad Nacional de Trujillo, Perú
pág. 3729
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i4.12602
Educación y Políticas de Salud en la Promoción de la Salud Como Eje
Transversal de los Objetivos de Desarrollo Sostenible
Gladys Inés Bustamante Cabrera1
dra.gbustamante@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-2275-4386
Universidad Mayor de San Andrés
Bolivia
Rina María Alvarez Becerra
rinaalvarezb@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-5455-6632
Universidad Nacional Jorge Basadre Grohmann
Perú
Magna Ruth Meregildo Gómez
meregildoruth@gmail.com
https://orcid.org/0000-0001-6706-4752
Universidad Nacional de Trujillo
Perú
RESUMEN
La agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible han planteado importantes retos para todos
los estados, centrándose en la promoción y educación para la salud como eje articulador para el
cumplimiento de las metas propuestas. Este eje transversal es de gran importancia ya que implica
cambios en las políticas estatales y formas de educación y comunicación en salud que garanticen la
apropiación de información relevante por parte de la comunidad, que gestione el autocuidado y el
cuidado comunitario, así como el del medio ambiente, desarrollando acciones preventivas más que
curativas que respondan a las prioridades de salud de cada país, frente a los riesgos sanitarios que se
presentarán en los próximos años, cambios que a la fecha parecen no haberse realizado en el
Latinoamérica, al no existir evidencia de ello
Palabras clave: promoción de la salud, objetivos de desarrollo, agenda 2030, educación para la salud,
políticas de salud
1
Autor principal
Correspondencia: dra.gbustamante@gmail.com
pág. 3730
Health Education and Policy in Health Promotion as a Transversal Axis of
the Sustainable Development Goals
ABSTRACT
The 2030 agenda and the Sustainable Development Goals have posed important challenges for all states,
focusing on health promotion and education as an articulating axis for the fulfillment of the proposed
goals. This transversal axis is of great importance since it implies changes in state policies and forms
of health education and communication that guarantee the appropriation of relevant information by the
community, which manages self-care and community care, as well as that of the environment,
developing preventive rather than curative actions that respond to the health priorities of each country,
facing the health risks that will be presented in the coming years, changes that to date seem not to have
been made in Latin America, as there is no evidence of it.
Keywords: health promotion, development goals, agenda 2030, health education, health policies
Artículo recibido 03 julio 2024
Aceptado para publicación: 05 agosto 2024
pág. 3731
INTRODUCCIÓN
La agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ha planteado 17 Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS) a ser cumplidos por los países adherentes, con el fin de mejorar las
condiciones de vida de los habitantes del planeta, así como reducir la crisis ambiental que afecta cada
vez más a todos los países del orbe y que ha contribuido a la disminución de la productividad en el
sector agropecuario, incremento de las enfermedades respiratorias y neoplásicas, hambre y pobreza
mundial, que junto con los bajos niveles educativos de muchas regiones del planeta, han llevado de
manera progresiva al deterioro en los sistemas socioeconómicos y sanitarios. Los ODS plantean metas
a ser cumplidas en el siguiente decenio, sin embargo, las condiciones actuales del planeta muestran una
situación actual no prometedora para pretender el logro esperado.
Las acciones planteadas en los ODS, sitúan a la salud en el centro de la agenda de desarrollo y como
motor principal en la promoción del progreso económico de los países, que junto a la educación son los
elementos principales para la consecución de los mismos, por lo que la intervención en este campo con
la promoción de la salud y atención primaria de la salud, debe ser colocada preferencialmente en las
actividades programadas por los jefes de Estado.
En este sentido, es importante analizar las condiciones en las cuales se debe realizar la promoción en
salud, los niveles de información a desarrollar, las personas que ejecutarán el proceso informativo, y las
condiciones sanitarias que se pretenden afectar, tomando en cuenta la diversidad cultural, educativa,
económica, social y de género que tienen los países, sobre todo latinoamericanos, que tienen arraigos
culturales muy profundos, así como una gran cantidad de etnias con comportamientos sociales propios.
