La tutor�a en la educaci�n superior
como estrategia para la
formaci�n personal y profesional
Edith Soria Valencia
Lima-Per�
Gilda Dalila Rodr�guez Valverde
RESUMEN
La tutor�a en la educaci�n superior debe orientar la labor del docente al desarrollo del acompa�amiento y atenci�n personalizada a los estudiantes. Desde esta premisa, la tutor�a debe fortalecer la formaci�n personal y profesional. El objetivo del estudio es analizar las diversas posturas te�ricas sobre la tutor�a universitaria durante los a�os comprendidos entre el 2017 al 2021. Se utiliza el m�todo documental que permite analizar diversas fuentes bibliogr�ficas de informaci�n relacionados con el objeto de investigaci�n. Las conclusiones muestran que es necesario orientar las funciones del docente tutor al desarrollo de una tutor�a transformadora en la educaci�n superior que contribuya a la formaci�n reflexiva del profesional.
Palabras claves: educaci�n superior; tutor�a universitaria; formaci�n profesional.
Tutoring in higher education as a strategy for personal
and professional training
ABSTRACT
Tutoring in higher education should guide the work of the teacher to the development of accompaniment and personalized attention to students. From this premise, mentoring must strengthen personal and professional training. The objective of the study is to analyze the various theoretical positions on university tutoring during the years between 2017 and 2021. The documentary method is used to analyze various bibliographic sources of information related to the object of research. The conclusions show that it is necessary to orient the functions of the teacher tutor to the development of a transformative tutoring in higher education that contributes to the reflective training of the professional.
Keywords: higher education; college tutoring; vocational training.
Art�culo recibido:� 15 octubre. 2021
Aceptado para publicaci�n: 18 noviembre 2021
Correspondencia: [email protected]
Conflictos de Inter�s: Ninguna que declarar
En tiempos tan complejos como los actuales, la tutor�a ha adoptado un gran protagonismo, as� lo evidencian los sendos art�culos y tesis consultadas que comprueban que esta l�nea de investigaci�n es hondamente f�rtil (Garc�a, 2019; �lvarez, 2018; Campana, 2018; Salinas, 2018; Vera, 2017; Far�as, 2019; L�pez, 2019; Venegas, 2018; Loor, 2017; Andr�s, 2017).
Desde el inicio del siglo XXI las reformas y transformaciones sistem�ticas que se han generado en las instituciones universitarias, le han conferido un sitial expectante en la educaci�n superior, pues contempla como prop�sito esencial; la transformaci�n permanente del ser humano en procura de su desarrollo integral, tendiendo a su perfeccionamiento constante. El desenvolvimiento del proceso es vasto, y est� vinculado al paradigma humanista de la tutor�a, el mismo que involucra su formaci�n integral. Asimismo, la naturaleza ontol�gica de la tutor�a es inherente al ejercicio de la docencia universitaria, la cual permite cambios permanentes a partir de una mirada diversa de la tutor�a, la misma que deviene de la praxis docente y de las pol�ticas institucionales que la auspician.
2. M�TODO
El objetivo del estudio es analizar las diversas posturas te�ricas sobre el rol del docente y la tutor�a universitaria, durante los a�os comprendidos entre el 2017 al 2021. Se considera pertinente optar por el m�todo documental que permite analizar diversas fuentes bibliogr�ficas de informaci�n que dan cuenta de eventos, procesos y conocimientos relacionados con el objeto de investigaci�n, facilitando as� una aproximaci�n indirecta al mismo (Revilla, 2020).
En el marco, del presente estudio, los criterios para la selecci�n de las fuentes de informaci�n son: a) disponibilidad: las fuentes de informaci�n son de dominio p�blico y de acceso abierto: b) temporalidad: las fuentes de informaci�n corresponden al periodo: 2017, 2018, 2019, 2020 y 2021 y, c) idioma: se considera relevante incluir fuentes de informaci�n en ingl�s y espa�ol.
Se realiz� la revisi�n bibliogr�fica de 79 fuentes. La documentaci�n examinada corresponde a bases de datos y repositorios institucionales de universidades nacionales y extranjeras. El an�lisis desarrollado ha tomado como referencia las siguientes preguntas: �cu�les son las aproximaciones conceptuales de la tutor�a universitaria?, �cu�les son las funciones del tutor?, �cu�l es el prop�sito fundamental de la tutor�a?, �cu�l es su orientaci�n en el presente contexto global? �
Para responder a las citadas interrogantes, se ha realizado una revisi�n panor�mica sobre los aportes especializados de la literatura sobre la tutor�a universitaria, como proceso, como sistema, como sin�nimo de calidad y de transformaci�n integral en la formaci�n del estudiante universitario.
