ENFOQUES DIAGNÓSTICOS NO INVASIVOS EN
EL SÍNDROME COMPARTIMENTAL.
REVISIÓN DE LA LITERATURA
NONINVASIVE DIAGNOSTIC APPROACHES IN
COMPARTMENT SYNDROME. LITERATURE REVIEW
Md. José Andrés Trelles Guarnizo
Centro de Salud de Malacatos, Ecuador
Md. Anais Elizabeth Mancheno Romero
Investigador Independiente, Ecuador
Md. Byron Fabián Pinos Reyes
Distrito 14D06 Salud, Ecuador
Md. Estefania Mayorie Vaca Guaytarilla
Investigadora Independiente, Ecuador
Md. Jacqueline Liliana Avila Clavijo
Investigadora Independiente, Ecuador
Md. Andrea Lizbeth Flores Ledesma
Investigadora Independiente, Ecuador
pág. 5437
DOI:
Enfoques Diagnósticos no Invasivos en el Síndrome Compartimental
Revisión de la Literatura
Md. José Andrés Trelles Guarnizo
1
trellesandres@gmail.com
https://orcid.org/0000-0001-6767-6847
Centro de Salud de Malacatos
Loja, Ecuador
Md. Anais Elizabeth Mancheno Romero
elizabeth_17.09@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0002-4950-7059
Investigador Independiente
Machala, Ecuador
Md. Byron Fabián Pinos Reyes
byrin.fpr95@gmail.com
https://orcid.org/0009-0004-8217-5126
Distrito 14D06 - Salud
Morona Santiago, Ecuador
Md. Estefania Mayorie Vaca Guaytarilla
estefy7723@gmail.com
https://orcid.org/0009-0005-8100-9131
Investigadora Independiente
Quito, Ecuador
Md. Jacqueline Liliana Avila Clavijo
jakilili55@gmail.com
https://orcid.org/0009-0003-5821-7704
Investigadora Independiente
Cuenca, Ecuador
Md. Andrea Lizbeth Flores Ledesma
andlizflores@gmail.com
https://orcid.org/0009-0002-7216-5376
Investigadora Independiente
Machala, Ecuador
RESUMEN
El síndrome compartimental es considerado como una emergencia quirúrgica ortopédica resultante de
una lesión física se produce existe un aumento de presión excesiva dentro de un compartimento
muscular llevando a un cuadro de isquemia el cual si es prolongado se convierte en irreversible. La
medición directa de la presión compartimental sigue siendo crucial. No está establecido un diagnóstico
cien por ciento certero para esta patología debido a esto se estudia espectroscopia de infrarrojo cercana
y los métodos de ultrasonido, como la elastografía por deformación y el bucle de bloqueo de fase
pulsado. La mayoría de los casos diagnosticados con este síndrome se presentan en las extremidades
las cuales son sometidas al procedimiento de la fasciotomía, un método que se lleva a cabo para
descomprimir el miembro afectado, normalizar la presión intercompartimental y reducir la disfunción
neuromuscular.
Palabras clave: síndrome compartimental, diagnóstico, elastografía, ultrasonido
1
Autor principal
Correspondencia: trellesandres@gmail.com
pág. 5438
Noninvasive Diagnostic Approaches in Compartment Syndrome Literature
Review
ABSTRACT
Compartment syndrome is considered an orthopedic surgical emergency resulting from a physical
injury that causes excessive pressure to build up within a muscle compartment, leading to ischemia,
which if prolonged becomes irreversible. Direct measurement of compartment pressure remains crucial.
A 100% accurate diagnosis for this pathology has not been established, and therefore near-infrared
spectroscopy and ultrasound methods such as strain elastography and pulsed phase-locked loop are
studied. Most cases diagnosed with this syndrome occur in the extremities, which are subjected to the
fasciotomy procedure, a method performed to decompress the affected limb, normalize
intercompartmental pressure, and reduce neuromuscular dysfunction.