A diferencia de lo que ocurre en los países de Europa y Norteamérica, un gran reto para el cumplimiento
de las metas de la agenda 2030, es la interrelación sostenida, confiable y respetuosa con estos grupos
sociales, que además logren cambios esperados en la educación y salud, sin afectar su culturalidad.
La promoción de la salud, trata de un tema que inevitablemente se basa en la Carta de Otawa de 1986,
que menciona que, la Promoción de la Salud es la capacidad de “proporcionar a los pueblos los medios
necesarios para mejorar su salud y ejercer un mayor control sobre la misma” (López-Fernández 2014).
Este documento especifica que existen condiciones y requisitos para lograr la salud, entre los que se
mencionan; la paz, educación, vivienda, alimentación, economía, y un ecosistema estable, además de
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justicia social y equidad, sin los cuales no es posible alcanzar las condiciones necesarias para lograr un
equilibrio de bienestar físico y mental. Asimismo, la promoción de la salud aplica tres herramientas: la
información, la educación para la salud asentada en la Declaración de Incheon (Monsalve Lorente 2012;
UNESCO 2016) con el desarrollo de competencias suficientes para el reconocimiento de la importancia
del bienestar individual y colectivo; y la comunicación social en salud (Brito et al. 2012) que se apoya
en el logro de aprendizajes a partir de conocimientos, actitudes y prácticas sustentadas en valores,
obtenidos en las experiencias de contextos formales e informales, con la finalidad de que las personas
hagan la elección correcta y tomen decisiones oportunas y adecuadas para su salud y bienestar.
Por lo tanto, el logro del objetivo 3 de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 garantizar una vida
sana y promover el bienestar para todos en todas las edades- requiere de la intervención de varios
factores, que en conjunto puedan beneficiar el estado de salud de una población o apuntalar el
detrimento de la misma. Por esta razón, las políticas de salud, así como las conductas sociales y
económicas del país, no deben tener como único fin la reducción de la pobreza económica de la
sociedad, sino la mejora productiva de la misma, basada en condiciones de bienestar de la salud de su
población y su entorno, respetando la equidad de género y consecuentemente ampliar las oportunidades
laborales y educativas, para lo cual deben implicarse activamente a los gobiernos, sectores sanitarios,
educativos, productivos y otros sectores económicos y sociales, que actuarán como mediadores
responsables de la comunicación y relacionamiento de los entes afianzados en el mantenimiento de la
salud física y mental del individuo.
Sin embargo, alcanzar estos propósitos no es posible sin educación de la comunidad, por lo que salud y
la educación se convierten en un binomio indispensable para constituirse en el pilar de construcción de
los demás objetivos de desarrollo, reconociendo el rol que cumple la educación como motor principal
del desarrollo y logro de los ODS (UNESCO 2016).
Las metas así planteadas en la agenda 2030, pueden ser inalcanzables en países con economías bajas,
por lo que es indispensable lograr acuerdos y alianzas gubernamentales que aporten al desarrollo de los
países menos favorecidos económicamente, de allí que los países con mayores recursos deberían
establecer todas las medidas necesarias para coadyuvar a aquellos países con mayor índice de pobreza
a alcanzar las metas propuestas en los ODS (Nations United 2019).
pág. 3733
Políticas públicas y promoción< de la salud
Las políticas públicas se definen como el conjunto de acciones, objetivos o metas, así como decisiones
gubernamentales destinadas a la solución de problemas prioritarios de un grupo social (Graglia 2017;
Wilson, J. 2018). Las políticas públicas, establecen situaciones donde los gobiernos a través de los
ministerios respectivos instauran las prioridades de cada país en los espacios públicos, que en el ámbito
latinoamericano se supeditan a posiciones políticas sectoriales e individuales de los gobernantes, más
que a las necesidades de la población.
