PINZAMIENTO AORTOMESENTÉRICO Y BANDA
CONGÉNITA DUODENAL COMO CAUSA DE
OCLUSIÓN INTESTINAL: PRESENTACIÓN DE UN
CASO RARO EN LA LITERATURA MÉDICA
AORTOMESENTERIC COMPRESSION AND CONGENITAL
DUODENAL BAND AS A CAUSE OF INTESTINAL
OBSTRUCTION: PRESENTATION OF A RARE CASE IN THE
MEDICAL LITERATURE
Jesús Roberto Aguirre López
Hospital Regional Lic. Adolfo López Mateos, México
Isaías Gómez Barrera
Centro Médico Nacional La Raza, México
Alberto Delgado Porras
Hospital Regional Lic. Adolfo López Mateos, México
Alfonso de Jesús Carmona Moya
Hospital Regional Lic. Adolfo López Mateos, México
pág. 4276
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i4.12650
Pinzamiento Aortomesentérico y Banda Congénita Duodenal como Causa
de Oclusión Intestinal: Presentación de un Caso Raro en la Literatura
Médica
Jesús Roberto Aguirre López1
jesus_aguirre89@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0006-2781-6781
Hospital Regional Lic. Adolfo López Mateos,
Servicio de Cirugía Pediátrica
México
Isaías Gómez Barrera
Isaias99.9@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0008-8219-4166
Hospital General, Centro Médico Nacional La
Raza
México
Alberto Delgado Porras
dralbertodelgado@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-2015-0052
Hospital Regional Lic. Adolfo López Mateos,
Servicio de Cirugía Pediátrica
México
Alfonso de Jesús Carmona Moya
p3dialfons0@gmail.com
https://orcid.org/0009-0005-6822-3168
Hospital Regional Lic. Adolfo López Mateos,
Servicio de Cirugía Pediátrica
México
RESUMEN
La oclusión intestinal es una condición común en cirugía pediátrica, generalmente causada por diversas
etiologías. Entre estas, la combinación de una banda congénita duodenal y el pinzamiento
aortomesentérico es excepcionalmente rara. Este reporte de caso describe la presentación clínica, los
desafíos diagnósticos y el manejo quirúrgico de una paciente con esta patología dual. Femenino de 13
años con epigastralgia intensa (10/10) irradiada al flanco derecho y vómitos que progresan de gástricos
a biliares. Evaluada por cirugía pediátrica, presenta abdomen doloroso en epigastrio a la palpación media
y profunda, sin signos de irritación peritoneal. Los estudios revelan enzimas pancreáticas elevadas y
datos radiológicos de oclusión parcial en el duodeno. La serie esofagogastroduodenal muestra
gastromegalia significativa y dilatación hasta la cuarta porción del duodeno, corroborado por
endoscopía. La tomografía no es concluyente, y la angiorresonancia muestra un ángulo y una distancia
aortomesentérica de 13° y 5 mm respectivamente. Se inicia manejo médico con dieta mixta, sonda
transpilórica y nutrición parenteral total, pero persiste el dolor abdominal y las enzimas pancreáticas
elevadas. Se realiza una laparoscopia diagnóstica y procedimiento de Strong, encontrándose una brida
en la porción del duodeno con perforación puntiforme sellada y tejido fibroso periduodenal. Se realiza
resección de la brida y duodenoplastia tipo Heineke-Mikulicz. El postoperatorio fue satisfactorio y
egresada del servicio, a dos años de seguimiento presenta adecuada evolución. En conclusión, este caso
destaca la necesidad de un alto índice de sospecha y evaluación diagnóstica exhaustiva en casos de
cirugía pediátrica con sintomatología compleja para un manejo exitoso.
Palabras clave: Oclusión intestinal, banda congénita duodenal, pinzamiento aortomesentérico,
síndrome de Wilkie
1
Autor principal
Correspondencia: jesus_aguirre89@hotmail.com
pág. 4277
Aortomesenteric Compression and Congenital Duodenal Band as a Cause
of Intestinal Obstruction: Presentation of a Rare Case in the Medical
Literature
ABSTRACT
Intestinal obstruction is a common condition in pediatric surgery, usually caused by various etiologies.