Keywords: compartment syndrome, diagnosis, elastography, ultrasound
Artículo recibido 15 julio 2024
Aceptado para publicación: 20 agosto 2024
pág. 5439
INTRODUCCIÓN
El ndrome compartimental es una entidad clínica resultante de una lesión física que conlleva a
manifestaciones clínicas severas sino tiene un diagnóstico oportuno; considerada como una emergencia
quirúrgica ortopédica (Acuña, Orozco, & Chacón, 2022; Arroyo, Solano, & Rojas, 2018). Se presenta
con mayor frecuencia en jóvenes del sexo masculino y tiene una incidencia anual de 3.1 por cada
100.000 personas (Pablo-Márquez et al., 2014).
Este síndrome cursa con manifestaciones clínicas que se presentan de 4 a 6 horas después de las lesiones
denominadas las seis P, por sus siglas en ingles los cuales son: parestesias, dolor, presión, palidez,
parálisis, ausencia de pulso (Falcón et al., 2009).
El síndrome se presenta cuando existe un aumento de presión excesiva dentro de un compartimento
muscular lo que disminuye la adecuada perfusión capilar a los músculos, nervios y tejidos blandos,
comprometiendo la viabilidad y llegando a dañar las estructuras provocando un estado de isquemia el
cual si es prolongado se convierte en irreversible (Olán et al., 2023).
A pesar de que se puede presentar en cualquier región de cuerpo la mitad de los casos reportados se da
en las extremidades, asociadas a fracturas (Pablo-Márquez et al., 2014). Las extremidades sufren el
proceso de la fasciotomía, un método que se lleva acabo para descomprimir el miembro afectado,
normalizar la presión intercompartimental y reducir la disfunción neuromuscular (Jägera & Zeichena,
2012).
No está establecido un diagnóstico cien por ciento certero para esta patología por lo que se presentan
varios métodos diagnósticos sin embargo debido a la existencia ya de una lesión instaurada se prefiere
los diagnósticos no invasivos (Arroyo, Solano, & Rojas, 2018). Por lo que es un reto para el equipo de
salud realizar este diagnóstico antes de que exista lesión muscular o nerviosa irreversible (Falcón et al.,
2009).
Debido a esto se realiza esta investigación que tiene como objetivo el reconocimiento de los métodos
diagnósticos no invasivos para el diagnóstico precoz del síndrome compartimental.
METODOLOGÍA
Se realizó búsqueda en Pubmed, Web Of Science, Cochrane con los términos indexados en español:
“técnicas”, “estrategias”, “diagnóstico”, no invasivo y síndrome compartimental”, junto a sus
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términos indexados en inglés: “techniques”, “strategies”, “diagnosis”, noninvasivey compartment
syndrome”. Se seleccionan los artículos relacionados a los enfoques diagnósticos no invasivos en el
síndrome compartimental.
RESULTADOS
Actualmente, el diagnóstico del síndrome compartimental se basa principalmente en los ntomas
clínicos, lo que requiere la cooperación del paciente. El único método objetivo disponible para la
detección del síndrome compartimental es la medición directa de la presión intracraneal. Sin embargo,
los médicos suelen recurrir a esta medición solo cuando los síntomas son ambiguos o como una prueba
complementaria para confirmar el diagnóstico (Ulmer, 2002). Un método de medición cuantificable y
objetivo para detectar las etapas iniciales de la enfermedad sería especialmente útil en el diagnóstico de
pacientes en estado de shock, inconscientes, ancianos o demasiado jóvenes para comunicarse (Schmidt,
2017).
Signos clínicos del sindrome compartimental
El ndrome compartimental se manifiesta clínicamente a través de varios síntomas. Clásicamente, se
considera que las “cinco P” (dolor, palidez, ausencia de pulso, parálisis y parestesia) son los indicadores
iniciales de esta condición (Donaldson, Haddad, & Khan, 2014). La hinchazón y la tensión palpable
sobre un compartimento muscular son los primeros signos de un síndrome compartimental y reflejan
un aumento de la presión dentro del compartimento. Sin embargo, estos signos son solo indicaciones
generales del incremento de la presión intramuscular y deben complementarse con la búsqueda de otros
hallazgos físicos (Mubarak et al. , 1978).