2. FUNDAMENTACI�N TE�RICA
Aproximaciones conceptuales a la tutor�a universitaria
A lo largo del tiempo, la tutor�a siempre ha estado vigente. Su conceptualizaci�n se ha manifestado desde diversas perspectivas, algunas m�s integrales: proceso, sistema y conjunto; por sobre otras m�s espec�ficas, m�s operacionales y peculiares: acci�n, modalidad, recurso y estrategia (L�pez, 2017).�� Aunque la tutor�a como t�rmino, apareci� por primera vez, a partir de Mentor en La Odisea de Homero (750 a.C.), hay evidencias de que su pr�ctica se encuentra miles de a�os antes. Irby et al. (2020), sostienen que, los antiguos egipcios, a trav�s de sus visires, escrib�an las ense�anzas que transmit�an a los hijos de los faraones, adem�s de propiciar un clima de confianza con ellos, procuraron, adem�s, hallar medios para transmitir a las futuras generaciones, sus experiencias y conocimientos vinculados a la tutor�a e inspirados en la trascendencia de sus escritos.
As� pues, los mentores, conocidos entonces como visires, han existido desde la �poca de la historia escrita del antiguo Egipto (5000 a.C. - 31 a.C.); su legado contin�a siendo discutido por acad�micos en la actualidad. Van den Dungen (2017) e Irby et al. (2020), enfatizan que las instrucciones y ense�anzas de estos documentos egipcios antiguos fueron escritos con fines educativos. Se consideran estas obras antiguas como evidencia documentada de tutor�a y de sus fundamentos epistemol�gicos, cuya evidencia hist�rica atestigua que los antiguos cre�an que lo que hoy llamamos tutor�a es fundamental para el desarrollo de la sociedad; adem�s exist�a el temor para los experimentados sabios del antiguo Egipto, de tener gobernantes sin experiencia. En virtud de lo expuesto la tutor�a en el antiguo Egipto, se conceptualiza como un proceso formativo de acompa�amiento y ayuda, a partir de la relaci�n de confianza entre visires (tutores) y los hijos de los faraones. Adem�s, su estructura t�cnica se evidencia en el registro documental de sus fundamentos epistemol�gicos.
La cultura cl�sica griega, por otro lado, asent� las primeras huellas del acompa�amiento tutorial como orientaci�n, como una acci�n natural, que ofrece soporte como un proceso habitual. S�crates (470-399 a.C.) a partir de su filosof�a, custodia uno de los factores predominantes de la tutor�a, el autoconocimiento; su promoci�n, conjuntamente con autorreflexi�n y la autoestima, son consustanciales a la labor tutorial (Secanilla & Z�rate, 2020).
El autoconocimiento, sustenta el proceso formativo porque se vincula con la dimensi�n central de la persona, su interior, contempla un sentido de pertenencia y reconocerse a uno mismo, coadyuva a que, las determinaciones sean m�s pertinentes y generen menos traumas (Garc�a, 2017).� Plat�n (428-347 a.C.) defiende que, precisar las aptitudes de las personas, es fundamental para que su compenetraci�n y acomodamiento social se consolide. Arist�teles (384-322 a.C.) sostiene que, para poder escoger una actividad conectada a los intereses de los individuos, a partir del acompa�amiento tutorial se plantea una relaci�n personalizada de ayuda, que fomenta el desarrollo de la reflexi�n (Le�n, 2018). La tutor�a cont� con procedimientos y m�todos espec�ficos, a partir de su aparici�n en el siglo XII y desde entonces tuvo un largo camino desde las universidades europeas medievales de Oxford y Cambridge hasta su implementaci�n en la pr�ctica educativa en la mayor�a de los pa�ses (Brown, 2018; Bakhmach, 2019; Catarino y Aires, 2018).
En la edad medieval podemos notar un claro ejemplo del proceso de ayuda, a trav�s de la modalidad de las pr�cticas formativas que se realizaban en los talleres supeditadas a la tutela de un maestro para aprender oficios gremiales de la �poca. Es en el renacimiento cuando la visi�n humanista consolida la idea de tutor�a y se empiezan a tomar en cuenta las aptitudes de las personas para orientarlas hacia alguna profesi�n (Gonz�les et al., 2019).
En el siglo XVII, durante el Virreinato del Per�, la orden Dominica fue de significativa trascendencia, ya que fueron pioneros en instituir centros de ense�anza superior, mediante los cuales se afirm� el dominio espa�ol, a trav�s de la ense�anza de las Sagradas Escrituras con un enfoque humanista (Satian, 2019). Asimismo, los expedientes de tutor�a de menores, evidencian que los mentores personales laicos, ejerc�an una funci�n alterna con respecto a su formaci�n educativa y religiosa (Gonz�les & Bixio, 2019).
A principios del siglo XIX, las tutor�as aparecen ligadas a diferentes modelos universitarios, se perfilan como asesor�as cient�ficas. Se identifican tres modelos universitarios cl�sicos: el alem�n, el franc�s y el anglosaj�n. El primero de ellos, denominado tambi�n humboldtiano, se estructur� a trav�s de instituciones p�blicas, con profesores funcionarios y con el conocimiento cient�fico como objetivo de la universidad. Humboldt instaur� la estrecha relaci�n entre docencia e investigaci�n. En esta perspectiva, la meta estribaba en formar personas con amplios conocimientos (Clerici & Lucca, 2020). En los diferentes estadios de la historia de la humanidad, la educaci�n rescata la imagen de la tutor�a.