Among these, the combination of a congenital duodenal band and aortomesenteric compression is
exceptionally rare. This case report describes the clinical presentation, diagnostic challenges, and
surgical management of a patient with this dual pathology. A 13-year-old female presented with severe
epigastric pain (10/10) radiating to the right flank and vomiting that progressed from gastric to biliary.
Evaluated by pediatric surgery, she had a painful abdomen in the epigastric region upon medium and
deep palpation, without signs of peritoneal irritation. Studies revealed elevated pancreatic enzymes and
radiological evidence of partial duodenal obstruction. The esophagogastroduodenal series showed
significant gastromegaly and dilation up to the fourth portion of the duodenum, corroborated by
endoscopy. The tomography was inconclusive, and the angio-MRI showed an aortomesenteric angle and
distance of 13° and 5 mm, respectively. Medical management was initiated with a mixed diet,
transpyloric tube, and total parenteral nutrition, but abdominal pain and elevated pancreatic enzymes
persisted. A diagnostic laparoscopy and Strong's procedure were performed, revealing a band in the 4th
portion of the duodenum with a sealed pinpoint perforation and periduodenal fibrous tissue. Resection
of the band and a Heineke-Mikulicz type duodenoplasty were performed. The postoperative course was
satisfactory, and the patient was discharged. At two years of follow-up, she shows adequate evolution.
In conclusion, this case highlights the need for a high index of suspicion and exhaustive diagnostic
evaluation in pediatric surgery cases with complex symptoms for successful management.
Keywords: Intestinal obstruction, congenital duodenal band, aortomesenteric compression, Wilkie
syndrome
Artículo recibido 24 junio 2024
Aceptado para publicación: 27 julio 2024
pág. 4278
INTRODUCCIÓN
La oclusión intestinal es una condición prevalente en la práctica de la cirugía pediátrica, caracterizada
por la interrupción del tránsito intestinal, esta patología puede manifestarse de manera aguda o crónica
y puede ser el resultado de diversas etiologías que incluyen tantas anomalías congénitas hasta
condiciones adquiridas que pueden dividirse en extrínsecas e intrínsecas, cada una con sus propias
particularidades y desafíos diagnósticos (Pintos, et al., 2022; Joubert & Rosales2021).
Entre las causas menos comunes se encuentra la combinación de una banda congénita duodenal y el
pinzamiento aortomesentérico, también conocido como síndrome de Wilkie (SW). Esta condición dual
representa un desafío significativo tanto en el diagnóstico como en el manejo, debido a su presentación
clínica inusual y su rara ocurrencia en la literatura médica (Benavides-Olivera, et al., 2021).
Una de las causas menos frecuentes de obstrucción intestinal son las bandas congénitas, que son
adherencias intraperitoneales. Estas bandas pueden causar síntomas crónicos de oclusión intestinal alta,
con episodios de agudización (Márquez-Bayona, et al., 2020). Debido a su cronicidad, el diagnóstico
también suele ser de exclusión y puede ser identificado en pacientes que presentan ntomas recurrentes
de oclusión.
Por otro lado, el SW, también conocido como síndrome de arteria mesentérica superior (SMAS), es una
patología rara pero significativa en el campo de la cirugía pediátrica. Este síndrome se caracteriza por
la compresión de la tercera porción del duodeno entre la arteria mesentérica superior y la aorta, lo que
provoca una obstrucción intestinal alta. La incidencia exacta del SMAS es incierta debido a su rareza y
a la dificultad en el diagnóstico, pero se estima que afecta aproximadamente a 0.01-0.3% de la población
general. Esta baja incidencia lo convierte en una entidad infrecuente pero clínicamente relevante debido
a sus complicaciones potenciales y su presentación clínica inespecífica (Jaimes-González, et al., 2024).
La patogénesis del SAMS involucra una reducción en el ángulo aortomesentérico, normalmente de 25-
60 grados, que disminuye a 6-25 grados en los pacientes con este síndrome. Esta reducción del ángulo
puede ser causada por múltiples factores, incluyendo pérdida de peso rápida, condiciones congénitas,
anomalías anatómicas y enfermedades crónicas que producen catabolismo elevado (Merino, et al.,
2021). La pérdida de la almohadilla de grasa mesentérica que normalmente mantiene el ángulo entre la
arteria mesentérica superior y la aorta, provoca un estrechamiento crítico de este ángulo a menos de 25
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grados o una distancia aortomesentérica de menos de 8 mm, es un factor contribuyente significativo,
llevando a la compresión duodenal (Liz, et al., 2023).