El dolor, a menudo descrito como ardiente y profundo, se intensifica con el estiramiento pasivo de los
músculos del compartimento. La falta de pulso y la parálisis son poco comunes, ocurriendo solo después
de una lesión arterial o tras un periodo prolongado de tiempo (Whitesides & Heckman, 1996). Los
signos sicos suelen ser escasos, pero puede haber una sensación firme y dura al palpar profundamente.
En las etapas iniciales, puede observarse una disminución de la discriminación de dos puntos o una
reducción en la sensación de vibración. Si se presenta un déficit sensorial significativo, el síndrome ya
está en una fase avanzada (Donaldson, Haddad, & Khan, 2014).
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Así, al combinar la palpación con la búsqueda de varios de estos signos clínicos, se puede lograr una
alta especificidad pero una baja sensibilidad en el diagnóstico. Además, la cooperación del paciente es
esencial para establecer el diagnóstico. El dolor puede aliviarse mediante el bloqueo de los nervios
periféricos, lo cual se utiliza en casos de traumatismos ortopédicos, pero también puede enmascarar la
presencia del síndrome compartimental (Tran et al., 2020).
Medición cuantitativa de la dureza del tejido
Cuando se produce un síndrome compartimental, los tejidos del compartimento afectado se expanden
y la presión intramuscular (IMP) aumenta. Este incremento de presión también afecta a otros tejidos de
la extremidad, reflejándose en la dureza general de los tejidos (Steinberg B. , 2005). El método de
medición de la dureza superficial de las extremidades utiliza el análisis de la curva de indentación, la
cual se genera cuando el dispositivo de medición presiona sobre la extremidad. Esta curva indica la
profundidad de la indentación en relación con la fuerza ejercida por el dispositivo (Dickson et al., 2003).
En 1994, Steinberg y Gelberman construyeron un dispositivo diseñado para medir la dureza del tejido
de las extremidades como un medio para derivar la IMP (Steinberg y Gelberman, 1994). El dispositivo
fue probado inicialmente en tres perros y luego en seis pacientes con síndrome compartimental
confirmado. El coeficiente de correlación con la medición de IMP en estos casos varió entre 0,87 y 0,99
(Steinberg & Gelberman, 1994) . Posteriormente, el dispositivo fue probado en 75 pacientes con
sospecha de síndrome compartimental. Los resultados mostraron una especificidad del 82% en la
detección del síndrome compartimental, en comparación con el 96% del método invasivo de medición
de IMP. Por lo tanto, el estudio no respaldó el uso del dispositivo basado en la dureza del tejido para el
diagnóstico del síndrome compartimental (Dickson et al., 2003).
En 2004, se desarrolló una segunda versión patentada del dispositivo. Las pruebas de esta versión se
realizaron en 71 compartimentos de las extremidades de 18 pacientes sanos, utilizando el inflado del
manguito para simular el aumento de presión (Steinberg, 2005). Los resultados de la medición se
compararon con los obtenidos por el monitor de presión Stryker, logrando un coeficiente de correlación
de 0,84 y mostrando una fuerte dependencia lineal de la dureza del tejido con la IMP (Taylor, Sullivan,
& Mehta, 2012). Los factores que más influyeron en los resultados de la medición fueron el género y
la cantidad de grasa subcutánea en las extremidades. En 2011, el dispositivo se probó ampliamente en
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205 compartimentos de las extremidades y los resultados se compararon con las mediciones de IMP,
obteniendo un coeficiente de correlación de 0,78 (Steinberg, 2005).
Otro grupo de investigación desarrolló un dispositivo para medir la dureza del tejido y lo probó en los
antebrazos de 189 niños y 20 pacientes adultos. Los resultados mostraron una relación no lineal entre
la IMP y la dureza del tejido. Los factores que más influyeron en la medición fueron la edad del niño,
el lugar de la medición en la extremidad, el brazo dominante y la contracción activa de los músculos
durante la medición (Joseph et al., 2006). Un dispositivo experimental basado en el mismo principio se
probó en cinco pacientes, mostrando un coeficiente de correlación de 0,88 con las mediciones de IMP
(Meyer et al., 2002).
La mayoría de los estudios han demostrado una correlación entre la dureza del tejido y la IMP. Aunque
las mediciones con este método no son continuas, debido a su naturaleza no invasiva, pueden repetirse
con frecuencia. Los factores que pueden sesgar los resultados incluyen la cantidad de grasa subcutánea,
la edad y el sexo del paciente. Sin embargo, no se han publicado estudios adicionales que utilicen este
método desde 2011.