Para el desarrollo de las políticas públicas es indispensable la identificación de prioridades
problemáticas que requieren soluciones a corto plazo. En el campo de la salud, es innegable que la
mortalidad materno infantil, las enfermedades infecciosas, las patologías crónicas, el embarazo y aborto
adolescente, así como las muertes secundarias a violencia se constituyen en temas de relevancia, que
han sido tomados en cuenta en las metas de los ODS. Mientras que, en el área educativa, el abandono
escolar, sobre todo en el grupo de niñas y mujeres adolescentes, la falta de acceso a la educación en
sectores desfavorecidos, los bajos niveles de alfabetización, la inequidad en el acceso a información, la
baja calidad educativa, la desigualdad de género, se constituyen en factores que acrecientan el problema
de salud, ante el desconocimiento del manejo adecuado de excretas, prevención de la salud,
planificación familiar, alimentación saludable, cuidado ambiental, entre otros, temas que si bien han
sido tratados de forma reiterativa, no han tenido mayores repercusiones en los cambios esperados en el
último decenio.
Es necesario entonces, que todos los actores sociales y la comunidad en general, asuman la importancia
de las políticas públicas en la conducción de un estado y en las transformaciones sociales esperadas, en
función a las necesidades e intereses de la población en general, buscando consecuentemente la
satisfacción de la comunidad ante su imposición. Las políticas públicas relacionadas a la salud, deberán
contemplar varios aspectos, ya enmarcados en la agenda 2023 de los ODS, y no observarse como
acciones individualizadas e individualistas de los gobernantes, quienes además debieran resaltar el
enfoque de los derechos humanos, ciclo de vida, la equidad de género y promover el compromiso de la
participación ciudadana (Alcalde 2021).
pág. 3734
Los gobiernos demagógicos de los países latinoamericanos, distorsionan el valor intrínseco de las
políticas públicas en todas las áreas, lo que no ha permitido la continuidad de acciones de gobiernos
previos. Las democracias latinoamericanas antecedidas por golpes militares, han llevado a una serie de
sucesos en la retoma del poder de gobierno, con tergiversaciones sobre el verdadero valor de una política
pública correctamente planteada, donde los actores sociales han tomado un poder académico no siempre
orientado a la necesidad de la población sino a intereses sectoriales fomentados por la clase política.
En los últimos años, la pandemia, ha puesto en evidencia la fragilidad de las políticas públicas de salud
en Latinoamérica, mostrando grandes déficits en los sistemas de salud, con instalaciones precarias o en
mal estado, ausencia de profesionales de salud para la atención de los enfermos, ausencia de insumos y
limitaciones en infraestructura. Esta deteriorada imagen de los sistemas de salud en el continente, se ve
favorecida por ausencia de sistemas de gestión y administración hospitalaria, así como ausencia
programática de recursos económicos ante situaciones de riesgo emergentes.
Las políticas públicas consecuentemente deben acompañarse de la difusión transparente de la gestión
de gobierno y de la administración respectiva. Es decir que la comunicación sobre las mismas dependerá
de las perspectivas estatales sobre su línea política y estado de gobierno (Osorio y Vergara, 2016), de
allí que muchos estados comunican políticas similares, con apasionamiento sobre las mismas u
oposición sobre ellas, sobre todo cuando existen polos antagonistas de pensamiento. Por supuesto, para
ello se deberá analizar el momento histórico de su promulgación, las fortalezas y debilidades y los
mecanismos de difusión empleados para la aceptación o rechazo de la población y la viabilidad de
aplicación sin que tengan consecuencias económicas en otros sectores.
Los ODS de la agenda 2030, hacen explícitas algunas necesidades imperiosas de toda la población del
mundo para replantear las políticas públicas de algunos países que han mostrado déficits en las áreas
planteadas por la ONU, todas ellas explícitamente expuestas en los objetivos del milenio. Solo algunos
países han mostrado indicadores de intervenciones exitosas parciales o totales, lo que lleva a la
redefinición de sus prioridades en la atención primaria, cuando de salud se trata (Salinas y Vio del R.
2002).