Los pacientes afectados por este síndrome suelen presentar síntomas gastrointestinales inespecíficos y
persistentes que incluyen náuseas, vómitos postprandiales, pérdida de peso, epigastralgia, saciedad
temprana, malnutrición y sensación de plenitud. Estos síntomas pueden llevar a una desnutrición
progresiva, creando un círculo vicioso que agrava aún más la condición. Debido a la naturaleza
inespecífica de los síntomas, el diagnóstico es frecuentemente tardío y se realiza mediante exclusión,
tras descartar otras causas más comunes de obstrucción intestinal (Lozano-Vega, et al., 2023).
El diagnóstico del SW es desafiante y a menudo requiere un alto índice de sospecha clínica,
especialmente en pacientes con factores de riesgo predisponentes. Las modalidades diagnósticas
incluyen: Radiografía de abdomen donde puede mostrar distensión gástrica y duodenal proximal. La
serie esofagogastroduodenal puede mostrar una dilatación significativa de estómago y de la porción
proximal del duodeno, retardo en el vaciamiento del contenido duodenal y con un abrupto corte a nivel
de la compresión. El ultrasonido doppler puede evaluar el flujo sanguíneo en la AMS y el ángulo
aortomesentérico, aunque este estudio se considera operador dependiente. La endoscopia es una
herramienta diagnóstica y terapéutica valiosa en el manejo del SW ya que nos proporciona información
crucial de varias maneras: visualización directa del lumen duodenal y puede identificar la dilatación
proximal al sitio de compresión, exclusión de otras patologías que provocan obstrucción duodenal y
evaluación de la motilidad del tracto gastrointestinal superior, el cual puede estar alterado en este
síndrome. Además de su papel diagnóstico, la endoscopia puede tener aplicaciones terapéuticas:
colocación de una sonda nasoduodenal o nasoyeyunal para la alimentación enteral. Esta intervención
puede ser crucial para mejorar el estado nutricional del paciente antes de considerar intervenciones
quirúrgicas (Rodríguez-Benites, et al., 2024).
La tomografía computarizada (TC) y la angiorresonancia magnética (ARM) son herramientas
fundamentales en el diagnóstico y manejo de esta condición debido a su capacidad para proporcionar
imágenes detalladas de la anatomía vascular y gastrointestinal.
La TC es una modalidad de imagen altamente efectiva para evaluar a los pacientes con sospecha de SW.
Su utilidad se basa en las siguientes capacidades (Saura, et al., 2021):
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Visualización Anatómica: la TC permite una evaluación detallada de la anatomía del abdomen,
incluyendo la relación entre la arteria mesentérica superior y el duodeno. Esto es crucial para identificar
el sitio exacto de la compresión y la extensión de la dilatación proximal.
Medición del Ángulo Aortomesentérico: una característica diagnóstica clave del SW es el
estrechamiento del ángulo aortomesentérico a menos de 25 grados. La TC proporciona mediciones
precisas de este ángulo, ayudando a confirmar el diagnóstico.
Evaluación de la Distancia Aortomesentérica: además del ángulo, la distancia entre la arteria
mesentérica superior y la aorta puede ser medida. Una distancia de menos de 8 mm es sugestiva del SW.
La TC puede medir esta distancia con precisión.
Reconstrucción 3D: las imágenes de TC pueden ser reconstruidas en múltiples planos, proporcionando
una visión tridimensional de la compresión y permitiendo una evaluación más completa de la relación
anatómica y la severidad de la obstrucción.
Identificación de Complicaciones: puede detectar complicaciones asociadas como la dilatación gástrica
y duodenal proximal, signos de isquemia intestinal, y otras patologías abdominales que podrían estar
presentes.
La ARM es otra herramienta valiosa en el diagnóstico del SW, especialmente cuando se busca evitar la
exposición a la radiación, como en pacientes pediátricos. Las ventajas de la ARM incluyen (Pintado &
Fausto, 2021):
Evaluación vascular no invasiva: proporciona una evaluación detallada de la vasculatura abdominal sin
la necesidad de inyección de contraste yodado, siendo útil en pacientes con alergias o insuficiencia renal.
