ENFOQUE ANESTÉSICO DURANTE
INTERVENCIONES QUIRÚRGICAS EN
PACIENTES CON EPILEPSIA
ANESTHETIC APPROACH DURING SURGICAL
INTERVENTIONS IN PATIENTS WITH EPILEPSY
Md. Jacqueline Liliana Avila Clavijo
Investigadora Independiente, Ecuador
Md. Sergio Steven Saenz Alvarez
Investigador Independiente, El Oro, Ecuador
Md. Ana Belen Oyola Garcia
Investigadora Independiente, Ecuador
Md. Enrique Gonzalo Duran Huacon
Investigador Independiente, Ecuador
Md. Cristian Eduardo Santin Santin
Investigador Independiente, Ecuador
Md. Marcos Bernardo Daul Armijos
Investigador Independiente, Ecuador
Md. Karla Thalia Juarez Cárdenas
Investigadora Independiente, Ecuador
pág. 4126
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i4.12638
Enfoque Anestésico Durante Intervenciones Quirúrgicas en
Pacientes con Epilepsia
Md. Jacqueline Liliana Avila Clavijo
1
jakilili55@gmail.com
https://orcid.org/0009-0003-5821-7704
Investigadora Independiente
Cuenca, Ecuador
Md. Sergio Steven Saenz Alvarez
sergio.saenz96@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0006-8481-1653
Investigador Independiente
El Oro, Ecuador
Md. Ana Belen Oyola Garcia
anibelenog@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0003-0425-8092
Investigadora Independiente
Guayaquil, Ecuador
Md. Enrique Gonzalo Duran Huacon
drenriqueduran1991@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0006-1349-9359
Investigador Independiente
Guayaquil, Ecuador
Md. Cristian Eduardo Santin Santin
cr84san@gmail.com
https://orcid.org/0009-0009-8538-7235
Investigador Independiente
El Oro, Ecuador
Md. Marcos Bernardo Daul Armijos
marquitos_321@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0008-4601-0868
Investigador Independiente
Pasaje, Ecuador
Md. Karla Thalia Juarez Cárdenas
karla_thalia2188@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0009-4486-7961
Investigadora Independiente
El Oro, Ecuador
RESUMEN
La epilepsia es una enfermedad neurológica crónica, con una frecuencia alta, un costo elevado y
representando un problema de salud pública sobre todo la epilepsia farmacorresistente; los que son
candidatos para un abordaje quirúrgico, la cirugia de resección tiene como objetivo la resección de la
mayor cantidad de tejido epileptógeno con la mayor conservación de tejido sano; debido a que se debe
hacer este reconocimiento se hace uso de métodos radiológicos y la electrocorticografía usando el
protocolo dormido-despierto-dormido lo que supone de un reto para el anestesiólogo y su elección en
el uso de drogas apropiadas para todos los tiempos quirúrgicos.
Palabras clave: epilepsia, electrocorticografía, anestesia, focos epileptogénicos
1
Autor principal
Correspondencia: jakilili55@gmail.com
pág. 4127
Anesthetic Approach During Surgical Interventions in Patients with
Epilepsy
ABSTRACT
Epilepsy is a chronic neurological disease, with a high frequency, a high cost and representing a public
health problem, especially drug-resistant epilepsy; those who are candidates for a surgical approach,
resection surgery aims to resection the greatest amount of epileptogenic tissue with the greatest
preservation of healthy tissue; Because this recognition must be done, radiological methods and
electrocorticography are used using the sleeping-awake-asleep protocol, which represents a challenge
for the anesthesiologist and his choice in the use of appropriate drugs for all surgical times. .
Keywords: epilepsy, electrocorticography, anesthesia, epileptogenic foci
Artículo recibido 09 julio 2024
Aceptado para publicación: 10 agosto 2024
pág. 4128
INTRODUCCN
La epilepsia es una enfermedad neurológica crónica; un síndrome que afecta de forma importante la
calidad de vida de los pacientes (Rojas et al , 2020; Mulatinho, Araújo, & Evaristo, 2011). Esta
enfermedad es generada por un desequilibrio en la actividad eléctrica del cerebro en la que hay presencia
de descargas neuronales sincronizadas, paroxísticas y excesivas. Con una frecuencia alta, un costo
elevado y representando un problema de salud pública sobre todo la epilepsia de difícil manejo (Sierra,
Miñaca, & Galarza, 2016).