La difusión irresponsable de información falsa (Graglia 2017), pone en riesgo la credibilidad
gubernamental, así como la validez de datos que evalúan el cumplimiento de las metas planteadas por
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los gobiernos, pero esta actitud demagógica, es cada vez más frecuente en países con tendencia
socialista, que, con el fin de no mostrar los fracasos económicos de los gobernantes, da métricas falsas
e ilusionistas , que tienden a deteriorar aún más el estado real de los estados, en todos los campos, entre
ellos el de la salud, lo que repercutirá a corto o mediano plazo en áreas como la seguridad laboral, el
cuidado medioambiental, productividad y otros.
La promoción de la salud como eje transversal de los ODS
La promoción de la salud, puede ser el eje articulador de muchos objetivos de desarrollo sostenible, en
el entendido de que la pérdida de un estado de salud óptimo tiene varios orígenes a decir, falla en
alimentación, estrés laboral, ausencia de recursos económicos, educación de baja calidad , baja
productividad, déficit en saneamiento ambiental, polución, etc. (Di Ruggiero 2019; Guevara Guerrero,
Pérez Martín y Bravo Torrija 2023). De tal forma, la promoción de la salud se convierte en un eje
transversal a casi todos los objetivos de desarrollo de la agenda 2030, pero que, a diferencia de otros,
requiere la participación global y no territorial de todos los habitantes del planeta.
Hasta hace poco el énfasis en la salud, se orientaba a la cura de la enfermedad, ahora se plantea la
prevención como elemento primordial para el mantenimiento de la salud, retórica que durante años se
ha mantenido en la agenda global, sin que existan acciones específicas para el cumplimiento de las
metas planteadas.
El evento de la pandemia por COVID- 19 ha sido un ejemplo claro de sinergia de la salud y sistemas
adyacentes, llámense, sistemas económicos, salubres, ambientales etc., por lo que muchos la
denominaron como sindemia por la “coalescencia sistémica de eventos sociales y salud” (Nogueira,
Goncalves Rocha, y Akerman 2023; Wenniserí:iostha Jock et al. 2022), haciendo mención a la unión
de varias comorbilidades que afectaron la salud de miles de personas inclusive llegando a
fallecimientos, mientras otras eran excluidas de la atención de emergencia por su edad, llevando a
condicionantes éticos severos ante la toma de decisiones del cuerpo médico, quienes además eran
excluidos para atención en muchos sistemas sanitarios y también de la población.
La inequidad, también fue responsable de la muerte de muchas personas en todo el mundo, que se vieron
enfrentadas a una “austeridad fiscal”, incapaz de responder a necesidades humanas de los pobladores,
pero que, sin embargo, dotaba de recursos a los cuerpos políticos, para su siguiente campaña electoral.
pág. 3736
Es evidente entonces que la falta de recursos económicos para salud, así como para investigación en
temas de importancia, no son prioritarios para muchos países en Latinoamérica, por lo que el enfrentar
una pandemia como la reciente por la COVID-19, se mostraron grandes asimetrías en la respuesta a
una emergencia sanitaria que se llevó a muchos pobladores y personal de salud que trabajaba en
condiciones deficientes, sin que el Estado haga algo por mejorar las condiciones sanitarias en general,
desde entonces hasta la fecha.
La Unión Internacional para la Promoción de la Salud (UIPES) argumentó la necesidad de implementar
algunos requisitos para la promoción adecuada de la salud, orientadas al liderazgo, la capacitación
institucional, el desarrollo de la fuerza de trabajo, la financiación, la planificación, el seguimiento y la
evaluación. Además, en 2022, se planteó, aprovechar oportunidades resultantes de la tragedia mundial,
liberarse de las perspectivas que dan soluciones de mercado estrictamente y abrir barreras para la
innovación, sana y responsable. Ninguno de estos puntos, pese a ser explícitos, ha generado un
movimiento a favor del cambio, manteniéndose sistemas obsoletos que más de una vez han demostrado
su fracaso en la mayor parte de los países latinoamericanos.