Medición del Ángulo y la Distancia: Similar a la TC, la ARM puede medir el ángulo aortomesentérico
y la distancia entre la arteria mesentérica superior y la aorta.
Detección de anomalías asociadas: puede identificar otras anomalías vasculares y gastrointestinales que
podrían coexistir con el síndrome de Wilkie, proporcionando una evaluación integral del abdomen.
Imágenes de alta resolución: proporciona imágenes de alta resolución de los tejidos blandos, lo que
facilita una evaluación detallada del duodeno y su relación con las estructuras vasculares circundantes.
El tratamiento conservador es a menudo la primera línea de manejo, especialmente en pacientes con
síntomas moderados y sin signos de complicaciones graves (Salas & Jiménez, 2020). Los objetivos
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principales son aliviar los síntomas, mejorar el estado nutricional y restaurar el peso corporal para
aumentar la grasa mesentérica y corregir la compresión duodenal. Esto puede incluir el uso de nutrición
enteral mediante una sonda nasoenteral posicionada distal al sitio de obstrucción o nutrición parenteral
total en casos severos o cuando la nutrición enteral no es factible. Algunas veces, los pacientes pueden
obtener alivio sintomático al adoptar posiciones específicas que disminuyen la compresión vascular,
como acostarse en decúbito lateral izquierdo o posición de genupectoral. Se pueden usar medicamentos
procinéticos y antieméticos para mejorar la motilidad gastrointestinal y controlar las náuseas y vómitos.
Aunque este enfoque se asocia con estancias intrahospitalarias prolongadas y puede no ser exitoso en
todos los casos, es fundamental para restaurar la grasa mesentérica perdida y aliviar la compresión
duodenal.
Si el manejo conservador falla o los ntomas son severos y persistentes, se considera el tratamiento
quirúrgico. Las opciones quirúrgicas incluyen (Álvarez, et al., 2021):
Liberación del ligamento de Treitz (procedimiento de Strong): este procedimiento implica la lisis del
ligamento de Treitz para movilizar el duodeno y reducir la compresión por la arteria mesentérica
superior. Es una técnica relativamente simple y puede ser efectiva en aliviar la obstrucción.
Duodenoyeyunoanastomosis: este procedimiento crea una anastomosis entre el duodeno distal y el
yeyuno, desviando el tránsito intestinal alrededor del sitio de compresión. Es una opción efectiva y
comúnmente utilizada, especialmente en casos severos.
Gastroyeyunoanastomosis: similar a la duodenoyeyunoanastomosis, este procedimiento conecta el
estómago al yeyuno, proporcionando una ruta alternativa para el tránsito intestinal. Se utiliza menos
frecuentemente, pero puede ser adecuado en ciertos pacientes.
Estos procedimientos mencionados pueden realizarse por mínima invasión según la experiencia del
cirujano a esta técnica, ya que ofrece beneficios como: una recuperación más rápida, menor dolor
postoperatorio y una reducción en las complicaciones asociadas con las técnicas quirúrgicas abiertas
tradicionales. La laparoscopia es la técnica preferida debido a su eficacia y beneficios en el proceso de
recuperación del paciente (Jiménez, et al., 2021).
La comprensión del SW en pediatría es crucial para los profesionales de la salud, como pediatras,
cirujanos y gastroenterólogos pediátricos, ya que su diagnóstico a menudo presenta desafíos debido a la
pág. 4282
variedad de presentaciones clínicas y la necesidad de métodos diagnósticos precisos. Este tipo específico
de obstrucción intestinal plantea interrogantes únicos sobre las mejores estrategias de manejo y
tratamiento, subrayando la importancia de la investigación continua y el intercambio de experiencias
clínicas para optimizar los resultados en los pacientes afectados (Hernández, et al., 2022).
Aunque la literatura científica sobre el SW es limitada, cada caso documentado proporciona información
valiosa que contribuye a mejorar las estrategias de manejo clínico y a optimizar los resultados para los
pacientes afectados. La colaboración interdisciplinaria y el intercambio de experiencias entre
profesionales de la salud son fundamentales para avanzar en el conocimiento y mejorar el manejo de
esta obstrucción intestinal en la práctica clínica diaria.
