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INTRODUCCIÓN
Desde tiempos remotos la cosecha de pino o resinación como es conocida en México, se ha efectuado
desde la época prehispánica, misma que hasta el siglo pasado ha sido considerada como una actividad
productiva la cual ha generado múltiples empleos y ha sido sustento en diversas áreas forestales.
A nivel internacional se tiene un registro de 1 300 000 toneladas de resina de pino, la cual es empleada
principalmente en la producción de resina, colofonia y trementina; esta producción resinífera se
encuentra concentrada en tres países: China, Brasil e Indonesia (Cunningham, 2009; Conafor, 2013).
En México, el aprovechamiento de resina se realiza principalmente en los estados de Jalisco, Oaxaca,
Estado de México y Michoacán, de los cuales este último ocupa el primer lugar con una producción de
82.7% de la producción nacional (Munóz et al., 2022; Semarnat, 2016).
El proceso de resinación en México, se ha practicado desde tiempos prehispanicos (Mas y Prado, 1981)
como consecuencia de la oleada internacional de la industria resinera en la búsqueda de nuevos sitios
para satisfacción de la demanda. Las especies resineras de mayor importancia en nuestro país son P.
oocarpa, P. leiophylla, P. lawsonii, P. teocote, P. herrerae, P. tenuifolia, P. montezumae y P. pringlei.
En algunas áreas se ha implementado el uso de especies como P. elliotti y P. caribaea como especies
potenciales para ser usadas en plantaciones forestales comerciales.
En la actualidad, la resinación se realiza de acuerdo con la NOM-026-SEMARNAT-2005, y la
normatividad vigente en la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable y su Reglamento, donde el
sistema de resinación más utilizado corresponde al Método Tradicional Francés o Hugues modificado
para México e implementado en 1937, este método garantiza la supervivencia de los árboles, siendo
una técnica de conservación, controla el manejo del bosque y es aplicable a arbolado con diámetros
mayores a 30 centímetros de diámetro, donde el número de caras de resinación se determina a partir del
número de cortes o caras que puede soportar el árbol, las cuales se efectúan a partir de los 20 años de
edad del arbolado (Conafor, 2013 y Romahn, 1992).
La resina de pino dada sus características químicas, ha sido empleada como materia prima en la industria
química para la producción de diferentes subproductos como lo han sido artículos de limpieza,
insecticidas, disolventes, encolado del papel, pintura, tinta de impresora, productos farmacéuticos,