En este punto la resiliencia, se convierte en un gran aliado de la promoción de la salud (Curbelo y Ziglio
2020), al momento de transversalizar las acciones de esta última, de modo tal que, el fortalecimiento de
la resiliencia y visión objetiva optimizada de las situaciones, aligera el camino de implementación de
la promoción de la salud en campos en los cuales es compleja su ejecución, desarrollando capacidades
adaptativas, absorbentes o de prevención que ayuden a llevar adelante situaciones de alta complejidad.
La transversalidad de la promoción y educación para la salud, debe integrar además actividades
educativas, investigativas, y de relacionamiento con pares, que fortalezcan las actividades programadas
por los promotores sanitarios, de allí que se introducen a las tecnologías disruptivas como coadyuvantes
en este proceso. En este entendido, las innovaciones disruptivas” (Gutiérrez Martínez y Febles Estrada
2020; Vidal, Lauzán, y Díaz 2018; Pilonieta 2017; Sanhueza, A. et al. 2022) se han considerado como
procedimientos o tecnologías que deben ser asociadas a todas las áreas, produciendo cambios profundos
e integración del conocimiento, convirtiendo en obsoletos aquellos procedimientos o acciones previas,
debiendo sin embargo, tener un uso responsable y ético en todos los campos de su aplicación.
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En el área de la salud se ha introducido de manera tal, que se han encontrado 19 disruptivos de la salud
mundial donde se mencionan el ébola, SIDA, COVID-19, cambios geopolíticos , la urbanización-
migración-cambio climático, el complejo médico industrial, donantes privados/ONG, enfermedades
infecciosas, neoliberalismo, inequidad, el racismo entre otros, siendo la Promoción de la Salud, el eje
articulador, no discriminante que evita todas estas disrupciones sociales y sanitarias, por lo que puede
ser el transformador social, económico y sanitario, siempre y cuando sea planteado de manera
cuidadosa, integral, integradora y participativa.
Es así que la disrupción entre la salud y enfermedad, estará centrada en la prevención de la salud y la
extensión social, de allí que un nuevo paso a este modelo de atención sanitaria, se traduce en el
paradigma de “Medicina centrada en la persona” que cada vez tiene más apertura, al reunir condiciones
establecidas en la medicina Hipocrática, la ética y la medicina social, intentando personalizar la atención
de salud y realizar acciones predictivas de la enfermedad, lo que permite una planificación de los pasos
a seguir para su prevención. Las tecnologías disruptivas, introducen también al “e-paciente” o paciente
digital, que utiliza a los sistemas de comunicación para solicitar consulta u orientación profesional
afectando de manera importante a algunos sectores que carecen de espacios geográficos y económicos
para una consulta física. La disrupción tecnológica es cada vez más importante, al desarrollar
tecnologías que aumentan la cobertura de atención dica e incluso de exámenes complementarios, así
como la telemedicina (Gutiérrez Martínez, y Febles Estrada 2020).
Los puntos arriba tratados, muestran una clara integración transversal de la promoción y educación para
la salud utilizando cambios tecnológicos y la modernización de información, como estrategias a ser
utilizadas al momento de planificar la promoción en salud, abriendo de igual modo espacios de debate
ético en su aplicación y control de información.
Enfoques de la educación y promoción para la salud
En el campo de la promoción de la salud, es importante rescatar los conocimientos de los pueblos
indígenas y la transmisión comunitaria de procedimientos de prevención en enfermedades, de tal modo
que la apropiación de información esté orientada a una forma de comunicación explícita en grupos
vulnerables de población como son los pueblos nativos, grupos de LGTB, poblaciones excluidas social
o económicamente, analizando cuales fueron los fracasos de los sistemas de salud en la información y
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promoción de prácticas saludables de vida y prevención de enfermedades, procedimientos
probablemente involuntarios que acercaron el conocimiento casi de forma aritmética y académica a
poblaciones que no comprendían la información entregada.