Espectroscopia de Infrarrojo Cercano
La espectroscopia de infrarrojo cercano (NIRS) es un método que utiliza radiación electromagnética en
longitudes de onda del infrarrojo cercano para determinar el estado de oxigenación de la hemoglobina.
Este método ha sido ampliamente estudiado en los últimos años para monitorear la oxigenación del
cerebro y los músculos (Barstow, 2019). La oxigenación tisular disminuye con la reducción del flujo
sanguíneo, que es menor en el síndrome compartimental debido a una presión de perfusión capilar
(CPP) más baja (Shuler et al., 2011). NIRS permite una medición simple, no invasiva y continua, aunque
tiene la desventaja de que la radiación solo penetra unos centímetros debajo de la piel, por lo que no
alcanza, por ejemplo, el compartimento posterior profundo de la pierna (Scheeren, Schober, &
Schwarte, 2012).
Los factores que reducen la precisión del método incluyen la reducción global de la oxigenación tisular
y la variabilidad en el tamaño y la anatomía de las extremidades. Además, la medición puede verse
influenciada por la concentración de otras sustancias que absorben o reflejan la radiación infrarroja
cercana, como el pigmento de la piel. También puede verse afectada por la formación de hematomas
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cerca del sitio de medición (Scheeren, Schober, & Schwarte, 2012). Para minimizar errores, es
aconsejable usar una medición de control en el compartimento contralateral, evitando así los errores
derivados de una falta global de oxígeno o de una mayor pigmentación de la piel. Tras una lesión en la
extremidad, se desarrolla hiperemia en el sitio de la lesión, lo que incrementa los valores de saturación
de oxígeno (Shuler et al., 2011).
Cuando se desarrolla el síndrome compartimental, la saturación tisular regional (StO2) disminuye. Por
lo tanto, es crucial monitorear continuamente los cambios en StO2 a lo largo del tiempo (Shuler et al.,
2011). Aunque las lesiones bilaterales son comunes, no es adecuado utilizar compartimentos en las
extremidades superiores para mediciones de control en lesiones de las extremidades inferiores. El lugar
más apropiado para la medición de control es el compartimento contralateral (Jackson et al., 2013).
Los primeros estudios que evaluaron la idoneidad de NIRS para la detección del síndrome
compartimental se publicaron a principios del milenio. Garr et al. probaron la correlación de los
resultados de NIRS con las mediciones de IMP y los signos clínicos en un modelo animal (Garr,
Gentilello et al., 1999). Utilizaron un globo de catéter inflado en las extremidades traseras de cerdos
domésticos, encontrando una fuerte correlación inversa entre la concentración de oxihemoglobina en el
tejido y la IMP medida (r = -0,78). Budsberg et al. utilizaron un método similar en un modelo animal,
confirmando una relación inversa entre la IMP y el valor de oxigenación. Este estudio también mostró
que el aumento de IMP incrementa la hinchazón del tejido y reduce la CPP en el compartimento.
NIRS también se probó en pacientes con diagnóstico clínico confirmado de síndrome compartimental.
Los compartimentos afectados mostraron StO2 de 56 ± 27% e IMP de 64 ± 17 mm Hg antes de la
fasciotomía. Después de la fasciotomía, los valores de IMP volvieron a la normalidad y StO2 aumentó
a 82 ± 16%. Las mediciones en el deltoides de los mismos pacientes mostraron una oxigenación tisular
media del 83%-87% durante toda la medición. Las pantorrillas y los deltoides de los pacientes del grupo
de control estuvieron en el mismo rango de valores de StO2 (Giannotti et al., 2000).