Durante los diversos estadios del siglo XX la tutor�a se ha practicado a partir de enfoques y/o modalidades educativas diversas, en sendos campos del conocimiento y en diferentes etapas educativas (pregrado, posgrado), de all� que el concepto de tutor y la funci�n se han distinguido en sus aspectos operativos (Mart�nez et al., 2018).
A finales del siglo XX se inici� el conocido proceso de Bolonia, involucrado con la �convergencia europea�, la tutor�a universitaria es una de las acciones clave en el proceso de integraci�n de las universidades en el espacio com�n europeo, asumi�ndola como factor esencial de calidad (Mart�nez et al., 2020). El tutor juega un papel primordial en la experiencia del estudiante en la universidad, y la tutor�a encarna la relaci�n del estudiante con la universidad, lo que sugiere que tiene el potencial de proporcionar conocimientos m�s all� de esa relaci�n espec�fica con la instituci�n y el contexto de la educaci�n superior (Yale, 2019).
En estos tiempos, es complejo encontrar una sola respuesta para conceptualizar la tutor�a, y que intencionadamente exprese un pronunciamiento paradigm�tico concreto para fundamentarla (L�pez, 2017). Gran parte de las referencias consultadas (Garc�a, et al., 2019; �lvarez, 2018; Salinas, 2018) se abocan al campo de acci�n, evadiendo la naturaleza ontol�gica de la tutor�a. Las pr�cticas de la tutor�a en sendos casos se evidencian integradas a la estructura organizacional a la universidad y a sus prop�sitos, adem�s, est�n ejecutadas por profesionales que est�n muy pr�ximos al docente, tutores expertos, los mismos que, a partir de una coordinaci�n permanente, complementan su actividad, inclusive fuera de las fronteras �ulicas, en una sinergia arm�nica, cuya finalidad estriba en el desarrollo integral del estudiante (Aguilera, 2017).
A partir de la revisi�n realizada sobre el tratamiento conceptual de la tutor�a universitaria colegimos que, potenciar el valor y la dignidad de los estudiantes, es viable en la actualidad, a partir de una tutor�a m�s humanista. Su trascendencia sobrepasa al enfoque reduccionista y tradicional que restringe la acci�n tutorial a la mera determinaci�n de dudas y/o asuntos estrictamente acad�micos (Hern�ndez et al., 2018).
La tutor�a humanista genera una conexi�n significativa con los estudiantes, adoptando sus particularidades cognitivas, afectivas y sociales, y acompa�ando paralelamente, las del docente. Implica un proceso de acompa�amiento, que est� m�s focalizado en la persona; se conecta permanentemente con los sucesos globales y en virtud de ellos, procura generar una honda reflexi�n respecto a la significaci�n de la felicidad, a partir de la relevancia de la persona dentro de los sendos acontecimientos globales, todo lo cual est� orientado al logro del bienestar del tutorado (Sesento, 2019; Lipovetsky, 2017).
El enfoque humanista define a los tutores como individuos preparados para darse mostrarse de forma transparente evidenciando su propia humanidad, lo que propiciar� la aproximaci�n entre el tutor y el estudiante (De la Cruz, 2017); sin embargo, son reconocidas las sendas restricciones que entorpecen el desarrollo de la tutor�a humanista en la acci�n; una de ellas se conecta directamente con la formaci�n del tutor, la misma que requiere profesionalizaci�n. Coexisten propuestas organizativas y formativas que materializan diferentes proyectos de acompa�amiento tutorial; en funci�n a la gesti�n de cada universidad. No obstante, su definici�n debe propender al desenvolvimiento de una tutor�a de calidad (Hern�ndez et al., 2018).
En la actualidad, muchas instituciones de educaci�n superior no cuentan con un conocimiento acreditado de la forma en que cada programa y cada tutor, de acuerdo con sus peculiaridades y referentes te�rico-pr�cticos y disciplinares, ejercita la acci�n tutorial. La ausencia de conocimiento propicia que la acci�n tutorial se produzca a partir de intuiciones insuficientemente patrocinadas en t�rminos conceptuales. En virtud de lo anterior, se origina una descoordinaci�n institucional y no logra consolidarse un proyecto com�n (Garc�a, et al., 2019).�
La tutor�a como proceso sistematizado: promoviendo el compromiso institucional
El acompa�amiento tutorial involucra un proceso sistematizado que, a su vez, precisa de un trabajo unido y solidario entre los docentes, los administrativos, el personal de bienestar universitario y la comunidad en general, la formaci�n integral exige reconocer, trabajar y formar en capacidades humanas para el ser y el hacer, vinculadas a la vida, la �tica, la est�tica y el humanismo cristiano, en los que subyace un compromiso con los estudiantes (Garc�a et al., 2019).�
La conexi�n entre docente-tutor y tutorado, puede comprenderse como el v�nculo que fortalece la relaci�n discente � docente. El citado v�nculo se establece sobre la base de la confianza, se propicia en un ambiente personalizado, a partir del cual los estudiantes est�n acompa�ados, seg�n sus requerimientos afectivos, anhelos y expectativas particulares (Fwa, 2018).