La introducción de innovaciones importantes como la inteligencia artificial debería enfocarse a
programas de promoción y educación para la salud, equidad y bienestar social, apoyado en las redes
científicas y sociales, momento en el cual todos pueden hablar en un idioma común destinado a
concienciar sobre la salud y buenas prácticas de vida.
La pandemia ha abierto una puerta que no puede ser cerrada nuevamente y es la integración social y la
universalidad del conocimiento, donde todas las personas, científicos, estudiantes y profesionales se
contactaron sin barreras geográficas, creando un gran territorio común de conocimiento. La disrupción
tecnológica no solo se ha introducido en la medicina y atención de la salud, sino también en la
educación, constituyéndose en un elemento de gran importancia para el conocimiento globalizado y la
participación de docentes y estudiantes de todo el mundo, que pueden tener información y aprendizaje
programado o selectivo, pero, las inequidades de dotación de recursos informáticos o acceso a internet,
son limitantes evidentes sobre todo en países latinoamericanos.
La educación en y para la salud, debe llevar al empoderamiento comunitario de saberes, logrando la
intersectorialidad, la participación social en sus planes de acción y estrategias que se adaptarán en virtud
a los requisitos y necesidades específicas de cada país; así como, la capacidad transformadora de
quienes dirigen los sistemas de gobierno a realizar cambios para afrontar los nuevos retos y desafíos de
la sociedad. Por lo tanto, la educación para la salud, deberá tener como prioridad la cultura de la
prevención, orientarán todos los procedimientos para mejorar las prácticas y cuidados en salud
individual y colectiva, considerándose como una estrategia básica en la promoción de la salud. En el
propósito educativo logrará progresivamente autonomía de la comunidad, la cual conducirá el manejo
de su salud, rompiendo la estructura dogmática y paternalista de la medicina, destinada a curar la
enfermedad del individuo, sin hacer partícipe al mismo individuo como responsable de su salud.
Es así que se encuentran diferentes técnicas y herramientas para la educación en salud, que se oriente a
la promoción de la misma, basándose en ambientes favorables, que sean inclusivos y de carácter
práctico, logrando el interés de los participantes en los temas abordados. En ocasiones la integración
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grupal puede ser muy útil en ambientes donde la recreación de situaciones o la exposición visual de
contenidos sea atractiva.
La promoción de la salud en Latinoamérica
El enfoque biopsicosocial emergente en Latinoamérica en la década de los años 80, así como varias
acciones de organización de grupos de trabajo en Atención Primaria de la Salud (APS), con la intención
de desarrollar integración entre las acciones preventivas sanitarias y la participación popular, con la
esperanza de lograr el empoderamiento de la comunidad y la colaboración intersectorial. Muchas
Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) y la Organización Mundial de la Salud y Organización
Panamericana de la Salud fueron parte del proceso con apoyo económico, técnico y tecnológico
logrando avances en la ruta de la APS, haciendo énfasis en la salud sexual y reproductiva, salud mental
y enfermedades no transmisibles. Según los hallazgos reportados por Rojas Torres, países como
Argentina mostraron resistencia a la implementación de los programas, por lo que incluyeron acciones
encaminadas al fortalecimiento de las estrategias de APS y sensibilización de la comunidad sobre los
beneficios de las estrategias implementadas (Rojas, Torres y Gil Herrera 2021). Otros países como Chile
insertaron políticas de acceso universal a la salud con garantías explícitas que ya en 2012 cubría la
atención sanitaria en todo el país. Por su parte Colombia ya en 2016 proponía acciones de promoción
,detección temprana y rehabilitación y la atención a grupos de riesgo con el Modelo de Acción Integral
Territorial, proponiendo para ello la capacitación del talento humano y la sostenibilidad financiera
(Almeida et al. 2018; De Bortolli Casali, et al. s. f.; Rojas, Torres y Gil Herrera 2021). El Bolivia la
propuesta innovadora de un Sistema Única de Salud ( Prieto y Cid 2010), planteado desde 2010, ha
tenido grandes problemas en si implementación ante la falta de recursos económicos para su
sustentabilidad, dando en la actualidad cobertura básica en establecimientos de primer y segundo nivel,
ante el colapso sanitario de los centros de atención y escasez de personal, así como un sistema
burocrático de autorización de atenciones a los pacientes.
