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referentes conceptuales sobre el modelo de competencias que se proponen, se llevó a cabo una revisión
exhaustiva de diversas fuentes, como el Ministerio de Educación de Colombia (1996, 2005, 2006, 2007a,
2007b, 2008, 2009, 2016, 2017, 2021), Ministerio de Educación de Perú (2012), Ministerio de
Educación de Guatemala (2011) y la Agencia Europea para el Desarrollo de la Educación del Alumnado
con Necesidades Educativas Especiales (2011), así como, autores especializados en educación inclusiva
(Ainscow, 2001; Sánchez y Carrión; 2001; Viveros, 2002; Shank, 2006; Morales, 2007; Pujolás, 2009;
Infante, 2010; Pérez, 2010; Castillo et al., 2012; Fernández; 2013; Farías, 2016; Martínez et al., 2016;
Coronel y Lozano, 2019; Cóndor y Remache, 2019; Fernández; 2019; Reis et al., 2019; Sánchez-
Buitrago y Ferreira-Ojeda, 2019; Villarreal-Villa et al., 2019; Ramírez-Díaz, 2020; Moreira-Moreira et
al., 2021). Ante la carencia de información directa el marco teórico propuesto es innovador al establecer
definiciones, conceptos e indicadores de desempeño.
El camino hacia las competencias docentes: del conocimiento general al arte de enseñar
Conceptualizar las competencias es un ejercicio que alberga gran complejidad debido a la diversidad de
autores y concepciones que han escrito al respecto. Según Farías (2016), las competencias constituyen
un elemento subyacente del individuo relacionado causalmente con un rendimiento efectivo o superior
en determinada situación o labor, fundamentado en términos de criterio. Por su parte, para Coronel y
Lozano (2019) y Ramírez-Díaz (2020) son una dimensión de la conducta humana, abierta y manifiesta
que permite al individuo rendir de manera efectiva en la realización de actividades con estándares
establecidos.
Así mismo, Reis et al. (2019) las describe como un conjunto de conductas, disposiciones, habilidades y
conocimientos que posee un individuo para llevar a cabo acciones o actividades de manera exitosa; y
Ansorena (1996) las describe como habilidades o atributos de la conducta de un individuo que pueden
valorarse como características para clasificar un comportamiento orientado a determinada labor.
Moreira-Moreira et al. (2021) las definen como un saber hacer complejo, producto de la integración,
aplicación y adecuación de capacidades y habilidades cognitivas, afectivas, psicomotoras y sociales, así
como de conocimientos utilizados eficazmente en situaciones comunes.
Comellas (2002) relaciona acciones, conocimientos y actitudes en su definición de competencia,
considerándola como la habilidad para llevar a cabo una tarea compleja que implica conocimiento,