El proceso del acompa�amiento tutorial precisa del di�logo, es un recurso necesario del tutor para afianzar la conexi�n con el estudiante y vincularse con �l. El ejercicio del di�logo incide sustancialmente en el desarrollo de la tutor�a, los temas y el espacio en el que se efect�a (Fwa, 2018; Garc�a, et al., 2019). La tutor�a contribuye al desenvolvimiento de competencias sociales e instruye a los estudiantes tutorados respecto a c�mo verbalizar sus pensamientos propios, consentir los argumentos del interlocutor y describirlos.
Para implantar una vinculaci�n cercana con el docente-tutor, los estudiantes deben estar motivados y guiados en el autoconocimiento. El enfoque afectivo propicia una tutor�a m�s efectiva, y los estudiantes son positivos en su experiencia de aprendizaje. (Fern�ndez y Barbagallo, 2017). �Asimismo, el acompa�amiento tutorial afectivo procura el crecimiento y el bienestar del estudiante, cuya meta es viabilizar la construcci�n equilibrada de su proyecto de vida y su ulterior inclusi�n y desarrollo en la sociedad (Grey & Osborne, 2018). A partir del citado acompa�amiento, el joven estudiante (Yur�n et al., 2019; Magal�, 2019) es capaz de mejorar sus niveles de autoestima y autoconcepto, fortaleciendo su motivaci�n y potenciando las competencias interpersonales (Lee et al., 2017).
El autoconocimiento que propugnaba el pensamiento socr�tico, conlleva la autoaceptaci�n, la autorregulaci�n emocional y las habilidades para la toma de decisiones, requisitos b�sicos para afrontar productiva y exitosamente la etapa acad�mica y la adultez posterior. El acompa�amiento tutorial afectivo puede revertir en la reducci�n de las tasas de deserci�n, a partir de que el alumnado desarrolla un sentimiento de pertenencia que le prodiga seguridad y bienestar (Grey & Osborne, 2018; Honkim�ki & Tynj�l�, 2018). Para propiciar una buena pr�ctica de asesoramiento personalizado, es fundamental privilegiar el autoconocimiento (Taracena, 2019).
La tutor�a como proceso sist�mico, surge del compromiso, el docente asume este acompa�amiento por iniciativa personal y compromiso institucional, de all� que, entiende y plantea la tutor�a como un proceso continuo en varios semestres/ ciclos formativos, en funci�n a las necesidades, requerimientos y circunstancias de los estudiantes (Garc�a et al., 2019). El verdadero perfeccionamiento de la tutor�a pasa por estimarla, m�s all� de una sumatoria de acciones particulares, como un proceso continuo y sistem�tico, planificado en funci�n a objetivos y valores organizativos (Mart�nez et al., 2018).
La tutor�a involucra un proceso de acompa�amiento durante la formaci�n profesional, adem�s de su naturaleza formativa, se fortalece con el car�cter de integralidad, que se expande a las diversas dimensiones humanas (personal, psicof�sica, acad�mica, espiritual y social), de tal forma que fructifica todas las posibilidades brindadas por la instituci�n, brind�ndole un m�rito adicional a la hoja de vida del estudiante (Vilca; Garc�a, 2021; Garc�a et al., 2019). En ese sentido, diversas investigaciones coinciden en se�alar que es fundamental el acompa�amiento tutorial al joven estudiante, desde su ingreso a la universidad hasta la finalizaci�n de su formaci�n profesional.
Acompa�amiento a los estudiantes en la tutor�a: factor clave de calidad
La tutor�a se ha tornado en un componente esencial para asegurar la calidad educativa, as� como un factor clave para contrarrestar la deserci�n universitaria (Benites, 2020). Para fortalecer la vida del estudiante universitario, para encarar nuevos desaf�os, la tutor�a universitaria debe implementarse como una metodolog�a de incidencia en el desarrollo integral de los estudiantes, que permita optimizar la calidad (Mart�nez et al., 2020).
Asimismo, la tutor�a y el acompa�amiento tutorial son concepciones suplementarias, inmersas en el paradigma com�n de desarrollo de la calidad, sustentadas en las funciones de gu�a personal, acad�mica y profesional proyectadas por los docentes con la contribuci�n estrat�gica y constante de los estudiantes universitarios, de los cuales previamente habr� que examinar la opini�n estudiantil (Aguilar et al., 2017).
En la universidad se ejercitan diversos procesos en la ense�anza, evaluaci�n, de acompa�amiento tutorial, etc., y se puede hablar de una universidad de calidad si todos ellos se integran sistem�ticamente (Mart�nez et al., 2018). Las citadas consideraciones deben plantearse en funci�n a su desenvolvimiento, ponderando las prioridades y exig�idad que evidencian, as� como tambi�n los planteamientos de mejora que est�n en condiciones de brindar (Garc�a et al., 2018).