Los procesos de transición política de los últimos años han llevado a centrar las actividades de los
Ministerios de Salud, a la reducción de inversiones en el área, priorizando otras acciones de visibilidad
inmediata que favorezcan la imagen de los gobernantes para continuar en el poder, más que las
necesidades poblacionales en el tema de salud.
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El ingreso de gobiernos populistas como sucede en Bolivia, Perú, México, Nicaragua, Brasil y otros,
muestran las acciones de salud como un problema a resolver de corto plazo, por lo que muchos han
excluido al apoyo de ONGs en las políticas encaminadas a fortalecer las APS, reanudando la visión
asistencialista de curación de la enfermedad. Países como Costa Rica, Chile y Uruguay, tienen por su
parte tendencias de mejora notables en todos los servicios de salud, así como en la prevención de
enfermedades, brindando coberturas sanitarias efectivas, sostenibles y organizadas. Cuba por su parte
cuenta con una amplia trayectoria de aplicación de sistemas de salud comunitaria, siendo el programa
médico y enfermera, la principal fortaleza para ello, además de la aplicación de Leyes, que dan cobertura
de salud a toda la población, así como la participación comunitaria obligatoria en la ruta del sistema de
atención(Sanabria Ramos et al. 2018).
Cabe hacer notar, que pese a los compromisos de los gobiernos a apoyar con políticas necesarias para
mejorar la salud en los países latinoamericanos, esto no ha pasado a ser más que un discurso de los
gobernantes, ya que el modelo vigente en la mayor parte de ellos, privilegian pobremente la
infraestructura de los centros asistenciales, así como la dotación parcial de tecnología que no siempre
es actualizada y por supuesto la atención y curación de enfermedades, sin que exista un enfoque real
sobre las necesidades de la comunidad, ni de sus habitantes. Si bien han existido acciones evidentes
como la mayor cobertura vacunal a la población en enfermedades como el sarampión, poliomielitis,
Covid, influenza, y la reducción de las tasas de mortalidad materno infantil han disminuido en relación
al siglo pasado, estos resultados no son los suficientes ni impactantes, que muestren mejora real de la
población infantil, ya que procesos como la desnutrición aguda y crónica y la mortalidad neonatal y
materna, se mantienen elevados, mostrando indicadores poco alentadores. Situación similar ocurre con
la presencia de cáncer cérvicouterino, anticoncepción, SIDA, embarazo adolescente y otras. De igual
manera los costos resultantes de enfermedades crónicas, como la Diabetes Mellitus, Tuberculosis e
Insuficiencia renal, siguen mostrando resultados onerosos para los países que no han implementado
medidas de prevención y protección para este grupo de pacientes.
Almeida, indica que el “costo aproximado de hospitalizaciones representa el 2,5% del gasto total en
salud”(Almeida et al. 2018). En este contexto limitantes como el idioma originario de acercamiento a
las comunidades indígenas se ha convertido en un factor restrictivo de acceso del personal de salud,
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sobre todo en países como Perú, Ecuador y Bolivia, donde la gran diversidad de etnias e idiomas
originarios, así como el modelo cultural de convivencia, restringe el ingreso a un modelo médico
asistencialista, priorizando la medicina tradicional.
Retos de la promoción de la salud y ODS
Conceptualmente, los ODS se pueden agrupar en cuatro grandes categorías: el bienestar de las personas,
el desarrollo económico inclusivo, el compromiso con la gestión de la salud del planeta y el avance de
las instituciones y su cooperación, categorías que engloban a los 17 objetivos planteados en la agenda,
pero que, sin embargo, se relacionan mutuamente con un eje común a todos, la salud y la educación.
