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De otra parte, un estudio realizado por Glenn & Sia (2008), demostró que el mosquito vector del dengue
no era afectado de ninguna manera por la temperatura, pero su ciclo de vida sí era influenciado por la
alta pluviosidad, creando un ambiente propicio para la transmisión de esta enfermedad; situación
agravante si se tiene presente que el Departamento de Risaralda presenta una proyección para lo que
queda del siglo, con tendencia al aumento entre 18 y 28% de su precipitación, con respecto a la media
anual actual, y los municipios de Pereira, Balboa, Santuario, Apía, Guática y Quinchía aumentos entre
30 y 40% de sus precipitaciones medias anuales.
La Secretaría de Salud de Risaralda (2017) , a través de sus boletines informativos ha identificado
afectaciones prevalentes por fenómeno del Niño, que también pueden encontrar en los aumentos de
temperatura proyectados, condiciones para su prevalencia, como las enfermedades transmitidas por
vectores -ETV (Dengue, Chikunguña, Zika, Malaria, Chagas); enfermedades transmitidas por alimentos
o por agua – ETA; zoonosis, agudización de patologías cardiovasculares en la tercera edad, accidentes
ofídicos, olas de calor (quemaduras solares, sofocamientos, deshidratación). En sus boletines, se
identifican como vulnerables aquellos grupos sociales de condiciones socioeconómicas precarias,
donde se prevé un aumento del índice malárico y la incidencia de otras enfermedades como la fiebre
amarilla, cólera y dengue.
Se prevé que, entre 2030 y 2050, el cambio climático causará unas 250.000 muertes adicionales en el
país cada año debido a la malnutrición, el paludismo, la diarrea y el estrés calórico. Se estima que el
costo de los daños directos para la salud en Colombia (es decir, excluyendo los costos en los sectores
determinantes para la salud, como la agricultura y el agua y el saneamiento) será de entre US$ 2000 y
US$ 4000 millones al año de aquí a 2030. (DNP, 2011)
La reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero mediante mejores elecciones en materia
de transporte, alimentos y uso de la energía pueden traducirse en mejoras de la salud, en particular a
través de la reducción de la contaminación del aire y el aprovechamiento de los residuos sólidos
orgánicos.
La crisis climática amenaza con deshacer los últimos cincuenta años de progreso en materia de
desarrollo, salud mundial y reducción de la pobreza, y con ampliar aun más las desigualdades sanitarias
existentes entre las poblaciones y dentro de ellas.