Los pacientes con epilepsia farmacorresistente son buenos candidatos para un abordaje quirúrgico, sin
embargo, antes de sugerir la cirugia respectiva se debe conocer la existencia de una lesión en imagen
de resonancia magnética (RM) bien circunscrita (Hodelín et al., 2021).
El reto en esta cirugia es el de lograr la resección de la mayor cantidad de tejido epileptógeno con la
mayor conservación de tejido funcional; por lo que se utiliza un mapeo a través de la malla de
electrocorticografía para determinar el foco y las áreas de propagación con una mayor certeza que la
ofrecida por la clínica o imagen del paciente (Fernández & Loddenkemper, 2013).
Se debe evaluar si las áreas involucradas están implicadas con el lenguaje, memoria, movimiento, etc.
Debido a esto se utiliza es protocolo dormido-despierto-dormido, aquí recae la importancia y el rol que
ejerce la anestesiología en esta cirugia. El uso incorrecto, la dosis, vía de administración y el fármaco
en si pueden llevar a la ineficacia del procedimiento haciendo que el paciente no se encuentre en estado
de alerta y por lo tanto con alteración en la electrocorticografía (Wang et al., 2016).
Debido a la importancia de aprender cuales pueden ser los enfoques anestésicos que se pueden bridar a
los pacientes con epilepsia farmacorresistente aptos para la cirugia de resección, se realiza este trabajo
de investigación, cuyo objetivo es que mediando una revisión bibliográfica podamos comprender los
mejores abordajes anestésicos en los tiempos quirúrgicos.
METODOLOGÍA
Se realizó búsqueda en Pubmed, Web Of Science, Cochrane con los términos indexados en español:
“anestesia”, “técnicas”, “estrategias” “cirugía” y “epilepsia”, junto a sus términos indexados en inglés:
“anesthesia”, “techniques”, “therapy”, “strategies”, “surgery” y “epilepsy”. Se seleccionan los artículos
relacionados a los enfoques anestésicos durante intervenciones quirúrgicas en pacientes con epilepsia
pág. 4129
RESULTADOS
Existen múltiples procedimientos quirúrgicos para la epilepsia. Se requieren diversas investigaciones
para determinar la idoneidad del paciente, como la resonancia magnética, electroencefalogramas y una
evaluación neuropsicológica (Holst et al., 2013). Si se identifica un foco epileptogénico, se puede
realizar una cirugía de resección; en caso contrario, se puede optar por un dispositivo de modulación de
las convulsiones o una cirugía de desconexión (Blumcke et al., 2017).
La resonancia magnética de alta resolución es esencial para detectar lesiones sutiles en la cirugía de
epilepsia. En ausencia de hallazgos en la resonancia magnética, se puede utilizar la tomografía por
emisiones de positrones o por emisión de fotón único para evaluar el metabolismo de la glucosa y el
flujo sanguíneo cerebral, respectivamente (Von Oertzen, 2018). El electroencefalograma es crucial para
localizar convulsiones, utilizando diversas técnicas para provocarlas. La localización de la función del
habla y del lenguaje se realiza tradicionalmente con la prueba de Wada, aunque la resonancia magnética
funcional está ganando aceptación. La evaluación neuropsicológica también es importante para prever
la función de memoria posoperatoria. En algunos casos, es necesaria la monitorización EEG invasiva
para una localización precisa de los focos epileptogénicos (Ngugi et al., 2011).
Manejo preoperatorio
La evaluación preoperatoria se lleva a cabo preferentemente en una clínica de preanestesia. Por lo
general, los pacientes deben tomar sus medicamentos antiepilépticos habituales el día de la cirugía, a
menos que se utilice electrocorticografía, en cuyo caso el epileptólogo puede aconsejar suspender
algunos o todos los medicamentos. Efectos adversos del uso prolongado de medicamentos
antiepilépticos incluyen disnatremias, trombocitopenias, leucopenias y alteraciones en las pruebas de
función hepática, por lo que es necesario realizar un hemograma completo, un perfil renal y pruebas de
función hepática antes de la cirugía (Carter & Adapa, 2014). Además, se debe realizar rutinariamente
un electrocardiograma debido a posibles cambios en el segmento ST tipo Brugada y anomalías de la
onda J, comúnmente asociadas con los medicamentos antiepilépticos que bloquean los canales de sodio.