El problema de obtener datos clínicamente útiles en mediciones continuas también fue reportado por
Shuler et al. en un ensayo clínico para validar NIRS como método de detección del síndrome
compartimental. En este estudio, NIRS se utilizó en los cuatro compartimentos de ambas extremidades
inferiores de 86 pacientes con una lesión en una extremidad. Los valores promedio de oxigenación de
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las extremidades no lesionadas oscilaron entre el 69% y el 72%, mientras que en las extremidades
lesionadas, la oxigenación fue en promedio un 3% más alta. Las siete extremidades con síndrome
compartimental confirmado tenían una oxigenación al menos un 3% más baja en al menos un
compartimento en comparación con los compartimentos no lesionados. Los autores concluyeron que
NIRS puede ser una herramienta diagnóstica adecuada para el síndrome compartimental, pero requiere
mayor validación y confiabilidad en la adquisición de datos (Shuler et al., 2018).
Actualmente, se están realizando más ensayos clínicos y la detección del síndrome compartimental
mediante NIRS es el método más estudiado hasta la fecha (Walters et al., 2019).
Ultrasonido
La ecografía diagnóstica es un método de obtención de imágenes muy utilizado. Las imágenes del
compartimento muscular no revelan información sobre el desarrollo del síndrome compartimental
(ECS). Sin embargo, la ecografía clásica en modo B del compartimento muscular se ha utilizado para
medir el ángulo tibiofascial, es decir, el ángulo entre la corteza anterolateral de la tibia y el
compartimento anterior de la extremidad inferior (Mühlbacher et al., 2019). Según los autores, el ángulo
medido debería aumentar durante la expansión y el aumento de presión en el compartimento anterior.
Esta hipótesis se puso a prueba en 40 extremidades de cadáveres con ECS simulado. El estudio confirmó
que el ángulo tibiofascial aumentó de 61° (±12,0°) a 10 mmHg a 81° (±11,1°) a 100 mmHg. Sin
embargo, esta medición solo es aplicable al compartimento anterior de la extremidad inferior y no se
ha verificado en sujetos vivos (Mühlbacher et al., 2019).
La obtención de imágenes de un compartimento con riesgo de desarrollar ECS puede revelar hematomas
que podrían causar ECS. Los hematomas no son un requisito previo para el ECS, pero en casos
específicos, una ecografía puede ayudar a realizar el diagnóstico, como se muestra en dos estudios de
casos recientes (Eicken & Morrow, 2019) (Long, Ahn, & Kim, 2021).
Existen tres métodos que utilizan ultrasonidos y pueden proporcionar más información sobre la dureza
de los tejidos en el compartimento o el propio IMP. El primero es un bucle de bloqueo de fase pulsado
(PPLL). Este método aprovecha el hecho de que la onda de pulso periférica crea oscilaciones de la
fascia compartimental. La amplitud de estas oscilaciones se ve afectada por el IMP en el compartimento
(Lynch et al., 2009). Los otros dos métodos son la elastografía por ondas de corte (SWE) y la
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elastografía por deformación (SE). Los métodos elastográficos intentan medir y cuantificar la dureza
de los tejidos con la ayuda de ondas ultrasónicas (Kim et al., 2018).
Bucle de Bloqueo de Fase Pulsado (PPLL)
El método PPLL utiliza una sonda de ultrasonidos equipada con un detector de fase preciso que permite
comparar el cambio de fase de las ondas reflejadas con la fase de las ondas transmitidas. El cambio de
fase se produce por ligeros cambios en la frecuencia de la onda reflejada causados por el movimiento
de la fascia hacia o desde la sonda (Lee et al., 2013) . Usando el método PPLL, es posible monitorear
pequeños cambios en la posición del tejido objetivo del orden de micrómetros. El monitoreo de los
movimientos de la fascia compartimental durante las pulsaciones arteriales se utiliza para la medición
indirecta de IMP. Se supone que a mayor IMP, aumenta la amplitud de los desplazamientos de la fascia
debido a las pulsaciones arteriales. En el síndrome compartimental de la pierna o el antebrazo, se utiliza
el monitoreo de la membrana interósea (Madeja et al., 2022).