Los planteamientos mencionados involucran, acompa�amiento; orientaci�n, asesor�a, acogida, di�logo y escucha; y proceso continuo. En primera instancia, debe entenderse la tutor�a como un acompa�amiento al estudiante, especialmente a aquel que ingresa a primer semestre, como una orientaci�n y ayuda que abarca aspectos personales y acad�micos, adem�s se efect�a a trav�s de encuentros grupales e individuales, con el prop�sito de promover una cultura del compromiso y el di�logo entre docentes-estudiantes, para ayudarlos en su adaptaci�n a la vida universitaria (Garc�a et al., 2019).
Es pertinente proseguir trabajando colaborativamente para lograr que, su desenvolvimiento coadyuve efectivamente al acompa�amiento tutorial y, por ende, a la formaci�n integral del estudiante universitario (B�jar, 2018; Venegas y Gair�n, 2020). En ese sentido, e acompa�amiento tutorial se erige como un gran aporte en el proceso formativo de los estudiantes, mediante la orientaci�n y atenci�n del docente, de acuerdo a criterios y mecanismos de monitoreo y control, a fin de fortalecer su formaci�n integral y disminuir los factores de riesgo (deserci�n / repetici�n) que afectan el desempe�o estudiantil (Calder�n, et al., 2019).
El Espacio Europeo de Educaci�n Superior plantea que el acompa�amiento tutorial se ha tornado en una de las piezas clave para potenciar la calidad de los procesos de ense�anza y aprendizaje, y del desenvolvimiento integral del estudiantado (Alonso et al., 2018). No obstante, al llevar a la pr�ctica la tutor�a con el objetivo de la formaci�n integral del estudiante, existen evidencias de cierta deflexi�n para alcanzar las metas referidas, normalmente se concentra m�s en lo acad�mico, y cercena la orientaci�n personal, la resoluci�n de dudas, h�bitos y metodolog�a de estudio. En otros casos se enfoca particularmente en la orientaci�n profesional (B�jar, 2018; Mart�nez et al. 2018). De all� la pertinencia de que el acompa�amiento tutorial est� en concordancia con un adecuado monitoreo de los estudiantes, proyect�ndose m�s all� de solo dotar un espacio para la adquisici�n de conocimientos (Mac�as et al. 2017; D�az et al., 2017; Aguilera, 2017).
Funciones del docente tutor: asegurando la calidad educativa
La tutor�a es una actividad inherente al docente: todo profesor es tutor; sin embargo, existen otras funciones docentes como la supervisi�n, la asesor�a, la gu�a educativa, el coaching educativo y, sobre todo, la mentor�a, que han sido escasamente empleadas en el �mbito educativo actual (Ponce et al., 2018).
Las principales funciones del docente tutor se han actualizado en el tiempo y precisan de mayores alcances como: 1) el liderazgo organizativo de las actividades educativas y cognitivas del estudiante; 2) determinaci�n de sus capacidades e intereses; 3) justificaci�n de la calificaci�n del estudiante; 4) asistencia en el uso correcto y eficaz de la ense�anza y el apoyo metodol�gico de una determinada disciplina; 5) formaci�n personal, educaci�n, formaci�n de un estilo de vida, definici�n de perspectivas; 6) asegurar el intercambio de informaci�n adicional entre el estudiante y los docentes.
A partir de lo anterior se comprende que la tutor�a se ha tornado en un componente esencial para asegurar la calidad educativa, as� como un factor clave para contrarrestar la deserci�n universitaria (Bakhmach, 2019; Moreno et al., 2019). En esa l�nea, el acompa�amiento tutorial adopta un protagonismo universitario; por tanto, se requiere m�s precisi�n y sistematizaci�n del ejercicio que cada docente realiza espont�neamente, posibilitando el aprendizaje de sus estudiantes. La transformaci�n en la educaci�n superior, involucra tambi�n una actualizaci�n de las principales funciones del acompa�amiento tutorial (Venegas, 2018).
Las tutor�as tienen como prop�sito fundamental, identificar los factores que contribuyen a aminorar la productividad del estudiante y plantear oportunidades de mejora para su desempe�o. Un sistema bien estructurado de tutor�a y orientaci�n involucra adem�s a los estudiantes, quienes pueden dise�ar su propio plan acad�mico colaborando con su tutor, as� como estructurar su propia carrera (Tom�s, et al., 2019; Ivanytska, 2020).
En este contexto, el tutor es un profesional din�mico que aplica una metodolog�a activa y sugerente, propone actividades trascendentes, propicia un ambiente �ulico de confianza, a trav�s de efectivas relaciones interpersonales para que cada estudiante manifieste sus puntos de vista y/o reflexiones con total libertad, comparti�ndoles constantemente informaci�n sustancial (Rivera et al., 2017). En palabras de Aceves et al., (2019), el tutor es un actor clave de acompa�amiento en el proceso de la formaci�n acad�mica del estudiante, por ende, precisa de un perfil que le permita detectar y acoger oportunamente las necesidades estudiantiles a nivel individual y grupal. Se evidencia que la tutor�a hace frente a los constantes desaf�os y oportunidades de la educaci�n superior, pues contribuye a la mejora permanente de las culturas de aprendizaje, por ende, ameritan una ubicaci�n estrat�gica en la estructura organizacional.
