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la evolución de la construido por la comunidad Embera en el ámbito cultural y territorial, ya que, cada
pueblo indígena, define unos lineamientos bajo los que narra el principio de la vida y su vínculo con el
contexto en que se desenvuelve la comunidad.
En este sentido, dentro de los aspectos que definen la cosmovisión de los Embera Katíos, se destaca la
existencia tres mundos como base de su realidad. De acuerdo con Romero et al. (2019) estos mundos
se denominan “el de arriba (bajía), en donde están Karagabí (la luna y padre de Jinopotabar) y Ba (el
trueno); la tierra (egoró), donde viven los Embera; y el de abajo (aremuko), donde viven los Dojura,
Tutruica, Jinopotabar y los antepasados” (p. 14). De este modo, el agua representa un componente
vinculador entre el mundo de arriba y el mundo de abajo, dejando en evidencia la importancia que
tienen los ríos para cotidianidad Katío.
Con base en esto, la identificación el rol que cumple la existencia de tres mundos: en el mundo de arriba;
dirigido por el sol y la luna, el mundo del medio (tierra) y el mundo de abajo para los Embera, muestra
la concepción de creación como un trabajo mancomunado entre los distintos integrantes de la
comunidad, pues, según lo expresado por Yagarí (2017) la capacidad de cumplimiento de los principios
de protección, cuidado y defensa del territorio, representa la posibilidad para que los individuos sean
recibidos en los distintos mundos, considerando las herramientas reguladoras que estos ofrecen para
forma de vida en el territorio, puesto que, existen diferentes contextos y condiciones que marcan el
desarrollo de las concepciones de pueblos indígenas.
Desde esta perspectiva, la relación cooperativa que establecen los individuos de la comunidad Embera
dentro de su entorno, específicamente al momento de abordar los distintos componentes de la vida,
representa las bases de la integralidad que se busca en su territorio (Yagarí, 2017). De aquí, la
importancia que tiene el reconocimiento del rol que cumple la naturaleza como aspecto fundamental en
la línea de pensamiento de estas comunidades, pues, el vínculo con carácter espiral que se forma entre
la forma de pensar del individuo y su cotidianidad es una directriz para su adaptación a la sociedad.
Para Mecha (2014) el reconocimiento de la forma en espiral a través de la cual los pueblos Embera
asumen el pensamiento, permite un acercamiento a la concepción de orden y sentido que estos
individuos le atribuyen al comportamiento de los eventos que suceden en la realidad, ya que el carácter
circular es más apropiado para explicar la relación de los distintos mundos que definen los Embera. De