Caso clínico
Paciente femenino de 13 años con antecedente de importancia de desnutrición moderada de acuerdo a
Federico Gómez (Gómez, 2003). Inicia su padecimiento con presencia de epigastralgia de intensidad
10/10 con irradiación a flanco derecho, vómito inicialmente gástrico que progresa a biliar. Es valorada
por cirugía pediátrica encontrando: abdomen doloroso en epigastrio a la palpación media y profunda,
sin datos de irritación peritoneal, se inicia protocolo de estudio encontrando enzimas pancreáticas
elevadas, radiológicamente con datos de oclusión parcial a nivel de duodeno, en la serie
esofagogastroduodenal se evidencia gastromegalia importante con dilatación hasta la 4ta porción del
duodeno (figura 1), lo cual se corrobora por endoscopía (figura 2).
Figura 1: Serie esofagogastroduodenal con dilatación gástrica y duodenal.
pág. 4283
Figura 2: Panendoscopia con dilatación gástrica, en posición en “J”, gastropatía superficial de antro,
duodeno dilatado y permeable hasta cuarta porción.
Se realiza ultrasonido abdominal sin evidencia de alteración hepática, vía biliar sin evidencia de
dilatación, páncreas sin lesión aparente. La tomografía con fase arterial no concluyente para síndrome
de arteria mesentérica superior. Ante la persistencia de la sintomatología y sospecha diagnostica se
realiza angiorresonancia magnética (figura 3) en el cual se observa con ángulo aortomesentérico de 13°
y distancia aortomesentérico de 5mm.
Figura 3: Angiorresonancia magnética evidenciando ángulo aortomesentérico 13.3°; distancia
aortomesentérico de 5.5 mm.
pág. 4284
Se integra diagnóstico de suboclusión intestinal alta, secundario a síndrome de arteria mesentérica
superior y pancreatitis secundario a reflujo biliar, se inicia manejo médico con dieta mixta, a través de
sonda transpilórica y nutrición parenteral total, sin embargo con persistencia de dolor abdominal y
persistencia de elevación de enzima pancreáticas se decide realizar laparoscopia diagnóstica, se inicia
procedimiento de Strong y se encuentra brida a nivel de porción de duodeno con presencia de
perforación puntiforme sellada (probablemente asociada a la colocación de sonda transpilórica) y tejido
fibroso periduodenal, se realiza resección de brida y duodenoplastía tipo Heineke-Mikulicz, se realiza
procedimiento sin eventualidades (figura 4).
Figura 4: Laparoscopia diagnostica, se realiza procedimiento de Strong con lisis del ligamento de Treitz
para movilización del duodeno y reducción de la compresión por la arteria mesentérica superior. Como
hallazgo se evidencia brida en 4ta porción del duodeno con presencia de perforación puntiforme sellada.
El postoperatorio fue satisfactorio y la paciente fue dada de alta del servicio sin complicaciones
inmediatas. A lo largo de los dos años de seguimiento, ha mostrado una evolución adecuada, sin
recurrencia de los síntomas iniciales de obstrucción intestinal. Ha recuperado completamente su estado
nutricional, alcanzando un peso y desarrollo adecuados para su edad. Además, los controles periódicos
han confirmado la ausencia de complicaciones quirúrgicas y la correcta funcionalidad del tránsito
intestinal. Esta evolución positiva subraya la efectividad del enfoque terapéutico adoptado y la
importancia de un seguimiento riguroso para garantizar resultados a largo plazo en pacientes con
síndrome de Wilkie.
DISCUSIÓN
El SW, representa una causa rara pero significativa de obstrucción intestinal. Este artículo analiza la
presentación clínica, los desafíos diagnósticos y las opciones de manejo para esta entidad patológica,
con un enfoque en la población pediátrica.
pág. 4285
La presentación clínica es notoriamente inespecífica, lo que complica su diagnóstico temprano. Los
pacientes típicamente presentan síntomas de obstrucción intestinal alta, como náuseas, vómitos
postprandiales, pérdida de peso y dolor epigástrico. En pediatría, estos síntomas pueden ser fácilmente
confundidos con otros trastornos gastrointestinales más comunes, lo que retrasa el diagnóstico y agrava
el estado del paciente (Salas & Jiménez, 2020).