Un estudio en un modelo animal monitoreó IMP en cerdos sedados con compartimentos contralaterales
como grupo de control. Se monitoreó la amplitud de los desplazamientos de la fascia y, para cada
aumento de presión, se calculó la CPP. El análisis posterior de los resultados mostró que para valores
de CPP de 80 a −40 mmHg, el cambio en la amplitud de desplazamiento difiere significativamente entre
los compartimentos probados en comparación con los controles. El desplazamiento fascial en los
compartimentos monitoreados en cada cambio en CPP fue significativamente mayor que en los
compartimentos de control (−20–40 mmHg). La sensibilidad del método se determinó en 0,74 y la
especificidad en 0,75. Los resultados proporcionan evidencia de la corrección de la hipótesis de que los
compartimentos con CPP baja se caracterizan por una mayor amplitud de desplazamientos de la fascia
durante las pulsaciones arteriales. Con el aumento de la hinchazón y la dureza muscular, la transferencia
de presión de las pulsaciones arteriales a la fascia muscular debería cambiar teóricamente y, por lo tanto,
la amplitud de su desplazamiento debería aumentar (Garabekyan et al., 2009).
Un estudio de Lee et al. (2013) comparó los métodos PPLL y NIRS junto con la medición de IMP con
un catéter de hendidura. Se probaron quince voluntarios sanos en los que se aumentó artificialmente la
IMP utilizando una cámara de presión. Se recogieron valores NIRS para cada valor de presión
establecido por la cámara después de terminar la medición de PPLL. Los resultados mostraron una
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correlación estadísticamente significativa entre IMP y amplitud de desplazamiento en PPLL y entre
IMP y oxigenación tisular medida por NIRS. El valor de corte para la presencia de síndrome
compartimental se tomó como 30 mmHg de IMP. Según estos criterios, la sensibilidad y especificidad
para PPLL fueron 0,75 y para NIRS ambos valores fueron 0,65. Por lo tanto, según este estudio, el
método de ultrasonido PPLL parece ser mejor para la detección de ECS (Lee et al., 2013). Según
Wiemann et al. (2006), PPLL puede detectar aumentos en IMP y, por lo tanto, se ofrece como un método
adecuado para el diagnóstico de ECS (Wiemann et al., 2006).
Elastografía de Deformación
La segunda categoría de métodos de ECS que utilizan ultrasonidos es la elastografía de deformación,
que utiliza la compresión manual de los tejidos con una sonda de ultrasonidos mientras se controla la
presión de la sonda que actúa sobre la piel (Rominger, Lukosch, & Bachmann, 2004). De esta manera,
es posible medir el elastograma cualitativo del tejido examinado, donde es posible discriminar entre
tejidos blandos y duros, porque los tejidos más duros muestran un menor grado de deformación cuando
el área es comprimida por la sonda. En cierto modo, la medición es como la medición de la dureza del
tejido mencionada anteriormente, pero con la ventaja de medir las dimensiones del compartimento que
se ven afectadas por la fuerza de compresión de la sonda. El accesorio del sensor de presión en la sonda
está lleno de agua para minimizar el efecto en la configuración de la medición (Sadeghi et al., 2019).
Sellei R. et al. (2015) utilizaron este método en varios estudios. En el estudio piloto, utilizaron un
modelo ECS (un recipiente lleno de agua) y en el segundo estudio, se centraron en extremidades de
cadáveres humanos. Estos estudios compararon la profundidad del compartimento sin presión de sonda
con la profundidad a una presión de sonda de 100 mm Hg. Se calculó la diferencia de profundidad
creada al comprimir el compartimento. En ambos estudios, este procedimiento se utilizó para diferentes
valores de IMP inducido artificialmente de 0 a 80 mm Hg. Ambos estudios mostraron una fuerte
dependencia de la diferencia de profundidad medida en IMP. Los resultados mostraron una buena
repetibilidad de las mediciones. Sin embargo, no se pueden esperar los mismos resultados al aplicar el
método a pacientes vivos, porque las propiedades anisotrópicas de los músculos humanos
probablemente sesguen la medición. El ECS no se puede modelar con precisión ni siquiera en
extremidades de cadáveres (Sellei et al., 2015).
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Un estudio de caso que incluyó a seis sujetos mostró resultados prometedores para detectar ECS al
comparar la elasticidad relativa del compartimento del músculo tibial anterior con el compartimento
contralateral en la extremidad no lesionada (Sellei et al., 2015). La elasticidad relativa del
compartimento de menos del 10,5% tuvo una sensibilidad del 95,8% y una especificidad del 87,5% para
diagnosticar ECS. Los autores estudiaron más a fondo este método y su repetibilidad inter e
intraobservador en un modelo in vitro. Aunque la repetibilidad de las mediciones fue alta, el proceso de
medición podría automatizarse para aumentar tanto la repetibilidad como la simplicidad de uso del
método (Sellei et al., 2015).