La metodolog�a del docente-tutor es relevante en la actualidad y requiere un estudio detallado y una implementaci�n en la pr�ctica educativa. Se requiere del involucramiento de las autoridades acad�micas con la motivaci�n, formaci�n, reconocimiento y ponderaci�n de la labor tutorial (McIntosh, et al., 2021; Mart�nez et al.,2018).
El acompa�amiento del docente-tutor potencia la formaci�n integral del estudiante universitario comprometi�ndolo a enfrentar las dificultades y oportunidades que experimentar� en su cotidiano vivir. A partir de lo expuesto, se perfila una funci�n tutorial transformadora, la cual se fundamenta en la pedagog�a activa, que refuerza la propiedad del conocimiento, para posteriormente potenciar el trabajo de los estudiantes y fortalecer sus habilidades (�lvarez, 2018; Nuninger & Chatelet, 2018).
Los docente-tutores son esenciales para potenciar las habilidades de los estudiantes; van m�s all� de la atenci�n que se le brinda a un estudiante en un sal�n de clases tradicional, reforzando los conocimientos ya adquiridos por los estudiantes con pr�ctica y evaluaci�n adicionales. El acompa�amiento tutorial al estudiante debe mantenerse desde su ingreso a la universidad hasta la culminaci�n de su formaci�n, impulsando integralmente su desenvolvimiento, partiendo del ser humano, como persona y proyect�ndose paulatinamente en el profesional (Cubias et al., 2019).
Dentro de esta perspectiva, los docentes-tutores deben conectarse con las necesidades emocionales de sus estudiantes, y conocer cu�les son sus intereses, requerimientos, metas y preocupaciones, logrando de esta manera experimentar diversas formas de interrelaci�n. Es importante se�alar que las relaciones interpersonales aproximan la realidad del estudiante al docente-tutor, a partir de lo cual, la tutor�a transformadora emerge de la humanizaci�n del proceso tutorial.
Los docentes tutores o tutoras, requieren contar para la ejecuci�n id�nea de su labor como gu�a del desarrollo personal del estudiante, con un modelo integral de acompa�amiento pedag�gico, que conlleve el objetivo de la acci�n tutorial. A partir de lo mencionado, es indiscutible la trascendencia de tener un marco conceptual que gu�e la pr�ctica docente. Al orientar el desarrollo personal del estudiante se ejerce un acompa�amiento educativo, por ende, se precisa entender el proceso de formaci�n de la personalidad del estudiante, de forma especial, si aspiramos guiar su desarrollo human�stico, impl�cito en el enfoque de formaci�n integral de los estudiantes.
Diversos investigadores (Mendoza et al., 2018; Ponce et al., 2018; Alonso et al., 2018) coinciden en la necesidad de contar con un modelo integral de tutor�a universitaria, que favorezca el desarrollo integral del estudiantado. Asimismo, que genere sentido de pertenencia de toda la comunidad universitaria y que est� integrado al curr�culum, adecuado a los requerimientos puntuales de los estudiantes e impulsado a partir de una pol�tica institucional. La tutor�a involucra niveles de intervenci�n integral, como la tutor�a del curso o de la asignatura, la tutor�a de acompa�amiento en el proceso formativo y la tutor�a de asesoramiento personalizado.
La tutor�a personalizada puede desarrollar un rol clave; sobre todo para los estudiantes desfavorecidos o con responsabilidades adicionales, por lo general, requieren una asistencia mayor para proseguir con sus estudios y culminarlos con �xito. Los requerimientos de orientaci�n y tutor�a de los estudiantes universitarios desde su propia �ptica, pueden generar respuestas mejor vinculadas a sus intereses y peculiaridades (�lvarez, 2017; Hallam, 2020).
Un modelo integral de tutor�a universitaria coadyuva y dinamiza el espacio de acci�n de los estudiantes, permiti�ndoles expandir sus posibilidades acad�micas, restringiendo la posibilidad de un apartamiento o deserci�n universitaria. Con el transcurrir del tiempo, el estudiante se transforma en un agente activo en la vida universitaria, protagonizando actividades extracurriculares, reflexionando respecto a su estilo de aprendizaje, potenciando su desenvolvimiento personal, acad�mico y profesional. Cada estudiante es un sujeto �nico, particular, distinto de sus pares, con sus propias convicciones, y requerimientos personales en procura de su desarrollo y con competencias propias innovadoras y creativas para afrontar situaciones problem�ticas de diversa �ndole (Guerrero et al., 2019; Sesento, 2019).
El modelo integral de tutor�a contribuye en la gu�a del desarrollo personal del estudiante en escenarios contextuales diversos. Sean cuales fueran estos, los tutores/as deben coadyuvar a la edificaci�n de una autovaloraci�n personal del estudiante que potencie el autodescubrimiento de sus capacidades y competencias personales. A partir de este basamento, guiarlo para que distinga una perspectiva de futuro personal que esculpa progresivamente su proyecto de vida, sin desconectarse de los requerimientos sociales en los que se desenvuelva.