Un estudio de Saura, et al., (2021), en donde se hace mención de que el diagnóstico es un desafío debido
a su baja incidencia y presentación variable. La serie esofagogastroduodenal, la TC con reconstrucción
vascular y la ARM son herramientas fundamentales para confirmar el diagnóstico. Estas modalidades
de imagen permiten medir el ángulo y la distancia aortomesentéricos, ambos parámetros cruciales para
identificar la compresión duodenal.
Respecto al tratamiento, Sosa, et al., (2024) menciona que actualmente existe un debate significativo
entre los cirujanos pediátricos sobre la elección entre el manejo conservador y el quirúrgico para el
síndrome de Wilkie. Este debate se centra en varios factores, incluyendo la severidad de los síntomas,
la respuesta del paciente al tratamiento inicial, y los potenciales riesgos y beneficios asociados a cada
enfoque.
El manejo conservador es frecuentemente la primera línea de tratamiento, especialmente en pacientes
con síntomas moderados y sin signos de complicaciones graves. Este enfoque incluye la mejora del
estado nutricional del paciente a través de la nutrición enteral o parenteral y el uso de posiciones
específicas para aliviar la compresión. Sin embargo, este tratamiento puede ser insuficiente para muchos
pacientes, lo que lleva a la necesidad de intervención quirúrgica (Rodríguez-Benites, et al., 2024).
Álvarez, et al., (2021), hace mención que la intervención quirúrgica se considera en pacientes con
síntomas persistentes o severos. Los procedimientos quirúrgicos incluyen la liberación del ligamento de
Treitz (procedimiento de Strong), la duodenoyeyunoanastomosis y la gastroyeyunoanastomosis. Estos
procedimientos tienen como objetivo aliviar la obstrucción creando una nueva ruta para el tránsito
intestinal o descomprimiendo directamente la región afectada. Los defensores del tratamiento quirúrgico
argumentan que estos procedimientos pueden proporcionar un alivio más rápido y definitivo de los
síntomas, mejorando la calidad de vida del paciente y reduciendo las estancias hospitalarias prolongadas
pág. 4286
asociadas con el manejo conservador. La elección del procedimiento depende de la experiencia del
equipo quirúrgico.
Actualmente, la evidencia sobre la eficacia comparativa de los enfoques conservadores versus
quirúrgicos es limitada, y se necesitan más estudios para proporcionar datos robustos que guíen las
decisiones de tratamiento. Ensayos clínicos randomizados y estudios multicéntricos podrían ayudar a
esclarecer las mejores prácticas para el manejo del SW. Además, el seguimiento a largo plazo de los
pacientes tratados con ambos enfoques es esencial para evaluar los resultados y las posibles
complicaciones.
La gestión exitosa del SW en pediatría requiere una estrecha colaboración entre diferentes
especialidades médicas, incluyendo pediatras, cirujanos pediátricos, gastroenterólogos y radiólogos. El
intercambio de conocimientos y experiencias clínicas es vital para mejorar el diagnóstico y el manejo
de esta rara condición. Aunque la literatura científica sobre el SW es limitada, cada caso documentado
proporciona información valiosa que puede mejorar las estrategias de tratamiento y los resultados
clínicos.
CONCLUSIÓN
El SW es una causa rara de obstrucción intestinal que presenta significativos desafíos diagnósticos y
terapéuticos en la población pediátrica. La identificación temprana y el manejo adecuado son
fundamentales para prevenir complicaciones graves y mejorar los resultados a largo plazo. La
colaboración interdisciplinaria y la investigación continua son esenciales para optimizar el tratamiento
y mejorar la calidad de vida de los pacientes afectados por esta condición. Este artículo subraya la
importancia de un enfoque integral y colaborativo en el manejo del SW, destacando la necesidad de
avanzar en el conocimiento y las estrategias de tratamiento para esta patología rara pero clínicamente
significativa.
Fondos
Los autores no recibieron financiación de ninguna fuente, declarando que este trabajo es totalmente
voluntario.
Declaración de conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de interés.
pág. 4287
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