Conocer el tipo de convulsiones habituales del paciente (por ejemplo, presencia de aura, automatismos)
ayudará a identificar la actividad convulsiva postoperatoria (Elliott et al., 2011).
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Manejo intraoperatorio
Los principios básicos de la neuroanestesia incluyen mantener una adecuada presión de perfusión
cerebral y evitar aumentos en la presión intracraneal. Es mejor evitar el óxido nitroso ya que incrementa
el volumen y la tasa metabólica cerebral. La relación entre los agentes anestésicos inhalatorios y el flujo
sanguíneo cerebral es compleja, pero generalmente, un aumento en el volumen sanguíneo cerebral se
compensa con una disminución en la tasa metabólica cerebral (Schmidt et al., 2016). En neuroanestesia,
se suele utilizar sevoflurano o isoflurano a 1 CAM con una infusión de remifentanilo para mantener la
anestesia. El uso prolongado de FAE se asocia con resistencia a los agentes bloqueantes
neuromusculares. Para lobectomía temporal anterior y otras craneotomías estándar, una cánula arterial
y un acceso venoso periférico de gran calibre suelen ser suficientes, sin necesidad de cateterización
venosa central. Se debe tener cuidado durante la colocación para evitar la rotación excesiva de la cabeza,
que puede dificultar el drenaje venoso cerebral. La aplicación de pinzas craneales o clavos Mayfield es
altamente estimulante, por lo que se debe profundizar la anestesia o administrar un opioide de acción
corta o un bolo de propofol para evitar picos súbitos de presión arterial (Janecek et al., 2013). Una
infusión de remifentanilo de 0.1 a 0.5 μg/kg/min puede administrarse durante la operación y disminuirse
al comenzar el cierre de la duramadre, complementada con un opioide de acción prolongada para la
analgesia postoperatoria. En pacientes con dieta cetogénica, es preferible usar soluciones salinas
normales en lugar de Ringer lactato. Debe estar disponible sangre compatible para todas las
craneotomías (Robel, 2017).
Electrocorticografía intraoperatoria: En ciertas cirugías, puede ser necesario monitorear
invasivamente el EEG durante la operación colocando electrodos directamente sobre la corteza para
identificar actividad epileptiforme y guiar la extensión de la resección, técnica conocida como
electrocorticografía intraoperatoria (ECoG) (Ng et al., 2016). Las actividades epileptiformes interictales
(AIE) son típicas de la epilepsia y se pueden usar para localizar el foco epileptogénico. La
hipocampografía, una forma específica de ECoG, implica la colocación de un electrodo de profundidad
en el hipocampo para guiar la resección temporal mesial. Si se requiere ECoG, no se deben administrar
benzodiazepinas en la inducción porque suprimen la actividad del EEG. Durante la ECoG, se pueden
usar agonistas μ potentes de acción corta para aumentar las AIE, como alfentanilo, remifentanilo,
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fentanilo y sufentanilo, siendo el alfentanilo el más específico y consistente (Yang, Hakimian, &
Schwartz, 2014). La profundidad de la anestesia debe reducirse durante la ECoG y se debe informar al
paciente del pequeño riesgo de consciencia durante este período. El bloqueo neuromuscular puede
prevenir el movimiento y la interferencia con la ECoG, pero debe considerarse que la laudanosina, un
metabolito del atracurio y cisatracurio, es potencialmente epileptogénica (Chui et al., 2013).
Neuromonitorización funcional intraoperatoria: Si el área de resección está cerca de la corteza
somatosensorial o motora, puede ser necesario monitorear los potenciales evocados somatosensoriales
(SSEP) y los potenciales evocados motores (MEP) (Levin, Strantzas, & Steinberg, 2019). Una técnica
TIVA es preferible para minimizar la interferencia con el monitoreo. Si se monitorean los MEP, se
activarán los músculos de la masticación, por lo que se debe usar un tubo traqueal reforzado y colocar
un bloque de mordida adecuado entre los molares para proteger la lengua y las mejillas. La estimulación
cortical directa para el mapeo motor conlleva un mayor riesgo de convulsiones comparado con la
estimulación eléctrica transcraneal (Sarikaya, 2015).
