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INTRODUCCIÓN
De acuerdo a Rodríguez y Pérez (2020) es una respuesta anticipada frente a un estímulo considerado
peligroso (ya sea interno, externo, real o percibido) o ante una amenaza futura, esta reacción se
caracteriza por emociones como nerviosismo, tensión, vigilancia, aprensión y alerta, además de
comportamientos observables como inquietud motora y cambios fisiológicos como sudoración,
temblores y aumento de la frecuencia cardíaca, etc.
En las últimas décadas, la ansiedad ha atraído la atención de numerosos investigadores por diversos
motivos, entre ellos su alta prevalencia. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2019) los
problemas de ansiedad son afecciones comunes que afectan la salud mental y disminuyen la capacidad
laboral y la productividad, más de 260 millones de personas en todo el mundo enfrentan dificultades
relacionadas con la ansiedad; en la región, se estima que aproximadamente el 7,7% de las mujeres y el
3,6% de los hombres sufren estos trastornos (Organización Panamericana de la Salud, 2017).
Investigaciones previas sugieren que existen factores biológicos, psicológicos y sociales que pueden
contribuir al desarrollo de este trastorno. Álvarez et al. (2021) manifiesta que, la ansiedad en los
estudiantes es un problema emocional significativo en los entornos escolares, captando el interés de la
comunidad educativa y social debido a las complicaciones que causa en el rendimiento académico y la
posible alteración del ambiente en el aula. Además, Mancilla y Alfaro (2022) exponen que, en general,
todas las personas experimentan cierto grado de ansiedad, una reacción adaptativa que no siempre está
relacionada con amenazas reales.
Por lo tanto, los signos de ansiedad son muy comunes entre los niños y adolescentes. Un estudio
realizado por Evelyn León en la ciudad de Ambato reveló que el 58% de los adolescentes presentaba
niveles bajos de ansiedad, el 26% mostraba ansiedad moderada y el 16% sufría de ansiedad severa, en
consecuencia, se determinó que los estudiantes con niveles moderados y severos de ansiedad necesitan
ser atendidos para prevenir futuras complicaciones (León, 2023).
Otro estudio sobre la ansiedad en estudiantes adolescentes, realizado por Carlos Jarrín en la ciudad de
Guaranda, reveló que solo el 4,4% de los participantes presentaba niveles preocupantes de ansiedad,
mientras que el resto mantenía niveles más bajos (Jarrín, 2023). De manera similar, en su investigación
realizado en la ciudad de Quito, Álvarez et al. (2021) señalaron que los estudiantes con alta ansiedad