La autovaloraci�n del estudiante, y la visi�n de su futuro a partir de su propio desarrollo personal, trascienden a partir de la concreci�n paulatina de su propio proyecto de vida, es precisamente a partir de la relevancia del logro de su bienestar integral, que la felicidad, adopta una dimensi�n comprobable en el tiempo (Sesento, 2019; Lipovetsky, 2017).
La tutor�a y los servicios universitarios
La estrecha conexi�n entre la tutor�a y los servicios universitarios tambi�n contribuyen en la formaci�n integral del estudiante, a partir del enfoque com�n de atenci�n personalizada y de calidad. Una mejor comunicaci�n entre la tutor�a y los diversos servicios que brinda la universidad, puede atenuar la fragilidad identificada en cada estudiante y contribuir a alcanzar sus respectivos logros de aprendizaje. La satisfacci�n estudiantil es un componente sustancial que atender para perfeccionar los servicios institucionales.
Un permanente monitoreo de la alianza estrat�gica antes aludida, fortalece la comunicaci�n y la planificaci�n de los objetivos propuestos. Las caracter�sticas enunciadas generan transformaciones que involucran positivamente a los docentes-tutores, las mismas que son efectivas a partir del acompa�amiento tutorial que se gestan en las instituciones educativas (Zambrano et al., 2019; Richardson, 2018; Jackson, 2017). Frente a lo se�alado, la tutor�a entre pares se constituye en una estrategia educativa. El contexto de tutor�a mutua en l�nea entre pares tiene un efecto significativo en el desenvolvimiento de los estudiantes; tiene perspectivas promisorias en la educaci�n superior.
La tutor�a entre pares contribuye en la mejora del rendimiento acad�mico estudiantil; al conformar grupos de discusi�n y practicar juntos, se genera la tutor�a entre pares, brindando una alternativa eficaz para superar las dificultades y retos en la asignatura espec�fica. Entre estudiantes que cursan una misma asignatura puede generarse una tutorizaci�n, tambi�n es factible brindarla entre estudiantes de ciclos dispares en procura de orientar a los discentes de los primeros niveles. Los estudiantes ejercitados y conocedores del �mbito universitario asisten y gu�an a quienes reci�n se insertan al mundo universitario (Zulkifli et al., 2018; Abdurrahman et al., 2020).
La tutor�a en la formaci�n del profesional reflexivo
La importancia de la pr�ctica reflexiva de la tutor�a implica que los participantes sean capaces de comparar y contrastar reflexiones a trav�s de di�logos anal�ticos, que propicien debate. Para un profesional, la reflexi�n en la acci�n ocurre en sendas e indefinidas situaciones problem�ticas, donde se improvisa y emerge la inventiva, apoyadas en estrategias propias de la experiencia profesional.
Al iniciarse la formaci�n del �pr�ctico� impera la confusi�n y el misterio, y s�lo a trav�s del di�logo reflexivo entre el estudiante y el docente-tutor, durante su proceso formativo, podr�n ser dilucidadas; conjuntamente con los principios �ticos que inspiran su formaci�n profesional (Kaplar-Kodacsy, 2020). La tutor�a propicia el pensamiento cr�tico en el estudiante, a partir de la reflexi�n se genera una acci�n, un cambio, una transformaci�n. Para lograrlo, se basa en la naturaleza ontol�gica del humanismo, en los principios �ticos que contribuyen a su formaci�n moral, a su calidad y a su capacidad integral como gu�a y/o referente para la sociedad (Trim & Nishad, 2019; Fang et al., 2020).
Nuevos desaf�os para la acci�n tutorial: hacia una tutor�a transformadora
A continuaci�n, se presentan las recientes miradas sobre la tutor�a en la educaci�n superior, las mismas que propician una tutor�a transformadora. Para Fissori et al. (2019), la tutor�a implementa los recursos requeridos para enfrentar las eventuales dificultades en cada fase del proceso formativo del estudiante; tambi�n brinda informaci�n y asesoramiento para interactuar mejor con cada asignatura, acondiciona las v�as para la recuperaci�n de lagunas de aprendizaje y ofrece asesor�a para la confecci�n de la tesis. Su objetivo principal es despejar los posibles obst�culos en procura de una asistencia eficaz a las materias, adem�s de ejecutar iniciativas conectadas con las conductas y requerimientos personales de los estudiantes.�
McIntosh et al. (2021), considera que, la tutor�a es prioritaria frente a los constantes desaf�os y oportunidades de la educaci�n superior, pues contribuye a la mejora permanente de las culturas de aprendizaje, por ende, ameritan una ubicaci�n estrat�gica en la estructura organizacional. En esa l�nea, Mhakure et al. (2019), afirman que los tutores en su rol de investigadores deben identificar qu� enfoques educativos pueden promover para lograr que los estudiantes tengan una producci�n cient�fica m�s prol�fica.