Craneotomía en estado despierto; La resección de focos epileptogénicos en pacientes despiertos
permite el monitoreo continuo de funciones elocuentes del habla y sensoriomotoras, y la realización de
ECoG sin interferencia de agentes anestésicos. Las desventajas incluyen un tiempo quirúrgico limitado
y el registro de episodios intraictales únicamente por ECoG. Este tipo de cirugía requiere un paciente
tranquilo y cooperativo, lo que puede no ser factible en niños, personas con discapacidades intelectuales
o antecedentes psiquiátricos significativos (Von Oertzen et al., 2011).
Manejo de las convulsiones intraoperatorias: Si se requiere activación farmacológica durante la
ECoG o estimulación eléctrica cortical para el mapeo funcional, el paciente puede desarrollar
convulsiones. Estas suelen ser focales y cesan al detener la estimulación, pero pueden progresar a
convulsiones tónico-clónicas generalizadas (Von Oertzen, 2018). El primer paso en el tratamiento es
irrigar el campo quirúrgico con solución salina helada. Si esto falla, se administran bolos de propofol
de 10-30 mg, seguidos por benzodiazepinas (midazolam 2-5 mg) o tiopental (25-50 mg) si la convulsión
continúa. El manejo de las convulsiones intraoperatorias debe realizarse en conjunto con el
neurofisiólogo, ya que los medicamentos administrados pueden afectar el monitoreo posterior de la
ECoG (Katz et al., 1994). En ausencia de ECoG, la detección de convulsiones es desafiante. Los factores
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de riesgo incluyen edad joven, actividad convulsiva reciente, lesiones frontales y parietales, y ciertos
tumores como los oligodendrogliomas. La hipocapnia puede desencadenar actividad convulsiva y debe
evitarse. Los signos clínicos incluyen taquicardia, hipercapnia, dilatación pupilar y rigidez muscular.
Fluctuaciones en el índice biespectral (BIS) pueden indicar convulsiones, aunque los cambios en el BIS
durante la cirugía de epilepsia pueden ser inconsistentes y engañosos. Si se sospecha actividad
convulsiva sin monitoreo de EEG, se debe aumentar la profundidad de la anestesia y administrar una
benzodiazepina (Chui et al., 2013).
Consideraciones postoperatorias
El despertar tardío es común después de la cirugía de epilepsia debido a afecciones neurológicas
asociadas, uso de medicamentos antiepilépticos, convulsiones intraoperatorias, estado postictal y
medicamentos administrados para controlar las convulsiones. Algunos pacientes pueden necesitar dosis
de carga de medicamentos antiepilépticos durante o después de la cirugía. Se deben evitar grandes dosis
de opioides y, salvo contraindicación, se pueden administrar antiinflamatorios no esteroides (Von
Oertzen, 2018). Existe el riesgo de hemorragia intracraneal postoperatoria. Las convulsiones y el estado
postictal pueden dificultar la evaluación neurológica y la detección temprana de una hemorragia. Las
benzodiazepinas son el tratamiento de primera línea para las convulsiones tónico-clónicas generalizadas
en la UCPA (Carter & Adapa, 2014). No se debe omitir la administración de medicamentos
antiepilépticos después de la cirugía. Las interacciones entre los medicamentos antiepilépticos y otros
fármacos deben considerarse, ya que algunos pueden inducir o inhibir enzimas hepáticas, afectando las
concentraciones séricas de diversos medicamentos. La retirada gradual de los medicamentos
antiepilépticos debe ser gestionada por un epileptólogo (Uribe et al., 2017).
DISCUSIÓN
El manejo quirúrgico de la epilepsia abarca múltiples procedimientos, y la selección del paciente
adecuado requiere una evaluación exhaustiva mediante resonancia magnética, electroencefalogramas y
una evaluación neuropsicológica (Holst et al., 2013). La resonancia magnética de alta resolución es
fundamental para detectar lesiones sutiles, y en su ausencia, se pueden utilizar otras técnicas de imagen
como PET y SPECT para evaluar el metabolismo de la glucosa y el flujo sanguíneo cerebral (Blumcke
et al., 2017). El electroencefalograma es esencial para localizar las convulsiones, utilizando diversas
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técnicas para provocarlas. Adicionalmente, la localización de la función del habla y del lenguaje puede
realizarse mediante la prueba de Wada o la resonancia magnética funcional, y la evaluación
neuropsicológica es crucial para prever la función de memoria posoperatoria. En algunos casos, la
monitorización EEG invasiva es necesaria para una localización precisa de los focos epileptogénicos
(Von Oertzen, 2018).