En este entendido se debe comprender que esta relación íntima de las variables salud y educación, se
ven reflejadas en el bienestar económico, social y sanitario de los sujetos, ya que ello se sujetará a
condiciones económicas favorables, a un ambiente óptimo de vida, ausencia de contaminación
ambiental, y el respeto entre personas. Recordando igualmente que los estados se han comprometido al
cumplimiento de las metas planteadas para alcanzar los objetivos de desarrollo, fomentando en el
proceso, la igualdad y la no discriminación como fundamento del bienestar individual y colectivo
(Bravo Mercado 2022).
Los desafíos con los que se enfrentarán los estados se resumen en tres puntos cardinales: la reducción
de la desigualdad, económica, social, educativa y cultural, el incremento de la prevención de
enfermedades, tomando en cuenta la ausencia de recursos económicos de muchos países con altos
índices de pobreza, y finalmente la capacidad de afrontamiento de los estados, ante situaciones de riesgo
y cambios imprevistos en el entorno.
Para ello, las instituciones encargadas de aplicar las estrategias necesarias para lograr los ODS, deben
fomentar el autocuidado de la salud y el apoyo comunitario, desarrollando acciones conjuntas en las
sociedades en base a problemas propios. Los gobernantes deberán crear espacios de vida saludables,
con educación e innovación en el campo de la ecología, medio ambiente, manejo de excretas, basura y
otros (Hernández-Sarmiento et al. 2020). Sin embargo, es necesario llevar a la reflexión de todos los
prestadores de salud y sobre todo de la clase política, que las acciones encaminadas a alcanzar las metas
de los ODS, no dependen solamente del sector sanitario, sino posiblemente de las políticas públicas que
los gobiernos emprendan en beneficio de la población, evitando acciones comunitarias y no
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individualistas ni electoralistas, así como también a toda la industria sanitaria, que es uno de los mayores
productores de CO2 en el mundo.
CONCLUSIONES
La promoción y educación para la salud constituyen un eje articulador, binomio indispensable para el
cumplimiento de los Objetivos del Desarrollo Sostenible de la agenda 2030, es prioridad en los procesos
de planificación y desarrollo de las políticas públicas de los gobiernos de turno, respetando la diversidad
cultural, la equidad de género, en el marco del cumplimiento de los derechos humanos, teniendo en
cuenta que éstas satisfagan los necesidades, intereses y expectativas de la comunidad, que gestione el
autocuidado y el cuidado comunitario, así como acciones de preservación del medio ambiente a través
de acciones preventivas como elemento primordial.
La transversalidad de la promoción y educación para la salud, debe desarrollar actividades educativas,
actividades que promuevan la investigación y el trabajo entre pares y equipos de trabajo desde las
instituciones educativas (educación formal) y en la comunidad (educación no formal), así como el uso
de las tecnologías disruptivas requiere de la participación global de todos los habitantes del planeta.
Esta actividad que debe ser programada, fomentada y discutida en los centros de educación, no solo
debe ser asumida por los educadores en salud, sino por todos aquellos que se ven implicados en las
tareas establecidas para la mejora de los indicadores sociales y de salud que promuevan el cumplimiento
de los ODS.
Corresponde entonces a todos, planificar acciones específicas para el cumplimiento de las metas
planteadas en cada ODS, teniendo en cuenta factores económicos, calidad de vida, ambiente saludable
y una cultura de respecto en un contexto de derechos humanos de acuerdo a cada realidad social,
evitando acciones aisladas que retrasarán de manera importante el alcance de las metas deseadas.
Los Estados han planteado múltiples acciones para responder a las metas del milenio, pocas veces
tomando en cuenta que la salud, se constituye en el eje articulador de todas las demás acciones, y que
las políticas públicas no deben estar aisladas a este eje fundamental, que mantiene la supervivencia,
productividad y desarrollo de las poblaciones y que, sin ella, los objetivos del milenio no podrán ser
alcanzados de forma independiente.
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