Marmor et al. (2019) utilizaron la elastografía de deformación para analizar el compartimento anterior
en 6 piernas de cadáveres humanos utilizando el modelo de infusión salina ECS. Los valores medidos
de la profundidad del compartimento y los valores de la presión aplicada necesaria para cambiar esta
profundidad se compararon con los valores de IMP medidos de forma invasiva con un monitor de
presión Stryker. Los resultados del estudio muestran una alta correlación de los parámetros medidos
con los valores de IMP. Según los autores, se puede lograr una correlación más alta al comparar un
compartimento lesionado con el compartimento contralateral de control. En este estudio, los autores
introdujeron el marcador CFFP (Compartment Fascia Flattening Pressure), es decir, la presión que la
sonda debe ejercer sobre la extremidad para que la fascia del compartimento cambie de forma de
convexa a completamente plana (Marmor et al., 2021).
Este coeficiente se utilizó luego en otro estudio, donde se verificó el valor diagnóstico de este
coeficiente en 10 pacientes con lesiones en las extremidades inferiores sin signos de ECS y 3 pacientes
con un diagnóstico clínico de ECS. La CFFP media para el grupo de pacientes sin ECS fue de 8 mmHg,
mientras que, para los pacientes con un diagnóstico confirmado, el valor de este coeficiente fue de
alrededor de 117 mmHg (Herring, Donohoe, & Marmor, 2019). Bloch et al. (2018) en su estudio
probaron la elastografía de deformación en un modelo animal de ECS utilizando 8 cerdos domésticos
infundidos con solución salina en el compartimento tibial anterior. El parámetro medido fue la relación
de elasticidad que se define como la relación entre la profundidad del compartimento con la presión
externa aplicada de la sonda y la profundidad del compartimento sin compresión. Se eligió una IMP
mayor o igual a 30 mmHg como criterio para la aparición de ECS. A esta presión, la relación medida
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de elasticidad del compartimento alcanzó el 87,1% con valores de sensibilidad del 94,4% y
especificidad del 88,9%.
Los resultados de los estudios disponibles sobre elastografía de deformación confirman que este método
podría ser una alternativa no invasiva adecuada para la detección de ECS. En comparación con la
medición cuantitativa de la dureza del tejido, este método tiene la ventaja de poder ver todo el
compartimento e ignorar obstáculos en forma de grasa subcutánea o hematomas. Este método también
se puede utilizar para monitorear el desarrollo de ECS incluso en el compartimento posterior profundo
(Ohta et al., 2021). La ventaja de este método es el uso de dispositivos disponibles comercialmente, es
decir, la sonda lineal de ultrasonidos clásica en modo B y un sensor de presión. Sin embargo, a pesar
de los buenos resultados, la precisión y la confiabilidad del método no se pueden determinar debido al
pequeño tamaño de la muestra y la aplicación en un modelo (Shaaban-Ali, Momeni, & Denault, 2021).
DISCUSIÓN
El diagnóstico del ndrome compartimental sigue siendo un desafío considerable debido a la falta de
métodos objetivamente cuantificables para la detección temprana. Actualmente, la evaluación se basa
en gran medida en síntomas clínicos, que requieren la cooperación del paciente y son menos efectivos
en situaciones donde el paciente está inconsciente, en estado de shock, o no puede comunicarse
adecuadamente (Ulmer, 2002; Schmidt, 2017). La medición directa de la presión intracraneal (IMP) es
el único método objetivo disponible, pero su uso se limita a casos con síntomas ambiguos o como
complemento a otras pruebas. Por lo tanto, existe una necesidad urgente de métodos de diagnóstico más
precisos y accesibles para detectar el síndrome compartimental en sus etapas iniciales (Donaldson,
Haddad, & Khan, 2014; Tran et al., 2020).