El manejo preoperatorio es fundamental y debe realizarse en una clínica de preanestesia. Los pacientes
generalmente deben continuar con sus medicamentos antiepilépticos el día de la cirugía, salvo
excepciones indicadas por el epileptólogo (Carter & Adapa, 2014). Es crucial realizar un hemograma
completo, perfil renal y pruebas de función hepática debido a los efectos adversos del uso prolongado
de estos medicamentos. También se recomienda un electrocardiograma para detectar posibles anomalías
asociadas con los medicamentos antiepilépticos. Conocer el tipo de convulsiones habituales del paciente
ayudará a identificar la actividad convulsiva postoperatoria (Elliott et al., 2011).
Durante la cirugía, los principios básicos de la neuroanestesia incluyen mantener una adecuada presión
de perfusión cerebral y evitar aumentos en la presión intracraneal. La anestesia suele mantenerse con
sevoflurano o isoflurano y remifentanilo (Schmidt et al., 2016). Es importante evitar el óxido nitroso y
manejar cuidadosamente la colocación de pinzas craneales para prevenir picos de presión arterial. En
ciertas cirugías, puede ser necesario monitorear invasivamente el EEG, técnica conocida como
electrocorticografía intraoperatoria (ECoG), para identificar actividad epileptiforme y guiar la
resección. También se puede requerir neuromonitorización funcional intraoperatoria para evitar daños
en áreas cercanas a la corteza somatosensorial o motora (Janecek et al., 2013).
La craneotomía en estado despierto es una opción que permite el monitoreo continuo de funciones
elocuentes del habla y sensoriomotoras. Sin embargo, este enfoque tiene desventajas, como un tiempo
quirúrgico limitado y la necesidad de un paciente cooperativo (Ng et al., 2016). Durante la cirugía, es
crucial manejar adecuadamente las convulsiones que pueden ser inducidas por la estimulación cortical
directa. La irrigación con solución salina helada y la administración de bolos de propofol o
benzodiazepinas son las primeras líneas de tratamiento en caso de convulsiones intraoperatorias (Chui
et al., 2013).
El manejo postoperatorio incluye la vigilancia estrecha debido a la posibilidad de un despertar tardío,
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hemorragia intracraneal y convulsiones. Los medicamentos antiepilépticos no deben omitirse y puede
ser necesario administrar dosis de carga (Von Oertzen, 2018). Es importante evitar grandes dosis de
opioides y considerar el uso de antiinflamatorios no esteroides para el manejo del dolor. Las
interacciones entre los medicamentos antiepilépticos y otros fármacos deben ser cuidadosamente
gestionadas, y la retirada gradual de los antiepilépticos debe ser supervisada por un epileptólogo para
prevenir recaídas (Uribe et al., 2017).
CONCLUSIONES
El manejo quirúrgico de la epilepsia es un proceso complejo que requiere una evaluación exhaustiva y
un enfoque multidisciplinario. La planificación preoperatoria debe incluir la continuidad del uso de
medicamentos antiepilépticos, salvo indicación contraria, y la consideración de sus efectos adversos y
posibles interacciones. Durante la cirugía, es esencial mantener una adecuada presión de perfusión
cerebral y evitar aumentos en la presión intracraneal, utilizando agentes como el sevoflurano o el
isoflurano en combinación con remifentanilo. La electrocorticografía intraoperatoria y la
neuromonitorización funcional requieren la minimización de la interferencia de los agentes anestésicos,
y la gestión cuidadosa de las convulsiones intraoperatorias es fundamental para asegurar la estabilidad
del paciente y la precisión del procedimiento. En el manejo postoperatorio, la atención debe centrarse
en la administración adecuada de medicamentos antiepilépticos y la vigilancia de posibles
complicaciones neurológicas, garantizando así una recuperación óptima y la reducción de los riesgos
asociados.
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