pág. 6415
Con respecto a las afectaciones negativas en sus áreas de desarrollo y con relación a su rendimiento, en
la pregunta “¿En cuál de las siguientes áreas consideras que hubo una afectación negativa después del
proceso de divorcio?” El 45.2% respondió que no le afectó el divorcio en ningún área de las descritas
en la encuesta (escuela, apetito, interés en actividades que antes le gustaban, energía apagada, ninguno.),
lo que es importante ya que a pesar de los resultados previos con relación a factores emocionales, no
deterioró en un porcentaje considerable su desempeño, a excepción de un 24.2% de la población que
redujo su energía, un 9.7% en la escuela, del 8.1% que influyó el divorcio en el cambio de hábitos
higiénico dietéticos, de un 6.1% de cambio en actividades que antes le gustaban, lo que en psicología
se considera anhedonia.
Sin embargo y bajo un análisis cualitativo, considerando las respuestas de los participantes quienes han
pasado un proceso de divorcio, se presentó en la encuesta la pregunta “¿Qué crees que piensen tus
padres de ti?”, la mayoría respondió que sus padres se sienten orgullosos de ellos y que confían en ellos.
La última pregunta por analizar fue “¿Cómo te sientes en la casa de la persona con la que vives?”,
ubicando en un 72.6% cómodo, un 16.1% acompañado, un 11.3% incómodo, por lo que, en la entrevista
profunda, aunque sea un porcentaje menor, se requiere indagar a los participantes los factores por los
cuales han respondido que se sienten incómodos y conocer el porqué.
CONCLUSIONES
La investigación realizada sobre los efectos emocionales y psicológicos del divorcio en jóvenes de 18
a 24 años ha revelado hallazgos significativos. A pesar de que un número considerable de jóvenes no
reportó impactos negativos en áreas clave de su vida, los datos mostraron que el 24.2% experimentó
una reducción de energía y el 9.7% vio afectado su rendimiento escolar. Estos resultados subrayan la
importancia de las intervenciones tempranas y el apoyo psicológico durante y después del proceso de
divorcio.
La falta de acceso a servicios psicológicos y redes de apoyo fue una constante entre los participantes,
lo que sugiere la necesidad de reforzar estos aspectos para mejorar el bienestar emocional y psicológico
de los jóvenes afectados. Además, el desconocimiento de sus propias emociones, manifestado por el
32.3% de los encuestados, destaca la necesidad de programas educativos que promuevan el
autoconocimiento y la gestión emocional.