Los signos clínicos tradicionales del síndrome compartimental incluyen las “cinco P” (dolor, palidez,
ausencia de pulso, parálisis y parestesia), que suelen ser indicadores generales del incremento de presión
intramuscular. Sin embargo, estos signos pueden ser insuficientes o poco específicos, especialmente en
fases tempranas de la enfermedad (Donaldson, Haddad, & Khan, 2014; Tran et al., 2020). La
combinación de palpación con la identificación de estos signos puede ofrecer una alta especificidad,
pero la sensibilidad es baja y depende en gran medida de la cooperación del paciente. Además, el uso
de bloqueos nerviosos para aliviar el dolor en casos de traumatismos ortopédicos puede enmascarar la
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presencia del síndrome compartimental, complicando aún más el diagnóstico (Whitesides & Heckman,
1996).
Una alternativa prometedora es la medición cuantitativa de la dureza del tejido, la cual está relacionada
con el aumento de la IMP en el síndrome compartimental. Aunque dispositivos desarrollados para medir
la dureza del tejido han mostrado correlaciones significativas con IMP, su uso ha sido limitado
(Steinberg, 2005). Los primeros dispositivos mostraron coeficientes de correlación elevados, pero la
especificidad fue menor en comparación con la medición directa de IMP. A pesar de las mejoras en
versiones posteriores de estos dispositivos, como la segunda versión patentada, los resultados siguen
mostrando limitaciones en la sensibilidad y especificidad, lo que plantea dudas sobre su aplicación
generalizada en la práctica clínica (Steinberg & Gelberman, 1994; Joseph et al., 2006).
Por otro lado, la espectroscopia de infrarrojo cercano (NIRS) ha emergido como una herramienta no
invasiva para monitorear la oxigenación tisular y, por ende, detectar el síndrome compartimental
(Giannotti et al., 2000). La disminución de la saturación de oxígeno tisular (StO2) en presencia de una
IMP elevada refleja una relación inversa que podría indicar la presencia del síndrome (Shuler et al.,
2018). Aunque NIRS permite mediciones continuas y no invasivas, su precisión se ve afectada por
factores como la variabilidad en el tamaño y la anatomía de las extremidades, así como la presencia de
pigmento en la piel y hematomas. La necesidad de controlar estos factores es crucial para evitar errores
en la interpretación de los datos (Walters et al., 2019).
La ecografía, aunque útil para detectar hematomas que podrían causar ndrome compartimental, no
proporciona información directa sobre el desarrollo de la enfermedad (Mühlbacher et al., 2019).
Métodos como el bucle de bloqueo de fase pulsado (PPLL) y la elastografía por ondas de corte (SWE)
han sido evaluados para medir la dureza del tejido y la IMP (Madeja et al., 2022). El método PPLL
muestra una correlación significativa entre el desplazamiento de la fascia y la IMP, aunque con una
sensibilidad y especificidad moderadas (Rominger, Lukosch, & Bachmann, 2004). Por su parte, la
elastografía de deformación ha mostrado ser una herramienta prometedora, con buenos resultados en
estudios de cadáveres y modelos animales, aunque su aplicabilidad y precisión en pacientes vivos aún
requieren validación adicional (Sellei et al., 2015; Sadeghi et al., 2019).
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CONCLUSIONES
Aunque los métodos actuales para el diagnóstico del síndrome compartimental presentan limitaciones,
la evolución hacia técnicas más objetivas y menos invasivas ofrece esperanzas para una mejora en la
detección temprana. La medición directa de la presión compartimental sigue siendo crucial, pero la
espectroscopia de infrarrojo cercano (NIRS) y los métodos de ultrasonido, como la elastografía por
deformación y el bucle de bloqueo de fase pulsado (PPLL), muestran potencial para complementar o,
en algunos casos, reemplazar los enfoques tradicionales. Estos métodos emergentes, al ofrecer datos
sobre la rigidez del tejido y la oxigenación tisular, podrían superar las limitaciones de la dependencia
de los síntomas clínicos y la cooperación del paciente. Sin embargo, la variabilidad en los resultados y
las limitaciones técnicas de cada método destacan la necesidad de estudios adicionales y la validación
en poblaciones más amplias para asegurar su eficacia y fiabilidad en la práctica clínica diaria.
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