La tutor�a brinda apoyo al desenvolvimiento de competencias sociales y la ense�anza a los estudiantes respecto a c�mo expresar sus propias opiniones, aceptar los argumentos del interlocutor y referirse a ellos. Para poder trabajar por su cuenta y establecer una conexi�n pr�xima con el tutor, los estudiantes deben estar motivados y encaminados en el autodesarrollo (Brdulak, 2018),
Actualmente, un gran desaf�o para la tutor�a son los entornos virtuales los cuales constituyen un componente emergente que se ha fortalecido progresivamente a partir de la pandemia de la COVID 19. Para entender el rol del docente o tutor en el citado contexto, es clave comprender c�mo funcionan las comunidades virtuales de aprendizaje y las particularidades de las relaciones socio-pedag�gicas. Cuestiones como la forma en la que los docentes o tutores usan la tecnolog�a para interactuar con los estudiantes, o la complejidad de las relaciones docente-estudiante, adoptan suma importancia, m�xime cuando hablamos de individuos de diferentes culturas, con formaciones, conceptos e ideas diversas (Simonette et al., 2019; Carneiro et al., 2021).
En este sentido, es esencial la �conciencia de la experiencia de la ense�anza� por parte del docente o tutor, en particular, de lo que ocurre en las interacciones de ense�anza mediada por la tecnolog�a. En un entorno virtual, la relaci�n docente - alumno, plantea la promoci�n del compromiso con un proceso de ense�anza-aprendizaje colaborativo real, permitiendo el surgimiento de una comunidad de aprendizaje virtual productiva, en el que se comparten conocimientos y relaciones socio pedag�gicas que requieren de la orientaci�n permanente al estudiante para contribuir eficazmente a su desarrollo integral (Rodr�guez, 2019; Simonette et al., 2019).�
La tecnolog�a debe valorarse solo como un canal de comunicaci�n, lo que importa son las formas en que los docentes/tutores utilizan las tecnolog�as para interactuar con los alumnos. La relaci�n como virtual, ya que el comportamiento humano est� siempre presente. La vinculaci�n entre las personas se genera por sentimientos, deseos, convicciones e intereses. La tutor�a en entornos virtuales, exige novedosas formas de actuaci�n del docente, asign�ndoles funciones y roles que los definen como tutor en el citado contexto.
Aunque las TIC marcan tendencia hacia el aprendizaje aut�nomo en entornos virtuales, su impacto en la formaci�n de valores sociales debe ser evaluado a partir de la inclinaci�n al aislamiento social del estudiante, aspecto a tener en cuenta como campo de estudio (Espinoza & Ricaldi, 2018).
4. DISCUSI�N Y CONCLUSIONES
A la luz de los planteamientos presentados ha sido posible vislumbrar que la tutor�a universitaria es sustancial y trascendental en procura de alcanzar la excelencia acad�mica, la misma que se traduce en calidad, requiriendo para lograrlo, del involucramiento de toda la comunidad educativa a partir de un sentido de pertenencia que, contribuya activamente a los cambios y/o variaciones generadas por las exigencias y particularidades de la educaci�n superior.�
La revisi�n te�rica realizada nos advierte de la trascendencia de la tutor�a para afrontar las constantes transformaciones y desaf�os que emanan de la educaci�n superior. Su acci�n profundamente human�stica se infiere desde las voces de diversos autores, los mismos que sintonizan con la naturaleza hol�stica de la funci�n tutorial.
Es pertinente destacar que no existe un absoluto como definici�n de la tutor�a, es fundamental activar constantemente la memoria, y extraer de ella, que las acepciones acertadas autorizan su argumentaci�n de sendas formas; en virtud de las cuales, la funci�n docente-tutor se enriquece sustancialmente (Simonette et al.,2019; Espinoza & Ricaldi, 2018; Le�n, 2018; Zambrano et al., 2019; Richardson, 2018; Jackson, 2017).
El nuevo desaf�o para la tutor�a se enmarca en el entorno virtual, donde el docente tutor, promueve interacciones de ense�anza mediada con la tecnolog�a. Asimismo, emerge una comunidad de aprendizaje virtual productiva, en el que se comparten conocimientos y relaciones socio pedag�gicas que requieren de la orientaci�n permanente al estudiante para contribuir eficazmente a su desarrollo integral (Rodr�guez, 2019; Simonette et al.,2019).�
Se plantea la necesidad de promover una tutor�a transformadora, comprendida como un proceso basado en una relaci�n de confianza que se hace tangible a partir del acompa�amiento personal afectivo y efectivo del docente tutor universitario. El acompa�amiento tutorial transformador plantea una relaci�n personalizada de ayuda, que fomenta el desarrollo de la reflexi�n como ejercicio sustancial para el desarrollo integral del estudiante (Le�n, 2018; Aguilera, 2017).
En virtud de lo anterior, se requiere configurar la labor del docente desde la acci�n de una tutor�a transformadora de naturaleza formativa, orientadora e integral, de autoconocimiento y autovaloraci�n personal del estudiante, del sentido de pertenencia que le permite reconocerse a s� mismo, potenciando su aprendizaje aut�nomo y el desenvolvimiento de sus competencias a nivel personal y profesional, todo lo cual plasma, finalmente, su proyecto de vida, el mismo que se efectiviza al ejercer su derecho a ser feliz (Trim & Nishad, 2019; Fang et al., 2020; Secanilla & Z�rate, 2020; McIntosh et al., 2021)
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